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 El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión)

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goddesniquel
Moira Laquesis - Hiperion
goddesniquel


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MensajeTema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión)   El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) - Página 3 I_icon_minitimeSáb Jun 14, 2008 2:46 am

Capitulo 17: Un triste réquiem en el anochecer,
los ojos de Hades reflejos de su alma milenaria.

¡Papá!, ¡Papá! El grito desesperado de Hypnos, le hizo volverse, detrás de él se aproximaban los demás dioses, como la sacerdotisa de Apolo, Casandra. El titán abrió sus brazos, para recibirlo en ellos, el dios del Sueño Eterno, ocultó su rostro en su pecho desesperado, su llanto no le permitía hablar, se ahogaba en él. La Furia de Hiperión se dejaba ver en sus cabellos convertidos en refulgentes llamadas ¡Ellos! Tartamudeo entrecortado. Sin poder pronunciar más palabras, su cuerpo temblaba. Al ver la desesperación en los zafiros de su hijo mayor, sintió como su fuego interior explotó en su alma.

Casandra se acercó a los dos hincándose frente a ellos: El sacrificio escogido por el Tiempo, para batalla final ha partido, para su inmolación. Hiperión apretó su abrazó sobre su bebé fuertemente al escuchar la profecía de Casandra. ¡Ellos van a morir! Fue el grito desgarrador del dios del Sueño Eterno. No pude detenerlos, no pude mover ni un solo músculo para detener ni a mi papi ni a hermano. Las piernas de Hypnos flaquearon, su padre le levantó en sus brazos. Mi dulce Hypnos, te prometo que volveré con ellos, sintiendo la presencia de Ares a su lado, se volvió a él y a Zeus, quienes estaban, ya dispuestos para la batalla con sus armaduras sagradas. Besando su frente, le apegó más fuertemente a su cuerpo, aspirando su aroma. Mi orgullo eres tú mi querido Sueño Eterno, mi mayor felicidad fue tenerte en mis brazos, cuando nacisteis, el joven se asió fuertemente de su cuello, desesperado. Papá tú no te despidas de mi como lo hizo Tánatos ¡No lo hagas!

Hypnos, amor, fue la voz cansada de Ares, al ver la desesperación de su amado, acarició sus cabellos, los rubíes del Fuego Estelar, le veían desolados, escondiendo su rostro en el hombro de su hijo. Hypnos, le susurró: No dejes que el dolor te atrape, no quiero verte así, mi bebé, tu eres mi orgulloso hijo, mi fortaleza, mi seguridad. Mi bebé sabes que el dolor, va a desaparecer, quiero verte de nuevo resplandecer para compartir tu luz. No me dejes verte en esta desesperación, en mi partida a la batalla, quiero que tu sonrisa sea la que me mantenga cuerdo en mis momentos de angustia. Ahora, que el brillo de tu papi y de tu hermano no me acompañan. Sé mi baluarte, en mi dolor, y que tu sonrisa sea la traiga de nuevo a todos la felicidad. El menor besó su cuello, no me apartes de tu lado papá. Viendo a su pequeña en los brazos de Ares, se volvió a él, de manera que Hypnos pudiera ver a su hermana. Protege a tu pequeña hermana, ahora necesita de tu calor, sé fuerte por ella. Regálame una de tus sonrisas hijo, así como Koré lo hace en este momento.

Lentamente levanta su rostro de su cuello, para ver a su hermanita en los brazos su amado Ares. Con sus ojos enrojecidos, los posó en los de su querido padre, besando sus labios, ocultó su rostro en las llamas refulgentes que le habían acunado en su niñez, en sus momentos de alegría y dolor. Sin piedad, amado papá, acaba con todos tus enemigos, mi indomable Fuego Estelar. Su voz en ese momento fue calmada, saliendo de ese refugio amado, le sonrió. Hiperión se perdió en esa cara amada, juntando sus frentes, suspiró.

Acercándose a Zeus, le entregó a su hijo en sus brazos. Dejo a tu cuidado dos de mis tesoros, mis amados hijos, Zeus. Al momento que su milenaria armadura de Fuego le cubría la piel. Apolo, se colocó al lado de Hiperión. No pienses en dejarme, porque no me quedaré aquí, pienso ir por mi esposo, y juró que no lograran separarme de él.

Sin volver a ver atrás partió al mando de los titanes, al momento de marchar fueron detenidos por Casandra. ¡Mi amado rey Hiperión! Arrodillándose frente a él. Observe el paquete que le dejo Hera, en sus manos, y el destino les separó físicamente, pero también les ha unido por lazo de sangre para siempre, recuerde mis palabras. ¡Gran Hera diosa de la Familia! Envía a tu ave milenaria, a tu humilde servidora, permite paso al ejército del Tiempo al lugar de batalla al lado de tu amado hermano y nuestro amo Hades.

El pavo real dorado de Hera se hizo presente frente al Fuego Estelar, Hiperión tomo una de sus plumas, entre sus manos quemándola a su contacto y un nuevo túnel se formó por el cual pasó el Ejército de Hades, en esa batalla. Ante la mirada de los demás dioses olímpicos, Hypnos por primera vez en su vida se sintió solo a pesar de estar con Ares. A su pequeña hermana ese día apenas la había conocido, sin su gemelo, nunca habían estado separados, desde el vientre, su compañero de exilio y su amado papá, se abrazó sin querer al que había considerado su peor enemigo hasta el momento, y sus lágrimas bañaron su pecho. Zeus, se encaminó con él en sus brazos fuera del Inframundo hacia el Olimpo. A preparar a su ejército. Alzando su poder, Zeus desapareció seguido de los demás con rumbo al Olimpo.

Tras pasar aquella puerta con su energía, se encontraron con el cielo azul tranquilo de la antigua Grecia. Emperador, planeaba suavemente entre las escasas nubes, Helios les bañaba con su luz. Hyoga, le sostenía fuertemente, pasando sus brazos alrededor de su vientre, se apegó más a él. Tu vientre me quema las manos, ¿Hiperión lo sabe? Le susurró a su oído. Hades negó contra su pecho que le servía de respaldo. Hyoga le besó suavemente la cabeza. Aún tienes mucho de tu antiguo ser, Hades.

¡Ay Hyoga, es que nunca me conociste! Ni en esta ni mi otra vida, este siempre ha sido mi verdadero ser. ¿Qué va a ser de nosotros, mi amado Hades? Abrazándose más a él. Hyoga, quiero que cuides de mi hijo y se lo devuelvas su padre. Electra y Emperador les llevarán de regreso a Torrey, y con ustedes a los dioses cautivos. Vio a Electra se deslizaba cercano a su semental, agitando majestuosamente sus alas. Le hizo señas a su hermana, para que aterrizaran, en un llano cercano.

En picada ambos pegasos se precipitaron a tierra firme. Aterrizando en una árida isla en el Mediterráneo, llena de formaciones rocosas, y grandes acantilados. Tánatos fue el primero en bajar, quitándose su casco observó todo con detenimiento, sus zafiros por primera vez contemplaban un lugar diferente a su mansión en Alemania, el viento jugaba con sus cabellos dorados, él con sus manos retenía sus largos cabellos que golpeaban su faz, tendiéndole la mano a su tía, la tomó por la cintura ayudándola a bajar, Hera le asió de su cuello besando su mejilla, le sonrió dulcemente. Al momento que el más joven la deposita en el suelo. Gracias, mi hermoso niño, limpiando con sus dedos algunos rastros de lágrimas en su rostro.

Poco después el semental Emperador descendió suavemente a su lado, Hyoga fue el primero en tocar tierra firme, para después volverse al dios de los muertos, a quién ayudó a bajar tomándolo en brazos para luego ponerle en pie. Hades de inmediato acortó la distancia con su familia. No es bueno para Tánatos, recibir tanto el poder de Helios, ya que no esta acostumbrado, lo mejor será descansar, y viajar de noche, previno en el momento, que les señalaba, una pequeña cueva, entre las formaciones rocosas. Y Hyoga tampoco tolera bien, el sol. Abrazando a su niño le cubrió con su capa. En el instante que con su otra mano, le tocaba la frente, inquieto de que le diera insolación. ¡Lo siento papi! No soy de mucha ayuda. Hades negó tal afirmación sonriéndole, besó su frente. El que siente todo esto, soy yo, sé que deseas conocer el mundo de los vivos y recibir los rayos del astro rey, pero son milenios de exilio, los cuales son mi culpa y no tuya, mi bebé. Al estar resguardados en la sombra. Le descubre, acariciando sus cabellos, dorados. Hera y Hyoga entran detrás de ellos.

Los cuatro buscan un lugar dónde descansar. Hades, sentándose en el suelo le indica a su hijo y hermana un lugar a cada lado de él. Hera se recuesta en sus piernas, con sus ojos cerrados, el dios de la muerte apoya su cabeza en el refugio de su hombro, y sus dedos jugaban con las hebras de ébano que eran los cabellos de su papi. Baldur observaba todo en silencio, sentado frente a ellos, movía nerviosamente sus dedos en el suelo, le incomodaba estar sentado sin hacer nada, veía las expresiones de seriedad en sus acompañantes, así como la vacía de Hades.

Hades, porque presentan esas caras de funeral, acaso se están dando por vencidos antes de pelear, eso como lo dijo Ares una vez equipara a perder antes de pelear. Les gritó impaciente. Yo prometí a tu esposo, llevadles de vuelta a él, sanos y salvos. Exasperado se pone en pie encarándolos no obstante los ojos fríos de Hades, le miraron sin inmutarse. Las Parcas tienen ya escrito el desenlace de esta batalla, si se puede decir que sea batalla, Baldur. Los ojos de Hyogar se entrecerraron, brillando su energía de hielo a su alrededor, mostrando su furia.

Los zafiros de Tánatos, le miraron comprensivos, y su voz cálida y armoniosa le contestó: Yo en el transcurso de mi vida, dios guerrero, me ha tocado vivir la pesadilla que va suceder una y otra vez. Nosotros sabemos perfectamente lo que nos espera allá, mi papi no ha querido que mi papá vea nada de lo que sucederá. Baldur, se te ha dado el honor de acompañar al rey de los dioses en esta misión, como a mi, llevo milenios preparándome para este momento y papi lo sabe por eso las Parcas me han dejado participar y a mi hermano no. Cada uno de nosotros tenemos una misión en esto, por eso fuimos escogidos.

¡Tánatos! Susurró Hyoga al oír hablar al joven, si alguna vez había pesando que su hermano se parecía a Hades, que equivocado estaba era él que tenía todo su carácter. Sonriéndole al verlo sonrojado, el dios de la muerte, cerró sus ojos. Será mejor que obedezcas a mi papi, y que descanses. Esta noche será larga.

Baldur observó al muchacho acomodarse en el hombro de su progenitor y como Hades besaba su frente amorosamente, cerrando sus ojos. Retuvo en sus pupilas la escena, el dios de los muertos solo cerraba sus párpados mas se mantenía alerta. Y el Ojo de Cristal destellaba en su frente, desviando sus hielos a fuera de la cueva, en que se refugiaban podía ver a los pegasos dormitar, cercanos a la sombra de un peñasco.

Mientras pasaba esto, en un castillo formado de enormes piedras calizas, cercano a la isla en que esperaban la noche Hades y los demás, se encontraba unos calabozos subterráneos, la única luz que entraba era la de unas rejas que daban contra el acantilado, ese orificio era no mayor a 50 cm de perímetro, por él salía la delgada mano de una mujer, quién sostenía un cuenco, dónde las aves depositaban pequeñas frutas que les servían de alimentos. Aprovechaban esa hora del día porque todos los guardias de ese castillo dormitan en el momento que Helios asomaba su faz sobre el firmamento.

Las aves siempre se habían encargado de brindarles un poco de auxilio, sostenida por su esposo, la diosa Hebe, se encargaba de recibir las dádivas de las criaturas del bosque, animales de todas las especies, les llevaban lo que se encontraban en diferentes días, en la noche dejaban el cuenco para que el rocío nocturno, les brindará algo con que calmar su sed. Cuando los pajaritos se retiraron, ella metió inmediatamente el cuenco. Bajando su rostro a Heracles le indica que ya se habían retirado, él le baja cuidadosamente, hasta depositarla en pie abrazada a él, ella muestra el cuenco en sus manos a su hermana quién lo toma, con su rostro desanimado,

No es mucho, pero de algo nos servirá, nos tienen acabándonos de inanición, pero las criaturas del bosque no nos han abandono, no nos quieren fuertes, para cuando Hades aparezca no seamos de ayuda, es una humillación, recriminó con su voz cargada de odio Ilitía, a ver unas cuantas bayas, en el cuenco.

Los demás se le acercan esperando su ración, la puerta de la celda se abrió de repente chocando contra la fría piedra, por ella ingresó Nicté con sus súbditas las Keres, aquellas fatalidades de cuya apariencia helaba el alma no tenían figura humana, ni divina, eran aterradoras bestias con colmillos y garras resplandecientes, que sin previo aviso se abalanzaron sobre las hijas de Hera, sitiándolas entre ellas, por más que lucharon todos por protegerlas no pudieron con esas fatalidades, Heracles observaba con horror, al igual que Hefestos como las Keres las sacaban a empujones desgarrando sus brazos con sus garras.


Última edición por goddesniquel el Jue Abr 08, 2010 10:28 pm, editado 1 vez
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MensajeTema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión)   El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) - Página 3 I_icon_minitimeSáb Jun 14, 2008 2:49 am

Heracles y los demás se lanzaron, en su auxilio pero las cadenas de oscuridad se arrojaron sobre ellos clavándolos sobre la pared, los gritos de sus hermanas, les corroían los oídos. ¡Soltadlas! Rogaba Hefestos. Haced conmigo lo que querías pero dejad a mis hermanas, ¡Se los suplico! Los zafiros de Hefestos rogaban desesperados, tratando de liberarse de sus amarres luchaba intensamente, al igual que sus hermanos, friccionando sus brazos y piernas hasta que sus tobillos y muñecas empezaron a sangrar

¡Ilitía! ¡Hebe! Eran sus gritos desgarradores. Hasta que Nicté se le acercó tomándolo de su barbilla, enterró sus afiladas uñas en su rostro Hefesto, ¿Porque no aprendes de los demás? Mira lo callados que se han quedado. Volvió sus zafiros a sus hermanos quienes estaban cabizbajos, sin moverse. ¡Sois unos cobardes! Les gritaba enfurecido, la sangre que resbalaba por sus blancos brazos fue lamida por Nicté, quién aprisionaba bajo su bota a Hipólita que estaba desmayada a causa del ataque de la segunda al mando de Caos. Levantando su pie de la espalda de la amazona, acercándose más a Hefestos, agarró fuertemente su entrepierna, produciendo un gran dolor, en el herrero. Tienes un rostro bonito y una mirada inocente Hefestos, pero tu hombría es tan inservible y como tu pierna derecha.

El joven dios, se mordió sus labios evitando gritar. Aquel ente paso sus dedos por los hilos de sangre que brotaban por la comisura de sus labios saboreándolos, después sin quitar su agarre en la intimidad del herrero, le obligó abrir su boca, para luego asaltarla en un beso, mordiendo cruelmente sus labios, succionó de ellos más sangre, para luego soltarlo No te preocupes, que ya no le servirás más a mi hermano, ya no serás su concubino, hoy podrá tener a Hades a su disposición, le susurró al oído, para luego sacar su látigo, descubriendo el pecho de Hefesto rasgando sus ropajes con sus uñas. Veamos si tu madre te reconoce después de que termine contigo.

El chasquido del látigo entre sus manos hizo que los demás levantarán su vista hacia aquel artefacto. Una sonrisa sádica se dibujó en el rostro de Nicté, en el momento que hizo aquel azote mordiera la piel como desquiciada golpeaba el cuerpo de Hefestos quién no podía reprimir los gritos de dolor, sus gemidos resonaron en los oídos de sus compañeros de celda. Perseo bajó sus párpados tratando de acallar sus lágrimas, pero estas resbalaron rebeldes por sus pómulos hasta perderse en su cuello moreno. ¡Hefestos! Murmuro entre sus sollozos. Los latigazos resonaban aún pero ya no los lamentos del herrero, había perdido la conciencia.

Ilitía, Hebe, ya hemos perdido las ganas de pelear perdónenos, susurró Hermes. Cerrando fuertemente sus ojos tratando de acallar su conciencia y los latigazos resonaba en sus oídos taladrando su mente.

Cercano al atardecer ¡Hefestos! Murmuró Hades siendo escuchado por Hera, la reina de los dioses mantenía sus ojos cerrados, sin poder evitar que sus lágrimas bañaran la armadura de su hermano, Hyoga vigilaba en silencio, a sus acompañantes, girando a Balmún entre sus manos, entendió que Hades veía todo lo que estaba sucediendo. Tánatos tampoco dormía lo que hacía era estar cerca de su papi en silencio, sufriendo su dolor a su lado. Se levantó fastidiado de ver su calma, no aguantando más la situación se dirigió a ellos parándose delante, golpeo la roca dónde se apoyaban con su puño ¡No los pienso dejar morir frente a mi! ¿Entienden?

Hades abrió sus ojos, separando delicadamente a su hijo, y al sentir el movimiento de sus piernas Hera se incorporó, hasta sentarse. ¡Baldur! Lo que tenga que pasar, pasará, no te preocupes por ello, vive el momento, y espera el mañana. Verás que las cosas mejoraran, amigo, se levantó a su lado encontrándose uno con el otro, casi sus rostros rozándose, la mano extendida sobre la roca tembló al sentirlo tan cerca, chocando sus esmeraldas en los cristales de hielo que eran los ojos de Hyoga, como tantas veces en el pasado lo habían hecho, Hyoga observó su rostro enmarcado en hilos de ébanos, su piel nácar que brindaban resguardo a esas preciadas joyas que en el pasado eran hermosos zafiros, siempre los ojos de Hades eran refulgentes, porque reflejaban su alma, como en éste momento lo estaba haciendo.

Ante esa mirada el hijo de Odín quedó paralizado, no había frialdad, como hace un momento, si no la calidez que le enamoró desde el inicio de los tiempos. La delicada mano de Hades se posó en su hombro suavemente, para luego el dios de los muertos esquivará su mirada pasando a su lado.

Dirigió su elegante paso hasta dónde descansaba su semental, que al sentir la presencia de su amo, se le acercó recostando su nariz en su vientre. Emperador ¿También le has notado? ¿Quieres saludarlo como a Koré? El Pegaso acariciaba la extensión de su vientre, resoplando. Electra se acercó también en espera de mimos por parte de aquel dios, acariciando sus crines, sonrió.

Desde la entrada de la cueva Hyoga veía absorto la escena, no entendiendo su actitud. Hera suspiró llamando la atención del dios guerrero, Baldur dirigió su vista a sus otros dos acompañantes, Tánatos besó la frente de su tía, pasando sus dedos por las lágrimas que manchaban su rostro, se las limpió, asiéndola de su mano, la incorporó con él galantemente, después de hacer una reverencia ante ella, pasa entre Hyoga y Hera para dirigirse hacia el lugar en que se encontraba su papi.

Hades sintiendo los pasos de su hijo cerca, le tiende la mano, el dios de la muerte apresuró su caminar hasta posar su mano en la que se le ofrecía, sintió como su padre le jaló hacia sí, le abrazó acunándolo en su pecho, besando su cabeza entre los sedosos y aromáticos cabellos dorados, le apartó un poco, y sosteniéndole de sus hombros le guío al borde del acantilado dónde ambos se sentaron a disfrutar del crepúsculo.

Hyoga les iba a seguir, pero Hera se asió de su brazo recostando su cabeza en él, le detuvo. ¡Deja, es un momento en que no podemos intervenir! Es su manera de despedirse. Jalándolo consigo, besó su mejilla delicadamente, buscaron acomodó cercano a la cueva, dónde ambos despidieron al sol. Perdona mi atrevimiento, Hyoga, pero no quiero estar sola en este momento. Él inmediatamente captó su dolor, acunándola en su pecho acarició los mechones dorados con sus dedos, Hera sintiéndose segura descansó su cabeza en su regazo, suspirando con su mirada perdida en los cálidos celajes que envolvían a Helios, que les brindaba su despedida de su trono ardiente.

¿Papá y tú disfrutaron del atardecer en el templo de mi esposo? Hades asintió, pasando sus dedos por los hilos dorados de su bebé Ahora tú lo disfrutas conmigo. Admirando los reflejos dorados destellar en los ojos verdes de su papi, sonrió. ¡Tus ojos! Me gustan más de ese color, son como dos refulgentes esmeraldas, papi, aunque los zafiros anteriores también eran hermosos, porque están llenos de amor y luz, son el reflejo de tu alma. El rostro de Hades, se iluminó, ante las palabras de su hijo, pasando sus dedos por sus delgadas cejas, las delineo amorosamente. Iguales son los tuyos, mi bebé, porque eres mi hijo. Acercándose a su faz, besó delicadamente sus labios, admiró detenidamente, como los matices violetas y anaranjados de Helios despidiéndose que teñían el rostro de su Tánatos. Tú padre me ha expresado lo mismo y no se cansa de hacerlo. Atrayéndolo a él, le descansó en su regazo ¡Oh, Hiperión te amo! Susurró.

Al ocultarse el sol, Hera se incorporó, y agradeció por medio de un beso a Hyoga en su mejilla, con una sonrisa en sus labios corrió hasta su familia, hincándose detrás de su hermano se abrazó fuertemente a él. Juntos nacimos, juntos partiremos de este mundo! Afirmó a su oído, sacando de su cinto la daga del destino, depositándola en las manos de su gemelo. Los zafiros de Tánatos se posaron en esa daga, la cual su papi quitó su funda ¡Tánatos dame tu mano, bebé! Le ordenó. El muchacho colocó su mano sin vacilación en la de su progenitor, Hades soltó el guante de la armadura de su hijo descubriéndola, aprisionándola levemente con la suya pasa el filo de la daga de Atropo en la suave piel, trazando una delgada línea en el centro de su palma, de la cual mana el vital líquido rojo, por ella, apretando suavemente impregnó la daga con ella, recubriéndola completamente, para después lamer la herida y succionar completamente la sangre de su hijo, haciendo esto vuelve a cerrar la lesión ocasionada en su mano. ¡Listo! Hera y Tánatos sonrieron entre sí.

¿Papi puedes cantar para mí? Como cuando era pequeño y tenía miedo, le solicitó acomodándose en su regazo. Sí, por favor, hermano, yo también quiero escuchar tu dulce melodía. Descansando sus manos en su cabeza, acarició sus cabellos y empezó a entonar su canción preferida, Hera sonrió al ver la cara de sorpresa de Hyoga, pues nunca le había escuchado cantar. Lo que hizo que se acercara hasta sentarse a su lado hechizado por su sinfonía. La misma erizaba su piel, haciéndole recorrer la energía cálidamente por su cuerpo, era el cosmos de Hades dentro él, se sentía realmente feliz como nunca antes en su vida. Disfrutaba de las delicadas notas de la voz de Hades con sus ojos cerrados, cuando una segunda voz igual de dulce que la primera se unía en el acorde, padre e hijo cantaban juntos, y Hera no perdió oportunidad haciéndoles coro. Tánatos se incorporó juntando su cabeza con la de su papi y Hades dio por finalizada la interpretación besando la faz de su bebé. Acogiéndolo en sus brazos, aspiró el aroma de su pequeño Tánatos, susurrando a su oído. Sé que estas en conocimiento que es mi réquiem de despedida, bebé. Dile a tu padre, que él fue el que me enseñó a amar y no solo convertirme en un arma sin sentimientos, que logró romper el hechizo del Ojo de Cristal, pero también ahora puedo sentir la felicidad y la tristeza de nuevo.

Separándolo de él asido de sus hombros, el cabello de Tánatos se movió al igual que él suyo mecido por la brisa nocturna, enmarcado por el brillo de las primeras estrellas en el horizonte. Quiero que me demuestres del temple que esta hecho mi hijo, no tengas piedad de tus enemigos, aniquílalos con todo tu poder, Tánatos El dios de la muerte asentía a todo lo que le decía, los zafiros de sus ojos resplandecían fríamente y dos lágrimas escaparon por ellos. Yo lo he sabido siempre, papi y ahora en que el momento en que todo pasará se acerca, ya no tengo más lágrimas que derramar. Guiaré tu ejército, en el momento que no estés, seré la fortaleza de mi papá en tu lugar. Juró que no lloraré para que ningún enemigo se goce con mi sufrimiento, esa es mi promesa hacia ti. Hades afianzó su abrazo sobre su hijo con su corazón lleno de orgullo, su hijo se incorporó, jalándolo con él ¡Soy Tánatos, dios de la muerte, el hijo del Gran Hades y el Noble Hiperión!

A las palabras de Tánatos, el señor del Inframundo sonrió, tomando la mano de su hijo, coincidió con él que era el momento de partir, así que tomaron las pocas pertenencias que llevaban, ésta vez Tánatos tomó las riendas de Emperador, le montó a horcadas y tendió la mano a su papi, quién lo hizo detrás de él. Hera e Hyoga les siguieron en Electra, ocultos bajo las sombras de la noche y viajando por medio del suave aleteo de las alas de los Pegasos. Sujeto de la cintura de su hijo, quién guiaba a Emperador, Hades observó de reojo como Hyoga acunaba a su hermana en su pecho, asiéndola de la cintura.


Última edición por goddesniquel el Jue Abr 08, 2010 10:29 pm, editado 1 vez
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MensajeTema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión)   El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) - Página 3 I_icon_minitimeSáb Jun 14, 2008 2:50 am

Hades susurraba instrucciones en los oídos de Tánatos, Hyoga tenía plena vista de la escena ante sus ojos, grabó aquella imagen tan igual a la vivida en el templo de virgo, en dónde pudo observar esa misma sonrisa en su rostro, parecían tener una alegre conversación, aquella sonrisa cargada de inocencia que le había enamorado, y su hijo respondía de la misma manera. En cambio Hera en sus brazos iba muy callada, con sus ojos opacados por la pena que la embargaba, veía desolada la escena.

¡Hefestos! Musitó suavemente, pero llegó a los oídos de Hyoga ¿Es tu hijo, verdad? Él que atacó a Tánatos, ella confirmo con su cabeza. A mi hijo nunca le gustó las batallas, es muy parecido a Hades, le encantaba trabajar con sus manos, Hefestos no pudo atacar con tal crueldad a Tánatos ¡Ese maldito de Caos! Le estaba dominando, de eso estoy segura. El no es tan hábil como Ares en batalla, Hefestos es como Apolo, un artista, expresó con orgullo. Sin embargo hizo poderosas armas para su padre. Volviendo su rostro para hablarle a la cara continúo: Tiene por ojos dos hermosos zafiros acerados como su padre Zeus y el color de mis cabellos, le sonrió tristemente. Pero te debo aburrir con cosas que no vienen al caso en este momento.

Hyoga le abrazó fuertemente. No digas eso, que no es verdad, tú hijo debe ser hermoso, veo tus ojos resplandecer al hablar de él, justo como Hades cuando conversa con sus bebés. Ella afirmó contra su pecho. Por nuestros bebés haríamos cualquier cosa, deberías conocer a mis niñas, son tan hermosas, como la tuya, Koré, los cabellos de ambas lo heredaron a su padre Zeus, tan azules como los de Ares y dos hermosos zafiros por ojos. Tú Koré, tiene sus ojos como los tuyos y los cabellos de mi hermano y su singular belleza. Concluyó.

¡Papi, estarás orgulloso de mí! Manifestó al momento de tomar ávidamente su mano con la suya. Mi bebé siempre he estado orgullo de los dos, en especial de mi Tánatos, recostando su cabeza en su espalda grabó su aroma en sus sentidos. Aunque la inmundicia de ese lugar llene mis sentidos, será el aroma de mis hijos lo que me mantendrá cuerdo y el recuerdo de unos rubíes de fuego, pensó abrazándose más fuerte a él, besó su espalda. ¡Hemos llegado! Anunció a su bebé, Tánatos se estremeció entre sus brazos ¡Recuerda tu promesa conmigo! Sosteniendo fuertemente el cuerpo de su hijo, la joya en su frente brilló intensamente, al igual que la daga en el cinto de Hera. Emperador empezó su descenso en picada, hasta aterrizar suavemente entre un claro de la vegetación de aquel lugar, hincándose en sus cuatro patas, facilitó la tarea de desmontar a sus amos.

Hades acomodó el casco de su hijo en sus sienes, acarició su mejilla sonriendo, cuando su hijo tomaba el casco para colocárselo, él le detuvo sus manos cariñosamente, negando con su cabeza. Es mi regalo para ti. ¡Haz buen uso de él, bebé! Tánatos lo sostuvo en sus manos, juntándolo a su pecho. Hera acortó la distancia entre ellos, lista para su incursión.

