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 El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión)

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goddesniquel
Moira Laquesis - Hiperion
goddesniquel


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MensajeTema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión)   El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) - Página 2 I_icon_minitimeSáb Jun 14, 2008 2:08 am

Capítulo 9: Hades nuevo rey de los dioses


Lentamente abrió sus ojos, y pudo sentir aquel cálido abrazo, Hiperión tenía su barbilla apoyada en su cabeza, y él dormitaba en su pecho, con su brazo le ceñía la cintura, con cuidado de no despertarlo se levanto un poco para observar el rostro de su amado esposo, su melena roja esparcida en la almohada, con suavidad besó sus labios.
Suspiró, era el momento de partir las Parcas lo habían estado llamando todo el día, esa tarde pudo hablar con Andrómeda, sus hermanos no le quitaban el ojo de encima, ni su esposo, cercano al comedor ella se acercó, oculta por una de las columnas, ambos se pusieron de acuerdo, esa noche partirían, los tesoros, según le indicaron las moiras estaban ocultos en lugares insospechables, y dispersos en distintas dimensiones, su padre se había encargado de ocultarlos, bien y nadie debía saber su ubicación.

Se vistió con su traje de batalla, él que era parecido a los que usaba en la época mitológica era mejor así, pues no sabía si tenía que viajar al pasado, desde la antigua Grecia que no vestía así, consistía en una túnica negra de bordes dorados, que le llegaba a mitad del muslo, se vio en el espejo, observando que le quedará un poco holgada para ocultar su estado, observó las krepis de cordones dorados que le llegaban por debajo de la rodilla, tomó una capa negra y se la colocó, le miró aún dormía. Era mejor así. Tocó el espejo y con su milenario poder dejó un mensaje oculto en él para su familia. Prestó atención al pendiente, pensó: Es mi corazón y él tiene dueño. Besándolo lo dejó en su almohada, debía encontrar esas poderosas armas antes que su estado no le permitiera hacerlo y en silencio salió del cuarto, tomo el casco que era de su padre, el que le dieron los cíclopes y se lo colocó siendo invisible para todos los que allí se encontraban, vio a sus lugartenientes allí apostados, frente a los cuartos, los pobres no habían podido dormir nada en estos días.

Fuera del área correspondiente a su familia, en unos de los pasillos, apoyada en una columna se encontraba otra sombra, vestida de negro. Hades llegó hasta dónde ella esta, quitándose el casco, apareció frente a Andrómeda. Princesa es hora de partir, pero primero quiero que liberemos a Némesis, ella irá con nosotros. Al caballero del olvido no le pareció, pues no confiaba en la diosa de la venganza. Pero, amado señor, ella fue la que lo atacó aquella vez Hades sonrió negando con su cabeza. ¡No mi niña, fue Caos! El que nos atacó, ella es inocente, y necesitaremos de sus habilidades de búsqueda para esta misión, debemos darnos prisa antes que mi esposo note mi ausencia en nuestra cama. Tomándola de la mano se colocó el casco y ambos se desmaterializaron, para pasar desapercibidos entre la guardia de su palacio. Hades no podía utilizar su poder para salir porque sería descubierto por lo que durarían para llegar a la entrada que conectaba el Inframundo con el Palacio en Alemania, así que Cloto le había cedido uno de sus carretes mágicos, para trasladarse de un lugar a otro, fuera del Eliseo ellos activaron ese poder, pensaron en los calabozos en los subterráneos.

Se materializaron en un lugar oscuro y húmedo, la escalera era antigua y forma de caracol, descendieron hasta el subterráneo allí se encontraban las celdas, llegaron hasta una de la cual vislumbraba una pequeña vela. ¡Némesis! Le llamó quedito. La diosa de la Vengaza alzo la vista hacia las rejas, estaba allí en una esquina en el piso sentada hecha un ovillo, con sus brazos abrazando sus rodillas. Sus ojos al verlo, se sorprendieron y de inmediato se levanto y corrió a las rejas y frente a ellas se arrodilló tocando la frente con el piso. ¡Perdóneme, mi señor! Yo no fui, se lo ruego aquí debe haber una equivocación La diosa sollozaba. La puerta de la celda se abrió al Hades tocarla con su mano, adentrándose en ella se arrodilló frente a Némesis y acariciando su cabello: Perdóname a mí, por acusarte falsamente Némesis ahora comprendo que no fuiste tú, y con cariño la abrazó, levantándola consigo, la sacó de la celda. Andrómeda le proporcionó una capa extra que traía y la cubrió con ella. Hades le dio un poco de la ambrosía para que se recuperara de las heridas ocasionadas por la furia de Hera.

¡Mi señor!, no podemos perder tiempo, debemos ir a Delfos de inmediato- recordó Andrómeda. El mismo extendió el carrete para llegar aquel lugar, dónde Casandra les esperaba, oculta como sacerdotisa de las adivinas.

Lentamente se movió en la cama pero no lo encontró a su lado, su corazón se sobresalto, con su cabello desordenado, se levantó de inmediato, acomodándose un mechón que caía sobre su rostro, le llamó: ¡Hades! Cubriéndose su desnudez con una sábana se levantó, para buscarlo en el baño, pero no estaba. ¿Por qué, no lo espero, para levantarse juntos? Pensó, se estiró un poco y se dirigió al espejo, para acomodarse el cabello, y buscar algo de ropa en el armario de al lado, fue cuando vio el mensaje grabado en el espejo: “Mi amado Hiperión, perdona que me haya ido sin ti, pero era necesario, a dónde voy, sólo puedo ir yo, es el deseo de las Parcas, debo darme prisa. Tú saber que debemos encontrar las tres armas que vencieron al Caos: El Ojo de Cristal, la llave del Tiempo, y la daga de Atropo, la cual ya tenemos. Faltan de ubicar los demás que fueron ocultos por mi padre, para nunca ser encontrados, buscaré a Casandra, ella nos guiara, y no he partido solo, Némesis y Andrómeda van conmigo, cuida de mis hermanos, en especial cuida de nuestros hijos, y recuerda, Yours Forever. Hades.”

