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| El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) | |
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Autor | Mensaje |
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goddesniquel Moira Laquesis - Hiperion
Cantidad de envíos : 667 Edad : 49 Alas de Fuego : 310188 Fecha de inscripción : 04/06/2008
| Tema: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) Sáb Jun 14, 2008 1:06 am | |
| EL AMOR MÁS ALLÁ DEL TIEMPO My Pretty Butterfly, este es la primera parte de tu regalo de cumpleaños. El amor más allá del tiempo, trata de una historia sobre el verdadero amor ese que rompe los esquemas, el que puedes encontrar en tus hijos, hermanos, padres y el de la persona que sabe realmente amar, es aquel que perdona todo, que espera siempre, el que lo da todo sin dejarse nada a cambio, ese el amor que se ofrecen Hades e Hiperión.
Hiperión y Melisse
Última edición por goddesniquel el Jue Ago 07, 2008 3:29 am, editado 5 veces | |
| | | goddesniquel Moira Laquesis - Hiperion
Cantidad de envíos : 667 Edad : 49 Alas de Fuego : 310188 Fecha de inscripción : 04/06/2008
| Tema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) Sáb Jun 14, 2008 1:16 am | |
| TITULO: El amor más allá del tiempoSerie: Saint Seiya Renuncia o Disclaimer : Los personajes pertenecen a Masami Kurumada en su mayoría, con la inclusión de personajes originales. Resumen: Trata de una historia sobre el verdadero amor ese que rompe los esquemas, el que puedes encontrar en tus hijos, hermanos, padres y el de la persona que sabe realmente amar, es aquel que perdona todo, que espera siempre, el que lo da todo sin dejarse nada a cambio, ese el amor que se ofrecen Hades e Hiperión Pareja: Hades (Shun)& Hiperion, Hypnos & Ares, Tánatos & Apolo Clasificación: NC-18 Advertencias: Mpreg, Angustia, Drama, Acción, Romántica, Au, Fantasía Prologo Sus ojos podían ver unos campos llenos de flores multicolores y de distintas formas, este lugar era todo verde, tan distinto a su adorada isla dónde vivían sus padres, el lugar que tuvo que abandonar gracias a los dioses con el esposo que le designaron, el hijo de Zeus, toda su vida había luchado por el bienestar de su isla al ser hija única, y no tener su padre un heredero varón a ella la entrenaron como una gran amazona, la mejor guerrera de toda Grecia, aún mejor que la favorita de Ares, Hipólita, una princesa guerrera, la había nombrado su pueblo, su cosmos fue favorecido de los dioses, Anfitrite, esposa de Poseidón, la tenía como su predilecta, su madre orgullosa, exclamó las palabras que serían su condena: “La joven princesa guerrera Andrómeda, es más hermosa que las Nereidas, las orgullosas hijas de Poseidón”, las cuales al escuchar tales palabras, fueron inmediatamente a su padre, para acusarla, eso hizo que los dioses se volvieran en su contra, y fue dónde se le quitaron todos los beneficios de guerrera sagrada, la ataron a esa piedra en las costas de su isla para ser devorada, por el servidor de Poseidón Kraquen.
La hermosa dama allí parada tenía todo eso en su mente, a la vez que su mirada se perdía en aquel paradisíaco lugar. Si aún lo recuerdo fue en ese momento, que por amor a mis padres, y mi deber de princesa deje que me capturaran sin utilizar mi fuerza, no quería que el castigo de los dioses cayera sobre ellos, así que acepte mi destino sin pedir clemencia, ni llorar, fue allí que el hijo de Zeus sobre el valeroso corcel volador Pegaso me vio y para mi desgracia quedó prendado de mi, Derrotó a Kraquen y solicitó a su padre que se me fuera entregada por esposa, allí comenzaron todas mis desgracias.
Ella suspiró, como princesa, siempre había servido bajo las órdenes de Anfitrite, me convertí en su mejor guerrera, la armadura sagrada que ella me dio, siempre la usé a favor de mi pueblo, y mi familia, ahora era entregada por ordenes del padre de los dioses a un guerrero de Atenea, obligada a usar una máscara para ocultar mi rostro, me forjaron una nueva armadura para proteger a la diosa de la sabiduría y obligada a servir a una diosa extranjera, que no valoraba el poder de las mujeres, más bien las discriminaba siendo la única de la orden del Zodiaco por exigencias de mi esposo, fui despreciaba por los caballeros que le servían a la diosa de la sabiduría y obligada a estar a lado de una persona, que a pesar de ser amable conmigo yo no lo amaba, talvez si no me hubieran obligado a amarlo sería distinto, talvez… Vaya mi vida fue un asco, exclamó en voz alta, mientras las lágrimas corrían por su faz de porcelana.
Gobernada por dos cadenas que representan mi condena, y subyugada a una armadura que era una obligación, mi poder limitado, por ellas, mi cosmos era comparable al de los poderosos guardianes de las doce casas antes de Partenón, la forma en que era tratada, el desprecio en la voz de Atenea por verse obligada a tenerme en su Palacio, ella era la única mujer en la orden, ninguna mujer podía ser más hermosa que ella, por eso cubrió mi cara con una máscara, el único que podía observar mi rostro era él Perseo, cada noche que él la poseía recordaba su humillación, ella no le podía corresponder no le amaba, pero en realidad había amado a alguien, en verdad no lo sabía su corazón se había cerrado para siempre, su alma estaba destrozada, su voluntad socavada.
Ese día en que Hades y Atenea se enfrentaron todo comenzó con una pelea entre hermanos ambos declamándose dioses de la guerra, Ares al ser derrotados sus guerreros por los cinco principales de Atenea, Fénix, Pegaso, Cisne, Dragón, y quién lo diría ella también participó demostrando ser mejor guerrera que su esposo un semidiós, lo que causo la envidia de él, y el reconocimiento por parte de esos cuatro caballeros divinos, Atenea envió un ataque a Ares, el cual por accidente pegó en el hombro izquierdo de Hades hiriéndolo, lo que ocasionó la furia de sus huestes, las cuales atacaron arrasando con todo el Partenón, las fuerzas que podían llevar a los mismos dioses al Tártaro, los caballeros dorados fueron cayendo, al igual que los divinos, sólo quedaban vivos, Atenea, Perseo, y dos jóvenes caballeros dorados, quiénes por ser los más jóvenes, los demás los protegieron, uno era un lemuriano de cabellos verdes y ojos violeta de nombre Shion, guardián de la primera casa Aries y el otro era un joven de cabellos castaños y ojos verdes, muy amable y sabio, de nombre Dohko.
Los tres jueces entraron en batalla, ella ocultó a los jóvenes guerreros en el pasadizo de la casa de Sagitario, esperando que ellos pudieran sobrevivir allí, pensando en su adorada fenicia, salió a enfrentarlos viendo como Atenea era derrotada, y al igual que su esposo, siendo ella rodeada por Radamanthis, Eacos y Minos.
Al ver el pueblo de Grecia, totalmente conmocionado, por el miedo, a todos los espectros que deberían estar en el Inframundo, acabando con su diosa, la que ellos habían elegido, gritaban y lloraban, veía a los pequeños agarrándose de las vestimentas de sus madres, tanto dolor y todo por la imprudencia de una joven malcriada diosa, ella sabía lo que los caprichos y las palabras pronunciadas sin pensar podían ocasionar.
Por favor, dijo a los tres jueces, soy el último caballero de este lugar; haced conmigo lo que quieran, pero al pueblo perdónenlo. Tú eres Andrómeda, no es cierto, una voz de hombre melodiosa, llegó a sus oídos. Si lo soy, la hija de Cefeo y Casiopea, de Fenicia, y por decisión de Zeus, esposa de Perseo. Ella alzó su vista para ver a su interlocutor, el cual era un hombre realmente bello de cabellos largos negros como la noche, tez pálida, ojos como dos zafiros que contrarrestaban con sus esmeraldas, los tres jueces se apartaron arrodillándose frente a él, ella por fin comprendió estaba frente al señor del Inframundo, Hades en persona, ese era el dios mas temido y despreciado de Grecia. ¡No podía ser!
Dices que hagamos lo queramos contigo, preguntó Hades, calmadamente, así será dejen al pueblo en paz, en lo que corresponde a ti princesa guerrera, vendrás con nosotros, lo que ellos no vieron es que Perseo estaba fingiendo, estar inconsciente, al igual que Atenea, ambos juraron vengarse. Ella todavía pensaba en lo ocurrido, cuando sintió una mano posarse en su hombro, la cual la sacó de sus cavilaciones, ella le miró algo asustada, Mi señor, exclamó. Andrómeda, ninguna vida es un asco, sabes yo decía lo mismo cuando mi hermano celoso de mi poder y presencia me asignó al Inframundo, sabes mis dos hijos también están conmigo en los Eliseos, Tánatos e Hynos, su madre era humana, pero murió al darlos a luz, ellos nunca han visto la tierra porque he tenido que protegerlos de mis hermanos y sus hijos,
Así que puedo entender en parte tu sufrimiento, le dijo. Ella con lágrimas en los ojos asintió. Tu pecado era ser la mujer más hermosa sobre la tierra, lo cual ocasionó la furia de las nereidas al oír decir a tu madre, lo que a leguas se notaba. El mío el ser muy amable y aceptar el gobierno de mi hermano Zeus, pero a él le debo el que me haya salvado de estar dentro del estómago de Cronos y sólo lo dejo hacer, es como si le debiera algo, ¿entiendes? Por eso es que dejo que los humanos lleguen al Eliseo, y beban del agua del Lete, así poderles recompensar por las penas que mi hermanos les ocasionan, por otro lado sabes a mi me han castigado también al igual que a ti, ningún humano o dios puede intimar conmigo, porque desaparecía de este universo, su esencia se perdería, por eso tuve que raptar a Perséfone, ganarme la enemistad de mi hermana, pero aún así creo que todo puede tener remedio.
¡Oh, señor Hades!, en definitivo tiene un corazón que es muy distinto de sus hermanos y sobrinos, ellos viven cada intriga por el poder, que he dejado de creer en los dioses del Olimpo.
He visto el valor con que cuidaste de tu pueblo y luego de Grecia, quiero que protejas a mis hijos, se que por el ataque a Atenea, que es la consentida de Zeus, junto a Apolo y Artemisa, no se quedará así, eso lo que te pido a cambio Fenicia y tu, tu familia tendrán mi protección especial. Diciendo esto dos jóvenes se acercaron corriendo eran gemelos uno de cabellos dorados y ojos tan azules como su padre y otro de cabellos plateados, ojos idénticos. Ellos son Tánatos e Hypnos, le dijo. Andrómeda les sonrió, y ellos la saludaron amablemente. Ella es Andrómeda, su nueva guardiana, mientras yo éste en Giudecca, obedézcanle en todo, si, espero que pronto venga su madre Perséfone, ellos asintieron felices.
Así pasó un tiempo, se puede decir que la estadía de Perséfone, de la cual se hizo muy amiga, Andrómeda pensó tan distinta a su prima, la diosa de la guerra y de la sabiduría, ella la de la primavera, era amable, dulce, y dechado de virtudes, Andrómeda quién tenía una personalidad parecida, congenió a la perfección con el matrimonio de dioses, llegó a ser como una hermana
Pero esa fatídica noche en que la primavera partía para la tierra junto a su madre, pasó lo impensable, la diosa Némesis se hizo presente en el Inframundo, en el palacio de Giudecca, Hades conversaba con Andrómeda y sus tres jueces, sobre los movimientos de Inframundo, los jueces le daban informes sobre los recién llegados ese día y la princesa sobre el avance de los jóvenes dioses en sus artes militares. Cuando se retiraban del salón los tres jueces llamados por unos espectros a la sala de juicio, una presencia llamó la atención de Andrómeda, la cual se materializó, la sirviente de Hera estaba allí, con su flecha apuntando hacia Hades quién estaba distraído, puliendo su espada, ella no tuvo tiempo de emitir palabra, sus reflejos hicieron que se lanzara abrazándose de la espalda de Hades, cuando sintió el dolor de la flecha atravesar su espalda y pecho muriendo instantáneamente, la flecha atravesó su delicado pecho destrozando su corazón y a la vez alcanzó a Hades, quién herido de muerte, sacó la flecha y la acomodó en sus brazos, cuando Némesis la asesina de Hera, se disponía a rematar a Hades, sus legiones aparecieron, lo que hizo que ella tuviera que huir.
Ya no importa, solo tardarás en morir, más tiempo, esta flecha esta impregnada con la sangre de Cronos, la cual es mortal para los dioses este es un regalo de Zeus para ti, burlándose desapareció. Hades acunó en su pecho a la joven princesa, a la vez que de las sombras aparecía Atenea, quién utilizo a Niké para encerrarlo aprovechando su debilidad, lo que no pudo prever es que también encerró el alma de Andrómeda con él.
Atenea has traído la desgracia sobre la tierra, tus dominios, el que era estéril ahora ya no lo es, y los fértiles ahora son estériles, Hades volverá cuando su sello pierda poder, Los dioses ahora desaparecerán del transcurso de la historia, sus huestes no serán conocidas, por tu crueldad, el Olimpo entero dormirá, y podrán volver a la vida, pero en cuerpos humanos, y Hades reencarnará para tomar venganza en el cuerpo del ser más puro sobre la tierra, bajo la constelación de Virgo y no vendrá solo. Declararon las Parcas mientras sus cuerpos se deshacían, y se construía el Muro de los Lamentos, dejando el Eliseo cerrado, y a los dos jóvenes dioses encerrados hasta que su padre regresara.
Atenea observaba con horror como su grandiosa época de oro, se venía abajo, designó a sus dos únicos caballeros como guardianes de sus ruinas, dejándolos a cargo de formar su orden de nuevo y con tareas muy específicas Shion encargado del santuario como sumo sacerdote y Dohko vigilando su sello. Los dioses desaparecieron del curso de la historia durmiendo mientras Hades lo hacía esa era la venganza de Hypnos, dios del Sueño Eterno. [justify]
Última edición por goddesniquel el Jue Abr 08, 2010 8:56 pm, editado 1 vez | |
| | | goddesniquel Moira Laquesis - Hiperion
Cantidad de envíos : 667 Edad : 49 Alas de Fuego : 310188 Fecha de inscripción : 04/06/2008
| Tema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) Sáb Jun 14, 2008 1:22 am | |
| Capítulo 1 De vuelta a mi hogar Un joven muchacho de cabellos color esmeralda, al igual que sus ojos estaba sentado en las arenas blancas de una playa, el viento jugaba con su cabello, sus delicados pies acariciaban la arena, observaba el vaivén de las olas como hechizado, siempre el mar, lo había atraído, desde su estadía en esa isla. Aún recuerda el día en que tuvo que partir, para su entrenamiento, las cruentas batallas de las cuales no era partidario. Con estos pensamientos en su mente, acariciaba su vientre, a la vez que suspiraba derrotado. Vamos mi señor, usted sabe que no merecen su tristeza, su niño tampoco debe sufrir por ellos. Andrómeda, princesa, es que ellos son como mis hermanos, uno fue como mi padre ofreció su vida a cambio de la mía, y el otro mi compañero de armas, la persona que cuido también de mi.
Si, claro le respondió, ahora uno se revuelca con el caballero de Virgo y el otro con Fleur, en Asgard, mientras tú te quedas con tu problema, no es así. Tiene que entenderlo tu corazón noble, ellos se han aprovechado de ti. Tu padre, tu hermano, como le dices, te ha tomado a la fuerza, cuantas veces quiso, hasta verte llorar. Entiende ahora estás solo cuando han descubierto que eres Hades. ¡Shun, por favor!, le suplicó la princesa Andrómeda, esto me paso a mi en el pasado, me veía impotente, cuando Perseo me tomaba y yo como agradecimiento, por haberme salvado me dejaba hacer hasta sentirme sucia. Sé que amas al cisne, por eso te entregaste a él, pero él te rechazó al saber lo de Iki, aquel día que te descubrió.
Fue mi culpa nunca debí ceder ante el Cisne, dijo Shun llorando, ahora no sé si mi hijo es de Hyoga o Iki. Para ellos eres su enemigo, entiendes, eres el dios de los muertos, debes volver con Perséfone, Shun, ella te necesita e Iki, te ha dejado solo, vuelve al Inframundo. Andrómeda, exclamó tristemente, su compañera, su cuerpo siempre ha sido más delicado, sus formas muy parecidas a las de las mujeres, todos lo molestaban desde pequeño, su hermano mayor siempre lo protegió, pero su estancia en la Isla de la Reina Muerta había cambiado su sentir. Y las imágenes de aquel día empezaron a invadir su mente.
El día en que él que volvió de su aparente muerte en el enfrentamiento de Dócrates, él lo había buscado por sus medios, pero a la vez siendo muy cuidadoso de no ser descubierto como Hades, pero no tenía registro de él en el Inframundo en verdad no sabía que pudo pasar con él. Pero estaba feliz de tenerlo de vuelta con él, esa noche ambos compartirían la misma habitación, ya que como todos estaban en la cabaña, las habitaciones no sobraban y ellos eran hermanos no había problema.
Shun estaba en la regadera, quitándose el hollín de su cuerpo, lavaba su cabello cuando sintió unas manos en sus hombros, lo cual lo sobresaltó volviéndose encontrándose con el torso moreno de su hermano. Iki, me asustaste, le dijo sonriendo. El mayor lo miró con detenimiento su delicado cuerpo mojado, los cabellos caía rebeldes sobre sus hombros, la fina cintura, las torneadas piernas, su bien proporcionado miembro.
Iki, pronunció el menor a la vez que le sonreía. ¡Mi hermoso niño!, le dijo, sus manos viajaron por su cuello hasta llegar a la mejilla y Shun, la besó y mantenía sus ojos en los del mayor tratando de ver lo que quería el mayor decirle. Vio que su hermano, también estaba desnudo, su cuerpo era el de un perfecto guerrero, fuerte musculatura, abdominales bien definidos, sus piernas gruesas, con músculos bien formados, su piel color canela debido al sol, esos ojos color cobalto. He visto, los ojos del cisne al mirarte, sabes Shun, que eres mío y de nadie más, le dijo a la vez que lo jalaba hasta chocarlo contra su pecho, al sentir el cuerpo mojado posarse sobre el suyo todavía caliente, no pudo evitar gemir y su miembro reaccionar, sin perder tiempo alzó a su hermano de las nalgas, para tenerlo a su altura. ¡Iki!, dijo sorprendido Shun por la actitud de su hermano, tratando de apartarlo, ya que esa no era la actitud que debía tener su hermano para con él, de repente en el forcejeo Iki, empezó a morder el cuello del menor, el cuerpo de Shun empezó a reaccionar y su miembro a despertar, Iki lo sostuvo con un solo brazo mientras que con su otra mano estimulaba el miembro de Shun, quién empezó a perder su cordura, e Iki dejaba marcas en su cuello.
Rápidamente Iki, abrió la puerta del baño con Shun en sus brazos, se dirigió a la cama, dónde lo depositó. ¡Iki, por favor no!, suplicó Shun, pero él no se detuvo, siguió masajeando el miembro de su hermano. Shun, tu eres mío, y de nadie más, ahora quiero que me pertenezca de todas las formas posibles, estas palabras de su hermano mayor hizo que las lágrimas brotaran de impotencia de esas esmeraldas. Hermano mío, tu eres único para mí, pero… sus palabras fueron cortadas cuando Iki, se llevó su miembro a su boca primero pasando su lengua por la punta del mismo, lo que hizo que el gemido del joven, casi lo dejara sin aire, las manos de Shun se aferraban a las sabanas, el moreno tomó completamente el miembro para saborearlo, besarlo en un sube y baja, que hizo que estremecer el cuerpo de Shun.
El sintió escalofríos recorrer todo su cuerpo y la sangre golpear duramente por todas sus venas, sus gemidos eran bastantes audibles, Iki supo que ese era el momento propicio y con uno de sus dedos empezó a preparar la entrada virgen lo que hizo que Shun retrocediera al tacto y su cuerpo convulsionó al sentir al invasor dentro de sí, pero el grito que iba a emitir se ahogó en su garganta, cuando Iki tocó el lugar de propicio su semilla estalló en la boca del moreno quién la tomó toda, aún no se había recuperado del todo cuando Iki metió en el juego dos dedos más los movió en su interior hasta que lo sintió preparado.
Por su parte Shun sentía que su corazón se le salía del pecho, cuando el miembro más que preparado de Iki, empezó abrirse paso en su interior, ya la cabeza de su pene estaba dentro cuando el mayor tomó las piernas y las elevó hasta descansarlas en sus hombros a la vez que lo tomaba de las caderas elevando su ángulo para observar mejor la penetración, Shun en su vida se había sentido tan avergonzado, sus mejillas antes blancas nácar fueron tomando un color rojo impresionante, Iki fue penetrando poco a poco pero el dolor de Shun fue tan enorme que arqueo su espalda y clavó sus uñas en los antebrazos de su hermano mayor, Iki tuvo que luchar para mantenerse dentro ya que el cuerpo del joven se contraía para expulsar el cuerpo extraño, Iki gimió al sentir su pene apretado allí, lo que tuvo que hacer un esfuerzo para no terminar allí, una vez que el cuerpo debajo suyo se acostumbro al de él, empezó con sus movimientos rítmicos, los gemidos de Shun se convirtieron en gritos de dolor, sentía que sus entrañas se desgarraban ante las poderosas embestidas del imponente fénix, el lacio cabello azulado de su hermano, se mecía enfrente de sus ojos nublados por las lágrimas, su garganta le dolía, su ano también, una de las manos de Iki tomó su pene y empezó a excitarlo para calmarle el dolor, su cuerpo aunque él no quería empezó a responder, el ritmo del cuerpo de fénix, se acompasó con el de su mano, para apresurar el orgasmo de ambos, el cual se dio en un mismo momento, Shun en su vientre y la mano de Iki, y él dentro de su cuerpo.
El fénix soltó las piernas que cayeron por inercia a su alrededor y cayo exhausto en el pecho del menor, escuchando los desbocado latidos de su corazón, el cual competía con el suyo propio, la respiración agitada de su hermano, no le permitía la buena ventilación de su pulmón, Iki apoyándose en sus antebrazos para no cargar el cuerpo de su hermano con el total de su peso, empezó a besar los ojos fuertemente cerrados, delicadamente, luego con delicadeza se retiró de su cuerpo, al hacerlo notó su semen salir por el ano del otro mezclado con la sangre de Shun, la cual manchó la sábanas y su pene, con su dedo comprobó que el desgarre no fuera muy grande, al tacto Shun gimió de dolor, al observarlo bien iba a disculparse, pero su quejido lo hizo inconsciente ya que el joven se había desmayado. En su mente se pudo observar como una joven mujer abrazaba a Shun que lloraba desconsolado en sus brazos del dolor ocasionado por su hermano, ella misma temblaba al llorar y gritar recordando sus antiguos dolores y humillaciones.
Seiya, quién dormía en esa misma ala, pudo escuchar con claridad todo lo ocurría en esa habitación golpeo impotente la pared, a la vez que sus dientes mordieron su labio inferior hasta hacerlo sangrar. Cayó al suelo llorando desconsolado ante la violación de ese ángel.
Mi señor en definitiva, debe resguardarse de ellos, debe volver al Inframundo, con Persefóne por favor ya aquí no le queda nada, Atenea se alejado de usted, le recordó Andrómeda y yo no voy a permitir que lo vuelvan a lastimar, piense en su hijo que ahora crece en su vientre. Además ninguno de los dos merece que se preocupe por ellos recuerde como Hyoga le gritó en la cara que era una vulgar ramera, al notar que ya no era virgen, como lo humillo enfrente de todos y como le restriega la mujerzuela de Fleur, quién traicionó a su esposo, usted, le dijo mientras lo abrazaba y recostaba su cabeza en su pecho acariciando los aromáticos cabellos y sus lágrimas mojaban su pecho. Usted solo fue violado por su hermano incontables veces, y usted se lo permitió porque aún le ama y su corazón es demasiado noble y puro para acusarlo.
Shun lloró desconsoladamente en ese pecho tan conocido, cálido y sin corazón, el cual le fue ofrecido como sacrificio en la era mitológica, ella tenía razón fue su sangre quién permitió quitar la maldición de Zeus, la sangre de un alma pura, que clama justicia y ahora siente y sufre con él, que su cuerpo se convirtió en nave para los dos. Los ojos vacíos de Andrómeda lo atormentaban, ella que era una belleza en su época mostraba unos ojos vacíos por el odio a sus agresores, en cierta forma, comprendía su dolor y furia, el cual él controlaba a razón de amor, siendo el único ser que ella amaba con sinceridad, el que le tendió la mano, cuando todos la habían abandonado.
Mi señor, una voz de mujer lo extrajo de las divagaciones de su mente, se encontró abrazado a un cuerpo femenino, su pecho si tenía latidos, era su querida Perséfone, quién le acariciaba sus cabellos, es hora de irnos, en la carretera se veía el carro con banderas alemanas. Sí, ese día se iría de Japón y de la Fundación Kido, para nunca volver, Pandora hizo una seña a un joven atlético de cabellos dorados, quién permanecía a una distancia llegó hasta ellos, tomó en brazos al joven Hades, él cual recostó su cabeza en el hombro del mayor cerrado sus ojos, Pandora tomó las pertenencias de su señor, que serían unas zapatillas deportivas y unos lentes negros, y los siguió, los tres entraron en la limosina que partió de inmediato al aeropuerto internacional de Tokio, dónde les esperaba el Jet Privado de la familia Tenshi.
Pandora se acomodo en el asiento. Radamantis, le colocó sobre su regazo el joven quién se había dormido, ella le sonrió al juez, quién dio la orden de partir al chofer. Atenea, aún no sabe que él nos revivió en el mismo instante en que se suponía perdíamos la batalla, el simplemente fingió una derrota y volvió a ocultar su energía, proclamó Pandora. El siempre escondió su verdadera personalidad, de manera de no lastimar a los seres humanos a los cuales admiró, ahora mira lo que le ha sucedido, debiéramos matar a Cisne y al Fénix, alguno de los dos lo embarazó, pero lo malo es no saber quién el maldito de Iki abusaba de él, digamos que lo que tenía era una obsesión y él no lo quiso lastimar acusándolo, pero Hyoga, con él es distinto, nuestro amo se enamoró de él, pidiendo su dispense mi señora, ya que es su esposo desde la era mitológica, se entregó por amor, pero él se burlo de él y lo humilló, ahora se revuelca con la escandinava.
Última edición por goddesniquel el Jue Abr 08, 2010 8:57 pm, editado 1 vez | |
| | | goddesniquel Moira Laquesis - Hiperion
Cantidad de envíos : 667 Edad : 49 Alas de Fuego : 310188 Fecha de inscripción : 04/06/2008
| Tema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) Sáb Jun 14, 2008 1:25 am | |
| Lo malo es saber quién será el padre de la criatura, es imposible de saber, hasta que nazca, aunque lo preferible, es que será mi hijo como lo son Tánatos e Hypnos, éste bebé será por el que no le pude dar yo, aunque en esta era, nacimos como hermano y hermana, lo amo con la misma locura de hace miles años, decía sus lágrimas bañaban el rostro de su señor. Quién al sentir el cálido líquido resbalar por sus mejillas se despertó y con sus manos limpió, el atrajo su rostro y la besó en la boca. Ya no llores más, mi amada Primavera, desde ahora estaremos juntos.
Yo quería mi amado señor, darte un hijo de nuestra sangre, pero yo soy estéril por la maldición que Zeus atrajo sobre nosotros, sollozó la joven de ojos lilas. ¡Mi querida reina! yo te daré ese hijo que esperas, le dijo atrayendo su mano con delicadeza a su vientre, el cual ya se encontraba abultado por los tres meses de embarazo, él le sonrió dulcemente, nuestra pequeña familia crece, Pandora. Ella asintió, él se sentó y recostó la cabeza de la joven en su regazo mientras distraídamente le acariciaba el cabello y observaba por la ventana la ciudad de Tokio. Radamantis permanecía en silencio observando a sus melancólicos amos. Hyoga e Iki ambos habían decidido regresar a Tokio ese mismo día, los dos tenían en mente regresar por Shun, para llevárselo consigo, los celos que ambos sentían por el otro, habían hecho que le inventarán a Shun, nuevos amantes, lo habían obligado a sentir desprecio por él. Además todavía no sabían como tratar a quién se había convertido en su enemigo en el campo de batalla.
Iki, en su mente no cabía que su dulce hermano, le pidiera que acabará con su vida, el no podría, lo amaba demasiado, pero la furia que vio en sus ojos le paró el corazón. A la vez le remordía la conciencia el día en que se acostó con Shaka, lo hizo en el cuarto de Shun, ellos pensaron que el joven saldría con Shiryu, así que Iki, quién ya estaba penetrando a Shaka por detrás se detuvo en seco cuando la puerta del cuarto se abrió viendo a su joven hermano parado en el marco, tapándose la boca con su mano. Shun dijo solamente, disculpen y salió corriendo del lugar, lo que Fénix no sabía es que ese día él venía del consultorio de la Fundación Galar dónde le habían anunciado su embarazo, ese mismo día el Fénix, partió rumbo a Grecia con Shaka sin ni siquiera despedirse, lo que no supo Shun, fue que Iki, se fue por la vergüenza, al igual que el caballero de Virgo.
Cuando regreso a la mansión supo de la partida, de Atenea, Fénix y Virgo al Santuario, Pegaso partió en busca de Seika y Shiryu con su maestro, tan fuerte fue la caída a la realidad, como el mensaje que le dejó Hyoga: “Vuelvo a Siberia a rehacer mi vida, allá me espera Fleur, díganle a Atenea que es posible que no vuelva”, este mensaje lo dejo un mensajero de Asgard. Hades, agradeció al mensajero y le dio la siguiente respuesta apenas vuelva Atenea, sabrá de tu destino caballero Hyoga, te tengas buena suerte y seas feliz. Atentamente el caballero de Andrómeda.
En esa casa solo quedaba Tasumi, con quién era mejor no hablar, así que el joven Hades permanecía en su cuarto la mayoría del tiempo, o salía sin dar un rumbo especifico, casi no habla con el personal. Todas las mañanas sentía nauseas y mareos pero se la agenciaba solo. Hasta que decidió entrar en contacto con un cosmos que lo añoraba constantemente, Pandora, lo llamaba, hasta que logró comunicarse con él.
Cuando perdió las esperanzas de volver a ver alguno de sus hermanos de batalla decidió que era momento de olvidarse de la tierra y los malos momentos que pasó en ella, así que llegó el momento de volver al Inframundo e impedir que se convirtiera un caos, allí estaba Pandora, y sus hijos, su niño necesitaba estabilidad y junto a su verdadera familia la encontraría.
Tasumi, preocupado por la ausencia de Andrómeda en el momento del desayuno subió a su habitación y comprobó que el joven no había dormido en la mansión, así que se apresuró a informar a su señora, por teléfono.
¡Buen día, Señorita Saori, lamento molestarla, soy Tasumi. ¡Buen día, Tasumi! ¿Qué se le ofrece? preguntó Saori. Lamento informarle que el joven Andrómeda salio ayer muy temprano en la mañana y no sabemos nada de él, ya hemos informado a la policía y demás autoridades, pero no saben nada de su paradero. No, esto no puede ser Tasumi, ¡Que descuidado eres! Sabes que no podías dejarlo solo ni un minuto, ¿ahora que haremos? De inmediato, vuelvo para allá.
Diosa Atenea, que sucede, preguntó Shaka que estaba a su lado. Shun desapareció desde ayer en la mañana debemos partir de inmediato, no se sabe que le pudo haber ocurrido, dijo la joven sollozando, responsabilizándose por lo que le pudo pasar a ese niño. Yo debí haberlo traído, es mi culpa Shaka. Pero usted sabe, que lo hizo por Iki, quién estaba muy avergonzado, por lo que pasó conmigo, yo también no tenía cara para enfrentarme a él, con mi comportamiento tan indigno, dijo bajando la cabeza, apenado.
Tienes la razón creí que era mejor darle su espacio, dijo angustiada la diosa mientras que con su cosmos llamó a Mu, quién se presentó de inmediato. Necesitamos ir de inmediato a Japón, Shun ha desaparecido desde ayer, informó Shaka angustiado. Partamos de inmediato tomando de la mano a Saori y Shaka, el lemuriano se teletransportó a la mansión de la diosa en Japón.
La limosina que transportaba a Shun era de vidrios polarizados, llamaba mucho la atención en la ciudad, y el caso fue el mismo en el aeropuerto, Hyoga, quién llegaba de Siberia, pudo observar, como los oficiales del aeropuerto, se disponían a ceder el paso para los hangares privados, allí serían atendidos, ni siquiera él que era de la poderosa familia Kido, recibía ese trato, el Cisne observó esa limosina algo de ella le llamaba demasiado la atención, le causaba nostalgia, cuando sintió los tres poderosos cosmos procedentes del Santuario acercase a Japón, en específico a la mansión, lo cual hizo que su corazón brincará en su pecho dolorosamente, Shun, fue su corazón, que es sabio quién le advirtió, que algo malo le había ocurrido, a lo cual salió a toda velocidad hacia allá.
Shun, quién sintió los movimientos de los cosmos inmediatamente se asomó por la ventanilla, Pandora quién estaba recostada en su regazo se levantó, para abrazarlo, acomodando su cabeza en el hombro de él, vaya hasta hoy se han dado cuenta de tu partida, Atenea, se ha movilizado hasta acá. Tranquila ya es demasiado tarde, he tomado una decisión de la cual no me echaré atrás, le dijo tomando su mano. Veo que el Cisne también esta aquí y ha partido a reunirse con Saori Kido, dijo cuando el vehículo entró en el hangar, allí le tomaron los datos, los pasaportes, verificaron las autoridades que todo estuviera en orden.
Señor, es extraño es la primera vez que vemos una pareja heterosexual en el que el esposo es quién tiene el bebé, le dijo curiosa y un poco ruborizada por su comentario. No se preocupe es normal su comentario, y nuestra situación es un poco complicada señorita, nosotros queríamos tener hijos y ésta es la única forma, porque yo la amó desde la eternidad, así es mi manera de demostrarlo, le dijo sonriendo.
Espero que tengan un buen viaje, señores, en verdad la felicito señora, espero que tengan un lindo bebé y volverlos a ver en Japón, les dijo. Es muy amable señorita, pero dudamos mucho que volvamos a Japón, ya que nos estableceremos en nuestro país, por siempre, fue lo que le dijo Perséfone a la encargada del aeropuerto, quién bajo del jet, cuando los de la torre, giraron el permiso, ellos salieron a la pista y el avión despegó sin rumbo conocido.
A esta alturas, la mansión se veía hecha un caos, Atenea y dos caballeros dorados había hecho su aparición, seguidos de Hyoga y Seiya quién ese día llegó con su hermana Seika, para presentársela, a su querido amigo Shun, quién también había estado preocupado por ella. Saori y los demás se dirigieron al cuarto del más joven de los caballeros, el cual se encontraba ordenado, todas las pertenencias en su lugar, la billetera, identificación, tarjetas, las llaves del automóvil, sus peluches, juguetes, libros, hasta la armadura de Andrómeda con su caja en el lugar determinado para ello.
Todo, esta en orden, proclamó Shaka, algo nervioso. ¿Que pudo haber pasado? dijo Saori con un peluche en forma de conejo en sus manos, Tasumi, ¿Qué fue lo que paso todos estos días, que no hemos estado?
El cisne, se acercó al escritorio, allí estaba el pendiente que él le había regalado cuando se hicieron novios, la cruz de su madre, acomodada a la par de un papel doblado que le llamó la atención. Al abrirlo notó que tenía fecha de hace como tres meses, tenía el sello de Asgard, lo leyó y era una carta dirigida a Atenea, en la cual se le expresaba que el Cisne no volvería porque había comenzado una nueva vida, firmada por él. ¿Cómo, que significa esto?, preguntó algo molesto lo que llamó la atención de los otros antes de que Tasumi, empezará hablar.
