Melody of Love
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 Hasta mi Final (Shaka & Aioria)

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goddesniquel
Moira Laquesis - Hiperion
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MensajeTema: Hasta mi Final (Shaka & Aioria)   Hasta mi Final (Shaka &  Aioria) I_icon_minitimeSáb Ago 29, 2009 8:35 pm

Hasta mi final

Capítulo Único
El secreto de la casa de Virgo.


Tu lugar es a mi lado,
Hasta que lo quiera Dios,


El suave sonido del afluente de un afluente tranquilo de brillantes aguas cristalinas cubierto de infinidad de lotos que surgen de manera mágica brillando bajo la influencia de Surya, el dios de cabellos de oro que gobierna el día, la noche y su preludio, en las suaves manos de la diosa Ganga, jugaban con mis pies desnudos acariciándolos, emanando la exquisita paz del estado en solo los dioses podemos ver, el así llamado nirvana.

-Brahman…Brahman…Brahman… la suave voz de una niña rompe el silencio invocando mi nombre más antiguo, el que me identificaba plenamente como la reencarnación sagrada del oriente. Volví mi vista hacia el lugar donde la melodiosa voz brotaba, perdiendo mi mirada en ese sitio, donde sentí la enigmática presencia.

Una pequeña niña de cabellos de oro y mirada tranquila corría hacia mi llamándome con el nombre que no he querido recordar, mi más antigua denominación, el que he ocultado en mi corazón por servir a una diosa extranjera, aquella dulce criatura pronto se acerca a mi rodeándome saltando suavemente abrazada a mi y sonriendo, tras de ella otro hermoso niño de largos cabellos dorados, de mirada tranquila y poderosa con su tercer ojo detallado en su frente uno de mis pequeños Rudra Shivá le nombré sin dudar, Maha Kali, sonreí al tomar a la pequeña entre mis brazos, y ella me miro lentamente con calma, para luego colocar sus manitas frías como dos glaciales en mi rostro, besando mi tilak la fuente de mi sabiduría, el signo de mi linaje para luego juntar su pequeña frente en la mía. Negando suavemente, con sus ojos cerrados.

"Tú eres Brahman, sin comienzo, supremo: más allá de lo que es y más allá de lo que no es". "Incomprensible eres aquella Alma Suprema, ilimitada, no nacida, que no puede racionalizarse e impensable, eres nuestro padre, el comienzo de nuestra estirpe y su final”.

Al oír sus palabras, observo como Shiva, baja su mirada, apretando sus pequeñas manos haciendo un gesto que solo he reconocido en una persona a la que es muy importante en mi vida actual, lo que me deja anonado, casi de inmediato ruedo mirada con mis ojos entrecerrados a la pequeña en mis brazos que se envuelve en su poder, cubierta en un loto de ocho pétalos empezando a sollozar asustada, la trate de ayudar abriendo el loto con mis manos, apresurándome a rasgarlos, sintiendo como ella se duerme mutando floreciendo de él como una joven guerrera de mira inmisericorde, se lanza sobre mí, aprisionándome sobre las aguas del Ganga que se vuelven turbias y rojizas, así como los lotos se empezaban a consumirse a mi alrededor viendo como irremediablemente Shiva, cae herido de muerte ante mis ojos, y no puedo evitar un gemido de dolor.

Mi grito de angustia es acallado por un beso, al momento que mis ojos se dilatan comprendiendo de quién se trataba, mi mente gime con fuerza el nombre de diosa, de la destrucción reencarnada, de Maha Kala:- el beso de la muerte- el último susurro de mi espíritu, momento en que mi ser inmortal es acallado, y escuchó lejano el grito unísono de tres voces conocidas, pero no identificadas. Qué hacen eco en mis oídos…


Aquel grito desesperado transcendió su mente y se anido en sus labios que rasgaron el silencio de la noche con el nombre de su visión, despertándose al instante sobresaltado con su corazón en un desembocado latir, con su pecho en un agitado movimiento que hace denotar lo convulsivo de su respiración, con su etéreo cuerpo perlado finas capaz de sudor, cerro nuevamente sus ojos queriendo acallar el correr desenfrenado de su torrente sanguíneo que golpeaba contra sus tímpanos ensordeciéndole.

