princessofDark Hibridos
Cantidad de envíos : 7 Edad : 38 Localización : En todas partes. Inquieta por naturaleza Alas de Fuego : 289230 Fecha de inscripción : 23/01/2009
| Tema: Miradas NC17 *Festival de Virgo" Dom Sep 27, 2009 10:25 pm | |
| Título: Miradas Autor: Princess of Dark
Disclaimer: los personajes de Saint Seiya no me pertenecen, son de Masami Kurumada. Yo tomo los personajes para escribir historias sin ningún tipo de afán de lucro.
Dedicatoria: a Goddesniquel y Zafira por invitarme a participar de este Festival de Virgo. Espero que esta historia les guste y no las decepcione.
Género: romance, drama. Advertencias: lemon. Clasificación: NC17 Resumen: Algo cambia radicalmente la vida de Shun y lo hace ir al Santuario a hablar con Shaka. El inicio de un entrenamiento y la confianza del mayor en él producirán un gran cambio en la relación de ambos.
MIRADAS
Shun entró con cierta lentitud a la sexta casa del Santuario de Atena. Sus pasos resonaron en el piso de mármol blanco y anunciaron su presencia antes de que hubiera podido pronunciar palabra. El guardián de ese Templo, había sentido el cosmos del menor cuando se había acercado por las escaleras, unos cuantos metros antes de ingresar al lugar, pero su postura no cambió en lo más mismo. Ese cosmos era pacífico, tranquilo, no revelaba a un enemigo, sino por el contrario a la persona destinada en algún momento a llevar su armadura dorada de Virgo. -¿Qué te trae por aquí, Shun? Es extraño que no anunciaras tu presencia, aunque es un placer que hayas venido. -Saori me envió… - la voz de Shun resonó en la estancia, un poco inquieta, un poco nerviosa y Shaka notó que el joven no avanzaba. -Acércate – pidió el rubio, sin romper su postura. El joven de cabellos verdes pareció dudar ante ese pedido pero terminó por aceptar y avanzó con lentitud, despacio, como si el tiempo fuera algo eterno para él. -¿Por qué te envió Saori? – preguntó Shaka a medida que sintió los pasos del jovencito aproximándose. Antes de que Shun respondiera, se escuchó un ruido y un golpe bastante fuerte. Shaka demoró un instante en sentir el movimiento de Shun al incorporarse. -¿Qué te pasó? ¿Tropezaste? – preguntó el virginiano. -Sí. Lo siento. -No importa. Sólo ten un poco más de cuidado. Ahora, explícame porque Saori te envió. ¿Viniste sólo? -Con Hyoga, pero regresó a la Mansión en el avión de Saori. Shaka sintió que el menor se sentaba cerca de él antes de seguir hablando. -Y vine a hablar contigo sobre Asmita de Virgo. Eso sí sorprendió a Shaka, ya que el nombre de Asmita de Virgo, reflejaba a uno de los más poderosos caballeros de Virgo que habían existido en el Santuario. Shaka tomó aire y antes de hablar rompió su meditación para abrir suavemente los ojos a continuación. Sus bellos ojos celestes buscaron de inmediato al más joven para reflejar al instante el más absoluto desconcierto y una profunda pena. -¿Qué… te sucedió? – preguntó al menor, cuyos ojos verdes lucían bellos como los recordaba pero ahora lucían apagados, ojos que miraban sin ver. Shaka vio en el más joven un suave gesto de resignación antes de responder y recordar en voz alta, como todo eso había comenzado. Comenzó una mañana en la que se despertó y los objetos a su alrededor le parecieron borrosos y desvaídos. No le prestó atención a este hecho, ya que después de un rato se le había pasado, así como tampoco se preocupó por los fuertes dolores de cabeza que comenzaron a asaltarlo hasta que el tiempo que tardaba en distinguir las cosas se volvió más largo. Creyó que necesitaba lentes cuando hasta los rostros de sus amigos se fueron volviendo más borrosos y esa