Tasumi, se apresuró a hablar, esto vino el día en que partieron de la mansión y el joven Andrómeda regresaba de su salida, un mensajero de la tierra escandinava, preguntó por Atenea, al ella no estar, el joven tomó el mensaje, y lo respondió diciendo: que le deseaba felicidad a Hyoga, y prosperidad, y que el mensaje lo recibiría la señorita apenas regresará. ¡Shun, esto es mentira! Yo no estaba en Asgard, dijo el Cisne con lágrimas en los ojos comprendiendo su error, de no haberse comunicado con él en tanto tiempo dio la cosas por sentado, su amor lo esperaría, que tonto. Hyoga, tranquilo lo abrazó Saori, por favor, continúa Tasumi.
Bueno, después de ese incidente, el joven Andrómeda, siempre se mantuvo callado, taciturno, en su cuarto, las pocas veces que salía no nos decía a dónde iba, su relación con el personal era escasa, la sonrisa con que saludaba a todos desapareció, las pocas veces que habló con nosotros fue para preguntar por su hermano, por Hyoga no lo hacía por las razones ya expuestas y los demás de vez en cuando. Y como ustedes no se comunicaron, pues, no le podíamos mentir. Eso fue en los primeros días, luego de un momento a otro en el último mes, sus salidas eran más frecuentes, y llegaba a altas horas de la noche, con rumbo a su cuarto dónde se encerraba, hasta la mañana siguiente que apenas se levantaba se iba.
Pero Tasumi, debiste informarme de su situación no mantenerme al margen, hasta este momento, le regañó Saori. Cuando el celular de Shun que estaba en la gaveta de la cómoda sonó. Hyoga, se apresuró a contestar ante la mirada de Mu, Shaka, Seiya y su hermana, quién lo abrazaba, Saori se apoyó en el hombro del rubio, para escuchar mejor, pero Hyoga lo puso en altavoz, para que todos escucharan.
Buen día, joven Shun, le hablamos del consultorio de la Fundación es para confirmar su cita de esta tarde. Mire señorita, le respondió Hyoga, él no se encuentra pero yo le daré el recado, dijo el cisne algo despectivo. Espere, se oyó la voz de la señorita Saori, mi nombre es Saori Kido, me podría pasar con él doctor que ve al joven Shun. Sí señorita de inmediato. La música de espera tenía loco a Hyoga que para este momento estaba desesperado quería iniciar la búsqueda de Shun, por toda la zona, si tuvo un accidente, o algo.
Buen día señorita Kido, soy el Doctor Matsumoto, en que puedo ayudarla, doctor debe saber que Shun Kido, ha desaparecido, desde ayer, necesitamos tener pistas de su paradero, veo que hoy tenía una cita con usted, ¿por que motivo?, es muy importante para nosotros. Entiendo su preocupación, pero el joven me ha prohibido dar a nadie la información de sus visitas, me resguarda el secreto profesional con mi paciente, más bien gracias por informarme de la situación, si me disculpa señorita, mañana tendrá mi carta de renuncia en su escritorio, pero tengo que cortar.
¡Ese doctor de pacotilla! Sabe algo, Saori, exclamó Hyoga molesto. ¡Calma Hyoga!, exclamó. Atenea es necesario avisarle a Iki, quién duerme el volcán desde hace tres meses, para que se presente aquí de inmediato, sino, no nos perdonará, dijo Mu. A la vez que se disponían a ir a la Fundación para conversar con él doctor de inmediato, encargaron de buscar a Iki, al pequeño lemuriano, aprendiz de Mu. Cuando ingresaron a la fundación el doctor ya no estaba había desaparecido de su consultorio como por arte de magia.
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| | | goddesniquel Moira Laquesis - Hiperion
Cantidad de envíos : 667 Edad : 49 Alas de Fuego : 310188 Fecha de inscripción : 04/06/2008
| Tema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) Sáb Jun 14, 2008 1:26 am | |
| Doctor Matsumoto, es un placer tenerlo con nosotros, apenas he hablado con Saori Kido, todos están muy preocupados por usted, joven Shun. Disculpe doctor, ya no me llame Shun, mi nombre es Hades, de ahora en adelante, vivirá con nosotros en Alemania, dónde trabajará para la Corporación Tenshi, le dijo sonriendo, el caballero de Andrómeda murió hace tres meses. Es hora de revisarlo, no tengo que decirle que debe estar bajo constate vigilancia su embarazo es de alto riesgo.
Pandora los guío, hasta el privado, dónde Hades se desnudó para que él doctor procediera hacerle el tacto rectal para ver el desarrollo del bebé, así como un monitoreo del corazón del mismo, con los aparatos que se equiparon para el avión.
Pandora se sentó a la par de él, acariciaba su frente y sostenía su mano, a la vez que el doctor ingresaba su dedo dentro de él, causándole molestias, él dejo caer sus ojos, hasta que el doctor terminó y le colocó el gel en su vientre para hacerle el ultrasonido.
A Kiki no le fue difícil encontrar a Fénix quién estaba despidiéndose de Esmeralda en su tumba, colocándole unas flores, ella había sido el reflejo de su hermano en su soledad, su sonrisa, curó sus heridas del alma, cuando la perdió, el mismo se convirtió en un ser extraño, entendió que causó dolor a su hermano con su actitud, pero sinceramente ama a su pequeño desde que lo tuvo en sus brazos, por alguna razón sus padres biológicos murieron, su hermana, el mismo no la recordaba Pandora, hasta que la vio de nuevo en el Inframundo, ella quería a Shun para sí, pero el también lo necesitaba, por eso, cuando ella sabía que era Perséfone, iba a llevar a su señor de nuevo a su Reino, pero Iki no lo permitió, ellos habían sido hermanos siempre desde los inicios de los tiempos, él siempre cuidaría de él no iba a permitir que se lo arrebatarán de nuevo fuera quién fuera, la Primavera, o el heredero de Ganimedes
Fénix, que bueno que te encuentro, dijo una voz chillona, que lo sacó de sus pensamientos, es urgente que me acompañes tu hermano ha desaparecido, Atenea te necesita. No seas tonto, mocoso, aunque no me necesitará, no podría mantenerme al margen y que esperas enano rojo, partamos de inmediato diciendo esto desapareció entre llamas doradas, tratando de localizar el cosmos de Andrómeda, pero este ya no brillaba, fue consumido al máximo.
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| | | goddesniquel Moira Laquesis - Hiperion
Cantidad de envíos : 667 Edad : 49 Alas de Fuego : 310188 Fecha de inscripción : 04/06/2008
| Tema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) Sáb Jun 14, 2008 1:28 am | |
| Capítulo 2: Hades y Hera los Gemelos del Destino La mañana en Alemania, estaba fría y había una neblina consistente, el grupo proveniente de Japón descendió del Jet privado. Shun se había vestido con un pantalón negro, una camisa de cuello negro, tenía una gabardina del mismo color; su cabello lo llevaba en una trenza que caía de en su hombro izquierdo, su apariencia era soberbia, sus ojos los cubría con unos lentes negros, Pandora, vestía con una enagua negra, una blusa de seda negra que ajustaba perfecta a su esbelta figura, su pelo recogido en una coleta, caminaba del brazo de su hermano menor, atrás venían Radamantis y el doctor Matsumoto, las personas de la Terminal los saludaron muy amablemente.
Buenos días señorita Tenshi, saludo el oficial. Buen día, oficial, aquí están nuestros papeles, les dijo cediéndole el pasaporte de ella, el cual lo revisó y lo devolvió sonriéndole. Seguido a esto le tocó el turno a Shun, quién saludo al oficial con un movimiento de su cabeza, el oficial no pudo evitar sonrojarse ante la belleza del joven frente a él, revisó la documentación y se la devolvió sonriéndole tímidamente, indicándole que podía pasar a dónde lo esperaba Pandora.
Gracias, le respondió Shun, quién se encaminó a dónde estaba ella, lo mismo pasó con sus acompañantes, cuando todos terminaron los trámites de migración, el oficial les indicó el lugar dónde los esperaba otra limosina, ellos lo siguieron, atravesaron el aeropuerto dónde se encontraban personas de distintas nacionalidades, esperando su turno para los vuelos, parejas despidiéndose, familiares esperando, todo tan normal pensó Hades, las personas habían olvidado a los dioses, tal vez era mejor así, seguirían tan tranquilos conociendo que él era el dios de la muerte, y a que su lado caminaba la reina del Inframundo, de seguro ni siquiera abordarían sus vuelos, sonrió al tener tal pensamiento.
Hermano, le llamó Pandora, es por aquí, al ver que se quedó rezagado, él apresuró el paso, para alcanzarlos.
Al llegar al parqueo del aeropuerto allí estaba Minos con la limosina, el les abría la puerta de la misma amablemente, en ella entraron todos, y se encaminaron hacia la mansión de su familia.
Pandora se sentó a su lado tomándolo de la mano, al frente iban los dos jueces y el Doctor Matsumoto. Minos, lo llamó Hades, serías tan amable de informarme como esta la situación en casa, le dijo sonriendo, al ver que su espectro se sentó algo nervioso, alzó la vista tímidamente a su amo, y le respondió: ¡Mi señor! sus hijos están ansiosos por volverlo a ver, le han comprado un pequeño presente de bienvenida, le dijo sonrojado, después de miles de años, lo podían ver a la cara, eso era un privilegio, ya sin la maldición de Zeus, que impedía que nadie viera a la cara al misterioso dios del mundo subterráneo, ese era prerrogativa exclusiva de su familia cercana, y Zeus. En verdad, le dijo todo ilusionado, Pandora apretó su mano y le dijo ellos te han extrañado.
Perdone, Hades usted ha tenido más hijos, le preguntó el Doctor Matsumoto, un poco extrañado por la edad de su paciente. Si, usted los conocerá muy pronto, pero por ahora será mejor que se establezca como lo habíamos previsto, en su apartamento en la ciudadela de los científicos, apenas lleguemos a mi hogar, dispondré de un momento preciso para presentárselos, ellos son dos muchachos maravillosos. El carro aparcó frente a un imponente complejo de edificios, ellos se disponían a bajar cuando una mujer de cabello corto de color almendra, ojos color miel se acercó a los recién llegados, el Doctor Matsumoto, corrió hacia ella para abrazarla y ella se lanzó a sus brazos, sonriendo y colocando su cabeza en el hombro del pelirrojo.
Aya, mi amor, te he extrañado tanto, le dijo abrazándola fuertemente, ella le besó todo su rostro con devoción dijo en susurro a su oído Touya, me alegra que al fin hayas podido llegar, te he esperado con ansias.
Hades y Perséfone miraban a la joven pareja tomados de la mano. Fue entonces que Touya recordó a su paciente, y nuevo amigo que se dirigió a ellos.
Hades, ella es mi adora esposa Aya, le dijo con una sonrisa en sus labios, la joven de cabellos color almendra hizo una reverencia hacia la otra pareja y después tendió la mano para saludarlos alegremente. Señorita Tenshi, a usted ya tenía el gusto de conocerla, Pandora le sonrió y le besó la mejilla, para luego abrazarla efusivamente, cuando deshicieron su abrazo Pandora, le cedió el campo a su hermano, el cual tomó la mano de la joven y la besó galante. Esto todo un placer señora Matsumoto, conocerla, Touya me ha hablado mucho de usted, en estos meses, el doctor se acercó a su esposa para abrazarla recostándola en su pecho.
Deben estar cansados, por favor si gusta acompañarnos, tengo un refrigerio que ofrecerles, espero que sea de su agrado, les dijo la joven mujer amablemente, y los señores Minos y Radamantis, sería un placer también contar con su presencia, al igual que el chofer, por favor, síganme. Ella los guió por la vereda entre los edificios, al complejo habitacional que su Corporación había formado, el vio el trabajo de su hermana por levantar el imperio de sus padres y la admiró, Pandora tenía veintitrés años, pero ella sola se la había agenciado, tenía un don para la administración único, a si mismo había gobernado el Inframundo todos estos años sin su ayuda, lo que le preocupa, porque ahora necesitaba de él, este pensamiento surgió en su mente, a la vez que caminaba al lado de ellos, él ya se encontraba en su interior divagando antiguos recuerdos, y con su eterna consejera.
En la isla de la Reina Muerta, se encontraba, su cuerpo protegido por la armadura divina, pero la protección dejaba al descubierto gran parte de su piel, que sufría por el intenso calor de la lava, era de éste lugar que emanaba el cosmos de su señora, el intenso olor nauseabundo del azufre le causaba arcadas, como podía haber personas que entrenaran en este lugar, camino por las ruinas del campamento, que pertenecía a los guerreros exiliados de Atenea, la Isla de la Reina Muerta, en definitivo, merecía ese nombre, pero ni ella misma entendía como su diosa fue a parar a ese horrible lugar, ahora que Hades iba ganando poder varios dioses habían reencarnado de nuevo, Poseidón, Atenea, Apolo, Artemisa, Ares y su súbdita Eris. Ya habían regresado todos ellos se volvieron en contra de Atenea quién fue según ellos la causante de su desaparición del curso de la historia relegándoles al olvido.
Es por aquí, se dijo, con un pañuelo, trato de tapar cuanto pudo ese espeluznante olor, siguió el poder que emanaba de una pequeña e improvisada tumba sobre ella se encontraba unas sencillas flores, Mi querida Esmeralda, decía en una humilde estaca de madera ya arruinada por el clima de la isla, que mostraba su inclemencia, empezó a llover, pero en lugar de refrescar lo que ocasiona era escozor en la piel se tapó como pudo con la capa de su armadura divina. Se agachó en ese lugar y empezó a escarbar con sus manos la tierra, y con la ayuda de sus dotes sobrenaturales, para salir de ese horrible lugar.
Ya casi terminó dijo ilusionada, a la vez que su mano trataba de despejar su frente de la cual caía esa lluvia acida que le quemaba el rostro y le impedía ver bien, fue cuando vio un bulto envuelto en telas manchadas de barro, apartó las piedras, flores secas, ramas que cubrían el cuerpo. Con sus manos maltrechas desgarró la tela podrida, allí se encontraba una joven de cabellos dorados, de rostro angelical con su pecho atravesado por una herida mortal, ella la jaló, tomándola en sus brazos con su capa la cubría de la lluvia, abrió su boca, y le depositó la ambrosía en ella, obligado a que la tragará vio como ante sus ojos el cuerpo de la niña entre sus brazos iba regenerándose, como su pecho se elevaba violentamente al verse invadido sus pulmones por el aire, y se estremecía al momento que iba tomando conciencia. Todo era oscuridad en su mente, empezó a sentir su paladar muy seco, con sabor a acre producido por la tierra y sangre, el dolor en su pecho, al recibir de nuevo el vital gas, ese olor nauseabundo, su cuerpo pesado, se esforzó por abrir sus ojos, por pronunciar palabras de auxilio, pero a pesar de que lograba mover sus labios y lengua no podía articular, como pudo logró abrir los ojos que poco a poco fueron enfocando a la persona que la sostenía, ella no la conocía, su rostro era borroso, frunció su ceño y entrecerró los párpados para lograr un mejor enfoque, logró retener a una mujer de cabellos negros y ojos plateados, quién portaba una armadura que no conocía, o sí todo era muy confuso, ella la incorporó y la otra se llevó las manos a las sienes sosteniéndolas firmemente, para calmar el dolor de su cerebro tratando de procesar toda la información de nuevo.
Iki, susurro levemente, el joven que conocí en esta isla, mi hermano, mi esposo, Zeus, dónde estoy. La guerrera le dio otro bocado del manjar de los dioses, ella lo tomó y sus fuerzas se recuperaron por completo. Tome mi reina, le dijo. Némesis, susurró la niña entre sus brazos.
Sí mi señora, me fue difícil encontrarla, su presencia todavía no había despertado, pero cada vez que Hades, fortalece su cosmos, más dioses olímpicos hacen su aparición. No entiendo, que fue lo que pasó. Se dijo extrañada un día estaba en el Olimpo, otro se encontraba vestida de harapos, con una horrible cicatriz en su pecho, la cual palpaba por el hueco en su vestimenta, y para males de peores en ese horrible lugar, y por cierto ¿Dónde estaba Zeus?
Se concentró tratando de localizarlo, pero nada no había ni el más mínimo indicio de su poder, pudo ubicar a Poseidón cerca de allí en su reino, a su hijo Ares, y a Hades y Perséfone, en lugar lejano y con un cosmos muy débil a Eris, la sirviente de su hijo mayor, la hija de su esposo Atenea, y en el Olimpo a Artemisa y Apolo los hijos de Leto, pero algo llamó mucho su atención y la hizo temblar, esa energía aunque muy débil, la estremeció y provenía del mundo subterráneo. ¡No puede ser, no de nuevo! Némesis, iremos de inmediato al Olimpo, después bajaré al mundo de los muertos con mi adorado hermano mayor, alzando su poder, se desvaneció en un halo luminoso.
Hades después de observar largo rato, el paisaje que llevaba a su palacio, en cual consistía de enormes campiñas llenas de pastores con sus ovejas, apastando, uno que otro abeto, como las imponentes cordilleras. Cuando se decidió a hablar, lo dijo viendo por la ventana, sosteniendo su barbilla con su mano. Quiero que me informen, que es ese extraño cosmos que emana de mis dominios, al terminar cambio su postura, viendo a sus lugartenientes fijamente, continuo con su semblante lleno de preocupación. He notado que no querían hablar enfrente de Matsumoto, y tampoco me informaron para no influenciar en mi decisión, pero es necesario que me cuenten, todo acerca de mi reino. Yo no soy como Saori, ni Julián, me sé defender, se pelear, el que no me guste lastimar no indica que no lo pueda hacer, terminó a la vez, que los veía para saber su reacción.
Señor, el sello del Tártaro, se está debilitando, esto debido a que usted no ha despertado completamente, a sus hijos, les ha costado mantenerlo durante los dos mil años que Atenea lo ha mantenido encerrado. Ellos durante la crisis con la diosa de la sabiduría, tuvieron que emplearse en combate y la ruptura creció usted sabe que sólo nosotros y su majestad podemos bajar al Tártaro dónde se encuentran los Titanes y su padre Cronos durmiendo.
Cronos y sus hermanos los Titanes, ¡Eso si seria terrible!, no podemos permitir que el sello se rompa, ¡Sería espantoso!, dijo todo alarmado. Recordó que la guerra contra sus tíos y padre, fue terrible allí tuvieron que participar todos los dioses encabezados por su hermano menor Zeus, después de rescatarlos del vientre de su padre. Con preocupación llevó su mano a su vientre, ¿Qué sería de su hijo si debía entrar en batalla, ahora sin Zeus? Poseidón no había despertado completamente y su reencarnación no había recibido entrenamiento, Atenea, tampoco, serían un estorbo, sus caballeros no eran los indicados para esa empresa y sus espectros aunque poderosos, no podrían contra los Titanes, ellos mismos en la época de su esplendor les costó derrotarlos, sus ojos buscaron a Perséfone, ella compartía ese temor, también, podrían mantener a salvo el planeta de la venganza de los primeros dioses, que reinaron sobre la misma.
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| | | goddesniquel Moira Laquesis - Hiperion
Cantidad de envíos : 667 Edad : 49 Alas de Fuego : 310188 Fecha de inscripción : 04/06/2008
| Tema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) Sáb Jun 14, 2008 1:31 am | |
| Ellos desolaban al primitivo ser humano, Prometeo, era el único Titán que amo a la raza humana y que exento de la cárcel del Tártaro, él dio el fuego a los terrestres y su hermano lo castigó atándolo aquella piedra a la vez que recibía la tortura de las águilas gigantes al servicio del rey de los dioses del Olimpo, quiénes le sacaba las entrañas comiéndoselas.
El carro inmediatamente desembocó en el camino privado del palacio de Hades, cuando de repente el chofer tuvo que frenar de improviso, provocando que sus pasajeros se dieran un fuerte latigazo contra sus asientos. Frente al mismo aparecieron tres personas envueltas en capas blancas, los dos espectros salieron del vehículo invocando sus armaduras sagradas, dispuestos a atacar, Pandora y Shun bajaron del automóvil detrás de ellos.
Una de las figuras la más pequeña al verlo, se quitó la capucha que le cubría su cabeza y corrió hacia él. Los espectros al ver a la joven se quedaron petrificados, ella pasó entre ellos. ¡Amado hermano Hades! gritó abrazándolo. Ella era su mismo reflejo como dos gotas de agua idénticas, la única diferencia era su cabello de color oro y sus ojos azules como zafiros, ella venía vestida con una túnica blanca y cinturón de oro, su cabeza venía ceñida con una corona dorada con rubíes en forma de plumas de pavo real, que era el animal que la representaba.
¡Hera, mi pequeña hermana! ¡Mi dulce niña! le dijo abrazándola tiernamente. Ella se alzó de puntillas para besarlo en la boca. Hades le acarició los cabellos y la separó un poco para observarla y pudo ver en su pecho una notoria cicatriz que lo hizo fruncir el ceño y dirigir su mano a ese lugar, ¿Quién se atrevió a tocarte? Ella le sonrió y negó con su cabeza cerrando sus ojos y volviéndolos abrir, no quiero arruinar el encuentro con el hermano que Cronos escondió durante tanto tiempo.
A pesar de su ropaje negro notó el abultado vientre en el momento de su efusivo abrazo, así que bajo su mano para descansarla allí en el cuerpo de su hermano gemelo. Pudo sentir el poder de su sobrino, latiendo dentro de él, de su hermano. Perséfone y los dos jueces ya se encontraban de rodillas, en actitud de respeto ante la reina de los dioses. ¿Cuántos meses tienes hermano?, preguntó interesada, veo que tus gustos por los humanos no han variado, eres igual a Zeus. Sabes no deberías contrariar a tu esposa, le dijo en son de broma, cerrando uno de sus ojos. Mira que ella no es como yo, Zeus ya conoce mi carácter, no perdono una infidelidad. Aunque nunca entendí cuando nacieron Tánatos e Hypnos porque Zeus te maldijo, pero eso ya no importa, pensó mientras acariciaba el nido del bebé de su hermano, con los ojos cerrados.
Los espectros al sentir la presencia de los tres extraños corrieron hasta rodearlos, con ellos los dos jóvenes dioses Tánatos e Hypnos, quiénes se abrieron paso brincando al frente de los extraños ocultos, en sus capas, al ver que los iban a atacar, según su percepción Némesis dejó su escondite de detrás de uno de los enormes abetos que se apostaban a la orilla del vía, colocándose en actitud de ataque frente a los dos dioses con su arco y flecha listos para atacarlos si daban un paso más.
Al ver a Némesis algo en el interior de Hades se reveló un poder empezó a emanar de su cuerpo, como un huracán que azotó a Némesis rodeándola, impidiéndole el movimiento totalmente. ¡Hermano!, gritó Hera observando aterrada la forma como el cuerpo de su hermano convulsionaba y ella lo abrazaba, la energía no permitía a Pandora acercarse y la lanzó hacia atrás impactando en el auto junto con Radamantis y Minos. Ares y Apolo se dispusieron a ayudarla, pero no lo pudieron realizar ya que esa energía les impedía avanzar.
Veo que te gusta atacar a traición Némesis, eso no es digno de una diosa como tú, le dijo una voz de mujer. De no ser así jamás hubieras podido enfrentarme aquel trágico día. ¡Andrómeda!_ gritaron a unísono los gemelos de Hades, Hera y Perséfone contemplaban con horror, como Hades, se venía al suelo de golpe, apenas Hera lo pudo sostener con gran dificultad con la ayuda de su sobrina que corrió a auxiliarla.
Ares, Apolo, Tánatos e Hypnos, que la pelea termine aquí, les ordenó. Andrómeda, guerrera divina, te lo ordeno ¡Explícate!- dispuso Hera, irguiéndose y alzando su poder para hacerse escuchar, el huracán tomó forma de mujer una joven idéntica a ella se hinco frente a la Reina de los dioses, tenía el pelo largo verde y ojos vacíos, en su pecho se veía la herida causante de su muerte. Yo he dedicado mi vida terrenal por juramento a proteger a Hades, dijo, tu sirvienta el día del ocaso de los dioses, disparó contra el señor Hades cuando estaba de espaldas, yo morí por evitar aquel desenlacé. Su amor ha evitado que acabe con Atenea y sus caballeros, pero Némesis, es la verdadera asesina, ella es la culpable, le dijo señalándola.
Esposa del hijo de Danae, de lo que acusas de Némesis, es grave, alguien más puede dar fe de lo que dices., sentenció Hera.
Yo, dijo débilmente Hades, quién estaba en brazos de Perséfone. Hera volvió su rostro hacia su hermano y luego a Némesis, todavía no entendía ¿Qué había pasado? ¿Por qué su sirvienta, había actuado así? Yo ya te he perdonado hermana, me imagine que Zeus se vengaría por que mis espectros atacaron a Atenea y sus huestes, tú le amas harías cualquier cosa por él, así como yo haría cualquier cosa por ti. Los zafiros se inundaron de lágrimas, yo jamás te haría daño, jamás a mi mayor protector, mi adorado hermano, y él solo saber que me creíste culpable me mortifica mucho, esto no lo ocasionamos nosotros, ni Zeus, ni yo, diciendo esto entre sollozos se lanzó a sus brazos.
Cuando una cantidad considerable de presencia se enfilaron al frente de los espectros, en total doce armaduras doradas, y cuatro caballeros divinos, y al enfrente de ellos Atenea, con su armadura sagrada. ¡Atenea! exclamó Andrómeda, quién al ver la armadura sagrada de Andrómeda frente a ella no pudo evitar más que gritar desesperada a ver las dos cadenas de su condena forjada por Hefestos, Hades se levantó caminando en torpe tambaleo, hacia ella cayendo de rodillas frente a ella la abrazó, Hera, observó con lágrimas en sus ojos.
¡Shun! aléjate de él, Hades, le gritó Fénix, a la vez que se abalanzaba sobre él, para apartarlo, pero se detuvo en seco al ver los ojos esmeraldas de Hades y al cuerpo que protegía era él de una mujer, quién le abraza ocultando su rostro en su cuello. Hades la hizo levantarse junto con él, todos los caballeros de Atenea y ella estaban confundidos sin saber que hacer, Hyoga, Seiya y Shiryu se acercaron a ellos al igual que el Fénix. El cosmos de Andrómeda manaba de la joven, en brazos del caballero de Andrómeda, pero el cosmos que emitía el joven hermano de Iki, era él de Hades. Seiya, quién era el más osado se acercó a él, Shun estamos muy preocupados por ti.
Shun, dijo Saori a la vez que se acercaba a él. Hades retrocedió un paso. La joven en sus brazos se deshizo del abrazo y los volvió a ver con sus ojos vacíos, ellos retrocedieron aterrados.
La persona que conocieron como Shun ya no existe. Ella es Andrómeda, hija de Cefeo y Casiopea, y él mi Hermano mayor, hijo de Rea y Cronos, rey del mundo subterráneo, dijo Hera abriéndose paso entre los caballeros dorados seguida de Perséfone. Colocándose al lado de Hades quién asintió sonriéndole. Pero fue Iki, quién se puso pálido, sus ojos pasaban de Hera a Hades, y viceversa. ¡Esmeralda!, ¿Eres tú dijo con lágrimas? adelantándose hacia ellos, para abrazarlos, pero Hera, hizo aparecer en su mano su cetro dorado evitando que él se acercara.
Atenea controla a tus caballeros, Hades alzó su energía acariciando el rostro de Andrómeda le sonrió expresando: Todavía nos es tiempo para que pueda liberarte perdóname, al terminar ella cierra sus ojos, y su cuerpo se desvaneció en energía que entró en el pecho de Hades, quien se desvaneció, fue el rápido movimiento del Cisne, lo que evitó un duro golpe, con Hades en sus brazos como cuando lo transportó en las doce casas. Shun ¿Qué ha pasado, contigo, amor?, dijo observando su rostro. Iki, solo perdía su mirada en Hera.
Rápido Cygnus, por aquí, le indicó Perséfone. Atenea pudo observar a los otros dioses uno era Ares, su antiguo caballero de Géminis Saga, y Apolo su hermano. Los hijos de Hades también estaban allí, prefirió averiguar, lo que pasaba allí, le indicó a sus caballeros que tuvieran cuidado con su proceder no fuera que iniciaran una nueva guerra santa en un lugar en que tenían desventaja.
Última edición por goddesniquel el Jue Abr 08, 2010 9:05 pm, editado 1 vez | |
| | | goddesniquel Moira Laquesis - Hiperion
Cantidad de envíos : 667 Edad : 49 Alas de Fuego : 310188 Fecha de inscripción : 04/06/2008
| Tema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) Sáb Jun 14, 2008 1:34 am | |
| Capítulo 3: El llamado del Muro de los Lamentos Hyoga se disponía a seguir a Pandora, pero Hera se le acercó tomando la cabeza de Shun entre sus manos, la acomodó en el hombro del caballero de Atenea, pero Ares la tocó en el hombro: -Madre, deja yo me encargó, ella se apartó y el imponente dios de la Guerra tomó de los brazos del Cisne a Hades y siguiendo a Persefóne se perdieron los tres en un gran resplandor de sus cosmos.
Fénix, aún observaba desconcertado hacia el camino, los espectros fueron abandonando el lugar desapareciendo como una brisa ligera, Esmeralda, ¿Qué es lo que pasa aquí?, pensaba. Aún en su mente todo estaba muy confuso, por el cosmos de Shun ¿Por qué estaba en dos lados?
Hera, por su parte aún intrigada por todo lo que había vivido, volvió su vista a su sirviente que estaba arrodillada, y rodeada por los tres jueces, los zafiros que tenía por ojos destellaban furia. ¿Bajo ordenes de quién, actuaste para levantar tus puños en contra de un dios? le gritó, señalándola con su cetro del cual destelló en dorado, luz que alcanzó a la guerrera quién se retorció en terrible agonía, gritando. Los tres jueces se apartaron para no ser impactados por la ira de la diosa, Atenea inquieta por la actitud de su madrastra y el sufrimiento de la joven, intentó detenerla pero el cosmos de Hera, la lanzó lejos, siendo sostenida por Shaka quién se lanzó a ayudarla. Aún Saori conmocionada por el golpe se abrazó a Virgo temblando en sus brazos, escondió el rostro en el tórax del caballero de la sexta casa, él la cubrió con sus brazos y elevó su cara para ver con espanto el trato, que le brindaba a una diosa, la Gran Hera, su rostro tan angelical como el Shun, tan iguales, descompuesto por la ira y el dolor, emociones tan humanas en una diosa era una ironía.
Aún sorprendidos los caballeros dorados y divinos de Atenea, la cubrieron dispuestos a sacrificar su vida, para proteger a su diosa de la furia de la reina de los dioses. ¡Mi señora! Le juró yo no ataque a Hades, aquí debe haber una equivocación, dijo con voz entrecortada por el dolor, la cara de la guerrera esta cubierta de sudor, ella con un gran esfuerzo continúo hablando y tendiendo la mano a su diosa. ¡Perdoneme! ¡Se lo suplico! Yo siempre le he sido fiel, ¡Mi señora! sollozó, pero la furia interior de Hera la consumía, el dolor de saber que su hermano creyó que ella lo había traicionado, aumentó la intensidad de su ataque, hasta que la guerrera perdió el conocimiento.
¿Tú en realidad eres mi Esmeralda? Ella sería incapaz de tratar con tal crueldad a nadie, gritó Fénix, el dolor que sentía en su corazón le hacía temblar, entre lágrimas, su mente todavía procesando todo, su hermano, el día que lo encuentra con Shaka, la separación, luego su desaparición, ahora que lo encuentra, él retrocedía a su contacto, lo veía con odio y Esmeralda, la dulce muchacha que había sido su ancla, su primer amor, la que murió por salvarlo, ahora lo veía como un insecto, tratado como un extraño, si era una pesadilla deseaba despertar.
Atenea, será mejor que controles a tus caballeros, si no quieres, terminar como Némesis, recuerda aunque sean dioses son inferiores, a Zeus, Poseidón, Hades o a mí, no importa que seas la hija de Zeus, pues yo soy la hija de Rea y Cronos, esposa legítima de Zeus, tú Reina. Iki al oírla bajo la mirada, Atenea ordenó a sus caballeros hacerse a un lado, ella camino quitándose el casco de su armadura hacia Hera, y se hinco junto a Apolo, tomando el cetro que ella le tendía lo besó en actitud de sumisión. Todos sus caballeros la imitaron arrodillándose. ¡Jueces del Inframundo! Al servicio de Hades, por favor, ¿Tendrá dentro del Palacio algún lugar dónde ponerla bajo vigilancia? Hasta que las cosas se aclaren, inquirió la diosa.
Radamantis se adelantó hasta ella haciendo una reverencia: ¡Señora! En los subterráneos de la mansión, Minos, Eacos, encárguense, ordenó el primer Juez de Hades, ambos jueces obedecieron de inmediato tomando el cuerpo exánime de la diosa de la venganza, cada uno asiendo un brazo, desaparecieron en un instante. La Señora Pandora, los espera adentro, le dijo a Hera, ella se dispuso a seguirlo acompañada de Apolo, Atenea, iba a hablar, para solicitar audiencia con Hades y Perséfone, cuando fue interrumpida por el juez. Atenea, será mejor que nos acompañe también, lo que la señora quiere decir, le interesa, y a todos los dioses, ella asintió. Lune, se encargará en Palacio de acomodar a sus huestes, en el lugar designado para los guerreros, así que por favor sígame.
Hera tomó del brazo a Apolo, se encaminaron juntos, tras Radamantis. Iki suspiró siguiéndolos con la mirada, Hyoga lo miraba de reojo, y una corriente fría chocó contra su cuerpo a la vez que él la repelió. Seiya y Shiryu que estaban a su lado cada uno los regañó por lo bajo, por medio de un codazo, Iki, nuestra situación es precaria dijo el Dragón, compórtate, si es que quieres estar cerca de tu hermano y terminando de decir esto se puso en pie. Dirigiéndose a su instructor, le dijo: Maestro, ¿Qué sucede aquí? Nosotros no habíamos acabado con Apolo y Ares, como es que el hermano de Kanon, ha vuelto a la vida siendo de nuevo el dios de la guerra. Peor aún es la situación de Shun, ¿Quién es la joven que emana el cosmos del caballero de Andrómeda?
Todos rodearon al mítico caballero de Libra, incluso Atenea, quien al no haber despertado completamente su poder aún no recordaba muchas cosas. ¡Por favor Libra! Para mí también es muy importante conocer lo que esta sucediendo, he visto a esa joven aterrarse frente a la armadura del santo de Andrómeda y peor aún la armadura ni siquiera reconoció o reaccionó con Shun, su cosmos se dirigía a ella en específico expresó su preocupación la diosa.
Libra, se quitó su casco, bajo su mirada al suelo, a la vez que todos lo miraban atentos. ¡Por favor, Maestro de Libra! En este momento hay muchas cosas que no entendemos, rogó Hyoga. Iki, los miraba con su característica actitud. Dohko de Libra ¿Si hay algo que debamos saber sobre la joven y el hermano de Iki? es mejor que lo conozcamos, aseguró Shaka.
Esto sucedió en la época de oro de los dioses, empezó levantando su rostro al cielo, la joven en brazos de Hades, es una guerrera divina del Santuario del mar al servicio de Anfitrite, esposa de Poseidón, ella fue castigada por los dioses debido a un comentario de su madre. Bueno eso ya todos lo sabemos, las cadenas que porta la armadura sagrada de Andrómeda se suponen que son para la defensa y ataque, dijo a la vez que se agachaba y las tocaba. Pero en verdad, son su castigo, el cosmos de Andrómeda, es el de una guerrera divina, ella por su pueblo acepto ver sus poderes disminuidos y su cosmos gobernado por esas dos cadenas elaboradas por Hefestos y forjadas por Shion, actual Patriarca, a esta armadura, así que vistiéndola con una armadura al servicio de una diosa extranjera, como lo dijo ella, Perseo la trajo al Santuario consigo, ya que Zeus, le ordenó casarse con él, al llegar al Santuario no fue bien recibida Atenea, le colocó la máscara, siendo la primera mujer en el Recinto después de nuestra diosa.