El titán llamó a su armadura sagrada, la cual era del color del rubí, su cabello brillo cual ráfagas de fuego, tomó el collar que halló en el lecho, y se alistó para seguirlo. Hera aún en su recámara se despertó de improviso al sentir desplegarse la furia del titán dentro en la habitación contigua, levantándose rápidamente aún enredada en las sabanas se calzó como pudo, corrió a la habitación de su adorado hermano, con el corazón en la boca.

Al salir chocó con Zeus, quién había salido tan apresurado que solo portaba un ajustado pantalón negro, él sostuvo a Hera para que no diera al piso, vio que Poseidón, también acudía con su cabello revuelto y cubierto con un pantalón blanco a medio cerrar y de nuevo sintieron el poder tan temido del titán Hiperión, corrieron a la habitación para ver qué pasaba. Mirándose entre sí, asustados por lo que pudo haber pasado, llegaron hasta la puerta de la habitación, Zeus de una patada la derribó, los tres se adentraron para encontrar aquel dios titánico agitado, con su mano en el pecho. La furia y el dolor lo estaban sacando de control, Hera corrió hacia donde él tomándolo de los brazos firmemente, le habló: ¡Amado Hiperión! ¿Qué sucede?, ¿Dónde, está mi hermano?, ¿Que pasó entre ustedes?
¡Hiperión! Contesta por favor. La reina de los dioses le miraba con sus zafiros llenos de miedo, ella alcanzó a tocarle la cara, su melena brillaba en poderosas llamas, la fuerza del elemento del fuego astral hizo temblar el Inframundo. ¿Hades, por qué? Fue su grito de furia.

La conmoción llegó a los cuartos de todos, inclusive Ares, quien dormía con Hypnos en sus brazos se incorporó sobresaltado, despertando de golpe a su niño, que al sentir la furia de su padre, se levantó como expulsado de la cama buscando algo con que cubrirse, seguido del dios de la Guerra. Vístete rápido Le ordeno al dios de la guerra, quién lo tomó de la mano, para tranquilizarlo, ya amenazaban por salir de aquellos zafiros las lágrimas. Ambos salieron lo más presentables posibles enrumbándose al cuarto de Hiperión y Hades.

Hypnos estaba tan preocupado que dejó atrás a Ares, topándose de frente a su hermano que venía con Apolo detrás de él y ya derramando lágrimas del miedo. Tomándose de la mano, Hypnos y Tánatos se adentraron juntos a la habitación. Zeus trató de sacarlos, pero ellos no obedecieron, cada uno lo sorteo hábilmente y se lanzaron hacia Hiperión. Padre, ¿Qué pasó? Hypnos inquirión abrazándolo amorosamente, seguido de su hermano menor. Lo que hizo que a Zeus una daga se le clavara en el corazón. Al sentir las manos de los dioses jóvenes asirlo de sus brazos, él se golpeo la frente con su propia mano, y temblando todavía de furia, les miró y señalando el espejo, todos dirigieron la vista al cristal.

Hera sollozó, angustiada, al momento que Zeus, la sostuvo para acunarla en su pecho. Poseidón y él se volvieron a ver. Y ahora ¿Que pasaría? Pensó Zeus. ¿Hades? Al igual que Hiperión trató de buscarlo por su presencia pero no lo pudo hacer. El Fuego Estelar al ver la angustia de sus pequeños, como él les consideraba, les acunó en su pecho tratando de calmarse, les besó sus cabezas, dulcemente. ¡Mis bebés! Les dijo ya más calmado. El medallón en su pecho empezó a brillar fuertemente, él sintió el poder de su amado niño dentro sí. Cerró los ojos, haciendo más fuerte su abrazo. Los dioses presentes se miraron entre sí, no entendiendo lo que pasaba.

Por fin, Hiperión apartó a los muchachos suavemente de él, les acarició el rostro y besando sus frentes, sacudió graciosamente su cabeza, y con su mano acomodó su refulgente cabello. Volviéndose a los estaban en ese cuarto y en todo el Inframundo, acarició el medallón, con sus dedos y les dijo sonriendo: “Zeus, Hera, Poseidón, Ares, Apolo, Hypnos, Tánatos, Atenea, no podrán salir del Eliseo, al menos que yo lo desee” Decretó, Hiperión besando el pendiente de su amor, alzo su energía, la cual atravesó el Eliseo como un fulgor de luz dorada: ¡Titanes!, ¡hermanos! Salgan del Tártaro, la hora de la Gran Batalla por este Universo ha comenzado, Hecantoquiros, ustedes cuidaran de ahora en adelante el Eliseo.

¿Cómo te atreves a dar órdenes? Lo enfrentó Zeus, amenazándolo con su energía. El titán mantuvo su postura y apartando a sus dos muchachos, avanzó con su gracia y elegancia hacia Zeus y muy cercano a su cara, casi como un susurro le dijo: “La profecía se ha cumplido” Penetrando sus rubíes en los zafiros acerados de Zeus continúo: “La sangre de Cronos lo ha desplazado, uno de sus hijos le quitó su trono”. Zeus hizo un mohín de desagrado y continúo de forma amenazante: “Y ese hijo no fuiste tú Zeus, Hades ha dejado órdenes expresas. Y mi deber es cuidar de todos ustedes, ¡Así lo haré!” Por otro lado ¿Ves esto? Le preguntó enseñando, el pendiente. Por fin hemos consumado nuestra unión, Hades me pertenece y yo le pertenezco a él.

Los ojos de Zeus centellaban rayos de furia, Hyoga, quién se había acercado para ver que era el alboroto, sintió que su corazón se desquebrajaba ante tal declaración. La furia e impotencia de Zeus se hizo sentir en el Eliseo, poderosos rayos, azotaban el hermoso campo, las almas corrían asustadas ante los espantosos estruendos. Briareo, con su gigantesco cuerpo, le servía de cobijo a varias de ellas. De repente en el oscurecido firmamento por la ira del desplazado rey de los dioses, se va rasgando poco a poco, de esa abertura salen cuatro individuos con brillantes armaduras, descendieron en los campos Eliseos, detrás de ellos venían Coto y Gíes.