-Kala, el tiempo de mi muerte ha llegado- susurró suavemente, para luego parpadear varias veces, mientras llevaba su mano a su pecho, sintiendo el brazo que le rodea, dándose cuenta que había despertando completamente de su visión, sintiendo el latido tranquilo de su amado, contrario al tamborileo descontrolado de su corazón girando el rostro para admirarlo, perdiendo su mirada en ese rostro tranquilo que dormía placenteramente a su lado, rendido después de poseer su cuerpo, pensó en él en ese instante y su corazón se sobrecogió en su pecho, dejando que unas frías lágrimas descendieran por su rostro, perdiéndose en la almohada, alzó su vista un poco por encima de la cabellera rebelde y desordenada de Aioria, justo al gran ventanal de la habitación que tenía vista con dirección a la bahía, que desde ese sitio se veía calma, tan hermosa como las noches anteriores, un suspiro le hizo nuevamente desviar su mirada, aspirando el aroma que emanaba de ese hermoso cuerpo esculpido por los dioses griegos, que le daba refugio, apego su frente a la de él.

Con su mente le hablo suavemente: -Mi amor. ¿Que será de nosotros? ¿Cómo decirte, que debo morir? ¿Cómo explicarte para me entiendas?- no pudo retener sus lágrimas -En tus brazos salí de ese loto que era Nirvana el lugar donde todos los sentimientos tanto de felicidad y tristeza son acallados, y me siento un niño pequeño que no puede vivir sin tu amor, pero podré cumplir la misión que se me ha encomendado, como decirte que no podré estar más a tu lado, que mi destrucción ha sido anunciada, por mi estirpe.-

-Aioria- le convoco con su voz cristalina como cuando se le acercaba para besar sus labios antes de amarse plenamente, parpadeando suavemente para después volverse lentamente en sus brazos dejando su vista fija en el techo del templo engalanado con los frescos representativos del gran león dorado de Atenea, la inquietud de su milenaria alma no le permitía permanecer en paz en el lecho, sin despertarle y amarle hasta desfallecer, así que tratando de no perturbar el sueño del caballero a su lado, lentamente guío sus labios hacia él para besarle la nariz acariciando con sus finos dedos su ceja, para luego delinear su pómulo, viendo como trata de evitar esa caricia arrugando su frente. No pudo evitar sonreírse con dulzura detallando las diferencias de sus cuerpos, uno lleno de fuerza muscular, el suyo de fuerza espiritual, más etéreo, hasta sus manos se podían decir que eran más parecidas a las de las mujeres, su piernas tersas y torneadas, las de Aioria musculosas y firmes al tacto, su vientre plano y delicado, opuesto al atlético y esculpido de su pareja.

Al sentir como se inquieta dándose la vuelta se sonríe más aún:-ha de creer que es una hormiga que anda por su orgulloso cuerpo.- Pero había cumplido con su deseo, que era el de levantarse del lecho sin despertarle. Se inclinó levemente para besarle su espalda. Acariciando una vez más el valle que se formaba en el lugar donde se encontraba su columna vertebral, sabiendo que eso lo hacia estremecerse en sus encuentros amorosos.

Sin notar que unas esmeralda llenas de preocupación se perdían en la inmensidad del océano frente a ellas, mientras aprisionaba fuertemente las sabanas entre sus dedos crispados mordiendo sus labios, que ansiaba sacar su furia ante su silencio, ya que había seguido cada una de sus noches de pesadilla esperando que en algún momento le contase que le perturbaba de nuevo, el le veía escaparse con sigilo de su habitación creyendo que dormía como hacía un mes simplemente la situación le estaba sobrepasando su paciencia, desvío su mirada al sentir su cama moverse, viéndole con tristeza cuando abandona el lecho.

Deslizando sus pies desnudos por el elegante mosaico de su templo, en un delicado y felino caminar, viéndole recoger sus vestimentas del suelo, mientras le iluminaba las tenues llamas de las antorchas de su templo, con su larga cabellera dorada, ondeando a su refinado caminar, pocas veces Virgo utilizaba las vestimentas griegas generalmente para los entrenamientos y realmente se le veía hermoso en esa color celeste, que le caía detallando la belleza de su cuerpo.