dificultad se le hizo constante, hasta que finalmente decidió ir a consultar al oftalmólogo. No dijo nada en la Mansión, tal vez para no molestar a nadie o para no preocuparlos por una insignificancia. Y mientras caminaba iba pensando en ponerse lentes de contacto para que nadie se diera cuenta tan siquiera de que usaba lentes. Y luego la consulta y el semblante del doctor cambiando y ordenando más análisis y un par de estudios extra que se los hicieron todos esa misma mañana y en parte de la tarde hasta que volvió a estar frente al mismo médico que ojeaba los resultados de las pruebas que le habían hecho. El doctor había dejado los protocolos encima de la mesa y luego se lo había dicho, con cuidado pero directamente, una enfermedad degenerativa de la vista, sin tratamiento alguno por el momento, su destino era irreversible: quedarse ciego. Podía tardar un mes o un año, quizás más tiempo, pero el final era inexorable y el resultado el mismo, sus ojos ya no verían más la luz del sol, ni el verde de los paisajes, ni el azul del cielo ni tan siquiera el rostro de sus amigos. Le había dolido, se había enfurecido y luego la tristeza se reflejó en su rostro mientras se preguntaba interiormente porqué le tocaba a él seguir sufriendo cuando los combates habían cesado. Se había despedido del médico, sabiendo que no regresaría y sabiendo que tendría que demostrar infinita fortaleza para lo que el destino le tenía preparado. Cuando llegó a la casa subió las escaleras y se encerró en su habitación, totalmente desanimado y sin ganas de hablar con nadie. Sus amigos llegaron poco después a la Mansión pero sólo se encontraron con la puerta cerrada de la habitación de Shun, cosa rara pero no alarmante. Alarmante fue para ellos que el joven peliverde no bajara a cenar como era su costumbre a diario, sino que se excusó con Tatsumi y siguió encerrado en su dormitorio. Finalmente, fue Hyoga el que subió para hablar con él pero Shun simplemente no respondió, fingiéndose dormido cuando el rubio lo llamó un par de veces. Al día siguiente, Shun bajó a desayunar sabiendo que todos lo estarían aguardando expectantes por su comportamiento del día anterior. Lo había pensado mucho, dudando entre decirles o no lo que sabía que pasaría con él y finalmente comprendió que debía decirles, porque necesitaría mucho de su apoyo en esos momentos y porque quería pedirles que buscaran a su niisan. Ikki, había partido, en otro viaje más y sin destino conocido y con fecha de regreso desconocido. Y Shun lo necesitaba, necesitaba ver a su niisan antes de que no pudiera hacerlo más. En silencio entró al comedor y se sentó, mientras los demás a su alrededor dudaban de preguntarle algo. -¿Qué te pasó ayer, Shun? – preguntó finalmente Saori – nos preocupamos mucho. -Es cierto, Shun. No bajaste ni a cenar. Subí a hablar contigo pero no respondiste – reafirmó Hyoga. -No tenía ganas de hablar con nadie, Hyoga. Por eso no contesté. Lo siento – Shun se disculpó pero no ocultó que había sabido de la presencia del cisne. -¿Ya estás bien? – preguntó Seiya, que como buen amigo siempre estaba animándolo – podríamos jugar a la play si quieres o salir a correr o ir de paseo a algún lado – ofreció mientras los otros asentían. Shun negó con la cabeza antes de tomar aire y seguir hablando. -Ayer fui al oftalmólogo. -¿Qué? ¿Y no nos dijiste? ¿Acaso ves mal? – interrumpió preocupada Saori. -¿Te mandaron lentes? – preguntó Shiryu – te verás muy intelectual con anteojos. -¡O podrías ponerte de contacto! – sugirió Seiya – así nadie lo sabrá. -¿Qué te dijo el médico? – preguntó Hyoga, prestando atención al más joven. -Me