Aposentos privados

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Sin mas acaricio el cabello de Cronos separandome de sus labios sonriendole de manera traviesa mientras le hago sentarse en mi lecho.

Sonrio, observandole lentamente, para luego apartarme de él sin pronunciar palabra alguna dejando la capa de mi armadura en el diván recostandome en el dejando que el Destino descansara en virtud de mi poder en el lugar destinado en mi altar, ladeando mi cabeza, observo detenidamente a mi protegido mientras juego con el hilo de su vida en mis manos.

Le tomo su mano, impidiendole movimiento alguno al deteniendo su tiempo, -el poder de las tres hermanas es ilimitado señor, mi deber es cuidar del Rey- le expreso tranquilamente al momento de incorporarme, haciendo que Cronos cayera recostado en el divan, para luego sentarme sobre su cadera, con mis ojos radiando mi poder el mismo, que hacía temblar el mundo de hoy.

Me acerco a sus labios casi rozandolos dejando mis manos sobre su fornido pecho, susurrandole suavemente: -Ni el mismo Rey, puede interferir cuando empiezo a tejer el presente, ahora en este momento mis hilos se entrelazan es momento que mi Señor se relaje, los invitados pueden esperar, por el momento permanecerá en mi templo, hasta que todo sea hilvanado, así que será mejor que se relaje, su Majestad.


Lentamente le razgo su túnica, descubriendo su pecho acariciandolo suavemente mientras me rio traviesa, observando a Atropo, por unos momentos, mientras con mis uñas hago surcos sobre la piel blanca y suave de Cronos, viendo brotar finos hilos de sangre por ella. y dibujo sobre su pecho unos signos que solo las diosas mas antiguas conocemos, y jamás revelaremos su significado, para luego lamer cada palabra escrita, en esa piel blanca.


Mientras el gran Cronos sea el Rey del Presente, tendre poder absoluto sobre su majestad, así como Atropo sobre el Principe Hades y Cloto sobre su padre Urano. Y mi deseo es que no salga de este templo hasta que lo que mis ojos ven como una obra de arte sea concluida, bajo la supervisión del Futuro, quien lo dictaminará si mi tejido es completo.

Dejo que el Señor del tiempo beba de mis labios la sangre de su cuerpo. Así como siento que desgarra mis vestiduras, dejando que mi espalda, sienta la suave brisa de la tarde directamente sobre ella y el calido contraste de su mano en ella. sin perder tiempo sigo grabando en su piel los antiguos escritos que solo los dioses más antiguos conocemos, los cuales ni el joven Cronos, debajo de mi conoce.


Lentamente me separo de sus labios, para mirarlo a los ojos: - Eres tan hermoso como cuando te vi nacer el primogenito de Gea, otra de nuestras adoradas niñas, aun con tu sangre en mis labios, sabes que las diosas de las Eras, te servimos hasta el ultimo momento Cronos- llevo mis dedos cubiertos con sus sangre a mis labios, para lamerlos suavemente - siempre será la sangre el mejor regalo a los dioses, sea mortal o inmortal, y más tu sangre, Señor del Tiempo.

Es tu sangre, la que todos ambicionan, es tu cabeza la que quieren cercernar, sigo susurrando a sus labios mientras mis alargados y finos dedos los delinean pausadamente, sin prisa sin dejar de mirarlo a los ojos, dejando que mis cabellos cubran su rostro y el mío, formando una barrera impenetrable con mi fuerza, desapareciendo nuestra presencias, ahora conocera de mi propio poder parte de la terrible profecía.

-Que es el tiempo, quien le puede gobernar, o deterner su paso, su elegante caminar, quíen puede decirse dueño de las Eras, mi Señor, son poderes que solo los antiguos conocemos que podemos conjurar, y solo el Gran Cronos nos puede gobernar, presente pasado y futuro, le servimos fielmente, mi Señor.-

Hace mucho que no le traigo aquí al lugar donde vivimos realmente las Moiras el lugar que no tiene principio ni final, el lugar donde el no existe el tiempo, el lugar que es la nada, este es nuestro Reino, y el que solo usted nuestro rey conoce, lentamente me inclino más acariciando sus cabellos, con mis dedos, mostrándole a la dulce hilandera, y mis ojos de fiera guerrera, y dejo que mis labios dócilmente le besen le calmen toda esa furia, al ver que las cosas no estaban saliendo como estaban predichas, como siempre Laquesis su guardiana lo hacía.

Dejandome llevar por el hermoso zafiro de sus ojos, y la suave mirada que reconocía en su primogenito - yo te ayude a vencer a tu padre, mi señor, yo te hice Reinar entre los dioses, y yo moriré a tu lado, si es necesario.

