Mystical Witch Moira Atropo - Hades-Oceano
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| Tema: Bajo la Lluvia - Shaka/Mu Miér Feb 18, 2009 8:14 pm | |
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-Hola Shaka- te dije al verte llegar y tu solo respondiste con una de tus tiernas sonrisa. Comenzamos nuestro andar, lento, pausado, el clima estaba fresco y hacía un hermoso día, recorrimos las calles una a una, hasta que llegamos a una plazoleta, nos sentamos junto a un roble y descansamos un buen rato. El silencio se hacia pesado, incomodo, ninguno de los dos había hablado en todo el trayecto. Levante mi vista hacia ti, tu mirabas hacia un punto lejano en el horizonte, cuando una suave frisa se cernió sobre nosotros, meciendo las copas de los árboles permitiendo que un rayo del sol penetrara hasta nosotros, me fasciné con la visión que tenía enfrente, tus hebras doradas danzaban traviesas junto al viento y el coqueto rayo iluminaba tu rostro, dándote un aire místico, angelical, si, era un ángel el que estaba junto a mí, recogiste algunas de tu hebras y las posicionaste tras tu oído, desvié la mirada temiendo que me descubrieras viéndote así. -Se hace tarde- dije al mirar la hora, solo esa frase pude sacar de mis labios, quería romper ese incomodo silencio que se formo entre nosotros, silencio que mataba poco a poco mi alma y destrozaba mi corazón- me debo marchar. -Quédate un poco mas, por favor Mu- respondiste apresuradamente, pero en el mismo tono que utilizabas siempre, ese tono suave, tierno y dulce con lo que son emitidas cada una de las palabras que salen de tus labios. Tu mirada se clavo en la mía y me perdí en esos hermosos zafiros, pude ver la profundidad de tus ojos y percibí algo que no pude descifrar, aparte de la silenciosa suplica que emitían, algo que nunca había visto en ti. -Solo un rato más, mañana debo trabajar- fue lo que conteste. Volviste a asentir con una sonrisa y tu mirada cambio al instante, de suplicante a nerviosa, ya no me mirabas a los ojos ni al horizonte, solo la tenias fija al suelo, pensativo, callado. Seguimos así otro buen rato, yo sentado junto a ti, pero tú distante, lejano te sentía; pensé entre mi, esto era lo urgente que tenia que decirme, me lo hubiera dicho mejor por teléfono, pero insistió tanto en que viniera, que tenia que decírmelo en persona y ¿Para que? Solo para que se quede callado, encerrado en su mundo lejano, no es que no me agrade su compañía, es más, me encanta estar con él, pero aun así su hermetismo y silencio de hoy me incomoda; comencé a irritarme, no decías nada solo seguías mirando fijo al suelo. -Prosigamos- de pronto dijiste, me tomo un tiempo regresar de entre mis pensamientos y cuando por fin lo logré, esta vez fui yo quien asintió solo con la cabeza. Seguimos caminando, el silencio volvía a reinar, tu seguías envuelto en tus pensamientos y yo en los míos; solo nos movíamos en forma mecánica uno al lado del otro. -¿Quieres un café?- preguntaste, sin darme cuenta te habías detenido en un pequeño café. -Por que no- retrocedí sobre mis pasos y entramos. El viento se alzo y el cielo hasta ese momento despejado comenzó a nublarse, cuando este calmo vino la lluvia. Nos sentamos junto al gran ventanal que daba hacia la calle, los dos solo pedimos café, mientras llegaba la señorita con el pedido, me dedique a ver hacia fuera, a las personas que corrían de un lado para otro, tratando de refugiarse de la lluvia, lluvia que lentamente se convertía en tormenta. -Aquí tiene su café- dijo la señorita, poniendo la taza frente a mi. -Gracias- respondí, algo confundido ya que volvía de golpe de entre mis pensamientos. -Te llame- comenzaste a decir. -Si, verdad ¿qué era lo tan urgente que tenias que decirme?- te interrumpí antes que pudieras seguir. -Escucha por favor, solo escucha- proseguiste pausadamente y yo me calle. Te llame por que ya no puedo seguir así, desde hace un tiempo a la fecha he querido decirte algo- sin saber el porque mi corazón agito su marcha, no conseguía entender el motivo de eso, ahora era yo el que estaba nervioso y a la vez tu estabas ,como nunca, tan seguro de ti mismo. -No se como y cuando paso, pero no lo puedo evitar, no consigo dejar de pensar en eso, dándole vuelta una y otra vez para comprender como pudo suceder, no entendía lo que me pasaba, estaba confundido, no conciliaba el sueño, hasta que un día la respuesta vino de pronto -los latidos de mi corazón aumentaba al ritmo que lo hacia mi nerviosismo, confundido, entre lo que comencé a sentir y tus palabras, regresé a mis pensamientos sin dejar de escuchar lo que decías, me repetía a mi mismo, cálmate, tu no eres así, que te está pasando, pareces un niño tonto y asustadizo, recupera