estoy quedando ciego – murmuró Shun con suavidad – una enfermedad degenerativa. No pueden hacerme nada. Las voces murieron y quebró la estancia el silencio, pesado y turbio. La noticia había dejado a los otros impactados, incrédulos y les parecía a todos una injusticia. ¿Por qué Shun si era tan bueno? Era la pregunta que rodeaba sus mentes. Finalmente fue Saori la que habló. -Iremos a ver a otros especialistas, Shun. Averiguaremos en otros países, me encargaré de todo. Quizás con una segunda opinión. -No – la voz de Shun fue serena pero cortó las palabras de Saori – yo ya lo acepté. Y el médico que me atendió es de los de la Fundación, son todos excelentes. Si quisieran ayudarme en algo podrían buscar a Ikki y pedirle que venga. Yo… quisiera verlo antes de bueno… - Shun se interrumpió. -Buscaremos a Ikki. Te lo prometo – murmuró Hyoga, que aunque no se llevaba con el Fénix era el mejor amigo de Shun. -Claro que sí, Shun. Empezaremos ya mismo – apoyaron Seiya y Shiryu. -Llamaré a la Fundación para que también lo busquen y yo intentaré localizarlo con mi cosmos – agregó Saori. * * * Hyoga fue el que encontró a Ikki entrenando en las calurosas arenas del desierto de Gobi. Y fue el que recibió la sorpresiva mirada del Fénix al verlo allí. -¿Qué haces aquí, pato? – preguntó despectivo. -Tienes que regresar a la Mansión – Hyoga comenzó a hablar pero fue interrumpido por la molesta voz de Ikki. -He sentido a Saori llamarme, dile a la niña malcriada que cuando me desocupe iré. -Shun te necesita – indicó Hyoga reflejando tensión en su voz. Ikki dejó su entrenamiento y se acercó con rapidez al cisne que tragó saliva. -¿Qué quieres decir con eso? – preguntó el ave de fuego con un leve matiz de preocupación en su voz. -Ikki… Shun pidió que te buscáramos y que te dijéramos que regresaras a la Mansión. Quiere verte… - Hyoga tomó aire y agregó – Shun se está quedando ciego. -¿Qué? ¡No! Eso es imposible – Ikki no pudo creer eso, pensó que Hyoga le diría que Shun se había deprimido por su ausencia pero no espero lo que el Cisne le había dicho. -Tienes que regresar… -¡Vamos! Ikki y Hyoga llegaron a la Mansión con mucha rapidez y Shun sonrió porque sus ojos pudieron contemplar el rostro de su niisan. Ikki procuró al igual que Saori convencerlo de buscar otros tratamientos u otras opciones pero Shun se dedicó a disfrutar de que lo tenía allí con él. Y fue una mañana en la que la oscuridad se tornó permanente y aunque lo esperaba no pudo sino llorar durante horas abrazado a Ikki. El médico había ido, sólo para confirmar su diagnóstico y para asegurar que si había algún tratamiento o algo él les informaría enseguida. Había aprendido a moverse por la Mansión guiándose de sus sentidos cada vez más adiestrados y afinados. Pero aún dudaba de su capacidad para pelear y por eso Saori lo había enviado a hablar con Shaka respecto al antiguo caballero dorado de Virgo, Asmita, que como él había sido invidente. Y por eso ahora estaba frente a él, aunque sin verlo. Hyoga había querido quedarse y llevarlo hasta Virgo pero Shun se negó, odiaba pensar que dependía de los demás y sólo había dejado que Mu lo transportase hasta el portal de la sexta casa para no cruzarse todavía con los demás santos dorados. Shaka, había escuchado cada una de las palabras de Shun y se sintió apenado por el más joven, para él también era una injusticia que esos bellísimos ojos hubieran perdido la vista, pero eso no implicaba que fuera un inútil ni mucho menos. -Lo siento, Shun – fueron sus primeras palabras – Espero que hayas traído algunas cosas porque comenzaras a entrenar aquí desde mañana mismo. -¿Podré? – dudó