He aquí que le dejado entrar de nuevo en este mundo, para que recuerde nuestras enseñanzas, lo que Cloto dulce y pacientemente, le enseño de los hechos de los antiguos, de sus antepasados, para que en el presente, sea vigilante de no tropezar, recuerde que mis dedos tejeran nuevas esperanzas, y cada paso que de mi Señor, será porque mi mano lo ha elaborado, que ese enigmatico camino le llevara al amoroso abrazo de la traviesa, e inpredicible Atropo, quien vigila personalmente del heredero que el tiempo oculta en su sabiduría.

Soy Reina y Señora del Presente, sirviente de Cronos por mi voluntad - le dijo alzando mi poder combinado mis dos presencias llamando a mi armadura a cubrirme formandose de la sangre de Cronos, y los hilos de mis manos. - Mi señor, no saldrá de este lugar hasta que me asegure, que esta preparado para la batalla, hasta que me demuestre en combate, que no se dejará vencer tan fácilmente. - le grito al momento de girar mi cuerpo en el aire con facilidad y agilidad felina, cayendo sobre mi Rey, mientras me siento en su vientre, y le beso su frente.

Es hora del combate, no temerá enfrentar a una anciana como yo.

El tiempo corre y no se detiene, las eras de los dioses y los humanos, pasan por mi mano y les doy forma así como los hilos de los inmortales que se tejen en mi alma y esta se convierte, en una firme coraza que cubre mi cuerpo. Ante mi desfilan interminales hilos de todos colores y brillantes como los diamantes y filo tan potente como su belleza, cortando todo al mi alrededor traspasando incluso mi pecho internandose en el formando mi armadura a la vez que hacían aparecer a la potente espada del Destino, de quién soy guardiana hasta que su dueño tome completa posesión de ella.


Para luego, dejarme mostrar toda la fiereza de mi alma, siendo una de las invencibles hijas y amas del Destino, las insondables, las grandes Moiras, las diosas más antiguas, y feroces del Reinado del Tiempo.

-Cronos nunca me descepcionarás, ni tampoco lograrás vencerme, tan fácilmente esta será una batalla por mi honor- le digo al momento que me lanzo sobre él utilizando todo el poder de Destino en su contra.

Apenas esquivo al rafaga de energía de la hoz de mi señor, saltando en el aire, a pesar de eso su onda expansiva, roza parte de mi armadura, desestabilizandome en el aire, pero giro suavemente recuperando posición hasta posar mis pies en el filo de la hoz.


Para luego inclinarme y hasta besar los labios de mi señor, de forma traviesa, desapareciendo despues como una brisa ligera oculta por mi poder, hasta reaparecer lista para pelear, asestando un fuerte golpe contra la hoz que de nuevo se lanzaba contra mi comenzando así una batalla que sería memorable.


-Laquesis, será su complice mi señor, y su guardiana hasta que sea deber de mi hermana Cloto.

Por fin unifico mi espiritu desdoblado, lista para responder a Cronos con todas mis fuerzas mientras a mis espaldas se forma un pasaje entre el templo de Poseidon y el espacio en que las moiras vivimos, levante mis poderes vuelven completamente a mi así como la joven hilandera cruza, mi espiritu se unifica, y puedo decir por fin.

-Mi señor ahora la verdadera batalla esta por comenzar, comienza mi cosmos a rivalizar con el de Cronos, y se da una lucha de poderes que fluctuaba entre los dos, asi como mis dos acompañantes van infiltrandose en el terreno de batalla, listo para comenzar este enfrentamento.

Atravieso esa cosa para aparecer frente a Cronos y ¿Laquesis? que se supone esta atrás de mí.. bueno no le tomaré importancia, ha de ser de esas cosas raras que solo ellas hacen, me abrí paso en la habitación acercándome con la cabeza en alto mientras que en mis labios se formaba una sonrisa maliciosa - ¡Vaya! que no daría yo por que me invitaran mas seguido a este tipo de reuniones - dije sin dejar de sonreír, haciendo hacia un lado la capa para tomar el mango de la espada que llevaba atada a la cintura, la deslice lentamente fuera de su funda, dejando que la hoja silbará en el momento en que rozaba la funda.

La sujete con una mano y me puse junto a Laquesis sonriendo hice una reverencia ante Cronos - Abuelo - dije en modo de saludo.

Veo como se tranquiliza y no puedo evitar frustrarme pues pensé que las cosas finalmente se pondrían interesantes, sin cambiar mi actitud o mi posición permanezco en guardia atento a sus palabras y movimientos, tal vez puedan ocultarme cosas cuando hay paz, pero justo ahora, que ya ha habido un enfrentamiento me es más fácil leer las intenciones de los presentes. Por lo que solo puedo sonreír antes de inclinar nuevamente la cabeza - Perdona, el día de hoy he tenido tantas visitas "familiares" que no he podido evitar llamarte de esa manera Kronos - volví a sonreír pues me preguntaba si ya había sido visitado por Zeus.

- Claro que me apetece jugar - dije blandiendo la espada en el aire dejando que silbara - del mismo modo que ansió esa cacería, es una pena que nos hayas dejado esperando - dije en tono molesto sin guardar la espada- No me gusta esperar tanto