Apenas se retiro de las estancias del quinto templo le siguió con el cosmos sintiendo como empezaba a descender las escalinatas que le llevaban fuera de los templos, rodó su vista de nuevo hacia el océano, al momento que abrazaba sus piernas con sus brazos, descansando su barbilla en sus rodillas.

-Shaka de Virgo, hoy mismo te haré confesar que es lo que tanto te perturba, lo que hace que el caballero más calmado grite desesperado en la noche- sin más tardanza saltó del lecho, recogiendo sus vestimentas del suelo - conocerás la furia del León dorado de Atenea.

[size=12]
Hoy sabrán cuanto te amo
Cuando por fin seamos dos



Al salir de las escalinata de Cáncer pasando por aquella fantasmal casa que a la falta de su dueño, los rostros en las paredes y piso gemían descontrolados, causando el escalofrío de todos los sirvientes en el Recinto Sagrado, que diariamente presentaban quejas al caballero de Aries, quién desesperado le solicitó su auxilio, para que diera descanso a los espíritus que se quedaron fuera del Inframundo al morir Death Mask, ahora salían a saludarlo a su paso, y con una pequeña reverencia les saludo pasando apresuradamente por el templo, en parte cegado por la angustia de su alma sin poder detener sus lágrimas que descendían por su faz de manera descontrolada, con sus dedos, limpiaba el torrente que se deslizaba, silenciosamente. Sin más apresuro su paso cruzando lo que quedaba de la casa casi corriendo, para luego descender lo que quedaban de las doce casas, bordeándolas sin despertar a sus habitantes, casi desapareciendo su presencia. Hasta llegar a la explanada que se extendía frente a la casa de Aries, pero también sin notar que una sombra le seguía de cerca, estudiando todas sus reacciones con angustia, y cada vez más decidido de esa noche conocer lo que atormenta a su amado.

Tan profunda era su desconsuelo que esquivo sin darse cuenta las ultimas defensas para acceder a la playa privada que pertenecía al templo del Atenea, alegrándose al oír de nuevo el golpe seco de las olas sobre las oscurecidas arenas, que hacían eco por toda la costa, observó extasiado por momento de cerca el espectáculo de la Vía Láctea se reflejada sobre el espejo desquebrajado del mar en movimiento, así como Selene se sonría al verse dibujada en esa brillante superficie, y el reventar de las olas en potentes destellos de plata, salpicando todo en el momento de su encuentro con arena, naciendo blancas espumas, que volvían a las entrañas del Reino del Gran Poseidón.

Aquel hechizo portentoso del océano, le hacia que caminase más despacio, hasta llegar a la orilla dejando que sus pies fueran acariciados por las cálidas aguas, cerrando su ojos ante la sensación de la corriente arrastrando la arena y las conchas al alrededor de sus tobillos sintiendo como la arena paulatinamente cubre sus dedos, y parte de los pies, haciéndole pequeñas cosquillas. Cuando el sonido de una nueva ola al reventar en la arena envolviéndole, hace que se sobresalte, dejando ver que su estado de nervios, y la desconcentración que causa en su mente

-Maha Kala, el tiempo de mi muerte se acerca- repitió casi como un mantra, dejando que sus vestimentas se deslizaran, por su cuerpo desnudándolo completamente. – Mi cuerpo debe purificarse de estos sentimientos, debo lavarlo en el agua salada del Mediterráneo, deseando que sean las aguas sagradas del Ganges, si para ello debo transformarlo en ese río lo haré- se dijo con determinación mientras ingresaba en las aguas en un paso lento, provocado por las corrientes que se arremolinaba entre sus piernas.

No deseo que nadie me vea en este estado, apenas si puedo dormir, y es cuando caigo rendido después de hacer el amor con Aioria, pero de nuevo esa visión siempre termina en lo mismo, cada vez son más frecuentes, no obstante reales, Kala se acerca a mi, para abrazarme ocasionando mi fin.


A cada paso mis sentimientos fluyen en el agua para calmar mis sentidos sincronizándome con los elementos, dejando que mi ser se filtre en el mar, así como me voy adentrando en la cálidas aguas del mediterráneo en verano, dejando que todo mi cuerpo se bañe en las purificadoras aguas saladas, recordando lo que tanto odiaba cuando era un niño y no comprendía la costumbre de mi pueblo, que descendían al Ganges a bañarse rememorando su muerte. Aun puedo oír sus cánticos, y las aglomeraciones para descender a la ribera del río sagrado.