Saori, Atenea, ella en cierta forma, o mejor dicho en todo el sentido de la palabra guarda rencor por esa armadura, se dice que su armadura divina fue oculta. La Princesa Andrómeda, era una guerrera de las más poderosa de su época, su humillación constó en verse investida con la armadura de bronce, pero ella se hizo lugar entre los poderosos caballeros dorados, cuando la guerra contra Hades se dio todos los caballeros dorados y divinos cayeron en combate inclusive su esposo. Siendo Shion y yo los más jóvenes la hija de Cefeo, nos tomó y escondió en el subterráneo de Sagitario, y salió a enfrentarse a los tres jueces, pero nosotros no hicimos caso. ¡Éramos Caballeros Dorados! Nuestro orgullo, no lo permitía, dijo a la vez que sus lágrimas resbalaban de sus ojos, al recordar como sus ojos vieron el sufrimiento de los suburbios de Atenea.
Andrómeda gritó a los Tres Jueces, ¡Soy el último caballero ateniense con vida! ¡Haced conmigo lo que quieran! Pero al pueblo perdónenlo. Libra cayó de rodillas rememorando aquel vergonzoso día. Todos los caballeros dorados y el pueblo, la despreció, por ser una guerrera extranjera. Una ráfaga de pensamiento al escuchar estas palabras hizo que Atenea recordará. Ella estaba inconciente en el suelo del templo de Escorpión, cercano suyo estaba su medio hermano Perseo, vio a la joven guerrera rendirse a favor del pueblo. Trató de moverse, pero no pudo, observó como los tres jueces la rodearon, cuando lo vio. Si era Hades, su tío, el que nadie podía ver a la cara, pero Andrómeda lo hacía. El Rey del Inframundo le dirigió la palabra. Pero ella no podía escuchar nada del lugar en que estaba, juró vengar a esa joven tan valiente, Atenea misma la rescataría.
Atenea asió su báculo fuertemente, Niké en sus manos reaccionó. Yo fui la causante, dijo a sus caballeros. Que los dioses ahora duerman, encerré a Hades con ese sello, y jamás pude encontrar a mi cuñada Andrómeda, todo paso tan rápido, ese día. Lo último que recuerdo fue la profecía de las Parcas. ¡Gracias Libra! Ahora debemos ir con Hades, él sabrá más de lo que pasó ese día. Y veo que Némesis también esta involucrada. Caballeros, si he de recibir un castigo parecido me lo merezco no vayan a intervenir, les ordenó.
Sin mediar ninguna palabra más avanzó en medio de ellos, caminando en silencio, al igual que su comitiva. Los cuatro caballeros divinos caminaban cada uno absorto en sus pensamientos, fue Hyoga quién rompió el silencio, sus ojos admiraban la campiña alrededor del Palacio, el pasto verde, bien cuidado, que parecía una perfecta alfombra natural, la sombra exquisita brindada por los grandes abetos, el trinar de las aves, las luces que traspasaban juguetonas entre los ramajes, este lugar es hermoso, como fue que nos pareció lúgubre, en aquella ocasión, dijo en voz alta. Tienes razón, Hyoga, secundó Seiya, el aroma del lugar es refrescante, y emana tanta paz, pero si esto es hermoso, ¡Miren ese Palacio! Es una estructura medieval de piedras bellamente diseñada, ¡Es como de cuento de hadas! Continúo eufórico el Pegaso, que va hacer tu mansión a la par de ésta, dijo dirigiéndose a su diosa, ella asintió. En verdad nunca nos fijamos en la belleza de éste lugar. Tal vez por que solo teníamos en mente, salvar a Atenea, le contestó el Dragón.
Si mientras mi hermano sufría por vernos atacar sus huestes, mencionó el Fénix cabizbajo, él siempre peleó a favor de Atenea, nunca se quejó de la armadura. Yo no sabía hasta punto esa armadura era una obligación, a la vez que apretaba su puño hasta hacerlo sangrar. Hyoga lo veía de manera despectiva, en definitiva ya no aguantaba ver al Fénix, pasó a su lado empujándolo, hasta llegar al lado de su maestro Camus, quien caminaba a la par del Escorpión, ambos hombres lo observaron porque sentían la perturbación en su cosmos. Acuario le tomó de la barbilla, levantándole el rostro, ¡Tranquilo! le dijo, Shun va a estar bien, ahora lo que tenemos que averiguar es ¿Por qué, decidió volver a hacer Hades? La palabras fueron dichas con calma, Milo le acarició el cabello al Cisne, vas a ver muchacho, podrás explicarte con él, y lo vas a llevar a esa hermosa casa que compraste en Liberia., ¡Ese maldito de Fénix! Ya no lo tendrá en sus garras, el escorpión miró de reojo Iki con odio, al igual que Camus.
Hera que se adentró en la mansión de su hermano, guiada por Radamantis, sonrió a Apolo apretando suavemente su brazo, el joven se inclino hasta su altura, ella le susurro algo al oído, y soltándolo, caminó hasta el primer juez. Radamantis ¿Es tu nombre, verdad? Quiero que me lleves hasta dónde se encuentra mi hermano, por favor, el espectro se inclino y con su mano le señaló que continuará por el enorme salón, Ella le siguió.
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| | | goddesniquel Moira Laquesis - Hiperion
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| Tema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) Sáb Jun 14, 2008 1:37 am | |
| Apolo la veía desaparecer entre las columnas de aquel lujoso salón lleno vitrales, el amante de las bellas artes, observó con detenimiento aquel lugar cada vitral traía partes de las glorias de Hades en la Mitología, en el techo había un fresco que representaba el rapto de Perséfone. El dios sol, sonrió recordando el escándalo que armó su tía Demeter. Aun se encontraba pensando en ese día cuando llegaron Atenea y sus caballeros, él se volvió hacia ellos, observando el grupo sonrió. ¡Atenea! La saludó besando su mano, la joven diosa se sonrojo, aún con su mano tomando la de la diosa, Hera me ha sugerido que te acompañe hasta que ella regrese con Perséfone, hay cosas muy importantes de que hablar que sólo concierne a los dioses.
Entiendo, alzando un poco su poder dejó que su armadura sagrada volviera hasta su estado original, teniéndola en la mano paso la pequeña estatua dorada a Dohko y su báculo en manos de Shaka.
Pandora corrió las sábanas de seda, Ares observaba el rostro pálido de Hades, pero hermoso como ninguno otro, suavemente lo apretó más contra sí, sentándose con él en la cama. Pandora, le quitó los zapatos, y él apoyándolo en su pecho, le quitó la gabardina, acarició su rostro, descansando su mano en las mejillas comprobó que estaban heladas. ¡Está congelado! aseveró. Pandora que estaba buscando en el armario algo de ropa limpia, para Shun, se volvió al escuchar el comentario, se arrodilló al lado del dios de la guerra, que la miró preocupado, ella puso su mano en la frente, y asintió. ¡Bríndale algo de calor! Cúbrelo con las cobijas. Ares se ubicó en la cama junto con Hades, recostándolo en su pecho, a la vez que Pandora lo cubría con la gruesa tela. Acariciando el cabello de Hades, le sonrió al peliazul dios.
Gracias, le dijo. Para mí es un placer prima, es todo un honor tener en los brazos tan preciada carga, dijo besando la frente del niño en sus brazos, alzó su energía para brindarle calor, a la vez que acariciaba su espalda en un dulce masaje. Voy ha llamar al médico a cargo de él, cuídalo, amado Ares. Como te dije, hermosa Primavera, es todo un placer, le dijo con voz seductora, ese dios de la guerra era todo un conquistador, bien decían que en la guerra y el amor todo se vale. Ella iba a abrir la puerta cuando alguien tocó, la misma Pandora la abrió inmediatamente encontrándose con Radamantis, detrás de él estaba Hera. Tomando de la mano al juez, lo apartó. ¡Tía, por favor pasa! Radamantis, acompáñame. Necesito que localicemos a Matsumoto y a su esposa, ambos salieron del cuarto hechos un torbellino, Hera, les miró irse, para luego ir dónde se encontraba Ares.
¿Como se encuentra? Le preguntó preocupada. El dios de la Guerra, le tendió la mano a su madre y ella se acomodó al lado de él, apoyando su cabeza en la espalda de Shun, escuchando su calmada respiración. Te he extrañado tanto hermano, tu calor, me espanta el frío que emana de tu cuerpo, ¿Qué has tenido que soportar? Qué a pesar de tener esos ojos tan hermosos, se comparan con los vacíos de Andrómeda, ¿Qué extraño conjuro o promesa los mantienen unidos?
¡Ares, amado mío! Quiero que vayas al Olimpo, trae mi armadura sagrada, y también la de Apolo y la tuya, dile a Artemisa que se prepare para una cruenta batalla, diciendo esto tomó a Hades, recostándolo en su pecho. Ares se levantó con cuidado besando los labios del dios y la frente de la diosa, desapareció del cuarto, sin discusiones. Hera se abrazó a su gemelo con fuerza, como temiendo a que desapareciera de sus brazos.
¡Ya, sssh, tranquila! Yo te protegeré como un día tú lo hiciste, le dijo mientras acariciaba el cabello de la joven abrazada a su pecho, recuerda: Tú eres yo y yo soy tú, así el destino lo ha querido, hasta que pueda liberarte de tu prisión de oscuridad. ¡Hades!, se oyó un lamento, ¡Hades!, otro lamento de diferente voz, ¡Hades!, por tercera vez, el lamento, ¡HADES!, ahora era un grito a unísono de tres mujeres, él soltó a Andrómeda, ella misma se colocó en posición de defensa. ¿Quién me llama?, preguntó a la oscuridad de su mente. ¿Quiénes son?, les ordeno ¡Muéstrense! ¡Hades, señor del mundo subterráneo! Quién controla el mundo de los muertos. Hades…, Hades…, Hades… Repetían incansables. Como queriendo despertarlo, su cuerpo empezó a reaccionar a ese llamado insistente.
Hera al sentir el movimiento de su hermano entre sus brazos, le soltó, Hades se incorporó y la miró sin reconocerla, ella le tomó el rostro con sus manos. ¿Tú me llamabas? ¿Eras tú? Le preguntó inquieto a la vez que la tomaba de las muñecas, ella negó con su cabeza. Hades…, Hades…, Hades… Otra vez, ¡Esas tres voces! Él volvió su cabeza como buscando algo en la habitación, se levantó rápido de la cama, ¡Hades!, le llamó su hermana. ¿Quiénes son?, les ordenó ¡Muéstrense! les dijo con voz firme, que mandaba a ser obedecía, Hera lo miraba desde la orilla de la cama intrigada, El dios de los muertos giró su cabeza tratando de enfocar el lugar de dónde provenía la presencia, cuando en una esquina del cuarto una niña como de diez años, apareció.
¡Hades, señor del mundo subterráneo! ¡Ven! le dijo a la vez que levitaba hasta estar frente a él. Ella le sonrió, Hades de reojo veía a su hermana, pero la joven diosa lo miraba extrañada, al ver como su hermano no perdía de vista un punto fijo dónde se suponía no había nada. Hades, hermano, ¿Qué te pasa?, le pregunto angustiada, el volvió a ver y luego al lugar dónde se encontraba la niña. La pequeña levito hasta la puerta desapareciendo por medio de ella. Él la siguió con sus ojos, luego miró a su hermana iba a decir algo pero se arrepintió Así corrió tras la niña, dejando a su hermana anonada, a la vez que se levantaba para correr tras él.
¡Espera! No corras, no en tu estado, hermano, ¡Detente!, le grito asustada por la actitud del peliverde. El dios de los muertos no le hizo caso su vista estaba centrada en la niña que lo llamaba, ¡Hades! Pronto los dos desembocaron al salón de la mansión donde se encontraban Atenea, Apolo, y los guerreros atenienses, la niña se detuvo, en medio de éste, elevándose hasta casi la cúpula del lugar. Él se detuvo debajo de ella pero con la mirada fija en ella, tanto que no se dio cuenta de la presencia de los otros en la habitación. ¿Qué quieres de mí?, le preguntó en voz alta. Ella lo miró a los ojos, con sus ojos dorados. Hera, se le acercó abrazándolo por la espalda, junto sus manos en su pecho, las cuales él retiro suavemente adelantándose unos pasos. Te he preguntado algo, pequeña, responde, ¡Te lo ordeno!
Shun, allí no hay nada hermano, le dijo el fénix que se había acercado a él, tocándole la mejilla con su mano, para luego abrazarlo amorosamente. Al sentir aquel contacto, Hades se revolcó en sus brazos soltándose de ellos, alzó su energía la cual golpeó al Fénix, lanzándolo contra uno de los pilares del Salón. ¡Iki! gritaron los caballeros y Atenea. ¡Nunca oses volver ha ponerme un dedo encima! Caballero de Atenea, le gritó histérico, en el momento que alzaba su poder haciendo que todo el lugar temblará.
Shun, le llamó una voz masculina conocida. ¡Doctor Matsumoto! se sorprendió Atenea. ¡Señorita Kido! ¡Touya! le respondió el dios de los muertos. Sabes que mi nombre es Hades, les volvió a ver a todos. Sin mediar más palabras, levito hasta la pequeña, que lo esperaba y se detuvo hasta estar al frente de ella. La misteriosa niña, al tenerlo enfrente entonces descendió hacia la entrada al mundo subterráneo, instándolo a continuar. Él de inmediato la siguió pero esta vez ambos a la velocidad de la luz, atravesaron las escaleras que llevaban a la puerta de los muertos, que se abrió a su amo. Hera, le siguió sin demora, seguida de Apolo, Atenea y Perséfone.
Los cuatro caballeros divinos corrieron tras su diosa Atenea, los espectros impidieron que los dorados continuaran su paso, y los tres jueces se encaminaron al Inframundo tras su dios. La espectral niña se detuvo justo en el Muro de los Lamentos, lo tocó con su mano. De la estructura de piedra, salían las voces. Hades, Hades, Hades, se lamentaron de nuevo, él posó su delicada mano acariciando la fría piedra. Alzando su energía hizo un bloqueo para que nadie lo siguiera, del salón del trono de Giudecca, nadie podía traspasar la cortina que lo cubría, esto no pasaba desde la era mitológica, cuando todos tenían prohibido acercarse a él.
¿Quiénes son?, preguntó de nuevo y fue cuando una anciana salió del Muro, junto a una joven de más o menos su edad, que se unieron a la niña. ¡Somos el presente, pasado y futuro! Las sirvientes que tu padre Cronos puso a tu servicio, quienes cuidamos de los hilos del destino, de los dioses y los humanos, le contestó la anciana. ¿Las Parcas? susurro. Si mi señor, yo soy el pasado. Ella, dijo señalando a la joven. Es el presente y ella es el futuro indicando a la niña.
“Su padre, derrotó al Caos, generando el universo que hoy todos conocemos. Pero Caos, quiere de nuevo su trono, él lo quiere hacer suyo, él lo hizo suyo a la fuerza sentenció el pasado, él hizo suyo a voluntad dictaminó el presente, y ¡Él lo hará suyo para siempre!” proclamó el futuro. No lo entiendo, susurro angustiado. “La oscuridad anda tras él elegido de Cronos. La oscuridad ya ha plantado su semilla. La anciana se acerca a Hades.
Hera, quién había llegado al lugar, a toda prisa tratando de seguir la velocidad de su hermano, observó impotente a la mujer acercase a él, golpeando la cortina elaborada por el poder de su hermano, ya ni su báculo podía contra ella, en eso llega Apolo, y la retira siendo los cuatro caballeros que hacen el intento de derribar el muro, pero no pueden. Cuando de pronto este se desaparece, en el suelo se encontraba una joven de largos cabellos verdes esparcidos en el suelo del lugar, desnuda en posición fetal, en su espalda se veía una gran mancha negra. ¡Andrómeda! exclamó Seiya.
Hera se acerca a ella tocando su cuello comprueba, que tiene pulso, y ve como su cuerpo se mueve por la respiración, observa bien el lugar pero no encuentra a Hades. Shun había desaparecido, los caballeros recorren el salón del Muro de los Lamentos y nada y ni un rastro de su poder. ¡HADES!, gritó desesperada, y fue cuando reaccionó la joven a su lado, ella se incorporó torpemente, y temblaba asustada. ¡Mi señor Hades! Lo buscó con la mirada, pero al verse rodeada por los caballeros divinos y los dioses presentes, corrió a arrinconarse apoyada en el Muro de los Lamentos, todos la observaron, su cara era igual que la Shun, su cabello, el color de la piel, su estatura, la diferencia era su sexo, el de una legítima mujer, en su pecho en el lugar del corazón la misma mancha negra y al fijar su mirada en ellos vieron sus ojos sin vida, sin retinas solo orbes blancas. ¿Por qué?, ¿Dónde está mi señor?, les preguntó en posición de defensa, ¿Dónde están esas tres mujeres? ¿Que nos hicieron?
¿Te refieres a las Parcas? Le preguntó Hera que se acercó a ella pues había tomado la capa de Apolo y con ella la cubrió. No había terminado de hacer eso cuando un crujido hizo retumbar el Muro, pedazos de él empezaron a caer, el rápido movimiento de Shiryu e Iki, evitó que quedaran sepultadas. Shiryu con la joven princesa fenicia en sus brazos e Iki con Hera en los suyos. Se volvieron y vieron lo inexplicable el Muro de los Lamentos había desaparecido.
Lo último que recuerdo se dijo Andrómeda para sí, es que ellas dijeron: “Es hora de que despierte totalmente su poder, solo Hades debe conocer la verdad, para que la semilla que se plantó sea de luz y no de oscuridad, separaremos los destinos que fueron unidos por el sello de sangre de sacrificio, busca a Casandra, el oráculo de Apolo en la isla de Delfos” “Hades, yo te protegeré, ese es mi destino, mi juramento a cambio del pueblo de Grecia”. En el laberinto de dimensiones atrás del Muro de los Lamentos, caminaba Hades y las Tres Parcas, irían al Tártaro, si era necesario para conocer el Pasado que Zeus le había ocultado.
Un hombre ocultó entre las sombras, observaba atento todos los movimientos. ¡Vaya! ¿Así que has ido al Tártaro preciosura? Sabes siempre has sido solo mío. ¡Shun! ¡Hades! O ¿Cómo quieras llamarte? y para ti seré Fénix, ¿Si quieres? o seré Cisne. Pero tu cuerpo me perteneció, me pertenece y pertenecerá por siempre, y ésta vez Zeus ni Cronos podrán impedirlo, dijo a la vez que pasaba su lengua por sus labios, ahora que conozco tu esencia jamás podrás escapar de mí. Mira Perseo, allí está tu princesa, estaba escondida dentro de mi Rey. En el momento que reía de ver el sufrimiento de Perseo en la oscuridad absoluta, pronto devoraré a Andrómeda, y será el principio del fin de la era de Cronos y sus hijos. ¡Anda amor mío! Visita a tu padre.
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| | | goddesniquel Moira Laquesis - Hiperion
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| Tema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) Sáb Jun 14, 2008 1:39 am | |
| Capítulo 4: Vestigios de una era antigua Cronos, mi Padre Shiryu aún con la joven en su brazos, al igual que Iki, al lado de ellos estaba Pandora, todos observaban horrorizados la desaparición del Muro, que se creía inquebrantable, del otro lado se apreciaba perfectamente los Campos Elíseos, de dónde dos jóvenes vestidos con togas blancas corrieron hasta el límite con Giudecca. Los hijos de Hades brincaron los escombros hasta el lugar en que se encontraban los demás, ambos muy agitados y jadeando: ¿Qué ha pasado, aquí?, preguntó Hypnos con su voz entrecortada. Hemos seguido la espada y la armadura de nuestro padre. Cuando vio a Andrómeda en brazos de Shiryu, el joven dios del Sueño Eterno, se dirigió a ellos.
Instructora, le dijo tomando sus manos. Ella le reconoció lanzando sus brazos a su cuello. ¡Mi niño hermoso! Cabellos de plata, sollozó; el joven dios la tomó en brazos. Te he extrañado tanto. Tánatos, menos efusivo que su hermano se acercó ellos, pero apoyo su cabeza en el hombro de la princesa, y los abrazó a ambos. Mi padre se ha enrumbado al Tártaro, comentó el más callado de los hermanos. ¿Qué dices niño?, le preguntó Hera angustiada, a la vez que Iki, la colocaba en el piso.
Yo, en este momento soy el que mantengo el sello con mi poder, le respondió Tánatos. Pero he sentido la apertura de la entrada, por ella ha pasado la armadura y el poder de mi padre, acompañado de las presencias de las Parcas, que nos protegían. Hyoga, quien hasta el momento se había mantenido tranquilo, siempre obedeciendo las instrucciones de Camus, no aguanta más la angustia de ver como su amado cada vez se distancia más. Sin poderse controlar se abalanza sobre el dios de la Muerte, tomándolo de los hombros lo zarandea. ¿Cómo es que lo dices tan tranquilo?, sé que el Tártaro, es el lugar de castigo, para los dioses antiguos, sus poderes le son suprimidos. ¡Allí se encuentra Cronos y los Titanes!, gritó desesperado a la vez que elevaba su cosmos empezando a congelar todo a su alrededor.
Tánatos por su lado tomó con sus manos los antebrazos de Hyoga, y los bajos de sus hombros, mirándolo a los ojos con sus zafiros tan parecidos a los de su padre, le dijo, calmadamente. Sé que es desesperante, pero ya hemos intentado traspasar la puerta, pero mi padre al ser amo de éste lugar, puede impedir el paso, incluso a nosotros, sus hijos. Hera al sentir su cosmos lo reconoció. ¿Tú eres Hyoga, verdad? El cisne no se dio cuenta cuando Hera, se le acercó, ella le tomó el rostro con sus manos, por primera vez le determina bien. ¿Cómo era posible? Que éste ser que exterminó Zeus, ahora estuviera frente a sus ojos. Éstos primero reflejaron asombro, luego alegría, para después pasar a un terror total. El frío que emanaba el cuerpo de su hermano, era igual al cosmos que emitía él, como no lo percibió antes, el hombre a que ahora sostenía emitía en su interior, el cosmos de Hades.
Hades, susurro, él te ha amado con locura desde la eternidad. Y ahora te ha atraído a la vida de nuevo, Hyoga. Al fin a cumplido su destino, declaró la diosa, a la vez que le besa en la mejilla y pasaba su mano por los cabellos dorados del cisne, él la miró asombrado, su rostro era igual al de su amado, sus cosmos emitían una frecuencia parecida, su aroma. No entiendo, ¿Cómo es que me conoces? Su majestad, preguntó temeroso. La Reina de los dioses, le sonrió de la misma manera que Shun lo hacía y él se sonrojo. En ese instante la diosa le respondió: Ves, siempre causo ese mismo efecto en ti, querido Hyoga. Pero si es la primera vez, que nos vemos, le respondió confundido, tú al que conoces es a Fénix, no a mí. Ella le sonrió de nuevo, recordando aquella vez. El monte Olimpo, el hogar de los dioses dentro de éste hay un hermoso templo de mármol, rodeado de hermosos pavos reales, en él se observaba una joven recostada a la par de un estanque lleno de flores blancas, ella jugaba con su mano haciendo ondas en él, disfrutaba el cantar de las aves, la rubia se encontraba bocabajo con su cabeza recostada en su antebrazo y sus pies jugaban balanceándose, rítmicamente. Mis hermanos, aún no han llegado, pensó: Zeus, como siempre ocupado con el gobierno del recién formado Olimpo, Deméter, su hermana estaba en la tierra, Hestia de su templo no salía, Poseidón construyendo su templo en el océano y él, ¡Hades! Había tomado uno de esos caballos alados de su hermano y fue a visitar la Tierra, llevaba varios días sin aparecer. Un mes pensó. Todo era tan aburrido sin él, se quejó.
¡Hera querida! Ella perezosamente se volvió hacia dónde provenía la fuerte voz. Zeus, le respondió. El se acercó a su hermana mayor sentándose a su lado, le acarició el largo cabello dorado jugando con él en sus dedos, para luego olerlo y besarlo. ¿Aún no ha regresado? Preguntó. La diosa negó con su cabeza y suspiró tristemente: ¡Le extraño! Pues yo también, le extraño mucho, dijo viendo hacia el firmamento.
Cambiando de posición rápidamente se sentó y abrazando a Zeus y besándole la mejilla, le expresó alegremente: Déjame irlo a buscar, lo traeré de inmediato. ¡Por favor! Nuestro templo sin su presencia es vacío y lúgubre. Él le tomó la cara con sus manos. No puedo dejarte ir, sin los dos me moriría de tristeza ¡Mi adorada niña! Hera hizo un mohín apartando el rostro. Pues claro, para ti soy solo su reflejo. Hades siempre ha sido tu favorito, le dijo en son de broma. El otro se ruborizó, ¿Ves Hermano?, Sé que te conozco bien, no me ocultas nada, vienes a mí, porque soy su imagen.
¡Oh, Hera! Deja de decir tonterías, le regaño. Ella se encogió de hombros y se acomodó dejando que sus pies entrarán en la pileta, y acomodándose el pelo, le guiñó sonriéndole. Vamos, que sé que digo la verdad, tu amor por Hades, siempre ha sido distinto al de los demás. Zeus, le besó la frente, acariciando su mejilla, se levantó sin mediar más palabra y se fue. Ella suspiró y se dijo: “Siempre ha sido así, Zeus”, Tú le amas. Ella miraba el cielo teñirse de anaranjado y violeta, y el sol ocultarse, cuando una figura en el cielo se divisó avanzando en dirección a su templo. Hera se hizo sombra con la palma de su mano, agudizando su vista, lo distinguió. En el pegaso negro descendió frente al estanque, ella se lanzó corriendo en medio del agua. ¡Hades!, gritó emocionada lanzándose a sus brazos y fue cuando lo notó a él. Su hermano no venía solo, lo acompañaba un joven de cabellos color dorado y ojos como hielos. ¡Hera, te he extrañado tanto! Hermana, le dijo besando su boca. Ella sin soltar su abrazo, le guiñó un ojo, de manera despreocupada le preguntó: ¿Quién es tu apuesto acompañante?
Perdona mi torpeza, le dijo sonriendo dulcemente. Deshaciendo el abrazo, la tomó de la mano, y señalando con su mano extendida, le dijo: “El es el hijo mayor de Odín, Señor de Asgard y de la valquiria Freya, su nombre es Baldur Hyoga, y es la persona que me ha robado el corazón”. Hyoga saludó a Hera con una reverencia a la vez que tomó la mano que le tendía Hades: “Ella, es mí adorada hermana Hera” Ella se acercó a Baldur, le besó la mejilla, el joven dios guerrero, se ruborizó y sonrió torpemente. Hera los tomó a los dos de la mano y los llevó adentro del templo en que habitaban.
Más tarde, los dos jóvenes estaban sentados en el jardín cercano al estanque observando el firmamento nocturno, Hyoga abrazó a Hades iba acariciando sus cabellos, jugaba con ellos, tan negros y brillantes, levantó con su mano la barbilla del joven entre sus brazos y para verlo a los ojos que como zafiros brillaban hipnotizándolo, poco a poco fue acercando su rostro hasta sellar sus labios en un apasionado beso, a la vez que le susurraba: ¡Te amo! Hades sonreía emocionado. Ambos jóvenes no notaron la presencia de otro en la oscuridad, que luego se fue acercando a ellos.
¡Ejem!, llamó la atención de ambos. Hades reconoció la voz de su hermano Zeus, y dirigió su mirada a una de las columnas de mármol dónde estaba apoyado, deshaciéndose suavemente del abrazo de Hyoga, se levantó corriendo hacia su hermano que lo recibió con los brazos abiertos, primero abrazándolo fuertemente contra su pecho, para luego alzarlo sobre sí dándole vueltas. ¡Bienvenido a casa, mi niño hermoso!, le dijo alegremente, descendiéndolo un poco hasta besarlo en la boca dulcemente. Hades sonreía divertido por la efusividad de su hermano, después de esto lo deposito en el suelo cuidadosamente. ¡Te he extrañado mucho Zeus! Pero deja que te presente, él es mi invitado, su nombre es Baldur Hyoga, es hijo de Odín y Freya de Valhalla. Por cierto Odín, te manda sus respetos. Hyoga, hincándose en señal del respeto hacia el rey de los dioses del Olimpo, le saludo sonriendo. Zeus, asiente con su cabeza, ¿A qué debemos tu visita joven Hyoga? Hera, quién había notado la llegada de Zeus, salió al pórtico del templo.
Hermano, hemos venido para pedir tu permiso y bendición, es que quiero unir mi vida a la de Hyoga, así uniremos la casa de Odín con la de Cronos. El rostro de Zeus al escuchar esto se puso serio, giró su mirada al joven rubio y luego a su hermano. Mañana hablaremos, le dijo a Hades, y sin mediar más palabras abandonó el lugar, pero en el firmamento un potente rayo iluminó la noche y ensordeció a los habitantes del Olimpo, Hera se estremeció tapando sus oídos con su manos, Hyoga, abrazó a Hades.
Tánatos, Hypnos, vuelvan al Eliseo, llévense a este caballero con ustedes y por nada de este mundo salgan del templo de Hades, no lo pierdan de vista a quién ose acércasele, usen las artes que Andrómeda les enseñó y las que heredaron de su padre. ¡Pero!, ¿Cómo? ¿Por qué?, reclamó el Cisne, a la vez que Hypnos depositaba a Andrómeda en el piso, a la par de Hyoga, quién la miró sintiendo un escalofrío ante la actitud helada de la princesa, Tánatos lo tomó de un brazo e Hypnos del otro. Sí tía, se hará como dices, respondieron los dos.
En cuánto a ti, Andrómeda, mira lo que hago, levantando su cetro hacia la armadura de bronce, le dispara energía con todo su poder la armadura se rompió convirtiéndose en brillante polvo estelar.
¡Vaya! ¿Desde hace cuanto no veo a mi hermana en acción? ¡Mi adorada y revoltosa Hera! Era Poseidón quien llegaba al lado de Ares, ambos dioses, ya se investían con sus armaduras, a la vez que Ares traía en sus espaldas la caja de la armadura de su madre. ¡Poseidón!, susurró la diosa, el corrió hacia ella abrazándola y Hera sollozó en su hombro, Hades bajo al Tártaro sin nosotros, no entiendo nada de lo que pasó aquí, alguien aquel terrible día, engaño a Nemesis y ella lo atacó, provocando nuestro ocaso. ¡Tranquila! He venido para atraerlo de las orejas si es necesario, le dijo, por hacerte llorar.
¡Hermano mío! Quiero que liberes del Sustento Principal la armadura de la princesa de Fenicia, Andrómeda, es un favor que te pido, y se la devuelvas a su legítima dueña, le dijo señalando a la joven tras de él. El la miró, no podía creer lo que veía sus ojos, ella estaba allí, aún recuerda aquel día en que los caballeros de Atenea atacaron su santuario, el joven Andrómeda que después se develaría como Hades, le miró de frente y le dijo: “Yo también estoy aquí, Poseidón”, colocándose frente a los otros tres quiénes estaban moribundos por el ataque del dios marino, pero algo le distrajo en ese momento, no era el cosmos de su hermano, ya que él no se atrevió a dañarlo, pero si era su cosmos, era ella indudablemente.
Ella le sostuvo la mirada. Y fue entonces el momento en que Hypnos los interrumpió: Tía Hera, no es necesario, que Tío Poseidón conserve su Sustento Principal. Andrómeda, nosotros que sabíamos de tu regreso, preparamos regalos para nuestro padre y para ti, este es el destinado para nuestra instructora, elevando su poder, el hijo mayor de Hades, llamó a una armadura de color plateado con adornos dorados, ¡Guardiana de los Elíseos! Como te nombró mi padre, de ahora en adelante te llamarás Andrómeda de Lete, guardiana del Elíseo. Ella bajo su rostro y las lágrimas descendieron, por su faz de porcelana, se acercó a la armadura, tocando la fría y lisa superficie, detallando con sus dedos la estructura. ¡El Caballero del Olvido!, pensó, es un nombre apropiado para ella, quién, deseaba olvidar más que nadie, la armadura inmediatamente reaccionó con ella, dejando su forma original, una energía la levantó del suelo delicadamente a la vez que las piezas de la armadura se fundían con su piel.
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| | | goddesniquel Moira Laquesis - Hiperion
Cantidad de envíos : 667 Edad : 49 Alas de Fuego : 310188 Fecha de inscripción : 04/06/2008
| Tema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) Sáb Jun 14, 2008 1:40 am | |
| Andrómeda se que está por demás, te encargo el cuidado de mis sobrinos, como una vez lo hizo mi hermano, ella asintió. Atenea, Ares, Apolo, ¡Manteneos en alerta! Lo que sea que ande detrás de Hades, ya casi ocasionó nuestro exterminio, y parece que la respuesta está en el Tártaro. Lo que debemos llamar la verdadera reencarnación del mal. En lo que corresponde a los tres jueces, sé que ustedes al igual que mi hermano tienen acceso ilimitado al Tártaro, Poseidón y yo iremos tras él. ¡Así que es hora de partir! Ella cerró sus ojos extendiendo su mano hacia la caja de la armadura que Ares depositó a sus pies, la misma se activo, cubriendo su cuerpo, dicha armadura era idéntica a la Hades, ambas forjadas de una misma pieza, pero si la Hades era negra, la de Hera blanca, justo como dos polos opuestos.
Señora, como lo explicó el príncipe Tánatos, si él ha sellado la entrada será difícil para nosotros seguirlo. Lo hemos intentado, pero no nos es posible pasar a esa dimensión. Ella le sonrió, al primer juez. Pues claro, que lo entendí perfectamente Radamantis, pero yo soy su hermana gemela, no sabes el lazo de sangre que nos une, y con la ayuda de Poseidón abriremos el portal, por ningún motivo esta vez le dejaré solo. En ese caso seguidme, les indicó Radamantis, los cinco brincaron los escombros perdiéndose de vista por el Eliseo.
Andrómeda suspiró, ella deseaba seguirlos, pero su tarea siempre había sido cuidar de ellos, así que se volvió a los dos jóvenes dioses que tenían al Cisne, quién trataba de soltarse de ellos, revolcándose. Iki, iba a seguir a la comitiva que se encaminaba al Tártaro tras su hermano querido, pero Atenea lo detuvo del brazo, negando con su cabeza.
Andrómeda ya conocedora de los movimientos del Inframundo, convocó con su cosmos a los espectros, quienes se presentaron de inmediato seguidos de los caballeros dorados.
¿Quién anda ahí?, inquirió Briareo, sintiendo las presencias a su alrededor, pero sus ojos por más que buscaba solo veía las ásperas piedras, las negras arenas del Tártaro. Nadie puede pasar por esta prisión sin permiso de Zeus, usaré mi poder y los exterminaré, amenazó el Hecantoquiro Briareo. Shun, quién por sugerencia de la Moira Cloto, se colocó el casco de su armadura, el cual tenía la facultad de hacerlo invisible a los ojos de los mortales e inmortales, caminaba a la par de las tres hermanas, a pesar de ser el amo y guardián de ese lugar le causaba escalofríos aquel lugar y al ver a uno de sus tíos, era prácticamente un dios monstruoso, medía unos quince metros de altura, con su mano podía coger fácilmente un automóvil, cada paso que daba hacia temblar el piso, ellos lo rodearon tratando de no ser aplastados por sus enormes pies, pero el Hecantoquiro se giraba rápidamente siguiendo el rastro de sus presencias, hasta que Hades cansado de esconderse, se quitó el casco.