Atenea que se dirigía al Palacio principal acompañada de Perséfone se devolvieron de inmediato, todo el Eliseo tembló al descender en suelo firme aquellas dos gigantes criaturas. ¡Hecantoquiros! ¿Cómo es que dejaron escapar a los titanes? Inquirió Atenea, que al ver a esos dioses antiguos en esa dimensión. Su presencia declamó la aparición de su armadura sagrada, la cual se adhirió a su piel y en su mano apareció Niké, la diosa de la victoria. Briareo se levantó de inmediato, y con cuidado de no aplastar a ninguna presencia de ese lugar, se apresuró a acercarse a sus hermanos.

Por disposiciones de nuestro rey Hades, hemos venido a proteger el Eliseo Declaró Jápeto. La que tiene los ojos de lechuza no eres nadie para impedir cumplir cualquier deseo del nuevo rey de los dioses por derecho de nacimiento y designio de las Parcas. Terminó Océano. ¿Hades, les liberó? Preguntó asustada Perséfone, quien no entendía nada de lo que estaba pasando, y miraba desconcertada a esos imponentes dioses. Jápeto de él descendían los humanos, era un titán de tez morena cabellos rizados negros y ojos color oro. Océano sus cabellos celestes y sus ojos le hacían juego, sus cabellos tenían la movilidad y gracia del agua. Ceo, era fornido, un poco más alto que los demás, de cabellos cortos y lacios de color plateado y ojos azules. Crío, con una cara de inocencia, su melena estaba recogida en una coleta era color turquesa, y sus ojos eran como dos rubíes.


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MensajeTema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión)   El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) - Página 2 I_icon_minitimeSáb Jun 14, 2008 2:09 am

Venimos a ayudar a nuestro hermano Hiperión, el amo del fuego astral, a cuidar su preciado niño, en nombre de Cronos Le dijo sonriendo a Atenea, Crío después de hacer una graciosa reverencia. Atenea y Perséfone se miraron entre sí, primero sintieron la gran energía que emanaba del titán Hiperión, lo que les hizo sospechar que algo malo estaba ocurriendo con Hades, para luego ver como el Eliseo era azotado por la furia de su padre. Y ahora que nuevas desgracias azotarían sus vidas.

Zeus no aguantando su despecho se lanzó en contra del titán y lo agarró del cuello, queriéndolo matar. Al fin he podido completar mi familia Zeus. Le dijo mientras le tomaba las manos que le apretaban el cuello, aferrándolas fuertemente de las muñecas y las hizo bajar, mirándolo a los ojos, continúo: Esto lo había dispuesto tu padre, el cual me ofreció a su primer hijo como mi pareja. Hades fue, es y será mi esposo, porque nuestro compromiso se hizo desde antes de su nacimiento y al fin hemos consumado nuestro matrimonio. Yo he sufrido viendo sus ojos opacos por el dolor de no encontrar lo que causaba el vacío de su corazón. A lo dicho Zeus, bajó sus ojos sin querer mirar esos rubíes que le hablaban al alma. Y ahora su verdadero corazón, es él que resplandece y el vacío de su alma ha desaparecido. Zeus no vuelvas a permitir que tu hermano caiga en manos de Caos, no por tu ambición y egoísmo, si tu amor fuera sincero hacia él, serías feliz con solo el verdadero resplandor de su amor. Zeus hizo el mohín de querer responder pero no pudo, así que Hiperión continúo: Yo todos estos años, le he visto por medio de mi hijo, quién se comunicaba con él, Hypnos, le hablaba seguido y él me comentaba que amaba a Hyoga, todo ese tiempo yo me sentí morir, pero no me entrometí. Pero cuando lo vi llegar al Tártaro con las Parcas, mi corazón se alegró al pensar que venía por mí, pero Hades me miró indiferente, hasta que me paré en seco, fue Atropo quién me dijo lo que pasaba. Soltando a Zeus, caminó hacia el lecho ante la mirada atenta de todos, desconcertado lo mire de arriba a bajo, y fue cuando noté la presencia de su bebé en su cuerpo justo como Tánatos e Hypnos, dijo sonriendo a la vez que le indicaba a los muchachos con la mirada que se sentara a su lado. Ambos se sentaron a cada lado él y acunándolos contra su pecho, sonrió diciendo: De nuevo me había relegado,-pensé. Pero no pude aguantar besarlo, y él se sonrojo a la vez.

Zeus receloso, el quería que Hypnos y Tánatos tuvieran esa confianza con él. Entiende Hiperión, no son tus hijos, son los míos, le reclamó quedito, Hypnos le devolvíó una mirada amenazante y el titán le observó tranquilo. ¡Oh!, Zeus te falta madurar tanto niño malcriado, mi hermano, tenía razón eres un mocoso caprichoso. Cerrando sus ojos recordó los últimos momentos de su querido hermano Cronos.

En una isla del Mediterráneo, tres sombras ocultas por capas de telas negras caminaban entre la vegetación, los insectos les picaban la piel dolorosamente, sus heridas escocían por el calor del ambiente, era una sensación muy molesta, el calor le causaba mareo, ya habían tenido que parar antes, como lo hacían ahora. Se descubrió la cabeza, respiraba agitado, a causa del terrible calor de aquella isla y el ambiente de humedad producía más bochorno, su cabello estaba húmedo y se pegaba a su frente. Apenas si tenía cuatro meses y ya era un estorbo para sus dos acompañantes que le miraban preocupadas.

¿Señor, se encuentra bien? Le inquirió Andrómeda tomándole el rostro con sus manos. El dios de los muertos le sonrió y dijo quedito: Lo siento, soy un estorbo en este estado. Para nada, Hades querido, simplemente no te has recuperado, por lo que pude oír de tus espectros has estado muy grave estos días, más bien me preocupa que estés esforzando más de la cuenta, en tu estado es peligroso, continúo Némesis, a la vez que se sentaba a la par de su adorado niño, quitándose la capa la uso como almohada y tomándolo de los hombros le hizo recostarse en su regazo, descanse, todavía nos queda mucho por recorrer -le dijo mientras se recargaba en el árbol. Andrómeda se sentó frente a ellos, quitándose la capa, la puso en el suelo y la utilizó para acurrucarse a descansar.