el más joven. -Por supuesto que sí. Sólo debes confiar en ti mismo y nada más. Yo te ayudaré. Shun asintió y se puso de pie, quedándose así durante un momento. Shaka comprendiendo lo que quería su alumno lo guió por todo el Templo de Virgo, contando la cantidad de pasos que había desde la entrada a los distintos muebles, la cantidad de pasos hacia la cocina y hacia las habitaciones del Templo, la cantidad de pasos hacia el cuarto gemelo, etc. Estuvieron mucho rato en eso, pero Shun aprendió a moverse sin tropezar con las cosas y a ubicar todos los lugares sin ayuda. Shun se lo agradeció con un gesto y ante el cansancio de su rostro Shaka lo envió a dormir a una de las habitaciones vacías del templo aunque era temprano. Se quedó un rato pensando pero sus pensamientos fueron interrumpidos por la llegada de Mu con las cosas de Shun. -Preferí traerlas. Supongo que se quedará – murmuró el ariano sin rodeos. -Sí. Mañana comenzaré a entrenarlo. -¿Lo logrará? Shaka asintió convencido. -Es más fuerte de lo que piensas, Mu. Es mucho más fuerte y capaz de lo que quizás él mismo lo sepa. Asmita… - Shaka recordó las palabras dichas por su maestro acerca de ese lejano caballero dorado – fue en su época el más poderoso de los caballeros dorados y peleó hasta el último minuto por servir a Atena. Su falta de visión no fue un impedimento para él. -Espero que tengas razón, Shaka. Sé que de tu parte harás hasta lo imposible por ayudarlo. * * * Y el entrenamiento dio comienzo al día siguiente y durante varios días sólo se dedicaron a la meditación y a la concentración. Shaka le enseñó todas las técnicas de meditación posibles para sosegar el espíritu de Shun, le enseñó a reconocer los cosmos de sus adversarios, a advertir los más simples sonidos para reconocer la ubicación de una persona.etc. Finalmente, casi un mes después de su llegada al Templo de Virgo, Shaka se decidió a realizar un entrenamiento físico. Ingresó con Shun al cuarto gemelo y después de reconocer el lugar y de meditar ambos se levantaron poniéndose en posición de combate. Shun estaba nervioso, lo sentía, era su prueba de fuego, era evaluar su capacidad de atacar y defenderse frente a un caballero muy poderoso. Era demostrarse a sí mismo que era capaz de valerse por sí mismo. -¿Listo? – preguntó Shaka al más joven. -Sí – Shun cambió su postura y todos sus sentidos se concentraron en analizar a su oponente. Shaka se movió con rapidez, hasta llegar frente al más joven y lanzarle un golpe directo que Shun esquivó por poco y que devolvió con rapidez aunque sin éxito. Hubo un cruce de golpes hasta que finalmente Shun cayó al suelo vencido. Shaka se detuvo y cuando iba a felicitarlo por sus logros, el más joven había roto en llanto abrazándose a sí mismo. -No puedo… no puedo… - eran las palabras que pronunciaban sus labios en una cantarela que desesperó al siempre tranquilo caballero dorado. -¡Shun! Lo has hecho muy bien. Es la primera vez que lo intentamos. - ¡Me da miedo! – sollozó Shun. -Es normal, la próxima vez saldrá mejor. -Tú no peleas como mi enemigo. ¡Procuras no lastimarme! Mientras lo hagas siempre dirás que lo lograré. Shun se había levantado y Shaka no intentó detenerlo cuando lo vio salir del cuarto gemelo, porque en su interior sabía que Shun tenía razón. Había cuidado sus golpes para no dañar al más joven y eso no era bueno para Shun. Un enemigo no tendría compasión de él y su ceguera a la hora de atacarlo. Resignado, Shaka lo dejó a solas durante un tiempo y luego salió del cuarto gemelo en su busca. Para su sorpresa ya había anochecido cuando salió del cuarto y luego de buscar al menor en