TITULO: Enamorándome de mi enemigo
Serie: Saint seiya
Renuncia o Disclaimer : ----------
Resumen: Cuando la ambición se apodera de tu corazón, no hay forma de hacerte cambiar tu parecer...
Pero el amor ... ¿Es igual?
Pareja: Hyoga x Shun
Clasificación: PG-13
Advertencias: Universo Alterno
[u]Dedicatoria [u] Para Goddesniquel y Fliss_lete
“Enamorándome de mi enemigo”
Capitulo I
"Amor Prohibido"
Erase una vez en un reino lejano un rey. Su nombre era Hyoga y tenía como objetivo conquistar todos los reinos débiles a su alcance. Su dominio, se había logrado extender hacia muchos lugares.
En su palacio existían muchas riquezas y todo lo que se pueda imaginar… pero… lo único que a él le hacía faltaba no se encontraba a su alrededor, sino en el corazón de otra persona que estaría a punto de descubrir…
He aquí… su historia…
Uno de los reinos en peligro de ser apoderado era el de el rey Ikki, afortunadamente, ellos habían resistido muchos ataques y aún se mantenía estable. Sin embargo en una expedición a Francia, el soberano de este territorio fue contagiado por una enfermedad la cual causó su muerte.
Inmediatamente, el reinado pasó a manos de su querido hermano menor Shun, quien fue el único heredero.
Entre lágrimas y dolor despidieron en un apesadumbrado funeral a Ikki, no obstante… Shun debe continuar la guerra que su hermano dejó sin finalizar aunque su corazón sienta rechazo hacia las batallas…
Mientras el actual monarca pasaba una situación de tristeza, el rey Hyoga pensaba en embestir nuevamente…
-Estamos listos cuando usted lo ordene (dijeron los soldados haciendo su reverencia)
-Gracias, pero no creo que eso sea necesario… (Dijo el rey Hyoga)
-Pe… Pero entonces… ¿Es… acaso… que tiene algún plan? (Pronunció uno de ellos)
-Así es, por eso… quiero que dejen todo en mis manos (respondió satisfactoriamente)
-Mi señor ¿podría decirnos de qué se trata? (Contestó otro de ellos)
-Está bien (dijo con una sonrisa malvada) yo mismo penetraré el reino de Ikki y les mandaré la orden de atacar.
-¡Mi señor, que dice! (respondieron asombrados) ¡Si es descubierto, lo matarán!
-Jajaja, no te preocupes, me disfrazaré de un aristócrata y nos comunicaremos por cartas. Cuando yo crea que sea el momento oportuno, atacaremos…
-¡Aún así no dejaremos que vaya solo)
-¿Acaso intentan desobedecer mis ordenes?
-Mi señor, claro que no, pero es que nos preocupamos por lo que a usted pueda sucederle…
-Todo estará bien, se lo prometo.
Después de haber convencido a sus soldados, el soberano se vistió de un noble, como lo había dicho y partió hacia el reino enemigo.
Al bajarse de la elegante carrosa, se dirigió hacia una posada, donde albergaría por esa noche.
Entretanto se acercaba hacia aquel lugar podía observar que el reino que planeaba conquistar no era tan pequeño como parecía…
“Por lo visto, esto podría darnos una buena empresa” (Pensaba mientras caminaba)
De repente, se sintieron unos trotes de caballo que se aproximaban a gran velocidad…
-Ahhhh… ¡Auxilio! (Se escuchó el grito desesperado de alguien) ¡¡¡Auxilio!!!
…Y fue entonces cuando apareció un caballo totalmente descontrolado y su jinete trataba de no ser despojado de él. Aquel chico que lo montaba parecía ser un joven de la nobleza, ya que sus vestimentas aparentaban ser finas.
El animal estaba completamente enloquecido, lo que a Hyoga le hizo suponer que ese muchacho no soportaría más tiempo ahí.
Sin saber por qué… quizás… por impulso… rápidamente tomó un caballo que se encontraba amarrado con una cuerda cerca de allí y cabalgó velozmente hasta alcanzarlo.
-¡Toma mi mano! (Dijo Hyoga extendiéndola) ¡Está bien, no tengas miedo!
El aristócrata tomó la mano de Hyoga, y este lo levantó sentándolo en su caballo.
-¿Te encuentras bien? (Pronunció Hyoga dulcemente)
Lentamente, el joven levantó su mirada y consecuentemente, Hyoga quedó enamorado de aquellos ojos puros color esmeralda.
-Muchas gracias, señor, gracias por salvarme…
-No, no hay de qué… (Exclamó un poco sonrojado) sujétate fuerte, rescatemos a tu caballo…
Con una cuerda, Hyoga sujetó el cuello del animal…
-Mira… esto era lo que causaba que él se sintiera incómodo (Dijo Hyoga señalando una espuela que se había incrustado en la pata de este)
-Nuevamente, gracias… (Pronunció sonriendo) por cierto… mi nombre es Shun ¿Puede decirme el suyo?