¡Permíteme el paso! le ordenó sacando su espada, por si era necesario defenderse, Briareo al verlo, de inmediato se hincó provocando que todo el lugar temblará horriblemente, en el mismo instante que Hades perdía el equilibrio y cayera sentado en aquel lugar, el polvo que levantó le hizo crisparse horriblemente, pues entró en sus pulmones provocándole fuertes espasmos de tos, Láquesis y Atropo se hincaron a su lado, la primera le golpeaba la espalda para ayudarlo a respirar y la pequeña sostenía el casco que él soltó, a la vez que Cloto se puso enfrente de Briareo.
¡Mi señor Hades!, la profunda voz, retumbó en el lugar, a la vez que provocaba que aire se convirtiera en unas ráfagas huracanadas que hicieron que la Parca más anciana fuera azotada por el mismo, levantado nuevamente el molesto polvo, en ese momento se arrepintió de quitarse el casco. Por algo aquellas tres manejaban el destino, pensó molesto La próxima vez haría caso, la incesante tos, le hizo doler el vientre y preocupado, se llevó la mano al mismo, como pudo se puso de pie, ahora tapó su nariz con su capa, del polvo generado. Poco a poco fue reconociendo aquel gigante que su hermano le había dicho que cuidaría de la entrada del Tártaro, los otros dos Hecantoquiros debían estar en las otras puertas todavía.
Briareo, aunque Zeus te dejará cuidando de la entrada de este lugar, yo soy el amo y señor del mismo, y puedo pasar cuando desee. Por otro lado, ¿Cómo es posible, que no reconocieras mi presencia? Se sorprendió Hades, en el momento, que se sacudía un poco la arena de la armadura y el rostro. ¡Lo lamento tanto! Pero es que, hace milenios que no contábamos con su presencia, le dijo con gran pesar. Que el corazón de Hades se contrajo, camino hacia él. ¡Mi señor!, exclamaron las Parcas a unísono preocupadas, pero él camino hacia aquel gigante de cabellos de plata, y ojos brillantes, levitando se acercó a su rostro y con su delicada mano acarició su frente, a la vez que con dificultad apartó los mechones que lo cubrían los cuales parecían grandes cortinas, el Hecantonquiro sonrió al tacto, ¡Mi niño Hades! ¡Como lo hemos extrañado! Sus ojos se llenaron de lágrimas que cayeron sonoramente entre las rocas, mientras que Hades se veía reflejado en esos ojos de plata, le sonrió besando su frente.
Las Moiras que era el otro nombre que ostentaban las tres hermanas, se miraron entre ellas, Cloto también llamada la hilandera, le recordó: “Señor, debemos ir de inmediato dónde su padre Cronos, no podemos perder tiempo” Él la volvió a ver, suspirando, le dijo: Pues en marcha, se ha dicho. Cuando se disponía a bajar con ellas Briareo, lo tomó con delicadeza con su mano, diciéndole: Yo los llevaré. Sin más se levantó, pegando un grito que hizo retumbar el lugar, llamó a su hermano: ¡Coto, ven pronto! Otro parecido a él, salió de detrás de unas montañas de piedras calizas hizo su aparición algo soñoliento, se estiró bostezando sonoramente, la escasa vegetación del lugar casi fue arrancada de tajo por este simple hecho.
Cuida de la entrada, que llevaré a nuestro rey, a dónde se encuentran los Titanes, nuestros hermanos. El otro gruñó, para luego gritar: ¡Hades, esta aquí!, Briareo asintió con una gran sonrisa. Coto corrió haciendo que las Parcas tuvieran que levitar para evitar ser aplastadas por el efusivo Hecantoquiro que no paró, hasta detenerse frente a su hermano que en la palma tenía esa preciada carga. Estudió con su gigantesca mirada a Shun que vestía su armadura sagrada de color ébano brillante, con varias alas, su cintura ceñida por su espada, de su hombro derecho pendía la capa que le envolvía parte de su cuerpo pasando por debajo de su brazo izquierdo para terminar anudada en el mismo hombro derecho pasando por su pecho, su cabello ahora de color verde esmeralda, recogido en una trenza. Era una completa belleza, su piel blanca contrastaba con el ébano de su armadura, en sus manos el casco que le dieron los cíclopes, Coto abría y cerraba sus ojos admirando la perfección del joven dios frente de él. Y le sonrió alegremente, Hades caminando sobre la palma de la mano de Briareo se acercó al rostro de Coto y le besó en la frente, el mayor lloró a ese simple contacto.
Briareo sin perder más tiempo, se encaminó por aquel lugar haciendo temblar todo a su paso, Shun se sentó en su mano, al frente de él iban las tres Parcas, sin pronunciar palabras, con su mano en su vientre acariciaba el frío metal de la armadura, observando el lugar, lo empezó a reconocer de nuevo, poco a poco sus memorias volvían completas: El cielo que en la dimensión de Cibeles, ¡Mi madre! Era celeste y puro como los ojos de Hyoga, pensó. En ese momento, sin saber porque su humor se tornaba melancólico y frías lágrimas se deslizaban por su rostro, el Tártaro tenía el firmamento rojo como la sangre misma, a todas horas, la vegetación era escasa y según recordaba los frutos de las plantas eran amargos y de muy mal olor, la fauna era inexistente. En ese lugar, el aire era pesado, el clima no era ni cálido ni excesivamente frío, no sabía como describirlo, se abrazó a si mismo y la brisa jugaba con su cabellos, a los lejos en las áridas planicies se deslumbraba el antiguo templo de Cronos, vigilado por los Titanes.
¡Padre! Pensó. ¿Tratarás de matarme nuevamente? ¿Por qué su padre los odiaba tanto? Cronos los devoró, no bien acababan de nacer, Zeus, su hermano, su…, sollozó al recordar. ¿Qué habrá sido de Zeus? Ahora Hera había vuelto a su lado. Con su mano limpió las lágrimas que rodaban por su faz, no era momento para mostrarse débil, debía ser fuerte, no se permitiría que la historia volviera a repetirse, luego pensó en su hermano en esta época, Iki. ¿Por qué? Pensó, tal vez Andrómeda tenía razón por ese carácter dulce que se tenía, era que le pasaban las cosas. ¡Cómo la extrañaba! Ella su conciencia ahora ya podía tener forma corpórea. En esta misión no los involucraría, el llamado de su padre fue claro, sólo el debía saber la razón de todo este mal.
¡Hiperión! Gritó el Hecantoquiro, ¡Sal ya! En el instante que se hincaba y colocaba su mano en la arena negra, para que sus pasajeros bajaran, y así lo hicieron Hades miró hacia atrás de Briareo y la distancia era enorme, por sus medios habrían llegado cuando su hijo tuviera un mes de edad, pensó muy seriamente.
¿Qué quieres, Briareo? Para venir a molestar a estas horas, le contestó un hombre de más o menos del tamaño de su hermano Iki, su cabello era de color rojo fuego, su piel blanca, y por ojos dos rubíes, su pecho estaba desnudo en sus muñecas dos muñequeras de oro macizo, su cabello era lacio hasta la mitad de la espalda, en su cintura le ceñía un cinturón de cuero negro bastante grueso y la falda de una túnica griega negra que le cubría hasta la mitad del muslo. Hades, lo observó tratando de recordar ¿Quién era él? Fue cuando el Titán reconoció a las Parcas y a Hades.
¡Hades! Hasta que te has dignado aparecerte, le regaño molesto. Shun no le contestó solo se limitó a verlo con detenimiento, ¿Quién era, le parecía conocido? El no ha despertado completamente, le explicó Atropo, necesitamos que nos lleves a dónde nuestro amo Cronos reposa, le indicó Cloto. Hiperión, con su mano elegantemente, acomodó su cabellera rojiza, y acercándose con pasos felinos a Hades lo examinó detalladamente girando a su alrededor, para luego suspirar fastidiado. Llevando su mano a la frente río sonoramente: ¡Esto, si le va a gustar a mi hermano Cronos! Pobre del que te haya embarazado sobrino, le dijo se las tendrá que ver con tu padre, y un ejército de Titanes.
Shun le miró a los ojos sin comprender: “No era que los Titanes los odiaban, eso no era lo que enseñaban en las escuelas cuando contaban la época del mito” Ahora era él que se quedó con la boca abierta, haciendo un mohín muy gracioso. Hiperión se acercó a él y con delicadeza, le cerró la boca empujando suavemente su barbilla. Descansó su mano allí, acariciándolo suavemente y mirándolo a los ojos firmemente, haciendo que Shun se sonrojara levemente, el titán le sonrió, acercándose al joven que le miraba embelesado unió sus labios, degustándolos le besó. Le separó un poco juntando su frente con la del más joven dijo susurrando sobre su boca: ¡Bienvenido a casa! ¡Mi amado príncipe heredero Hades, elegido de Cronos! Señor del Tiempo, le dijo a la vez que Shun le miraba avergonzado, por tenerlo tan cerca de su rostro. Sin más le tomó de la mano y lo encaminó dentro del templo de Cronos.
Todo era antiguo, el lugar estaba oscuro, las columnas con adornos de oro, las lozas negras de mármol reflejaban su rostro como si de un espejo se tratase, por el camino fue guiado por el apuesto Titán, en el centro del templo se encontraba el cuerpo de su padre, él cual dormía en una cama de mármol negro, su cuerpo era atlético, le cubría un toga de color dorado muy parecida a la de Hiperión. Hades le observó detenidamente con lágrimas en sus ojos, lo tocó suavemente en su pecho sintiendo los firmes músculos, el latir calmado de su corazón, la acompasada respiración de una persona dormida, subió su mano palpando su cuello, hasta llegar al hermoso rostro, delineo su barbilla con los dedos, acarició sus labios. ¿Cuántas veces deseo oír su voz? Decirle te amo, las lágrimas cálidas mojaron su pecho, sus dedos acariciaron los párpados cerrados. Hiperión y las Parcas observaban a distancia, en señal de respeto. Su cabello tan negro y brillante, el había sacado el color de su cabello, ahora en esta reencarnación, había cambiado de color a un esmeralda. Sin poder contenerse más, se abrazó a su pecho sollozando desconsolado. ¡Te amo, papá!, ¡Me duele verte en este estado! ¡Papá! Su cuerpo temblaba a la vez que sus lágrimas bañaban el firme torso de su padre.
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| | | goddesniquel Moira Laquesis - Hiperion
Cantidad de envíos : 667 Edad : 49 Alas de Fuego : 310188 Fecha de inscripción : 04/06/2008
| Tema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) Sáb Jun 14, 2008 1:43 am | |
| Lentamente, como despertando de un largo y reparador sueño, sus músculos sentía el hormigueo de la sangre correr nuevamente por sus miembros lentamente se movió por sus dedos. Sintió el peso en su torso. Su mano libre la movilizó hasta el bulto sobre sí. Shun alzó su cabeza al sentir la mano posarse en ella, moviéndola lentamente hasta girar su rostro, chocando sus ojos ahora de color esmeralda con los azul zafiro de su progenitor, el mayor se movió rápidamente, incorporándose. Le abrazó fuertemente, Hades gimoteo al contacto desesperado abrazándose a su cuello, ocultando su rostro en el hombro tan ansiado. ¡Mi amado hijo! ¡Mi niño! ¡Mi bebé! Apretando su abrazo. Las Parcas lo observaban con lágrimas en sus ojos, los restantes titanes al sentir el despertar de su señor, llegaron hasta la cámara. Hasta que Shun se calmó. Cronos lo separó un poco, levantando con su mano el rostro, le dijo: Te pareces a tu madre, mi precioso. Acariciando su rostro limpió los rastros de lágrimas de él. El se perdió en la mirada esmeralda, atravesando su iris penetró en su cerebro, determinando los últimos momentos de la vida de sus hijos en sus cuerpos inmortales, y lo fijó a él.
¡Era él su enemigo de siempre! Tomando fuertemente sus hombros, elevó su poder milenario haciendo que la armadura de Hades se separará de su piel, levantándose sentó a Hades en el altar de mármol, le despojó de la protección de su torso, deshaciéndose de ella, le preguntó seriamente: Necesito que me seas sincero hijo mío. A la vez que le apartaba la trenza y la colocaba en uno de sus hombros. ¿Alguna vez has sentido que no puedes mover tu cuerpo?, ¿Que tus poderes no te responden o que te quedas indefenso? Shun trató de recordar, su padre esperaba la respuesta con sus manos colocadas en sus hombros. Él asintió, sin pronunciar palabra. ¡Ya veo! continúo Cronos.
Con preocupación vio a los ojos a su hijo e indagó un poco más en sus recuerdos mas recientes. Lo que vio lo hizo enfurecerse, tanto que todo el templo tembló ante su furia, los titanes presentes retrocedieron lo más que pudieron y las Moiras se mantenían firmes en su lugar. Hades, tembló al recordar tan terribles momentos y nuevas lágrimas acompañaron a las anteriores. Cronos soltó el enlace mental para abrazarlo acunándolo en su pecho, le acariciaba dulcemente sin parar. “Señor, no podemos perder tiempo, la oscuridad gana terreno, el estado de Andrómeda es preocupante, ella recibió el veneno destinado para Hades”, sentenció Cloto la hilandera. El antiguo rey de los dioses asintió. ¡Oh Zeus!, en tu ambición has puesto en peligro a tu hermano, declaró Cronos, Pero esta vez no impedirás que lo proteja, aprovecharé que no has despertado.
Cloto ve por nuestros invitados, le ordenó Cronos., Llegó la hora que se cumpla la profecía, es el momento propicio de ceder mi poder a uno de mis hijos, diciendo esto separó un poco a Hades, para besarlo en la frente. Padre, le dijo entre sollozos. Atropo, la inflexible, ven acércate, muéstrame la daga del destino, Laquesis, la que hilvana el destino, ponte lista, ordenó.
Hijo mío, colocando su mano en su vientre, le dijo: “Concentra toda tu fuerza aquí, quiero que hagas una barrera, dentro de tu cuerpo está la punta de la flecha de Caos, la sangre de la que estaba impregnada es de mi enemigo, mi sangre jamás te dañaría corre por tus venas, el asintió, si te escondí dentro de mí, era para protegerte, entiendes mi querido niño, al igual que a tus hermanos.” Escúchame con atención, le dijo yo te guiare, por más fuerte que sea tu dolor, no liberes la energía de aquí, debes proteger a tu hijo. Hades, asintió. ¡Ceo y Hiperión!, les llamó, los dos titanes se acercaron a ellos, Cronos acomodó a Shun bocabajo en el frío altar, revisó su espalda detenidamente, hasta que vio un lunar, era el lugar dónde la flecha había impactado, levemente se sentía la energía del vacío y que no le permitía despertar totalmente.
Perdóname, esto será doloroso, le dijo a la vez que Hiperión y Ceo le sostenía los brazos, él asintió, Cronos tomó la daga que le alcanzaba Atropo, y de inmediato cortó dónde se encontraba la mancha, la punta de la daga penetró la delicada piel, Shun ahogó un gemido, y los titanes lo sostuvieron con fuerza. ¡No te muevas! le ordenó su padre, quién abría la piel y la carne tratando de localizar, el pedazo de hierro. El dolor que sentía hizo que las lágrimas brotaran sin control impidiéndole una visión clara. No liberes tu energía, mantenla dónde te dije, sé fuerte, le alentaba. Lo tengo, tomando con sus dedos la punta de la flecha y la deshizo con su energía, soltarlo, ordenó.
Ayudado por Hiperión lo acunó en sus brazos, haciendo señal con la cabeza, Atropo se acercó a ellos Cronos tomó las muñecas de Hades, y se las ofreció a la niña frente a él, ella las cortó, Láquesis tomó una vasija la colocó de manera que la sangre de Hades no se perdiera, su cuerpo se iba tornando frío, sus ojos perdían fuerza, los párpados se le cerraban solos, su cuerpo sufría espasmos por la pérdida del vital líquido, lo último que vio fue el rostro de preocupación de su padre, y cuando le decía besando suavemente su cabeza, ¡Te amo, mi niño! ¡Recuérdalo siempre! Le escucha lejano, como cayendo un letargo no deseado, antes de perder la conciencia. Anhelaba seguir contemplando a su padre.
Última edición por goddesniquel el Jue Abr 08, 2010 9:23 pm, editado 1 vez | |
| | | goddesniquel Moira Laquesis - Hiperion
Cantidad de envíos : 667 Edad : 49 Alas de Fuego : 310188 Fecha de inscripción : 04/06/2008
| Tema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) Sáb Jun 14, 2008 1:47 am | |
| Capitulo 5: Las verdades sobre el Pasado, el orgullo de Zeus Iki observaba apoyado en uno de los árboles, a esa joven que habitaba dentro de su hermano, entrenar con Tánatos e Hypnos. Su cosmos era el que emitía su hermano, el que él siempre sintió, Andrómeda era terriblemente hábil, podía revolcar a los dos jóvenes sin dificultad. En ese momento la atacaba Hypnos, y ella le lanzaba una patada que lo impacto en el rostro. El dios del Sueño Eterno, ahora que lo determinaba su rostro se parecía al de Shun, su cabello plateado, era extraño debió ser de su madre, eso pensó. En cierta forma él era su sobrino, en carácter ahora que había convivido con ellos, algunos días descubrió que era igual de dulce que su hermano heredó su sonrisa y elegancia.
Pero peleando eran bastantes rudos, Andrómeda, acababa de tomar del brazo a Tánatos y lo ha elevado por encima de ella y a la vez que aterrizaba acostado en la hierba, su hermano mayor ríe sonoramente señalándolo. Ella lo regaña por su descuido; en carácter podría decir que se parece a la amazona Sheena. ¡Vamos Tánatos! ¿No has entrenado como se debe? Es por eso que los caballeros de Atenea se infiltraron en el Eliseo, dijo ella a la vez que se acomodaba su cabello desordenado y con una toalla se secaba el sudor de su frente, cara y cuello.
Hypnos le ofreció en un vaso agua, el cual bebió totalmente, luego el joven dios le tendió la mano a su gemelo el cual se levantó sacudiéndose la hierba de su cuerpo, Andrómeda se tiró en el pasto observando el cielo de esa dimensión, su respiración era agitada por el ejercicio, así que cerró sus ojos esperando que su corazón se acompasará a un ritmo normal, recordó sus entrenamientos con las nereidas, ellas fieras guerreras no tenía piedad de nadie, así la entrenaron. ¡Fenicia! pronunció en voz alta.
Instructora ¿Está pensando en su hogar? le preguntó Tánatos que se acomodó a su lado, ella asintió con sus ojos cerrados, sentado desde una roca Hypnos les prestaba atención, al igual que sus ojos veían a los caballeros atenienses, algunos disfrutando de la paz momentánea, cerca de allí se encontraba Hyoga con Camus y Milo tomando algunos alimentos. Por otro lado estaban Atenea, Apolo y Ares conversando, siempre en grupos, pensó. Solo el fénix que ahora lo observaba se mantenía siempre solo, era él hermano de sangre de su padre, ellos habían peleado en lados opuestos, él caballero de Atenea naturalmente enemigos según decían, pero se le veía tan preocupado, triste y solitario.
Repente un horrible dolor en su espalda la hizo levantarse abruptamente y gemir, jadeando, el dolor le llegaba al pecho, los dos jóvenes se le acercaron preocupados, pero Andrómeda los calmó: ¡No es nada! Debe ser, que hice un mal movimiento, se excusó. Tomando la toalla que estaba a su lado, será mejor que me vaya a duchar, ya es tarde y ustedes tienen deberes que cumplir, les dijo a la vez que llevaba su mano al pecho, al lugar dónde la mancha negra estaba, al retirarla, pudo observar estaba manchada de sangre ¿Qué era esto? Pensó, pero para no preocupar a los demás, decidió que era mejor retirarse lo antes posible. Caminó tratando de soportar esa horrible punzada que le penetraba la carne, su frente sudaba copiosamente, los muchachos no lo habían notado a causa del ejercicio. Pero en verdad, se sentía muy mal. Estaba mareada apenas si podía caminar bien.
Al percatar que los muchachos conversaban distraídamente sentados en el pasto, se apoyo en ese árbol, ahora el dolor le atravesaba el tórax le llegaba hasta la espalda, su respiración se entrecortaba. Ya casi no podía ver bien, cuando siente una mano en su cara, como sosteniéndola. Andrómeda abrió sus ojos lentamente, tragó un poco de saliva para tratar de hablar, pues sus músculos estaban fuertemente tensados a causa de ese fuerte dolor. Fue cuando lo vio, su cabello azul marino lacio. ¡Iki! balbució. Ese color zafiro de ojos, lo había visto antes ¿Pero en dónde? Ella trató de alejarse de él, pero el Fénix la detuvo: ¿Que te sucede? Estás mal, Andrómeda iba a contestarle pero sólo gimió a causa de la terrible punzada, sin soltar la mano del lugar de corazón lo apretó fuertemente, entonces ella comprendió algo malo debió haberle pasado a Hades, el lugar que los unía, la marca de sacrificio de sangre, su ofrenda a él. ¡Hades! jadeó Andrómeda.
Iki, le quitó la mano que cubría su pecho, la sangre manó libremente manchando la túnica blanca de la joven. ¡Estás sangrado!, pero si ellos no te dieron en ningún momento, Fénix, la tomó en brazos gritó alertando a los demás. ¡Esta herida, ayuda! Iki recordó el momento en que Esmeralda murió, una herida parecida. Andrómeda, tenía también el rostro de su hermano, volvía a pasar la terrible pesadilla de ver morir a su niño. ¿En qué momento todo salió de su control? ¿Por qué ahora debe de esperar a que sean los demás lo que protejan? ¡Shun, aunque seas Hades! No me importa, te protegeré toda la vida, con este pensamiento Fénix tomó una decisión iría al Tártaro, por él. ¡Andrómeda, respóndeme! Le dijo acunándola en su pecho, a la vez que todos lo rodearon, y en especial los dos alumnos de la princesa, en el momento que sus dedos le apartaban los cabellos de su frente para verla a los ojos, con su mano guío el rostro para que lo mirará directamente, sin quitar su mano, Andrómeda le tomó del brazo tratando de apartarlo, para incorporarse. ¿Le ha pasado algo a mi hermano? Respóndeme exigió Iki desesperado, agitándola ¡Por favor, te lo suplico! Por el amor que le tienes a mi hermano, si él necesita mi ayuda, no se la niegues.
¡Mi señor Hades! Sollozó, tomó con sus manos la cara de fénix, todos la miraban angustiados su estado era grave, Tánatos e Hypnos, trataron de acercarse al igual que Atenea, pero ella empezó extender su energía haciendo una burbuja de energía a su alrededor. ¡Fénix!, Si es de ti de quién lo protejo, por la sangre que derramé para salvarlo, no voy a permitir que te acerques a él, aunque tenga que matarte, en el proceso, aunque él te haya perdonado, jamás volverás a tocarlo, entiende nunca, esa es mi respuesta a tu pregunta, tartamudeo antes de perder el conocimiento en sus brazos. La energía se desvaneció, Iki se quedó estático mirando su rostro, como ido, las palabras de odio de ella, de ese cosmos que él amó y cuido, le pegó un duro golpe a su mente, se sintió tan vacío como los ojos de ella, su sacrificio de amor hacia su hermano no tuvo límites, como hermana supo protegerlo mejor que él.
Poco a poco Iki, vio todo negro y fue perdiendo la conciencia, cayo con Andrómeda en sus brazos. ¡Iki! ¡Iki! ¡Fénix!- sacudiéndolo fuertemente Atenea trataba de reanimarlo. Apartando de los brazos de Fénix, el cuerpo exánime de su instructora, Tánatos le tomaba en sus brazos, Apolo incorpora al Fénix, golpea su rostro tratando de despertarlo pero no puede, así que lo cargó en sus brazos y seguido de Atenea, Shiryu y Dohko. Tánatos e Hypnos fueron en busca de Perséfone ayudados de Shaka.
Maestro Camus, necesito que me ayudes, ya ha pasado mucho tiempo necesito ir al Tártaro, en su busca, le suplicó Hyoga. Camus le descansó su mano en el hombro de su alumno y suspiró: “Con la vigilancia que tienen encima de ti, no creo que podamos, hijo. Pero te prometo que trataré de ir con Milo y traerlo. Ya lo hemos hablado varios dorados, le dijo. Shaka, Dohko, Afrodita, y nosotros dos lo hemos decidido, trataremos de pasar, los demás se quedarán, por si acaso algo sale mal. Hyoga asintió, se sentía impotente, de no poder hacer nada.
Seiya se acercó a ellos, diciendo que no había manera de despertar al Fénix, lo que fuera de Andrómeda le hizo dijo apretando su puño, ni siquiera Atenea lo había podido remediar. ¿Qué haremos? Esto se complica más cada día. Shun, en el Tártaro. Esa mujer que resulta ser la verdadera Andrómeda. Los dioses que han despertado. Hera que mandaba como si todo fueran basura, al menos tú le caes bien, Hyoga, mira hasta guardia personal te ha puesto y dos dioses, le bromeo, pero solo logró una amenazadora mirada de hielo, de parte de ese rubio guerrero.
Una sombra escuchaba la conversación atentamente. Pero si mi bella abejita, ya ha sacado a fénix del camino, a Hyoga me será difícil acércame siempre le tienen bien vigilando, pensó. ¡Mi dulce niño! ¿Qué, tanto harás? Tu papi jamás podrá despertar, ni te podrá ayudar. Hera, tú tampoco podrás hacer nada, como pasó en el pasado, y sin Zeus, ya no eres un peligro. Se sonrió maliciosamente.
¡Andrómeda! Gimió un hombre, ¡Perdóname, mi amor! Perseo, lloraba su condena, ¿En qué momento hizo trato con este ente? Vaya ahora tengo que encargarme de Némesis.
Los tres jueces, junto con Poseidón y Hera llegaron a las tierras del Tártaro, caminaron hacia la puerta que conducía a las planicies, dónde se ubicaba el Templo de Cronos. ¡Briareo!- gritó el Primer Juez, éste esperó a que contestará, Hera instintivamente se asió fuertemente al brazo de Poseidón, quién la volvió a ver, divertido de ver a la Reina de los dioses temblar. Cuando un ruido horrible les llamó la atención, provenía de una gran montaña de roca caliza, de allí salió Coto, quién estaba tomando algo de comer.
La profunda voz del Hecantoquiro Coto, hizo temblar a Poseidón y a Hera, los jueces acostumbrados a esos tres monstruosos dioses, no se intimidaron: Briareo, fue con Hades al Templo de Cronos, aseveró tranquilamente sentado desde aquel lugar. ¿Al templo de mi padre? inquirió Hera, y fue cuando el otro la vio, se levantó y caminó hacia ellos, haciendo que la tierra temblara a cada paso. Poseidón y Hera, se tambaleaban tratando de mantener el equilibrio. ¿Pero qué, tenemos aquí? Son mis otros sobrinos, dijo riendo sonoramente, hasta dejar sordos a los cinco presentes allí. Éstos días si que estamos visitados. ¡Eh! Radamantis, Minos y Eacos.
Una presencia se hizo visible frente a ellos, Cloto la hilandera, el pasado, la anciana mujer los veía fijamente ¿Qué le han hecho a mi hermano?, reclamó Hera. ¡Cloto, la moira! Te lo suplico contéstame, la mujer seguía sin contestar ¿Será posible que no nos quieras, responder? Acusó Poseidón. He venido por mi hermano, aunque tenga que pelear, yo solo contra los guardianes del Cronos. Ella seguía sin pronunciar palabra, hasta que sacó un hilo negro mostrándolo en su mano: Ésta es la vida de Hades, en nuestras manos, les dijo, ven como el hilo va desapareciendo así su vida también. ¡Maldita bruja! Vociferó Hera en posición de ataque. No lo permitiré, diciendo esto se lanzó sobre la Parca, la cual sacó un hilo dorado estrujándolo hizo que Hera cayera de rodillas, sosteniéndose con su mano el lugar del corazón. ¡Desgraciada! Gimió, no le hagas daño a mi adorado hermano. ¡Sé que tienes la ambrosía, Hera! Sentenció la Parca, es necesario que me acompañen por las buenas, es hora que el Tiempo tomé su trono de nuevo, continúo. Poseidón, se acercó a Hera y la levantó consigo, él no se atrevió a molestar a la Parca, pues sabía que sus designios afectan incluso a los dioses, lo más prudente era no provocarlas. ¡Te lo suplico Cloto! Llevábamos a nuestro padre y hermano, expresó humildemente Poseidón. ¡Oh, Zeus! ¿Por qué no has revivido? ¡Te necesitamos! Suplicó en su mente.
Los tres jueces se miraban asombrados desde hace dos mil años que no se veían a esas tres espantosas mujeres. Esto es solo para los descendientes de Cronos, guardianes del mundo subterráneo, esperad aquí, la mujer lanzó una rueca al aire con un extraño hilo, lo que abrió una puerta dimensional y por ella pasó, seguida de Poseidón quién traía en brazos a Hera. Radamantis, se dirigió a Coto que se alzó de hombros, dando a expresar que no sabía lo que pasaba a la vez que continuaba sentado en aquella montaña, como si nada pasará, esto hizo que el primer Juez se le crispará los nervios. Radamantis, ¿Ahora qué hacemos? Preguntó Minos. Esperar, no queda de otra, replicó el otro. - Pues sí- secundó Minos. Los tres tomaron asiento en la arena, para descansar.
Átropo, veía como el cuerpo de Hades tomaba un color grisáceo, símbolo de su cercano desenlace, volvió a ver a su señor, él la instó a continuar, la hora se acercaba soltando las manos de su niño delicadamente, la moira del futuro, cortó las muñecas de Cronos también, él acostándose en la fría loza del mármol, le colocaron al pequeño encima de su pecho, Shun débilmente, sentía los movimientos como en un sueño, podía oír el corazón de su padre, su respiración, la cual oía debilitarse, poco a poco, sintió como sus manos eran fuertemente, unidas a las de su progenitor, su cansancio no le permitía seguir sintiendo las cosas, hasta que dejó de percibir ¡Papá!- fueron las últimas palabras que salieron de su boca antes de desfallecer.
Poseidón colocó a Hera en el piso de templo, sin dejar de estar en alerta inspeccionando el lugar ¡Es allí! Llamó la atención de Hera, cuando vio a la Parca, en aquel altar, rodeado de cuatro hombres, ellos corrieron hasta el lugar. Hera se detuvo en seco al mirar sobre el altar a su hermano, con las muñecas abiertas el altar lleno de sangre, su espalda antes blanca ahora cubierta de su propia sangre, el corazón le brincó dolorosamente en su pecho, sintió una corriente fría correr sus venas, oía que Poseidón la llamaba lejano, su vista se fue achicando en un túnel negro, como si todo el mundo se alejará de ella. ¡Hades! logró pronunciar antes de desmayarse.
Poseidón, sin saber que hacer más que llorar, gritó dolido, su grito era desgarrador. Hiperión quién vio la reacción de esos dos niños, se enfureció estos eran los dioses que lo habían derrotado, no lo podía creer, así que se acercó a Poseidón y le cruzó la cara para que reaccionará, él joven dios marino, se llevó la palma de la mano al área adolorida y con lágrimas en los ojos le miró con odio. Deja de compórtate como un niño, señor de los siete mares. Láquesis se acercó a Hera y revisando su armadura, encontró la ambrosía, tomó dicho elixir y lo llevó hasta el cuerpo de Hades, que entre Océano y Ceo le volvieron delicadamente, y lo ayudaron a beberlo.
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| | | goddesniquel Moira Laquesis - Hiperion
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| Tema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) Sáb Jun 14, 2008 1:50 am | |
| ¿Dónde estoy? Estaba confundido, se veía en medio de una playa, pero no había habitantes, detrás de él, había abundante vegetación, el mar mostraba toda su imponencia reventando en blancas espumas, el aire era el más puro que había respirado, todo lo veía como en sueños, cuando la vio una joven de cabellos dorados le daba la espalda, sus ropas de seda verde, se veía en estado avanzado de embarazo, al lado de ella se acercaron otras jóvenes, finamente ataviadas, una de ellas jugaba en el mar. La primera la llamó: ¡Anfitrite! ¡Metis y Temis! Debemos estar listas. Vengan, pronto llegará Cronos e Hiperión La joven que estaba en el mar se acercó corriendo a ella la abrazó y le acarició delicadamente el vientre. Ya casi va a nacer, le dijo, ella asintió. Rea, el embarazo te ha puesto muy gruñona, ella sonrió: ¿De verdad? No lo he notado.
Su madre, él trato de acercarse pero no pudo, y fue cuando una mano se posó en su hombro. ¡Tranquilo! Hades se volvió y lo vio. Este es el pasado, para que comprendas como es tu enemigo, tienes que conocerlo, le dijo. Esta es la recién formada tierra, después de mi lucha contra el vacío. El dios de los muertos miraba a su padre a los ojos, en ellos había mucha nostalgia. ¿Ves allá? Ellas son las Titanides, esto paso el día en que Hera y tú nacieron, en esa mañana… Cronos prefirió callar para mostrarlo con los hechos, él se encontraba entre la vegetación de la Isla de Torrey, cuando Cloto, se le acercó: “Ésta es la vida de sus hijos, un varón y una niña” El Señor del Tiempo asintió con los ojos ilusionados, pero Atropo siguió: “El Caos quiere volver y llenar todo lo que se formó con el vacío y la oscuridad, el quiere su trono de nuevo, prometió adueñarse de su primer hijo varón y hacerlo suyo para siempre. Debe evitar que se adueñe de ellos, deberá resguardarlos en un lugar seguro.” El Rey de los dioses se quedó pensando: ¿Dónde sería un buen lugar para esconderlos? En otra época, no porque Caos los podría hallar ayudado por Nicte y Erebo. Cuando se le ocurrió, dentro de sí nadie los podía dañar y eso se propuso, hasta que se librará completamente de él, ellos quedarían seguros dentro de él.
¡Oh, papá! Todo se arruinó entonces cuando mi madre, escondió a Zeus y te dio una roca en su lugar, exclamó Hades. Sí, continúo Cronos, mientras Almatea, lo criaba hasta que se hizo adulto, fue Metis quién me traicionó, ella que era la mente se perdió al enamorarse irremediablemente de tu hermano menor, y al darme ese brebaje, por medio del cual los vomité a todos comenzando por aquella piedra. Aquel dichoso veneno que me dio Metis, me hizo dormir hasta el día de hoy. En resumida cuentas esa es la historia, por otro lado quiero, que entiendas, ahora mi trono será tuyo, porque así lo dispusieron las Parcas, nadie absolutamente nadie, puede huir de su destino, y en este momento yo seré experiencia, y conocimiento, mi poder te protegerá porque te amo, y eres mi hijo, cuida de tus hermanos, inclusive el malcriado y arrogante de Zeus.
Mi poder ahora te pertenece, y yo podré encontrarme con Rea, le dijo en el momento que su cuerpo se desvanecía, siempre búscame en tu corazón. ¡Papá! ¡Papá! Gritó mientras lloraba desconsolado otra vez solo en su mente.
La comitiva encabezada por Hera, ahora se encaminaban a la entrada del Tártaro, en su regazo descansa la cabeza de su hermano, se le veía muy mal, ella no podía detener las lágrimas que caían a raudales de sus ojos, la venda que le acababan de poner no le detenía la hemorragia, en la vasija se encontraba la sangre de su padre. Cronos ya no existía, había muerto para liberar a su hijo del veneno, que habitaba en su cuerpo a causa de la flecha, que se le incrustó, suspiró entrecortadamente, ya hipaba de tanto llorar. Poseidón venía a su lado sentado, con el semblante muy serio y preocupado, si lo que andaba detrás de su hermano era tan poderoso, como para que su padre sellará un nuevo sacrificio de sangre.