El Ojo de Cristal destellaba en esmeralda, uniéndose a los ojos de Hades, guiándolo en la oscuridad por el camino hacia la fortaleza de Caos, en cuánto puso sus manos en la fría piedra cerró sus ojos, palpó aquel muro, con ambas manos, intentaba ubicar la más mínima energía vital dentro de aquel lugar. Ellos no tienen nuestra presencia son entes, por eso son difíciles de detectar, les explicó a sus acompañantes. Hiperión me enseñó a detectarlos, por su cuerpo y ojos puede conocer a nuestro enemigo. Caminaba apegado al muro sintiendo todo lo que podía. Ninguno dude en atacara matar, porque ellos no tendrán piedad de nosotros.

Al llegar a un pequeño promontorio, en dónde se detuvo, agarrando la mano de Tánatos la colocó en la piedra debajo de la suya. ¿Qué sientes? Le preguntó al colocarlo totalmente apoyado en la roca. Varios cosmos. ¡Por Cronos! Perseo y Hefestos, son ellos. Hades asintió: Aquí están debajo de nosotros. Ambos se recostaron en el terreno palpando, hasta que hallaron la pequeña apertura. Tánatos se asomó por ella Conozco este olor, el que azota todos mis sentidos, cada minuto de mi vida, apesta a muerte, pero no la que yo administro, es el que las Keres transmiten, esas horripilantes entes, quienes dominaban el mundo antes de mi nacimiento.

A un lado, ordenó Hyoga, colocando su mano sobre las lozas de roca, con rapidez extiende su cosmos, congelando las rocas hasta cristalizarla, con su puño, apartando a todos golpeó levemente con su puño, hasta que expandió la apertura para permitir el paso de dos cuerpos fácilmente. Cuando iba a saltar, dentro de la celda, Hades le detuvo sosteniéndole del hombro. No tan aprisa amigo, le susurró.

No deben confiar en sus cosmos, de aquí en adelante, será en sus habilidades marciales, utiliza a Balmún y confía solo en ella. Al asomarse Tánatos y Hera notó el nerviosismo de su hermana tomándole la mano, la apretó suavemente haciéndole notar su presencia. Y dirigiéndose a su hijo: Dame tu casco, hijo. Quitándoselo de su cabeza, lo destruyó con su poder, antes los ojos asombrados de su bebé, tomando el suyo se lo colocó sobre sus sienes. Este el yelmo que me regalaron los cíclopes, el mismo ejerció su poder en Tánatos. Ahora eres invisible a los dioses, entes y humanos, como te dije es mi regalo para ti, úsalo con sabiduría.

Tú serás el que ataque en sorpresa. Pase lo que pase, cuando te dé la orden de partir para Torrey, lo harás y te quedarás con tu padre y tu esposo. De Heraion dirigirás el contraataque. Promételo hijo sin mirar atrás no importa quién caiga hoy. Quitándose el casco fijó sus zafiros penetrantes en las refulgente esmeraldas de su progenitor. Me pides que huya como un cobarde, apretando fuertemente su puño sobre la empuñadura de su espada. Hades enmarcando su rostro con sus manos insistió: Promételo, no aumentes mi agonía de aquí en adelante, suceda lo que suceda, sacarás a tus hermanos de este infierno, guiándolos a Torrey. Hera le abrazó apoyándose en su espalda. ¡Mi dulce niño, promételo! Vive para Hiperión y Apolo, eso no quiere decir, que nosotros buscaremos la muerte, le aclaró Hera asida a su dorso. Hyoga aguardaba en silencio en respeto a sus amigos.

En el caso de que nos pasara algo tú le informarás a tu padre, de nuestra ubicación, en esta fortaleza ya que ellos la desconocen. Promételo, los dioses que están aquí cautivos no son débiles, fueron héroes de la época del mito y ahora están prisioneros en la nada inicial, como muertos en vida. ¡Sácalos de aquí!

¡Lo prometo! Hades no espero más fue el primero en abalanzarse en esa oscuridad, seguido de su hijo quién se colocó el yelmo, por deseos de su papi. Pronto Selene alumbraría aquel lugar, pensó Hyoga al ver la luna en el firmamento, antes de internarse después de Hera.

Hades empezó a caminar a dónde se encontraba los débiles cosmos, guiándose por la pared, asiendo la mano de su gemela, Tánatos vigilaba la puerta de hierro junto con Hyoga. Los gemelos palpaban en la pared hasta que chocaron con un cuerpo pendiendo de ella. El Ojo brilló intensamente iluminando el cuerpo de Hades, con él la habitación. Las esmeraldas resplandecieron llenas de furia.

¡Mi hijo! ¡Cronos, padre mío! ¡Mi bebé! Fueron los gritos desgarradores de Hera, quién se agarraba al torso desnudo de Hefestos, llenando su armadura y cara de sangre. Hades no quitaba sus ojos, de sus manos ensangrentadas, cerrándolas fuertemente camino hacia su hermana, haciéndola separarse del cuerpo de su hijo. Hyoga asió fuertemente a Balmún, y Tánatos se quitó su casco. Con un fuerte golpe la espada que partía cualquier mal, golpeó contra las cadenas de la oscuridad que sujetaban los miembros de Hefestos, y Tánatos lo recibió en sus brazos, el movimiento hizo que el herrero de los dioses despertara. Gimiendo levemente, contra el cuello del dios de la muerte. ¡Tranquilo, Hefestos ya tengo! Tánatos se volvió hacia su padre y su tía con él en sus brazos ¡Hermano! Murmuró entrecortadamente.

Lo lamento tanto, Hefestos, esto es por mi culpa verdad. El herrero negó con su cabeza, abrazándose más al hijo de Hades. Jamás permitiría que te hicieran lo que a mí, no te culpes, le susurró. En el momento que Baldúr liberaba a los demás, los prisioneros al ver a Hades y Hera se postraron ante ellos. Tomando en sus brazos a Hipólita, Hyoga se acercó a los demás.

Tánatos se hincó a su lado de ellos, con Hefestos en sus brazos. Hera se tiró encima de su hijo. Mi bebé, sollozaba desolada. ¡Mami no llores, no arruines mi encuentro contigo, soy una basura en este momento! Ella acarició su rostros con sus ojos llenos de lágrimas negó con ella esa afirmación. Eres mi pequeñito, mi bebé amado.

Hades se puso en pie. Dirigiéndose a los otros dioses ¿Dónde están sus hermanas, Ilitía y Hebe? La voz que empleó, no permitía ser desobedecía. Perseo, fue el que le respondió, levantando su vista a la imponente presencia de Hades. Se perdió en sus ojos esmeralda, era la primera vez que ellos lo tenían ante sus ojos, él era el dios exiliado al Inframundo, el cual nunca había mostrado su rostro en el Olimpo, era realmente hermoso, y el hijo de Zeus, reconoció esas esmeraldas que había adorado en su esposa. Las Keres se las llevaron esta mañana, mi señor Hades.

El rey de los dioses, suspiró. La profecía se cumplía al pie de la letra, las Parcas nunca se equivocan, esas caprichosas diosas. Prestó atención a su familia sabía que no podían dar pelea alguna y no expondría ni Hera ni a Tánatos. Escuchadme, todos debéis partir de inmediato, aprovechad ahora, yo iré por mis sobrinas. Ordenó.

Tánatos se puso de inmediato en pie, abrió su boca para protestar, pero una mirada severa en los ojos de su papi le retuvo, bajando sus ojos recordó su promesa. Dándole la espalda a su papi ¡Apresuraos todos! ¡Hyoga, lleva a Hefestos! Vamos tía es hora de partid a Heraion.

Yo no me iré, besando el rostro de su hijo, Hefestos la asía fuertemente. Juro que despedazaré a Nicté por lo que le hizo a mi Hefestos y jamás me iría sin mis pequeñas y eso lo sabes bien, Hades. Como reina de los dioses mi lugar es a tu lado, te lo prometí. Al Hyoga, acercarse, deposita a su hijo en sus brazos. Cuida de él en mi ausencia, Baldur te lo encargo, mucho. El dios guerrero lo cubre con su capa y le alza, contra su pecho, con cuidado, dirige los hielos que tenía por ojos a sus amigos.

Hades, abraza a su hermana contra sí. ¡Oh Hera, porque te obligas a recorrer mi camino! Escondiendo su rostro contra su pecho le sonrió, Hades, limpió la sangre de su rostro con su capa Porque siempre debimos ser uno, ambos somos los primogénitos de Cronos, los señalados por la profecía.


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Moira Laquesis - Hiperion
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El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) - Página 3 Empty
MensajeTema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión)   El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) - Página 3 I_icon_minitimeSáb Jun 14, 2008 2:51 am

Tío, escúchame es una trampa, te quieren bajo su poder. ¡No lo hagas! El rey de los dioses, se acercó a él acariciando sus cabellos. Hefestos no tengo como agradecerte el que hayas salvado a Tánatos y hayas sufrido en su lugar, no te preocupes ahora estas a salvo, no sucederá nada que no este escrito en el destino. Ahora Hyoga, vete te relevo de tu promesa sobre mí, porque no la puedes cumplir Hyoga apartando su vista dolido, cumplió con el deseo de su amado Hades saltó con todas sus fuerzas hasta salir de allí con Hefestos en brazos, de aquel hueco en la tierra brilló el Ojo de Cristal dando instrucciones a Emperador su semental quién relincho sonoramente, de repente varios Pegasos llegaron a su alrededor. Los dioses montaron en ellos, emprendieron la marcha guiados por un callado Tánatos en los lomos de Emperador.

Hefestos no retiraba su mirada llena de angustia de aquella celda. Mami, yo no quería que murieras en mi lugar, ni Hades tampoco, todo es mi culpa. ¡Soy un inútil Sollozaba, Baldur, le asió firmemente contra él. Calma pequeño, no llores, aplicó un poco de su energía en sus heridas, para calmar el escozor

Esos animales. Descubriendo su pecho un poco para colocar su mano en las heridas para calmar el sangrado, acción que inmediatamente Hefestos rechazó empujándolo para apartarlo un poco de él. ¡No me toques! Gritó histérico. Perseo estaba cercano a ellos, observó lo sucedido y previno a Baldur: No le gusta que nadie lo toque, piensa que lo van a lastimar, bueno tú entiendes. Esos malditos le han ultrajado varias veces.

Los zafiros de Hefestos brillaron con furia y su cara se tiñó de carmín. No tienes porque contárselo Perseo, no tienes derecho. Forcejeo un poco con Hyoga quién no le soltó, más bien le acercó más a el, hasta besar su cabeza. Yo no te haré daño, de esa manera no soy esa clase de persona. Al sentir su cercanía se sintió mareado y perdió el conocimiento.

En el salón principal de aquella fortaleza las hijas de Hera, estaban encadenadas, a uno de sus muros, las cadenas no les permitían movimientos. Con varios moretes y lesiones en su piel ambas observaban con horror, lo que sucedía en aquel salón.

Caos se divertía con Erebo al cual le tenía sometido a su deseos, sosteniéndole de sus caderas le penetraba una y otra vez, sostenido en sus manos y rodillas, los gemidos llenos de pasión de los dos, no eran reprimidos. Erebo en cada embestida levantaba sus caderas para ofrecerle mejor ángulo a su hermano y con su propia mano masajeaba su hombría masturbándose para lograr llegar al clímax, juntos los dos.
Cuando sintió la presencia que había esperado todo este tiempo, aproximándose rápidamente allí. Sale sin ningún cuidado de la entrada de su hermano ocasionándole un gemido de dolor. ¡Vístete! Que nuestros invitados especiales están llegando. Erebo se incorporó acomodándose sus vestimentas, le besó los labios de su hermano con deseo. Ya volverás a mí, acariciando con deseo su entrepierna hasta que logra que Caos eyacule en sus manos.

¡Nicté! Gritó, nuestros invitados especiales arribaron. Aquella ente apareció al lado de su hermano, la hora del enfrentamiento llegó. Las Keres, soltaron a las dos diosas arrastrándolas a empujones, hasta colocarlas por delante de su señor con sus manos atadas a las espaldas y asidas de sus cabellos.

Hades hizo su entrada caminando con firmeza, con la frente en alto, y a su lado siguiendo su paso, su hermana gemela, con igual porte orgulloso. Suelta a esas niñas Caos, que la pelea será conmigo, solo entre tu y yo, por eso he venido sin ejército, no seas cobarde de esconderte detrás de ellos, le incitó con su voz firme.

Hera señalando a Nicté: Yo tengo cuentas pendientes contigo, desgraciada. Sonriendo maléficamente ¡Cortadles la cabeza! Ordenó a las Keres, eso es lo que tendrás de ellas, Hades, aquí no puedes dar órdenes, estás a nuestra disposición. Tirando de sus cabellos fuertemente, expusieron sus cuellos descansando sus afiladas garras en ellos. No te metas en esto, Nicté, que es entre Caos y yo, reclamó Hades, esperando la contestación de aquel ser, que le veía con sus ojos cargados de lujuria.

Eso suena interesante, puedo entregarte a estas dos inútiles a cambio de algo, hijo de Cronos, ven aquí, moviendo su mano, lanzó a las Keres junto con las diosas a un lado de la habitación. Te lo he dicho, se mío por voluntad y las dejaré libres, incluyendo a tu hermana. Hades, bajo su mirada a las lozas de ese recinto y de reojo vio a Hera en posición de ataque. Recordó en su mente las palabras de las Parcas, en el muro de los Lamentos “Su padre, derrotó al Caos, generando el universo que hoy todos conocemos, pero quiere de nuevo su trono, el lo quiere hacer suyo, el lo hizo suyo a la fuerza sentenció el pasado, el lo hizo suyo a voluntad dictaminó el presente, y el lo hará suyo para siempre, el futuro” Cerrando sus ojos asiente, haré lo que me pides, me harás tuyo bajo mi voluntad, pero antes libera a mis sobrinas. ¡Papá dame fuerzas! ¡Hiperión, perdóname! Fueron sus oraciones emitidas en su mente. Su hermana le asió del brazo, indicándole que no lo hiciera, pero la soltó abruptamente de él. En rápido movimiento que los ojos de Hades no pudieron detectar, solo tuvo conciencia de como Erebo había capturado a Hera aprisionándola hasta dejarla arrodillada en el suelo.

Caminó sin vacilación alzando su poder milenario abriéndose paso entre los esbirros de Caos, y el Ojo de Cristal, centellando en su frente. Se detuvo a unos cuantos pasos de él. Caos descendió hasta él, acarició su rostro, los ojos de Hades revivieron la angustia de su amado Hiperión, sintió las nauseas que le provocaba aquel ser correr en su aparato digestivo y en un acto reflejo de su mente, retrocede, esquivando su roce.

Caos lo retiene tomándolo de su cintura, apegándolo a su cuerpo, cerrando fuertemente sus puños, dejó que las partes de sus armaduras cayeran a sus pies. Sintiendo su erección contra su vientre, y tan solo la tela de sus vestimentas le evita que chocara contra su piel. Quería gritar, y arrancarle aquella mirada depravada con sus propias manos, pero pensó en las que debía proteger. Te tomaré aquí mismo, como parte de tu trato. Aprisionándole los cabellos le empezó a besar brutalmente, mordiendo sus labios, y el aliento rancio de Caos invadió sus sentidos, al sentir su boca ser profana por aquel ser, arcadas recorrieron su cuerpo. Sus manos se adentraron entre las telas que cubrían su pecho, acariciando sus tetillas, las cuales apretó hasta hacerlas que su leche manará de ellas, el trayecto seguido de aquellas manos fue seguido por su boca hasta que aprisionó su pecho succionando, el alimento que era de su bebé. Las lágrimas se acumularon en sus ojos, recordando las veces, que su pecho había servido de alimento de sus bebés, ahora era mancillado por esas manos y boca inmundas.

Sin soltarle todavía sus manos empezaron a bajar a sus piernas y su trasero debajo de la túnica. Los sollozos de las diosas que observaban taladraban sus oídos. ¡No!, ¡No!, ¡No! Eran los gritos desesperados de su hermana. ¡No, le toques!

Caos alzó una de las piernas de Hades, exponiendo su entrada se iba a disponer a penetrarlo cuando un potente cosmos le quemó haciendo que le empujará lejos de sí. ¡Maldita ramera! Te acostaste con Hiperión, él te preño, llevas su bastardo en tu vientre. Al escuchar estas palabras otras vinieron a su mente: “Para que la semilla que se plantó sea de luz y no de oscuridad, separaremos los destinos que fueron unidos por el sello de sangre de sacrificio”

Bastardo dices, mi bebé no es paria porque le engendró mi legítimo esposo, sería lo contrario, dijo levantándose, sufre Caos, porque la profecía se cumplió llevo en mi vientre al hijo de mi amor que es más allá del tiempo. Es por eso que casi le matas en esa ocasión, pero mi padre le salvó para mí.

¡Cállate, maldito! Yo era tu verdadero prometido, elegido de Cronos, no ese miserable titán. Ahora que llevas la criatura de ese titán en tu vientre no me sirves, era mi hijo el que deberías de llevar. Pero siempre tomaré lo que me pertenece, desnudándose alzó su poder. Aprenderás igual que tú amado por las malas a respetarme, para enfrentarte a mi, necesitarías más milenios de experiencia, eres apenas un mocoso, -moviendo su mano le aprisionó contra el piso. El ojo le recordó “La unión de los tres tesoros, se deberá llevar a cabo, en el momento de más angustia.”

Levantando su túnica, separó sus piernas ubicándose entre ellas, ignoró los gritos de Hera, maldiciéndole y los sollozos de sus hijas. Ordenando con un movimiento de su cabeza, Erebo sometió a Hera contra el piso, golpeándola en todo su cuerpo, Hera trató de defenderse pero no pudo, sus fuerzas, eran como absorbidas, cada vez que alzaba su poder este era succionado, cuando perdió terreno, aquel horroroso tormento comenzó, solo pudo cubrir su rostro de la infinidad de patadas que recibió, logró reducirla hasta casi dejarla desfallecida para quitarle la daga del destino de su cinto.

Hades trataba de soltarse inútilmente del agarre de ese depravado, con angustia veía como molían a palos a su hermana pequeña, el Ojo de Cristal en su frente brillaba en esmeralda, como sus ojos. Sintió los dedos de Caos acariciar la joya, su rostro se desfiguró en una macabra sonrisa. Creo que ahora me toca a mí, más tarde Erebo disfrutara de la zorra de Zeus. Las esmeraldas le miraron con odio, no tocarán a mi hermana, oíste maldito. Aprende algo mi preciosura, ahora serás mío para siempre, haré lo que quiera contigo y ella. Tomándole de la cadera expuso su entrada y de un solo le penetró. Hades le miró sin quejarse: Disfruta todo lo que quieras porque será la última vez. Sabes ahora que te has unido a mí morirás, porque he activado la maldición de Zeus, sobre mí.

Lamento informarte, que el poder de Zeus, no es rival para mí, ninguna de sus maldiciones me hará efecto, haré que abortes ese bastardo, para engendrar mi vástago. Penetrándole con furia una y otra vez. Hades en su defensa activó el poder del Ojo de Cristal acallando todos sus sentimientos, y en su mente se encerró recordando unos brillantes rubíes que le miraban con pasión. El bebé en su vientre empezó a emanar su poderoso cosmos, quemando a su agresor, y haciéndole salir de él bruscamente. ¡Maldito engendro!

Si acabaré el mundo de Cronos, pero primero empezaré por su heredero. Cada vez que me adentraba a tu mente, he oído a Hiperión decir que lo que más ama de ti son tus ojos, esos mismos que ahora me penetran con odio. Ya que tanto los adora, seré clemente con él, se los regalaré. Entre Erebo y Nicté le hicieron colocarse de rodillas enfrente de Caos, el cual colocó su mano en el Ojo de Cristal. Sabes porque tu papi escondió el Ojo en Medusa, porque él era uno de mis tesoros, él los robó como motín de guerra. Ahora conocerás preciosura una de sus virtudes. Colocando su mano en el Ojo cerró sus párpados. Un intenso dolor se produjo dentro las pupilas de sus ojos, que le perforó el cerebro, su vista se fue apagando dejándolo en la nada.

Hera se arrastraba para ayudarle, se detuvo en seco sus ojos se dilataron del horror el cual paralizó sus sentidos ¡Piedad, Caos! ¡Piedad, os lo suplicó! ¡No! Gritaba repetidas veces, sollozando. El adentró la daga del destino dentro de los párpados de Hades, sacando de sus cuencas sus esmeraldas convertidas en piedras, sus gritos de dolor, retumbaron en toda la fortaleza. Ahora conocerás toda mi furia Hades.

Las diosas, sollozaban a gritos, Iliatia y Hebe se abrazaron una a la otra, los gritos de Hebe al ver como la faz de su tío, que lucía cubierta por lágrimas de sangre que caían por debajo de sus parpados vacíos, Hades temblaba sentado sobre sus piernas. Hera llegó hasta él arrastrándose, para asirse a su cintura, lloraba desgarradoramente a gritos. ¡Mi hermano!, ¡Mi amado hermano!

Las risas macabras de aquellos seres retumbaron en la habitación. Mi amadas sobrinas, Keres, soltad a esas dos, y llevadlas con Hiperión que se dirige a Torrey, entrégalas, con este presente a la preciosura de Fuego. Y dadle el siguiente mensaje al comandante de las fuerzas de Hades: “Esta es la parte del cuerpo que más amas de Hades, y que se la regaló, son mi presente para felicitarlo por el advenimiento de su hijo, y si que dentro de cuarenta y ocho horas no aparece con la llave del tiempo, él sin compañía. Ejecutaremos a Hades, en las puertas de nuestra fortaleza”. Las fatalidades sacaron unas alas como de murciélago de sus espaldas, y con sus garras agarraron a las hijas de Hera, con rumbo a Torrey, llevaban en una caja de madera los ojos de Hades.

Volviéndose a sus prisioneros, con la daga en su mano, separó a Hera de su hermano utilizando su poder, el cuerpo de Hera no le respondía trataba de auxiliarlo, pero no pudo. Las piernas de Hades temblaban sin él poderlo evitar, presintió que su tormento no terminaría así de fácil, le elevó de nuevo hacia él. Admiró el rostro pálido y ensangrentado, con un movimiento de su mano le hizo separar sus brazos, cortó sin piedad, los tendones de sus manos. Jamás podrás volver a usar una espada en tu vida, Hades. Dándole la vuelta se dirigió a su tendón de Aquiles, les cortó a través de la piel. Aunque desees, no podrás escapar, de aquí. Al depositarlo en pie en el piso, sus piernas no sostuvieron su peso y cayó sin poderlo evitar, sintió como unas cadenas aprisionaban sus tobillos y muñecas internándose en sus heridas haciéndolas sangrar más. El respiraba dificultosamente a causa del dolor que sentía en todo su cuerpo, sintió como le arrastraban al ser entregado a Erebo quién jaló de sus cadenas, al mismo tiempo que las de Hera, la reina de los dioses al ver de cerca el rostro de su hermano ¡Cronos padre mío! ¡Rea, madre mía! ¿Porque? Gritaba como perdiendo la razón. Erebo se volvió hacia ella pateándola de nuevo, hasta sacarle el aire, ¡Hera! susurró débilmente Hades. Gimió al sentir como le levantaban de sus cadenas, sintió como le arrastraba hasta que sus pies no tocaron suelo, el cuerpo de su hermana chocaba con el suyo, y luego el vacío de la caída, entonces recordó a la más oscura prisión que era aquel foso, dónde había estado prisionero su amado Hiperión. No pudo evitar caer sobre el cuerpo de Hera, su gemela le abrazó sollozando. ¡Oh, Cronos, apiádate de nosotros!

Ten valor, Hera, pronto acabará, le susurró suavemente. ¡Hades! Sollozó besando sus cabellos, con sus manos rasgó un pedazo de tela de su capa, con la cual limpió el rostro de su hermano, ayudándole a incorporarse. Rasgó más tela y cubrió sus párpados, para luego tirarse en su regazo, empezó a llorar a gritos desgarradores. Hades acariciando su cabeza, torpemente debido que no podía movilizar bien sus manos ni dedos, empezó a entonar la melodía que le había cantado a Tánatos, hace apenas unas horas. La sinfonía perforaba los oídos de sus captores. En su mente trataba de recordar cada uno de los rostros de sus bebés y de su amado, soñaba con tener en sus brazos, el hijo de su querido Hiperión.


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El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) - Página 3 Empty
MensajeTema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión)   El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) - Página 3 I_icon_minitimeSáb Jun 14, 2008 2:52 am

Capítulo 18: El silencio alcanza a los reyes de los dioses.


La comitiva seguía en silencio a Tánatos, Hyoga con su vista fija en el dios de la muerte quién lucía imponente sobre el semental Emperador, sus cabellos dorados eran mecidos el viento, su cuerpo tan parecido al de Hades, pero cubierto con esa armadura, le hacía lucir apocalíptico, sus zafiros penetraban el alma y era tan tímido casi como su papi en su juventud. El aleteo de unas alas llamaron su atención, su ruido era distinto a las de los Pegasos, el conocía esa presencia, aquella pestilencia le inundó los sentidos. Detuvo abruptamente a Emperador, buscó con su cosmos a su alrededor. Girando su cuerpo en todas direcciones, detallando el lugar de procedencia.

Hyoga al ver su cambio de actitud, acortó la distancia entre Electra y Emperador ¿Tánatos, qué sucede?- El dios de la Muerte entrecerrando sus ojos trató de divisar en la oscuridad, la procedencia de las fatalidades ¡Las Keres! Gritaron sus acompañantes y Tánatos asintió: Y dos presencias más- informó. Parándose sobre el lomo de Emperador, las ubicó, sacó su espada de la funda. Seguid a Emperador, les guiara, ordenó Tú no irás a ningún lado niño, le retuvo Hyoga, lo prometiste, recuerdas irías con tu padre.

Yo siempre cumplo mi palabra, he partido de la fortaleza, les he guiado a Torrey, pero también he prometido acabar con mis enemigos, con todo mi poder, aclaró. Seguid sin mí, es una orden. Levitando empezó a seguir las presencias. Espera Tánatos, hermano, gritó Perseo. Al ver como se separaba del grupo, en el momento que los demás le perseguían, se volvió a ellos. Seguid vuestro camino a Heraion, vayan dónde mi padre. Les detuvo.

Le prometí a tu padre llevarte a él, le suplicó Hyoga acercándose con Hefestos en brazos. No importa, quién caiga, sigan adelante. Además es mi lucha, las Keres quieren mi puesto y me llaman, nunca permitiré que digan que soy un cobarde. Envolviéndose en su poderosa energía, formando un bólido dorado, abandonó el lugar, para encontrarse con esas antiguas diosas, enemigas desde su nacimiento y por fin el advenimiento de su enfrentamiento final se cumplió.

Las garras de las Keres, se adentraron en sus pieles ocasionando gritos de dolor en sus presas Se adentraron desgarrando piel y músculos. ¡Tánatos! Chillaron las fatalidades retumbando en sus oídos, casi ensordeciéndolas ¡Tánatos! ¡Tánatos! ¡Tánatos!, repetían sedientas de sangre. Ilitia trató de tomar la mano de Hebe, estirándose pero no la alcanzó. Al sentir la presencia de su hermano, las fatalidades se revolcaban ansiosas de sangre. Hasta que se detuvieron en seco, frente a ellas un joven de largos cabellos dorados, les enfrentaban ¡El hijo de Hades, Tánatos! Aullaron tendremos su cabeza como trofeo, junto a los ojos de su padre.

Los zafiros de Tánatos resplandecieron de furia, blandiendo su espada, la cual tomó por su filo. Las Keres soltaron a sus hermanas junto con la caja de madera, la cual Hebe atrapó en el aire aprisionándola a su pecho fuertemente. Ambas apenas pudieron mantenerse levitando. Mirando aterrorizadas como las Keres rodeaban al dios de la muerte mostrando sus colmillos llenos de babas y sacando sus garras para desgarrarlo con ellas, sin embargo Tánatos se mantenía quieto, sin mostrar temor alguno.

“Las constelaciones, el abismo del mar y el mundo de los muertos, los cuatro vientos, el espacio y el tiempo, a los cuales represento su ocaso, la paz de los sentidos y el silencio eterno, no hay nada de que se detenga a mi poder. Soy el ocaso de las estrellas, la putrefacción de los mares y el sustento del mundo de los muertos, y el propiciador de los días sin fin, el dios de la Muerte, y no compartiré mi poder con monstruos inmundos”. ¡Prepárense para ser descuartizadas! Cerrando sus ojos agudizó sus sentidos y una pestilencia general empezó a expandirse por el ambiente, lo que provocó que las pocas fuerzas que contaban Ilitia y Hebe, fueran pérdidas y ambas se precipitaron en el océano.