la cocina y en el living lo encontró en su habitación, durmiendo suavemente. Sonrió ante la vista del pequeño joven durmiente y su rostro se enterneció. Le acomodó las sábanas y acarició sus cabellos con delicadeza, notándolos suaves y frescos. -Lo harás mejor mañana – susurró en voz baja y luego se dirigió rumbo a la puerta. -¿Lo crees? – la voz fue somnolienta y lo detuvo antes de salir del cuarto. -Perdona si te desperté – Shaka regresó y se sentó en la cama antes de seguir – sí, lo creo. Lo harás mejor… y reconozco que tienes razón, no quiero lastimarte, por eso, controlo mis ataques. Pero eso nos será útil un tiempo, Shun. Después, buscaremos otro oponente para ti. -Lo lamento… por gritarte, no lo merecías – Shun sonrió un poco y se enderezó un poco en la cama, enfocando su rostro a donde intuía estaba el de Shaka. El mayor sonrió antes de responder. -No te preocupes, Shun. -Pero… me porté muy mal, no debí gritarte. -Ya te dije que no pasa nada – el mayor acarició con suavidad la mejilla del menor y Shun tomó su mano con cuidado. -¿Puedo? – preguntó en voz baja. -Por supuesto que sí – Shaka dejó que el menor acariciara su rostro con cuidado como ya había hecho otras veces para poder reconocer sus gestos. -Después de todo, me alegra poder haber visto durante mucho tiempo. Porque puedo recordar las caras de mis amigos y de la gente que quiero. Peor sería nunca haber visto – Shun deslizaba sus manos con lentitud y como ya le había pasado otras veces con ese contacto el mayor no pudo evitar sorprenderse de la suavidad de la piel del más joven. -Sí, eso debe ser peor – Shaka respondió con suavidad, apenas entreabriendo sus labios mientras Shun dejaba caer sus manos nuevamente a la cama. -¿Ya cenaste? – preguntó Shaka a continuación. -No tenía hambre – respondió el jovencito en voz baja. -Te traeré algo. No puedes estar hasta mañana a la mañana sin comer – Shaka hizo amague de levantarse pero Shun asió una de sus manos reteniéndolo. -No tengo apetito, en serio. Gracias. Shaka no muy convencido se dejó caer nuevamente. -Después… quiero pelear con Death Mask – comentó Shun reflexionando en voz alta y rompiendo el silencio. -¿Por qué? -Porque es el único de los caballeros dorados que me atacará con toda su fuerza. -En eso tienes razón – Shaka estuvo de acuerdo, porque revividos y todo Death Mask seguía conservando su carácter de siempre, sólo un poco más aplacado que antes. -¿Te encargarás de arreglarlo cuando me creas preparado? -Sí eso te hace feliz. -Sí, es el mejor oponente para mí y para demostrarme que puedo. -Tú puedes, Shun. Esquivaste muchos de mis ataques – repitió Shaka. -Diga lo que diga nunca dejarás de intentar convencerme de que puedo, cierto – Shun no lo preguntó sino que lo afirmó. -Exacto – Shaka sonrió y tomó las manos de Shun para conducirlas a su rostro – no puedes ver, pero puedes analizar mis expresiones con tus manos y quizás descubras más que cualquier otro ser acerca de mí - ¿Qué sentiste cuando tocaste mi rostro hace un rato y qué sientes ahora? Shun se dejó conducir dócilmente, pensando y analizando en silencio. -Confianza – Shun lo susurró en voz baja, sorprendido. -Sí, confianza. Confío en ti y confiaré siempre… -¿Entonces crees que seré un sucesor digno de tu armadura? -No podría tener otro mejor ni quisiera tener otro. Así Saori viniera y me dijera que tengo que buscar otro aprendiz no lo haría, porque creo en ti. Shun notó las lágrimas descendiendo de sus ojos, quizás porque era la primera vez que escuchaba a Shaka decir que confiaba en él, aunque siempre se lo había transmitido sin palabras. Hizo el amague instintivo de