Conforme se adentra en el mar siente como todos sus músculos se relajan, apreciando el suave masaje de las olas sobre él, hasta llegar al lugar que mis pies no tocan la superficie, que es justo en el lugar preciso donde deja que su cuerpo flote guiado por las aguas, que ondulan bajo la influencia de la plateada luna llena. El caballero del sexto templo va cerrando sus ojos armonizando con la naturaleza de su entorno, así como su poderosa presencia fluye en las brillantes aguas.

Shaka paulatinamente va adentrándose en su milenario ser, estudiándose para sentir como su sangre fluye, buscando en las estrellas la causa de este como debería llamarlo preludio de muerte, es que por más que tratara de obviarlo el Jardín de los Sales Gemelos se le recordaba a gritos: -preludio que mis días sobre la tierra están contados.- Buscando una manera de preparar a los suyos de como decirle a Atenea, y sobre todo a él.

Una pequeña honda debajo de él rompe con su meditación y hace que se hunda para luego abrir sus ojos encontrándose con reciente amigo nocturno, que apenas sentía su presencia aparecía, un joven delfín que al sentir su cosmos corría a saludarle, golpeando su afilada nariz en el pecho nácar del caballero más cercano a los dioses, haciendo que florezca de sus labios una pequeña sonrisa ante su suave caricia, entonces como una criatura deseosa de jugar tomó la aleta que sobresalía de su lomo aterciopelado acariciando su piel tersa dejándole que le llevara con él.

El travieso animalito le guío entre las olas retozando, deslizándose por ellas, entre las risas amenas del guerrero que se perdían con el sonido del canto del delfín. Pronto olvidó aquella extraña sensación que le hacía temblar, riendo como una criatura soltándose con cuidado deslizando sus dedos por la aleta, sosteniéndose después con el movimiento de sus pies.

Tanto se divertía que no se dio cuenta que Selene seguía con su recorrido cuando supo precisar el momento exacto quedaban pocas horas para el amanecer, se dijo a si mismo que sería un nuevo día, en que cumpliría sus deberes hasta el ultimo momento, que era proteger el templo de la Virgen, que debía volver a su recinto, y tratar de descansar aunque fuera un poquito de horas, que después de ese relajante baño sería casi imposible no hacerlo, había dejado que se lavara todas sus preocupaciones, dudas y temores en el agua.

-Como cualquier hijo de mi pueblo he preparado mi cuerpo para la muerte, sin saber exactamente cuando ocurrirá ni en manos de quién quedaran los ciudadanos de la India, así como mi pueblo recurre a la diosa Ganga para lavar sus pecados preparándose para su partida al Inframundo. – suspiro soltando el aire muy lentamente siendo seguido por el animalito, a quién acarició distraídamente su fino hocico.


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MensajeTema: Re: Hasta mi Final (Shaka & Aioria)   Hasta mi Final (Shaka &  Aioria) I_icon_minitimeSáb Ago 29, 2009 8:47 pm

-Mañana vendré nuevamente a jugar contigo Ganga, mi nueva amiga, aunque tu madre te debe extrañar pequeña Ganga, jugaremos otro rato como lo hicimos hoy- le expreso dándole una palmitas en su lomo.


Los zafiros brillaron llenos de ternura, cuando el delfín se volvió moviendo su cola suavemente esperando a que le acariciara su vientre y casi se le podía oír las risas aleteando rápidamente hundiéndose para girar de posición nuevamente, admirando como aletea girándose de costado. Hundiéndose de nuevo, saltando en la superficie al poco tiempo suspendiéndose en ella danzando sosteniéndose en su cola girando ágilmente en el aire y dejarse zambullir nuevamente nadando alrededor de sus piernas, deseosa que no partiera, como diciéndole que se quedara a su lado, pero irremediablemente debía volver a cumplir con sus deberes.

Con algo de pesar empezó a nadar de vuelta cuando siente unas ondulaciones formándose entre sus piernas, sintiendo una sensación en el cosmos que conocía con claridad, son segundos unos fornidos brazos le sostienen de la cintura dejando que su cuerpo se hundiera con ese peso, casi por instinto se aferra a esa fuerza que le toma en sus brazos, sintiendo como el cuerpo firme de Aioria roza el suyo, haciendo que todo su cuerpo se estremezca sintiendo una dolorosa punzada en su miembro que reaccionó con el aroma que ese cuerpo emanaba.