Los ruidos de los animales de ese lugar los arrullaba, la luz del sol se filtraba por las palmeras, Némesis suspiró, el cansancio también estaba haciendo mella en ella. Será difícil llegar al antiguo templo de Apolo, más sin tener que usar sus poderes. Némesis, la llamó Andrómeda quedito. Sí, le contestó la otra con desgano. Lo siento, pero eras tú, tenía tus mismas formas y la flecha. ¡Ya veo! Sin abrir los ojos Némesis acariciaba con sus finos dedos los cabellos de seda de Hades, el cual dormía profundamente en su regazo. No te culpo, por fin soltó la diosa de la venganza. Yo en tu lugar hubiera hecho lo mismo. Ahora descansa, mientras yo vigiló que en la próxima, te toque a ti a ser lo mismo, nereida de Tetis. Lo siento amiga ahora soy espectro de Hades.

Hiperión, susurró Hades entre sueños, con una dulce sonrisa en sus labios. Némesis sonrió complacida, en aquel improvisado refugio hecho por la sombra de árboles milenarios, dormitaron unas horas, hasta que el sol bajo la intensidad. Némesis pensó: “Será mejor viajar de noche es menos molesto y las ventajas de la tecnología moderna, será más fácil.”

En el Inframundo, dos jóvenes diosas hablaban, hay algo que me molesta, me tiene completamente intrigada, hermana, le dijo Palas a la Primavera. Dime, respondió la otra mientras distraídamente movía con una fina cuchara el líquido de aquella taza de porcelana y suspiraba. Yo siempre supe que Hades era tu esposo, declarado, tu sufriste al no poder darle hijos por la maldición de nuestro padre, ¿Cómo es que Hiperión era su real esposo? ¡Ah!, eso es lo que te inquieta, Palas, bueno, si era cierto que nos casamos, pero todo fue para librarme de mi padre, que se encaprichó conmigo, entonces tía Hera, le avisó en secreto a Hades y planearon entre los dos mi huida, y bajo la tutela de mi tío sería la Reina del Inframundo, para él llegue a ser la figura femenina para sus hijos, su madre, y claro que sabía de lo de Hiperión y él.

¿Tú le amabas Persefóne? Sí, respondió ella sonriendo tristemente. Pero el amor de Hiperión no es egoísta, de los titanes es el más egnimático y sabio. Cuando yo llegué ellos ya se habían unido. La verdad Palas, para concluir, es que yo fui como una hija más, pero nadie aparte de Hera sabía que Hiperión era su verdadero esposo, aunque le doliera a mi padre, que le creyó su amante, jamás pudo en contra de Hiperión, él es casi invencible su fuerza es descomunal. Además cuando venía al Inframundo. Hiperión generalmente visitaba el Tártaro, junto a sus hermanos, y yo me quedaba con los niños, Hades, se iba a Giudecca a cumplir con los deberes del Mundo de los Muertos, y los niños quedaban a mi cargo. Atenea asintió y mirando la taza pensativa, que tenía en sus manos, y por fin soltó quedito: ¿Tú le amas actualmente, Perséfone? Ella bajó su mirada y confirmó con su cabeza, y él me ama a su manera, como ama a Hypnos y Tánatos, hay muchas maneras de amar Palas, suspiró. Atenea prefirió no indagar más para no apenar a su prima, pero cambió de tema.

Según, me comentaba Apolo, el día que arribábamos había algo que tenías que explicarnos a todos los dioses, yo creí que el problema era Cronos, pero ahora no entiendo nada, se supone que los Titanes son nuestros enemigos, según tú misma nos comentaste pero ahora siempre se han llevado bien con Hades, en verdad no sé que parte de la historia me perdí. ¡Ah!, eso es una larga historia Atenea.

En la cima de un considerable cerro se podían observar el templo iluminado por algunas antorchas, pero no había un camino que llegara hasta él, habían caminado toda la noche, alumbrándose con unas lámparas de batería que Andrómeda había mandado a solicitar con los sirvientes como parte de su equipo de viaje. Estaba tan agotado que ahora se encontraba sentado y apoyado en un tronco de una palmera caída, acariciaba delicadamente su vientre, la brisa fresca era un alivio exquisito, los grillos no dejaban de cantar y una que otra lechuza, hacía notar su presencia, aspiró el fresco aroma del mar, como había aprendido amar aquel imponente sonido de las olas al reventar en la playa, pero el ambiente salado del mismo se adentraba entre sus vendajes y causaban un ardor horrible.

Recordó que tenía que atender sus heridas, así que tomó la mochila que le pertenecía y encontró los ungüentos para curarlas, y estaba buscando las vendas, cuando la pálida mano de Némesis, las tomó.
Mi señor tendremos que escalar, ambas hemos recorrido alrededor del cerro, por un lado hay un peligroso acantilado dónde revientan las olas, por este lado, es menos peligroso, ambas denotamos que sería mejor y debido a su estado usar el carrete mágico. El suspiró, sacando aquel artefacto de sus ropajes, les dijo: Creo que no podremos, amigas, Cloto me advirtió que es solo para ayudarnos a trasladar a lugares de grandes distancias, y además era necesario usarlo lo menos posible porque su poder se agota, y es primordial para trasladarnos a dónde nos indique Casandra.

Ya veo entonces tendremos que hacerlo a la antigua -se quejó Andrómeda suspirando se dejó caer en la tierra para sentarse, cercano al tronco. Hades vio hacia ese cerro, el cual era muy empinado, y observó sus muñecas, y suspiró. Sería algo difícil en ese estado, pensó todavía no tenía buen movimiento de las mismas, a la vez que abría y cerraba sus manos y al hacer este movimiento dio un respingo de dolor. ¡Déjeme ver! Némesis algo preocupada aferró delicadamente su mano izquierda fue quitando el vendaje, que ya estaba algo sucio, tomando algo de agua fresca que trajo de un arroyo cercano la derramó sobre la misma para limpiarla. Examinó los puntos y la apariencia de la herida y tomó la pomada que traían con ellos y la aplicó cuidadosamente. Mientras hacía esto, Andrómeda observaba interesada, y expresó: -¡Vaya! ¿Son muy profundas? Hades asintió en el instante que dirigía sus ojos al firmamento. Mira la cantidad de puntadas Némesis, no creo que pueda sostenerse bien a la hora de escalar con esas manos así. Apenas le apoye el peso de su cuerpo las mismas se abrirán. Lo mismo pensé, y un resbalón sería fatal para su bebé. Ella asintió ¿Que haremos? No hay de otro remedio, tendré que usar mi poder para llevarlos, indicó Némesis. Ahora estamos cansados, así que lo mejor será comer algo y dormir durante las horas del día, ya en la tarde subiremos, de todas formas ahora todos en ese templo deben de estar descansando, asevero. A la vez que se levantaba y se acomodaba a unos cuantos pasos de ellos, lo mejor será dormir. La diosa de la venganza se acurrucó usando una piedra de almohada, los otros dos se miraron entre sí, se sonrieron cómplices.