No siento, el cosmos de él bebé, si sobrevive a ésta, morirá de tristeza por su niño, sollozó la diosa con gran dolor. Briareo caminaba cabizbajo ante la gravedad de su sobrino y la muerte de su hermano, su cuerpo desapareció por completo así como su presencia. El triste grupo bajó del gigante, quién lloraba mojando la tierra como si de lluvia se tratase. Debemos salir de ésta dimensión del Tártaro, necesitamos más ambrosía, eso lo ayudará a sanar, apresuró Poseidón, le preocupaba su hermano mayor no se veía nada bien y esa constante hemorragia.
Las Parcas le habían dado una extraña vasija, en ella se encontraba el remedio a la situación y le ordenaron que la entregara a Touya Matsumoto, junto con un sobre, ¿Quién es Touya Matsumoto? Se preguntó en voz alta Poseidón. Ni la menor idea, hermano, le respondió Hera, quien no quitaba la vista de su gemelo y tomando un poco del elíxir lo vertió en su boca, tratando de que lo trague completo. Esto apenas lo mantiene, es como si no quisiera vivir, se dijo angustiada, esto es una pesadilla.
¡Ay, Hera! Suspiró Poseidón, sabes si Zeus despertará, el señor del cielo, nos castigaría de nuevo por lo que le ocurrió a Hades. Sí, tienes razón, afirmó ella. Pero sabes en esta reencarnación es hermano legítimo de Iki de Fénix, y Pandora, la diosa asintió. Pandora es la genuina reencarnación de Perséfone, y Fénix, bueno de él no se que decirte, sé que lo conocí en la isla de la Reina Muerte, cuando entrenaba, él siempre amó a este niño, ahora que lo pienso me recuerda tanto a Zeus. ¿Y eso? Le preguntó Poseidón extrañado. Bueno, continuo ella, cada vez que lo dejaban casi moribundo de los entrenamientos, le comentó, yo le cuidaba y entre sus delirios me llamaba Shun. Sabes yo, le decía si quieres puedo ser tu hermano, que me iba a imaginar que era mi gemelo, mi verdadero hermano, a quien sustituía como hacía cuando le extrañaba Zeus, quien no podía alcanzar a Hades, creo que ese será siempre mi destino. ¿Pero quién le negaría algo a esta hermosura?
Señora Hera, señor Poseidón, los llamó Radamantis, el portal ya esta abierto. ¿Como le llevaremos? Cambiarlo de posición sería contraproducente, expresó Hera, quién no separaba de él, sobre la mano de Briareo que les servía de lecho. No hay de otra; Hera, Briareo irá con nosotros a los Campos Elíseos, determinó Poseidón. Pero señor, intervino Eaco, los Hecantoquiros fueron designados por Zeus al Tártaro, como sus guardianes, para evitar la huida de Cronos y los Titanes. Poseidón lo miró con furia, Zeus, no reina en la actualidad entre los dioses, es Hera, quién esta con nosotros, así lo hemos decidido, o te atreves a cuestionar mi voluntad, amenazó con su tridente al lugarteniente de su hermano. No, señor, eso jamás lo haría, simplemente creo que nosotros los jueces no debemos cargar con esa responsabilidad sin el permiso del señor Hades.
No te preocupes, juez del Inframundo, yo me haré responsable, ahora en marcha, ordenó Hera, los tres jueces se miraron entre sí, y se dispusieron a seguir las órdenes de la diosa. ¡Síguenos Briareo! Briareo, dirigió sus ojos a sus hermanos que estaban allí ambos llorando copiosamente: Coto, Clío, pronto regresaré con buenas noticias, les dijo para calmarlos.
Hera, espero que no nos castiguen por esto, la última vez tu fuiste la que sufriste más. Ella cerró sus ojos recordando aquella situación y negó tomando la mano de su hermano menor fuertemente, para tranquilizarlo.
Todo había pasado, después de la partida del joven dios guerrero de Asgard, inexplicablemente del Olimpo, unos días antes de la boda, su hermano Hades estaba desconsolado, ni siquiera una nota, ni una despedida, nada. Pero ella se sospechaba otra cosa, así que con la ayuda de uno de sus sobrinos Apolo y de Poseidón fueron en busca del joven, aún más después de lo que oyó aquella tarde en el Palacio de Zeus, un emisario de Asgard, el dios guerrero Tor.
Zeus, rey de los dioses del Olimpo, expresó a la vez que hacía una reverencia, mi nombre es Tor, dios del Trueno, el joven dios guerrero, era de rubia cabellera, ojos color hielo como su hermano mayor, pero su tamaño era descomunal podía medir como unos dos metros, observó Hera, quién se encontraba en ese momento detrás de una de las columnas, había ido a visitar a Zeus, para comentarle el estado de Hades, que le preocupaba, y se interesó en la plática ya que de seguro, tendría noticias de Hyoga, que alegrarían a su hermano, así que ilusionada escuchaba, atenta.
Deseo ver a mi hermano Hyoga, señor, con todo el respeto que se merece, mi padre también le manda sus respetos. Le dijo mientras se mantenía hincado. Zeus con semblante tranquilo escuchaba atentamente a la vez que tomaba de la copa que le ofrecía Metis. Yo también le mando mis respetos al dios guerrero Odín, señor de Asgard, ¿Pero no se de que me habla? No hemos tenido el gusto de recibir al príncipe Hyoga en el Olimpo. Hera se sobresaltó, su corazón brincó en su pecho, su hermano pudo decir esto ¿Pero qué, significaba esto?, de seguro Hyoga, había sufrido el mismo destino que su padre Cronos, Zeus se había encargado de él, ella lo comprendió inmediatamente, como no lo presintió aquel día, su mirada era de odio hacia Hyoga, él amaba a Hades y Hades a él y Zeus lo quería para sí. Vio a Metis pasar a la par de ella y observarla, ella le sonrió y saludó. Hera, ¿Qué, haces aquí? Le preguntó la actual esposa de Zeus, que en este momento se encuentra embarazada. La joven diosa hizo una reverencia: Pues buscaba a mi hermano, para invitarlo a comer a mi templo pero veo que esta ocupado será en otra ocasión y se apresuró a salir de allí, sin mirar atrás. ¡Oh, Hades! Jamás podré devolverte tu corazón, creo que nuestro hermano ya se encargó de matarlo ¡Pobre Hyoga! Sollozó, corriendo a su templo.
La ambición de Zeus debe ser frenada, comentó a Poseidón, si el acabó con Cronos fue porque según él deseaba nuestra libertad, pero miren lo que pasó con Hyoga de Asgard. Entonces nos levantaremos en armas, exclamó Apolo, que estaba harto de la arrogancia de su padre. Desde mi palacio marino, organizaremos todo, aportó Poseidón. Así será, respondió Hera. Más tarde se veía partir a cuatro sombras, hasta los carros preparados para ellos, en uno iba Apolo con Hades y en el otro Poseidón con Hera.
Pero claro, que me acuerdo, continúo Poseidón y fui enviado con Apolo a construir el Muro de la ciudad de Troya, en castigo por Zeus, y me casó con Anfitrite, dijo. Y tú expuesta ante todos encadenada al firmamento sobre el Olimpo, pero cuando regresé de Troya, me encuentro con que eres su esposa, la verdad es que nunca me atreví a preguntar ¿Pero tú no le amabas, jamás quisiste ser su esposa? Ella acarició los cabellos verdes del joven que descansaba en su regazo y unas cálidas lágrimas corrieron por su faz. Poseidón se hincó al lado de los dos, con su mano, le levantó el rostro y limpió el llanto del mismo, besando su frente. Hera ¿Qué fue lo paso? ¡Oh, Hades, mi protector, mi amado hermano! Sabes, Hades al no tener noticias de nosotros, el regreso al Olimpo.
Primero Hyoga, ahora Hera, Poseidón y mi sobrino Apolo, decía con lágrimas en los ojos, montó el Pegaso negro, que su hermano le había regalado con él se dirigió al Olimpo. Y fue cuando la vio allí con sus vestimentas desgarradas, su cara lucía horribles golpes, atada con cadenas al firmamento, su corazón le brincó dolorosamente en su pecho. Hades se acercó a ella, dejó que él Pegaso siguiera a tierra firme, el con su poder se mantuvo flotando en el aire, apartó sus dorados cabellos. ¡Hera, mi niña! le acarició el rostro, ella levemente abrió sus ojos. ¡Hades! Jadeo, vete te lo suplico, hermano. ¿Quién osó, lastimarte? Inquirió con furia, ella trató de moverse pero las cadenas que la ataban se lo impedían, aquel sonido metálico, enfadó más a Hades, él la abrazó y trató de romper las cadenas.
Es inútil, querido mío, ese es su castigo, por revelarse en mi contra, la ronca voz de su hermano, lo hizo volverse, él lo miró sin entender. ¡No entiendo Zeus! ¿Qué te ha hecho, Hera, para merecer este cruel trato? Tratar de quitarme mi trono. Ella sollozó dolida. Zeus admiraba la presencia de su hermano con ojos de deseo, que Hera inmediatamente notó: ¡Hades, amado mío! Escúchame, vuelve al Palacio Marino, olvídate de mí, espera a Poseidón allí, te lo suplicó. El la volvió a ver, sonriendo besó sus labios y acarició su mejilla, y le dijo: Yo te rescataré, mi preciosa, diciendo esto bajo hasta su hermano, y se hincó frente a él.
Hades, el suelo nos un buen lugar para mi adorado hermano, le dijo levantándolo, para luego besarlo en los labios, acariciando sus cabellos de ébano brillante. Hades se separó un poco del efusivo saludo, para volver a hincarse. ¡Hermano, te lo suplico! libera a Hera, cualquier cosa que haya hecho fue por ser una niña traviesa. ¡No, lo haré!- se impuso Zeus, tu también me tienes molesto. ¿Cómo es que te envío de emisario a Asgard, para que te revuelques con uno de los hijos de Odín? Tras eso te rechaza, manchando la casa de Cronos, Hades al oír esto su rostro se entristece, pero decide ser fuerte por su adorada hermana, tocando el piso con la frente: ¡Te lo suplico! Sí yo te he ofendido, pagaré el precio, pero no te desquites con ella, es tan solo una niña. Te he dicho que el suelo no es un buen lugar para el hijo de Cronos y Rea, ¿Me darías cualquier cosa, con tal de que la perdone? Le preguntó Zeus, y él asintió. ¡Que así sea! Entra a Palacio, espérame allí. ¡Libérenla! Ordenó a los cíclopes. Hera fue bajada de aquel lugar y enviada a su templo en compañía de Demeter y Hestia.
Hades, fue guiado por uno de los sirvientes al aposento de Zeus, el mismo era enorme, con columnas de oro, y plata, las cortinas color corinto, ondeaban con la brisa, tenía un jardín privado, lleno de cisnes, carneros, y varias aves de gran colorido, él caminó por el piso de mármol hasta unas escaleras, las cuales terminaban en la pileta que su hermano utilizaba para el baño, de ella despedía olor a mirra, observó el lugar desde allí tenía vista a las principales llanuras Tebas, Micenas, entre otras. Se sentó en las escaleras a esperar, había oído que Poseidón y su sobrino Apolo estaban construyendo el Muro de la ciudad de Troya. De seguro, él iría a parar en el mismo lugar, por lo menos, o tal vez ocuparía el lugar de su hermana, suspiró ¡Ni modo!
Última edición por goddesniquel el Jue Abr 08, 2010 9:28 pm, editado 1 vez | |
| | | goddesniquel Moira Laquesis - Hiperion
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| Tema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) Sáb Jun 14, 2008 1:51 am | |
| Cuando sintió unas manos posarse en sus hombros y luego él se sentó con las piernas abiertas un escalón arriba de donde él estaba, para abrazarlo contra sí, lo sintió aspirar su aroma y sus manos pasarlas por los sedosos cabellos, le habló al oído: ¿Lo que yo quiera me dijiste? Él asintió: ¿Si quieres que vaya a trabajar con Poseidón y Apolo? Lo haré, o ¿Si quieres que ocupe el lugar de Hera también? Lo que quiero es a ti, que me pertenezcas solo a mí, no quiero que nadie más te posea. Hades levantándose lo miró extrañado: pero tú ya tienes esposa ¡Es Metis! exclamó asustado. Zeus, se incorporó tomando su rostro movió sus dedos en las suaves mejillas haciéndole un leve masaje. ¡Te amo, Hades! Y tú me lo prometiste. Él bajó sus ojos, y fue cuando Zeus, le empezó a desvestir, acariciando el cuerpo perfecto cual estatua de mármol, un leve sonrojo cubrió las mejillas del joven dios, nadie en su vida lo había poseído, ni siquiera él. ¡Su amor! Zeus, baja hasta dónde él está, camina a su alrededor observando como cuál artista la perfección de ese cuerpo, la larga cabellera azabache brillaba lustrosa ante el sol, los ojos color zafiro intenso, que ahora miraban el suelo, los delicados pies sobre la loza de mármol negro, las piernas blancas firmes, el contorno de los muslos hasta terminar en sus nalgas, de allí sube a su espalda límpida completamente blanca sin ninguna imperfección, con sus dedos comprobó la suavidad de la piel, desde el hombro a la cintura y luego giró a su alrededor sin dejar de tocarlo con adoración pasando por su cintura colocó sus dos manos en el vientre, para luego subir lentamente hasta sus pectorales, delineó con sus dedos las clavículas para luego bajar por sus brazos y sostener sus muñecas para acercarlo a él y besarlo en los labios, empezó delineando con su lengua los dulces labios, como instándolo a que los abriera, al ver que no lo hacía ejerció un poco más de presión sobre ellos, los cuales se abrieron permitiéndole el paso su lengua recorrió la cavidad solo explorada por Hyoga, la ferocidad del beso de Zeus, casi lo ahoga, gimió reclamando un poco de aire, y trató de separarse empujando al otro con sus manos apoyadas en el pecho de él.
Zeus colocó las suyas en su cuerpo, una en la cintura y la otra en la nuca, obligándolo a acercarse más, por la estatura de Zeus y él ser más bajo, el miembro de Zeus a través de su túnica rozaba el vientre de Hades, éste estaba erecto. Zeus se separó un poco de él para hablarle: ¡Mira como me tienes! Ansío estar dentro de ti, que abras tu piernas para mí, las manos del rey de los dioses, bajaron hasta posarse en los glúteos de ese niño, que a pesar de ser el mayor de los hijos de Cronos, era en apariencia menor a su hermano, quien era ya todo un hombre, ellos permanecieron siendo bebés dentro de su padre, apenas dieciséis años que ellos fueron liberados, y Zeus se había quedado prendado del más hermoso de sus hermanos, en apariencia muy similar a su apuesto padre en el color de pelo, ojos, en la piel a su madre y el rostro ¡Esa dulzura! Que solo Hera podía similar un poco a ser su gemela.
Con su mano apartó la cabellera ladeando el cuello aprovechó para besarlo, morderlo, succionarlo hasta dejarlo marcado, Hades gemía ante aquel trato, pero mantenía sus brazos en señal de protesta firmes a cada lado de su cuerpo, sus manos estaban forzosamente cerradas dejando los nudillos de su puño marcados fuertemente en blanco.
Zeus, al notar su pasibilidad, su orgullo fue herido y le gritó: ¿Es que prefieres que sea ese dios guerrero desabrido? Tomándolo de su brazo rudamente lo arrastró hasta una de las mesas del cuarto, dónde le tenía servido para su placer, copas de vino y fuentes de diversas frutas, sin soltar a Hades, con su mano libre, despejó la mesa tirando todo al piso, lo tiró sobre ella, dejándolo bocarriba, Hades conociendo lo que venía solo cerro los ojos y mordió sus labios, Zeus le abrió las piernas brutalmente, sin previa preparación le penetró de un solo, desgarrándolo, provocando una fuerte hemorragia, él sin quererlo su cuerpo se arqueó dándole la bienvenida al invasor, a la vez que el grito de dolor, fue apagado por la boca de Zeus, quién se movió como un desesperado dentro él quemándole las entrañas. ¡Nunca le pertenecerás a nadie más que a mí! Le gritó empujando dentro él, Hades ladeo su cabeza y mordió su mano para no gritar del dolor inflingido.
“Me has rechazado abiertamente, hermano, te condeno a la soledad, y el desamparo, darás muerte a quién te tome, al que tomes, me da igual, Hades no pudo evitar que sus lágrimas brotaran a causa de su dolor y humillación, el otro cada vez empujaba dentro de él con más furia te destierro al mundo subterráneo, no quiero verte nunca más, en el olimpo y puedes llevarte a la prostituta de tu gemela, ninguno de los dos es bueno en la cama” Zeus no se cansaba de arremeter contra su cuerpo. ¿Qué le hiciste, desgraciado? Dijo entre gemidos de dolor. Que te puedo decir, ahora sé como son los gemelos, ambos son frígidos. Pues el miembro de Hades no se había despertado, por el trato emitido. Hades le lanzó un puñetazo, que él otro esquivo, lo que hizo para mantenerlo inmovilizado sin salir de él, lo volvió bruscamente, lo penetró con más furia. Este será tu castigo, no pienso dejarte hasta que me haya hastiado de tu cuerpo.
Hera, quien se había abandonado el templo en busca de su hermano, siguió la presencia del mismo hasta la habitación de Zeus, cómo ella lo pensó el maldito lo estaba ultrajando, ella se abalanzó sobre él para ayudar a escapar a Hades, pero Zeus, la golpeó, azotando su cuerpo contra una columna. ¡Déjalo, te lo suplicó! Sollozó Hera. Hades la volvió a ver preocupado tratando de quitarse de encima a Zeus, pero éste lo agarró del pelo inmovilizándolo. Hera, no podía ni levantarse del dolor en su espalda a causa del terrible golpe, ella lloraba angustiada, rogando que lo liberara, Hades trató de hacerse el fuerte para que su hermana, no sufriera más por su causa.
¡Pero mira, mi hermanita, este es el pago por tu liberación! Cada vez embestía con más fuerza el cuerpo de Hades, hasta que se vino dentro de él, Hades sentía que su cuerpo era partido en dos, cuando Zeus se retiró la sangre corrió libremente por las blancas piernas mezclada con el semen de rey de los dioses, él no se pudo levantar de la mesa aunque quería, sus piernas no le respondían, pero aún así le dijo con resentimiento en su voz: ¿Ya has terminado, hermanito? Espero que lo hayas disfrutado porque será la última vez que sucederá. Zeus se limpió con uno de los manteles del lugar, para luego tirarlo al piso, Hera, como pudo se levantó tambaleándose se acercó a su hermano, llorando amargamente, lo abrazó besando su rostro, Hades, tenía los ojos constipados, pero se aguantó las ganas de llorar y gritar, no le iba a dar ese gusto a su hermano, Zeus tomó los ropajes de Hades y se los tiró.
¡Sí, ya terminé con los dos, se pueden retirar! Hades apoyó las dos manos en la superficie de la mesa para impulsarse y levantarse, pero no pudo, el dolor no se lo permitió, así que Hera, le ayudó tomó el mantel que Zeus, había tirado al piso, y se lo colocó encima cubriéndolo, lo arrastró el camino a su templo, ya que él no podía dar pasos. Trató de que nadie les viera, lo llevó hasta la habitación de su hermano lo acostó bocabajo, ella se encargó de limpiarlo, con delicadeza.
Cuando hubo terminado lo mejor que pudo, cubrió a su hermano con una sábana y mando a llamar a Escolapio, el conocedor de las artes curativas, él después de examinar al joven dios le dio a la diosa un ungüento que tendría que ponerle hasta que sanará, el mismo detuvo la hemorragia y tenía propiedades analgésicas.
Princesa Hera, su hermano Zeus ¿Lo sabe? Ella mintió negando con su cabeza. Vea lo enojado que se puso porque usted fue violada, ahora Hades también, el malhechor debe ser castigado. Ella le tomó las manos y le suplicó que no dijese nada a nadie. Escolapio asintió: Pero debe saber, que esto puede traer consecuencia para ambos, y eso se notara tarde o temprano. ¿Qué dice? Le pregunto preocupada Que puede quedar en estado. Ella se llevó la mano a su boca y sollozó desolada ¿Que sería de ellos? Vio a su hermano dormir agitado, él había llevado la peor parte, porque mostró orgullo, y Zeus era vengativo y orgulloso, entonces se vengó en él de la peor manera, Hades no podría movilizarse en días.
Estando aún con estos pensamientos, es cuando aparece Metis, en su habitación. Zeus manda a decir que se preparen para partir mañana al amanecer, los tres Hecantoquiros los guiaran al Reino de Hades, ella solo asintió dándole la espalda no deseaba que su cuñada la viera llorando, como estaba. Respiró hondo y aclaró su garganta: Dile que estaremos listo, que de ahora en adelante me iré a vivir con mi hermano mayor. Diciendo esto avanzó hasta la habitación de Hades dejando a la otra sola, acariciando su vientre de seis meses de gestación. ¡Ay Hera! ¿Crees que será fácil, que él no los siga? Dentro de un tiempo ira a buscarlos, no puede vivir sin ustedes. Observando el esplendor del templo de Hera y Hades, suspiró, para luego retirarse.
Ya sabes Poseidón, el resto es historia, te puedo decir, que Tánatos e Hypnos, al igual que Ares nacieron nueve meses después, en el Reino de Hades, Zeus, se declaró culpable de mi violación y me obligó a casarme con él. Hades mintió acerca de la procedencia de los niños, dijo que su madre había muerto por la maldición para el mundo el sería su padre. Pero realmente él era quién los parió con mi ayuda y su verdadero padre es Zeus, hasta el momento era la única que sabía la verdadera historia. Ellos se convirtieron en su alegría, cuando Perséfone escapó con él porque Zeus quién era su padre, la quería para él. Hades la ayudó a escapar con mi auxilio, así fue que ella comió de los frutos de Inframundo y ya ni siquiera él podía sacarla de allí, la venganza de Hades, es que él nunca supiera la verdad de sus hijos, y yo me apoye en mis cuatro hijos, Ares, Hefestos, Iliatia y Hebe.
El la abrazó sentándose a su lado y a la vez acariciaba el cabello de Hades, quién gemía levemente en febril excitación, al otro lado podía apreciar la puerta del Tártaro. Zeus, si que lo había engañado ahora entendía el alejamiento de Hades, y porque sus hijos nunca salieron del Eliseo, el creo ese lugar para ellos, y los rodeó de las almas de los terrestres que eran buenas para que nunca estuvieran solos, también comprendió la amargura de Hera en contra de Zeus y su venganza para cada una de sus amantes e hijos, era su manera de aborrecerlo
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| | | goddesniquel Moira Laquesis - Hiperion
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| Tema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) Sáb Jun 14, 2008 1:54 am | |
| Capítulo 6: El rencor de Hypnos y el despertad de Zeus. ¿Cómo les irá? Se preguntó mientras que desde la ventana de su dormitorio, él podía observar el Eliseo, el álamo blanco, debajo de él, el manantial del Lete, custodiado fuertemente por Orfeo, quién en este momento platicaba con Eurídice, y su padre Apolo, los tres parecían tan tranquilos como si nada estuviera pasando. Ellos, Hades, Hera y Poseidón, no tenían noticias de ellos, de los tres jueces tampoco, pero el Inframundo a mano de Pandora seguía funcionando sin sus presencias. Algo lo distrajo de sus pensamientos, fue ver a su maestro Camus, hablando con uno de sus carceleros como les llamó. ¡Tánatos! Pensó, el joven dios de la muerte, le observó bien su cuerpo era menudo y delicado, sin esa armadura tan aterradora, su estructura es tan parecida a la de su amado, sus cabellos color oro caían libremente ondeados por el viento, sus ojos tenían la misma dulzura de Shun, pero un color zafiro tan intenso como los de Hera, ¿Quién diría que la joven que conoció el maldito de Fénix, sería la reina de los dioses, la gemela de su amado niño?
Shun, ¿Por qué amor has decidido convertirte en Hades nuevamente? Pensó en voz alta, sin saber que era observado por alguien. -El no decidió convertirse, él siempre fue nuestro amado padre, le dijo la voz melodiosa de ese joven que había entrado en su habitación. Hypnos- expresó sorprendido Hyoga -¿Es que acaso no puedo tener privacidad ni siquiera? Inquirió molesto. El dios del Sueño Eterno bajó su rostro avergonzado: Lo lamento, pero se te veía tan triste, que sólo contesté a tu pregunta, dijo después de alzarse de hombros, dándose la vuelta para retirarse de la habitación. Sólo quería informarte que Palas Atenea, convocó a todos sus caballeros a una reunión, sé que piensas que nosotros somos tus carceleros, pero solo cumplimos las órdenes mi tía, ella conoce algo que puede causarte daño, cuando Hera regrese con mi padre, muchas cosas se aclararan.-
¿Por qué me dices esto, Hypnos? Le preguntó extrañado. El otro se detuvo en el marco de la puerta, el cisne lo observó desde dónde se encontraba sentado, sin volverse le respondió: La verdad, es que creo lo que dijo mi tía, mi padre te necesita con vida, él te ama, nosotros desde que nació en esta época nos hemos comunicado con él, porque nos une el lazo de sangre, como dijo Hera, no se pueden imaginar lo fuerte que es. Nuestro cosmos vibra en la misma frecuencia, somos más receptivos de lo que crees, le dijo.
El no puede negar lo que es Hyoga del Cisne, continúo, ¿Pero tú podrás aceptar lo que él es? Esa es mi pregunta para ti, dijo volviéndose. El es Hades, el señor del Inframundo, dios de los muertos, que tiene dos hijos que son dioses del Sueño Eterno y de la Muerte, ¿Podrás aceptar esto Hyoga? ¿Por qué aceptas el paquete completo o no? ¿Por que aunque nos odies a nosotros su familia, somos su verdadera familia? Hyoga lo veía con los ojos desorbitados él nunca había pensado esto, iba a responderle movió su boca en señal de emitir palabras para luego cerrarla inmediatamente. ¡Hypnos! Susurró levemente. ¿Piénsalo Cisne? Nosotros muy a lo contrario de lo que ustedes creen, no nos molestan los humanos. Hyoga lo escuchaba a la vez que volvió su vista hacia el paraje fuera del palacio, cuando volvió de nuevo a ver al joven, el mismo había salido de la habitación dejándolo solo.
Se quedó un rato con su mirada pérdida en la puerta de roble que cerraba la entrada de su cuarto. ¡Shun! Suspiró el cisne pronunciando tan amado nombre en sus labios y pensamientos, apoyó su cabeza en la fría roca de la pared, cerrando sus ojos evocó el día en que terminó la Batalla por el Partenón.
Después de derrotar a Saga la reencarnación del dios Ares, quién había tomado el Santuario, posteriormente de asesinar al Patriarca Shion. Y al ellos acabar tan mal heridos los caballeros dorados sobrevivientes habían tomado a cada caballero de bronce para curarlos. De él se había hecho cargo Milo de Escorpión, en memoria de su amado Camus, quien había fallecido peleando con Hyoga. Su cuerpo realmente aparte de las marcas de la aguja escarlata de Milo, que habían sanado gracias a su ayuda, el veneno fue retirado de su cuerpo, no tenía heridas más graves que moretones, observó su tórax, cuello, brazos, y su rostro, no habría cicatrices que arruinaran su belleza, se dijo y suspiró.
Recogió su cabello dorado en una coleta, tomó la toalla y se lavó su rostro, para quitar los rastros de esa olorosa pomada que le había puesto Milo. Rápidamente se puso la vestimenta oficial del Santuario está noche por fin le dejarían salir del octavo templo y se dirigía directo al sexto templo dónde se encontraba Shun, aún podía sentir su energía dentro sí, hace unos días casi lo pierde, su cuerpo si mostraba más heridas, él se había enfrentado sólo a Ares en la casa de Géminis. En Virgo, Shaka lo lastimó mucho, con sus propias cadenas, ellas se volvieron en su contra. En Libra, le dio casi toda su energía para revivirlo. ¡Su niño amado! El siempre había dudado en declarársele, siempre teniendo la idea errónea del que el corazón de un guerrero de hielo como él, no debía tener sentimientos, esa era la enseñanza de Camus, pero que él mismo no seguía, pensó un poco enojado.
Aún recuerdo, se dijo. Cuando abrí mis ojos y lo vi, su rostro pálido antes con un hermoso rubor. Su cuerpo tenía un poco del frío, que emanaba el mío, aún podía sentir el rastro de su presencia en toda la casa de Libra. Le moví un poco para despertarlo, pero no lo hizo y fue cuando retiré mi mano para luego observarla manchada en su sangre, asustado lo revisé. Y fue cuando le puede observar en sus brazos delicados, los cardenales y quemaduras provocados por la fuerte fricción de las cadenas. En el momento que le volví, mi corazón tembló y se contrajo de miedo, la sangre golpeaba sonoramente contra mis oídos, las misma corría desbocada por mi cuerpo, mis manos no respondieron, deseaba tocar su yugular para comprobar que estuviera vivo, no pude evitar que mis ojos se llenaran de lágrimas de dolor y mi cuerpo reaccionara lanzado un desgarrador grito, que retumbó en la séptima casa, y parte de mi cosmos se difuminó por el lugar, mis dedos temblorosos se ponen en su cuello y mis ojos se abren enormemente al ver la horrible marca que aparece en todas las personas que han sido ahorcadas.
Con cuidado le levanto para abrazarlo y besarlo en todo su rostro, para luego detenerme en sus labios robando un beso de ellos. Cuánto deseaba que estuviera conciente, que respondiera a mis caricias, sin tardar más le alcé entre mis brazos y me dirigí a donde se encontraba Shiryu y Seiya, para la casa de Escorpión. Ahora recorro el camino al revés para dirigirme a su templo, él de la virgen, según me comentó Milo, Shaka mismo atendía a Shun, no le había dejado salir de su templo y ambos se encuentran en el jardín de los Salas Gemelos.
Milo había conversado con Virgo para que lo dejara agradecerle lo que hizo con él, gracias a su poder hoy estaba con vida. El templo de Libra como siempre estaba vacío, solo la armadura dorada del anciano Maestro en su altar en medio del mismo, el cual todavía guardaba vestigios de su presencia y alguna que otra columna congelada. Pasó por éste rápidamente, y encontró la escalinata que guiaba al templo del caballero más cercano a un dios, Cisne jamás supo que tan fuerte podía ser este caballero, pero sabía que él resto de dorados le tenían demasiado respeto, y ninguno se atrevería a contrariarlo. Así que anunció su visita. ¡Maestro Shaka de Virgo! Guardián de la sexta casa solicito su permiso para ingresar a su templo. No recibió respuesta, pero un aroma a incienso, le llenó los sentidos, aspiró ese dulce aroma, cerrando sus ojos, para luego volverlos abrir, así que se adentro en la casa para buscar a sus habitantes, caminó con cautela y fue cuando oyó una discusión que se daba en el salón del templo.
No tienes derecho, a impedirme ver a mi hermano -reclamó la ronca voz del fénix a un joven de largos cabellos dorados y vestimenta hindú quién se mantenía callado, sin inmutarse ni intimidarse frente al imponente caballero del fénix que le vociferaba. Fénix, esta es mi casa, te recuerdo, para que el cosmos de tu hermano sane es necesario que se mantenga alejados de todos los que perturban su energía y tú eres causante de una gran perturbación, así que por ningún motivo te podrás acercar a él por el momento, le dijo en actitud paciente. A la vez que Iki, le tomaba de su sari blanco en actitud amenazante, Virgo lo tomó de las muñecas, para que lo suelte en el instante que abría sus ojos color cielo y los fijaba en los del Fénix. He dicho que no te dejare pasar al lugar en que ésta, es solo para los descendientes de Virgo. Yo que sepa eres un Leo ¿No es así? Iki de Fénix, así que será mejor que te vayas ahora.
Iki con sus pupilas fijas en las del caballero dorado, no trataba de ocultar su rabia, y con ironía dijo: Pero que rostro tan bello ¿Qué pasaría si recibe directamente mis alas ardientes? ¡Ay, Fénix! A mi no me amenaces, le dijo alzando su energía Que no eres más que un mono en la mano de Budá. En el momento que su cabellera dorada ondulaba a causa de la energía emanada. Iki, rió en son de burla y tomando con sus manos el rostro de Virgo, le selló los labios con un beso que hizo que Shaka, quedara estático sin saber que hacer, con sus manos en su pecho empujó al Fénix provocando que Iki cayera sentado.
Fénix, en respeto a tu hermano, olvidaré este incidente, le dijo con su voz entrecortada de la furia ¡Pero lárgate de mi templo! Le gritó haciendo retumbar la casa de Virgo a la vez que su energía se elevaba hasta el infinito. El fénix, se levantó sin mediar palabra y se fue refunfuñando.
Hyoga se quedó con la boca abierta ante la situación que presenció. Iki, lo vio entrar por la puerta trasera del templo decidió que era mejor partir, no quería que ese idiota ruso, le viera ser humillado por el Gran Shaka de Virgo, a la vez que acariciaba sus labios rememorando ese beso tan dulce, Virgo le había contestado el beso por un momento. Cisne y Virgo observaron al Fénix abandonar el lugar con rumbo al Partenón pasando al lado de Hyoga, el cual lo siguió con sus ojos, ambas miradas chocaron, provocando una perturbación en el cosmos, ambos eran antagónicos desde el inicio de sus vidas ambos rivales desde la época del mito.
¡Cisne! exclamó Shaka aún con sus mejillas ruborizadas. Si, buscas a Andrómeda, él se encuentra por esa puerta, en breve vendré debo ir al primer templo, cuida de él hasta que yo regrese. Sin mirarlo siguió su camino. Hyoga observaba la extraña actitud de Virgo ¿A qué se debería, porqué no dejaría pasar a Fénix? Y pensó: Lo mejor es no preguntar, porque sería capaz de no dejarme verlo. Sin mediar palabras, ni preguntas continúo a la puerta que le señaló Virgo, sintió como el cosmos del caballero más cercano a un dios, sellaba la casa en su ausencia, para que nadie los interrumpiera.
Aquella puerta de oro con una gran flor de loto en su centro, el cisne iba a colocar su mano en ella para empujarla, pero la misma se abrió de golpe, y una luz cegadora, lo deslumbró, cuando sus ojos se acostumbraron vio el más hermoso paraíso, que sus ojos hayan visto. Se adentró sintiendo tanta paz y frescura. ¡Esto debe ser Nirvana! Pensó y giró su vista por el lugar para encontrar a su amado. El cual estaba sentado cercano a un hermoso lago, algunas mariposas de colores revoleteaban a su alrededor. El estaba vestido con un sari color aguamarina, su pelo recogido en una hermosa coleta su frente la adornaba una piedrita de esmeralda en forma de gota, en su cuello pendía un collar de plata. Hyoga se acercó temeroso a él, se le veía tan etéreo, tan hermoso como un ángel.
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| | | goddesniquel Moira Laquesis - Hiperion
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| Tema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) Sáb Jun 14, 2008 1:55 am | |
| Se sentó a su lado admirando su belleza, pero no ha apartado su posición de loto, ahora que lo veo sonríe dulcemente Yo también les amo, espero poderlos ver pronto, dijo. Ahora que lo denoto bien tiene aún esas horribles marcas en su piel, que en este momento tienen un color morado intenso, Hyoga, dirigió su mano al cuello del muchacho al lado suyo ocasionando que él abriera los ojos asustado ya creía que estaba solo. Hyoga, me has asustado, dijo sonriendo. ¿Con quién hablabas Shun? Preguntó curioso, el otro negó con su cabeza suavemente. Con nadie, solo recordaba, le dijo ¿A qué debo tan grata visita? Así como sus ojos se posaban en los de él. Te extrañaba tanto amigo, y quería agradecerte por lo que hiciste en la casa de Libra, le dijo tomándole las manos entre las suyas y con devoción las besó. Shun, le sonrió dulcemente a la vez que se sonrojaba, bajando su rostro.