-Mi cielo…-susurro suavemente en su oído- lamento el haberte despertado mi vida, pero es que necesitaba hacer esto- susurró acariciando sus cortos cabello encontrándose como respuesta la mirada fiera de su pareja, que indagaba en su mirada.

Yo nunca estuve tan seguro
De amar así sin condición
Mirándote mi amor te juro,
Cuidar por siempre nuestra unión


-No sabía que te gustara nadar desnudo a la luz de la luna, quiero que me invites al menos que tengas un marino escondido entre la inmensidad del océano- su mirada se clavó en el rostro del menor para luego acariciarlo deslizando sus manos por su espalda hasta llegar al curvatura de sus nalgas, deteniéndose allí empujando su cadera suavemente contra la suya, ejerciendo presión con sus dedos en él, como un acto recordatorio que le pertenecía su mirada era la de un león reclamando su territorio con una mezcla de tristeza, al saber que esos ojos cristalinos le ocultaban algo, que esas lagunas de zafiro ahora se mostraban turbias, y se veía con su rostro reflejado en ese espejo que ponía ocasionar la muerte de sus enemigos. Aioria permanecía en silencio observándole a los ojos, con esa mirada que irradiaba su estado de animo, y Shaka no pudo mantenerle la mirada estremeciéndose ante ese escrutinio desvío la suya a las doce casas al imponente templo del Partenón alumbrado por la llameantes antorchas, que enfilaban su entrada principal y como la gran Estatua de oro de Atenea, brilla como una estrella más firmamento siendo enmarcadas por las doce constelaciones que le servíamos de custodia y escudo.

-Aioria, ¿Te he hablado de mi pueblo alguna vez?- casi murmuró alzando su vista a las estrellas, relajando completamente su cuerpo hasta descansar su cabeza en su fuerte hombro besándolo suavemente al momento que descansaba en el hueco entre su cuello y hombro, rodeando con sus piernas la cintura del caballero de Leo, quien se sostenía a flote emitiendo pequeños destellos de su cosmos, dejando que el agua le meciera suavemente, como arrullándolos, cerrando sus ojos cuando los finos dedos de Virgo se perdieron en su melena rebelde, ahora humedecida, tal como los finos cabellos de oro que se extendían alrededor de los dos como una flor de pétalos amarillos

-No- susurro el mayor antes de ladear la cabeza del joven hindú descubriendo su cuello, al que lamió suavemente, antes de morderlo, haciendo que se estremeciera completamente en sus brazos que sus piernas aprisionaran su cintura, aferrándose a él sin soltar su agarre en su cuello, dejo que sus manos viajaran por aquella piel tersa que amaba y conocía sin limites, que había probado con sus labios y mimado con sus dedos, hasta tomar las hermosas curvas que conformaban sus nalgas acariciándolas a la vez que diría sus dedos a la pequeña entrada oculta entre ellas.

-Aioria, mi ente más antiguo, mi verdadera existencia, tiene tres hijos amor-jadeo casi ahogado, arqueándose-Rudra Shiva, Vishnú, y… Maha Kali. ¡Ahhh!-gimió al sentir como los dedos de Aioria, jugaban con su entrada, liberando su cuello de la fuerza de sus dientes, casi rasgándole la piel para luego acariciar suavemente la marca rojiza, con su lengua, y dejando que sus labios le empezará a succionar, dejando que sus dedos se internarán lentamente en él, logrando que un escalofrío le recorriese todo el cuerpo.

-¡Ahhh!- volvió a gemir esta vez casi sollozando, dejando que sus dedos se enterrasen en la musculosa espalda del mayor. - He soñado con los ojos fieros de Shiva, y la dulzura de Kali, los he visto jugar en el lecho de Ganga, he visto el Nirvana casi…- le contaba entre sollozos, sintiendo como los dedos de Aioria se internaban cada vez más en su cuerpo, al mismo momento que con sus labios le devoraba sus hombros, mordiéndolos y lamiéndolos dejándole marcas rojizas en su piel de fino mármol.