secárselas pero Shaka lo detuvo rozando sus mejillas con sus dedos. -Yo lo haré – no fue ni un pedido ni una orden la que emitió el mayor, sino una afirmación y Shaka se dedicó a secar con dos de sus dedos las lágrimas del más joven. -Gracias – Shun lo dejó hacer antes de pronunciar esas palabras y buscó la mejilla del rubio para besarla en un gesto de agradecimiento. Fueron sólo unos centímetros de diferencia y los labios de Shun no besaron la mejilla del rubio sino sus labios. Los dos se sorprendieron por esto y los dos sintieron la electrizante corriente eléctrica que recorrió su médula espinal, emanando sensaciones por todo su cuerpo. Shun quiso separarse pero el rubio lo afirmó contra si, profundizando el contacto de sus cuerpos y el más joven se dejó hacer rindiéndose gradualmente. La lengua del rubio fue entreabriendo la boca de Shun para invadirla con suavidad, con delicadeza casi sublime mientras reconocía cada sector de esa deleitante cavidad. Shun se fue aflojando de a poco, la tensión que se había producido en él se fue calmando y se dejó llevar por lo que estaba sintiendo de a poco por todo su cuerpo, una increíble sensación de placer ante ese ahora devorante beso. Shaka se sorprendió cuando el menor besó sus labios por equivocación, pero la increíble sensación que estalló en él lo llevó a comprender cuanto amaba a su joven aprendiz, que tanto se había colado en su corazón y que tanto había marcado su alma por lo que convirtió ese error en un beso verdadero que para su alegría el más joven fue contestando. - Te amo – susurró cuando tuvo que romper el beso por la falta de aire. -¿Por qué? -Porque eres maravilloso… porque eres todo – Shaka buscó de nuevo sus labios pero el menor lo esquivó. -Pero no puedo verte – fue apenas un murmullo. -Sí lo haces – Shaka le dio un beso breve – lo haces con cada caricia, con cada beso que quieras regalarme, con tu corazón… con cada gesto puedes verme. Puedes verme si me dices que sientes lo mismo por mí. Shun permitió que el mayor lo besara de nuevo, más intensamente que antes y cuando el beso volvió a interrumpirse le susurró un te amo, profundamente dulce y tierno, tal como era él. Shaka sonrió y el menor lo supo aunque no haya podido verlo porque su misma alma sintió esa sonrisa y esa paz que el mayor le transmitía. Shun dejó que poco a poco Shaka quitara las sábanas que molestaban y las dejara a los pies de la cama y luego sintió al mayor acomodarse sobre él con cautela. Shaka besó el cuello del más joven, desparramando besos cada vez más intensos y profundos, marcando de a poco la nívea piel de su aprendiz. Shun sentía cada beso con intensidad, imaginándose los rubios cabellos del mayor rozando su cuerpo por encima de las ropas que en algún momento habían empezado a ser una molestia. El rubio fue con lentitud acercando sus manos a la cintura de Shun para comenzar a alzar el buzo del pijama que era un estorbo para el camino que quería seguir. Shun notó como sus brazos se alzaban casi involuntariamente para ayudar al mayor a deshacerse de esa prenda. La boca de Shaka dejó su cuello para bajar aún más, en un camino lento que despertaba mil sensaciones distintas y placenteras en Shun. El cuerpo del pequeño tembló intensamente cuando la lengua de Shaka recorrió sus pezones, colmándolo de aún más placer si eso era posible. El rubio deslizó sus manos por el cuerpo del más pequeño, arrancando desde los tobillos y llegando al nudo del pantalón. Sus ojos azules no dejaban de admirar la belleza de su pequeño aprendiz mientras sus dedos terriblemente excitados comenzaban a desanudar el pantalón. Shun sintió ese movimiento