Los Pegasos, se encabritaron, Electra casi vota a Hyoga, el dios guerrero se asió fuertemente de las riendas ¡Tánatos! Expresó preocupado: La muerte se difunde en el ambiente. El joven entre sus brazos se removió contra su pecho, despertando. ¿Qué sucede? murmuró- Hyoga le contestó casi en susurros: Tánatos está peleando con las Keres, ¡Maldición me siento inútil! Todos se quedaron allí observando la batalla a la distancia, se podían ver los destellos de los cosmos. De repente el estallido de los poderes, les hicieron retroceder.

En Torrey, un portal dimensional, se abrió y por ellos Hiperión y los demás llegaron, de inmediato, el Fuego Estelar sintió aquella energía tan conocida esparcida por todo el aire. El corazón de Apolo se estrujó en su pecho, y desesperado alzó su energía convocando su carro de Fuego, el cual apareció iluminando el cielo nocturno. ¡Tánatos! Gritaron los dos a unísono. ¡Hermanos a la Batalla! Ordenó Hiperión- los combates han iniciado, sin esperar a ser seguido se enrumbó sin perder tiempo en auxilio de su hijo.

Con sus ojos cerrados Tánatos escuchaba los gritos de terror de sus hermanas, las Keres habían desatado su toda furia, deformándose aún más en bestias sedientas de sangre. Te devoraremos bastardo de Zeus. Una sonrisa irónica se dibujó en el rostro del dios de la Muerte. Eso estará por verse y se abalanzaron sobre él. Hebe y Ilitia desde la superficie del mar, que rápidamente se tornó carmesí, teñida por una lluvia de sangre que caía en ella, también quedaron impregnadas por aquel ritual de sucesión y muerte, junto con esa llovizna sangrienta, pedazos de carne se hundían a su alrededor. Hebe ocultó el rostro de Ilitia en su pecho y entre ambas resguardaban la caja con el tesoro que para ellas era el sacrificio de su tío. La carnicería que los ojos de Hebe contemplaba la hicieron devolver su estómago, sin poderlo evitar en las aguas saladas que la resguardaban.

El semental de Hades, Emperador, se negaba a avanzar, encabritado por el olor a muerte, luchaba por entrar en el cerco formado por Tánatos, al igual que Hyoga que dejó a Hefestos sobre Electra, el herrero no quitaba sus ojos del dios guerrero, que trataba de golpear esa barrera invisible con la espada de Balmún ¡Hades, perdóname no lo pude retener! Densas lágrimas de impotencia, se convertían en diamantes producidos de su furia. De un momento a otro se vio envuelto en llamas, y reconoció al Fuego Estelar en toda su furia, las poderosas manos del titán se aferraron a su cuello asfixiándolo, a sus espaldas los demás titanes. ¿Dónde ésta mi familia? ¿Dónde ésta Hades? ¿Porqué mi hijo está solo? Le exigió en el momento que le suelta un poco para que pudiera contestarle.

Tánatos, se enfrenta a las Keres y nos ha impedido ayudarlo, los rubíes fijaron su vista en los acompañantes de Hyoga, iluminados en fuego, reconoció a los prisioneros de Caos, y comprendió porque su hijo se lanzó contra las fatalidades, tomando su legendaria espada y usando su poder superior a los dioses, por ser más antiguo, rompió las defensas de Tánatos, adentrándose en el campo de batalla en su auxilio.

Apolo se quedó paralizado, con su vista fija en sus hermanos, sacado de sí, se acercó a Hefestos, que a duras penas se sostenía en el lomo de la yegua de su madre. ¡Hefestos, pequeño! ¡Por Cronos! ¿Qué les han hecho? Saliendo de su estupor. Sintió el desarrollo de la batalla, su corazón se desbocó en su pecho ¡Tánatos!

Pero Perseo le detuvo cerrándole el paso con su Pegaso, al ponerse enfrente de la carroza de Fuego. No serás de ayuda, hermano, es humillante, pero sobrepasa nuestros poderes, déjalo en manos de su padre. Apolo intentó de nuevo pasar. Pero es mi esposo. ¡Apártate, Perseo! Pero sus demás hermanos le impidieron el paso.

Los chillidos de fatalidades se detuvieron de repente, Hebe abrió sus ojos lentamente, aún abrazándose a su hermana, la vista que tuvo del cielo nocturno, la dejó fría, los cabellos dorados de Tánatos brillaban profundamente, en sus manos tenía asidas de sus cabellos las cabezas cercenadas de las Keres, dándole un aspecto digno del dios de la muerte, su cuerpo cubierto por la sangre de las fatalidades, su propia espada aún escurría aquel vital líquido. Vuestras cabezas serán mi trofeo, el cual exhibiré por siempre.

Ante sus ojos Hiperión se detuvo, abriendo sus rubíes asombrados ¿Este es mi hijo? ¿Mi dulce Tánatos? Sus ojos no podían aceptar lo temible de su aspecto, sus ojos ya no eran pacíficos zafiros, si no ríos de sangre. Su cara, cabellos y armadura cubiertos de carmesí y una extraña sonrisa en sus labios, con sus manos agarraban aquellas horrorosas cabezas.

¿Tánatos? Le llamó suavemente, el dios de la Muerte le vio sin mirarlo realmente. Alzando su cosmos, empezó absorber todos los desechos de la batalla, su armadura se impregnaba de la sangre y trozos de aquellos monstruos y un grito de furia fue emitido con todas sus fuerzas, haciendo eco en la noche. Hiperión trató de acercarse a su hijo pero fue repelido. La armadura fue cambiando de aspecto completamente y en su mano se formó un escudo, adornado con las cabezas de las Keres.

Ante la mirada estupefacta de su padre, le sonrió tristemente, guardando su espada, volvió la vista hacia las diosas que se encontraban debajo de ellos. Las hijas de Hera temblaron ante su mirada. Descendió hasta ellas, las cuales retrocedieron y Ilitia gritó atemorizada. ¿Acaso no sois las hijas de Zeus y Hera? ¿Por qué tembláis como miserables humanas? Dadme lo que me pertenece, el pago de vuestro rescate. Hiperión sin entender mucho de lo que pasaba, descendió hasta Tánatos ¿Hijo qué sucede? Le abrazó contra sí. ¡Gracias a Cronos estás bien, mi bebé! Temblando en sus brazos ¡Padre! Mientras Océano y Crío alzaban a las diosas. Fue Hebe quién tendió su mano hacia él, para entregarle la caja de madera. La mano temblorosa de Tánatos la asió fuertemente a su pecho. ¡Llevadles con los demás a Heraion! Ordenó a Océano. Dejadme a solas con mi padre.

¿Dónde esta…? Pero los dedos trémulos de su hijo le acallaron, posándose sobre sus labios. Para abrazarse a él. Los titanes bajo su mando obedecieron, al entender que lo tenía que decir era privado y muy difícil. ¡Papá te necesito! Yo solo cumplí mi palabra te he encontrado. Caos sabía de nuestra llegada, mi papi y Hera se quedaron para rescatar a Ilitía y Hebe, le informó, apretando su abrazo sobre él. Para separarse lo suficiente para mostrarle la caja que había recuperado. Este es el pago de su rescate, Caos tiene a mi papi y tía en su poder, abriendo la caja, mostró dos esmeraldas en ella. Le han quitado sus ojos, y te los han enviado. Hiperión negó con su cabeza lentamente. Dentro del pequeño cofre venía una nota, la cual fue escrita con la sangre de Hades. Hiperión leyó las líneas con sus manos temblando. Su gemido de furia se escuchó como un eco sin fin en la soledad de la noche e Hiperión se iluminó con sus llamas. Vio a su hijo, a su lado. He hizo intento de partir.


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MensajeTema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión)   El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) - Página 3 I_icon_minitimeSáb Jun 14, 2008 2:55 am

La comitiva seguía en silencio a Tánatos, Hyoga con su vista fija en el dios de la muerte quién lucía imponente sobre el semental Emperador, sus cabellos dorados eran mecidos el viento, su cuerpo tan parecido al de Hades, pero cubierto con esa armadura, le hacía lucir apocalíptico, sus zafiros penetraban el alma y era tan tímido casi como su papi en su juventud. El aleteo de unas alas llamaron su atención, su ruido era distinto a las de los Pegasos, el conocía esa presencia, aquella pestilencia le inundó los sentidos. Detuvo abruptamente a Emperador, buscó con su cosmos a su alrededor. Girando su cuerpo en todas direcciones, detallando el lugar de procedencia.

Hyoga al ver su cambio de actitud, acortó la distancia entre Electra y Emperador ¿Tánatos, qué sucede?- El dios de la Muerte entrecerrando sus ojos trató de divisar en la oscuridad, la procedencia de las fatalidades ¡Las Keres! Gritaron sus acompañantes y Tánatos asintió: Y dos presencias más- informó. Parándose sobre el lomo de Emperador, las ubicó, sacó su espada de la funda. Seguid a Emperador, les guiara, ordenó Tú no irás a ningún lado niño, le retuvo Hyoga, lo prometiste, recuerdas irías con tu padre.

Yo siempre cumplo mi palabra, he partido de la fortaleza, les he guiado a Torrey, pero también he prometido acabar con mis enemigos, con todo mi poder, aclaró. Seguid sin mí, es una orden. Levitando empezó a seguir las presencias. Espera Tánatos, hermano, gritó Perseo. Al ver como se separaba del grupo, en el momento que los demás le perseguían, se volvió a ellos. Seguid vuestro camino a Heraion, vayan dónde mi padre. Les detuvo.

Le prometí a tu padre llevarte a él, le suplicó Hyoga acercándose con Hefestos en brazos. No importa, quién caiga, sigan adelante. Además es mi lucha, las Keres quieren mi puesto y me llaman, nunca permitiré que digan que soy un cobarde. Envolviéndose en su poderosa energía, formando un bólido dorado, abandonó el lugar, para encontrarse con esas antiguas diosas, enemigas desde su nacimiento y por fin el advenimiento de su enfrentamiento final se cumplió.

Las garras de las Keres, se adentraron en sus pieles ocasionando gritos de dolor en sus presas Se adentraron desgarrando piel y músculos. ¡Tánatos! Chillaron las fatalidades retumbando en sus oídos, casi ensordeciéndolas ¡Tánatos! ¡Tánatos! ¡Tánatos!, repetían sedientas de sangre. Ilitia trató de tomar la mano de Hebe, estirándose pero no la alcanzó. Al sentir la presencia de su hermano, las fatalidades se revolcaban ansiosas de sangre. Hasta que se detuvieron en seco, frente a ellas un joven de largos cabellos dorados, les enfrentaban ¡El hijo de Hades, Tánatos! Aullaron tendremos su cabeza como trofeo, junto a los ojos de su padre.

Los zafiros de Tánatos resplandecieron de furia, blandiendo su espada, la cual tomó por su filo. Las Keres soltaron a sus hermanas junto con la caja de madera, la cual Hebe atrapó en el aire aprisionándola a su pecho fuertemente. Ambas apenas pudieron mantenerse levitando. Mirando aterrorizadas como las Keres rodeaban al dios de la muerte mostrando sus colmillos llenos de babas y sacando sus garras para desgarrarlo con ellas, sin embargo Tánatos se mantenía quieto, sin mostrar temor alguno.

“Las constelaciones, el abismo del mar y el mundo de los muertos, los cuatro vientos, el espacio y el tiempo, a los cuales represento su ocaso, la paz de los sentidos y el silencio eterno, no hay nada de que se detenga a mi poder. Soy el ocaso de las estrellas, la putrefacción de los mares y el sustento del mundo de los muertos, y el propiciador de los días sin fin, el dios de la Muerte, y no compartiré mi poder con monstruos inmundos”. ¡Prepárense para ser descuartizadas! Cerrando sus ojos agudizó sus sentidos y una pestilencia general empezó a expandirse por el ambiente, lo que provocó que las pocas fuerzas que contaban Ilitia y Hebe, fueran pérdidas y ambas se precipitaron en el océano.

Los Pegasos, se encabritaron, Electra casi vota a Hyoga, el dios guerrero se asió fuertemente de las riendas ¡Tánatos! Expresó preocupado: La muerte se difunde en el ambiente. El joven entre sus brazos se removió contra su pecho, despertando. ¿Qué sucede? murmuró- Hyoga le contestó casi en susurros: Tánatos está peleando con las Keres, ¡Maldición me siento inútil! Todos se quedaron allí observando la batalla a la distancia, se podían ver los destellos de los cosmos. De repente el estallido de los poderes, les hicieron retroceder.

En Torrey, un portal dimensional, se abrió y por ellos Hiperión y los demás llegaron, de inmediato, el Fuego Estelar sintió aquella energía tan conocida esparcida por todo el aire. El corazón de Apolo se estrujó en su pecho, y desesperado alzó su energía convocando su carro de Fuego, el cual apareció iluminando el cielo nocturno. ¡Tánatos! Gritaron los dos a unísono. ¡Hermanos a la Batalla! Ordenó Hiperión- los combates han iniciado, sin esperar a ser seguido se enrumbó sin perder tiempo en auxilio de su hijo.

Con sus ojos cerrados Tánatos escuchaba los gritos de terror de sus hermanas, las Keres habían desatado su toda furia, deformándose aún más en bestias sedientas de sangre. Te devoraremos bastardo de Zeus. Una sonrisa irónica se dibujó en el rostro del dios de la Muerte. Eso estará por verse y se abalanzaron sobre él. Hebe y Ilitia desde la superficie del mar, que rápidamente se tornó carmesí, teñida por una lluvia de sangre que caía en ella, también quedaron impregnadas por aquel ritual de sucesión y muerte, junto con esa llovizna sangrienta, pedazos de carne se hundían a su alrededor. Hebe ocultó el rostro de Ilitia en su pecho y entre ambas resguardaban la caja con el tesoro que para ellas era el sacrificio de su tío. La carnicería que los ojos de Hebe contemplaba la hicieron devolver su estómago, sin poderlo evitar en las aguas saladas que la resguardaban.

El semental de Hades, Emperador, se negaba a avanzar, encabritado por el olor a muerte, luchaba por entrar en el cerco formado por Tánatos, al igual que Hyoga que dejó a Hefestos sobre Electra, el herrero no quitaba sus ojos del dios guerrero, que trataba de golpear esa barrera invisible con la espada de Balmún ¡Hades, perdóname no lo pude retener! Densas lágrimas de impotencia, se convertían en diamantes producidos de su furia. De un momento a otro se vio envuelto en llamas, y reconoció al Fuego Estelar en toda su furia, las poderosas manos del titán se aferraron a su cuello asfixiándolo, a sus espaldas los demás titanes. ¿Dónde ésta mi familia? ¿Dónde ésta Hades? ¿Porqué mi hijo está solo? Le exigió en el momento que le suelta un poco para que pudiera contestarle.

Tánatos, se enfrenta a las Keres y nos ha impedido ayudarlo, los rubíes fijaron su vista en los acompañantes de Hyoga, iluminados en fuego, reconoció a los prisioneros de Caos, y comprendió porque su hijo se lanzó contra las fatalidades, tomando su legendaria espada y usando su poder superior a los dioses, por ser más antiguo, rompió las defensas de Tánatos, adentrándose en el campo de batalla en su auxilio.

Apolo se quedó paralizado, con su vista fija en sus hermanos, sacado de sí, se acercó a Hefestos, que a duras penas se sostenía en el lomo de la yegua de su madre. ¡Hefestos, pequeño! ¡Por Cronos! ¿Qué les han hecho? Saliendo de su estupor. Sintió el desarrollo de la batalla, su corazón se desbocó en su pecho ¡Tánatos!

Pero Perseo le detuvo cerrándole el paso con su Pegaso, al ponerse enfrente de la carroza de Fuego. No serás de ayuda, hermano, es humillante, pero sobrepasa nuestros poderes, déjalo en manos de su padre. Apolo intentó de nuevo pasar. Pero es mi esposo. ¡Apártate, Perseo! Pero sus demás hermanos le impidieron el paso.

Los chillidos de fatalidades se detuvieron de repente, Hebe abrió sus ojos lentamente, aún abrazándose a su hermana, la vista que tuvo del cielo nocturno, la dejó fría, los cabellos dorados de Tánatos brillaban profundamente, en sus manos tenía asidas de sus cabellos las cabezas cercenadas de las Keres, dándole un aspecto digno del dios de la muerte, su cuerpo cubierto por la sangre de las fatalidades, su propia espada aún escurría aquel vital líquido. Vuestras cabezas serán mi trofeo, el cual exhibiré por siempre.

Ante sus ojos Hiperión se detuvo, abriendo sus rubíes asombrados ¿Este es mi hijo? ¿Mi dulce Tánatos? Sus ojos no podían aceptar lo temible de su aspecto, sus ojos ya no eran pacíficos zafiros, si no ríos de sangre. Su cara, cabellos y armadura cubiertos de carmesí y una extraña sonrisa en sus labios, con sus manos agarraban aquellas horrorosas cabezas.

¿Tánatos? Le llamó suavemente, el dios de la Muerte le vio sin mirarlo realmente. Alzando su cosmos, empezó absorber todos los desechos de la batalla, su armadura se impregnaba de la sangre y trozos de aquellos monstruos y un grito de furia fue emitido con todas sus fuerzas, haciendo eco en la noche. Hiperión trató de acercarse a su hijo pero fue repelido. La armadura fue cambiando de aspecto completamente y en su mano se formó un escudo, adornado con las cabezas de las Keres.

Ante la mirada estupefacta de su padre, le sonrió tristemente, guardando su espada, volvió la vista hacia las diosas que se encontraban debajo de ellos. Las hijas de Hera temblaron ante su mirada. Descendió hasta ellas, las cuales retrocedieron y Ilitia gritó atemorizada. ¿Acaso no sois las hijas de Zeus y Hera? ¿Por qué tembláis como miserables humanas? Dadme lo que me pertenece, el pago de vuestro rescate. Hiperión sin entender mucho de lo que pasaba, descendió hasta Tánatos ¿Hijo qué sucede? Le abrazó contra sí. ¡Gracias a Cronos estás bien, mi bebé! Temblando en sus brazos ¡Padre! Mientras Océano y Crío alzaban a las diosas. Fue Hebe quién tendió su mano hacia él, para entregarle la caja de madera. La mano temblorosa de Tánatos la asió fuertemente a su pecho. ¡Llevadles con los demás a Heraion! Ordenó a Océano. Dejadme a solas con mi padre.

¿Dónde esta…? Pero los dedos trémulos de su hijo le acallaron, posándose sobre sus labios. Para abrazarse a él. Los titanes bajo su mando obedecieron, al entender que lo tenía que decir era privado y muy difícil. ¡Papá te necesito! Yo solo cumplí mi palabra te he encontrado. Caos sabía de nuestra llegada, mi papi y Hera se quedaron para rescatar a Ilitía y Hebe, le informó, apretando su abrazo sobre él. Para separarse lo suficiente para mostrarle la caja que había recuperado. Este es el pago de su rescate, Caos tiene a mi papi y tía en su poder, abriendo la caja, mostró dos esmeraldas en ella. Le han quitado sus ojos, y te los han enviado. Hiperión negó con su cabeza lentamente. Dentro del pequeño cofre venía una nota, la cual fue escrita con la sangre de Hades. Hiperión leyó las líneas con sus manos temblando. Su gemido de furia se escuchó como un eco sin fin en la soledad de la noche e Hiperión se iluminó con sus llamas. Vio a su hijo, a su lado. He hizo intento de partir.


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MensajeTema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión)   El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) - Página 3 I_icon_minitimeSáb Jun 14, 2008 2:59 am

Hiperión alzó sus rubíes llenos de furia hasta posarse en la mirada fría de su hijo. ¿Tánatos que dices? Le inquirió tomándolo del rostro. Los días del hijo de tu simiente han comenzado, y Caos nos da 48 horas, para llevarle la llave del tiempo, si no ejecutarán a Hades en los atrios de su fortaleza. Acercándose a su rostro le besó en la frente, Hiperión pase lo que pasé, adentrando sus zafiros en él. Debes guiar a los Titanes, sé mi lugarteniente. Lo que el destino nos ha reparado, en éste momento, es que la unión de nuestro amor triunfará al final. No pierdas tu valor, que ahora seremos azotados, pero nuestras esencias por fin están unidas, y contra eso el Caos no podrá hacer nada. Ese es su mensaje para ti. Los rubíes de Hiperión destellaron.

Tánatos no mires con esos ojos llenos de frialdad, son como los abismos oscuros, quiero de nuevo a mi hermoso bebé, el que tenía la mirada serena y amorosa de su papi. El dios de la Muerte, le abrazó más fuerte. Eso ahora es imposible.

Sin quitar su mano de los cabellos de Hera. Este no es el destino, es el que tenemos que tomar con nuestras manos. Su gemela abandonó el refugio de su regazo, le sonríe, Hades le acaricia el rostro cariñosamente- En este momento escribimos la historia, hermana. El pudo sentir el movimiento de su rostro entre sus palmas. Todo está saliendo como lo planeamos. Buscó entre su armadura y de ella sacó un pequeño frasco que contenía la ambrosía, con el elixir de los dioses limpió las heridas de su hermano, observó como los músculos y tendones se volvieron a cerrar y la piel se formó de nuevo en sus brazos. Le ayudó a recostarse bocabajo y al ver lo profundo de la herida cercana a su talón de Aquiles, dio un respingo ¡Ese monstruo! Tratando de no lastimarlo vacío el líquido en cortadura, repitiendo el método anterior de sus brazos.

¡Así está mejor! ¡Gracias a nuestro padre! Ahora sabemos como curar las heridas del destino. Hades le sonrió. Lo único que lamento son tus ojos. Incorporándose ¡Yo no! Ahora Andrómeda es libre completamente, al igual que yo al no estar atado a ningún humano.
Ella se dispuso a limpiar sus ojos mojó un trozo de tela de sus vestimentas con el elixir, quitando la improvisada venda, ya de color carmesí, se estremeció a ver a través de sus párpados sus cuencas vacías, con cuidado dirigió sus dedos y levantó sus párpados, sintió a su hermano, temblar de dolor. Ayudándolo a inclinar su cabeza hacia atrás, dejó que algunas gotas del elixir entrara en sus cuencas, así pararía el sangrado y el dolor. Su corazón se estremeció al ver el hueco, el vacío, dónde antes había dos hermosos ojos, que robaban el sueño de cualquiera. Colocó dos trozos de telas empapados de la ambrosía sobre cada párpado, para luego vendar de nuevo sus ojos. Aún así no me gusta verte así. Se lamentó.

¡Es hora de comenzar con nuestra travesura! Alzando su poder las cadenas empezaron a movilizarse danzando a su alrededor. Ahora que las he bañado con mi sangre, estas cadenas las he convertido en mis armas Erebo y Caos no saben que mis mejores armas fueron y seguirán siendo cadenas. Hera sonrió cómplice. Se creyeron que nos podían tener dominados, es el momento que comienza la verdadera angustia para ellos. Hades afirmo con su cabeza, llevando su mano a su vientre, hablo con su bebé: Vamos a jugar con ellos, hijo, apoyándose en su mano se incorporó. Con su mano acariciando su vientre ¡Mi bebé!, tiene todo carácter de su padre y su poder expresó orgulloso Tu papá, pronto vendrá por nosotros, nuestro querido Hiperión.

Estirando sus músculos, sintió la batalla que se generaba a la distancia cerca de Torrey ¡Mi dulce Tánatos! Se ha encargado de las Keres, sin piedad como me lo prometió. Es hora de hacer nuestro papel en el destino.- Las cadenas soltaron a Hera, quién se movilizó ligeramente en aquel vacío sin tiempo, las mismas se sujetaron a las muñecas de Hades, enrollándose en su antebrazo como en un pasado las de Andrómeda le sirvieron fielmente, extendiendo sus manos permitió que bailaran a su alrededor. Para engañar a nuestro enemigo, engañaremos primero a nuestros seres queridos, jamás pensarían que saliéramos de aquí, por nuestros propios medios.

Hera se abrazó a su hermano asiéndose de su cuello, Juró que hoy me bañare en la sangre de Nicté, sonrió traviesa- En ese caso me encargaré de Erebo, él fue que capturó a Hiperión, juró que se arrepentirá por todas las humillaciones que le hizo. Es hora que Caos conozca, lo temible que son los gemelos de Cronos y Rea, y porque Olimpo temblaba por nuestra furia. Hades asintió ante el optimismo de su hermana. Las oscuras cadenas empezaron a morder lentamente la roca para asirse.

La daga del destino ya no puede dañar mi cuerpo, aseguró. Nuestro padre no iba a enviarnos a la batalla sin prepararnos. Hera acomodó su cabeza en su hombro acariciando su mejilla le besó y Hades le sostuvo de la cintura en el momento que la cadena los empezó a izar fuera del pozo. Hera observó el calabozo, su humor cambió algo que percibió su hermano por su energía, su furia interna se despertó. Por medio de la fuerza del Ojo de Cristal, el cual brillaba reconoció el lugar dónde torturaron a Hiperión, en su pecho brincó impaciente su corazón, llevándose su mano temblorosa a descansar en ese lugar. Su gemela se acercó a él acariciando sus cabellos del color del ébano. Ahora las ventanas de tu alma, están abiertas y el Ojo de Cristal tiene acceso a todo tu espíritu y poder, despertando la llave del tiempo, abrazándose a su pecho le descanso su oreja en el agitado corazón de su hermano, la mano de Hades descansó en el muro. ¡Hiperión! Siento tu furia y desesperación y hiere mi corazón. Cerrando su puño sobre aquella roca ¡A por ellos, Hera! Sin piedad ni miedo.

Hyoga se volvió hacia Electra, le preocupaba Hefestos quién se sostenía a duras penas del lomo de la yegua alada, la cual se movía nerviosa, con su mano sobándose su cuello, el cual mostraba aún las marcas de las manos de Hiperión en él. Perseo trataba de sostenerla, pero no lo lograba. A la distancia se podía sentir la furia de Hiperión, lo que preocupó aún más al dios guerrero. Baldur trata de nuevo de subir en Electra, el movimiento provocó que Hefestos resbale cayendo en los brazos de Hyoga. Pudieron sentir la furia de Hera vibrar en la lejanía y luego apagarse. ¡Mamá! Hefestos empezó a envolverse en su cosmos que era tan caliente como las llamas. Yo el señor de los volcanes convocó a mi armadura que dormita oculta en ellos, alimentada por sus lavas, numerosas explosiones volcánicas se desarrollaron convirtiendo el cielo nocturno rojizo, las partes de las armaduras cubrieron su cuerpo. Recordó las veces que Zeus ponía más atención a Ares, y cómo su madre había sido su compañera incondicional.

Su calor hizo que Hyoga lo soltará y envuelto en su cosmos se dirigió de regreso hacia los que se habían quedado atrás. Hyoga comprendió el dolor de Hefestos, era el suyo propio ante la muerte de su querida madre terrenal, en el barco de Siberia, rápidamente le cortó el pasó ¡Quítate! Le gritó, con sus zafiros resplandeciendo, era realmente hermoso, pensó.

El trató de esquivarlo de nuevo. Pero Hyoga le detuvo abrazándole a él. Hefestos trató de soltarse forcejeando y apoyando sus manos en el pecho de Baldur. Le prometí cuidar de ti en su ausencia y eso haré, ahora no eres de utilidad en ese estado ¿Entiendes? Solo aumentarás su agonía.

No me digas que tengo que hacer, dios guerrero. Trato de golpear a Hyoga, pero él le detuvo su mano, llevándola a su espalda, aprisionándole allí, le sostenía de la cintura apegándolo a su cuerpo, la figura fina de Hefestos contrarrestaba contra atlética de Baldur. ¡Suéltame, que debo ir a ayudar a mi madre! Ares, ni padre me perdonarían si le paso algo por mi culpa. Sus ojos estaban llenos de furia, pero tenían la misma inocencia que Tánatos e Hypnos, con razón Hera le adoraba.

El herrero alzó su poder para soltarse del agarre de Hyoga, pero esta vez, él también ejerció su fuerza protegiéndose en su aire helado, iba a protestar más, pero Hyoga aprisionó sus labios con los de él profundizando un beso apasionado, los zafiros de Hefestos le veían sobresaltado, sintió como soltaban sus manos, y los dedos atrevidos del hijo de Odín exploraban su espalda delicadamente, hasta perderse en su melena dorada. Poco a poco se fue relajando en sus brazos, hasta que sus manos se asieron de su cuello. Y escondió el rostro en su hombro sollozando amargamente. Hyoga, observó sus manos manchadas por la sangre que emanaba del pecho del herrero y recordó sus incontables heridas, soltó el peto de su armadura para aplicar un poco de su energía para detener la hemorragia.