tu compostura, en ese instante volví a retomar la realidad ahora mas tranquilo – entendí al fin lo que me pasaba, aunque no quería o no podía creer que me hubiese pasado precisamente a mí, muchas veces sentí esto, pero nunca con la intensidad con que lo hago ahora, traté de que pasara, de creer que esto era solo un error o un malentendido, que mi imaginación me estaba jugando una mala pasada, traté matar esto que siento pero solo conseguí que se apegara aun mas a mi, me juré a mi mismo jamás nunca decirlo, pero no puedo seguir con esta carga, no puedo seguir ocultando lo que siente, eso me hace solo más daño, tu eres mi mejor amigo y lo debes saber- y callaste en ese preciso instante. La poca tranquilidad que había logrado conseguir se disipo en ese momento y mis latidos aumentaron aun más que antes, si eso hubiera sido posible, y el nerviosismo apareció nuevamente con mas intensidad, no podía mirarte ya, no quería mirarte, no tenía el valor para hacerlo, pero como si todo se confabulara en mi contra, en ese momento nuestras miradas volvieron a cruzarse y quedaron pegadas una de la otra como por magnetismo. -Te amo Mu – fue lo que como un susurro salió de tus labios. -Te amo como nunca creí amar a nadie – esta vez fue con mas firmeza en tu voz, con más seguridad en tu mirar, lo cual solo aumentó mi intranquilidad, el miedo, el nerviosismo y la confusión hicieron presa de mi, no sabia que decir ni que hacer, por primera vez mi paciencia, mi seguridad se desplomaba por los suelos y solo pude acallar por un buen rato. -No se como paso, pero sucedió, cada día que pasa me enamoro más de ti- comenzaste a decir, explicar. -Calla Shaka, por favor calla – respondí con voz suplicante, para que este martirio que sentía dentro de mi acabara de una vez. -Entiéndelo, te amo, no se como evitar esto que siento por ti Mu – me tomaste de las manos, eras la única persona que conocía como era yo realmente, sabias todo de mí, eras el único que vio lo débil que podía llegar a ser. Quise arrancar y lo hice, safe mis manos de entre las tuyas y salí corriendo en plena tormenta, no sabia donde ir, lo único que quería era escapar de ti, corrí y corrí hasta que llegue a un parque, me senté con la cabeza agachada y la mirada perdida, recordando lo sucedido hace un momento, volvía una y otra vez a repasar los acontecimientos tratando encontrarle el sentido, de ver que solo había sido un mal entendido, dejé que la lluvia corriera por entre mis dedos, entre mis cabellos, que llevara lo que oprimía mi alma. La tarde se convirtió en noche y seguía aun perdido en mis pensamientos cuando de pronto alguien se detuvo frente a mi, alcé la mirada y eras tú, estabas ahí parado frente a mi una vez más, en una de tus manos tenias un paraguas con el cual me cubrías, quede estupefacto, no reaccionaba, y cuando al fin lo hice, solo me levante decidido a correr una vez más, pero me detuviste antes que pudiera escapar de nuevo. Tomaste una de mis manos y me atrajiste hacia ti, dejaste que el paraguas se cayera al suelo y me cubriste entre tus brazos, tus labios se acercaron a los míos y se fundieron en uno solo, cerraste tus ojos, no podía creer lo que estaba pasando, quedando estático, pero de apoco me deje llevar y los míos también se cerraron, y con ese beso que me dabas mi alma se aquietaba y la paz llegaba. Solo en ese instante pude comprender lo que mi corazón también guardaba muy sigilosamente, solo ahí me di cuenta del porque de mis temores, miedos, el nerviosismo y la confusión que había en mi. Pareciera que aquel beso hubiera durado una eternidad, no quería que terminará, pero el oxigeno nos hizo falta y te separaste. -Lo siento, no debí hacer eso, perdóname por favor – me dijiste, te preparabas a marchar y fui yo el que te detenía ahora. -Te amo Shaka, yo también te amo – le respondí mirándole a los ojos – te amo pero solo hasta hoy lo descubrí, solo hoy pude darme cuenta de que los sentimientos que producías en mí, iba más allá que una simple amistad, que era sencillamente amor, y le bese, un beso donde nuestras almas se fundieron en una sola, sentí tus fuertes brazos estrecharse en mi cintura y los míos correspondieron en tu cuello, mientras la lluvia seguía cayendo, mojándonos, aunque eso ya no importaba, no existía nada más que tu y yo. -Perdóname- solo alcance a decir cuando me acallaste con otro dulce beso. -No importa eso ya, solo importa lo que sentimos el uno por el otro Mu- y nos quedamos abrazados, sintiéndonos, acoplados en la más perfecta unión. En ese mágico instante en que nada mas importa descubrí la amistad, el amor y la felicidad, solo al tenerte junto a mi descubrí lo que es vivir. | |
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