y aunque el placer lo ahogaba no pudo dejar de ruborizarse al percatarse de que estaba quedando desnudo frente a su maestro. Shaka sonrió al notar esto y le comentó con voz dulce. -Eres perfecto – sus dedos lograron su objetivo y comenzaron a deslizar el pantalón del más joven llevándose también el bóxer y revelando su excitación. Sacó las prendas y las dejó caer a un costado de la cama para luego regresar a los labios del más joven. Shun recibió ese beso y los que siguieron mientras notaba que el mayor cesaba en sus caricias por unos minutos. Cuando sintió un nuevo roce fue el de los cuerpos desnudos de ambos, estudiándose poco a poco. Shaka iba a descender de nuevo por el cuerpo del pequeño pero Shun lo detuvo con sus manos. -Espera – su voz fue un jadeo pero una orden para el mayor que lo vio alzar sus manos para acercarlas al cuerpo del mayor. Shaka sonrió y tomó las pequeñas manos para conducirlas a su cuerpo, colocándolas sobre sus hombros. Shun bajó suavemente con ellas por el cuerpo del mayor, primero por los hombros, luego por su pecho y abdomen y luego por la espalda. -Verdad que no soy tan perfecto como tú – Shaka se lo susurró en los oídos, con un matiz terriblemente sexy. -Eres perfecto – Shun se ruborizó al decirlo pero sus manos no habían podido hallar nada aparte de alguna pequeña cicatriz en la espalda. -Después te contaré… como me hice esas cicatrices – Shaka volvió a besarlo en el cuello y Shun no pudo evitar gemir de placer ante las sensaciones. Satisfecho, el rubio fue descendiendo, invariablemente hasta su objetivo que tomó con su boca con increíble suavidad. -Ah – la voz de Shun fue un intenso gemido ante los movimientos del mayor en su miembro – Dios… - Shaka deslizó su lengua y sus labios hasta que el más joven comenzó a arquear su espalda y su linda cabecita se hizo hacia atrás, emitiendo gemido tras gemido – para… ¡para! Yo… voy… sal… - el rubio no se retiró sino que esperó a que el más joven alcanzara el clímax y se derramara en su boca para quitarse. Shun era la imagen misma de la tentación para el rubio, pequeño en la inmensidad de la cama, jadeante y desfalleciente, ruborizado y con su cuerpo cubierto por finas gotas de sudor, la cabeza echada hacia atrás por el placer y la boquita de rosas entreabierta por la falta de aire. Shaka lo alabó en silencio, grabando cada detalle de ese momento antes de colocarse nuevamente encima de su aprendiz. Besó la nívea piel de su cuello que ahora tenía suaves marcas de propiedad, “mío” fue el pensamiento del rubio al volver a marcarlo entre jadeos y gemidos. Sus manos se acariciaron mutuamente, disminuyendo las distancias hasta hacerlas mínimas. Las manos de Shun arrancaron profundos jadeos de la boca del mayor por su perfecta mezcla de curiosidad, inocencia y amor; logrando tanto placer que a Shaka se le hizo cada vez más difícil contener su necesidad de terminar de poseer a su discípulo. Shun se tensó cuando el rubio introdujo un par de dedos en su boca para ensalivarlos, algo en su mente le hizo saber que algo más iba a pasar y no pudo evitar la tensión que lo recorrió. -Tranquilo – Shaka lo besó un par de veces antes de introducir uno de sus dedos en la intimidad del más pequeño que se tensó pero no lo detuvo. Tampoco detuvo los otros dos que ingresaron después de un rato y que fueron dilatando su entrada. Shun se relajó un poco cuando los dedos salieron de su intimidad pero volvió a tensarse cuando sintió al mayor acomodarlo gradualmente entre besos y caricias. -Aún… puedo… parar – gimió Shaka en sus oídos, notando el nerviosismo del más pequeño – si no… estás… listo… Shun negó y