Mi señor será mejor que duerma un rato. Andrómeda le acariciaba la mejilla con su mano, Hades, besó aquella mano que un día le protegió de Caos. ¡Mi querido álter ego! La princesa le sonrió, solo a él le dedicaba esa dulce sonrisa. Creo que la que debes descansar eres tú. Hades acarició su cabello y jalándola del brazo la hizo descansar en su regazo: yo velaré del sueño de las dos en esta ocasión, la vez pasada fueron ustedes la que velaron el mío, es lo justo. Mi Señor, susurró, la túnica de Andrómeda dejaba ver la herida de su espalda, la cual fue abierta de nuevo, Hades la pudo observar al apartar el sedoso cabello de la joven, que era su contraparte, con cuidado tocó aquella herida. ¡Andrómeda! ¿Y, esto? Ella entre dormida le responde: Mis heridas se abrieron un poco antes de que usted regresará de Tártaro, pero miré la mancha que las cubría ha desaparecido. Entonces aún estamos unidos, determinó y su padre los curó a los dos.

Nuestras almas aún no están separadas, pensé que con ese nuevo sacrificio y mi padre que se unió a mi alma tú quedabas libre. Aseveró a la vez que las lágrimas descendían de ese rostro de porcelana y caían en el hombro de la joven princesa. No esté triste, mi señor Los ojos vacíos se abrieron, y volviéndose de frente para contemplar el amanecer de ese nuevo día, y suspirar con su mano limpió las lágrimas que descendía de esa persona la única que le había tendido la mano, colocó la mano en su pecho, ahora aquí ya no existe dolor mi señor, y así debe ser, y besó el vientre, que estaba a su alcance y cerró sus ojos cansados, sintiéndose protegida por su amo.


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MensajeTema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión)   El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) - Página 2 I_icon_minitimeSáb Jun 14, 2008 2:10 am

Hades desvió su vista al imponente mar, pensó en lo lejano que estaban de Alemania, ¡Hiperión! Podría llegar a ellos por la antigua entrada de Ténaro. ¡Hiperión! Susurró, su cuerpo empezó a brillar y su presencia viajó de ese lugar.

No había podido dormí en toda la noche por la inquietud, suspiraba hastiado, siempre que no lo tenía cerca, le pasaba esto. Intentó cerrar los ojos para descansar, volviéndose de medio lado, de pronto sintió alguien acariciando sus cabellos se sobresaltó, abrió los ojos de inmediato, encontrándose con unas esmeraldas que le miraban con amor. Hades, susurró para luego acunarlo en su pecho desnudo, él otro se abrazó aspirando su aroma, suspiró de alivio. Te necesitaba tanto, amado Hiperión. El mayor tomó de asalto aquella dulce boquita, afianzando a su niño en sus piernas, para después de darle tan cálida bienvenida. ¡Mi amor!, ¿Como es que estás aquí? Hiperion le besaba su delicado cuello y Hades gemía al ser adorado de esa forma, tomando los cabellos de rubí con sus manos. Desesperado, agitado, le respondió: He detenido el tiempo para los dos, protegiendo las que me acompañan, deseo, estar contigo tanto, que mi amor no es suficiente, si no tengo en brazos ahora mismo. ¡Oh, mi amado centello! Esta separación me lastima también a mí, y me hace sentir débil porque estoy perdidamente enamorado de ti desde la eternidad. Y tomándolo de las caderas y su espalda invirtió posiciones hasta dejarlo descansar en la cama lentamente se deshace de sus vestimentas para contemplar con sus rubíes deseosos, aquel cuerpo que le pertenecía completamente.

Hades doblando sus piernas a la vez que las abrías para él, le cedió espacio Hiperion que observaba su vientre, y con amor le acariciaba hasta que él bebé, le recibió saludándolo con su cosmos, que empezó a enfriar la piel de su amado niño, el otro sonrío, y le dijo quedito: Es un cosmos de hielo, totalmente contrario al mío. Si mi amor, tu eres fuego, mi fuego impetuoso que devasta todo mi ser, sin ti no sabría que hacer al ver el pendiente en el pecho de Hiperión lo acaricio. Yours Forever, mi amor es eterno para ti.

Hiperión se colocó en el espacio dejado por él y tomando una de sus piernas la tocó delicadamente, viéndolo a los ojos, contemplando cada uno de sus gestos lo vio adorarlo por ese simple roce, delicadamente besó su rodilla y luego le sonrió seductoramente. Hades, se levantó para besarlo, e Hiperión le recibió en sus brazos besándolo para luego, acostarlo de nuevo, empujándolo con su mano en el pecho. Hades sonrió ante tan seductor movimiento, tocando sus labios, los delineó y el pequeño como entendiendo lo que deseaba los abrió, chupo sus dedos, y el otro gimió, cerrando sus ojos, cuando terminó su tarea sonrió viendo la cara de éxtasis de su amado, besó sus dedos, para luego acariciar los cabellos que le rozaban las mejillas ya sonrosadas y los besó con adoración.