Cuando, regresaron algunos de los titanes con dos diosas en sus brazos, que por el color de sus cabellos reconoció como las hijas de Zeus y Hera. Una de ellas se lanzó en los brazos de Heracles y la otra apenas vio a Hefestos, se abalanzó sobre su hermano mayor, sollozando desesperada, sin ella notarlo también acogió en su abrazo a Baldur. Le sacaron sus ojos, le han dejado ciego, sus ojos, eran dos hermosas esmeraldas. Hyoga se estremeció al oír sus palabras, casi han matado a nuestra madre de los golpes que le han dado. Nos usaron como escudo, Hades ofreció su cuerpo a cambio de nuestra vida. Las nauseas empezaron a llenar el estómago de Baldur, instintivamente dirigió su vista hacia dónde se encontraban Hiperión y Tánatos.

¿Ellos lo saben? Inquirió suavemente. Ella le denotó por primera vez soltando su abrazo sobre ellos avergonzada, para luego confirmar con su cabeza. Le arrancó sus ojos en venganza de que estuviera en estado de su esposo, Caos quería preñarlo, para que por medio de Hades, crear una nueva simiente de dioses, continúo. Segundos después de su llegada, dos poderosos cosmos, se materializaron allí mismo uno era Tánatos, su armadura y aspecto habían cambiado, en brazo portaba el escudo formado por los desechos de las Keres, a su lado, el Fuego Estelar, con sus cabellos convertidos en llamas enmarcando su pálido rostro.

¡Vayan por la armadura de Cronos! Ordenó Tánatos, mi papá yo iremos en su auxilio, en el campo de batalla les esperaremos. Miró de reojo a su esposo y luego a su papá con quién cruzó mirada y asintiendo se colocó el casco de los cíclopes, Tánatos sería su elemento sorpresa. Y ambos pasaron como ráfagas entre ellos. Los dioses olímpicos rodearon a los titanes. Nosotros iremos con ustedes, queremos venganza. Entonces esperemos aquí, iremos por la armadura de Cronos, llamad a vuestros ropajes sagrados, la verdadera batalla está por comenzar, les indicó Océano en el momento que se enrumbaban a Heraion.

Hades de una patada derrumbó la puerta de esa celda, cuanto esbirro se les colocaba enfrente era derribado por su cadena y el centro dorado de Hera, su hermana gemela quién conservaba su armadura puesta perdió su blancura, la cubría ahora un color carmesí, debido a la sangre de sus adversarios. Hades en cambio solo estaba cubierto por su túnica de combate ya que su armadura había quedado en el salón principal a los pies del trono de Caos, sus vestimentas estaban humedecidas por el vital líquido, ambos se ofrecieron a sí mismos un sacrificio de sangre. Rápidamente abandonaron los subterráneos de la fortaleza, dejando tras ellos una estela de sangre y muerte. La falta de ojos de Hades fue suplantada por el Ojo de Cristal, lo cual no fue de mucho impedimento, seguía a Hera sin necesidad de su vista.

Es por aquí, detuvo a su hermana, tomándola de su brazo. Mi tercer arma me llama, la daga se encuentra por aquí, el Ojo de Cristal y la llave del Tiempo, vibran dentro mi cuerpo y se sintonizan con la daga del destino. Asiéndola de la mano la guía entre los tenebrosos y deformes pasadizos de esa fortaleza, siguió hasta encontrarse con una antigua puerta corroída por paso del tiempo, Hera, la empujó con su centro antes que la mano de su hermano la tocará. Ella se adelantó hasta llegar, a un atrio interno.


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MensajeTema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión)   El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) - Página 3 I_icon_minitimeSáb Jun 14, 2008 3:00 am

En el centro de él se encontraban tanto Nicté como Erebo, esperando el regreso de las Keres, cuando les vieron enfrente de ellos. ¿Pero que tenemos aquí? Si son los gemelos malditos. Los ojos de Hera brillaron como zafiros luminosos y el Ojo de Cristal por un momento brilló con el color de la sangre. Nicté esta noche me bañaré en tu sangre. Sentenció Hera: sabrás lo que es que te metas con mis hijos, cada una de sus heridas las pagarás sin perder tiempo. La Reina de los dioses se abalanzó sobre ella. Ahora sabrás porque hasta Zeus tiembla con mi furia. Las carcajadas sádicas de Nicté se escucharon en el silencio de la noche. No me hagas reír, tú que ni siquiera has logrado vencer a Zeus y él te humilló delante de todo el Olimpo.

Ah sí, pues te recuerdo porque mi hijo es el dios de la Guerra, porque fue engendrado en batalla y yo solo cedí ante Zeus, porque le amaba y no le podía lastimar. Pero a ti te odio. Y la batalla entre las diosas comenzó. Hera batallaba cuerpo a cuerpo la oscuridad de Nicté, perdía terreno ante el dorado centello de Hera, cada golpe le hacía retroceder. Tomando su centro con furia en su mano le hizo transformarse en una espada dorada.

Érebo al ver como Nicté perdía terreno, se apresuró a ayudarla, pero Hades se interpuso en su camino. Yo seré tu oponente, juró que acabaré contigo por lo que le hiciste a Hiperión. Erebo le miró con desprecio. Será presa fácil, sin sus ojos, pensó sin quitar la vista de sus vendajes. ¿Tú crees que un niño como tú podrá derrotarme? Ni siquiera la belleza de Fuego, ése al que le abres tus piernas, fue capaz de derrotarme. ¿Hades en tu estado lo vas a hacer? Una sonrisa maligna se dibujó en sus labios.

Ustedes fueron derrotados por Cronos y sus titanes, y nosotros derrotamos a los titanes, así como crees que me derrotarás si yo gobierno el mundo subterráneo. Una sonrisa cálida se dibujó en sus labios. Lo que hizo enfurecer al ente ¡Muere maldita zorra! Hades le esquivo. Eres lento, aún ciego leo tus movimientos, le soltó con su voz serena. ¡Ya sé! que será lo siguiente que arrancaré de tu cuerpo, será tu venenosa lengua. Tomando de su cinto, la daga del destino, se abalanzó sobre Hades, quién de nuevo le esquiva. Sonrió. Erebo había caído en su trampa, las cadenas le fueron rodeando, atrapando el cuerpo del ente. Prueba un poco de tu propia medicina. Sufre en carne propia mi mayor poder ¡Extinción divina! Gritó. Estas cadenas las habéis impregnado con mi sangre y la misma tiene el veneno de la muerte misma, así como la daga que portas. Sabes por qué me convertí en el dios de los muertos y parí al dios de la Muerte y del Sueño Eterno, por el odio que mi corazón sintió hacia mi hermano y el suyo hacia mi persona. Mostrad tu poderío mi hermosa cadena, destrozad sus miembros, no dejéis de él ni el más mínimo recuerdo. Las cadenas se convirtieron en remolinos alrededor del ente, estrechándose en su cuerpo fueron destripándole como una boa a su presa, los gritos de dolor de Erebo se escucharon por toda la fortaleza.

Desde la oscuridad, oculto entre las columnas Caos, se deleitaba con los hijos de Cronos. -Si mi preciosura, no me equivoqué, eres digno de procrear a mi simiente- sonrió excitado por el olor a sangre, la angustia que se percibía en aquel atrio y en su templo. No quitó la vista extasiado del baño de sangre efectuado por los gemelos, sus sentidos estaban al máximo, admiró como Hera terminaba con la vida de Nicté con sus propias manos, su faz blanca impregnada de sangre así como su ropaje sagrado y los cabellos dorados, era un espectáculo Dantesco. “Buitres, animales carroñeros, tomad vuestro festín.” Invocó Hera al momento de levantarse de encima de Nicté y dirigirse a su querido hermano.

Es hora de tomar lo que me pertenece, una nube negra rodeo a Hera, el cambio de energía, previno a Hades, el dios de los muertos de inmediato se puso en alerta. Caos, susurró. “Los cielos inexplorados, las estrellas eternas, los vientos indomables, escuchen mi juramento, la tierra dadora de vida, la inmensidad del abismo del mar, los dominios de Cronos mi padre. La sangre de Cronos no será extinta, prevalecerá por mi mano, juró que prevaleceré mi simiente.” Con ayuda de sus demás sentidos buscó su presencia, pero al momento de que iba a lanzarse en ataque, fue detenido al sentir su hombro atravesado por un objeto puntiagudo que ingresó por su espalda, llevando su mano al causante de ese agudo dolor, lo identificó como la espada de su hermana- Hera, murmuró entrecortadamente, ella le besó su mejilla, asiéndolo de la espalda.

El color de ojos de Hera, cambiaron a escarlata ¿Qué le has hecho a mi hermana? Al sentir como Hera le retenía, hiriéndole en el hombro, incrustó su espada en el casi atravesando su hueso, logrando que su extracción fuera más difícil. Ahora la voluntad de tu hermana me pertenece, justo como le pasó a Perseo, ahora comprenderás como tu padre fue traicionado, conoce la soledad de Cronos. Pequeño Hades, sintió las cálidas lágrimas de Hera, caer por su cuello ¿Por qué buscas más tortura Hades?

Caos caminó hacia ellos, se inclinó a juntar la daga del destino aún sujeta por la mano cortada de su hermano para luego dirigirse al más joven. El Ojo de Cristal le permitió sentir el dolor y desesperación de Hera encerrada en la verdadera oscuridad.

Apartó a Hera de él empujándola con su poder hasta hacerla chocar contra una de las columnas. Sin volverse a mirarla con toda su atención puesta en sus sentidos, le costaba encontrar su presencia, el mismo Ojo de Cristal, se nublaba, tampoco por su olfato, que estaba impregnado con el olor a sangre, lo pudo localizar por sus oídos, que escuchaban sus pasos cercanos al cuerpo de Erebo y en efecto Caos, caminó hacia uno de los miembros de su hermano, el cual asía fuertemente la daga del destino. Hades se movilizó rodeándolo, sentía la brisa golpear contra su cara y movilizar sus cabellos. Guió su mano hacia el lugar, dónde tenía incrustada la espada de Hera, y él mismo se la sacó, emitiendo un pequeño gemido. La sangre manó libremente por la piel blanca de su brazo, hasta caer al piso. Sentía ese miembro adormecido. Hermana, cumplo mi promesa caiga quien caiga, y también que estaré siempre contigo, pequeña Hera, guardó el centro de su hermana en su cinto, ahora su misión consistiría en recuperar la daga, a cualquier costo. Para devolvérsela a Hera y el destino se cumpliera.

Las cadenas se volvieron a enrollar en su brazo. Hades, tú no aprendes, ¿Por qué deseas ser torturado nuevamente? ¿Por qué no aceptas tu muerte en paz? Le inquirió Caos, rodeándolo. Se deleitaba en ver su cuerpo cubierto por la sangre de sus enemigos, la venda sobre sus párpados de color carmesí, sentía el latir alterado de su corazón, la adrenalina que corría por las venas de Hades. Quién en este momento seguía fiado de su oído, para localizarlo. De repente le vio sonreír, y fue cuando se lanzó sobre él, golpeándole fuertemente. Si he de morir como tú dices será peleando hasta final, como el guerrero que soy y el rey de los dioses. El cuerpo de Caos cayó contra el muro, rompiéndolo, se incorporó molesto, limpiándose la sangre que manaba de su cabeza. Veo que quieres jugar rudo Hades. Entonces que comience la pelea: “Convocó el poder de los vientos, las estrellas, los mares, furia del fuego, la vitalidad de la tierra, y juró que no seré derrotado, la sangre y la era de Cronos prevalecerá.”

Una extraña atmósfera se fue esparciendo, el vacío y el tiempo empezaban su pelea, cada uno dispuesto a no ceder ante él otro. La pelea cuerpo a cuerpo empezó, Caos no perdía tiempo en tratar de clavarle la daga en su cuerpo, pero Hades le esquivaba con su cadena. Los movimientos de ambos, eran cada vez más rápidos, su energía empezaba a destruir aquella fortaleza, debido a los rápidos movimientos la herida en su hombro no dejaba de sangrar. Su principal preocupación era tratar de quitarle la daga, y no ser lastimado.

Lanzó su cadena pero fue retenida por Caos, y empezó a jalarlo hacia él, sus pies no le sostenían bien, resbalaban en las lozas de la superficie, y la constante hemorragia que salía de sus párpados y de su hombro, le iba minando su energía vital y sin él quererlo iba perdiendo terreno, perdió el equilibrio y cayó de espaldas en el suelo, Caos, asió la cadena con sus manos sentándose encima de su pecho le aprisionó con ella aplastándole su cuello contra el suelo, Hades buscó quitárselo de encima golpeándolo con sus rodillas, en la espalda, hizo uso de todas sus fuerzas expulsándolo lejos de sí, su cuerpo se crispó buscando el aire en sus pulmones. Tosió fuertemente y sintió como un acceso de sangre subió por su tracto respiratorio, la cual expulsó por su boca y nariz y un dolor profundo en su corazón le retuvo la respiración, y los movimientos, de ese órgano, la llave del tiempo buscaba salir y le destrozaba por dentro. La furia de su padre reaccionaba ante la oscuridad que le rodeaba.

El Ojo de Cristal empezó a convertirse en un brillo escarlata, Caos no le quitaba la mirada de encima se colocó a su altura alzándole la cara, apartó algunos cabellos de su rostro, lamió la sangre que manaba de la comisura de sus labios, y le levantó tomándolo de su cuello, ahora el juego ha terminado, mi querido consorte. Hades recordó lo que su padre le había enseñado para proteger a sus hijos: “Escúchame con atención, le dijo, yo te guiare colocó su mano en el vientre, por más fuerte que sea tu dolor, no liberes la energía de aquí, debes proteger a tu hijo” En ese instante que estaba a merced de su enemigo, llevó su energía a proteger a su bebé dentro de él.

La energía de Caos le golpeó contra uno de los muros que todavía estaba en pie. Su cuerpo ya no tenía casi energía se mantenía en punto de existencia inicial, todo lo que él era se le dio a su hijo como barrera para que no fuera lastimado. Hera incapaz de mover un solo músculo era testigo silencioso de todo. Sus ojos era lo único que podía mover, trato de emitir palabras, pero no pudo. Caos había soltado la daga del destino a unos cuantos metros de ella, luchó internamente por tratar de alcanzarla. ¡Cronos, padre mío ayúdame!, ¡Parcas desgraciadas! ¿Por qué os escondéis? Acudid a mi llamado, ladinas diosas de los destinos, sirvientes de mi padre, libérenme de estas cadenas de oscuridad, no permitáis, que perdamos esta batalla. Las Parcas no le respondían pero sintió como su cuerpo, y sus dedos empezaban a movilizarse- ¡Hermano! Balbuceo suavemente. De sus ojos salían las lágrimas como enormes torrentes, esforzó todo su cuerpo, arrastrándose con sus manos, su columna vertebral ni piernas le obedecían, estaba desesperada, con mucho esfuerzo logra llegar hasta la daga de Atropo, que brilla potentemente.

Ahora sí, Hades el juego ha terminado, saco de su cinto el centro de Hera y alzando su energía le convirtió en espada de nuevo, con ella atravesó de nuevo su hombro dejándolo clavado contra el muro. Ahora si estas preparado para recibirme, le empezó a lamer la sangre que mana de sus labios, hasta descender a su cuello, el cuerpo de Hades temblaba a causa de la pérdida de sangre, sintió como su piel era humillada por las manos de Caos, tomándole un muslo se lo levantó, al momento que se descubría su miembro, ya excitado, desde el inicio de la pelea, le jala la otra pierna solo dejándolo sostenido por la espada en su hombro y su cadera encima de la suya, le penetró brutalmente. Hades buscó sostenerse del muro, trató de sacarse la espada con sus manos, en el momento que Caos empezó a penetrarlo, la joya de su padre en su frente, ya llevaba la mitad, tornaba en un rojo vivo, logró sacar la espada e intentó clavársela en el corazón a su captor. Cuando le sintió derramarse en su interior.

El le hizo caer al suelo para irse de nuevo encima de él, para volverlo a penetrar, evitando que le clavara la espada, y fue cuando sintió una ráfaga descender en ese lugar, le percibió casi en el momento de desfallecer, la energía de su esposo. Caos en un rápido movimiento se quita del alcance de la furia de Hiperión, con Hades todavía unido a él, tomando de la mano sin fuerza de Hades, la espada dorada de Hera, la posesiona en su corazón. Hola preciosura de Fuego, no hagas nada, de lo que puedas arrepentir.

Sujeta de su cuello a Hades, contra sí, y le usaba de escudo- no muevas ni un solo músculo, Hiperión. ¡Ahora él es mío de nuevo! En este momento somos uno, se empezó a mover dentro del cuerpo desfallecido de Hades. El titán del Fuego Estelar, desesperado y hecho una fiera quemaba todo a su alrededor, su furia era incontenible, sus rubíes estudiaron el terreno, en silencio, vio a Hera que se arrastraba hacia la daga, pero por el momento no podía hacer nada, se mordió su labio hasta hacerlo sangrar. Al llegar sus huestes, les detuvo ¡No hagan ningún movimiento!


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MensajeTema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión)   El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) - Página 3 I_icon_minitimeSáb Jun 14, 2008 3:01 am

Las carcajadas de Caos, retumbaban por toda aquella fortaleza, los rubíes de Hiperión centellaban en llamas incandescentes, fijó su vista en el suelo en dónde las pisadas de Tánatos se dirigían a Hera. Los titanes en compañía de los demás dioses quiénes habían decidido participar en el pelea, observaban la escena desde el cielo nocturno, así como la luna que lloraba sangre a sus espaldas. El Caos amenazaba con acabar con la vida de Hades frente a los ojos de Hiperión, que impotente perdía sus rubíes en la faz de su amado, en especial en los vendajes ensangrentados que cubrían sus párpados, lentamente descendió por todo su cuerpo que estaba destrozado, su brazo casi desprendido a causa del corte de la espada de su hermana.

Hiperión no pudo impedir que sus pies caminaran hacia Caos, su furia le superaba, le separaría de su cuerpo y le destrozaría con sus propias manos, blandió su espada de Fuego. No te perdonaré, mi niño prefiere morir antes de tenerte dentro, fue su grito, no esperaría hasta el último momento, sabía que Caos era un cobarde y le esquivaría y él le contraatacaría.

En un rápido movimiento se lanzó contra él. Sin saber como una ráfaga dorada se interpuso y solo pudo ver el rojo resplandeciente de la sangre brincar ante sus ojos. Vio a Caos esquivar el ataque, soltando a Hades, que0 se abrazó a su hermana. ¡Hera mi pequeña niña! ¿Por qué? En el instante que el Ojo de Cristal se convirtió en un rubí completo en su frente, la espada de fuego del titán había traspasado el corazón de Hera, y ella a su vez el pecho de Hades con la daga de Atropo, logrando herir el corazón de su hermano.

¡Mamá! Fue el grito desgarrador de Hefestos, que luchaba por librarse de los brazos de Hyoga, que le sostenían contra sí. Las risas diabólicas de Caos, resonaban en sus oídos. La era de Cronos terminó, su heredero ha caído, en manos de la persona que creyó que le protegería. Para todos aquello ocurrió en cámara lenta, Tánatos se quitó el casco que le había regalo su papi, para tomarlo en sus brazos, y sintiera su presencia, en sus últimos momentos. Vio a su papá que sacó del pecho de su esposo la daga convertida en espada y sin pensarlo dos veces se lanzó en contraataque hacia Caos, y en un rápido movimiento le atravesó cortándolo por la mitad

¿Por qué? Inquirió entrecortado, ningún arma me puede herir en mi verdadera forma, sus ojos se dirigieron a las manos de su verdugo, vio en ellas la Espada del Destino, la que le perteneció a Cronos, Hiperión al verlo caer en el suelo, le cae encima, como poseído le clavaba la Espada una y otra vez. Sabes es la sangre de mi pequeño, así como tu sangre le paralizaba, la suya también te daña a ti, ahora ésta espada está impregnada, por él, el sacrificio escogido por el Tiempo, el hijo de Cronos, el cual revivirá su magnífica era.

Fue la mano de Océano quién le detuvo, Hiperión, ya has acabado con él, sosteniéndole del brazo. Pequeño, tú familia te necesita. Le levantó sosteniéndole por debajo de sus hombros. Sus ojos determinaron la magnitud de lo ocurrido, vio a su hijo con su papi en sus brazos, y al otro lado y cercano a Hefestos con Hera y sus hermanas quienes lloraban asidas del pecho de su madre. Apolo sostenía a Tánatos en sus brazos, dándole fuerzas, Hiperión aún envuelto en sus llamas se acercó a él. Por su parte Hyoga se arrodilló al lado de Hefestos, le susurró al oído. En mi tierra preparamos ataúdes de hielo, en los cuales se conserva por la eternidad, el cuerpo de la persona amada, reflejando la belleza eterna de su espíritu. La gran diosa Hera ha visto a sus antepasados hasta el inicio y acompañará a su hermano, por el camino de la muerte, sintió el cuerpo del herrero estremecerse del llanto. El silencio la ha alcanzado, como la gran reina de los dioses que fue, peleo por su reinado con honor y orgullo, por ustedes sus hijos.

¡Hiperión! La mano temblorosa de Hades buscaba la suya, para asirla, él la tomó, además de recibirlo contra su pecho, en el momento que su Tánatos se lo entregaba en sus brazos, de inmediato busca el refugio en los de Apolo, en cuyo pecho acalla sus sollozos. Hiperión deseaba encontrarse con aquellas hermosas esmeraldas, pero sabía al ver ese ennegrecido vendaje que ellas ya no existían, fue el primer sentido que le habían robado. Buscando en su armadura, sacó uno de los frascos con el elixir de los dioses, con ello trataría de salvarlo, empezó a vaciar la ambrosía en sus heridas, pero la mano de Hades le detuvo, negando con su cabeza. Hiperión, libera al tiempo oculto en mi corazón, le dijo dificultosamente. Tú has sido mi paz, Hiperión, y así te he amado por toda la eternidad y ahora con mi corazón abierto, te voy amar como nadie lo ha hecho nunca, porque es mi deseo y cuando mi cuerpo se enfríe, no pierdas tu fuego, aunque no este presente a tu lado, seguirás siendo mi amor más allá del tiempo. Hiperión le apegó fuertemente a su pecho. No me dejes solo en esta tristeza. Yo seré vida para ti, quiero darte mi vida, tómala el tiempo no es nada para nosotros y este mundo es pequeño para nuestro amor, mi amado. Acariciando suavemente sus cejas, delineo su rostro, y unió sus labios en un cálido beso, aún unido a ellos susurró tratando de retener sus últimos alientos de vida. Esta es mi noche más oscura y mi fuego se esta apagando en mi espíritu, el hielo de la soledad se apodera mis sentidos, mi cuerpo es tu templo y tu refugio, sus dedos trataban de grabar cada parte de su cuerpo, acarició su rostro con ellos bajó por su cuello, hasta descansarlos en su vientre y fue allí dónde su voluntad se desarmó completamente, así como el cosmos de Hades se apagaba en sus brazos.

Todo se quedaba en silencio y el titán se derrumbó sobre él llorando amargamente, escuchó la vibración de sus últimas palabras contra sus oídos: Juntos nacimos Hera, juntos partiremos de este mundo. Ya lejano estaban los brazos y el calor de Hiperión y los sollozos de su Tánatos, abrió sus ojos encontrándose en la nada inicial y a su lado Hera, le esperaba sonriendo. En los brazos de Hiperión y Hefestos, los cuerpos de sus seres amados se fueron convirtiendo en brillantes estrellas, deshaciendo el último resplandor de sus cosmos. El cuerpo de Caos también se deshizo en una nube negra que se formó a su alrededor y el hedor de Caos les llenó los sentidos. Todos se pusieron en guardia, pero las últimas centellas de los que habían sido los reyes de los dioses, le absorbieron, llevándoselos con ellos del mundo de Cronos, junto al frasco de la ambrosía que sacó de su armadura encontró el trozo de pergamino que Casandra le había entregado en el momento de su partida, lo abrió y leyó su contenido observando la armadura de su hermano Cronos, juntó a su espada, una luz de esperanza brilló en sus rubíes desconsolados.


Última edición por goddesniquel el Jue Abr 08, 2010 10:52 pm, editado 1 vez
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MensajeTema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión)   El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) - Página 3 I_icon_minitimeSáb Jun 14, 2008 3:03 am

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Capítulo 19: Nuestro amor es más allá del Tiempo


Zeus envuelto en su energía apretó su abrazó sobre su preciada carga. El corazón de Hypnos estaba inquieto, la opresión del presentimiento le agobiaba el espíritu buscaba sincronizarse con su hermano desesperadamente, lo que ocasionó que sus cabellos plateados empezarán a brillar intensamente, con sus ojos cerrados siente como Zeus detiene su marcha y los demás también, abre sus párpados lentamente, encontrándose con un cielo sin una sola nube, celeste claro, el poder de Helios alcanzó sus retinas, causándole un dolor intenso en sus pupilas, obligándolo a cubrirse con su mano. Perséfone se acercó rápidamente a él cubriéndole con su manto, hijo, hemos llegado al Olimpo,le aclaró. Hypnos asintió, inspeccionando con su vista aquella colina llena de templos, el hogar de los dioses ¿Cuál es el templo que pertenecía a mi papi? Inquirió con su voz melodiosa. Es aquel dorado de allá, él de los pavos reales, pertenecía a Hera y a él por igual, es el segundo más grande del Olimpo, le indicó señalándolo con su mano. Sus zafiros se dirigieron al lugar indicado.

Si eres tan amable, Zeus de bajarme, le susurró, a su progenitor, al cual no pasó desapercibido el cambio de humor, del dios del Sueño Eterno, cerrando sus ojos acerados le bajó delicadamente, cubriéndose con el manto ofrecido por su querida madre Perséfone, hizo el intento de caminar, pero la poderosa mano de Zeus se posó en su cabeza llamando su atención. Puedes quedarte en mi templo, a mi lado junto a Koré, le ofreció señalando el suyo. Pero Hypnos negó con su cabeza, y se encaminó a Ares, quién no le quitaba la vista de encima, observando su extraño comportamiento, con la pequeña Koré en sus brazos. Al dirigirse hacia él se le veía más etéreo como si no estuviera en ese momento allí, con sus cabellos encendidos por su brillante aura le daban un aspecto que quitaba el aliento, y envuelto en el manto, hizo estremecer al dios de la guerra en el momento que se acercó a él, pero su presencia se sentía extrañamente distante, tomándolo por uno de sus hombros, le atrajo a su cuerpo besando su frente delicadamente. Quiero que te quedes en mi templo, tu lugar es a mi lado, le indicó asiendo su barbilla, para besar sus labios. Hypnos entrecerró sus parpados negando de nuevo con su cabeza, deseo estar en los territorios de Hades, acariciando, con sus dedos los delicados cabellos de su hermana y posando su suave mano en la cabeza de la pequeña diosa, solicita con su mirada que le sea entregada. Ares la deposita en sus brazos y Koré busca el calor en el cuerpo de su hermano mayor. Quien la cubrió con el manto, se encaminó hacia el templo de los gemelos de Cronos.

Espera voy contigo, asiendo de nuevo su hombro. No es necesario, Ares, deseo estar a solas con mi pequeña hermana. Andrómeda, Radamantis, Minos, Eacos, los cuatro se hincaron ante su presencia esperando sus ordenes. Nuestro alojamiento temporal será en ese templo. Que mis espectros acampen allí. Los cuatros dirigieron sus huestes detrás de él en silencio. Ares se quedó estático, no podía creer que Hypnos rechazará su presencia, sus ojos brillaron como dos poderosos rubíes, lo cual solo pasaba cuando encarnizadas guerras azotaban el planeta. Cerrando fuertemente su puño, le hizo sangrar. Fue la mano de Atenea, quién tomó la de su hermano entre las de ella, que le sacó de estupor, depositándola en su mejilla. Ares, él te necesita, se siente solo, y en su orgullo no quieren que vean su sufrimiento, tuvo que venir al Olimpo, de dónde fue expulsado desde antes de su nacimiento como un paria son muchas cosas, las que caminan por su cabeza en este momento. No sabe expresar su dolor, en eso se parece a ti y a nuestro padre, por lo que busca aislarse y refugiarse en Koré. Dale un poco de tiempo para que se desahogue y luego ve por él, le aconsejó la de los ojos de lechuza. Ares asintió con su mirada fija en la elegante figura de Hypnos, que perdía entre las columnas del templo abandonado por su madre desde hace milenios.