Shun, no te avergüences, le expresó en el momento que le levantaba el rostro con su mano, para mirarlo a los ojos, el niño suspiró. Cierra los ojos, le dijo en el instante que le sonreía, él acató con una sonrisa en sus labios, Hyoga amó aquella expresión de dulzura e inocencia, llevó sus manos a su cuello, y desató el rosario de su madre de él, para luego colocarlo en él cuello del menor, besando a su vez los labios sonrojados. Shun abrió sus ojos sorprendido, y de inmediato los mismos se llenaron de dolor y saladas lágrimas inundaron su rostro, Hyoga se sorprendido de su comportamiento expresó: ¿No te ha gustado mi regalo?
Shun le miró con ojos aterrorizados, a lo que Hyoga lo abrazó recostándolo en su pecho, acariciando su espalda suavemente para calmarlo: ¿Qué te sucede mi pequeño? Él negó con su cabeza sin soltar el cálido abrazo. No me merezco que me tomes en cuenta Hyoga. ¿Pero, qué dices? A la vez que le alza el rostro para mirarlo a los ojos. Si a ti yo te debo mi vida entera, y yo por tonto nunca te he dicho que te amo, más que a nada en esta tierra. Yo no quiero que digas no vales. Shun apartó sus ojos llorosos de esos hielos que lo reflejaban: En serio Cisne, no merezco este recuerdo tan preciado para ti. ¿Cómo no lo vas a merecer?, no veo una persona mejor que tú para que resguardes mi más preciado tesoro, porque desde hoy en adelante quiero que me aceptes en tu corazón, como tú estás en el mío.
Tomando con su mano el delicado rostro lo acercó a él suyo para besarlo. El niño en sus brazos tembló y sus lagrimas bañaban sus manos, el recogió con sus labios cada una de esas amargas perlas que brotaban de sus ojos. Llevando la delicada mano del caballero de Andrómeda a su pecho la obligó a permanecer allí, su corazón latía fuertemente debido a aquel contacto. Cuando te vi pálido e inconsciente, te creí muerto y casi mi corazón se paró del dolor que sentí. Quiero protegerte, que ames como yo te amo, quiero vivas todos tus días a mi lado, y que ni la misma muerte nos separé.
¡Hyoga! Susurró entre llantos, yo te amo, con todo mi corazón, pero no te merezco, no hagas preguntas, hay algo horrible que no permite que te corresponda ni a ti ni a nadie, le dijo mientras se levantaba para irse. Pero Hyoga ágilmente le corto su escapatoria, abrazándolo: Permíteme sanar tu corazón como tu has sanado el mío, te amo y por la forma en que late tu corazón, le dijo al colocar su mano sobre el pecho de Shun, acariciándolo sobre el vendaje que cubría la herida que Afrodita le había ocasionado con su rosa blanca
El sintió el corazón de Andrómeda brincar desbocado, y gemir ante el contacto. No me lo puedes negar, tu corazón no miente, tú me amas, Shun, gruesas lágrimas descendieron de esas esmeraldas. ¡Oh, Hyoga! ¿Por qué me haces esto? Temo que algún día me odies, hay muchas cosas sobre mí que no sabes, yo quisiera entregarte mi corazón, pero …su boca fue acallada por los labios de Hyoga, el cual le acariciaba con su lengua los labios instándolo a cederle paso, con su mano derecha acariciaba su mejilla y con la izquierda lo asía de la cintura, su besos iban venciendo el miedo que percibió en él, empezó delicadamente besando y lamiendo, hasta que Shun en afán de un gemido de placer, le cedió el espacio que el necesitaba, probó con su lengua la miel de su boca. Shun poco a poco fue reaccionando y sus brazos se afianzaron en su cuello, y a la vez que paulatinamente se abandonó en sus brazos, hasta que dijo separándose un poco de él -¡Te amo, mi príncipe de hielo! Y yo te he amado desde el inicio de los tiempos mi amado caballero de Andrómeda.
¡Hades! Mi amado Hades, exclamó Hyoga con los ojos cerrados. Mucho dolor has guardado en tu corazón, aceptaré todo el paquete, y decidió ir detrás de Hypnos, quién acababa de abandonar la habitación. Saltó de su lugar y corrió tras él, tomándolo del brazo, le preguntó: ¿Tú te comunicabas con él por medio del cosmos? Yo una vez interrumpí una conversación entre ustedes sin querer. ¿Verdad? Le vio con sus ojos ansiosos Hypnos asintió con su cabeza, pero a la vez bajo el rostro. ¡Lo siento, caballero Hyoga! Pero no me puedo comunicar con papi, hay algo que me impide localizarlo. Sin poder evitarlo gruesas lágrimas cayeron por el rostro nácar del dios del Sueño Eterno. El cisne al ver la desolación de ese joven, bajo su cabeza, y con el corazón comprimido del dolor propio, lo abrazó. Hypnos, no aguantó más y empezó a llorar amargamente, su corazón presentía que algo malo podía estar pasando.
Hyoga acarició los cabellos plateados de ese muchacho, su textura tan parecida a la Shun. Cálmate, verás que todo saldrá bien- le dijo con voz entrecortada. ¡Príncipe Hypnos! El joven deshizo el abrazo. Lune ¿Que deseas? Su madre le desea ver, ella se encuentra con el doctor Matsumoto, es sobre el estado del Fénix y Andrómeda. Él asintió: De inmediato iré con ellos, Hyoga, por favor acompáñame, después de que hablemos con mi madre, iremos con Atenea, y después trataré de comunicarme de nuevo con él, si lo logro los enlazaré ¿Te parece? Le dijo, después de limpiarse con sus manos los ojos llorosos, Además deseo pedirte disculpas por mi conducta tan inapropiada, se dispensó. No tienes porque disculparte, pero tu carácter se parece tanto al de él, comento.
Ambos caminaron, y fue cuando Hyoga preguntó: Tengo curiosidad, ¿por qué me asignaron a esta parte del templo? Está apartada de donde están Atenea y los demás. ¿A quién pertenece esa habitación tan lujosa? Hypnos le volvió a ver y con una sonrisa en su cara le contestó: Es la habitación de mi papi. La habitación de Shun, pensó Hyoga. Es el lugar más seguro en el mundo subterráneo. Explicó, antes de detenerse en esa puerta, la cual tocó. ¿Quién es? Desde adentro preguntó la diosa de la Primavera. Madre soy yo y me acompaña el caballero Cisne. ¡Pasen! El joven abrió la puerta adentrándose a la habitación dónde se encontraba Andrómeda con todos esos aparatos, que le mantenían controlado el ritmo cardíaco y sueros.
Touya, quiero presentarte, a uno de mis hijos, él es Hypnos, mi hijo mayor, le dijo señalando con su mano extendida. Me imagino que a Cygnus, ya le conoces. El joven doctor asintió con su cabeza- es todo un placer conocerlo joven Hypnos, y a usted joven Hyoga es un placer volverlo a ver. Matsumoto, usted es la persona que atiende a Shun, no es cierto, ¿Sabe por qué, se fue de la Fundación con tanto misterio? Cómo le dije a la Señorita Kido, es un secreto profesional y no soy la persona indicada para hablar de esos asuntos, Hades es el indicado, le expresó mientras preparaba una inyección para administrarla dentro del suero.
¿Me podría indicar? ¿Cómo se hizo esa herida? Preguntó Touya- esa mancha negra parece gangrena, no soy muy experto en la materia de armas bélicas, pero el orificio principal es en su espalda atraviesa todo el tórax para terminar en aquí, les explicó señalando el corte él mismo. Pero pareciera que fue hecho con una lanza o flecha por la forma de la herida. Es la herida que ocasionó su muerte, expresó Hypnos preocupado, acariciando los cabellos de su instructora. ¿Andrómeda, es que acaso tu alma nunca encontrará paz? ¿A qué te refieres?, Hypnos, preguntó Hyoga interesado.
Debes saber por medio de Atenea que Andrómeda fue traída al Inframundo como prisionera de guerra, pero no fue así. Mi papi la admiró por su valentía y fidelidad, la encargó para que nos entrenará como nuestra instructora, él siempre supo su historia, y de cómo la trató injustamente Zeus. Mi papi y mi tío, nunca se llevaron bien, según recuerdo. Bueno pero fue Atenea que después de esto le dijo a su padre del ataque de nuestras huestes, para que luego se presentará Némesis con esa maldita flecha, que arruinó nuestras vidas, expresó con voz de rencor.
Una mano se posó en su hombro y el dios del Sueño Eterno la tomó con la suya para luego volverse y besarla. ¡Madre, perdona! Ella acarició la cabeza del joven con sus manos, para después mirar fríamente a Hyoga, por su parte Touya continuaba con su labor en silencio.
Creó que ya terminé de suturar la herida, hasta aquí llega lo que humanamente puedo realizar, ahora debemos ir dónde ésta el caballero del Fénix, los cuatro salieron de esa habitación para luego ir a la contigua en la que se encontraba Iki. Allí estaba Atenea y Mu con él, además de la joven doctora esposa del doctor Matsumoto. Aya, querida ¿Cómo se encuentra? Ella le respondió: “Aparentemente no tiene nada, pero no podemos hacerlo reaccionar sigue dormido, como en estado de coma.” Le pasó el historial médico. Me pueden decir ¿Qué fue lo que le pasó? Touya, le dijo Pandora. Andrómeda lo tocó con sus manos cubiertas de sangre, después de esto ambos quedaron así En verdad no sabemos lo que pasó. Ambos doctores asintieron: La verdad es que la ciencia de los humanos no puede hacer nada por ellos. Entendemos, expresaron las dos diosas presentes. Lo que queda es vigilar cualquier cambio que tenga, puede ser que tuviera un golpe psicológico muy fuerte y sea su modo de defensa en contra de lo que lastima, expresó Aya, a la vez que apuntaba algo en su libreta.
Touya me preocupa Shun, nos llamaron hace unos días, para decirnos que se encuentra mal y luego todo el barullo que se armó después, yo sabía según lo que me habías comentado que ellos tienen poderes especiales. Pero lo que vi me dejo aterrada, es algo que sobrepasa la ciencia humana, le susurró a su marido. Mientras que de reojo admiraba al grupo que se sentó con Atenea, a la mesa de su cuarto a hablar. Pues no te lo niego mi amor, pero según los comentarios que he oído, Shun no aparece, que fue a un tal lugar llamado Tártaro. El Tártaro, me suena, le dijo al momento que acomodaba sus instrumentos en el bolso. Creo que es uno de los lugares que se menciona en la mitología griega. El pelirrojo asintió: Bueno creo que necesitan privacidad, así que nos iremos a nuestras habitaciones, dentro de unas dos horas volveremos para ver el progreso, se excusó Touya. Y ambos médicos hicieron una reverencia de despedida.
Pandora, por favor, indícame ¿Por qué motivo? Shun, dejó la mansión sin ni siquiera avisarnos, expresó Saori a la vez que tomaba un poco de té. Hades no tenía porque reportarles nada, Saori, si él volvió fue para finiquitar su partida para siempre al Inframundo, que es su responsabilidad, pero dime Palas Atenea, nunca determinaste la ruptura del sello del Tártaro, sabes lo que indicaría que Cronos y los Titanes escaparán de allí. ¿Qué dices, Pandora? ¡Que el sello del Tártaro está colapsando! Sí, hasta Hera, quién acaba de despertar lo ha notado, y tu que llevas años despierta al igual que mi señor, no lo has notado, y tu dices ser ¡La Gran Palas Atenea! ¡La amada de Zeus! Es una vergüenza que seas tan inútil, le dijo poniéndose de pie golpeando la mesa con sus palmas. ¡Madre! Exclamó Hypnos. ¿Es que no lo comprendo? dijo angustiada ¿Cómo es que puedes ser tan ciega, de lo que ocurre en tus narices? Y sin mediar palabras se fue corriendo del lugar. Atenea, Hyoga, Mu, se quedaron sin comprender nada, Hypnos solo la siguió con la mirada para caer sentado en su silla de nuevo. ¿Por qué tiene que ser tan complicadas las cosas? Expresó. En verdad lo lamento tanto, se excusó Saori, con lágrimas en sus ojos. Veo que sólo causo problemas. Hypnos la miró contrariado. Demasiada confusión en tan poco tiempo, la verdad es que ahora lo que necesitamos es que todos nos unamos, no podemos quedarnos en rencillas pasadas, reconozco que fue error de nuestros guerreros haber atacado el Santuario en aquella ocasión, y luego en ésta época, lo hicieron para vengar a mi papi, el odio plantó su semilla ocasionando todo este enredo, ahora solo nos queda esperar a que los demás vuelvan del Tártaro. Las Parcas son sabias, y nadie escapa de sus designios, algún motivo tendrá para habérselo llevado,-concluyó.
Última edición por goddesniquel el Jue Abr 08, 2010 9:31 pm, editado 1 vez | |
| | | goddesniquel Moira Laquesis - Hiperion
Cantidad de envíos : 667 Edad : 49 Alas de Fuego : 310188 Fecha de inscripción : 04/06/2008
| Tema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) Sáb Jun 14, 2008 1:56 am | |
| Tiene usted razón joven Hypnos -exclamó Mu de Aries- es usted muy sabio para ser tan joven. El dios del Sueño Eterno le sonrió; Es la experiencia que da la eternidad, se tiene mucho tiempo para pensar en los errores. Hyoga, le miró sorprendido, sí no se había equivocado era su misma mirada y sonrisa, la forma elegante de expresarse, su dulzura en el trato, ambos muchachos tenían algo de él, el cuerpo de Hypnos era en estructura como él de Iki, sus ojos eran como zafiros destellando, piel era nácar y sus cabellos plateados destellaban a la vista.
Cuando de pronto el piso del lugar empieza a temblar, la estructura del templo se conmocionaba ante esa fuerza extraña. ¡El sello del Tártaro! Exclamó asustado Hypnos, quién se levantó rápidamente, invocando su armadura. Atenea, con su corazón latiendo desbocadamente, miró a sus dos guardianes quiénes corrieron detrás de Hypnos. Pandora que salió de su habitación, estaba pálida, miró con terror a Atenea, ella la tomó de la mano. Y ambas corrieron, detrás de ellos, afuera del palacio, las almas de los habitantes del Eliseo corrían aterrados, los caballeros dorados y los espectros trataban de guiarlos a un lugar seguro.
Hypnos buscaba desesperado con la mirada a su hermano menor, Tánatos se encontraba al lado de Ares y Apolo quiénes se encontraban corriendo hacia la entrada del Tártaro.
Un dolor intenso en su cabeza, lo hizo gemir, se incorporó de golpe. ¡Hades, Hera! Abrió lentamente sus ojos observó la habitación detenidamente Esta no es mi habitación, se dijo, mientras se sentaba en la orilla de la cama, pudo admirar los extraños artefactos que se encontraban en ella, esa máquina que hacía ese ruido tan extraño. ¿Que sería? A la vez que la tocaba con su mano, quitándose esas molestas cosas que tenía pegadas en el pecho se puso de pie, indagando con su cosmos, pudo sentir… ¡Atenea! ¡Apolo! ¡Ares!, ¡Perséfone! Los ennumero: ¿Ellos están juntos? ¿Desde cuando? Los hijos de sus mujeres nunca convivían de esa manera, siempre habían sentido repulsión entre ello,- lejos sintió la presencia de Artemisa y Eris.
Pero sus hermanos. ¿Dónde se encontraban? No los pudo localizar. ¡Padre!, el cosmos de su padre se sentía cercano, entonces de seguro se encontraba en el Inframundo ¿Pero, por qué? No estaba él en el Olimpo, además ¿Que pasaba para que la tierra temblara de esa manera? Así que vio sus vestimentas, era una sencilla bata blanca de hospital, pero para él era un harapo, acostumbrado a las finas túnicas de su rango, vio su cuerpo en el espejo. Era muy diferente, su tez estaba bronceada, en su frente tenía una gran cicatriz, que le llegaba a la nariz, cabello estaba más corto de lo que lo usaba y era de color azulado. ¿Pero qué fue lo que pasó? Se tocó el pecho, era igual de atlético que antaño, y suspiró aliviado. Bueno, no es momento para pensar en trivialidades, debo enterarme de que es lo que pasa y porque no siento la presencia de mi amado Hades. Caminó algo mareado hacia dónde se sentía la perturbación, fue cuando las vibraciones símicas se intensificaban, salió del templo para ver a las almas del Eliseo correr atemorizadas, vio a los caballeros de su hija y a los espectros de su hermano.
¡Tánatos! ¿Qué sucede? Preguntó Hypnos al contemplar a su hermano derrumbarse exhausto. Apolo y Ares ya estaban listos para la pelea, los santos dorados, junto a los tres divinos se ubicaron detrás de ellos. De pronto el cielo del Eliseo empieza a rasgarse, tres ases de luces salieron de allí, cayeron desgarrando la tierra los tres jueces: Minos, Radamantis y Eacos, traían consigo la armadura, el casco y la espada de Hades. ¡Apártense! -gritaron los tres a unísono, a la vez que caminaban haciendo retroceder a los estaban frente de ellos. ¡Rápido! Si no quieren morir aplastados. ¡Rápido! Apresuraron los tres jueces los demás no entendía pero retrocedían obedeciendo a la vez que les ganaba la curiosidad.
Hypnos levantó consigo a su hermano y lo hizo retroceder obedeciendo a sus lugartenientes. Atenea y Perséfone ambas observaban a distancia con terror como una enorme cabeza se asomaba por la ruptura. El Hecantoquiro se asomó por aquel lugar y vio el Eliseo. Creo que hemos llegado, anunció a Hera y Poseidón, con cuidado pasó su enorme pierna por allí y se fijó de no aplastar nada, traspasó el túnel de dimensiones al Eliseo, al tocar tierra hizo temblar todo.
Los caballeros y dioses cercanos a dónde el pisó levitaron evitando ser aplastados, Apolo preparó su arco listo para atacar y Ares desplegó su espada de doble filo, los caballeros y espectros cubrieron a Atenea y Perséfone. El monstruoso dios, se arrodilló dejando descansar, en él suelo su mano derecha. Tánatos e Hypnos se miraron entre si. Ese era Briareo, el Hecantoquiro guardián de la puerta del Tártaro. Fue el mayor de los hijos de Hades quién habló: Briareo, ¿Quién te ha dado permiso para salir del Tártaro? ¡Radamantis!, explícate. Yo le he dado permiso, pequeño, se oyó la voz cansada de Hera, que provenía de la mano que el otro colocó en el suelo.
Apolo y Ares, quiénes desde el aire tenía mejor vista que su primo hermano, se volvieron a ver pálidos, para luego dirigirle una mirada de terror al dios del Sueño Eterno. Poseidón soltó a Hera, besándola en su frente, bajó levitando de la mano gigantesca. Tánatos e Hypnos, necesitamos ayuda -exclamó con el rostro desencajado. Ares y Apolo, vayan al Olimpo por la Ambrosía. Ambos dioses obedecieron, después de lanzarles una mirada de dolor a los hijos de Hades. El rostro del dios del Sueño, empalideció, su hermano sollozó, ellos detectaron el débil cosmos que provenía de la mano de aquel guardián. Hyoga, notó el cambio de actitud de esos dos muchachos, intentó caminar hacia ellos pero las manos de Atenea y Perséfone lo detuvieron. El sentía claramente el temblor en las manos de la hermana mayor de Hades, Hyoga se volvió lentamente, el rostro siempre sereno de Perséfone estaba contraído por el terror, la misma Atenea estaba peor que su prima, muy en el fondo de su corazón lo empezó a sentir un potente cosmos como nunca había sentido en su vida, ni siquiera con Hades, Poseidón o Hera, ni la misma Atenea lo tenía, provenía detrás de ellos, fue cuando lo vio era Iki, quién caminaba descalzo y cubierto por aquella bata de hospital blanca, todos los espectros a su alrededor se hincaban frente a él, los caballeros dorados de inmediato lo hacían también.
Atenea y Perséfone se postraron sus rodillas en el suelo, obligándolo a él a hacer lo mismo. Fue cuando escuchó directamente a su mente el mensaje de Camus: No hagas nada de lo que te puedas arrepentir Hyoga, ¡Te lo suplico! De inmediato intervino Atenea: No sé ¿Cómo pero el que tenemos al frente es mi padre Zeus? ¡Atenea! Murmuró Hyoga. Si en su forma humana Iki, era orgulloso y pendenciero, le dijo la de los ojos de lechuza. Ahora que Zeus ha reencarnado en él, sería muy peligroso contrariarlo
¡Briareo! -la potente voz del rey de los dioses hizo temblar al Hecantoquiro. ¿Qué haces fuera del Tártaro? Acaso no te encomendé que los Titanes no escaparán. Caminó hasta ubicarse al frente de Poseidón, y sus dos sobrinos. Briareo iba a contestar pero fue Poseidón que se adelantó: Yo le he traído conmigo hermano. Zeus lo miró extrañado a los ojos, para luego levantar su mano para posarla en la mejilla del Emperador de los mares. ¡Te he extrañado Poseidón! le dijo a la vez que acercaba su rostro para besarlo en la boca, el dios marino abrió grandemente sus ojos, para luego volverlos a la normalidad. No entiendo ¿Que hacemos todos en el Inframundo? El reino de mi amado Hades, y por cierto ¿Dónde ésta él? Ante tal pregunta el corazón de Poseidón brincó en su pecho, sin saber que decir le miró con sus ojos reflejando angustia. Zeus posó su mano en su hombro apretando firmemente, y fue cuando reaccionó no importaba que Zeus estuviera allí, era necesario que Hades fuera atendido y con desesperación miró a todos los presentes.
¿Alguien conoce a un tal Touya Matsumoto? Lo necesitamos de inmediato, Hades necesita atención, fue Perséfone la que se levantó rápidamente, corrió hacia ellos y haciendo una reverencia frente a su padre y tío, dijo, después de rogar con sus ojos a los dos jóvenes dioses detrás de Poseidón que actuarán con cuidado. Él es médico de Hades ahora mismo Lune, lo traerá. Zeus, sin entender mucho lo que pasaba empezó a determinar con sus ojos a Perséfone y luego a Poseidón, alzó su cosmos buscando a Hera que se había mantenido muy quieta abrazando a Hades, y llorando en silencio, si la situación en la que se encontraban era mala esto la iba complicar.
¡Hades! Sollozó ella abrazándolo fuertemente a su pecho. No permitiré que te vuelva a tocar te lo prometo no importa lo que me haga. Hades -gimió levemente ante el movimiento, ella le besó su frente cariñosamente. La localizó en la mano de Briareo, alzó la vista al Hecantoquiro, quién de inmediato bajo su rostro para no mirarlo a los ojos. ¡Hera! Murmuró, empezó a levitar hasta allá pero de la misma forma Tánatos e Hypnos se lo impidieron, plantándose frente a él.
Zeus les miró con desprecio, analizó sus rostros, y no les reconoció bien. ¿Cómo osan impedirme el paso? ¿Quiénes sois? No te interesa saberlo, simplemente no te acercarás a ellos, expresó Hypnos colocándose en frente de su hermano. ¡Hypnos! Exclamó Hera asustada. ¡Quítate del frente de mí! ¡Ah, si eres el hijo bastardo de mi hermano! Perséfone está es la educación que le has brindado a éste mocoso. ¡Hypnos, por favor, no compliques la situación! -suplicó angustiada, llevándose la mano a su pecho para calmar su agitado corazón.
Hypnos no contestó simplemente tendió la mano hacia dónde se encontraba la espada de su progenitor, y la misma atendió a su llamado, llegando hasta su mano, para luego brindársela a Tánatos, el cual se encontraba tras de él. Hermano, si yo cayera en combate, corta con ella sin piedad a Zeus, dios de la muerte, le ordenó. Si yo soy el hijo de Hades, el dios del Sueño Eterno, quién en castigo por lo que le hiciste a mi padre cuando las Parcas deshicieron sus cuerpos inmortales les puse a dormir dos mil años.
Todos los presentes angustiados se preparaban para proteger a los habitantes del Eliseo en caso de que fuera necesario debido al enfrentamiento de estos dos dioses. ¡Tú, un dios no me hagas reír! Tu padre te catalogó así, pero no eres más que Perseo o Héracles mis hijos con humanas, eres tal vez tan solo un semidiós. ¿Cómo crees que te enfrentarás a mí? Expresó a la vez que soltaba sonoras carcajadas. Tú jamás podrías haber tenido tanto poder como para dormirme, niño tonto.
¡Ya basta por favor! Suplicó Hera. No es momento para pelear Hades necesita ayuda. Briareo se incorporó para alejarlos de la batalla, tapando cuidadosamente a Hera, Tánatos y Hades con su otra mano. Hera depositó con cuidado a Hades completamente en la palma de la mano del otro, y corrió a detener a Tánatos quería salir a ayudar a su hermano abrazándolo por la espalda. ¡No lo hagas por favor te suplicó niño querido!
¡Hermano! -gritó Tánatos desde el interior de aquel improvisado resguardo. Hypnos al observar a Zeus, sin su armadura, él elevó su cosmos ordenando a la armadura que le cubría abandonar su cuerpo, Zeus admiró aquel gallardo joven, había heredado una belleza singular, es el hijo de su hermano, pero lo sentía, ese día acabaría con él, nadie en esta Tierra podía rebelársele y mucho menos los hijos de los humanos. El cielo del Eliseo empezó a oscurecerse así como la furia del rey de los dioses, todos los guerreros presentes se dispusieron a cubrir a su diosa Atenea quién en este momento no soltaba a Hyoga, procurando tenerlo a salvo, ella sabía más que nadie por experiencia que su padre era muy belicoso y vengativo. Me he quitado mi armadura, porque cuando te venza quiero hacerlo sin que me recrimines que lo hice por la protección de la armadura. ¡Ja! Exclamó Zeus, lo siento no llegarás a tocarme un solo cabello, y esto pienso terminarlo rápido.
Ambos levitaron un poco más arriba tanto que Briareo los podía ver a la altura de sus ojos, Zeus llevó sus manos a la altura del pecho uniéndolas enfrente suyo para luego separarlas. En ellas se podían ver poderosas centellas chocar entre sí y potentes rayos empezaron a iluminar el cielo oscurecido, el más joven le veía sin inmutarse hasta había cerrado sus ojos. Perséfone, había sido retirada por Poseidón del lugar, le veía aterrada y temblando en los brazos de su tío, él se deshizo del abrazo de la diosa de la Primavera, para luego ponerse en enfrente de los caballeros dorados. Los espectros se habían enfilado enfrente de Briareo encabezados por los tres jueces, los cuales tenían la vista fija en su príncipe. Los cabellos del joven dios ondulaban por el viento provocado por Zeus, quién le sonreía con ironía. Ya cuando creyó listo su ataque lo lanzó contra Hypnos, quien sonrió al ver que al fin se decidió, y alzando su mano despacio, lo retuvo con facilidad para luego deshacerlo y de su mano salió un potente rayo, que impacto en el vientre de Zeus, sacándole el aire, esté cayo hincado en la tierra, tosiendo para recuperar el aire.
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| | | goddesniquel Moira Laquesis - Hiperion
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| Tema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) Sáb Jun 14, 2008 1:58 am | |
| Hypnos bajo hasta colocarse enfrente de él, Zeus en este momento estaba dispuesto a contraatacar con todas sus fuerzas, iba desaparecer a ese mocoso sin dejar rastros de él, en el transcurso de la historia. La espada de Hades por voluntad propia voló de las manos del dios de la Muerte. Zeus se levantó contraatacando cuando una sombra se interpuso entre los dos con la espada de Hades quién repelió la energía, cuando todo se había aclarado, vio aquella joven frente a Hypnos sosteniendo la espada de su hermano. ¡Andrómeda!, exclamó Hypnos sorprendido al verla de pie, después de lo grave que estuvo. Cloto, la moira me dio un encargo, y yo siempre cumplo mis promesas, le dijo. ¿Pero que tenemos aquí? Mi nuera, la esposa de Perseo. Te le agradezco Andrómeda, pero esta no es tu pelea, expresó tomándola por los hombros la apartó. Hypnos, dios del Sueño Eterno, nunca me escondería detrás de una mujer-. Ya se disponían de nuevo atacar Cuando Hera gritó desesperada, ella conocía bien a Zeus, si quería exterminar algo, lo haría a cualquier costo, ya había acabado con su padre Cronos, de la misma manera. ¡ES TU HIJO!, ¡ES TU HIJO!, ¡ES TU HIJO!, gritó desesperada.
Tánatos la miró con sus ojos desorbitados, para luego ver a Zeus. Él se detuvo en seco mirando con asombro al joven frente suyo. Hypnos, lo miró con odio en esos ojos que siempre habían reflejado bondad, Andrómeda se lanzó a sus brazos, tratando de calmar la furia en su cosmos, que amenazaba con acabar con el Eliseo ¡Calma mi precioso niño, calma! ¡Ahhh! Gritaba con dolor y furia reprimida.
Hyoga quién escuchó esto se quedó paralizado, en los brazos de Atenea, sintió en el lugar del corazón solo quedaban trizas. Shun, ¡Tú me amas a mí! ¿Verdad? Se decía, Hades prometiste amarme toda la vida Se decía a si mismo, en el momento que algo en su mente se rebeló. Un intenso dolor en su cabeza, se hizo presente, con furia golpeaba su frente contra suelo tratando de calmar su dolor. Cuando de pronto su energía se liberó del todo, recordaba su vida pasada completamente: ”El orgullo de Odín, su padre. Heredero del Valhalla, un dios guerrero de Asgard, olvidado de la historia, borrado de la misma por la vergüenza de ser eliminado por Zeus.
Zeus identificó de inmediato al dios guerrero que él exterminó en el pasado, lo buscó de inmediato con su vista y lo encontró en los brazos de su hija Atenea. ¡Maldito! ¿Como es que estás vivo? Le gritó a la vez que Atenea se colocó enfrente de Hyoga. ¡Palas Ateneas, quítate del enfrente! Le ordenó Zeus, ella negó con su cabeza, pero lista para retener el poder de su padre.
Zeus sin contemplaciones, no importando que liquidara a su hija y sus guerreros, le lanzó un rayo directo a ello Hypnos no pudo moverse tan rápido como quiso, Hera se quedó estática, pero un poder detrás de ella hizo detenerse el tiempo, ante Zeus aparecieron las Parcas. Cloto tomó el hilo de la vida del rey de los dioses y lo estrujó. Zeus cayó de rodillas delante de la más vieja: “Aunque seas el Gran Zeus, no has dado un solo paso sin que nosotras lo permitiéramos” expresó Cloto. “Todo ha sido hilvanado para este momento” dictaminó Láquesis “En que toda verdad debe ser dicha, y se ejecuta lo dictaminado por el Tiempo, es el momento en que la profecía se cumple” sentenció Atropo. “El heredero de Cronos, ha tomado su lugar, y él, el señor del Tiempo, ha sido destronado por su sangre”proclamarona unísono las tres.
Tú me atacaste a traición aquel día. ¡Maldito! Le vociferó Hyoga enfurecido, inmediatamente Shiryu y Seiya lo cubrieron, la armadura de divina del Cisne abandonó su cuerpo, y del cielo de aquel lugar apareció la armadura de Odín, junto con la espada de Balmung. Ahora si lucharemos en igualdad de condiciones Zeus, llama tu armadura sagrada, y enfrenta a Baldur Hyoga, el hijo de Odín, dios guerrero de Asgard.
Un gemido proveniente de un lugar a sus espaldas les hizo volverse, aún Tánatos con la mirada pérdida ante la revelación de su tía. ¡Hera! Gimió Hades tratando de hablar débilmente ¡Lo prometiste! recriminó con voz quebrantada, habla dificultosamente: Era mi secreto. La Reina de los dioses corrió hacia él, levantándolo en sus brazos lo acunó contra su pecho. Tánatos miraba la escena como si estuviera en otro mundo. El cabello de su gemelo iba perdiendo el color esmeralda que lo distinguía en esta era, por un color ébano brillante. ¡Hermano amado perdóname, es que no podía permitir que le dañara! Lune, apareció enfrente de ellos con Touya, quién casi se muere de un infarto al ver a tan descomunal personaje y lo peor mirarse de pie en la palma de la mano del Hecantoquiro. ¡Hades! Susurró Touya, al ver el estado en que se encontraba, se preocupó.
Nadie se dio cuenta que Zeus aprovechando, la distracción de Hyoga, al ver aparecer a Lune con ese hijo de humano en la mano de Briareo. Zeus, se materializó en la palma de la mano del mismo a la par de Hera, quién se entumeció al sentirlo detrás de ella, el observó la condición de su hermano y se hincó a su lado, tocando con su mano la mejilla pálida y congelada. ¿Por qué, Hades, por qué me lo ocultaste? Hades iba a responder movió su boca para hablar, pero le faltaron las fuerza y volvió a desfallecer, Hera sollozó desolada, Zeus, con cariño la abrazó acunándola en su pecho. Touya observó al que era el Fénix, su aptitud muy distinta al joven caballero de Atenea, así que decidió sabiamente no emitir opinión. Es necesario llevarlo al templo, les dijo: Su hermano está grave, me temo que él niño no sobrevivió, talvez sea necesario hacer un legrado, lo antes posible. Ambos dioses se miraron sin entender mucho lo que él humano les decía, pero Hera recordó lo que Cloto, les había dado, ella hipando le dijo: “Este es mensaje que el destino le ha escrito, esto me ordenaron entregarle con esta vasija, dice que todo se aclara en esta nota”. Las Parcas solo se comunicaban con los dioses, los humanos le eran demasiado poca cosa como para determinarlos, ellas las diosas más antiguas que se conocían eran vanidosas y orgullosas, hasta los mismos dioses olímpicos les temían.
El joven leyó el contenido, ante la mirada atenta de los tres dioses a su alrededor. No podemos perder tiempo, les dijo seriamente. La vida de su hermano depende de que nos movilicemos rápido. Zeus sin perder tiempo, lo toma en sus brazos le hace una seña a Hera y ésta toma del brazo al doctor y los cuatro desaparecen en halos de luces.
Hypnos, cayó de rodillas llorando desconsolado ante Hyoga, quién se acercó a él diciéndole: ¡Cálmate pequeño! Hades estará bien, Zeus, le ama, no le permitirá morir. Briareo baja con cuidado a Tánatos que caminaba con un autómata hasta su hermano con la mirada pérdida. ¡Papá!- exclamó, para luego llorar amargamente, cayendo de rodillas.
¡Vaya! Más peones aparecen esto se pone divertido. Perseo, tu padre ya apareció, así que esos dos bastardos son los hijos de Zeus. Mira como lloran tus hermanitos, rió escandalosamente, y Cronos por fin has hecho lo que esperaba, la red se ha hilvanado perfectamente, pronto será mi momento, me muero de ansias de volver a estar entre tus piernas Hades amado. Hyoga de nuevo tendré que conspirar para asesinarte, rió como un desquiciado. El tiempo se acorta Cronos, esta vez seré yo quién gane. Caos, no lastimes a mi padre ¡Te lo suplico! -rogó Perseo desde el vacío de su mente. Mientras Caos tomaba la forma de ese espectro que había asesinado. ¡Valentine! Se volvió a dónde lo llamaban, era Perséfone. Lleva a la doctora Matsumoto este mensaje de su esposo. Sí, mi señora, le dijo mientras hacía una reverencia ¡Claro que lo haré mi querida Primavera! Rió malignamente. Pronto será mío completamente,- Se gozaba del sufrimiento de todos, retirándose del lugar.