Hiperión no se hizo de esperar lo preparó con cuidado para él introduciendo primero uno de esos dedos, lentamente, para no provocarle molestias. Hades suspiró profundamente, en consuelo él acarició el recorrido de su cuerpo que iba desde su cuello hasta el miembro que empezaba a despertar. Con delicadeza le acarició a la vez que le preparaba haciendo que el niño para acallar sus gemidos se llevará sus manos a la boquita, en desesperación. Cerrando sus ojos y escuchando la melodía de sus suspiros de excitación, tomó con su boca el miembro ya preparado y empezó a lamerlo ávidamente, hasta que logró vaciar completamente aquel néctar tan ansiado para él, tomándolo completamente. Hiperión, sollozó el pequeño, llamándolo, sin tardarse retiró sus dedos de la entrada ya preparada y fue uniéndose lentamente con él, sintiendo como se acoplaba en él, cuando fueron uno completamente de nuevo, empezó con sus movimientos rítmicos y sosteniendo las piernas de su amado, sin dejar que sus manos las acariciaran lentamente en un masaje seductor. Te he amado desde la eternidad, Hades Con su voz entrecortada la expresaba su amor. Hades sollozó: “Mi amor duele si no estoy entre tus brazos, si no te acunó dentro de mí, si hay momentos en que comportó frío, recuerda que es por que te amo más, por que te protegeré con mi vida.” Nunca me abandones más, mi amado niño -le respondió Hiperión profundizando sus estocadas, y aumentando el ritmo, hasta que estalló dentro de él y Hades en medio de los dos, cuando se hubo calmado un poco, salió lentamente de su pequeño.

Sin previo aviso, Hades cambió de posiciones y empezó de nuevo a besar a Hiperión quien ahora se encontraba debajo de él y Hades sentado en su firme vientre, acarició esas llamas que resplandecían a tal contacto y sonrió dulcemente. Esto nunca lo he hecho, pero quiero hacerlo por ti, le dijo. Besando sus labios e Hiperión los lamió sensualmente, colocando sus manos en los pectorales de su titán, acarició las tetillas delicadamente delineándolas con sus dedos, lentamente se deslizó hacia abajo, Hiperión previendo lo que él haría le cedió lugar entre sus piernas.

Hades contemplando los rubíes que le miraban intrigados, tomó con su mano el imponente miembro de su amado, y lamió las bolsa que guardan su esencia, a lo que el mayor acalló un grito de placer, él continúo a la vez que el titán se retorcía de placer, lentamente fue tomando el miembro del otro y a cómo el mayor le había hecho el trató de complacerlo de igual manera, quería llevarse el sabor de su esencia grabado en sus sentidos, y de un momento a otro, ese néctar inundó sus sentidos las lágrimas descendieron de sus esmeraldas, para luego ir a los labios de su amado quién lamió todos los restos que estaban en sus labios. El corazón de ambos quería salir de su pecho, Hiperión le acunó entre sus brazos antes de quedarse dormido. Hades al sentir la acompasada respiración sonrió, besando sus labios, recorrió su rostro. Quiero llevarte en todos mis sentidos, no quiero olvidarte nunca mi amado. De nuevo su cuerpo se iluminó y suspirando abrió los ojos, contempló el imponente amanecer que les ofrecía Helios, sus manos no habían dejado de acariciar el cabello de la niña en su regazo, observando a todos los animales, empezar su día sonrió definitivamente la dimensión de Cibeles era magnífica, insuperable, su querida madre.

Aún así su vientre emitía aquel cosmos frío, que Hiperión despertó y sonrió. También le quieres pequeño, pronto volveremos con nuestro amado. En la habitación que ambos compartían Hiperión dormía plácidamente, y el medallón resplandecía fuertemente en su pecho.
Y en el espejo un nuevo mensaje solo para él. -Todo mi ser es tuyo, Hiperión, mi amor más allá del tiempo y el espacio, por ti detendré el tiempo para estar en tus brazos, siempre que me llames allí estaré.


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MensajeTema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión)   El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) - Página 2 I_icon_minitimeSáb Jun 14, 2008 2:13 am

]center]Capítulo 10: El templo escondido de Apolo[/center]

Delicadamente dejó la cabeza de la joven Andrómeda reposar en la capa que le servía de almohada, se levantó para extender sus adoloridas piernas, estirándose un poco, aún así sin lastimar la herida de su espalda, se descalzó de sus krepis y aprovechó para caminar un poco sobre la blanda arena de aquella playa. Respiró el aroma característico del mar, dejando que el sol en su cenit le bañara completamente, disfrutando de aquella cálida caricia del astro rey, suspiró. Si su amado pudiera contemplar de nuevo esta dimensión, los dos mil años de encierro que sufrió, hizo que sus esmeraldas se bañaran en cálidas lágrimas que la brisa marina, esparció en el ambiente a la vez que su melena volaba libre a causa del saludo de los dioses de los vientos: ¡Eolo!,¡Céfiro!,¡Noto!, ¡Bóreas! Aquellos nombres fueron pronunciados con un gran cariño, mientras los traviesos dioses jugaban alrededor de él sus caricias le llenaban el cuerpo causándole sinceras sonrisas, por su vientre pasaban besándolo.

Helios observaba desde su trono ardiente aquel galante jugueteo con su nuevo rey. Entre sonrisas cayó recostándose en la arena con una de sus manos cubrió sus ojos de la luz cegadora del sol, el sonido de las gaviotas le arrullaban decidió dormitar un rato allí mientras sus compañeras decidían despertar de su descanso. No sabía cuando volvería a tener ese momento de paz. Con su mano libre tocó su pecho, suspiró pensando en su amor Hiperión.

A lo lejos en Alemania el medallón resplandeció llenando de calor el cuerpo del titán quien conversaba en este momento con Hera, en uno de los kioscos del Inframundo con ellos estaban Atenea, Ares, Apolo.
Hades, susurró, Hiperión y sus dedos se dirigieron a acariciar el medallón. Hera se acercó a él e hincándose a su lado, recostó la cabeza en las piernas de aquel que era su tío e hermano a la vez. ¿Es mi amado Hades? Viendo el medallón resplandecer en su pecho de mármol, brillaba poderosamente y la energía de su amado niño envolvió aquel hermoso ser. Sí, dijo quedito, sus rubíes se perdían en los zafiros de Hera, su rostro tan igual al de su amado niño, acarició su mejilla con delicadeza para luego sonreírle. ¿Dónde sea que se encuentre, en este momento es feliz? Y es su manera de demostrarlo, este medallón es reflejo de su corazón, Hera movilizó su mano y sus dedos lo tocaban delicadamente.