-Si… claro… mi nombre es Hyog… digo Heliot, Heliot Dominique…
-Mucho gusto, Heliot… ¿Sabes? Me gustaría pagarte este favor…quisiera invitarte a cenar…
-No, no es necesario, en serio… yo… (Exclamó sonrojado)
-Por favor, no es ninguna molestia, tu me has salvado, quisiera agradecerte de alguna manera… (Dijo Shun sonriendo)
-Está bien, acepto tu invitación
Ambos jóvenes se dirigieron al lugar donde Shun había invitado a Hyoga a cenar.
Cuando llegaron a aquel lugar, Hyoga se dio cuenta de que Shun era una persona de la realeza, ya que aquel sitio no era nada más que el palacio real.
-Sh… Shun… tu… (Pronunció asombrado)
-Si? Dime?
-Tu eres de la realeza?
-Si, algo así, pero eso no importa… ven vamos a cenar juntos…
Al sentarse en la mesa, Hyoga fue recibido con diferentes manjares. Conversaron animadamente pero en ningún momento, Shun declaró que él era el reciente soberano…
-Fue un placer haber pasado un rato contigo, lo lamento pero debo partir… (Exclamó al terminar su último plato)
-¿Tan pronto? Pero… si aún no anochece…
-Lo sé, pero es que yo no soy de aquí, vine desde muy lejos y necesito buscar algún lugar para pasar la noche…
-¿En serio? Entonces puedes quedarte aquí por un tiempo en el castillo…
-No, no… no quisiera ser una molestia para el rey, tu ya me pagaste el favor invitándome a linda cena contigo, no me gustaría que sobrellevaras un compromiso tan grande por mi causa…
-Ja, ja… Descuida, el rey es muy bueno conmigo y además soy su amigo, no te preocupes… Disculpen señoritas (Dijo dirigiéndose a las mucamas) ¿Podrían acompañar a Heliot hasta su respectiva habitación?. El palacio es muy grande y temo que pueda perderse…
-Si, mi señor, no se preocupe (Dijeron ellas amablemente)
-Espero que te sientas como en tu hogar, Heliot
-Esta bien, muchas gracias, Shun
Mientras Hyoga recorría los extensos pasillos del castillo pensaba:
“Ya estoy próximo a completar mi plan… pero… Si Shun es de la nobleza, significa que de alguna forma terminaré haciéndole daño. ¡Un momento! ¡Que estoy pensando! ¿Por qué digo esto? ¿Acaso… no era esto lo que por tanto tiempo he esperado?”
-Señor… (Pronunció una de ellas) esta es su habitación. Si necesita algo… solo háblenos…
-Sí, gracias…
Esa noche, Hyoga no lograba conciliar el sueño, sus pensamientos parecían estar divididos por un lado se encontraba el deseo de convertir su reino en uno de los más poderosos y por otro solo se encontraba la sonrisa de Shun.
Pero afortunadamente, luego de vastas horas de sentimientos opuestos, Hyoga cayó en un profundo sueño…
En la mañana siguiente, Hyoga se levantó muy temprano. Se sentía tan presionado por sus ideas contradictorias que lo hicieron olvidar rápidamente del cansancio. A través de su ventana se podía observar aún la oscuridad del cielo.
Caminó por los pasillos del palacio para ver si encontraba a Shun, seguramente con su cálida compañía lo haría olvidar la inseguridad que en él existía.
Shun tenía razón, el castillo era inmensamente amplio y en medio de su búsqueda, se perdió.
A la vez recorría el lugar tratando de encontrar una salida terminó encontrando la habitación donde residía el rey. Curiosamente, no se hallaba protegida por los guardias.
Hyoga no pudo evitar la tentación de entrar allí. Más al ingresar nadie se encontraba en ese cuarto, sin embargo quedó totalmente perplejo al descubrir en la pared un cuadro donde el rey estaba acompañado por Shun.
En ese momento, Shun abrió la puerta de la habitación y al observar que su amigo estaba allí dijo:
-Heliot… ¿Qué haces aquí?
-Shun… Perdón, no era mi intención… yo…
-No, esta bien, no te preocupes…
-Ahh… Shun… ¿Tu eres muy amigo del rey?