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| | | goddesniquel Moira Laquesis - Hiperion
Cantidad de envíos : 667 Edad : 49 Alas de Fuego : 310188 Fecha de inscripción : 04/06/2008
| Tema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) Sáb Jun 14, 2008 1:59 am | |
| Capítulo 7: Hypnos y Tánatos, ya no son tus Hijos Zeus Con el corazón latiendo fuertemente en su pecho, trataba de colocar la vía en ese brazo, el cual se encontraba frío, las venas se habían contraído debido a la falta del vital líquido, ya se había dedicado a sellar las heridas de sus muñecas, les había hecho unas puntadas en total diez en cada muñeca, lo había vendado, sobre sí sentía la mirada de esas dos personas, uno el que siempre había sido el hermano de su amigo, era una persona extraña, antes era arrogante y de pocos amigos, se diría. Pero algo había cambiado en él en su mirada, no sabía como decirlo, era como el orgullo personificado, impaciente, le miraba como si fuera un bicho raro, la joven rubia a su lado lloraba en silencio, desolada, tanto que sus ojos zafiros lucían cruelmente enrojecidos se sentía una atmósfera de tensión. “Debes dejar que la última gota de sangre abandone su cuerpo” Su corazón ya se había detenido, así que se preparó y colocó aquella sangre con desconfianza. Esto sobrepasaba cualquier estudio sobre la materia, levantó su vista a sus acompañantes, aquel imponente hombre que es Iki se acercó a ellos.
Él había hecho todo lo humanamente posible, así que se sentó al lado de la cama y revisaba el monitor del corazón, todavía se mostraba esa línea recta, miraba con ansia su reloj, creyó que para su salud física era mejor limitarse a ese simple hecho y rogó por la vida de su amigo, debía examinar si realmente el niño había muerto. Pero por su estetoscopio, no lograba escuchar nada, era como si una barrera invisible se lo impidiera, tampoco el ultrasonido servía. Era realmente extraño, pensó.
¡Mi niño hermoso! Acariciando su frente retirando los mechones color ébano que la cubrían, estaba frío al tacto delineo su nariz cuidadosamente bajando hasta sus labios, sonrió al tacto. Siempre, has sido perfecto, pensó una belleza única. Lo ha deseado desde siempre. ¿Por qué, mi hermoso, siempre prefieres a cualquiera en mi lugar? Descendió su mano hasta el vientre abultado y la recostó allí. En sus ojos podían deslumbrar como los relámpagos en una noche nacer. Hera ¿Tú sabías que Hypnos y Tánatos eran realmente mis hijos? Volviéndose, sin quitar la mano del vientre de Hades. Ella lo miró como si le estuviera hablando en otro idioma, bajando su rostro, miró de reojo al joven doctor, para luego asentir con su cabeza.
Se acercó a su gemelo sentándose en su lecho tocó su pecho desnudo, entre los sensores de esa máquina, como para poder sentir el latido de su corazón, Hera suspiró: “El te perdonó, pero me dijo que sus hijos serían solo suyos, así lo respete. Ares también es tu hijo, así que si el soportó por mi, aquel cruel trato que le infringiste, yo soportaría estar unida a ti por matrimonio”. Aunque no era mi deseo, que diosa que se respete, le gustaría verse siempre engañada, o ser el reflejo de otra persona, le dijo tranquilamente. Pero pude cumplir mi prometido que era liberarlo de ti, que sus hijos crecieran felices a su lado, pero jamás pensé que mandarías a Némesis para acabar con él -le recriminó con el semblante muy serio. ¿Qué yo, hice qué? la furia de Zeus hizo que el Eliseo fuera atacado por grandes relámpagos. Yo jamás. ¡Escúchame bien! Nunca atacaría a Hades de esa forma, Soltó las palabras siseando de la furia interna que sentía, a la vez que le apretaba fuertemente del brazo, lastimándola.
Touya se levanto de su silla no pudiendo estar sin hacer nada. ¡Suéltela, no la lastime! Exigió con voz firme. ¿No ha visto que ya ha sufrido suficiente? Sé que es una situación difícil y que no me debería meter, pero es demasiado para mi ver que lastimen a una mujer, que debe ser protegida. Zeus, lo miró con desprecio, hizo un mohín de disgusto, soltando a Hera quién se cayó de la cama. Touya le tendió la mano, la ayudó a incorporarse. Perturba la paz de mi paciente, le exijo que salga y espere afuera con los demás –Le ordenó a la vez que se sentaba, de nuevo observando impaciente cualquier cambio. ¿Podrá ser cierto, lo que dijeron esas mujeres? pensó. Zeus, por su lado salió azotando la puerta.
Él levanto su vista hacia la puerta suspiró aliviado llevando su mano para el pecho, luego miró a Hera y le sonrió dulcemente, ella agradeció con su cabeza para luego ocupar de nuevo su lugar al lado de su hermano, tomándolo de la mano y besándola.
Salió de ese cuarto hecho una furia, para toparse de frente con él. ¡Hypnos! El dios del Sueño Eterno le miró a los ojos sin expresar sentimiento alguno, detrás de él estaba Tánatos, el sin moverse de su lugar iba tocarle el rostro, pero Hypnos apartó el rostro, esquivando el paso a la velocidad de la luz. Tocó la puerta suavemente ¡Adelante! Exclamó desde dentro del recinto el joven doctor, ambos dioses ingresaron, primero Hypnos sin voltear a ver atrás, seguido de su hermano, quién miró de reojo a Zeus, con sus ojos cargados de angustia, él suspiró al ver cerrarse la puerta tras ellos. ¿Qué se habrá creído ese humano? Pensó y fue cuando los vio acercándose, Ares, caminaba apresurado con el elíxir, en sus manos, seguido de Apolo y Atenea.
Ares se detuvo frente a él, le miró a los ojos y sonrió: -bienvenido padre- le dijo a la vez que le besaba en la boca. Zeus, solo acató a abrazarlo fuertemente, Apolo y Atenea se acercaron a él juntándose a ese caluroso saludo. El se separó de Ares, quién haciendo una reverencia, sigue su camino al cuarto de Hades, apresurado, hasta que se pierde detrás de esa puerta. Atenea se acerca y le besa en sus labios, para luego abrazarse a su pecho sentir el latido de su corazón y él le acaricia suavemente los mechones lilas, y observa la belleza de su hijo Apolo, sus largos y brillantes cabellos azules, y ojos turquesa. Sus niños, en su mente pensó, que se merece el desprecio de Hypnos y Tánatos, él los humilló, desprecio y persiguió por celos, cuando meditó, se dijo: ¿Qué le reclamó a Hera? Yo hice lo mismo, en verdad nos parecemos, tanto mi pequeña traviesa, aún con este pensamiento en su mente fue cuando lo vio allí sentado entre los guerreros de su hija. ¡Ese desabrido rubio! ¿Cómo es que esta vivo en esta era? Y le lanzó su mejor mirada de odio.
Señor Touya ¿Como se encuentra? Le preguntó el joven príncipe Tánatos, sus ojos estaban llenos de angustia, era el mismo rostro de su amigo, le miró como embobado. Hera le tendió la mano y lo hizo sentarse al otro extremo de la cama, Ares, quién se había ubicado en la cabecera de la cama, acariciaba suavemente los cabellos de seda negra, y venía como la sangre ingresaba lentamente en las venas de esa preciosa criatura. Madre he traído el elíxir de la ambrosía, no creo que lo pueda tragar en ese estado, le miró preocupado, la piel mostraba un horrible color grisáceo.
Ella se levantó y caminó hasta Tánatos que lloraba en silencio, observo a Hypnos, callado quién prestaba atención a la escena desde una esquina de esa habitación con la mirada pérdida, si sin duda Hypnos, era el legítimo hijo de Zeus, y suspiró ni siquiera Ares con todo su orgullo guerrero y belicosidad, se parecía tanto. Y Tánatos era el dulce carácter de su hermano mayor en la juventud, le abrazó para acunarlo en su pecho y besar sus aromáticos, cabellos. ¡Ya bebé! No llores que tu papi va estar bien, lo prometo, le podrás dar la sorpresa que tienen para él ya lo verás, le dijo a la vez que le levantaba el rostro bañado en amargas perlas de dolor, con sus manos. ¿Y éste, es el temible dios de la muerte? ¡El hijo de mi hermano Hades! Expresó guiñándole uno de sus ojos.
¡Ares! ¡Ares! ¡Ares! Esas tres voces llamaron al dios de la guerra, quién perdió de vista la habitación se vio en un lugar oscuro y en él una niña pequeña que le enseñaba el frasco dorado del elixir: “Ares, dios de la guerra, Hades necesita de la ambrosía, dásela a beber”. Ares no podía moverse su cuerpo lo sentía pesado, quería alcanzar aquella chiquilla. ¡Revive a nuestro amo, Ares! ¡Revive a nuestro amo!
¡Ares! ¡Ares! ¡Ares! Hypnos sacudía de sus hombros al dios de la guerra, quién estaba como ido desde hace veinte minutos. El doctor Matsumoto, le había tomado el pulso y no presentaba nada anómalo, le revisaba sus pupilas las cuales estaban dilatadas. ¡Ares! Le gritaba Hypnos y fue cuando de repente, el dios de la guerra enfocó su mirada en los ojos azules del dios del Sueño Eterno, sonriéndole, poco a poco miró a su alrededor lo último que recordaba era que estaba en la cabecera de la cama de su tío, se vio en el sofá del lugar, al otro lado, Tánatos observaba con Hera en dormitando en su regazo. Ares, toma con sus manos el rostro de Hypnos, quién suelta sus hombros asustado, y dice: “Eres realmente hermoso, mi niño.” Acarició los cabellos de plata, y lo atrajo hasta abrazarlo contra su pecho, a Hypnos su corazón empezó a latir tan fuerte que pensó que saldría de su pecho. Ares le alzó el rostro con su mano delicadamente, para luego besarlo suavemente en los labios, la tez blanquecina del dios del Sueño Eterno se matizó carmesí, a lo que Ares sonrió diciendo:. Sí, siempre me han de despertar así, volveré a perder la conciencia más seguido. Le expresó en son de burla, volviendo a besar esos tentadores labios, le dijo: Te devolveré a tu papi, querido mío. Levantándose con el joven en sus brazos, apretándolo contra sí suspiró para luego bajarlo delicadamente hasta que se afianzará en el suelo, se separó de él.
Tomó en sus manos el frasco que le dio Artemisa, le destapó y bebió del elixir, apartando a Touya, se acercó a Hades incorporándolo, al alzarlo de la nuca delicadamente con una mano, se hinco hasta estar a su altura, con su otra mano acarició los labios fríos, del señor de los muertos, con cuidado se los abrió delicadamente y luego unió su boca a la de Hades, depositando aquel líquido dentro de ella, se separó de él. Touya no entendía la actitud de aquellos seres, a los cuales estudiaba con gran extrañeza, y determinó que lo único que haría limitarse a su trabajo, así que volvió a su asiento y miraba el monitor de aquel aparato mientras rezaba internamente por su amigo.
Ares ¿Qué haces? Preguntó Tánatos, en el momento que colocaba a su tía en aquel sillón, dejándola descansar, ya que ella después de que la doctora Matsumoto le suministrará un calmante. Hera, dormía en el regazo de su sobrino, la diosa había perdido el control al ver que Ares, había entrado como en un estado de catatónico. Sus nervios colapsaron, ante las vivencias de ese día. Aya, después de fijarse que el medicamento surgiera efecto salió a informar del estado de Hades, a los que esperaban fuera de la habitación. Le doy la ambrosía, Atropo me lo ha ordenado. Expresó calmadamente. Hypnos le miraba desconcertado. Volvió a repetir la operación.
Cloto ¿Estas segura que esto servirá? Inquirió Hades, ella asintió: “Ahora deberá volver poco a poco a recuperar todas sus fuerzas” Completó Láquesis, ya Atropo le indicó a Ares, qué hacer. Láquesis acarició el rostro de su señor, él le sonrió. Ya sabes debes mandar a Andrómeda a buscar a Casandra, ella sabe donde esta la ubicación de los tesoros de Cronos, para combatir al Caos. Ahora le conoces, sabes su presencia y no te volverá a engañar. Lentamente el joven ante ellas, empieza a desvanecerse: ¡Recuerda señor! Tu amado y tú serán capaces de vencer a Caos y salvar esta Era de Cronos, ¡Recuérdalo!, ¡Recuérdalo! Se iba desvaneciendo aquella voz.
¡Mi amado Hiperión! Susurró en los labios de Ares, el monitor del corazón empezó a brindar sus latidos fuertemente y su pecho brincó al recibir de nuevo el aire en sus pulmones. Ares limpió con su mano los rastros del elixir de la boca de aquella belleza y pensó: ¡Hiperión! ¿El titán? ¿Tú amas a Hiperión tío? No debe ser un error. Lo depositó de nuevo en la almohada, Suspiró, aliviado para luego tenderle la mano a Hypnos quién se acercó a él y Ares le acunó en su pecho e Hypnos le abrazó Ares aspiró el aroma de esos cabellos plateados. ¡Te amo, Ares! Soltó el dios del Sueño Eterno como un suspiro contra su pecho. ¡Mi precioso niño! Yo también te amo desde la eternidad.
Tánatos se sentó en la orilla de la cama de su papi, tomando su mano delicadamente la besó, y sonrió a su hermano y cuñado. ¡Vamos Tana! Límpiate esos ojos hermosos, no quiero, verte así y lo preocuparás cuando despierte, le indicó Ares. Tu madre, esta preocupada, anda tráela, el joven asintió con una sonrisa, le dio un beso en la frente a Hades, se despidió haciendo una reverencia a Touya, salió como un bólido por aquella puerta después de besar a su hermano y a Ares. Ambos sonrieron ante la efusividad del más serio de los hijos de Hades. ¡Vaya amor! Y yo creí que eras tú, el efusivo, le dijo acariciando su mejilla. ¡Oh, Ares! No molestes, se quejó en el momento que capturaba sus labios besándolo apasionadamente, y Ares lo abrazaba desde la cintura.
¡Ejem! Disculpen Expresó el doctor que empezaba a sentir que incomodaba, y al ver que el joven Hades había reaccionado, decidió que era mejor regresar con su esposa. -Creo que será mejor que me retire, con su permiso. Los jóvenes se separaron y luego, de darle permiso, le guiaron hasta la puerta. Ares, tomó a su madre en brazos y él, la guío fuera de esa habitación. Hypnos se sentó al lado de su papi a vigilar su sueño un rato. Fue cuando entró Zeus, a la habitación y se sentó al lado contrario de la cama. Hypnos, apretó sus manos fuertemente en sus rodillas y no levantó la mirada del rostro de su progenitor. Zeus acarició suavemente el rostro de su adorado hermano, y observó a su hijo, que lo ignoraba. ¡Hypnos! Le llamó suavemente, pero joven no le contestó, mordió sus labios, a la vez que Zeus le admiraba de nuevo, ese porte elegante, esa forma de morder sus labios en definitiva tenían tanto de Hades, y esa furia en sus ojos definitivamente era de él. Si le iba a costar ganarse a ese niño.
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| | | goddesniquel Moira Laquesis - Hiperion
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| Tema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) Sáb Jun 14, 2008 2:00 am | |
| Tan exhorto estaba en ignorarlo, que no se dio cuenta cuando él estaba arrodillado entre la cama y él, tomándole las manos. Hypnos escúchame, te lo ruego, le dijo con voz cansada. Hypnos ignoró sus palabras con sus ojos fijos en el rostro pálido de Hades, el cual respiraba tranquilamente en un sueño reparador. ¡Papi!- pensó, su respiración estaba forzada por la furia que sentía, trato de soltar sus manos pero él las asía fuertemente, y fue cuando sintió como él le besaba los nudillos, lo miró a los ojos no comprendiendo su actitud. ¡Hijo mío! Asiéndole la cara con su mano, iba a decir algo pero la furia que sentía le cerró la garganta y se le aglomeró en sus ojos color zafiro en forma de lágrimas que luchaban por salir de ellos. Apenas pudo hablar con su voz susurrante: ¡No me toques, no tienes derecho! Le recriminó. ¡Hijo mío! -aún tomando su rostro con su mano para que no lo apartara. ¿No tengo perdón? Le inquirió. Hypnos al fin sonrió y le dijo con sarcasmo: ¿Es que acaso te olvidas que soy menos que los semidioses? ¿Cómo es que el gran Zeus, está arrodillado ante mí?, Hazme el favor, me has dejado claro toda mi vida, que no deseas nada de Tánatos y ni mío, nunca vuelvas a dirigirnos la palabra. Se levantó bruscamente, en el momento que ingresó Pandora con Ares en la habitación y observaron la escena callados y asombrados. ¡No te olvides Gran Zeus! Que tenemos una batalla a muerte que fue interrumpida por Hera, la próxima vez no tendré compasión. Se acercó a su papi le besó los labios, pasando al lado de Zeus, sin determinarlo, salió de la habitación lo más rápido que pudo seguido de Ares.
¡Hypnos! Le llamó Hyoga, pero el pasó corriendo a su lado sin prestarle atención todos los caballeros de Atenea, y ellos le siguieron con la mirada. Apolo, le indicó a su hermano que le siguiera y Ares, le siguió. Tánatos, que se encontraba en la habitación de junto, al sentir la perturbación de su hermano, salió de inmediato tratando de seguirlo pero fue detenido de un brazo por Zeus, el joven tembló al contacto, mirándolo asustado con lágrimas, trató de zafarse de ese agarre, pero Zeus lo atrajo hacia sí y acunarlo en su pecho, besando los aromáticos cabellos dorados, el muchacho temblaba en sus brazos.
¡Papi! Sollozó Tánatos llamando a Hades, quién en ese momento despertaba. ¿Dónde estoy? Sus ojos trataron de identificar el lugar. ¿Pero donde se encontraban sus pequeños? ¿E Hiperión? Suspiró, cuando oyó el grito que le desgarró el corazón, se levantó mareado, quitándose, esos parches que estaban en su pecho, sintió un gran dolor en las muñecas al apoyarse en sus palmas, su espalda le molestaba también.
Se incorporó, sus cabellos ébanos se movilizaron rebeldes cubriendo su rostro, con dificultad los apartó y caminó descalzo hasta dónde provenía el alboroto y fue cuando lo vio con Tánatos en sus brazos. ¡Hazme el favor de soltar a mi hijo! Le dijo con sus ojos llenos de furia algo muy extraño en él. Zeus al verlo de pie le sonrió y le corrigió: ¡Nuestro hijo!
¡Nuestro! ¿Desde cuándo Zeus? Le dijo con arrogancia. ¡Tánatos e Hypnos! Son solo míos, acaso olvidas cuando mandaste a todo el Olimpo para aniquilarlos. Ese día perdiste el derecho sobre ellos, aún el día en que te enteraste de su existencia. ¡Ah sí! ¿Cómo fue que me llamaste? ¡Ramera! Pues si soy una ramera, y por lo tanto, no son tus hijos. Al oír el alboroto Hera despertó, saliendo de su recinto, vio a Hades de pie, corrió hacia él abrazándole fuertemente. ¡Hades amado mío! Sollozó en su pecho. Me alegra verte bien hermano. ¡Hera! Mi pequeña Hera, perdóname por hacer sufrir siempre. Ella negó contra su pecho.
Hades y Hera revivieron ante sus ojos el día en que Zeus se enteró del nacimiento de sus hijos. En los recién formados Campos Elíseos, allí se encontraban sentados en el pasto observando a sus pequeños retozar en una manta. Ares, que era el hijo de Hera, ya contaba con un año de edad, acariciaba la mejilla de Hypnos, quién jugaba con una mariposa, más allá Tánatos gateaba hacia su tía, quién los observaba recostada de medio lado en el pasto, y con su cabeza apoyada en su mano, ella admiraba la hermosa pareja que formaban esos dos. Hades había recuperado su sonrisa en los últimos meses, ¡Claro con la belleza que era! ¿Quién no podía enamorarse de él? Ahora se encontraba sentado entre sus piernas con su cabeza apoyada en su pecho firme y fuerte, la cabellera color ébano resaltaba en ese pecho color marfil, las manos de éste jugaban con los mechones y oliéndolos con los ojos cerrados.
Hades se movió un poco del cálido abrazo, tomando una cereza, la llevó hasta los labios del otro, jugaba con ella delineándole los mismos, hasta que el mayor, los abrió y él le depositó la fruta dentro ella y en el proceso el mayor le chupó los dedos y los besó. Hades sonrió feliz para luego besarlo, apasionadamente, nadie se dio cuenta de la presencia de otro, que recién había llegado.
¡No deberías besarlo! ¿Acaso no sabes que te ocasionará la muerte? Se escuchó la ronca voz de Zeus, llena de odio. Hera de inmediato se volvió asustada, tratando de tomar a los niños, a la vez que Hades y su acompañante se levantan. Zeus ¿Que te trae a mis dominios? Le preguntó algo nervioso Hades, y volvió su mirada sin querer a los niños que Hera resguardaba en su regazo. ¡En total tres! Contó Zeus con su vista. ¿Y esos niños, de quién son? Hera apretó su abrazo sobre ellos, temblando. Hera te he hecho una pregunta Le dijo molesto, ella tomó valor: Acaso crees que no tenía consecuencia lo que hiciste conmigo, hermano, bueno uno de ellos es tu hijo y mío.
Dejando a los gemelos, en los brazos de Hades, al momento que el dios de los muertos se acercó a ella y le rogaba a los ojos que no lo hiciera, Hera alzó a Ares en sus brazos y se acercó al rey de los dioses. ¡Hera, no lo hagas! Le rogó Hades: Zeus no lo merece. Ella le volvió a ver y sonriéndole tristemente, lo acalló, haría lo que se tenía previsto, los hijos de Hades serían de cualquier mujer humana, Zeus nunca sabría la verdad.
Y los otros son tus sobrinos, e hijos de Hades. ¡No son hermosos! Zeus volvió a ver a las criaturas en brazos de su hermano, y luego al acompañante de él, intensos rayos surcaron el firmamento del Eliseo, aún así no has aprendido tu lección Hades. ¿Quieres que te vuelva a enseñar a no desobedecerme? Hades sintió unas manos posarse en sus hombros y delicadamente moverlo detrás de él, quién lo cubrió. ¡Entiéndelo! Mientras yo este aquí nadie lo tocará. ¿Has entendido? ¡Nadie!, ni siquiera, tú traidor parricida. Le enfrentó el amante de Hades.
¡Vamos! ¿Tú crees que te ama? Hades ama a un dios guerrero, al que le abrió las piernas como una vulgar ramera y ahora te las abre a ti, es que acaso no tienes dignidad. ¡Eh! Aunque no creo que te haya hecho disfrutar mucho con mi maldición, si no serías una piedra igual que Atlas, ¡Eh, tío!, sabes yo le he tomado y es frío en la cama, y desabrido.
¡Maldito! -le gritó- ¿Como te atreves a ofenderlo de esa manera? Se lanzó sobre Zeus, le golpeo el rostro ocasionado que fuera a dar contra uno de los pilares del palacio de Hades, él se levantó limpiándose la sangre que resbalaba de sus labios. No vuelvas a insultarlo en mi presencia, Zeus, ¡Nuestro amor va más allá del tiempo! Es algo que tu pequeña mente nunca comprenderá. En el instante que se daba la vuelta dejándole allí tirado, le indica a Hera que le siga. Cuando estaba de espaldas a Zeus, éste le envío un rayo que le hizo perder el conocimiento, y caer pesadamente. Hades se arrodilló a su lado gritando su nombre, puso a sus dos niños a la par de su amado, viendo que este no despertaba, alzó su energía y llamó la espada que le obsequiaron los titanes, y con ella los defendió, trató de tomar a Hera, pero no pudo.
Está bien, es lo que has querido Hades, además de ser Ares, mi hijo, voy a tomar a Hera como mi esposa, jamás quiero volver a ver tu cara, en el Olimpo, ni ella te volverá a ver Sentenció mientras la jalaba consigo. ¡Suéltala! Tú la desterraste conmigo, así que has perdido derecho sobre la criatura, además jamás volvería al Olimpo, eso tenlo por seguro, yo nunca me rebajaría ¡Ahora, suéltala!
¡Hades, amado mío! Le llamó Hera, Será mejor así, además yo le amo. Amo a Zeus, quiero estar con él. El señor del Inframundo la miró confuso pero iba a emitir palabra pero ella le hizo ver con sus gestos que no lo hiciera, así que se calló. ¡Haz lo quieras! Debes saber, que nunca me volverás a ver, pues que así sea hermanita. Guardó su espada y pidió a Radamantis su primer guardián que cuidara del hombre en el piso, mientras él llevaba a los pequeños al palacio. ¡Hades! -gritó Zeus Haciendo retumbar el inframundo con poderosos rayos. Hera abrazó fuertemente a su hijo, y cerró los ojos asustada, para luego sentir como era jalada por Zeus de su brazo. ¡Adiós, amado Hades! Sentía como era alejaba del Inframundo.
Hyoga, trato de acercarse a Hades, sacándolo de sus recuerdos Pero éste se lo impidió. Tomó del brazo a Tánatos y lo jaló hacia sí, sacándolo del abrazo de Zeus, El dios de la Muerte al ver a su papi allí se abrazó fuertemente a él, llorando en su hombro. Hades hizo una seña a Apolo y este se acercó. ¡Por favor, llévalo a su cuarto, niño! Sí, de inmediato -Apolo abrazó a Tánatos y partió con él. Sé que ahora necesito de ustedes en esta batalla y es por eso que les dejo permanecer en mi templo. Pero entiende Zeus, no te volverás a acercar a mis hijos, son solo míos y de esa persona a la que amo profundamente. ¿El es el padre del hijo que esperas? Reclamó Zeus, en el momento que Hades le da la espalda le tomó del brazo para evitar su partida, no dejándolo escapar de su presencia. ¡Un hijo! ¿Dices? -le preguntó Hyoga a Zeus quién lo miró con desprecio -¿Quién te mete en esta conversación? Hades, con una sonrisa irónica, nunca vista en su rostro les dice: ¿Te duele, Zeus? Dime, que nunca podrás engendrar en nadie, que eres estéril. Pues si estoy en estado y no es tuyo, esta vez si hubo otros hombres que han pasado por mi cuerpo. ¿Te place saberlo? De lo que me acusaste esa vez ahora es verdad. Sus palabras brotaron con odio de sus labios.
Shun, ¿Es mi hijo?- le pregunta Hyoga a la vez que lo toma por los hombros. Hades le mira desconcertado, para luego, decir: ¡Que suerte la mía! De tropezar siempre con la misma piedra. ¡Hazme el favor de soltarme Hyoga! ¿Y qué, si fuera tu hijo? Quiero que sepas que te encargaste de matar todo el amor que sentía por ti. ¡Te odio! En tu pasada y presente vida. Es muy bonito por parte de los dos de verme la cara. Ahora que he despertado completamente. ¡Recuerdo todo!, ¡Absolutamente todo!
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| | | goddesniquel Moira Laquesis - Hiperion
Cantidad de envíos : 667 Edad : 49 Alas de Fuego : 310188 Fecha de inscripción : 04/06/2008
| Tema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) Sáb Jun 14, 2008 2:01 am | |
| ¡Radamantis, Minos infórmenme! Si alguien se acerca a mis hijos. Solo Ares y Apolo tienen permiso. Ellos se arrodillaron se apostaron en cada puerta de la habitación de los príncipes. ¡Hera, querida! Ve a descansar creo tú también lo necesitas, yo iré a dormir un rato.
Todos se retiraron de ese pasadillo para las habitaciones que les fueron asignadas. Hades se recostó en su cama y se cubrió con las cobijas sus ojos se fijaron las grises piedras. Veía pensativo, hacia el techo acariciando su vientre ¿Cuánto quisiera que fuera nuestro, amado esposo? Poco a poco sus ojos se fueron cerrando hasta caer un placentero sueño.
¡Hypnos, por favor! Abre la puerta. ¡Hypnos! Ares, le suplicaba tocando la puerta del baño de la recamara del príncipe. ¡Amor, te lo suplicó! Mira que soy el dios de la guerra y te suplicó déjame ver esos bellos ojos tuyos. La puerta cedió un poco y Ares la abrió lentamente, sentado a la par de la bañera, se encontraba él con sus manos ocultando su delicado rostro. Ares se hincó a su lado, para abrazarlo e Hypnos se refugió en su cuello con el rostro húmedo del llanto que por él corría. Ares tomó entre sus dedos los sedosos hilos de plata, besando suavemente su hombro, con su otra mano lo asía de la cintura, para luego levantarse con él en brazos, caminó hasta el lecho dónde lo depositó suavemente. Desde su posición le observaba seductoramente, con elegantes movimientos empezó a deshacerse de sus vestimentas. Hypnos, no podía apartar sus zafiros deseosos de ese espectáculo, que le brindaba el dios de la guerra. El cuerpo de Ares, su musculatura perfecta morena, el cabello azulado largo hasta la cintura, esos ojos que lo devoraban con pasión. Ven, ¡mi amor belicoso! Le invitó, tendiendo su mano a Ares, quién la tomó. Con movimientos felinos le fue cubriendo de inmediato. Asaltando sus labios, le besaba apasionadamente, y sus dedos le despojan de sus vestiduras con suavidad, comprobado la tersura de su piel. Ya cuando lo hubo desnudado lo miró a los ojos zafiros que le hechizaban, acarició su rostro: Sabes no me gusta verte llorar, desataría mil guerras por la furia que siento. El joven debajo de él con sus cabellos plateados esparcidos en la almohada, le sonrió: Por ti sería capaz de nunca usar mi poder para ver esa sonrisa.
¡Eres un imprudente Ares! Besando suavemente sus labios, y tomando uno de los mechones que le rozaba la mejilla para olerlo, con sus ojos cerrados, Ares le correspondió besando su frente para luego bajar a la punta de la nariz y volver asaltar los labios de Hypnos. Lentamente el dios del Sueño Eterno le cede espacio entre sus piernas y él lo aprovecha para fundirse dentro de él mientras le besaba, aquellos dos convirtieron esa cama en un verdadero campo de batalla, en la cual los dos terminaron exhaustos.
Hypnos ahora recostado sobre el pecho de Ares, quién observaba el techo algo pensativo. ¿Sabes amor? Desearía tanto poder engendrar en ti. Le soltó con dolor Ares. Él se volvió para mirarlo a los ojos y apoyando la mano en su pecho se incorporó para besarlo dulcemente. ¡Ay, Ares! Yo desearía poder darte hijos, pero si no son tuyos no los quiero Sus ojos le veían seriamente. Los zafiros de aquel gallardo joven, se perdían en los suyos. Hypnos, ¡Eres mi sueño eterno! En verdad, mi amor -le dijo entre besos. Yo simplemente te amo más que a la vida Ares. El dios de la guerra aferró su abrazo y ambos cayeron dormidos profundamente.
Una sombra se colocó en la habitación de Hades, quién dormía profundamente a causa de los medicamentos que le habían suministrado, le observó desde la sombra su dormitar, los cabellos color ébano esparcidos sobre las almohadas, estaba apoyado en su brazo izquierdo, en posición fetal. Él se acercó a la cama, acarició la rebelde melena, pasó su mano por el hombro de él, bajando lentamente delineo su cuerpo con la mano, tomó la punta de la cobija que cubría sus pies y la fue levantando lentamente dejando al descubierto a ese par de piernas tersas y contoneadas, con sus manos comprobó la suavidad, tersura y firmeza de las mismas, subió delicadamente la túnica negra que las cubría, hasta dónde se lo permitía sin despertarlo.
Al fin te tengo a mi merced, preciosura. Ejerciendo un poco de presión lo volvió hasta tenerlo como deseaba, le separó las piernas para hacerse campo entre ellas, acariciándolas, observó en su rostro cualquier cambio, pero nada. ¡Vaya preciosura! Si te sirves como en bandeja de plata, para mí. Deseo volver a sentir tu esencia. Empezó a estimular su miembro dormido, a lo que solo recibió una pequeña protesta a causa de un mal sueño, el otro sonrió malignamente.
Alzando las piernas de él las colocó sobre sus hombros, espero a ver la reacción y nada así. ¿Quién rechaza una invitación tan clara? Y de un solo lo penetró, a lo que Hades reaccionó por el dolor gritando pero una mano tapó su boca fuertemente. Fue cuando lo vio, -Hyoga Se dijo en su mente. Le miró con odio. ¡Pero no! Había algo extraño en sus ojos eran como vacíos. Su agresor trataba de mantenerse dentro de él. Hades se retorcía tratando de sacarlo de dentro de él, mordió su mano y gritó con todas sus fuerzas: ¡HIPERIÓN, AYUDÁME! De la puerta del Tártaro un bólido de fuego atravesó el Elíseo. Ante el desgarrador grito, todos se sorprendieron levantándose rápidamente. Esta energía rompió la puerta de Hades, colocándose sobre el lecho, y tomando la forma de un gallardo hombre de cabellera rojiza. El cual tomó a Hyoga del cuello obligándolo a salir del cuerpo de Hades. El dios de los muertos temblaba desnudo observando con lágrimas en sus esmeraldas a su salvador, Hiperión tenía ambas piernas a cada uno de sus costados.
¿Te encuentras bien amado mío? Sólo recibió un sollozo de respuesta y lanzó con todas sus fuerzas al dios guerrero, contra una de las paredes, se volvió y abrazó a su niño, acunándolo en su pecho para que llorará tranquilamente a estas alturas todos se lanzaron a la habitación, tomando la sábana del lecho, cubrió el cuerpo de Hades con ella y lo tomó en brazos bajándolo de ese lecho, se encaminó a un sofá cercano dónde lo depositó. Dirigió sus rubíes enfurecidos a los presente, fue cuando lo vio, otro joven idéntico al atacante de su esposo, se encontraba detrás de Apolo, y luego volvió su vista a la esquina dónde había lanzado aquel individuo, quién se rió malignamente causando escalofríos a todos los presentes.
¿Qué ocurre, aquí, Hiperión? Exigió Zeus, en el momento que se disponía atacar al Titán. Hades al notar esto se lanzo cubriéndolo con su cuerpo ¡No te atrevas a tocar a mi esposo! Zeus se quedó inmovilizado ante tal proclama, volvió a ver a la pareja y no comprendió nada- Para luego pasar su mirada a Hyoga y a su doble, dirigió su mirada al que estaba desnudo, observó la sangre en la sabana de la cama de su hermano y la que corría por sus piernas blancas, para luego expresar con horror: ¡Hades, estás sangrando! Hiperión abrió grandemente sus ojos, y miró con terror a los presente mientras el joven en sus brazos se desvanecía. ¡No amor mío, no me dejes de nuevo! Gritó desesperado. Él doble de Hyoga se desvanecía en un humo negro entre carcajadas. ¡Sufre Cronos, sufre eternamente! ¡Laméntate Zeus, por lo que nunca te pertenecerá! ¡Lástima Hiperión, nunca podrán estar juntos, un amor más allá del tiempo no me hagas reír, es un vacío eterno! Sentenció antes irse completamente.
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| | | goddesniquel Moira Laquesis - Hiperion
Cantidad de envíos : 667 Edad : 49 Alas de Fuego : 310188 Fecha de inscripción : 04/06/2008
| Tema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) Sáb Jun 14, 2008 2:03 am | |
| CAPITULO 8: Tuyo por siempre Hiperión. Lentamente fue abriendo sus ojos que se sentían pesados, su paladar y garganta se sentían secos, fue cuando lo pudo enfocar. ¡Poseidón! Susurró débilmente, el otro asintió y le preguntó: ¿Como te sientes? Algo cansando y mareado Trataba de incorporarse, pero el dios marino se lo impidió tomando por los hombros. No hagas esfuerzos. Y Hades lo miró sin comprender. Ayer te atacaron ¿No te recuerdas? Si no fuera por Hiperión, ¿No sabría que hubiera pasado? ¡Hiperión! Respondió tartamudeando, para luego tomar las manos de Poseidón fuertemente. Hiperión ¿Está aquí? Él otro asintió. Por poco pierdes a tu hijo, vale fue algo superficial, comentó Poseidón. Nuestro hermano, está furioso, continúo. Hades, lo miraba como perdido. ¿Dónde ésta Hiperión? Indagó con voz temblorosa. Poseidón, que Zeus no le haya hecho nada. De nuevo trataba de incorporarse.