Con Koré en sus brazos, Hypnos buscó por los rastros de energía la habitación de su papi, todo el templo estaba impregnado de la fogosidad de Hera y el calido aliento de Hades, no le fue difícil encontrarlo. Varios frescos de los gemelos, adornaban la cúpula del templo y en sus paredes de oro relieves de Hades y Hera. Suspiró acomodando a Koré en su hombro el pequeño rostro de su hermana cercano al suyo, cerró sus ojos aspirando su aroma. ¡Oh, Koré! ¿Que será de ti? De ahora en adelante, en el momento que sea llamado al Campo de Batalla. Debes descansar apropiadamente, se dirigió a la habitación de su padre, encontrándose allí el lecho de su papi, todo desde la partida de Hades, había quedado como congelado en el tiempo, se veía que le daban mantenimiento al templo. Corrió el toldo con su mano y colocó en el medio del mismo a la pequeña que estiró sus manitas, como buscándolo. Espera ya voy contigo, quitándose su armadura, siguió casi todas sus vestimentas, se dejó sólo una faldilla de combate de color blanca, se acostó a su lado.

La pequeña buscó su calor, apegándose a su torso desnudo, logrando una de sus dulces sonrisa, cuando crezcas Koré, serás tan hermosa, como papi. Buscas el calor de nuestro padre. ¡Eh Koré! Lamento que no estén aquí, ninguno de los dos, tendrás que confórmate conmigo pequeña. Hypnos jugaba con Koré que se había despertado, y aferraba fuertemente su dedo. De repente tocaron la puerta de su habitación. Señor, es la hora del alimento de la princesa Koré, le conseguido algo. Se volvió con la niña en sus brazos, hacia dónde provenía la dulce voz de Andrómeda. Es la hora de su alimentación, le informó, sé que no es lo mismo que Hades le alimente, pero es necesario, le expresó entregándole un biberón en sus manos. He sido un tonto no pensé en ello, Andrómeda tomó a la niña en el momento que Hypnos se acomodó en el respaldo de la cabecera de la cama y la colocó en sus brazos, déle de comer así, como su majestad Hades lo hacía, tengo cosas que hacer, más tarde le ayudaré a cambiarla, mi hermoso niño, con cabellos de plata. Él le detuvo su mano. Instructora, gracias, ella le sonrió, besando su frente, acarició sus cabellos y suspirando se fue del lugar.

Hypnos observaba a Koré que con su boquita asía fuertemente la chupeta del biberón tomando su contenido a la vez que con su manita acariciaba su pecho. Sin él sentirlo Ares había ingresado a la habitación, y en el espacio dejado por Hypnos que se encontraba en el centro del lecho se ubicó a su lado, abrazándolo. Deseo verte algún día alimentando a nuestros hijos- apartando sus cabellos, besó delicadamente su cuello, haciéndolo estremecer- hoy estás especialmente hermoso, le susurró a sus oídos, rodeándolo con su brazo acunando a los dos hermanos contra su fornido pecho. Ares, susurró, perdido en los fieros zafiros que le veían con pasión. He mandado a traer una cuna para ella, así estará más cómoda y protegida, no pienses en echarme de tu lado, porque no lo permitiré, Hypnos. Esperando a que la niña se durmiera, contemplo como buscaba el calor y aroma de Hypnos, tomándolo de la cintura, besaba su cuello, y sus dedos acariciaban su vientre. Se ubicó entre él y cabecera de la cama, sirviéndole de apoyo.

Espera- le dijo entrecortado, temblando con Koré en sus brazos. Se mueve alejándose de su abrazo, y se levanta llevando a su hermana a la cuna que Ares había traído consigo. El dios de la Guerra, se incorporó siguiéndole, se abrazó a él, mientras arropaba a Koré. Mira que la niña nos puede oír- le reclamó apartándolo un poco de él, pero Ares, le tomó de la cintura apegándolo a su cuerpo, le tomó por asalto sus labios acallándolo. Ahora duerme, tranquilo. Agachándose un poco, le levanta de sus piernas alzándolo en vilo le guía hasta el lecho dónde le deposita. Cubriéndolo con su cuerpo, sin dejar de besarlo, empieza el recorrido por su cuello, hasta llegar a sus pectorales los cuales besa con devoción, llega a sus tetillas y juega con su lengua en ellas, para luego succionarlas ávidamente, Hypnos se revolcaba desesperado debajo de él rozando su erección excitando más al dios de la guerra. Sus gemidos provocaban más al dios de la guerra, quién se sentó sobre su vientre, para desvestirse. Ares, yo te amo, más que a mi vida, pero deberás perdóname, porque dónde voy no me puedes acompañar, le decía en su mente, a la vez que las lágrimas brotaban de sus zafiros. ¡Hypnos, te amo! Le expresó desnudándose. No me gusta verte llorar, lamiendo sus lágrimas, se apartó de él, quitándole su peso de encima.

Hypnos reconoció con sus ojos nublados, la hermosa faz de Ares, enmarcada en su lacio cabello azulado, sus ojos en este momento mostraban los ríos de sangre de las guerras del mundo, y la que en este momento se ejercía en el pasado. Acarició ese rostro tan amado con sus dedos temblorosos. Ares, rápidamente le despojó de su faldilla de combate, jalándolo de sus piernas las abrió para ubicarse entre ellas, doblándolas sobre su pecho

Ares, gimió, buscando asirse de las sabanas del lecho. En el momento en que Ares, le penetra de un solo, su cuerpo tiembla de placer, el dios de la guerra espera acariciando sus glúteos a que él se acostumbre a la invasión, para comenzar a arremeter con fuerza contra Hypnos. Acallando sus gemidos entre sus labios apasionados. Aquella batalla de cuerpos que sólo el dios de la guerra era capaz de ofrecer, y el cuerpo de Hypnos conocía perfectamente. La fogosidad bélica de Ares, la llevaba a la cama, cada uno de sus encuentros sexuales era intenso y único, pero el de hoy, mostraba toda su furia e impotencia al sentir como Hypnos le separaba de él. Le llevaba al límite para luego detenerse, volviéndolo loco.

Ares, le repetía en cada embestida, y gritaba su nombre en el momento que creía que culminaría, para luego el dios de la guerra se detuviera aumentando su agonía. Los zafiros de Hypnos le reclamaban en un silencioso ¿Por qué? Pero el dios de la guerra, comenzaba de nuevo con su ritual. Hypnos, le aprisionaba con sus piernas instándolo a terminar, así como arañando su espalda, de la desesperación en que se encontraba. Y fue cuando Ares, le susurró. Nunca vuelvas a decirme, que deseas estar solo. Entiende me necesitas tanto como yo a ti. Deteniéndose de nuevo en el momento justo antes de clímax. ¡Hypnos, esto me lastima tanto como a ti! ¡Hypnos por favor! Le rogó.

Ares, susurró contra su cuello. ¡Te necesito! Fue cuando Ares tomó sus caderas alzándolas para penetrarlo mejor, las apretó fuertemente entre sus dedos y de dos fuertes estocadas, precipitó el orgasmo de los dos, cayendo exhausto en el pecho del menor que respiraba dificultosamente, debajo de él. Hypnos sintió en lo lejano, la furia de su hermano menor, haciendo su cabello resplandecer. La muerte acaba de desatar su furia y llena la faz de la tierra, Tánatos, mi dulce Tánatos. El presentimiento de la muerte llenó sus sentidos y las lágrimas corrieron sin control por sus zafiros. Besando la cabeza de Ares, empezó a emanar una pequeña parte de su poder, haciéndole adormecerse en sus brazos.

Se movió debajo del cuerpo de su amado Ares, recogiendo su faldilla se la colocó, sintió el llamado de la luna que en este momento se encontraba en su punto máximo, asomado por la ventana pudo observar, como esta se convertía en sangre, y su cuerpo reaccionaba al llamado a la batalla, desvío su vista hacia él amor de su vida, Ares, dormitaba desnudo en su lecho, con sus largos cabellos esparcido a su alrededor, quiso grabarse la imagen de su amado, en su mente.

¡Hypnos! ¡Hypnos! ¡Hypnos! Algo le llamaba, subiéndose en el marco de la ventana saltó al jardín interno del templo, dónde se encontraba un hermoso estanque y a su alrededor, los hermosos pavos reales de Hera. Se giró sobre sí mismo buscando en el firmamento, lo que le llamaba. ¡Hypnos! Termina con nuestro Sueño Eterno, despierta nuestro poder. Se vio rodeado por tres guerreras, eran las Parcas, pero su apariencia era muy distinta. Atropo, se le acercó tomándolo de la barbilla besó sus labios ¡Amado príncipe!

Soy Hypnos dios del Sueño Eterno, el ocaso de los dioses, despertad guerreras del Tiempo, ese es mi deber a través de los milenios. La energía de Hypnos se difuminó por el Olimpo atrayendo la atención de todos. Ares despertó sintiendo que el cuerpo de su niño no estaba a su lado, de inmediato le localizó en el jardín de Hera rodeado de esas tres mujeres. La armadura de Hypnos le cubre el cuerpo, todos los dioses presentes en el Olimpo, le rodean.

Hypnos, Ocaso de los dioses, deja que el silencio alcance a Hades, y a Hera, permite que la batalla sea en la nada inicial. El dios del Sueño Eterno, trató de emitir palabras pero no pudo el poder de las Parcas le rodeó recordó las palabras de su hermano antes de partir –cumple tu papel en el destino así como yo lo haré sin piedad ni remordimiento. Después acompáñame en el silencio eterno.


Última edición por goddesniquel el Jue Abr 08, 2010 10:53 pm, editado 1 vez
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MensajeTema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión)   El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) - Página 3 I_icon_minitimeSáb Jun 14, 2008 3:04 am

Príncipe Hypnos, es hora de partid. Y las tres poderosas energías de las guerreras del Tiempo azotaron al Olimpo. Ares fue el primero en llegar aquel jardín, arrojándose sobre las intrusas, pero ellas le impidieron su paso hacia Hypnos, que le veía con una mirada fría y distante, no era el Hypnos que conocía, era el que por venganza hizo caer la era de Zeus, quién le había dormido sin piedad alguna, y le había dado la capa de carne de los humanos. El poder de las Parcas lanzó al dios de la guerra contra uno de los pilares. Desde la habitación de Hades, se podía escuchar el llanto de su hija, que lloraba reaccionando al enfrentamiento ocurrido en el jardín. En un movimiento de su mano detuvo a las guerreras del destino. Quienes se hincaron ante él, Hypnos camino dónde se encontraba Ares, a la vez que los demás dioses aparecían encabezados por Zeus. Cloto, Laquesis, Atropo- les llamó Zeus, al verlas enfrente de él.

¿Quién ha osado liberarlas completamente? Le inquirió molesto. Yo lo he hecho, afirmó Hypnos, envuelto en su poder caminaba hacia Ares, acortando la distancia entre ellos. Hijo ¿Qué has hecho? Ignorando su pregunta se puso a la altura del dios de la guerra. ¿Por qué, peleas en una batalla que no puedes ganar, Ares? Acariciando su rostro enfrenta sus zafiros vacíos contra los fieros de su amado, hasta abrazarlo a su pecho, acariciando sus cabellos entre sus dedos, para luego alzarle el rostro y besarlo apasionadamente, separándolo de él, se incorporó, sus ojos completamente se habían convertido en zafiros llenos de odio y repugnancia hacia todo. Estás sujeto a la carne de los humanos, esa fue mi venganza, aún eres Saga, no eres completamente Ares, en cambio yo siempre he sido Hypnos, todos sois todavía hijos de humanos, que habéis acogido, el alma inmortal de un dios, vivís el sueño de la eternidad en vuestras mentes. En cambio por mis venas corre la sangre pura de Cronos. Hera y Hades, nuestros padres, ellos mancillaron su capa de carne, para liberar a sus antiguos seres.

Es hora, que nosotros vayamos a su lado, pues ahora es nuestro deber proteger la era de Cronos. El vuestro es el de esperarnos en Heraion. Yo sabía por medio de las Parcas que esto sucedería, por lo que decidí dormirlos en aquella época, en que trataron de eliminar a mi padre, pero en este momento Caos, le quita toda atadura humana.

Cuando desaparezca de la dimensión de Cronos, despertaré sus poderes completamente.- concluyó al colocarse su casco en sus sienes, Ares se incorporó abrazándose a su espalda. Ares te necesito vivo, dame una razón para regresar a la era de Cronos.- le expresó en susurro a la vez que apartaba sus manos de su cuerpo -¡Te amo! Pelearé por ti, el día de hoy.

Se alejó de él envuelto en su poder, hacia las Parcas dándoles la espalda eleva su poder abriendo un portal, por dónde pasó acompañado de dos de las Parcas -Ahora, papi te espero para pelear a tu lado. Cerrándose a su paso por él. Cloto se volvió hacia los dioses presentes para tratar de impedir que traspasaran con él al campo de batalla. Poseidón señor de los mares, lleva la vasija que recibiste en el Tártaro de nosotras, deposita su contenido en el altar de Cronos.

¡No, Hypnos! Los ojos del dios de la Guerra resplandecieron como dos rubíes, así como sus cabellos se tornaron en plateados. Desatando toda su furia, los llantos desgarradores de Koré llegaron a los oídos de todos y recordaron a la pequeña en la habitación de Hades. Ares, fue el primero en reaccionar, levitando hasta la ventana de la habitación ingresó en ella, dirigiéndose a la cuna, la tomó en brazos. ¡Oh, Koré a pesar de tu corta edad, eres una sinvergüenza! ¿Es que acaso te pusiste de acuerdo con los descarados de tus hermanos mayores? Pero cuando regrese tu hermano Hypnos se enterará de lo que soy capaz, le expresó sonriendo seductoramente, y ni tú lo salvarás del castigo que le tengo preparado, besó el suave vientre de la bebé ocasionándole cosquillas, y la pequeña movía sus piernitas riendo ante los mimos. Zeus, siguió a su hijo, encontrándose con la escena. ¡Vaya, ahora sí lo he visto todo! ¿Eres tú mi hijo el dios de la guerra? Expresó sentado en el marco de la ventana con sus brazos cruzados.

¡Es hora de irnos! Ares. El dios de la guerra asintió con Koré en sus brazos, caminó hacia Zeus, dándole la niña, se dirigió a buscar algo con que abrigarla. Oye padre te toca cambiar a Koré, es tu sobrina y tu debes saber de estas cosas- señalando los pañales, se apresuró a salir del cuarto dejando a Zeus y a Koré solos. Eso me pasa por entrometido se quejo Zeus, depositando la niña en la cama se dispuso a cambiarle el pañal

Hera se abrazó al pecho de su hermano, suspirando sonrió -lo hemos logrado. Ahora queda buscar sus presencias para que el verdadero combate comience. Hades asintió ella se incorporó para mirarlos a los ojos, lucían tan vacíos como los de Andrómeda. Sigo opinando que no me gusta verte así. El sonrió. Hera ganaremos esta batalla, aunque nunca regresemos con nuestros seres queridos. Besando su frente, acarició su vientre.- Si no logramos salir, por lo menos tu bebé será nuestra alegría, en este infierno sin sentidos. Le tomó de la mano y ambos se incorporaron e iniciaron el camino sin rumbo fijo hasta encontrarse con lo que les saliera en el camino.

Hypnos guiado por las dos Parcas, caminaba en silencio a su lado. Por aquí, exclamó Atropo, sintiendo la energía de su señor. Los tres corrieron para encontrarse con ellos. El dios del Sueño Eterno caminaba envuelto en su energía pero aún así no podía ver más allá de unos cuantos centímetros delante de él. Todo su alrededor era negro, ni el ruido de sus pasos, se podían escuchar, era desesperante, para poderse comunicar lo hacían por medio del cosmos. Su cuerpo le sentía totalmente adormecido. Atropo tomó su mano, guiándolo, ellas si podían ver en ese lugar. Al sentir las presencias de Hades y Hera se apresuraron hacia dónde ellos. El dios del Sueño Eterno al ver a su papi se abalanzó sobre él. Y Hades le recibió en sus brazos acunándolo entre ellos, beso la cabeza del dios del Sueño Eterno. Mi niño discúlpame por atraerte al campo de batalla. Hypnos negó contra su pecho. Es un honor, pelear a vuestro lado. Hypnos acarició el rostro de su papi, perdiendo sus zafiros en sus ojos vacío y el grito de dolor del dios del Sueño Eterno desgarró el silencio de aquel lugar. Hades apretó su abrazo sobre él, dándole consuelo. No pasa nada, hijo, no quiero verte triste, estoy a tu lado, no me apartare de ti, te conocido como mi orgulloso hijo mayor- le levantó el rostro con su mano, apartando sus hermosos cabellos plateados, fuerte e indomable, siempre ha sido tu carácter, sabes muy bien que el dolor como viene se va. Verás que pronto terminará. Hypnos besaba su cara con devoción abrazándolo a su cuerpo, sin poder contener las lágrimas que brotaban incontrolables de sus zafiros, así como sus gritos de dolor. Ante el sufrimiento que pudo haber sido, el que le sacarán sus ojos.

No había palabras de consuelo que pudiera decirle a su hijo para calmarlo. Hades déjalo es mejor que saque su dolor, de esta manera hermano. Yo desearía poderlo hacer también, susurró Hera. Aunque yo lo hice en la fortaleza, pronto las lágrimas terminarán y quedará la furia incontenible cada vez que se vea tu rostro.

Hiperión con sus manos manchadas por la sangre de su amado ¡Hades! Te quiero vida mía, de noche y día, ahora mi mayor miedo se ha hecho realidad, el de perderte. Hasta el fin de mi vida inmortal te querré. Tú eres mi mayor promesa, y buscaré por toda la eternidad hasta encontrarte de nuevo. Eres el fuego de mi espíritu. Papá no te atormentes, le expresó al momento de abalanzarse sobre él consolándolo. Te necesito papá, no me dejes tú también, no lo soportaría. Cree que como lo dijo Hypnos una vez nuestro amor va a triunfar. Yo le amaba con todo mi ser, hijo, mi amor traspasaba hasta el mismo tiempo, como solo se ama una vez, pero el destino lo arrancado de mi lado, no me resigno a esta soledad, hijo. No me resigno ahora que ni siquiera un rastro de su cosmos ha quedado, solo el pago del sacrificio, saber el tormento que pasó cada vez que vea estas esmeraldas.

Su corazón vive en ti padre, tocando el pendiente que lucía en su pecho, y tienes una de las ventanas de su alma, aunque esté perdida este será el camino que nos lleve a él de nuevo. Siento el palpitar de su corazón en tu pendiente algo me dice que ellos, no han muerto realmente, pero es tan grande el dolor de mi corazón que ya no puedo ni siquiera llorar. Yo quisiera gritar, llorar, pero ya no tengo más fuerzas, pero no quiero pensar que se ha ido para nunca volver. Apolo, se acercó a ellos quienes estaban arrodillados en medio de todos los desechos de la batalla Trató de incorporar a Hiperión tomándolo de su cintura le hizo ponerse en pie. Los demás esperaban en silencio. El Fuego Estelar asió fuertemente el trozo de papel, en la palma de su mano y con la otra abrazaba fuertemente a su hijo –Papá dime como calmar este dolor que siento en mi alma, como cerrar esta enorme herida sangrante que se aposesionado de mi corazón y mi alma.

Tánatos, mi bebé te hice una promesa y te la cumpliré iré por tu papi, a dónde sea que éste, pero el tiempo nos volverá a unir. Tánatos asintió contra su pecho, abrazándose a él más fuerte, inundándose los sentidos del aroma tan querido de su padre, aquellos cabellos rojizos que en este momento en su furia y desesperación se convertían en flameantes llamas. Tánatos observó sus manos aún manchadas de sangre, y la armadura que contenía viva la sangre de la muerte violenta e inhumana, en que había la fortalecido convirtiéndose en el único dios de la muerte. Sus ojos fueron perdiendo de vista rápidamente, aquel pecho adorado, sin saber como su alma veía un abismo negro sin principio ni fin. ¡Tánatos! Dueño de la muerte ¡Tánatos! Hijo de Hades e Hiperión. Aquella voz de mujer le llamaban, las Keres en su escudo abrían y cerraban sus bocas, gritando su infortunio.

En su mente contestó: ¿Quién eres? Y a sus oídos llegó el llamado de Cloto, como una oración invocando su presencia a la batalla: “Eres uno de los Hijos de Hades, de los dioses antiguos al igual de Hypnos que permanece en su esencia intacta, sangre de Cronos eres, ven con nosotros Príncipe Tánatos, a crear la nueva era de Cronos, blande tu poderosa espada a favor tu padre.”

La voz de Cloto se hacía cada vez más fuerte, sintió sus piernas flaquear, el llamado de la Parca era incesante, alzó sus zafiros inquiriendo a su padre, como para averiguar si él escuchaba la invocación del Pasado. Los rubíes, le veían en su tristeza distante -¿Papá? E Hiperión le acarició sus cabellos con los rastros de sangre todavía apelmazados en ellos. No pierdas la esperanza, tomó la espada del destino del cinto de su padre. El Fuego Estelar le veía sin comprender, lo que su hijo quería hacer, retrocediendo dos pasos, le sonrió. El viento movió sus cabellos graciosamente, alzando su energía hizo aparecer el yelmo de los cíclopes en su mano. Te espero en la batalla, Hypnos me llama a su lado.

¡Tánatos! El grito desesperado de Zeus, encima de ellos les hizo volver hacia él la vista, con sus armaduras ya dispuestas. Zeus, Ares, Artemisa, Atenea, y Poseidón, habían llegado. Apolo comprendió que Tánatos algo planeaba y fue cuando Cloto, el Pasado se hizo presente, entre Hiperión y Tánatos.

Los rayos de Zeus, golpearon contra la parca la cual los retuvo con sus manos, no te llevaras a otro de mis hijos, reclamó lleno de furia. ¿Dónde se encuentra Hypnos? ¡Habla Urraca maldita! Hiperión comprendió que Tánatos seguiría a su hermano dónde sea que estuviera. Avanzó rápidamente evadiendo a la Parca, todos los titanes así lo hicieron rodeando al joven dios de la muerte. Tánatos tu no irás a ningún lado sin nosotros, ¿Has entendido? Yo no quiero perderte ni a tu hermano, ya he perdido a tu papi, no perderé a mis hijos. Afirmó tomándolo fuertemente de sus brazos.

Tánatos, cerró sus ojos y los volvió a abrir. Papá tu debes vivir para Koré, alzando su poder se enfrentó al Fuego Estelar y a los titanes con todo su poder, expandiendo su poderosa energía, hizo llenar el ambiente con la sofocación de la muerte. Todos cayeron a su alrededor, dominados por su poder. Hiperión y los titanes eran los que trataban de pasar por su barrera, porque ellos al igual que él poseían su inmortalidad completamente.

Yo soy la sangre de Cronos y Hades, invocó el poder oculto de la espada del destino, que busca unirse a la llave del tiempo y al ojo de Cristal, guíame al lugar que se encuentra mi padre Hades, nuevo rey de los dioses. La Espada del Destino empezó a destellar en sus manos, cubriéndolo, con su fuerza. Cloto fue la que detuvo a los titanes- Guerreros al servicio de Cronos, debemos llevar la armadura de nuestro rey viva de nuevo, con la sangre de Hades recolectada de sus propias venas en el Tártaro. Cloto retenía a Hiperión con su poder a duras penas, ante los ojos de todos el segundo hijo de Hades se adentró al campo de batalla, ante el grito desesperado de Apolo que trataba inútilmente de levantarse pero el poder de Tánatos tenía influencia en su carne, y su poder divino sujeto a esa cadena de humanidad, le pesaba.


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El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) - Página 3 Empty
MensajeTema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión)   El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) - Página 3 I_icon_minitimeSáb Jun 14, 2008 3:05 am

De un fuerte tirón Cloto fue lanzada al suelo por Hiperión. ¿Cómo envías a mis dos muchachos solos a una muerte segura? Hades no quería que ellos participaran. La espada de Fuego de Hiperión rozaba contra su garganta Cloto, acarició su filo con sus afilados dedos. Siempre impulsivo, Fuego Estelar. No debemos perder tiempo tu familia pelea en el mundo de Caos, solo esperaban a Tánatos, para comenzar el ataque, mis hermanas les acompañan. Se afirmó en sus piernas, y camino asiendo la espada de Hiperión. Lo que te quiero decir que Hades, cruzó primero a la nada inicial, era la única manera de hacerlo, el quería terminar la pelea solo, pero a nuestro juicio debemos participar todos los permanecemos en nuestras esencias divinas.

Armadura Legendaria del poderoso Cronos, señor del tiempo revive toma el sacrificio de vuestro amado heredero Hades, que la sangre que fue contaminada por tu enemigo se convierta en fortaleza de ésta armadura y el cuerpo de nuestro nuevo rey no pueda ser abatido por la sangre de tu adversario. Los dioses presentes se acercaron a los titanes y Cloto se acercó a Poseidón tomando de sus manos, la vasija que le habían dado a guardar, la destapó y vacío su contenido sobre la armadura y tomando parte de la sangre la vertió sobre los titanes fortaleciendo sus armaduras. Extendiendo su mano formó varios hilos que como una estela de luz rodearon a los Titanes, llevemos nuestra luz y fuerza a Hades.

Aún Hypnos no había terminado de llorar en brazos de su papi, cuando la luz de la Espada del Destino les envuelve, y ante ellos aparece Tánatos, las Parcas se arrodillan ante él.
¡Tánatos! Mi hermoso bebé, se acercó a su papi con la Espada del Destino en su manos Hades, señor del tiempo te entrego tu espada legendaria la llamada Destino, deja que de tu corazón salga el poder del tiempo dormido en él. Nuestro enemigo está cerca, las Keres reaccionan ante su presencia, pero ellas son ahora mis sirvientes.

Cuando Destino toca las manos de Hades, todo el lugar se iluminó y la barrera generada por el ente Nicté desapareció, entonces se vieron en un lugar parecido al Tártaro pero en toda su extensión aquel mundo era su réplica perfecta. Los ojos de Hades recorrieron el lugar. Atacaremos separados, por este lado irás tú con Atropo y Laquesis, le indicó a Hera.

Hypnos y Tánatos vendrán conmigo., dictaminó. Sus dos hijos rasgaron sus capas y con los trozos de telas elaboraron vendas, entrelazándolas Hypnos fue cubriendo sus parpados, y al ver su rostro no pudo reprimir unos últimos sollozos. Al terminar de vendarlo, recostó la cabeza en su pecho y la mano de Hades revolcó los cabellos plateados de su hijo mayor. Tánatos suspiró tratando de acallar su dolor. Yo creí que era el más sentimental de los dos, pero aún así, al apartarse su hermano, él ocupó su lugar en los brazos de su padre. Hades besó sus cabellos, sintiendo sus labios, aquellos cabellos sedosos endurecidos por la sangre seca. Estoy orgulloso de ti, mi bebé, del guerrero que eres, Tánatos empezó a brillar envuelto en su cosmos y susurró al oído: Los lamentos de las Keres en mi armadura, claman por venganza, la sangre reacciona al llamado de los guerreros de la oscuridad, sus hermanos, sus gritos me ensordecen, el clamor de la verdadera batalla está por comenzar en este momento, papi.

¡Hypnos sin misericordia! Alentó a su hermano, en un rápido movimiento Tánatos se deshace del abrazo de su padre y se ven rodeados por centenares de entes sin forma definida, era el ejército de Caos, que les había dado alcance, a la distancia otra Legión se enfrentaba a las diosas. Los tres se colocaron de espaldas uno al otro, formando un triángulo en esa forma no permitían a nadie atacarlos por las espaldas, una encarnizada lucha comenzó, aquellas bestias eran el doble más rápidas y fuertes que las Keres y eran contadas en miles. Tanto Tánatos como Hypnos trataban de proteger a su padre que no poseía armadura, y poco a poco iban retrocediendo hasta que se convirtieron en sus escudos. Los vestigios de ambas batallas se sentían en el ámbiente. El hedor a sangre y muerte enardecía aquellas criaturas, quienes mostraban más sus garras y colmillos como bestias hambrientas, emitían ensordeceros aullidos y la sangre derramada por los dioses, era consumida por las arenas ennegrecidas, que tomaban ansiosas su sacrificio. Las garras les destrozaban sus armaduras, las cuales fueron forjadas por los mismos cíclopes, hasta empezar a desgarras sus carnes.