-Eres mío, Shaka- gimió con su voz ronca Aioria, mostrándole su dureza, al apegar su cadera a la de él, dejando que sus miembros se rocen suavemente -Pensé que serías una hechicera del mar que salía a la superficie para robarme la cordura, con un hermoso cabello de oro que hondeaba bajo su magia- gimió en su oído para después lamer su oreja con los dientes, moviendo sus dedos en las entrañas de Shaka rápidamente, dejando que entrarán y salieran de su cuerpo, lubricándolo, dejando que su cuerpo se preparara para recibirlo.

-Soy tuyo Aioria, solamente tuyo, hasta mi final- murmuro cercano a sus labios casi lamiéndolos llenos de deseos, con sus ojos destellando su excitación, antes de aprisionar sus labios con los suyos, devorándolos ansioso al momento en que Leo le alza lo suficiente para penetrarlo, colocando su miembro en su entrada, acariciándola con la punta empujando con delicadeza dentro él, mientras el más joven aprisionaba con sus manos su rostro, lamiendo y mordiendo sus labios, dejando que su lengua, explorará su cavidad, dejando que Aioria bebería de la suya el elixir de los dioses.

Extendiendo su poder le dejo ver dentro de sus ojos lo que le atormentaba, le dejo unirse completamente a su alma, mostrándole todo lo que le quitaba le sueño, dejo que el espíritu del caballero del quinto templo pudiera ver por su antigua alma, dejo que se internará en el Nirvana mismo, guiado por su abrazos. Para luego el mismo dejarse caer sobre el miembro de Aioria, completando la unión de sus cuerpos, moviéndose casi con fiereza sobre él aunque no podía evitar gemir de dolor, y de placer, perdiendo sus quejidos en los labios de Aioria, que aun no reaccionaba a lo que habían visto sus ojos, con su mirada perdida en el firmamento, empezó a gritar, lleno de terror ante la visión que se grabó en sus retinas, temblando como una criatura. Hasta que su cosmos estallo en furia, reteniendo el cuerpo de Shaka contra si, con su respiración agitada.

Hoy te prometo amor eterno
Ser para siempre, tú y yo en el bien y en el mal
Hoy te demuestro cuanto te quiero
Amándote hasta mi final



-No te dejaré morir- fue el grito desgarrador que salio de su alma- siendo retenido por los labios de Virgo, quien los envolvió en una burbuja, haciendo que sus cuerpos se hundan protegidos por su cosmos dejando a Aioria recostado contra la fuerte pared trasparente formada por su cosmos incorporándose sosteniéndose de su pecho, al momento que se inclina sobre el mayor lamiendo su cuello al mismo momento que mueve su cadera, con fuerza danzando sobre el falo erguido de su amante, tratando de calmarle. Aprisionándole con sus piernas la cadera, bailando rítmicamente sobre él cabalgándole con firmeza.

Convocando su nombre como un suave mantra, en su oído: -Aioria, Aioria, Aioria- llamándolo a la calma deseando que se recuperara de lo visto, deseándole darle algo de esperanza.

–Arayashiki, Arayashiki, Aioria, le susurro al oído, haciendo que abriera sus esmeraldas haciendo que las fijara en su zafiros, que le repitieron sin la palabras que encerraba el misterio de su próxima muerte. Moviendo sus labios, mientras Aioria los acariciaba suavemente, delineándolos con sus dedos para luego abrirlos, haciendo que sus labios se posicionaran sobre ellos de manera posesiva, y tomándole de la cintura haciendo que su miembro saliera de su calido refugio

Haciendo que Virgo se colocara sobre sus rodillas, tomándole de la cadera le penetró de una sola estocada moviéndose con furia dentro él, escuchando como provocaba que los gemidos de Shaka fueran cada vez más enérgicas, obligándole que se inclinará levantando su trasero cada vez más permitiéndole penetrar cada vez más hondo en su ser. El ritmo de sus embestidas era cada vez las más fuerte, estaba completamente excitado, en este momento solo desea grabarle a Virgo en su cuerpo que era suyo, y que no permitiría que le separarán de su lado, dejarlo inscrito en su corazón como marcado con un hierro incandescente.