No, mi amado niño. ¡Eso sí, que no! De aquí no te levantas Poseidón se mantuvo con una expresión seria. En este momento tu esposo, se encuentra con Zeus y Hera, están conversando sobre Caos, según nos ha informado Hiperión, él es nuestro enemigo. Poseidón, llévame con ellos Le rogó: No pueden dejarme fuera de esto, yo soy su principal objetivo, y quiero saber por qué, además que creo Zeus, le hará pagar a Hiperión, por lo que me pasó y no se lo voy a permitir. Poseidón le miró y viendo la impaciencia en su mirada, suspiró sabiendo que no lo podía retener así que lo descubrió y lo tomó en brazos. Sé que sería inútil detenerte, así que te llevaré, en este momento están en la habitación de Zeus. Con su mente abrió la puerta y se encaminó fuera, en el pasadizo solo se encontraban los tres jueces quiénes lo saludaron con una reverencia.
Zeus ha dado órdenes que seamos nosotros los que cuidemos de ti, así como ha apostado guardia en las habitaciones de mis sobrinos y ha sentenciado a Ares y Apolo, que si cuentan con un solo rasguño la pagarán con sus vidas. ¿En verdad? Preguntó asombrado. Pero Poseidón, esa fueron mis ordenes a mis lugartenientes, no suyas. Sí, pero él las recalcó, prohibiendo la visita a esta área del Palacio inclusive a Atenea y sus caballeros, ni a los demás espectros. ¡Ya veo! Concluyó, a la vez que se acomodaba en el hombro de su hermano.
¡Ay!, hermano -le dijo el otro besando su cabeza. Llegando en frente de la puerta, Hades extiende su cosmos abriendo la misma, para luego que Poseidón se adentrara en esa habitación Zeus se encontraba de pie, apoyado en la ventana, en uno de los sofás estaba Hiperión tomando con sus manos su cabeza, Hera, quién se encontraba sentada cercana a una de las mesas, fue la primera en verlo y gritar con alegría: ¡Hades!, amado mío.
Hiperión se incorporó de inmediato de ese sofá con una sonrisa seductora y sus ojos opacados por la preocupación y caminó con rapidez hacia Poseidón extendiendo sus brazos para tomar a su amado entre ellos, Hades de inmediato se tiró a los de él besándolo suavemente. ¡Hiperión! ¡Cómo te he extrañado todo este tiempo! Juntando su frente a la del mayor. Gracias, Poseidón por cuidarlo. Con su adorado en brazos, se volvía hacia Zeus ¡Bueno me retiro!
¡Hiperión! Le llamó Zeus No he saludado a mi hermano, le recriminó. Caminó hacia ellos, su mirada en este momento era seria, no mostraba furia, tampoco había dejo de rencor hacia su cuñado, más bien era de resignación, a lo que Hades le sorprendió, miró el rostro de Hera quién le sonrió. Zeus, posó su mano en los delicados cabellos los acarició, y besó sus labios. Hades iba protestar, pero él lo acalló, con sus dedos. Levantó sus ojos al Titán que con sus ojos color rubí le miraba igualmente serio, le dijo: Cuida de él Hiperión, es mi mayor tesoro. Eso no me lo tienes que pedir Zeus, como lo dije una vez, jamás nadie lo dañará mientras mi corazón aún palpite y éste cerca de él. ¿Zeus? Exclamó Hades, sin comprender. Entiende, le contestó su hermano, yo no fui quién te violo en esta época yo jamás volvería a cometer ese error, que he pagado caro, y pagaré por toda la eternidad. ¡Ese maldito! Se atrevió a tocarte. Juró mi vida que lo buscaré y acabaré con él. Hades entrecerró sus esmeraldas y con furia inquirió a la defensiva: ¿Cómo lo sabes? Si no fuiste tú. Yo, no se lo he contado a ninguno de ustedes ¡Cálmate vida mía! Fue Pandora quién lo comentó. Le contestó su esposo, y Hades bajó el rostro avergonzado e Hiperión se mordió los labios hasta hacerlos sangrar. Zeus pudo observar la furia brillar en poderosas llamas en esos ojos rubíes, al sentir la sangre caer en su mano, el niño levanto su vista hasta la cara de su esposo. ¡Hiperión! Susurró. Con su lengua limpió suavemente el labio del mayor, lamiendo su sangre. El titán apretó su abrazo, el más joven escondió el rostro en el cuello de su esposo. Zeus le iba a acariciar, pero detuvo su mano, Poseidón negó con su cabeza dolido. Hiperión, abandonó la habitación con él en brazos sin mediar palabras y se encaminó a la recámara de su esposo, sintió las cálidas lágrimas de Hades resbalar por su cuello. Tras ingresar en ella cerró la puerta detrás de él, para luego sentarse en la orilla de la cama con él en su regazo.
¡Mi niño! Le acariciaba el cabello con sus dedos. Hades, ese era el recibimiento que quería que me dieras en el Tártaro, decir que me extrañabas, no que me vieras como un extraño, mi corazón se quebró en mil pedazos, nunca pensé que esa punta de flecha te fuera hacer olvidarme. Pero fue Atropo quién me volvió a la vida, cuando me explicó. ¡Oh, Hiperión! ¡Perdóname, este amor! Mi corazón no es suficiente para retenerlo. Sin apartar su rostro de ese cálido lugar. No tengo cara para verte, siempre te he negado mi primera vez- sollozó. Eso no me importa, lo que importa es ser el último y definitivo, le dijo a la vez que se recostaba con él en el lecho, y delicadamente lo deposita debajo de él, sin cárgalo con su peso dejó que el otro se acomodara en la almohada. Hades le miró con sus esmeraldas cubiertas de lágrimas.
Yo no sé que decir, mi corazón estalla en mi pecho. Nunca hemos podido ser uno, primero por la maldición de Zeus, el otro tomó de sorpresa sus labios para hacerlo callar. Pronto seremos uno, le dijo entre besos. Cuando te hayas recuperado, mi amado rey.
Quiero que me tomes ahora mismo, Hiperión lava mi vergüenza, le suplicó. Temo lastimarte amado mío, y a mi hijo. Una cálida sonrisa iluminó su rostro, no seas impaciente ya habrá una eternidad para pertenecernos, en la época de tu maldición eso no importaba. ¡Amor mío! Yo sabré esperar, para mí eres lo más preciado y lo que me llena de furia, es el no haber estado para ayudarte, las veces que ese desgraciado te tomó a la fuerza.
Mi amor, siento lo de Hyoga, yo no debí entregarme a él, en eso no tengo excusa. Hiperión lo miró a los ojos, tomando fuertemente su rostro con sus manos le dijo: “En ese momento creíste amarlo y no dudo que él te amara de verdad, es algo que el destino tenía previsto y de ello hay una bella consecuencia.” Haciéndose a un lado para acariciar su vientre. Ahora que lo recuerdo, mi amado rey, debo cuidar de tus heridas.
Se levantó de la cama, buscó en la mesita de noche los ungüentos y vendas que Touya le dejó antes que Zeus, lo hiciera devolverse al complejo científico después de que asegurar que se encontraba fuera de peligro. Con delicadeza tomó sus manos, con cariño quitó las vendas de sus muñecas, poco a poco fue descubriendo las heridas, las observó detenidamente, ante la atenta mirada de su niño, no se le veían muy hinchadas, lo que indicaba que no había infección, en ellas aplicó delicadamente el antibiótico, para luego colocar de nuevo las vendas y asegurarse que se encontraban seguras.
Le ayudó a incorporarse y quitarse la túnica que le cubría hasta dejarlo desnudo, le auxilió para colocarlo bocabajo, minuciosamente revisó la herida de su espalda y sonrió al comprobar que la sutura hecha por Matsumoto le había ayudado a sanar, aplicó lo indicado, suavemente, sus heridas le causaban escozor, en las muñecas sentía un hormigueo horrible, y en su espalda el dolor era más profundo lo que le ocasiono un gemido ahogado, que lo hizo estremecerse. Hiperión le acarició la cabeza. Perdona pero es necesario, le dijo. Ahora quiero que te coloques de medio lado, sabes lo que continúa, le dijo acariciando su rostro. Lo que más me duele, es volvieras a pasar esta pesadilla. Acariciando su rostro suavemente para después besarlo dulcemente en los labios, tendiéndolo así de medio lado le dobló la pierna dejando al descubierto la reciente herida. Lo lamento debí ser más cuidadoso, no medí cuando lo separé de ti, pero sólo pensé en separarlo de ti, y en el proceso te desgarré, casi muero del susto cuando te vi sangrando y desvanecerte, ese humano que conoce las artes curativas dijo que no fue nada de cuidado solo un pequeño desgarre, pero muy molesto.
No podía ser de otra forma, amor mío, sabía que no le dejarías terminar enfrente de tus ojos y además se pudo hacer el desgarre en el momento en que me defendí, así que no debes culparte, no te dejaría, eres mi salvador, simplemente eso. Hiperión con cuidado atendió la herida y recordó el día, en que llegaron Hera y Hades al Tártaro y en su mente evocó aquellos sucesos.
De nuevo, aquel molesto temblor ocasionado, por aquellos monstruos gigantescos que ayudaron a su sobrino a ganar aquella batalla, y le apartaron de él. Cronos antes de caer en desgracia juró que su mejor lugarteniente por designios de las Parcas, sería el esposo de su heredero, Hiperión contemplo impotente como le fue arrebatado aquel día que se lo llevaron al Olimpo junto a sus hermanos, salió de muy mal humor cuando Briareo llegó a la puerta del Templo. Hiperión, traigo a tu nuevo señor, bajando su mano al piso vio a dos individuos, uno sentado sobre esa gigantesca mano y el otro recostado sobre su regazo, el subió a la mano del Hecantoquiro, para ver mejor a su carcelero, venían cubiertos con unas capas negras, ambos. Él se acercó a ellos, cuando oyó un sollozo, del que estaba sentado.
Hiperión se hincó frente a ellos, al ver que no notaron su presencia tomó con su mano la capa, y fue cuando sintió unas lágrimas que caían duramente en la tierra, vio que Briareo estaba llorando. ¡Briareo! Sorprendido por su actitud, descubrió la cabeza, revelando a una joven rubia, con sus ojos constipados, ella inmediatamente se abalanzó sobre él que estaba en su regazo. Hiperión reconoció a la joven porque era muy parecida a Rea, y por su edad podría ser ella, ¡Hera! Le llamó suavemente, ella levantó su rostro para ver quién la conocía en ese horrible lugar. Le vio el rostro lastimado, así que con cuidado trato de tocarla, pero ella retrocedió al tacto cubriendo más al que estaba dormitando, hasta gimió de dolor, al ser movido. Hera, soy el titán del Fuego Estelar, tu tío Hiperión Con sus dedos cuidadosamente acarició sus cabellos: ¿Qué te pasó mi niña, eres tu nuestra regente de ahora en adelante? Le preguntó a lo que ella negó todavía hipando a causa del llanto. ¿A quién proteges con tu vida pequeña? Apartándola cuidadosamente, ella tembló en sus brazos, y fue cuando pudo ver el rostro del joven entre los brazos de su sobrina, sus ojos cambiaron al terror completo. Hera gritó de dolor al ver el estado de su hermano, el viaje había empeorado su estado. Hiperión tomo la cabeza del joven y la levantó cuidadosamente. Acarició su cara delicadamente, estaba hirviendo, lo dejó allí, para dirigirse a Hera que la levantó consigo, quitándole la capa observó las vestimentas destruidas y los golpes, y moretones de su cuerpo. Tomándola de sus hombros le pregunto: Hera ¿Quién los lastimó? La joven diosa sollozó. ¿Fue alguna batalla? ¿Qué le paso a Hades para estar en ese estado?, Hera trato de tomar aire para hablar entre sollozos le dijo: Él le violó, casi lo mata. Las manos del Titán apretaron con fuerza los hombros de la joven y con voz entrecortada le inquirió: ¿Quién le violó? Ella negó con su cabeza, pero él la sacudió gritando con furia ¿Quién los lastimó? A la vez que a su alrededor gigantescas llamas nacían imponentes ¿Quién? ¡Zeus! Él nos ultrajó porque Hades no le ama, y no lo soportó. El grito de furia del titán resonó por el Tártaro, Hera de nuevo volvió a cubrir el cuerpo de su hermano que gimió en un sueño febril.
¡Ayuda, por favor! Gritó Hera haciendo volver en sí al enfurecido titán, quién de inmediato la volvió a ver, calmándose a si mismo, se auto golpeo su frente, ya más calmado pero sus ojos reflejaban fieras llamas, apartó con cuidado a Hera y tomó a Hades entre sus brazos, y lo llevó al interior del templo. Briareo ayudó a Hera a bajar de su mano, quién siguió aquel gallardo titán, fue llevado a una de las celdas del lugar, colocándolo en el humilde lecho, entonces vio a Hera que empezaba a quitarle la capa e Hiperión la ayudó, los demás titanes se acercaron a la puerta observando preocupados.
Fue cuando pudo observar sus piernas manchadas de sangre, ya que con el viaje se había abierto el desgarre, Hera buscó desesperada entre sus pertenencias el ungüento. Agua por favor. Suplicó y fue Océano el cual se acercó y en una vasija colocó su mano de la misma se generó de inmediato agua. Ella buscó entre sus ropas una túnica y la rasgó preparando una improvisada compresa y la mojó en el agua, volvió a ver al titán quién comprendiendo lo que iba hacer, lo acomodo de medio lado, encogiendo una de sus piernas, para que ella pudiera curarlo, el gimió de dolor ante este simple movimiento, Hiperión no soportando ver el estado de su amado niño se mordió el labio hasta hacerlo sangrar.
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| | | goddesniquel Moira Laquesis - Hiperion
Cantidad de envíos : 667 Edad : 49 Alas de Fuego : 310188 Fecha de inscripción : 04/06/2008
| Tema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) Sáb Jun 14, 2008 2:04 am | |
| Pasaron los días hasta que Hades se recuperó totalmente, Hera no se separaba de él pero esa mañana, después de comer algo, lo devolvió, ya llevaba varios días así, y Hera estaba en el mismo estado, su vientre había aumentado de tamaño, Hiperión los había observado en silencio. Hera, estas en estado Le afirmó el titán quien estaba apoyado en una de las columnas, ella se paró en seco y lo volvió a ver: Sí, Hiperión. Bajando su rostro sus zafiros pensativos estudiaban los mármoles negros del templo de Cronos, huyendo de esos rubíes intensos del Fuego Estelar.
Hades cansado de estar siempre confinado a ese lecho, como pudo se levantó y caminó despacio guiado por la pared, su zafiros se encontraron con la escena de Hiperión recostado contra la columna con sus brazos cruzados sobre su pecho y conversando con su hermana que por su actitud parecida avergonzada, al verlo su corazón latió fuertemente en su pecho, hace días que cada vez que lo veía algo dentro le oprimía el corazón y en su estómago se contrajo extrañamente, su pulso se aceleró, su respiración se entrecortaba había algo en él. ¿Qué, le hacía extrañarlo? Al no tenerlo cerca. ¿Sería ese jovial carácter? Apoyado en el marco de la puerta sintió un mareo que lo hizo precipitarse al suelo sonoramente, Hiperión se sobresaltó, al igual que Hera quiénes corrieron a su lado, ¡Hades! exclamaron a unísono. Él les miró sonriendo:-No se preocupen. Hiperión lo levantó en sus brazos No debieras andar en tu estado. Ya me siento mejor. Acostando su cabeza en el pecho del otro, poco a poco Hades se fue prendando del titán de cabellos color rubí.
Hasta el día en nacieron sus hijos, Hiperión parecía su verdadero padre, estaba tan nervioso que Hera le envío con su recién nacido hijo Ares, fuera del Palacio. El niño de Hera lloraba sonoramente. Ya Ares, ¡Por favor! No llores, que estoy nervioso. Así que empezó adormecerlo meciéndole suavemente, hasta que se durmió, cuando escuchó un llanto fuerte, y pensó que Ares se había despertado así que suspiró cansado ¿Ahora que pasa be…? No había terminado de hablar, cuando Océano corrió hasta él. ¡Ya nació! Hiperión ¡Ya nació! Tu hijo ya nació, hacía espavientos en el aire de la alegría. Hiperión corrió hacia él depositándole en los brazos a Ares, corrió a su habitación, Hera lloraba con el bebé en los brazos, tenía finos cabellos plateados y los ojos de su papi, como le decía él, besó la frente del bebé, y alzó feliz a Hera empezó a reír alegre. Ve a tu esposo, Hades te necesita, le dijo. Se acercó a su lecho, Hades le sonrió dulcemente. ¡Oh, Hades has hecho mi sueño eterno realidad! Porque te he amado desde antes del tiempo. Besándolo apasionadamente, sin querer el cuerpo de Hades se convulsionó en una fuerte contracción que le hizo ahogar un grito de dolor en los labios de Hiperión, él cual lo abrazó fuertemente. ¡Hades! Gritó Hera la cual rápidamente puso el bebé en la cuna prevista, al cuidado de Clío. La diosa levantó la sabana que le cubría las piernas, cuando vio la otra cabeza coronando. ¡Tranquilo cariño! ¡Jadea! Querido mío Le dijo a su hermano.
¡Clío pásame una sabana! ¡Hiperión sujétalo! ¡Y tú, mi vida! Mantén las piernas así de la manera que enseñé. Ordenó la joven diosa. El corazón de Hiperión empezó a latir dolorosamente en su pecho y veía con preocupación el rostro contraído de dolor de su amado, y como poco a poco jadeando se relajaba hasta que se escuchó el llanto del otro niño. Hera tomó en brazos al nuevo bebé y lo colocó un poco más abajo en el lecho y con una daga corta el cordón umbilical, lo limpia con una de las sábanas, para luego envolverlo en otra limpia. Hiperión lloró con su amado en los brazos. Casi me ocasionas la muerte de un susto, pequeño. Tomando a su bebé, le admiró con orgullo acaricio sus cabellos dorados. Sonrió, al rememorar aquella situación, ahora estaba recostado en su pecho y le acariciaba el vientre de casi cuatro meses, Hades le acariciaba sus rojizos cabellos suspirando.
¿Ahora que hago con Hyoga? Quiero que este bebé sea solo de nosotros, como Hypnos y Tánatos. ¡Así será! Sabes que a ellos los amo como si fueran míos. Después de este bebé quiero tener el nuestro, de nuestra sangre, no se me parece justo que críes los de otros. Determinó Hades. Vamos, Hades, no es tu culpa, es culpa de Caos. No quiere que tu y yo engendremos, porque nuestro amor, es lo que lo destruirá, cambiando de posición lo colocó sobre su pecho, ahora duerme belleza mía, que yo no me separaré de ti. Mañana quiero salir a fuera un rato, quiero que mis guerreros me vean, no me gusta estar encerrado, pronunció entre bostezos. Está bien. Suspiró disfrutando de su cercanía. Creo que la herida es un pequeño raspón, puedes caminar bien, verdad. Entonces no habrá problemas, ahora duerme vida mía.
Hiperión y Hades salieron del palacio tomados de la mano a la mañana siguiente, a su encuentro salieron los dos jóvenes dioses, que los abrazaron fuertemente, mientras Hades les besaba a los dos, Hiperión se recreaba en su familia, sonriendo orgullosamente. ¡Papi, te tenemos una sorpresa! Que ha esperado por ti, todos estos días los muchachos lo jalaron hacia el jardín, en dónde se sentó cercano al río Lete, observando los campos pudo ver a Briareo dormitando tranquilamente cercano a los árboles frutales, y varios habitantes le observaban asombrados, lo que lo hizo sonreír, dulcemente.
Cercano a uno de los quioscos del lugar estaban Atenea y Hera conversando. Zeus, lo observaba desde la ventana del Palacio, Poseidón departía con sus marinas, los caballeros atenienses se encontraban cercanos a su diosa, y a la par de Milo de Escorpión estaba Hyoga, al ver la mirada de reproche que le dirigía, bajo su mano a su vientre, y enfocó su vista al lago, escapando de esos ojos color hielo. Suspiró algo molesto todos se enteraron que casi lo violan si le quedaba algo de orgullo fue mancillado en ese momento. ¿Puedo hablar contigo? Mi señor Hades -indagó Shaka, quién se acercó a él por encargado de Camus y Milo.
Hades levantó sus ojos hacia él, haciendo sombra con su mano. ¡Shaka! Sonriendo, le indicó que se sentara a su lado. Mi querido instructor, no sé como agradecerte todo lo me ayudaste en las doce casas. Amado Shun, ¿si es que todavía te puedo llamar así? Hades, le miró seriamente: Shaka tú puedes llamarme así es lo que te place, no me molesta. Tomando sus manos: ¿Qué es lo que quieres saber? Amigo. Shaka apartó la mirada de esas intensas esmeraldas, que lo veían con siglos de experiencia, para luego enfrentarlo de nuevo. Shun, ¿A quién amas realmente? En el momento que le tomaba la barbilla con su mano, para que no le apartará la vista. ¿Cómo es que vuelves del Tártaro, casado con ese individuo y esperas un hijo de Hyoga? Continúo. Porque yo pude comprobar que le amabas de verdad, todos estos años. Hades sin quitarle la mirada, le sonrió: No te miento al decir que mi hijo fue engendrado con amor, porque en ese momento era lo que reflejaba mi confundido corazón. Hyoga era el reflejo de mi amado Hiperión, pero poco a poco mis ojos se les fue cayendo la venda que tenían, al verlo con Irina. Así como en el pasado que antes de mi boda, lo encontré con Eris, y fue por eso, que se marchó un día antes de nuestro matrimonio, en esta reencarnación pasó lo mismo, luego con Fleur, en Asgard, la verdad, es que el día en que decidí venir al Tártaro era para buscar paz, la que genera el verdadero amor.
Porque un amor carnal no es suficiente, tomando la mano de Shaka, la colocó en su pecho, una vez Hyoga me hizo sentir su corazón de esta manera y él sintió el mío, y hablamos de nuestros sentimientos. Pero te puedo decir, que cuando no tengo a Hiperión cerca este amor duele, extraño su presencia, es cuando algo le ofende a esa persona te deshonra a ti también, es cuando no ves nada más que sus labios, su cabello, sus ojos, sus dedos, todo su ser y deseas entregarle todo lo que eres a él, ese es el amor que nos profesamos.
Nuestra unión se hizo el día en que llegue al Inframundo, me inspiré en él, para crear los Campos Elíseos, mis hijos tienen sus poderes a la forma que él los nombró, él es su verdadero padre aunque Zeus, los haya engredado. Hiperión les crío, entrenó, guío conmigo sus primeros pasos, eso es algo que sólo yo y Hera conocíamos. Pero Hera, llamó a Hyoga tu verdadero amor enfrente de todos, expresó confundido, sin notar que Hiperión se encontraba detrás de él.
Y no lo dudo. Fue la respuesta del Titán, Shaka al oír aquella sensual voz se volvió de inmediato, allí estaba parado con una túnica negra que le cubría la mitad del pecho, la misma le llega al medio del muslo, su pelo suelto ondeaba por la brisa, y esos ojos color rubí como su cabello, la piel blanca como el mármol en sus brazos un pequeño cachorro de pastor alemán, movía su cola alegremente mientras mordisqueaba los dedos de la mano del Fuego Estelar.
Atrás de él, sus dos hijos, que gritaron: ¡Sorpresa, papi! ¡Bienvenido a casa! Hades sonrió feliz como nunca lo había visto Shaka, aunque sonreía a Hyoga siempre había un vacío en sus ojos que no supo determinar en aquella época, pero ahora sus ojos irradiaban tal felicidad, que al fin obtuvo su respuesta.
¡Shaka, mi entrañable amigo! Te presento a mi corazón. El caballero de la sexta casa asintió en señal de respeto, e Hiperión continúo hablando: Caos, deseaba separarnos, aquel día del ocaso de los dioses, cuando hirió a Hades con su flecha, su sangre tocó parte del corazón de Hades, haciendo que me olvidará, y mató por completo el corazón de la joven princesa Andrómeda, Hades siempre me buscó, pero no me pudo recordar hasta ahora, en que mi hermano, le liberó. Aún me vio en el Tártaro y no me reconoció. Acariciando la mejilla de su amado niño. Desee morir de dolor, pero sonreí, y hasta le bromee, pero no aguanté el no besarlo. Así lo hice, y sus labios reconocieron los míos y sus mejillas se sonrojaron, fue lo que me devolvió la vida. Le expreso sonriendo.
Shaka, dile a Hyoga, que hablaré con él, después de la cena, en mi habitación, mientras mi amado esposo, habla con Zeus, creo que es necesario, una explicación. Fue cuando se acercó Andrómeda junto con Valentine, ambos se hincaron enfrente de ellos, mi señor todo esta preparado para su salida mañana, hemos conseguido algo de ropa, para su majestad Hiperión. Le expresó Andrómeda, quién habló mirando hacia la hierba, cuando sintió una mano que le levantó el rostro, a la vez que la tomaba de la mano levantándola. A ti te debo que mi niño, no haya sido exterminado aquel día, para nosotros eres una entrañable amiga y hermana. La princesa le sonrió. Tanto es así que ambos te acompañaremos buscar a Casandra. Ella asintió, el espectro a la par de ella, no levantó la vista del pasto, pero sus ojos reflejaban la maldad en toda su esencia ¡Habrá un momento, en que te descuides! Y ese será mi oportunidad Hiperión.
Aquella noche, después de la cena, como Shun, lo había expresado, Hyoga se hizo presente en el lugar indicado, lo encontró sentado en la cama. Ven. Le dijo en el momento en que le señalaba el lugar que podía tomar en su lecho. Hyoga, lo tomó con sus ojos ansiosos, él le miró con sus profundas esmeralda, Baldur, querido, sabes que lamento que mi hermano te haya asesinado a traición, pero debes recordar que en cierta manera tenía razón, tú me deshonraste el día que te encontré con Eris, la diosa de la Discordia. Fue cuando rompí nuestro compromiso, pero no era motivo, para que Zeus te asesinara. Pero Shun, yo te amo, siempre te he amado, yo tengo una hermosa casa para ti en Siberia, ven conmigo, criemos a nuestro hijo juntos Dirigiendo su mano al vientre de Shun. ¡Ay, Hyoga! No hagas esto más difícil, agradezco tu amabilidad, pero entiende lo nuestro murió el día que me traicionaste, este amor, está condenado al fracaso, y lo que respecta a nuestro hijo, lo podrás ver si es tu deseo, pero yo me quedaré con Hiperión, y él será como su padre, así como lo fue para Hypnos y Tánatos.
¿Tú crees que lo permitiré? La furia se hizo presente en sus ojos. Como te puedes acostar conmigo y decir que me amas, para luego decir que amas a ese titán que quién sabe dónde salió. Hades, -suspiró, cerrando sus ojos, le contestó: En el corazón no se manda, y te pido perdón por lastimar tu corazón Hyoga, es lo que menos quisiera. Pero entiende a él le amado desde que nací, nuestros destinos están unidos por las moiras, el tuyo no es a mi lado, pero nuestros destinos se cruzaron por causa del Caos, purificando nuestras desavenencias con este niño. Hiperión y yo lo hemos decidido, para nuestro hijo, tú eres importante y no te voy a negar cuando lo engendramos ambos lo hicimos por amor. Tanto Hyoga como Hades recordaron aquel día, en que se entregaron por primera vez.
Hyoga lo tomo en brazos delicadamente y lo llevó hasta su habitación en el templo, Shun tenía su cabeza apoyada en su hombro descansando, al ingresar a ese sitio de descanso, lo colocó en el piso con cuidado, lo vio allí de pie con su sari, color esmeralda, llevó su mano a dónde la tela se juntaba como era de una sola pieza, la desató, dejando que esta resbalara por aquel magnífico cuerpo aún con señales de la batalla, acarició su hombro delineándolo, a la vez que su respiración se contenía debido a la excitación.
Shun permanecía con sus ojos cerrados y sus mejillas sonrosadas, Hyoga sonrió al ver su rostro, se acercó y lo abrazo tomando con sus manos la sedosa cabellera y profundizando un beso, él poco a poco lo fue abrazando, mientras se besaban, el cisne lo fue conduciendo al lecho hasta dejarlo acostado en el mismo, para él poder desnudarse. Shun abre tus ojos y mírame. Él quería obedecerlo, pero su corazón sentía un terror irracional, y fue cuando sintió las manos del caballero de los hielos separarle delicadamente las piernas para ubicarse entre ellas. No tengas miedo, no te voy a lastimar Shun, mi niño adorado Utilizó su boca con la cual sopló su aliento en esa parte tan sensible, abrió sus ojos grandemente, en el momento que él le tomó su miembro con sus manos para hacerlo reaccionar, con sus yemas lo estimulo en la cabeza, utilizando su cosmos provocándole sensaciones que lo volvieron loco.
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| | | goddesniquel Moira Laquesis - Hiperion
Cantidad de envíos : 667 Edad : 49 Alas de Fuego : 310188 Fecha de inscripción : 04/06/2008
| Tema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) Sáb Jun 14, 2008 2:06 am | |
| ¡Hyoga! Gimió, en el instante que su amante, empezó con los masajes rítmicos, el se retorcía de placer arqueándose, cuando Hyoga lo creyó preciso lo asalto con su boca, Shun a este momento sollozaba de placer. ¡Para por favor! Le suplicó cuando creyó que se vendría, pero Hyoga siguió con su trabajo hasta finalizar, tomándolo todo. Para luego ir a besarlo, prueba tu esencia, mi niño hermoso.- diciendo esto lo vuelve para dejarlo bocabajo, acarició su espalda vio aquel lunar, el cual besó suavemente, delineo su espalda, hasta las dos curvas gemelas al final de ella, con cuidado las separó y empezó a prepararlo, provocando que el más joven se retorciera debajo de él, cuando ya lo sintió lo suficientemente preparado, lo tomó de un solo movimiento, provocando que Shun se arqueara hacia atrás haciendo que su cabello se moviera libremente provocando que sus cascadas esmeraldas hicieran aquel mágico hechizo ante aquellos diamantes centellantes de pasión, cuando se hubo acostumbrado a él, empezó con sus embestidas, hasta que estalló dentro de él fertilizándolo con su semilla.
Hyoga no creyendo lo que le decía, le tomó el rostro a Hades: Mírame a los ojos y dime que no me amas. Si te amo Hyoga, pero como mi hermano y amigo, a Hiperión lo amo como mi pareja, mi todo, esa es mi respuesta. Y porque te aprecio, podrás participar en la crianza de nuestro hijo, no te lo voy ha negar, en ese momento estaba realmente enamorado de ti, pero mi corazón no estaba completo, eso sucede solamente con Hiperión. ¡Mi príncipe de hielo! Perdóname no te puedo dar lo que me pides, espero que encuentres el amor, que tanto buscas, como cuando decidiste irte a Siberia para encontrarte con Fleur, mi sentimiento en aquel momento era sincero Hyoga, quiero que seas muy feliz. Enmarcando con sus manos el rostro del dios guerrero, besándolo en la frente, el corazón de Hyoga se quebró en ese momento y de sus diamantes brotaron las lágrimas de Hyoga, que caían como copos de nieve, Hades lo recostó en su regazo, cercano a su vientre, acariciando sus cabellos, en forma de consuelo.
Hiperión entró en la habitación para ver la escena. Hades, le sonrió, tendiéndole la mano, Hyoga notó la presencia de aquel hombre en la habitación, limpió sus lágrimas con el dorso de su mano, y se levantó, besando la mejilla de Hades, haciendo una reverencia salió de la recamara, dejándolos solos. ¿Cómo te fue con mi hermano?, le preguntó a la vez que se levantaba del lecho, y se acercó a esa belleza de esposo que tenía, abrazándolo de la cintura y descansando su cabeza cercana al corazón de él. El Fuego Estelar lo rodeó con sus brazos. Aún no ha dado permiso para que los titanes abandonen el Tártaro El desanimado rondaba en su voz. Hades empezó a besarlo en los pectorales cariñosamente y sus suaves manos le acariciaban la espalda, Hiperión suspiró ante este trato.
Mañana saldremos a la ciudad. Para cambiar de tema, verás lo que ha cambiado la tierra que gobernaban y que nosotros gobernamos después de vosotros, los dedos de su niño le acariciaban el tórax con sus manos y le quitaba la túnica en el proceso. Hiperión no quitaba los ojos de esas esmeraldas que lo miraban intensamente con adoración. El tomó con su mano delicadamente el rostro de su amado para profundizar un apasionado beso, y de poco a poco fue bajando permitiendo que Hades lo rodeara con sus piernas y él lo alzó en vilo. ¡Quiero que me hagas tuyo, por fin!, quiero ser uno contigo, mi hermoso titán. Hiperión lo miró con fuego en sus ojos, para luego unir sus bocas mordiendo suavemente esos carnosos labios, caminaba cargándolo hasta a la cama, dónde lo deposito con cuidado, y lo fue despojando de sus vestiduras con todo su amor.
¡Te amo Hiperión! Suspiró Hades, él contemplo a su amado delineando con sus dedos su pecho, bajando su mano para depositarla en su vientre. Hades le acarició el rostro sonriendo al tacto, Hiperión besó su mano y las vendas que le cubría la muñeca, con sus labios recorrió su brazo hasta llegar a los hombros los cuales fue mordiendo suavemente. Por su parte Hades le besaba el cuello, pasando su lengua por él provocándole escalofríos al mayor.
¡Te amo Hades! Su voz se enronqueció seductoramente, sus manos rodearon su cintura, y se ayudó a acostarlo en la almohada y descender besando todo a su paso hasta llegar a su vientre al cual besó despacio, tomando las caderas del más joven con ambas manos, las acariciaba lentamente sin descanso todo el trayecto de su cuerpo hasta asir de nuevo su cintura incorporándolo hasta que él quedó sentado sobre sus piernas y lo acunó en su pecho. ¿Estas seguro que quieres seguir? No quiero lastimarte. Hades aferró con sus manos la hombría de su esposo, la acarició tímidamente, a lo que otro se estremeció soltando un sonoro gemido, a ese simple contacto. ¡Claro que estoy seguro!, más que nada en esta vida, buscó acomodar el excitado órgano de su esposo en su entrada y el mismo se sentó sobre el palpitante miembro se penetro a sí mismo, para después abrazarse a su pecho, algo agitado. Hiperión lo rodeó con sus brazos fuertemente, mientras le besa la cabeza amorosamente ¿Que has hecho? Todavía estás lastimado Expreso con su voz entrecortada. Ahora soy tuyo, solo tuyo. Las esmeraldas de Hades derramaban lágrimas de alegría.
Hiperión lo acalló besándolo tiernamente, mientras empezaba con lentas embestidas dentro él, y Hades acariciaba y besaba todo lo que tenía a su alcance, cuando las embestidas aceleraron sus ritmos, Hades acomodó su cabeza en el hombro de Hiperión hasta que los dos terminaron gimiendo sus nombres. Hiperión lo acomodó en la cama con cuidado a la vez que salía de él, Hades lo jaló hasta hacerlo descansar en su pecho, besando la cabeza de su esposo mientras recuperaba el aliento. Ahora estoy completo. El señor del Inframundo sonreía con su amado descansando cercano a su corazón, de ese lugar algo empezó a brillar brotando de su pecho, por dónde estaba la cabeza de Hiperión recostada, y una estrella de plata se formó, cuando el frío metal rozo su tez se levantó un poco y acarició la joya con sus dedos. Hades lo miró admirar la joya sonriendo. Hiperión preguntó quedito: Yours Forever ¿Qué significa, amor? Soy tuyo por siempre, Hiperión, nadie me podrá separar de ti nunca. Sus manos se posaron en el rostro de su Fuego Estelar y ellas le guiaron a sus labios para besarlo apasionadamente. Yours Forever. Le repitió en cada beso y caricia que le propinaba e Hiperión le respondió: Yours Forever, Hades.
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