Ante el gritó de dolor de Hades, se dieron cuenta que estaban completamente sitiados, uno de estos seres había desgarrado su espalda, exponiendo partes de sus huesos. Tánatos fue el que reaccionó más rápido, tomando a su querido progenitor entre sus brazos, ambos gemelos optaron por la retirada inmediata, levitaron envueltos en sus poderes precipitadamente, buscando refugio. A los seres que les daban alcance Hypnos les exterminaba sin piedad. A los lejos Tánatos divisó una cueva, hizo señas a su hermano, y se enrumbó aquel recoveco con su papi en brazos. Tánatos se sentó en la arena agitado, trataba de calmar su respiración, y la mano ensangrentada de su padre, le acarició el rostro, Hypnos después de acabar con los que le seguían, se refugió con ellos, al estar frente a ellos cayó de rodillas exhausto. Sus ojos buscaron los de su hermano, la preocupación hicieron mella en ellos. Hypnos empezó a quitarse los trozos de su armadura, su pecho presentaba densas heridas y desgarres, al igual que sus brazos. Apenas si pudo empuñar su espada para acabar con los últimos, de poco les habían servido sus armaduras. Hizo señas a su hermano y éste le depositó a su padre en los brazos, Tánatos también se despojó de su maltrecha armadura, pero ésta al tener la sangre de las Keres había resistido un poco más, Parte de su túnica de combate, esta en buen estado, se quitó la protección de su pecho y la rasgó completamente, hizo varias tiras de ella para utilizarlas para limpiar sus heridas. Después de hacer esto no perdió tiempo, rasgó lo poco que quedaba de la túnica de su papi, exponiendo su espalda, tapándose su boca acalló un grito de horror, al ver lo profundo del desgarre. Las lágrimas se agolparon en sus ojos, e Hypnos prefirió cerrarlos y besó sus cabellos de su papi, las manos de Hades, acariciaron sus brazos y por medio de su tacto sintió los cardenales en los mismos, y la carne expuesta en ellos. Hipnos, susurró con su voz cargada de dolor y angustia, son superficiales, no te preocupes pronto las atenderé, le mintió. Papi, el que nos preocupas eres tú, sin tú armadura eres blanco fácil.

Iba a contestarle pero un gemido le detuvo, el elixir de los dioses, estaba penetrando en sus profundas heridas y Tánatos retiraba de ellas utilizando la tela empapada en la ambrosía cualquier objeto extraño en su carne expuesta, los granos de arena, piedritas pedazos de sus vestimentas adheridos a ellas. Las lágrimas caían por la faz de su segundo hijo, sin control, los zafiros se mostraban nublados, por el ingrato trabajo que le había tocado hacer. Cuando creyó terminar su tarea, observó como su papi dormía exhausto en los brazos de su hermano mayor. Hypnos le depositó en suavemente en el pecho de Tánatos y se apresuró a cambiar la venda de sus ojos, tomó una aquellas telas limpiando su faz, de las lágrimas de sangre que emanaban de sus párpados vacíos, empapando dos trozos de telas los colocó sobre sus párpados, para luego sellar de nuevo aquel tremendo vacío., quitándose su maltratada túnica la usó de manta para colocar a su papi, inconciente. Para dedicarse a atender las heridas de su hermano. Tomando uno de los brazos de Tánatos, empezó a curar sus lesiones

Tánatos nunca me vuelvas a dejar de lado, hermanito, le expresó en el momento que lo atraía hacia sí, besando sus labios suavemente, acarició su fino rostro. Eres mi compañero desde mi concepción en su vientre, y en nuestro nacimiento, en nuestro exilio. Sentí morir al pensar que te perdería, nuestro lazo es como el de papi y tía Hera, eso nadie lo podrá cambiar ni Apolo ni Ares, nosotros fuimos siempre los exiliados, ellos a pesar de todo volvían al Olimpo y nosotros solo nos teníamos el uno al otro, además del amor de nuestro padre. Ahora duerme, tú has peleado más que yo este día, mi pequeño hermano.

Tánatos asió la mano de su hermano y posó en la arena. Siente la batalla, puedes detectar como Hera y las dos Parcas se encuentran a varios kilómetros y sus cosmos están en reposo, lo que indica que al igual que nosotros están refugiadas descansando en algún lugar, está no será una guerra que ganemos fácilmente, ellos tienen todo su ejército aquí, nosotros solo somos seis. Esta es la manera en que papi, me enseño a sentir sus presencias por medio de la materia.

Si mis amores, ellas están reposando, mis amados bebés vengan a mi lado, que deben descansar también, les tendió sus manos buscando las suyas. Esta noche hará frío nos daremos calor mutuamente, no pretendo que duerman, porque yo tampoco lo haré, nuestro poder de combate está muy altivo y nuestras milenarias almas buscan el enfrentamiento__cada uno de sus hijos se acomodaron buscando refugio en sus brazos, como cuando eran pequeños lo hacían entre él y Hiperión. Tánatos buscaba siempre su abrazo e Hypnos entre él y su padre Hiperión, para rememorar aquella escena completamente hacía falta su esposo. Hypnos susurro casi imperceptiblemente, nos hace falta papá. Los tres sonrieron, sin su calor es distinto, hasta Koré, extraña su fuego, pobre de mi hermana, se debe sentir muy sola sin los dos y es tan pequeña.

Tánatos recostó su cabeza en el pecho de su papi, siento su calor dentro de ti, bajo su mano hasta su vientre, es nuestro hermano, ¿Verdad, papi? Hypnos abrió sus ojos, indagando en los de su gemelo, el cual asintió. Caos le arrancó sus ojos en venganza, por el hijo del Fuego Estelar, nuestro otro hermano. Las lágrimas rodaron por los zafiros del Sueño Eterno, bañando el blanco pecho de su papi y se incorporó para besar el vientre de su papi. Estoy tan feliz, papi, prometo que acabaremos con nuestro enemigo y te sacaremos de aquí, tengo otro hermano que proteger con mi poder.

Al cabo de unas horas, Hades se levantó de repente, despertando a sus hijos en su sobresaltó. Nos han encontrado, alístense para el combate y los dos jóvenes invocaron sus armaduras y el halo de la muerte provocado por Tánatos se esparció con todo su poder. Hypnos alzó su energía tratando de adormecer a esos entes como lo hizo con los dioses olímpicos en aquella ocasión. El grupo encabezado por Hera, también les encontró. Las fuerzas se dividieron para enfrentarlos, pero de repente los combates cesaron y en medio de aquellos seres Caos caminaba hacia ellos, seguido por Erebo y Nicté, quiénes arrastraban con sus poderes un ariete con dos diosas encadenadas a él. Démeter, Hestia, las reconoció por su presencia, porque de ellas no quedaba nada de su esplendor ni belleza anterior, con sus maltratados cuerpos cubiertas por harapos, con sus rostro deformados por los golpes, se podían mantener en pie al estar atadas cruelmente a esas dos estacas en el ariete, y fuertemente custodiadas por los esbirros de Caos.

Hestia al ver a Hera y a Hades, hizo uso de sus últimas fuerzas _Hermanos acaben con ellos, nosotras no importamos_ Los esbirros la hicieron callar al azotar su cuerpo, frente a los ojos de ellos. Tánatos e Hypnos, empezaron a avanzar en su auxilio y Hera resplandecía en su poder despertando su espada dorada.

Ríndete Hades y entrégate a mi enfrente de mis tropas y las dejare vivir. Hades suspiró, el dolor en su corazón era horrible. No me rendiré. Y tomó la espada del Destino y se lanzó contra Caos. Pelea solo contra mí, quién gané gobernará ambos mundos, le retó Hades. O es que acaso me tienes miedo, mira que tienes ventaja, yo estoy cegado por tu mano. Elevó su poder envolviéndose en él, de la herida de su corazón la llave del tiempo empezó a deslumbrar y el Ojo de Cristal en su frente se fue desvaneciendo, conforme el calor de su energía iba aumentando la venda en sus ojos se desintegraba. Caos empezó a retroceder presa del temor al ver como sus cuencas vacía empezaban a regenerarse y el Ojo de Cristal se dividió en dos convirtiéndose en parte de su cuerpo, al abrir sus párpados dos hermosas gemas en combinación entre esmeralda y zafiro adornaron su faz, encandilando con su luz, el reino de Caos.

Teme a los ojos de Hades, ya no son reflejo de su alma, sino son su alma que ha salido a combatirte con todo su poder, sentenció Cloto, quién se colocó al frente de Hades, al igual que sus hermanas. ¡Las Parcas!, susurró Hades. Su cuerpo centellaba luz por doquier, debido al poder de la Llave del Tiempo, que reflejó a su padre Cronos enfrente de él, quién se deshizo en su armadura legendaria, la cual cubrió el cuerpo de Hades. La Fuerza y furia de los Titanes no se hizo esperar, los mismos se empezaron a materializar a su alrededor y detrás de ellos Hiperión los lideraba, su presencia llenaba todo el lugar, e Hiperión camino envuelto en su poder hacia Hades, quién se volvió hacia él, las manos de titán acariciaron su rostro y le atrajeron a su cuerpo abrazándole a él. Juró que por cada herida que tenga el cuerpo de mi esposo y mis hijos será el número de pedazos en que desmembraré tu cuerpo, le sentenció. Hades alzó sus gemas refulgentes hacia los rubíes de su Hiperión, los cuales mostraban lágrimas de alegrías al ver de nuevo sus ojos, aquel momento del encuentro de sus ojos se detuvo en el tiempo para los dos, Hiperión delineó con deseo sus labios con sus dedos.

El escudo formado por las cabezas de las Keres empezó a reaccionar con el pendiente y el corazón de Hades, que junto a las ventanas de su alma que fusionándose formaron una nueva armadura en el cuerpo de Hiperión. El Fuego Estelar sin apartar la vista de los ojos de Hades, perdió sus dedos en la sedosa cabellera ébano de su amado niño, hasta asaltar sus labios en un apasionado beso, y luego susurrar entre sus labios, ahogado en su deseo. Esta es la bendición que necesito para pelear contra él, en la nada nuestro amor triunfará, en pequeños besos se fue separando de sus labios y observando su armadura. Me has otorgado una armadura con tu propia presencia para acabar con él, con nuestro enemigo, me has cubierto con tu ser y serán tus manos por medio de las mías, como un único ser que formamos con nuestro amor y ahora se refugia en tu vientre, quién nos dará la victoria.


Última edición por goddesniquel el Jue Abr 08, 2010 10:58 pm, editado 1 vez
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MensajeTema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión)   El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) - Página 3 I_icon_minitimeSáb Jun 14, 2008 3:06 am

Sus cuerpos reaccionaron uno con él otro envueltos por sus poderes ¡Por un amor más allá del Tiempo! Exclamaron los dos a unísono. Hades recostó su cuerpo contra él cuerpo de Hiperión quién le abrazó fuertemente a él, su cuerpo empezó a desmaterializarse en energía pura, la cual se fue uniendo en la Espada del Destino, el Escudo de la Muerte y la armadura de Cronos que fortaleció la de Hiperión.

La Espada del Destino en las manos de Hiperión prendió en llamas bajo su poder y el enfrentamiento comenzó, los titanes se abalanzaron sobre los esbirros de Caos, ayudando a Hypnos, Tánatos, Hera y las Parcas, en un abrir y cerrar de ojos liberaron a las hijas de Cronos, Démeter y Hestia. Los gemelos de Hades y Hera se encargaron de dar fin a Erebo y Nicté. Caos fijaba su mirada aterrada en su ejército caer irremediablemente ante sus ojos, en el momento que Hiperión, le asechaba. Sufre con ver caer tus ambiciones, y sé testigo del nacimiento de la nueva era de los hijos de Cronos, en el advenimiento de nuestro hijo. El hijo del amor que sobrepasa el Tiempo y el Fuego Estelar.

Caos se abalanzó sobre Hiperión _Muere maldito usurpador, él era mío, es mío y será mío y sacaré de sus entrañas a tu bastardo y será mi estirpe la que sobreviva, no la tuya y me bañaré en tu sangre hoy. Pero antes juró que volveré a tenerte enfrente de Hades y de tus bastardos, le escupía su veneno, enloquecido. Hiperión no se inmutó ante sus palabras. Y esto será lo último que saldrá de tus labios. ¡Por la gloria de Hades y Cronos!

Hiperión hizo gala de toda su destreza, la cual fue infalible, en una milésima de segundo Destino cumplió su misión en las manos de Hiperión, Caos caía a manos del Amor más allá del Tiempo, su cuerpo fue partido a la mitad, cayendo enfrente del Fuego Estelar, quién no contento con ello arremetió contra él hasta despedazarlo completamente. El poder del titán del Fuego Estelar destruyó la nada inicial con su calor inmortal, aquel fuego incontrolable de su corazón acabó con todo vestigio de esos entes malignos, al calmar su furia interna ante los gritos de victoria de sus hermanos.

La armadura de su cuerpo se fue transformando de nuevo y de ella en sus brazos apareció dormido Hades, al cual abrazó contra su cuerpo, riendo y llorando de alegría por tenerlo de nuevo con él. Hera y sus dos hijos, corrieron a su encuentro. Al posar sus rubíes en sus muchachos, los mismos se llenaron de dolor y alegría en un solo instante sus pequeños tenían un aspecto terrible, al igual que todos los que habían participado en la batalla, su rostro adoptó un semblante severo y sus palabras fueron secas y duras. Escúchenme nunca vuelvan a ponerse en peligro, muchachos no lo vuelvan a hacer, extendió su mano hacia ellos, llamándolos y ellos acataron su llamado, sentando en la arena con su amado Hades en sus brazos, recibió a sus dos hijos en sus brazos también. ¡Por Cronos! ¡Nunca vuelvan hacerme esto! Mis niños amados.
Ambos se refugiaron en él. ¡Padre! ¡Amado padre! El les besaba y sostenía con su brazo apegándolos a é. ¡Mi Hypnos!, ¡Mi Tánatos! Yo hubiese preferido mil veces sufrir sus heridas, con su mirada recorría los armaduras destrozadas, los cardenales y moretes en sus pieles, y el cuerpo de Hades no estaba en mejores condiciones.

¡Tánatos, mi dulce Tánatos! Con su mano acarició el rostro ennegrecido por la sangre seca, su aspecto era el que más temor causaba, toda su piel blanca oscurecida por el bautizo de sangre ofrecido por la Keres. Jamás creí que el más amoroso de mis hijos fuera capaz de tal osadía, estoy orgulloso de mi pequeño niño. ¡Hypnos, mi fortaleza y orgullo! Tú también me has llenado de orgullo. ¡Volvamos a casa! ¡Esta pesadilla ha terminado por fin!

En Torrey, la impaciencia de Zeus, se hacía sentir combinada con su furia, que hacían retumbar el templo de su padre Cronos. Ares y Apolo, no se separaban del altar de la armadura de Cronos. Atenea y Artemisa atendían a los heridos iban y venían atendiendo a sus hermanos. En este momento se dedicaban a las horrorosas heridas en los brazos de Ilítia y Hebe. Al fondo de la habitación Hyoga se hacía cargo de Hefestos.

Cercano al lecho de Hefestos había una mesa pequeña, en ella Baldur había colocado un cuenco con el elixir de los dioses, en donde impregnaba las gasas con que limpiaba las llagas y contusiones en el cuerpo del herrero, quién volvía su rostro las rocas que formaban el muro del Heraion, con sus ojos cerrados sentía la furia de su padre, al hacer retumbar sobre la tierra y la inquietud de su hermano mayor. Ninguno de los dos se había dignado a verlo y menos a hablarle. En su corazón comprendió que ellos le culpaban de la muerte de su madre, las lágrimas corrieron silenciosamente de sus zafiros perdiéndose en la tela de la sábana. El dios guerrero trataba de curar las heridas con el mayor cuidado posible, todo su cuerpo estaba maltrecho, le fue descubriendo poco a poco. ¡Date la vuelta! Le exigió suavemente, pero aquel joven estaba como ido, le ignoraba completamente, así que decidió seguir con sus piernas, con cuidado las descubrió cubriendo su virilidad con la sábana para conservar su pudor, cuando llegó a la pierna de la cual renqueaba, el joven se incorporó violentamente retirando de un golpe sus manos de su pantorrilla

¡Déjame! Le gritó totalmente histérico. ¡Vete! ¡Vete! ¡Déjame solo! Se cubrió de nuevo dándole la espalda a Baldur, la vista que tuvo de su espalda le hizo gemir de dolor, no había un lugar sano en ella, sus manos se movieron como con voluntad propia descubriéndolo completamente, contempló con ojos de espanto cada una de sus heridas, sus ojos color hielo recorrieron aquel frágil cuerpo, tembló al ver los cardenales y moretones que deslumbraban en la blanca piel, como indicios de todos los abusos y violaciones de que fue objeto a causa de Caos. Sus ojos como poderosos diamantes centellaron su furia.

Al poco tiempo Zeus, se calmó y llegó hasta ese recinto, en silencio recorrió el lugar con sus zafiros acerados los cuales fijó en cada uno de sus hijos, la muerte de Hera lo sacó de sí y al ver a sus hijas en ese lamentable estado no pudo más que abalanzarse sobre ellas, se enfureció de nuevo por ver el sufrimiento de su estirpe. Fue pasando su vista por cada uno de ellos, Heracles, Perseo, Baco, Hermes, Castor y Pólux sus gemelos. Faltaba uno, Hefestos, sus ojos recorrieron la habitación buscándole con insistencia hasta localizarlo en el fondo del recinto guiado por la furia de Baldur. Besando la cabeza de cada una de sus niñas cuidadosamente las separó de él, logró determinar como Apolo y Ares también ingresaban para ayudar en lo que fuera necesario.

¡Vete, no me mires! ¡Lárgate no me atormentes más! Con su voz entrecortada suplicaba Hefestos, en el momento que se arrinconaba cada vez más. Hyoga iba a tocar su espalda, cuando la mano morena de Zeus le detuvo. Con su cabeza negó suavemente. Gracias por cuidar de mi bebé, le expresó casi en susurro. Yo me encargaré de él a partir de éste momento.

Los zafiros inmisericordes de Zeus recorrieron el frágil cuerpo de Hefestos, vio lo que indudablemente había sido producto de una violación, tomó del cuenco un trozo de gasa y el mismo se encargó de lavar a su hijo, el herrero se removió huyendo de sus manos, pero él le detuvo firmemente, para luego alzarlo y acunarlo entre sus brazos, para soltarse a llorar amargamente sufriendo cada una de sus heridas y su furia asoló los cielos.

Ares, intentó caminar hacia ellos pero Apolo le detuvo. Después verás a Hefestos, hermano, ahora necesita a nuestro padre. Lo que verás no será fácil, Ares. Necesita tu fortaleza en este momento, por ahora ambos estamos muy perturbados, para ayudarlos.

¡Apolo!, yo… pero el mayor le acalló. Lo que pasaron ellos no tenemos ni imaginación y si hubieras visto como dejaron a tío Hades, en tan solo unas horas que lo tuvieron cautivo, me habrías dado la razón. De su belleza poco quedaba, vimos como lo violaban enfrente de nuestros ojos, Tánatos nunca será el mismo. Debes agradecer que Hypnos no viera su agonía, como nosotros lo hicimos, todavía tengo grabado en mi retina sus últimos momentos y los de tu madre. La carnicería que hubo en ese lugar, todavía me tiene revuelto el estómago. Ahora solo me queda rogar a Cronos por su pronto regreso y aceptar la humillación de no participar en esa batalla.

Hefestos se había quedado paralizado entre los brazos de su padre. Zeus besaba su faz y cabellos. El cuerpo atlético de Zeus se estremecía ¡Por Cronos, mi bebé! ¡Padre ha sido mi culpa! se recriminaba su orgullo. Y fue cuando los brazos de Hefestos lo rodearon agarrándose fuertemente de él, escondiendo su rostro en su cuello. Apolo hizo señas a sus hermanos, los que estaban en mejor estado salieron de la habitación, por su indicación, dejándolos solos. Todos esperaban en los salones de aquel antiguo Palacio, los jardines que tenían vista ellos eran magníficos, los relieves en las paredes mostraban las hazañas de Cronos, Hiperión, Océano y los demás. Ares pasó su mano por ellos, uno en especial le había llamado la atención, en él estaban Cronos y Rea. Rea su abuela, era muy parecida a su madre y a Hades, por otro lado Cronos su fisonomía y contextura, eran similares a Hiperión, pero Hypnos era quién mas se le parecía, tenía su presencia, y reconoció mucho de sus rasgos en él.

Sintió posarse una mano en su hombro, sus zafiros se posaron en el rostro preocupado de Artemisa. Ya han tardado mucho y si pierden la batalla, no deberíamos quedarnos aquí Ares desvía su mirada hacia el altar de Cronos. No Artemisa, quiero creer que ellos volverán, Hiperión fue por ellos su familia, y por nuestra familia y les traerá de vuelta y yo creo en Hypnos, él prometió volver. Nosotros los despreciamos y perseguimos una vez y perdimos la oportunidad de pelear a su lado. No había terminado de expresar esto, cuando aquel salón se iluminó y el poder de los titanes hizo temblar la tierra.

Todos volvieron sus vistas aquel lugar, Zeus con Hefestos en sus brazos, corrió al salón principal ¡Es tu madre Hera!, ¡Ha regresado! El poder de Hera y Hades llenó de nuevo la faz de la tierra. Hiperión con Hades en sus brazo, quién dormitaba apoyado en su hombro, Tánatos e Hypnos ayudaban a su tía y los demás titanes y Parcas atrás de ellos, cayeron sentados en el suelo del templo exhaustos y rendidos a causa de sus cuantiosas heridas.

Ares y Apolo se lanzaron sobre los recién llegados. ¡Madre! Ares se abrazó fuertemente a su pecho, Zeus y Hefestos se acercaron a ellos al igual que Ilitia y Hebe. Tánatos y Hypnos se apartaron para seguir a sus padres a los aposentos, cuando Apolo les salió al paso. Hiperión les sonrió asintiendo. A su vez Tánatos le sonríe tímidamente. El dios sol veía incrédulo su rostro ennegrecido a causa de la batalla, le tocó la suave piel con sus dedos temblorosos, sus cabellos cubiertos de sangre seca ¡Tánatos! y le atrajo envolviéndolo en sus brazos.

¡Apolo! suspiró contra su pecho. El dios sol le alzó ¡Mi niño amado! ¡Gracias a Cronos que has vuelto a mí! Hypnos le sonrió calidamente a su cuñado. Ahora mismo me encargo de atenderte. Hiperión les guío a las habitaciones. La recamara principal la ocupó él, las dos de al lado las indicó como las de sus hijos, Tánatos e Hypnos.

Apolo ingresó con Tánatos en la indicada por Fuego Estelar, a los demás Cloto les indicó sus aposentos, de acuerdo al rango de cada dios. Hypnos por su parte, besó los labios de su papi y los de su padre_ Les veré mañana, quiero descansar, les amó a los dos. ¡Pobre papi! Está exhausto. Bajando su rostro, algo desilusionado porque Ares le ignoró, caminó a su lado sin determinarlo lo esquivó para ingresar a su habitación.


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El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) - Página 3 Empty
MensajeTema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión)   El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) - Página 3 I_icon_minitimeSáb Jun 14, 2008 3:07 am

Dentro de la habitación se dirigió directamente al cuarto de aseo, en él se quitó su destrozada armadura, acarició el frío metal, siempre su poderosa armadura había salido ilesa de sus combates anteriores, su propio cuerpo hedía a sangre seca y sudor, se observó reflejado en el espejo de oro, la figura que presentaba era deplorable, apreció los cardenales, contusiones, moretones, en su tórax, brazos, piernas y rostro, Con sus dedos comprobó la profundidad de los mismos. Las termas de su habitación al calor de su cosmos empezaron a manar aguas aromatizadas, además se llevó consigo frasco con mirra y sándalo y se fue a un mueble aledaño y tomó algunas toallas. Esto me servirá, pensó, tan distraído estaba que no notó la presencia de Ares, detrás de él, en silencio le veía preparar todo lo necesario para asearse, fue hasta que se agachó para comprobar con su mano, la temperatura del agua, cuando vio su rostro reflejado en la superficie. ¿Ares? se volvió hacia él. El dios de la Guerra estaba de pie juntó a él con vendajes y frasco de la ambrosía en sus manos.

¿Hypnos porque me evadiste hoy? El dios del Sueño Eterno se incorporó suspirando. No quise molestar, eso es todo, pasó a su lado, hacia la habitación en busca de algo que ponerse y buscó entre los guardarropas alguna túnica que le sirviera y escogió una azul oscuro. Ares se le acercó por detrás de él y le abrazó contra sí. Ven que te voy atender estas heridas. Empezó a desnudarlo, al momento que le besaba en el cuello y lo lamía. ¡No me toques, que estoy lleno del hedor de la muerte! Ares succionó fuertemente su cuello. ¿Pero qué dices? Hueles y sabes exquisito.

¡Ares!, gimió al sentir como su erección rozaba su trasero, el dios de la guerra encontró una profunda herida en su hombro, la cual lamió suavemente, este es el sabor de tu esencia divina, los ojos azules de Ares, se tornaron rojos excitados por aquel destello de guerra y muerte ¡Te deseo, Hypnos! El dios del Sueño Eterno se recostó en el pecho de Ares, sus manos ávidas le fueron despojando de sus ropajes manchados, llenos de polvo y sangre. Aquel olor en su querido Hypnos, enloqueció a Ares, su antiguo ser inmortal despertó completamente en él
¡Eres mío! Siseo con voz profunda, le alzó en vilo y le depositó en el lecho, le coloca sobre sus rodillas y manos, sosteniéndole de la cadera. Se empieza a desvestir, Hypnos observa como lame sus dedos, quédate así, le ordenó.

Los zafiros relucientes de Hypnos le ven desnudarse y caminar hacia él otra vez, sin dejar de relamer sus dedos, hasta que toma nuevamente su cadera y se abre paso en su entrada lubricándola y dilatándola. Hypnos deseoso de recibirlo se mueve en contra de sus dedos, invitándolo a acoplarse con él. ¡Ares te necesito! Límpiame de este hedor que me abruma. Ares saca sus dedos de él y guía su hombría a reclamar posesión en ese cuerpo que le pertenecía y se desliza de una sola estocada dentro de él. Siendo recibido por un gemido de placer, el dios del Sueño Eterno, se asió nerviosamente de las sábanas del lecho, al momento de cada estocada, unos empujes lentos y profundos, otros más rápidos y fuertes. El más joven buscó como elevar más su cadera para ayudar más a su amado en su labor hasta que sintió como estalló y parte de su esencia resbalar por sus piernas, soportó el peso de Ares sobre su espalda hasta que éste pudo desacoplarse de él.

Recostándose a su lado Ares, le atrajo sobre sí y le acomodó entre sus piernas. Ambos pares de zafiros se encontraron y los de Hypnos le interrogaron en silencio. ¡Hazme tuyo, Hypnos! Deseo sentirte dentro de mí, le respondió besando sus labios apasionadamente, sin dejar de acariciar su espalda, sosteniéndole sobre él, para mantener la posición. Hypnos recostó su cabeza en su pecho. Mi amor el verte partir al campo de batalla y mis ojos casi confirmar tu pérdida, me ha llenado de dolor y angustia, nunca podrás lastimarme más que eso_ levantando su cadera acarició su virilidad con la aún despierta del dios del Sueño Eterno. El gemido del joven en sus brazos no se hizo esperar, Hypnos levantó sus zafiros hacia él, uniendo sus labios le besó apasionadamente, su lengua exploró la boca de Ares, hasta que deshizo el beso suavemente, empezó a probar el sabor de su piel en el trayecto de su cuello y hombros, los dedos de Ares jugaban en su espalda incitándolo y reconocía con su tacto aquel cuerpo que amaba. Como si un niño pequeño se tratase, el más joven se asió de una de sus tetillas succionándola y el escultural cuerpo de Ares debajo del suyo se revolcaba de placer. ¡Hypnos! Fue su grito desesperado y el hormigueo de su entrepierna no se dejó esperar, al chocar su erección contra el vientre firme del dios del Sueño Eterno, este decidió acabar con esa tortura, para comenzar con lo que le solicitaban, palpó con sus dedos en la entrada de Ares, con cuidado le fue preparando para él, no quitaba su vista del rostro de su amado dios de la guerra, se fijó en lo agitado de su respiración y que se mantenía con los ojos cerrados, quiso complacerlo como él quería, así que le penetró de una sola embestida y el mayor le recibió arqueando su cuerpo, él en consuelo, le fue acariciando el vientre suavemente esperando a que se acostumbrara a él. Ares le atrajo a su pecho, y le dejó así. No te muevas todavía, le susurró. Quiero detener este momento, suspiró, se siente bien, Hypnos.