-Heliot… el rey… es mi hermano…
-¿¿¿Qué???... Entonces… tu…
-Es mas… yo… soy el rey ahora…
Sin saber que contestar, Hyoga comenzó a arrodillarse para saludarlo como debía…
-No Heliot, no lo hagas (Dijo entre lagrimas)
-Pero… yo…
-Por favor, no… Heliot, mi hermano Ikki murió y ahora me toca a mi tomar su lugar… pero… lo más triste es que debo continuar la guerra que él no terminó… tengo miedo que el rey Hyoga se apodere de este reino…
-Shun… todo se repondrá… te lo aseguro… (Pronunció al abrazarlo)
-Heliot… no entiendes… a mi no me gustan las guerras pero es como mi hermano decía hasta que algo no se solucione, debes continuar…
-Shun…
-Heliot… no me siento capacitado para esto, y lo peor… es que… ya no tengo a nadie a mi lado…
-Shun, ya no llores (Exclamó mientras secaba sus lagrimas) tu no estas solo… yo estoy contigo… así que deja de llorar…
-Esta bien, gracias Heliot…
Era algo irónico, pero en ese momento, Hyoga no tenía otro remedio que disimular que nada ocurría y regalarle una sonrisa a Shun, quien la necesitaba.
Mientras se dirigían al salón de la entrada, el corazón de Hyoga se rompía cada vez más por su culpa, la persona que él amaba atravesaba una crítica situación. Lo menos que podía hacer era escoltar en esos dolorosos instantes a su amado.
-Heliot…
-Si, Shun?
-Perdóname… perdóname que te cargue a ti con mis problemas, si no quieres entrometerte en ellos está bien…
-No, Shun por supuesto que me importan. Además… quiero que sepas, que yo quiero ser tu aliado, tu amigo quiero… estar contigo… (Decía al tomar sus manos) porque ¡No te dejaré solo!
-Heliot… gracias, en este poco tiempo que estés, prometo disfrutar de tu compañía (Exclamó sonriendo)
-Su alteza (Dijo el mayordomo acercándose) unas personas vinieron a visitarlo.
-¿Unas personas? (Preguntó Shun, intrigado)
El mayordomo los acompañó hasta la sala, donde las mencionadas visitas se encontraban ¿Quiénes podrían visitarlos en un momento como este? Pero era el deber de Shun averiguarlo…
Entretanto se acercaban, a lo lejos se podía ver a un caballero de la alta sociedad, cuyos cabellos eran rojos y de ojos color miel. No era nadie más que un amigo que hace tiempo no veía Shun, el duque Monsieur Lumierè.
-Monsieur Lumierè, me sorprende verlo!!! (Exclamó Shun con vasta alegría)
-¡¡¡Shun!!! (Pronunció al abrazarlo) Me enteré lo de tu hermano… lo siento, sé que debí haber venido antes, apenas supe de tal tragedia… vine a verte…
-No te preocupes, Lumierè. Eso ya está superado…
-Esta bien, pero recuerda que puedes contar conmigo… (Dijo al acariciar sus cabellos)
-Mucho gusto, mi nombre es Heliot Dominique (Pronunció al retirar la mano del cuerpo de Shun)
-Oh! Pero… ¿Quién eres tu? (Interrogó al toparse con este joven que nunca había presenciado)
-Perdón… pero creo haberle dicho mi nombre… (Respondió Hyoga)
-Ahhhh disculpen… Lumierè, el es Heliot, un amigo que hice hace poco… Heliot, el es Lumierè, uno de los duques más importantes de Orleans, Francia… Es un amigo mío y de mi hermano…
-Pues… no lo aparenta… (Dijo Hyoga sospechando de sus malas intenciones)
- Ahhhh, por cierto, recuerdo que tenías una hermana ¿Dónde está ella?
-¡¡¡Shun!!! (Gritaba una joven de cabellos dorados, corriendo hacia su lado) ¡¡¡Shun!!! Hace mucho tiempo que no te veía…
-Ja, ja, ja, ja Si… tienes razón, Julie… hace tiempo que no nos veíamos… (Contestó con una sonrisa alegre, Shun)
-Lamento que haya pasado esto con tu hermano… Pero recuerda que siempre me encuentro aquí, para lo que necesites… (Pronunció mientras lo sostenía entre sus brazos)
-Esta bien, muchas gracias, Julie… (Respondió sonriéndole) Señor Eduard (Dijo dirigiéndose a el mayordomo), por favor, dirija a nuestras visitas a sus respectivas habitaciones… seguro se sienten un poco cansados, por el trayecto…
-Muchas gracias, Shun (Exclamó Lumierè, a la vez que escoltaba al mayordomo)
Una vez que quedaron solos en aquella sala, Hyoga se animó a decir algo:
-Dime ¿Ellos siempre fueron así de molestos contigo?
-Pues… si… Desde que éramos unos niños…
-Y… ¿Cómo pudiste soportarlos todo este tiempo?
-Ahhh… Pues digamos que escondiéndome… Pero de todas formas, yo no siento nada por ellos, más que amistad…
-Tu corazón es muy deseado… (Dijo sonriendo, Hyoga)
-¿Eso crees?
“Tan deseado, más deseado que un reino, cerca de las manos del enemigo..."
Continuará…