Sin poder evitar que sus lágrimas descendieran por la espalda del más joven que se arqueaba a cada una de sus arremetidas, los gemidos de Shaka excitaban cada vez más, Aioria que pronto sintió como su espalda se tensaba, dejando salir su semilla dentro de las entrañas que le acunaban, cayendo exhausto sobre el frágil cuerpo de Virgo, quién perdió su ímpetu, sosteniéndole con su subsistiendo con los residuos de su cosmos hasta que Aioria salio de su cuerpo, lentamente observando como su semilla resbalaba por las torneadas piernas de su amante, limpiándolas con su deslizando su lengua deslizándola sobre ellas, haciendo que Shaka perdiera lo ultimo de concentración que tenía, dejando que su Kham se abriera como el loto, liberando sus cuerpos en el océano.

Aioria alcanzo a nado el cuerpo casi desfallecido de Shaka, aferrándolo contra sí empezó a salir a nado a la superficie, para después levitar usando sus poderes, para luego descender suavemente en la arena, postrándose hasta dejar reposar a Shaka en la arena abriéndose lugar entre sus piernas, separándolas, para alzar su cadera al tomar sus estilizadas piernas yaciéndolas en sus hombros, tomando con sus labios el aun erguido miembro de Virgo, engulléndolo ávidamente, mientras, acariciaba su cadera y su vientre.


Observando orgulloso como el cuerpo de Virgo se arqueaba contra la arena, escuchando sus suaves gemidos, con sus mejillas sonrojadas, y con su cuerpo todavía perlado por el agua marina, su piel erizada por el brisa y la excitación, mientras sus zafiros no perdían detalle de cómo Leo le adoraba con sus labios, y como las gotas de agua que caían de sus cabellos resbalaban por su vientre, su cadera empezó a brincar llena de excitación en el instante, que los dedos de Aioria le penetraron, acariciando sus paredes buscando el punto exacto para hacerle estallar y beber su esencia, acto que no duro mucho en suceder, al momento que la semilla de Shaka golpeo contra su paladar, llenándole los sentidos, tragando toda la fuerza vital de su amado, viendo como su cuerpo se tensan con fuerza para luego caer completamente rendido, en la arena en un sopor que agradeció a los dioses, Aioria.

-Maha Kala- susurro abrazándolo contra su pecho, acariciando sus cabellos, después de haberse vestido, tomando una sabana que había llevado consigo para secarse. Alzo su vista hasta el firmamento viendo los albores de la Aurora, así que tomo en brazos a Shaka llevándolo a su templo, donde el mismo se recostó a su lado, para tratar de dormir lo que les quedaba de tiempo para iniciar sus labores.


Última edición por goddesniquel el Mar Abr 06, 2010 1:13 pm, editado 2 veces
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MensajeTema: Re: Hasta mi Final (Shaka & Aioria)   Hasta mi Final (Shaka &  Aioria) I_icon_minitimeSáb Ago 29, 2009 8:51 pm

Lo mejor que me ha pasado
Fue verte por primera vez
Y estar así de mano en mano
Es lo que amor, siempre soñé


Las horas que los separaban para el levante del sol iluminando completamente la milenaria Atenas, el templo donde la diosa Atenea habitada pasaron en un abrir y cerrar de ojos, por fin después de meses había podido dormir bien aunque fuera esas contadas horas. Un extraño cosmos llegó a sus sentidos, entonces comprendió que no faltaría mucho, arropo el cuerpo de Aioria, mientras se apresuraba a ir hasta el templo de la diosa era momento que le devolviera una antigua joya de su familia, que estaba bajo la custodia de la diosa de la guerra. Se apresuró a alistarse, colocándose todas las galas que usaba para ir con su pueblo un sari de blanco con hermosos adornos dorados, bordados de flor de loto con su nombre grabado en cada una de ellas, comprobando ante el espejo que estaba de acuerdo a su estatus, como la máxima divinidad de su tierra. Fue a reclamar lo que le pertenecía desde los inicios de la creación.

Hizo por última vez su recorrido por las doce casas, de manera tranquila, casi sintiendo alivio con dos pensamientos en su mente. –Maha Kala y Arayashiki. En su caminata no se encontró con ninguno de sus compañeros, así que le dio tiempo para meditar, recordar todo lo que había en su vida. Así como estudiar las energías que se enfilaban al Recinto Sagrado. Al llegar a los atrios de Partenón que guían a la habitación del Patriarca, suspiró pues sabía que había llegado el momento, al pisar los mosaicos enchapados en oro, de la habitación del Maestro, una sombra le salio a la vista, postrándose ante él.