Tomando el rostro de su amado niño, le besó con furia y pasión desbordada, luego se movió desacoplándose, sentándose en el lecho, siguió besándolo, espera un momento, es mejor así, se colocó sobre sus rodillas, apoyándose sobre el respaldar de la cama, hazlo de nuevo, ofreció su entrada exponiéndola a la vista de Hypnos. Ares se le estaba sometiendo a sus deseos y él cumplió de un solo empujón ingresó en él y esta vez el cuerpo del dios de la guerra se movía al ritmo impuesto por el dios del Sueño Eterno, los gemidos de ambos resonaron en la habitación, hasta que Hypnos estalló dentro él, pero cuando Ares iba a hacerlo, la mano del menor le detuvo, jalándolo hacia sí se retiro de él y le sentó en el lecho, aún algo agitado se sentó en su regazo penetrándose, Ares comprendió lo que quería y le ayudó tomándolo de la cintura dio dos fuertes estocadas dentro de él liberándose en su interior ¡Te amo, Ares! Gimió al sentir como le llenaba. Ares besó su hombro suavemente. ¡Hypnos! Y le abrazó fuertemente contra su cuerpo al recuperarse ambos, le cargó en brazos a las termas dónde ambos se asearon y Ares cuidó de sus heridas.

Por su parte Tánatos y Apolo habían ingresado en silencio en su habitación, lo primero que hizo el dios de la muerte fue quitarse su armadura ante la mirada silenciosa de su esposo tomó el casco en sus manos, es un regalo de mi papi, es su casco, él que le dieron los cíclopes. Apolo se acercó a él, asintiendo acarició el objeto, es una obra de arte, sus detalles dignos de mi amor, Tánatos.

El joven se abrazó a él escondiendo su rostro en su pecho y se desarmó llorando amargamente, Apolo apretó su abrazo sobre él. En estos días he vivido cada una de mis pesadillas. Mis manos y mi cuerpo están impregnados de sangre. Apolo solo se limitó y a despojarlo de sus vestiduras, que apenas cubrían su cuerpo, tomándolo en brazos ingresó con el al balneario para luego depositarlo en el suelo y dedicarse a alistar la pileta para él. Quítame este hedor que me revuelve las entrañas, Apolo le toma de nuevo en brazos y sus lágrimas se mezclaron con las de su esposo. ¡Tánatos tu dolor me arrastra contigo! Me duele verte en este estado.

Te debo dar asco me he convertido en un monstruo, cubierto de sangre, cause terror en las hijas de Hera y en mis tías, puede ver el terror y el repudio en sus ojos. Y la mirada de asombro de mi padre y en todos ojos de dolor. Lávame de todos esos sentimientos, te lo ruego, no me mires sin conocerme, ¡Apolo!

¡Eres mi Tánatos! El mismo niño que se estremeció en mis brazos, la más bella obra de arte a mi disposición, ahora te has convertido en la mejor de todas como siempre- he ingresó con él en el agua, aromatizada con mirra, rosas y sándalo. Con sus propias manos lavó el cuerpo de su esposo, comprobó la profundidad de las heridas, las limpió a conciencia y el más joven gemía ante el escozor de las mismas, sus brazos y rostro rápidamente se tornaron a su color natural y sus cabellos recuperaron aquel dorado que le robaba el sueño. Aquel dulce aroma de la mirra, se impregnó de nuevo en su cuerpo.

Escuchó el sollozo del más joven y le abrazó volviéndole en sus brazos, le sentó fuera del agua en su regazo. ¡Cronos, soy un monstruo! sollozó a gritos, me regocijé en la sangre que se derramaba, formé una armadura de los restos de mis enemigos.

¿Pero no sé a que te refieres, Tánatos? Si lo que veo ante mis ojos es perfección. Unos ojos llenos de amor, tus labios sonrosados, sus dedos acariciaron su extensión invitándolo a que los lamiera. Y tu boca produce la miel misma, que me enloquece en cada beso. Le fue recostando en los mármoles de ese recinto y el cabello dorado de Tánatos enmarcaba su hermoso rostro, en tu pecho llevas un corazón de oro puro lleno de amor, su lengua saboreó aquel torso hasta su ombligo y sus dedos acariciaban su miembro suavemente, buscando despertarlo, hasta guiarse a su entrada en dónde se adentraron preparándolo para él, sus labios aprisionaron su miembro lamiéndolo y succionándolo, disfrutando en sus oídos sus gemidos, y su mano libre acariciaba su vientre, hasta el estremecimiento de su cuerpo anunció su liberación recibiéndolo en su boca. Te repito eres delicioso, besándolo le dio a probar su propio aroma, al momento de cubrir su cuerpo y Tánatos le cediera campo entre sus piernas_ Espera no te tomaré en el suelo.

Le sentó, para luego tomarlo en sus brazos, sosteniéndolo por sus caderas, le penetraba así, apoyándolo contra una de las paredes, le sostiene profundizando dentro de él. Los brazos finos de Tánatos rodearon su cuello. Los labios del menor reconocían su cuello y hombros ¡Te amo Apolo! Por ti volvería a convertirme en un monstruo, por protegerte, es una parte importante de mi alma y corazón, en cada embestida sus labios se fusionaban con mayor ansia, hasta que las manos de Apolo estrujaron sus glúteos profundizando su penetración y su esencia brotó dentro de él llenándolo completamente.

¡Te amo Tánatos! Tu cuerpo es mi mayor templo, allí crearé bellas obras de arte, con tu belleza. Apolo le cargó en sus brazos a su lecho, le recostó suavemente y él le abrazó a su cuerpo cayendo en un reparador sueño, durmieron con esperanza en el futuro.

En la habitación principal, Hiperión llevaba en brazos, a su amado niño, Hades, quién dormitaba, buscando su calor, se sentó con él en el lecho, besando amorosamente su frente le depositó en él, mientras buscaba algo de rompa limpia y toallas y una vasija con agua fresca, después de desnudarle, le limpió su cuerpo de todo indicio de la batalla, descubrió los vendajes que sus hijos le había colocado para cubrir las heridas de su espalda, con la ambrosía que habían utilizado, sellaron las mismas apenas si quedaban cicatrices de las mismas. Con adoración acarició su cuerpo y descansó mano en su vientre, allí su hijo le saludó emitiendo un cálido cosmos a través de su piel. Se acomodó descansando su cabeza en su vientre, después besó toda su extensión y sus cálidas lágrimas bañaron la blanca piel de Hades, sintió como la mano de su querido esposo, se posó en su cabeza y alzó sus rubíes encontrándose con sus hermosas gemas que resplandecían en esmeraldas con dejo de zafiro en sus iris, ahora con la sabiduría de sus dos vidas, haciéndoles más fascinantes y hechizadores

¡Hiperión!, susurró tu hijo crece en mi vientre, nuestro bebé, sonrió al ver su rostro orgulloso, vas a hacer padre de nuevo. ¡Hades!, pronunció con su voz ronca, carga de pasión, al momento de cubrirlo con su cuerpo para besarlo. Tú me has hecho completamente feliz, me has dado una familia, tú amor, todo lo que puedo desear en una eternidad. Delicadamente intercambian posiciones, descansando a Hades sobre su pecho. Descansa, recupérate, que nuestro bebé necesita tu fortaleza, le susurró acariciando su espalda suavemente. Hades besó su pecho. Este es mi refugio, en el calor de tu corazón. Fuego Estelar, le expresó débilmente, entre dormido y despierto e Hiperión besó su cabeza, lentamente la respiración de los dos se fue acompasando, durmiéndose uno en brazos del otro.

Sus cuerpos descansaron ininterrumpidamente hasta el día siguiente, en dónde la luz de Helios, les bañó, despertándolos. Hades abrió sus ojos lentamente, observando a su esposo dormitar bajo de él, sonrió, se movió delicadamente tratando de no despertarlo, abandonó su refugio, incorporándose del lecho caminó hacia dónde Destino reposaba, la brillante espada le saludó emitiendo su brillo inmortal. Padre, susurró, tomándola en su mano, la espada, le observó detenidamente. Los rubíes de Hiperión le siguieron, levantándose, acortó la distancia que les separaba hasta abrazarlo recostando su espalda a su pecho. Hades al sentirlo se estremeció, cerrando sus ojos, quiero que conozcas el mundo en que renací, quiero que vivamos un tiempo en Alemania, nos encargaremos de dirigir mis empresas, aprenderás a conducir, después viajaremos en un crucero por el mundo, pero será después de tres meses, porque antes los achaques no me dejarán, hablaba sin detenerse de todos sus planes.


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El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) - Página 3 Empty
MensajeTema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión)   El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) - Página 3 I_icon_minitimeSáb Jun 14, 2008 3:08 am

Hiperión sonrió, al tomar su rostro volviéndolo hacia le besó en los labios. ¿Conducir? ¿Qué es eso? Hades se volvió completamente entre sus brazos, con Destino en sus manos, le sonrió dulcemente. Es guiar una carroza de hierro, que se moviliza sin caballos, ni pegasos. Hiperión le miró sin comprender mucho. No sé mi amor, algo me dice que prefiero a Emperador, acariciando su rostro perdió sus rubíes en aquellos ojos bicolor entre esmeraldas y zafiros, que pestañearon suavemente hasta cerrarlos, alzando su poder la espada fue cambiando de forma. En su mano se tornó en un pequeño pendiente con la forma de la espada y una extraña figura en su empuñadura, asiendo la mano de Hiperión depositó el pendiente en su palma. Es para ti. El Destino te pertenece lo has ganado a pulso, mi amor.

¿Y esto no le tenía antes? inquirió curioso por saber que era la extraña figura en su empuñadora. Es el Ying y el Yang, en nuestro caso es porque eres el padre del Fuego y el Hielo, los cuales son los elementos generadores de la vida, el fuego y el agua. Además eres padre del Sueño Eterno y la Muerte, ambos generadores del Silencio Eterno. Aún más representa nuestro amor, mi Fuego, tu eres luz y yo represento oscuridad, es todo lo que los representamos, lados opuestos de un mismo universo, que no podemos vivir sin él otro. Alzándose de puntillas, se lo colocó en su cuello.

Hiperión le asió de su cintura apegándolo a su cuerpo, uniendo sus labios en un beso lleno de pasión. Fue Hades quién rompió el beso sonriéndole ¿en dónde nos quedamos, la última vez? sonriendo seductoramente empezó a besar su pecho acariciando sus costados e Hiperión, lamía sus hombros y cuello, en un rápido movimiento de lengua de Hades recorrió el trayecto hasta su ombligo, se arrodilló frente él, acariciando su cadera. Si era aquí dónde nos interrumpieron la última vez, regalándole una de sus mejores sonrisas, tomando con su mano su hombría, la acarició ante la mirada atenta de unos rubíes que le miraban con pasión y las manos de su esposo acariciaban su rostro delineándolo suavemente, hasta llegar a sus labios. Hades los atrapó lamiéndolos y sus propias manos masajeaban y jugaban a descubrir la punta de su hombría, besando sus dedos los soltó, para luego dedicarse a su miembro completamente, lamiéndolo en su punta causándole temblores en las piernas de su esposo, le sostenía en pie firmemente, sujetándolo de las caderas hasta que logró que brotará su esencia, la cual succionó completamente.

¡Hades! Era la invocación emitida constantemente, por su Fuego Estelar, que al soltarle la cadera, sus piernas flaquearon dejándolo caer enfrente de él, sonriéndole. Yo creo que no fue ahí dónde nos interrumpieron, le dijo entrecortado con su respiración agitada.

Pues la verdad no acuerdo, me recordarías, le expresó su niño con una sonrisa traviesa en los labios. Tomándolo de la cintura, le sentó encima de él, pasando sus piernas a su alrededor. Se levantó con él en sus brazos, caminando hacia el lecho, dónde le depositó suavemente en él, alzando su pierna, la besó suavemente en toda su extensión y repitió el proceso en la otra. Su hombría de nuevo despierta al tener a su amado Hades entre sus brazos, asió suavemente el miembro de su niño con sus manos acariciándolo, logrando despertarla también, refugiado entre sus piernas, toma con sus labios la hombría succionándola vorazmente, deseando tomar su esencia, retiene con sus manos el cuerpo que se estremecía de placer, buscó lubricarlo con sus dedos, introduciéndolos en su entrada, le iba excitando en cada movimiento circular que ejercía en él. La cadera de Hades empujaba contra sus dedos y los labios de su esposo recitaban su nombre amorosamente.

Cuando le creyó listo, empezó a penetrarlo tomándolo suavemente de la cadera, se acopló a él deslizándose le besó en sus labios y las esencias de ambos se mezclaron en sus bocas, empujó dentro él y ambos mantenían sus miradas y sus ojos reflejaron el rostro del otro, aquel acto querían extenderlo hasta la eternidad, el ritmo impuesto por Hiperión, les llevó a terminar en un potente clímax juntos. Sus manos no paraban de recorrer sus cuerpos con adoración, e Hiperión, le tomó firmemente su cadera levantándola en el momento de terminar, liberándose completamente dentro de él y la esencia de Hades, bañó sus vientres ¡Te amo mi dulce niño! Susurró entre sus labios.

Algunos meses después en un crucero en el Pacífico, Hiperión y Hades disfrutaban de sus primeras vacaciones juntos, al Fuego Estelar no le costó aprender las costumbres modernas, en tres meses con la ayuda de Hades, aprendió todo lo necesario. En este momento, se encontraba sentado en el borde de una piscina, con sus piernas sumergidas, observaba divertido las miradas de tanto hombres como mujeres, que le quitaban el ojo de encima, su piel blanca como el mármol y su cabello rojo, llamaban la atención, por medio de sus lentes negro sus rubíes se regocijaban en la vista de su Hades, con su niña en brazos jugando en el agua. Su Koré, manoteaba el agua riendo y agitando sus bracitos, balbuceaba feliz, ¡agua, agua! Repetía la pequeña, al momento que golpeaba la superficie en su regocijo congelaba sin querer el agua, y las personas a su alrededor abandonaban la piscina, su padre trataba de mantener la temperatura emitiendo su cosmos, por lo tanto el incesante cambio de corrientes frías y calientes, que emitían los hacía desistir de permanecer allí.

Hiperión cruzó una sonrisa pícara en su rostro, y quitándose sus lentes, se sumergió en el agua, nadó hasta su esposo, en el instante que Koré siente su energía, alzaba sus brazos llamándolo ¡papá, papá!, al sentir debajo del agua a su padre, quién sale enfrente de ellos, tomándola en brazos, la niña se abraza a su cuello. Eres una pequeña traviesa, acaso querías congelar a todos. ¡Eh, Koré!, le reprendió suavemente. Hiperión con su brazo libre abrazó por su cintura a Hades, apegándolo a su cuerpo, a la vez que su mano acariciaba su vientre, besa su frente, y Koré los abraza a los dos, sonriendo feliz.

Una presencia llamó la atención del titán, quién volvió su vista hacia su procedencia, para luego susurrar a su esposo al oído, allí viene tu hermano. Dirigiendo sus ojos al lugar mencionado, de donde venía su hermano menor, así que besando su mejilla, se deshace del abrazo, separándose de él, nadó hasta la orilla de la piscina dónde Poseidón se había sentado, esperándolo al mismo tiempo que les saludaba. Al tenerlo al frente, le tomó por sus costados y Hades levito levemente, para facilitarle el proceso a Poseidón, él cual le alzó fácilmente hasta sentarlo en su regazo.

¿Cómo has estado? No te ha sentado mal el viaje, le inquirió al besar su cabeza y abrazarlo contra sí. No, nos hemos divertido mucho. Poseidón acarició su cabello, sonriéndolo. Lástima que no coincidieron con Zeus y Hera que viajaron hace dos meses en su segunda luna de miel. Tomó la mano de Poseidón y la depositó sobre su vientre, si pero con mis achaques, no hubiera disfrutado del viaje, sintiendo a su sobrino, por medio de su mano. Si claro, mira es más grande que Koré a su edad, de seguro es un varón. Hades le sonrió, has adivinado es otro varón, lo vimos en el ultrasonido hace unas semanas, allí lo tenemos ¿Pero que es lo que deseas de mi, hermanito?

Quiero que conozcas a mi novia. Una ceja de Hades se arqueó suavemente y sus preciosos ojos miraron a Poseidón. ¡Otra más! Poseidón sonrió pícaramente, si en la variedad está el gusto hermano, yo estoy muy joven para sentar cabeza todavía.

¡Mi niño no tienes remedio! Esta bien preséntamela, hasta me da pena con ella, fue su regaño elegantemente disimulado. Poseidón se levantó, incorporándolo con él, e hizo señas a Hiperión para que los acompañara junto con Koré, cuando se acercó con la niña, Poseidón la tomó en brazos besándola y el titán salió del agua, inquiriendo con sus ojos a su esposo, Hades simplemente se alzó hombros sonriéndole.

Cuando una joven muy hermosa de cabellos dorados y ojos celeste se acercó a ellos tímidamente. Poseidón la hizo acercarse a ellos tomándola de la mano y ella acarició a la pequeña Koré que la veía extrañada con sus ojos de hielo. Ella observó a sus acompañantes al acercarse Hades. El es mi hermano mayor, la joven sostuvo el aliento al fijar su vista en el rostro del rey de los dioses y él le sonrió calidamente_ Ésta es su hija menor por el momento y otro en camino, expresó acariciando su vientre abultado. Éste espléndido hombre a mi lado es mi cuñado y padre de ésta belleza que tengo en mis brazos. Volviéndose a ellos, ella es Milerna.

Los dos diamantes que poseía por ojos Koré observaban todo soñolientos, y con su cuerpo mojado, se estremecía por la brisa marina. Hiperión tomó dos toallas del lugar en dónde se encontraban y con una cubrió a Hades y con otra se dirigió a Poseidón para cubrir a Koré con ella. La pequeña se incomodó en los brazos de su tío, lanzando sus brazos a su papi, empezó a llorar y Poseidón se apresuró a devolvérsela a su hermano.

Hiperión me gustaría hablarte algo con respecto a la alianza de nuestras empresas. Me gustaría que leyéramos el contrato, ya Zeus y Atenea lo han hecho, faltarían sus firmas

Hiperión volteó sus rubíes hacia su esposo y éste asintió, si a ti te parece, yo firmaré. Te esperamos en la habitación, necesito asear a Koré y que duerma su siesta, besándolo en los labios. Se despidió de igual forma de su hermano y luego hizo una pequeña reverencia a Milerna, necesito descansar un rato, me muero de sueño.

Los tres observaron marcharse a Hades, con la pequeña en brazos. ¿Y los muchachos, Hiperión? Al ver que sus sobrinos no los habían acompañado. Hypnos, se encuentra en el medio oriente, finiquitando el establecimiento de una de nuestras empresas, y revisando las actividades de otra en Egipto, y Ares creo que lo siguió allá, aunque las cosas entre ellos no andan bien, la verdad es que no nos ha querido decir nada, pero todos nos hemos enterado, que algo pasó. Poseidón asintió, la verdad es que sí, sería una lástima, pero tu hijo es muy joven todavía, puede escoger pareja en cualquier momento, Hiperión asintió, con su semblante preocupado, pero él estará para el cumpleaños de Koré en casa.

Con respecto a Tánatos, él se encuentra en la isla de Delfos con Apolo y como se ha sentido mal, no quiso acompañarnos. Poseidón se detuvo en seco ¿Se ha sentido mal, por qué? Preguntó extrañado. Entonces Hiperión recordó, ¡Si tú no lo sabes todavía! Tiene un mes de embarazo. Así que ten cuidado porque la maldición fue levantada por las Parcas hace mucho, de nuevo sois fértiles. Poseidón asintió abriendo la puerta de su oficina. Oye, Hiperión gracias por avisarme

Hades dormitaba después de bañarse con Koré en sus brazos, al rato el cálido clima despertó a la pequeña que jugaba con los cabellos de su papi, sentada a su lado, la puerta de la habitación se abrió e Hiperión se encontró con la escena, ¡papi!, pronunciaba con su vocecita en el mismo instante que asía con sus manitas los finos ébanos de Hades. Hiperión se le acercó sentándose en la cama y la besó en su cabecita. ¡Papi! ¡Bebé! Repetía con su suave voz

¿Quieres, jugar con tu hermanito, mi pequeña? Le alzó con cuidado de no despertar a Hades y como un niño travieso, buscó en la cómoda una botella de aceite de almendras. Vamos a jugar con ellos un ratito, ¡mi amor bello! Le beso el vientre y la pequeña rompió en risas a causa de las cosquillas que le causaban. Vamos a buscar a tu hermanito. La pequeña de la emoción agitó sus brazos y piernas e Hiperión descubrió el vientre de Hades.

Sus rubíes, le vieron con picardía, el rostro de su hermoso niño, reflejaba que dormía profundamente, ambos se recostaron a su lado, vertió el aceite sobre su vientre ungiéndole, las manitas de Koré, se apoyaron en él, abrazándose a su vientre fuertemente, aquel movimiento despertó a su papi, quién abrió sus ojos cansados, para encontrarse con unos rubíes risueños y a su hija abrazada a su vientre ¡Bebé! ¡Papi! Una hermosa sonrisa se dibujó en su rostro e Hiperión capturó sus labios a la vez que su mano masajeaba su vientre, ayudando a su hija, el cosmos de Koré llamaba a su hermano, quién emitía su cosmos en respuesta y ambos bebés se comunicaban entre ellos.

Es la primera vez que veo que el Fuego y el Hielo se busquen, soltó Hades en los labios de su amado Hiperión. Es porque son nuestros hijos, le respondió besándolo apasionadamente en sus labios.


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El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) - Página 3 Empty
MensajeTema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión)   El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) - Página 3 I_icon_minitimeSáb Jun 14, 2008 3:12 am

Epilogo


Torrey cinco meses después, en uno de sus jardines internos, bellamente adornado con aromáticas flores multicolores, aquel pequeño Eliseo, cuidado por las ninfas del bosque para los reyes de los dioses, mariposas, colibríes, el trinar de diferentes aves engalanaban aquella pacífica tarde, en la que se encontraban merendando al aire libre, recostados en unas mantas Hera, Hades y Tánatos, corriendo descalza por el césped la pequeña Koré, siendo custodiada por ninfas de todos los tamaños. Al siguiente día sería su cumpleaños. Hades e Hiperión hacía tres meses se habían mudado de nuevo a Torrey, junto con ellos Tánatos y Apolo. Tánatos había querido pasar su embarazo al lado de su papi, y ambos se ayudaban mutuamente. Hera y Zeus hacía un mes que se alojaban también con ellos, Hera, sabiendo que pronto sería la fecha del parto de Hades, quiso estar cerca de él para ayudarlo cuando fuera el momento como lo había hecho en sus embarazos anteriores, y su estadía se iba a prolongar hasta que naciera el bebé de Tánatos. Quién este momento se encontraba reposando su cabeza en el regazo de su papi, a la vez que acariciaba su vientre, él cual estaba enorme. Hades se recostaba contra un frondoso cedro, con sus ojos cerrados disfrutando del cantar de las aves y las risas de las ninfas y su niña al jugar. Hera estaba recostada en la manta, comiendo algunas frutas sin quitar el ojo de Koré, la vigilaba que no se metiera en problemas.

Cuando Koré empezó a caminar, el mundo se le hizo pequeño, sus travesuras eran famosas, su padre tenía que descongelar sus pequeños percances, por lo general animales, uno que otro espectro incluido los tres jueces, habían sufrido con sus juegos. En un rápido movimiento Hera corrió hacia la pequeña, cuando iba a congelar una de las ninfas y al ella tomarla en brazos se empezó agitar para soltarse llamando a su hermano

¡Atán, Atán! Balbuceaba al no poder pronunciar bien su nombre. Hera sonrió al ver la tenacidad de su sobrina al querer luchar por liberarse de sus brazos. Oye como te llama Tánatos, deja de consentirla tanto, le regañó suavemente.

Sí, tía pero es que no puedo negarme a sus sonrisas, se defendió el dios de la muerte, causando las sonrisas en los rostros de Hera y Hades, si eso lo heredó de mí, concluyó Hera. De un momento a otro Tánatos gimió y tomó la mano de su papi y la dirigió a su vientre, siente se está moviendo. Hera se acercó con Koré y ambas colocaron sus manos en el vientre de Tánatos. ¡Bebé de Atán! Hera besó su cabecita Si mi niña, tu sobrino.

¡Hola, bebé! ¿Quieres jugar con nosotros? ¡Eh, pequeño! Le saludo Hades acariciándolo suavemente en el vientre Papi se mueve fuerte, mira como se ve sus movimientos. Hades asintió, ellos juegan, lo has visto en los ultrasonidos, colocando la mano sobre el vientre de su papi. Si, lo sé también lo he visto, a mi hermano ¿Por qué se pone tan duro, papi? Inquirió al sentir en su mano una de las contracciones de su papi. ¡Déjame ver! Hera colocó a la niña en la manta y posó su mano, en el vientre de su hermano con un gesto de preocupación ¿Hace cuánto tienes contracciones?

No son fuertes y son esporádicas, las normales del último mes, pero no son las del parto todavía, le contestó buscando con dificultad una mejor posición para descansar su espalda. ¿Qué?, el joven se incorporó nervioso, al escuchar la palabra parto, pero su papi, le calmó acariciando su rostro. He tenido otros partos y se que todavía no es el momento. Aunque quién decide el momento es Bethán, no yo.

¿Ya le han puesto nombre, mi niño bello? preguntó Hera asombrada, y Hades asintió en el momento que levanta su vista al ver materializarse a Hiperión, Zeus y Apolo enfrente de ellos y Koré al ver a su padre inmediatamente elevó sus brazos, llamándolo ¡papá, papá!. E Hiperión la tomó en brazos inmediatamente.

¡Vaya Hiperión! No me acostumbro a verte así vestido. Admiró Hera. El cuerpo de su cuñado cubierto por una camisa de manga larga negra con las faldas afuera, con sus primero botones abiertos, en su blanco pecho el pendiente del Destino, unos pantalones también negros, eran vestimentas que realzaban el color natural de su piel y sus largos cabellos como flameantes llamas eran el complemento perfecto ¿Quién diría que eres el titán más poderoso que ha existido después nuestro padre Cronos? Pero en verdad te ves divino así.

¿Para mí no dices nada? Se quejó Zeus, al momento de acariciar su cabeza besando sus cabellos dorados. Ella sonrió. Pues que te puedo decir te ves igual que siempre, mi querido, se defendió al momento de besar sus labios.

Hiperión se acercó a su familia con Koré en sus brazos, abrazó a su esposo y a su hijo, besando sus labios y Tánatos tomó a su hermana en brazos y con su mano libre jaló a su padre y colocó su mano en su vientre e hizo señas a Apolo para que sintiera su bebé ¡Mi pequeño! Acariciando su vientre para después besar la frente de su hijo. Acomodándose en la manta a la par de Hades, le recostó contra su pecho, sirviéndole de apoyo para cambiar su posición, colocó ambas manos en su vientre ¡Mi pequeño Bethán! ¿Cómo se ha portado hoy? Y mi hermosa Koré, mi hermosa ángel de Hielo. Hades apoyando sus manos sobre las de él. Nuestro bebé, ha querido mostrar su presencia con algunas contracciones y nuestra angelita, pues como siempre tratando de hacer hermosas obras de arte con hielo, para que tú las descongeles.

Koré, no debes congelar a las criaturas vivas, pequeña, le reprendió suavemente, ellos sufren debes proteger a los más débiles, mi niña, por eso eres su preciosa princesa. La pequeña le escuchaba con atención, con su rostro muy serio, desde los brazos de su hermano. Hiperión le beso en su cabeza, mira te he traído un presente, le entregó una pequeña muñeca.

Hypnos, me llamó, dice que llegarán al filo del anochecer, ya que debe esperar a que Ares termine con una reunión importante de nuestras empresas, sin apartar la mano del vientre de su esposo, sintió otra contracción, besando su hombro, le preguntó al oído ¿Si quieres nos podemos retirar, a que descanses un rato? Hades asintió

Muchachos nos retiramos, deseo que Hades descanse un rato, Tánatos, podrías encargarte de Koré por unas horas. Hera le siguió con vista hasta cruzarse con la de Hiperión. El mayor le confirmó con un movimiento de sus ojos que eran contracciones, si necesitan ayuda me avisan. Hades asintió. Los demás les siguieron con la vista en silencio hasta que pasaron el umbral hacia dentro de la fortaleza. Hades recostó su cabeza en su hombro, cerrando sus ojos, e Hiperión cruzó los pasillos con él en brazos y subió las antiguas escaleras hasta su recámara, al ingresar en ella se dirige a su lecho dónde le deposita, suavemente. ¿Te sientes mejor?, acomodándose en él. Un poco, es el peso que me agobia, ninguno de los dos estamos cómodos, ya casi no tiene espacio, pero sabes que todavía falta como una semana para la fecha esperada_ con su mano en su vientre le acarició, pero también sé que los bebés, nacen cuando ellos lo desean ¿Quieres que te dé un masaje en tu espalda? Vamos recuéstate de lado, le dijo ayudándolo a volverse, y se apresuró a quitarle la túnica y él se despojaba de su camisa, tomó un poco de aceite, aplicó un masaje tratando de calmar su dolor en los músculos de su espalda, así como de su cadera, al terminar Hiperión besó su espalda y se acostó a su lado, acariciando su vientre. Hades se volvió hacia él descansando su cabeza en su pecho.