Ares volvió a ver a sus dos hermanos, quiénes estaban absortos con la situación, y sonrió pensando en Hypnos. ¡Hiperión! ¿Porqué no podemos ayudar en esta batalla? Preguntó Atenea, a la vez que se acomodaba más cerca de él. Apolo le puso la mano en su hombro, para luego decir, lo mismo pienso yo, se suponía que irían conmigo a mi templo, y tú también nos acompañarías. Hiperión les miró serio, para luego sonreír: El motivo es sencillo, mi hermano Cronos no quiere que sus adorados tesoros sean descubiertos, el siempre ha sido muy celoso de sus secretos. Por lo tanto ¡Mi adorado centello! Volverá cuando haya encontrado los dos restantes, y en ese momento la Gran Batalla empezará, claro ésta que en esa no participará de eso me encargo yo. Hiperión con su mano acomodaba un mechón de su rojiza cabellera.

En eso estoy de acuerdo contigo cuñado, todos alzaron su vista al recién llegado, para luego mirarlo algo sorprendido ante tal declaración. ¡Zeus! Susurró Hera, impresionada y él le sonrió. Los tres jóvenes dioses que allí se encontraban, se miraron entre sí boquiabiertos, al ver la graciosa expresión en sus rostros, Zeus y Hera no pudieron más que reír, e Hiperión sonrió al ver aquella bella escena familiar.

Estaba entre dormido y despierto cuando una mano le tocó el hombro gentilmente, él perezosamente retiro el brazo de su rostro, y abrió los ojos, a su lado estaba Némesis quién ya había despertado. Andrómeda venía corriendo hacia ellos y en sus manos traía algunas frutas que encontró, cayendo de rodillas a su lado sonrió alegremente. Él se incorporó y tomó una de las frutas que le ofrecían y Némesis también cogió una. Los tres sentados frente al mar degustaron de ese improvisado refrigerio, en silencio observando la belleza del océano.

¡Creo que ya es hora! Hades suspiró, viendo el imponente cerro que les daba sombra, aspiró profundo aquel aroma que le fascinaba, las jóvenes que entrenaban a las orillas del mar. Al ver el cambio de posición de su compañero de viaje, comprendieron que era hora de partir, corrieron hacia él, algo agitadas comenzaron a recoger todo apresuradas, Némesis alistó su arco, y se colocó el carcaj en su espalda, preparando sus flechas envenenadas, por si la ocasión lo ameritaba, se colocó también la protección de cuero del antebrazo y comprobó la firmeza del arco. Andrómeda por su parte preparó, su espada, ajustándose la funda a su espalda y a la vez que ensayaba que fuera fácil de sacar en caso de una emergencia. El señor del Inframundo escondía su espada en forma de dije, él pendía de su cuello, así la ocultaba cuando no tenía que usarla. Su sedoso cabello negro para mayor comodidad lo había recogido en una coleta, dejando su fino rostro totalmente al descubierto. ¡Mi señor, estamos listas! Exclamaron las dos a unísono.

Némesis le tendió el casco para que él se lo pusiera, lo mejor es que no sea visible hasta que sepamos si son amigos o enemigos, ahora debemos extremar cuidados mi señor, la verdadera Casandra, sabrá que es usted quién llega. El asintió, pero su corazón estaba que saltaba en su pecho de la congoja, si lleva a sus compañeras a una muerte segura, él lucharía hasta el último momento pero le costaría empuñar bien su espada más en el estado que se encontraban los tendones de su mano. Así que inconscientemente sobo con sus heridas, y cuando se iba a colocar el casco, aquellos juguetones bribonzuelos llegaron a despedirse las ráfagas de brisas pasaron entre las dos guerreras que lo acompañaban y sonriendo les besó a cada uno sus sonrojadas mejillitas, acariciando sus dorados colochos, graciosamente les despidió con su manita. Némesis, sonrió al pasar ellos por dónde estaba. Andrómeda, les veía curiosa por saber que era todo aquel alboroto, ellos le sonrieron. Son los dioses del viento que vinieron un rato a jugar con nosotros, explicó Hades, mientras se colocaba el casco y ella asentía sonriendo. Némesis les tomó de las manos y alzando su energía se traslado en fracciones de segundos a la cima de aquel cerro.

Cuando pudieron de tocar tierra firme, las dos mujeres se colocaron en postura de ataque, Hades detrás de ellas observaba con asombro la magnificencia de aquel templo. La calzada de mármol lujosamente enchapada en oro, los jardines exteriores, llenos de flores multicolores, en medio de ellos un hermosa fuente de oro y plata con varios niños regordetes, quienes sostenían unas grandes vasijas que derramaban cantarinas aguas, que con el reflejo del sol destellaban doradas.

El templo del Oráculo de Apolo, era una magnífica estructura milenaria, donde las vírgenes al servicio del dios vivían junto a su sacerdotisa principal, Casandra. Sus columnas de oro, resplandecían como el poderío del dios sol, a un lado se encontraba la famosa carroza de fuego, con sus caballos llameantes, en la cúpula del templo una gran estatua del apuesto dios Apolo, arrodillado con su arco y flecha apuntado al este. Los caballos al ver a los intrusos relincharon y chocaron sus cascos en el suelo del lugar sonoramente, respirando fuego por sus dilatadas narices.

Ambas conservando la posición de ataque no se movieron de su lugar.Y fue cuando de la parte oscura de la puerta principal del templo, dos hileras de jóvenes mujeres en vueltas en túnicas blancas y sus cabezas cubiertas por velos del mismo color, avanzaron hacia ellos. En medio de ellas se encontraba vestida de una túnica morada con adornos de plata, con una larga cabellera negra, y sus ojos estaban cubiertos por un gracioso antifaz de plata, la princesa de Troya Casandra. El cortejo se abrió para dejarla a ellas en el centro, la joven sacerdotisa caminó al lado de las dos acompañantes de Hades, las cuales le siguieron con sus ojos, ambas guerreras tenían sus armas dispuestas. Némesis se encontraba hincada con su flecha apuntado aquella mujer y Andrómeda con su espada dispuesta a ser blandida, la mujer las ignoró caminó unos pasos para luego hincarse al igual que sus acompañantes. Le estamos esperando mi amado señor Hades, le dijo tomando su mano la besó. Las guerreras relajaron su postura, Hades, se quitó el casco y levantando a la sacerdotisa, le tendió su brazo. Seguido de sus acompañantes entraron al templo, rodeados de las jóvenes vírgenes.