buscó los labios del mayor que le dio un beso intensísimo. -Hazlo – gimió Shun al romper el beso y aferrándose al mayor sintió la invasión a su intimidad con movimientos lentos pero sin pausa – duele… me… duele – Shaka lo besó suavemente mientras terminaba de embestirlo y ese beso ahogó el dolor de Shun. El rubio se detuvo cuando se sintió por entero dentro del más joven, disfrutando de ese sublime placer. Sintió al más pequeño quejarse de dolor y luego relajarse poco a poco por lo que comenzó a moverse. Sus movimientos generaron otra onda de dolor en Shun y luego una mezcla de placer y dolor hasta que el peliverde escuchó su boca gemir una y otra vez preso del más sublime placer. Los gemidos de Shun le dieron confianza al rubio para aumentar el ritmo de sus embestidas hasta que el movimiento inconsciente de las caderas de Shun lo llevó a profundizar un poco más. En un cambio de posiciones, Shun quedó sobre él, con su espalda cobijada por el pecho del mayor. Shaka volvió a moverse en la intimidad del más pequeño y una de sus manos se dedicó a acariciar el miembro del menor para enloquecer a Shun de placer. El rubio en determinado momento, descendió el rostro del menor para besar sus labios y poder contemplarlo. Lo embistió un par de veces más y finalmente entre medio de esos besos los dos alcanzaron el clímax y se relajaron sobre la cama. Shun cayó sobre él, apenas un poco de peso representó para el rubio que lo abrazó al instante mientras su mano libre tomaba las sábanas para cubrir sus cuerpos desnudos. Lo apretó contra sí y no le dijo nada al comprender que se había dormido debido al cansancio, sin embargo, si besó sus cabellos verdes antes de dejarse vencer él mismo por el sueño. Shun despertó en algún momento de la noche y se notó abrazado con firmeza por otro cuerpo más grande y fuerte. -Shaka – susurró y de inmediato el rubio abrió sus ojos y sonrió. -¿Estás bien? – preguntó besándolo suavemente. -Sí – Shun sonrió con infinita dulzura – Te amo. -Yo también, mi pequeño – Shaka lo besó otra vez. -Creo que ya es hora de entrenar, ¿no? -Sí, pero podemos quedarnos un rato más si quieres – murmuró el mayor. -No. Quiero entrenar – Shun comenzó a levantarse con suavidad ante la mirada de Shaka – mi maestro confía en mí y yo no quiero decepcionarlo – agregó mientras lo hacía. Shaka sonrió y sujetó la mano del más joven para hacerlo caer encima de él. -Jamás lo decepcionaras – fueron las palabras del rubio antes de permitirle levantar de la cama – ahora, ¿qué esperamos? Shun rió con suavidad y esperó a que el mayor estuviera listo para salir los dos juntos de la habitación y desayunar con rapidez antes del entrenamiento. * * * Un par de meses después, todo el Santuario presenció un particular combate entre Máscara Mortal de Cáncer y Shun de Andrómeda, todos habían ido a verlo incluyendo Saori, Ikki, Hyoga, Seiya y Shiryu, impacientes por saber los resultados del entrenamiento de Shun. Y Shaka obtuvo su recompensa cuando Shun logró derrotar a un Máscara Mortal amenazado por el propio peliverde para que lo tratara en igualdad de condiciones. Fue un combate magnífico por parte de los dos caballeros pero el resultado fue clarísimo a favor de Shun para orgullo del jovencito y de su maestro que sin importarle tener a todo el Santuario enfrente y a su celosísimo, posesivo y temperamental cuñado enfrente felicitó al pequeño con un cálido beso. ¿Cuál fue la reacción del Fénix? Esa… esa es otra historia.
Última edición por goddesniquel el Vie Ene 15, 2010 11:13 pm, editado 2 veces (Razón : me olvidé el resumen.) | |
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