¡Te extrañé hoy, mi amor! Besándose en los labios. Yo también me preocupa no estar a tu lado, cuando sea la hora. Creo que dejaré de ir a las empresas hasta que nazca Bethán y estés completamente recuperado. Descansa hasta la hora de la cena _ besando sus labios en delicados roces, sin dejar su mano de acariciar su abultado abdomen.

Hera ¿Crees que nuestro hermano no se encuentra bien? Le vi agitado, aunque trataba de ocultarlo, le susurró al oído Zeus. En el instante que ven a Koré congelar una pequeña ninfa floral. ¡Atán, ven, Atán!, gritaba exaltada, con la ninfa en su mano, reía ante su obra de arte, su hermano mayor, la tomó en su mano, suspirando derrotado. ¡Ay, Koré! Eres incorregible.

No la regañes, Tánatos, tráela aquí, Hera le pellizco, deja de malcriar a la niña. Pero él no le hizo caso. Mira Koré, alzando su poder descongeló a la criatura. Ven con tu tío, pequeña, vamos a buscar a tus hermanos, que ya están por llegar. Zeus había sentido cercana la presencia de Ares e Hypnos, por lo tanto tomó a Koré en sus brazos y se encaminó a toparlos, en el camino ¡Atán, Atán! Llamaba a Tánatos con su manita a la vez que se despedía sonriendo. Entre Hera, Apolo y Tánatos recogieron todo y se dirigieron a Heraion, iré a ver a tu papi, porque creo que tu hermano nace en cualquier momento ¿Quieres venir, Tánatos? Pero Apolo intervino, creo que lo mejor es que lo lleve a descansar un rato, cualquier cosa nos avisas. Hera comprendió la intención de Apolo y creyó que era lo correcto y se fue directo al cuarto de su gemelo. Tocó levemente la puerta e Hiperión la invitó a entrar, hizo señas, que dormía tranquilamente y ella le sonrió. ¿Quiero revisar su dilatación? E Hiperión asintió, ¡Amor!, le llamó suavemente, Hera te viene a revisar, suspirando suavemente, abre sus ojos soñolientos y accede al deseo de su hermana, Hiperión le ayuda a colocarse en posición y contempla preocupado a Hera examinándolo, ella le sonríe.


Nada porque preocuparse, el bebé se encuentra en posición de parto, pero apenas tiene un centímetro de dilatación, pero así se puede mantener por algunos días. Y sus contracciones no son muy seguidas, ¿Verdad? Sentándose en la cama cubre de nuevo a su hermano con las sábanas. Zeus fue con Koré a topar a Hypnos y Ares, están cerca. Apenas lleguen les enviaré a que te saluden, debes descansar más, mañana será la fiesta de tu niña, y sabes que suelen ser largas, así que yo me encargaré de todo personalmente, como lo harías tu.

Pero… está bien, sin embargo yo quiero supervisar todo. Se resignó. Hera le acariciaba su vientre y continúo, he estado pensando, que en tu parto, debería estar presente Tánatos, que vaya conociendo lo que le espera, así como tu estuviste en el mío. Si tu hijo no conoce como actuar en esa situación será muy difícil ayudarlo.

Yo estoy de acuerdo con Hera, amor, expresó Hiperión besando su frente, los dos serán sus maestros, Tánatos es un poco nervioso, tú lo sabes y eres su gran apoyo mi amor. Por eso Apolo se ha mudado con nosotros. Sosteniéndose de Hiperión cambió de posición. Por mí no hay problema. Creo que dejare todo en tus manos Hera. Y que Hypnos venga de inmediato a verme, deseo hablar con él ¿Hera, que sabes, de su situación con Ares? Hera negó con su cabeza. Hypnos no le perdona lo que pasó con Afrodita, porque el le ocultó lo de sus hijos con ella, y por supuesto que mis nietos son muy parecidos a su padre y por medio de Hefestos se enteró que era su prometida, en fin lo último que hable con él fue que le recrimina Ares, el haber traicionado a su propio hermano metiéndose con su prometida. Hiperión y Hades se volvieron a ver con sus semblantes serios y asintieron para que luego el Fuego Estelar sentenciará: Si ese es el caso apoyo a mi hijo, les inculque en ellos el respeto entre hermanos y tú hijo faltó a ello, nunca debió meterse con la prometida de Hefesto, entrelazando su mano con la de Hades.


Última edición por goddesniquel el Jue Abr 08, 2010 11:04 pm, editado 1 vez
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El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) - Página 3 Empty
MensajeTema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión)   El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) - Página 3 I_icon_minitimeSáb Jun 14, 2008 3:13 am

Yo apoyo a mi esposo. Mira Tánatos no le importo que Apolo tuviera otros hijos, porque fue antes ser su prometido y él no se los ocultó. Pero él que Ares, le haya ocultado la existencia de Eros y Anteros, a Hypnos, es lo que realmente le disgustó, el debió confiar en mi hijo, porque fue en el momento que solo eran primos y amigos inseparables. Aún creo que después de regañarle severamente por lo que le hizo a Hefesto, le hubiese perdonado, pero creo que mi niño quiere darle un lección, para expresarle que su conducta no fue adecuada. Así que ninguno se preocupe por demás por ello, Hypnos ha sido bien educado por su padre, y hará limar algunas asperezas en Ares, pero sé que esto le debe de estar doliendo mucho, así que querría hablar con él apenas llegue.

Será lo mejor hermano, te lo enviaré, debe estar por llegar. Hera se incorporó de la cama, besando los labios de su gemelo y luego los de Hiperión, salió del cuarto en búsqueda del dios del Sueño Eterno, despareciendo en un halo reluciente, abandonó la habitación. Ves no hay nada que preocuparse, amor, le confirmó acariciando su cara e Hiperión no dejaba de acariciar su vientre, ambos se dieron un cálido beso. Hades acariciaba su pecho, provocándole pequeños gemidos, en sus labios, delicadamente besó su cuello hasta descansar en su pecho. ¡Eres mi vida entera, Hiperión! Su Fuego Estelar acariciaba su espalda con delicadeza y sus manos le brindaban un masaje en sus cansados músculos.

Hera encontró fácilmente a Zeus quién cargaba sobre sus hombros a Koré, la cual le jalaba los cabellos, en delicadas caricias. Hera se abrazó a él, besándolo en los labios, ya hable con ellos de la situación, Hiperión apoya a Hypnos. Hades cree que será algo pasajero, creo que nuestro niño tratará de arreglar las cosas pero no prometió nada, sin embargo confía ciegamente en el juicio de su hijo y me temo que nosotros también. Por dónde lo vea le doy la razón a Hypnos, sosteniendo con una de sus manos la espalda de Koré y con otra caricia el rostro de Hera, su esposa. Pues yo concuerdo contigo, no puedo aplaudir lo que hizo Ares, no solo lastimó a Hypnos sino también a Hefestos.

¡Hola, hola! Empezó a balbucear la pequeña encima de él y ambos dirigieron sus miradas a Hypnos, quién caminaba con su semblante serio enfrente de Ares. El dios del Sueño Eterno al ver a su pequeña hermana levito hacia sus tíos, con su rostro iluminado en una sonrisa. Zeus soltó su agarre sobre la pequeña, que levito para esconderse en el pecho de su hermano mayor, este la alzó y la besó numerosas veces, niña traviesa, has venido a recibirme, mi dulce Koré. Ella se abrazó a su cuello y no había fuerza divina que la separará de él. ¡Atán, bebé!, trataba de balbucear en su enredado lenguaje, contándole lo que había hecho, en una solemne reverencia saluda a sus tíos. Hera le devuelve una cálida sonrisa, tus padres quieren que vayas de inmediato a verlos en sus aposentos, al ver la seriedad de su tía, asintió y resplandeciendo en su poder desapareció con su hermana en brazos.

No me miren así que ya tengo suficiente con la penitencia que me ha puesto Hypnos, reclamó Ares con su semblante malhumorado, el dios de la guerra. Hera suspiró acariciando su rostro, lo atrajo a su pecho abrazándolo_ Pues entonces no te diré nada, mi dulce amor. Zeus revolvió la cabellera de su hijo. Muchacho debes madurar, fueron sus palabras. Hefestos llegará mañana con Ilitía y Hebe, los demás no sé_ Jalándolo consigo lo llevaron a Heraion y Hera se quedó con él en su habitación, escuchándole y dándole apoyo.

En un ala cercana, en específico en la habitación principal, Koré jugaba sobre el vientre de Hiperión, quién estaba recostado sobre las lozas del piso del recinto con ella, Hypnos y Hades en el lecho, su hijo mayor estaba recostado en su regazo, besando y acariciando su vientre en silencio, hasta que Hades lo rompió. ¿Quieres contarnos lo que pasó? Hypnos asintió, con sus ojos cerrados rememoró aquel día, se incorporó y sonrió a su papi, buscando refugio en su hombro, suspiró para comenzar a contarle: Sabes que cuando venciste a Caos, muchos dioses han hecho su aparición de nuevo, bueno, unos de ellos son Afrodita y sus hijos, con ellos me encontré el día que volvimos al Olimpo por Koré, te acuerdas que Ares había mandado mis tropas y a mi hermana a su templo. Así que por mientras esperabas en tu templo, yo fui con él a su templo, Hefestos, también nos acompañó, emocionado de volver a estar con su hermano y Hyoga, con el pretexto de que quería ver a Koré, pero creo que mi primo Hefestos le robó el corazón y no quería separarse de él. Hiperión con Koré en brazos se sentó a su otro lado, para poner atención a lo que decía su hijo, al mismo tiempo que daba su biberón a Koré y con ello la mantuvo tranquila, e Hypnos continúo relatándoles.

Hypnos camina entre los dos hermanos, su paso era al ritmo de Hefestos, quién no podía caminar muy rápido por el problema de su pierna, cojeaba, visiblemente, pero sus huesos se le veían bien, al ver su sonrisa desvío su mirada a su rostro, y se sonrió se le veía feliz, a la vez que escuchaba como su hermano narraba su olímpica hazaña de lograr que su padre cambiará los pañales de Koré, su coloquio era ameno, se notaba a leguas la gran admiración que sentía Hefestos por su hermano mayor, quién le abraza en este momento. A los ojos de Hyoga tampoco esto paso desapercibido, fue poco el tiempo que duró Ares en guiarnos a su templo. Una que otra vez Hefestos me veía y sonreía, de seguro todavía me debe de tener temor, sé que nuestro primer encuentro fue un poco rudo, pero él amenazaba la vida de mi hermano, yo a él le protejo con mi vida si es posible. Mi vista se extiende más allá de ellos, podía observar con mayor atención el Olimpo, cada uno tenía templos separados, los únicos que tenían templo en común, era su papi y su tía, determinó que no eran una familia unida, el Olimpo tan diferente al Eliseo, sus padres habían edificado un solo templo, ellos todos lo habitan en común. Se ve que aquí no reinaba mucho el amor, pensé, pero no sabía que profeta eran mis palabras, pues no había alcanzado la magnitud de mi sentencia, cuando lo dicho en mi mente, cayó sobre mí como un balde de agua fría.

Al ver Ares y a mi cuñado detenerse, supe que era el templo del dios de la guerra, pero me extraño no ver a ningún espectro, por ahí cuidando del lugar donde se encontraba mi hermana, pero aún así continúe subiendo las escaleras, en este momento mi principal preocupación era Koré, y me adelante a ellos, un poco, cuando dos jóvenes cruzaron a mi lado bajando las escaleras apresuradamente, ambos como de unos trece años de edad, de cabellos azulados y ojos color violeta, se lanzaron sobre Ares. ¡Padre, padre, has regresado! Todo esto paso en cámara lenta ante mis ojos, detrás de ellos una diosa de largos cabellos dorados y ojos violeta, quién observaba la escena desde el portal del templo ¿Padre, habré escuchado bien? Pensé en mi mareada mente, mis ojos pasaron por los de mis acompañantes, en un instante vi la mirada de Hefestos nublarse abruptamente al dirigirla a la diosa. Quién camino elegantemente hacia Ares, para besarlo apasionadamente ¡Te he extrañado, querido Ares, al igual que nuestros hijos!

¿Hijos? ¡Hijos! Mi mirada se cruzó con la de Hefestos. ¡Afrodita! Exclamó el herrero, la repugnancia que cruzo en los ojos de Afrodita radiaron en odio. ¡Ah! ¿Pero qué haces Ares con el despojo este, que te llama hermano? Ante el insulto emitido hacia su hermano, Ares no hizo nada, se quedó mudo y yo en la confusión de mi mente, al saber que mi así llamado novio, tenía hijos y mujer me quede paralizado como un tonto observando la escena y si no fuera por el llanto bendito de mi pequeña hermana, que me sacó de mi estupor, que me hizo recuperar mi actitud altiva y orgullosa.

¡Mi hermana! ¿Dónde está mi hermana? Inquirí al tratar de ingresar al templo, pero Afrodita me detuvo. ¿Quién eres para no saludar adecuadamente? Y esa pequeña desagradable ¿que hacía en el templo de mi amado Ares? Miré su mano sobre mi brazo. Soy Hypnos, dios del Sueño Eterno y primogénito de Hiperión y Hades. Afrodita soltó mi brazo como si tuviera una enfermedad contagiosa. Creo que deberé lavarme durante días, he tocado a un bastardo además de ser un semidiós

¡Bastardo, semidiós!, pensé es así como me han llamado siempre una sonrisa irónica mis labios ¡Oh, por favor no me toques! Le dije sonriendo. Te puedes contagiar. Caminando con mí cosmos encendido ¿Dónde está la guardia de mi hermana? Ella retrocedió unos pasos. ¡Ah, pero una bastarda tiene guardia!, exclamó pero si te refieres a Andrómeda y los espectros de tu padre, junto a Persefóne, están en las mazmorras del Olimpo, custodiados por los cíclopes, así como esos Hecantoquirós.

¿Qué te atrevisteis a encarcelar a mi madre y a mis lugartenientes? Alzando mí cosmos completamente, para aniquilarla, cuando la mano de Ares me detuvo. Con mis ojos entrecerrados observé su mano. Hyoga al escuchar que llamaron bastarda a su hija, no se quedó tranquilo empezó a reaccionar al cosmos de Hypnos, que hasta el momento había permanecido en silencio, encendió su cosmos para ayudarlo. Pero el dios del Sueño Eterno, liberó su mano de la de Ares y extendió la suya indicándole a Baldur que debía detenerse. Sin mediar más palabra se desmaterializó evadiendo a Afrodita, ingresando en el Templo y reapareció con Koré en sus brazos. La pequeña llevaba varias horas sin ser atendida, estaba en su cuna sucia y llorando desconsoladamente, el dios del Sueño, llegó en el momento en que Hefestos le indicaba a Afrodita, quién era ahora el nuevo rey de los dioses y la posición que ocupaba Hypnos, en el estatus de los dioses, le reclamaba su falta de prudencia.

Tú no tienes derechos sobre mí lisiado, aunque Zeus me ordenará ser tu esposa, jamás le obedecería, teniendo a Ares en mi lecho. Estos son sus hijos, algo que tú no creo que pudieras dar, me repugna tu presencia. Hefestos sonrió al ver que su hermano permanecía callado, si me olvidaba que no solo mi pierna esta lisiada, sino también mi memoria, he olvidado el verdadero lugar que me corresponde dentro mi familia, he olvidado lo que verdaderamente es mi hermano mayor, pero que torpe he sido, e hizo el intento de partir, siendo detenido por la mano de Hypnos, quién de inmediato posó sus zafiros llenos de reproche hacia Ares.

Hyoga, hazme el favor de indicar a mis padres, que esperaré a que Koré despierte para movilizarla, para justificar mi atraso, pero no les comentes nada de lo que aquí paso, le solicitó a Baldur, quién a regañadientes complació su voluntad, después de comprobar de que Koré estuviera bien. ¡Cloto, Láquesis y Atropó! Liberen a mis lugartenientes y díganles que vayan al templo de Hades de inmediato, les ordenó en el momento en que aparecieron arrodilladas enfrente de él. Sí, príncipe Hypnos, sin demora partieron hacia las mazmorras

Me olvidaba, Afrodita, en cuanto a ti cierra esa boca, lengua viperina, si mis padres se enteran de lo que le hiciste a mi hermana, pediré ser yo mismo tu verdugo, así que por el bien de tus hijos ¡Cállate! Ares será mejor que calmes a tu mujer, le expresó sin mostrar ningún sentimiento en su voz ni cara, no pienso arruinar la festividad de nuestra victoria, con este incidente. Acariciando suavemente el rostro del herrero, le besa en sus labios. Hefestos, perdona mi imprudencia, tomándolo del brazo, ante el sonrojado rostro de su primo le ofreció la más hermosa de sus sonrisa, susurrándole en el oído, me permites tu templo, para atender a mi hermana, no puedo llevarla en este estado a mis padres. Rozando su nariz con sus labios en agradecimiento, el herrero asintió, devolviéndole una dulce sonrisa. ¡Hypnos! el grito de furia de Ares, resonó en el Olimpo, su Sueño Eterno se había marchado del lugar del brazo de su hermano menor y sin ni siquiera escucharlo ni mirarlo.

Lamento no haber informado de la situación antes y como todo había sido arreglado con Zeus, pues no me pareció justo que las cosas se arruinarán por una desubicada, por eso decidí retirarme con la excusa de la administración del Inframundo. Sin embargo Ares me buscó allá, pero yo le dejé en claro algunos puntos. No me molesta que fueran sus hijos si eso ocurrió antes de que se convirtiera en mi amante, pero si su traición, aún más que permitiera que Afrodita le hablará así a Hefestos, y que se quedará frío sin decir nada, al momento que se enteró en la forma que fue tratada Koré, además defendiera de mi furia a Afrodita. Pero aún así lo que nunca toleraré es una traición a un hermano. Hefestos me contó como ocurrió todo y yo le creo, porque él es como Hera, no sabe mentir, su ser rebosa sinceridad. Bueno en fin, no pienso perdonarlo tan fácilmente, tendrá que mostrarme un verdadero cambio de actitud, porque no pienso exponer a ningún hijo mío a una conducta tan reprochable. Si decido tener hijos, será con un dios digno como mi padre. Hades le abrazó a él besando su cabeza amorosamente

Hypnos, querrías hacerte cargo de mis funciones en las empresas, deseo estar con tu papi, en estos momentos, te harás cargo de la presidencia. Hiperión le tomó su mano, con la suya. No te impondremos más su presencia, le ofreció su padre. Hades tomando su otra mano, la llevó a su vientre, quiero que tú y Tánatos estén a mi lado cuando sea el momento, quiero que aprendas también sobre esto, cuando llegue tu momento de ser padre. Porque llegará el día en que tengas a tus hijos, sea con Ares o con otro a quién tú ames, Hypnos besó su frente. Allí estaré, papi desee estar cuando nació Koré, pero por Caos nos fue imposible, pero ahora estaré a tu lado_ sonrió besando su vientre.

¡Papá! ¿Puedes pedir que Hefestos, me ayude? Quiero enseñarle a defenderse más, ahora que la operación de su pierna fue un éxito, y esta en rehabilitación, quiero brindarle en esa confianza, que los dos nos inculcaron a mi hermano y a mí. Hiperión asintió, hablaré con Zeus y él mañana.

Después de una tranquila cena familiar, todos se fueron a sus dormitorios, al día siguiente Hera, había organizado todo, Koré entre sus padres festejaba feliz, su primer año de vida. Los platos de comida no dejaban de pasar, así como el vino, golosinas, los faunos brindaban un excelente recital y las ninfas no dejaban de bailar al ritmo de las melodías.

Todos mimaban a Koré, la cual pasaba de brazo en brazo, desde sus tíos hasta hermanos, Hiperión mantenía a Hades abrazado a él, observaban felices a su familia, su propio bebé se movilizaba en su cuerpo. Como toda fiesta importante duraba días, en varias ocasiones ambos se retiraban a descansar y Koré era atendida por sus hermanos mayores y tíos. Al tercer día en la noche Hades había tenido muchas contracciones, ambos habían pasado despiertos, e Hiperión revisando su avance llevaba como cuatro centímetros, la última vez que le chequeó. Él no había querido detener los festejos hasta que fuera necesario. Quiero bañarme, así talvez me relaje un poco. Hiperión accedió ayudándolo a levantarse del lecho y cuando estuvo en pie un fuerte dolor en su abdomen, le hizo sostenerse fuertemente de él, jadeando.


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Moira Laquesis - Hiperion
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El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) - Página 3 Empty
MensajeTema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión)   El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) - Página 3 I_icon_minitimeSáb Jun 14, 2008 3:13 am

Hiperión le iba alzar ¡No! Espera no me muevas, por favor, le expresó entrecortado jadeando y le fue imposible retener un fuerte gemido ante una nueva oleada de dolor. Hiperión le apegó a su pecho y las aguas de su fuente corrieron por sus piernas y él le alzó de inmediato para depositarlo de nuevo en el lecho y por medio de su cosmos alerto a Hera, quién deja a Koré en brazos de Zeus, y acompañada de sus dos sobrinos, se trasladaron hasta habitación principal.

Al ingresar en la habitación, se encontraron con Hiperión ayudando a Hades con sus respiraciones. Tiene casi su dilatación completa, les informó y Hera de inmediato, movilizó a los dos muchachos. Hypnos trae sábanas limpias y mis instrumentos están en mi habitación. Tánatos, ven aquí, tú me ayudarás, recibirás a tu hermano conmigo. El joven afirmó nerviosamente y una sonrisa cálida se dibujó en el rostro preocupado de su padre al encontrarse sus miradas, le dio la confianza. Hiperión se sentó en el lecho, apoyado en el respaldar, para servirle de apoyo a Hades, entre Hypnos y Hera, le colocaron a Hades en sus brazos.

Hera encargó a Hypnos de sostener las piernas de su papi, las sostenía con cuidado a la vez que las acariciaba tratando de darle consuelo en su dolor, tanto Tánatos como Hypnos, se estremecían al ver y oír los esfuerzos de su papi. Sus piernas tiemblan, se preocupó Hypnos. No te inquietes es que tu hermano, que le abrió sus caderas. ¡Vengan y sientan! Tomó las manos de Tánatos y las colocó sobre sus caderas, después las de Hypnos, mientras que Hades jadeaba e Hiperión besaba su cabeza suavemente, hablándole al oído, dándole ánimos y sostenía firmemente sus manos. Comprueban como su papi se acompasa a los impulsos de su bebé, les guió las manos a su vientre para que sintieran las contracciones. Ven su papi es que hace todo el trabajo acariciando el vientre de Tánatos. Tú lo harás también, nosotros somos solo apoyo para los dos. Los gemelos asintieron, cuando te toque, todos te ayudaremos, igual.

Tomando una de las sábanas las acomodó a sus pies. Hiperión, casi corona su cabeza, ponte presto. Hypnos, bebé querido, no descuides sus piernas sostenlas firmes en esa posición, con fuerza. Ahora viene la parte más difícil, Tánatos, Hypnos ven sus cabellos, esa es la cabeza, son rojizos. Un nuevo gemido más fuerte se hizo resonar, las lágrimas de Tánatos no se hicieron esperar, al igual que Hypnos. ¡Por Cronos! Se quejó Hiperión a sentir la fuerza del estremecimiento del cuerpo de Hades, al dolor sentido. ¡Tranquilo, mi amor! Le decía Hiperión y le iba sosteniendo más fuerte, al verlo retorcerse del dolor, ya casi termina.

¡Hypnos sostenlo fuerte! Ordenaba Hera. ¡Calma, Hiperión! ¡Mi niño, lo haces muy bien, un esfuerzo más, ya coronó, que apenas salga su cabeza yo me encargo. ¡Con fuerza Hades! Vamos tú puedes mi niño. Una nueva contracción más fuerte que la anterior no se hizo esperar ¡Ya casi, mi amor! Le animaba Hiperión, un estremecimiento total sacudió su cuerpo. ¡Ven Tánatos, ayúdame! Jalándole las manos al joven, para que se moviera, y entre ambos ayudaron a sacar al bebé, cuando su cabeza salió, solo los jadeos de Hades resonaban, Hypnos acariciaba sus piernas en consuelo, mientras su corazón latía fuertemente en su pecho, sus ojos derramaban lágrimas nervioso al igual que su hermano menor. El cosmos de su padre resplandecía ansioso, la sangre que emanaba de su labio cortado por sus dientes, cayó sobre el hombro blanco de su esposo y un nuevo gemido salió de los labios de Hades y el llanto de Bethán, resonó en sus oídos sonoramente, al otro lado de la puerta, los gritos de felicidad no se hicieron esperar.

Tánatos sollozaba con su hermanito en sus brazos e Hypnos le abrazaba observando a Bethán, Hera se encargaba de cortar el cordón umbilical, Moviendo su cabeza e indicando con sus ojos risueños que se lo llevaran a sus padres. Hypnos ayudó a levantarse a un tembloroso Tánatos, en sus brazos el pequeño Bethán sollozaba con sus brazos inquietos, los ojos de Hades e Hiperión esperaban deseosos de conocerlo. Tánatos se sentó a su lado y deposita el bebé en los brazos de Hades, besa sus labios y los de su padre, e Hypnos se sentó al lado contrario besándolos también

¡Es igual a ti padre! Bethán poseía cabellos rojos como el fuego y unos ojos como dos esmeraldas cristalinas, que los miraban soñolientos. E Hiperión acarició su rostro suavemente ¡Mi hijo, gracias Hades! Ahora tengo tres hermosos niños y una hermosa princesa. Y sus labios se fusionaron con pasión, al terminar el beso, Hera se acercó a ellos besando los labios de sus hermanos, ella es tu tía, la presentó Hades, mostrando a su bebé. Gracias de nuevo Hera.

Dame a este hermoso príncipe, que tengo que arreglarlo para que conozca a sus tíos y a su hermanita. Muchachos, vayan y lávense, para que lo presenten los dos, con los demás. Mientras su padre y yo nos encargamos de su papi. Ambos asintieron.

Hades e Hiperión sonrieron sin quitarse su vista uno del otro, los rubíes de Hiperión no veían nada más allá del rostro de Hades y las gemas con incrustaciones de esmeraldas y zafiros, le reflejaron con amor. Hera después de ungir a Bethán en aceite de oliva, como la tradición lo demandaba y de abrigarlo con su bata blanca, se lo dio a sus hermanos, quienes salieron con él fuera de la habitación. Hypnos llevaba a Bethán en sus brazos. Zeus y los demás les rodean con sus rostros cargados de felicidad, Ares se acercó también con deseo en sus ojos vio a Hypnos cargando a Bethán y se prometió a si mismo ganarse su perdón, deseó que fuera el hijo de ambos el que su niño cargaba en ese momento. Al intenso de su mirada Hypnos volvió sus zafiros inquiriendo en los de Ares, para luego bajarlos y acercarse a Zeus sonriendo para que Koré conociera a Bethán. Zeus, se acercó besando los labios de Hypnos, le sonrió, en el momento que aproximaba a Koré. Mi pequeña princesa Koré, este es el presente de tus padres, en conmemoración de tu nacimiento, te han dado otro hermanito, le indicó Zeus, la pequeña en sus brazos besó su pequeña cabeza rojiza suavemente. ¡Bebé! El cosmos de Koré emanó de su cuerpo y él de Bethán brotó de su cuerpo en saludo. Fuego y Hielo se encontraron y de inmediato se entrelazaron. El Hijo del Fuego Bethán y la Hija del Hielo Koré, los hermanos de la vida, les nombró Zeus. Ahora Hades ha convertido su Amor más allá del Tiempo, en propiciador de una nueva era de los dioses. Lo que yo convertí en muerte, Hiperión los transformó en vida.


Fin
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MensajeTema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión)   El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) - Página 3 I_icon_minitimeLun Jun 30, 2008 11:23 pm

Razz Very Happy Amix, preciosa, que alegría que
hayas traido esta hermosisima historia,
sabes que soy tu fans N° 1 Razz , me encanta
la manera como escribes y desarrollas tus
historias tan originales y maravillosas.
Muchas gracias por compartirlas con
nosotros, sigue así amix....

Cariños miles...


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MensajeTema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión)   El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) - Página 3 I_icon_minitime

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