-Brahman sea bienvenido, la diosa Atenea le espera- le dijo sin alzar a verlo.

-Mü no tienes porque ser tan formal amigo, tú has sido siempre mi mejor amigo, así que quiero que me mires a los ojos. – Se postró ante él incorporándolo con él acariciando su rostro- Amigo, ¿sabes a que he venido verdad? Es hora de renovar mi pacto con Atenea, demostrar el valor de mi pueblo, es momento que el Jardín de los Sales Gemelos se abra es hora de que Maha Kala me dé su beso amoroso y que el Arayashiki sea abierto con mi sangre, la sangre del alma no nacida. La sangre de Brahman.

Quiero que no permitas que Aioria ingrese al Jardín amigo, quiero que ninguno de ustedes lo haga, será el día en que enfrente a los muertos, en el ciclo de la reencarnación pare y logren la iluminación del Nirvana.

-Lo prometo amigo, cumpliré tu última voluntad con mi vida, Shaka de Virgo.-

Con tranquilidad le besó la frente a Mü, para luego dejarse guiar al templo de Atenea, la diosa de la Guerra.

La joven Saori le espera postrada ante la estatua de oro que gobernaba el Santuario, clamando por Sabiduría para las horas que se avecinaban. Al sentir su presencia, la joven se incorporó rápidamente hasta correr dónde el se encontraba, para abrazarse a su pecho sollozando, perturbada por las escenas de la batalla que vendrá cuando la noche más oscura ser cernería sobre el Santuario, cuando los ríos de sangre correrían realmente, cuando el eclipse de sol del alba, anunciaría el advenimiento del Señor del Inframundo.


-La verdadera Guerra Santa comenzará Brahman, hoy el Santuario se llenara de llanto, llego la hora por la que hemos renacido.-

-Atenea sabes muy bien, que es para esta batalla que hemos reencarnado, se que es angustiante yo viví un verdadero tormento estos días, comprendí porque odiaba ver a mi pueblo bañarse en el Ganges, para liberar sus pecados y es porque olvidaron que el Arayashiki es posible, no lo olvide, yo siempre se lo recordaré.

-Es momento que se me devuelva mis ciento ocho cuentas doradas. Tomando el rosario de la mano de Atenea se acercó a los pies de la estatua de la diosa, alzando sus manos, exclamó: hoy gran diosa de la guerra y la sabiduría estas cuentas se volverán negras así como el número de espectros al servicio de Hades existen así igual numero de cuentas hay.

Sin más se volvió sobre sus pasos para dirigirse a su templo esperando la batalla

Las horas pasaron y las batallas comenzaron hasta que todos se reunieron en el templo de Virgo, justo en medio del corazón del Santuario, allí se encontraba Mü resguardando una gran puerta dorada con un loto de ocho hojas.

Aioria, trataba de hacer que el caballero de Aries le diera campo, cuando un grito de dolor de tres voces a unísono retumbó en el Santuario, haciéndole temblar hasta sus cimientos.

-“Athena Exclamation”…

-Maha Kala…el tiempo de mi muerte. –susurro al momento de que su cuerpo desaparecía para volverse en sí el Arayashiki. No sin antes recordarle a Atenea, su misión.



Hoy te prometo amor eterno
Ser para siempre, tú y yo en el bien y en el mal
Y hoy te demuestro cuanto te quiero
Amándote hasta mi final


Algunos años después en Rajastán, la India, se veía una pareja, cada uno con un niño en sus brazos uno de cabellos color dorado y ojos esmeralda, en brazos de un joven griego, de cabellos castaños, a su lado un joven de larga cabellera dorada y ojos zafiro que sostenía una pequeña de cabellos castaños, y ojos zafiros un poco más pequeña que el niño.

-Shaka debemos volver a casa, es hora, Kali esta apunto de dormirse en tus brazos, y así como ella a Shiva, ya se le cierran los ojos.

En silencio asintió recostando a su niña en su hombro, ante de mirar una vez más la ribera del Ganges.
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