Cuando estuvieron dentro del templo, Casandra se adelantó a la estatua de Apolo que adornaba el centro del templo, junto aromáticos inciensos, hincándose frente a la misma levantó sus manos hacia el dios sol: ¡Amado Apolo, dios de las artes y la juventud! ¡Amo del sol! ¡Arquero de los dioses! Escucha nuestra plegaria, oculta a tu oráculo en la isla de Delfos, nuestro tesoro ha llegado, la estatua en ese momento se iluminó con la presencia de Apolo.

Apolo habló por medio de su estatua ¡Amado Hades! Me da gusto de que hayas llegado con bien al templo. Otras luces se materializaron alrededor de la estatua, en total nueve presencias y una que tomó forma enfrente de ellos, era Hiperión, al lado de él estaba Zeus y Hera. El titán caminó hacia él para acariciar su mejilla, a la vez que Hades se abrazaba al fornido tórax. Ellos por su parte en el Eliseo solo veían la figura de Hades abrazando a su amado y a Hiperión que besaba su cabeza tiernamente. Tánatos e Hypnos, se acercaron para abrazarlo, el titán les cedió campo y ambos muchachos descansaron en sus brazos, Hades les besó sus mejillas para luego apartarlos delicadamente. Dirigiendo sus ojos a Apolo, cerrando sus párpados le indicó que era el momento, el cuerpo de Hades desapareció junto con el templo de Apolo.

Casandra, se levantó lentamente, y volviéndose a Hades que estaba detrás de ella. ¡Mi señor! Esta será su casa durante unos meses, no podrá partir a su primera búsqueda hasta que la luna sea llena, por lo tanto siéntase cómodo. Yo me encargaré de que su estadía sea placentera además dará tiempo a que esas heridas sanen completamente, por que los viajes los hará su majestad solo. Némesis y Andrómeda se quedarán a cuidar del templo. Entonces, me parece perfecto. Determinó Hades, sonriéndole al Oráculo.

Por el momento mis sirvientes les llevaran a sus habitaciones, dos doncellas se incorporaron le señalaron el camino, él las siguió y después de indicarles a sus acompañantes que estuvieran calmadas, ellas se hincaron al verlo pasar. Andrómeda y Némesis, se miraron de reojo, para luego concentrar su mirada en Casandra. La Sacerdotisa, se dirigía a una fuente a los pies de la estatua de Apolo, allí se sentó dándoles la espalda. ¡Némesis! Le llamó Casandra: No debes desconfiar de mí, sus ojos color violeta le miraron intensamente, a través del antifaz de plata. Hades estará a salvo mientras no utilice su poder. Apenas lo desate para trasladarse en el tiempo, Caos le seguirá y encontrará este templo, por lo tanto deberás estar alerta y desconfianzar de todos quienes se le acerquen, si eso llegara a pasar e inclusive matarme, por lo tanto todo lo que deba decirle a su majestad será por medio de ti.

Estoy de acuerdo Casandra, le dijo Némesi, pero Andrómeda será quién se haga cargo de su majestad Hades. Para lo cual las dos nos instalaremos en su alcoba. La joven sacerdotisa toca con su mano el agua de la fuente, provocando hondas en aquella pacífica superficie, para luego levantar su rostro a la diosa de la venganza, se hará como tú dispongas, gran diosa Némesis.

Andrómeda se levantó colocándose al lado de la diosa de la venganza, ambas se dirigieron a la alcoba del dios del mundo subterráneo. Caminaron en silencio en el pasadizo dónde las doncellas desaparecieron con Hades al llegar allí vieron que se trataba de un largo corredor con columnas apostadas a ambos lados que daban a jardines internos. La luz de sol bañaba aquellos hermosos patios llenos de girasoles, además de bellísimas fuentes con cristalinas aguas, varias jóvenes que se encontraban descansando allí, les miraron pasar murmurando y soltando risillas joviales. ¡Aquel apuesto muchacho!, ¿Es Hades? Oyeron decir, a una jovencita. ¡Es hermosísimo! ¿Viste su porte? Exclamó otra. Andrómeda vio a su compañera encogiéndose de hombros. ¿Pero no está prohibido verle cara? Declaró otra ¡Tened cuidado! En definitivo, su amo había causado un gran revuelo entre las jóvenes de aquel lugar. Lo mismo pasó en el torneo galáctico Contó Andrómeda moviendo su cabeza- todas las chicas se vuelven locas dónde lo ven.
Es que es realmente hermoso, el señor Hades. Némesis asintió algo sonrojada: Pues sí, es excepcional su belleza, ya me imaginó lo bello que será su bebé. Por cierto, sus dos hijos mayores, son unas bellezas, también se dejo decir, ya más relajada la diosa de la venganza. Andrómeda sonrió dulcemente afirmando, con una inocencia que rivalizó con la de Hades. Al llegar a la puerta tocaron suavemente, pidiendo permiso para entrar -¡Su Excelencia Hades!, soy Némesis ¿Puedo pasar?


Última edición por goddesniquel el Jue Abr 08, 2010 9:43 pm, editado 1 vez
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MensajeTema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión)   El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) - Página 2 I_icon_minitimeSáb Jun 14, 2008 2:14 am

¡Adelante! -le dijo desde dónde se encontraba sentado en el marco de la ventana, para este momento se había bañado, llevaba puesta una túnica blanca bastante holgada y se encontraba descalzo, su cabello era mecido por el viento, que entraba por ella, las dos guerreras se hincaron frente a él, para ponerse a su disposición. ¡Por favor, amigas! no tienen que hacer eso, levántense. Calmadamente acariciaba su vientre. -Relájense, tomen una ducha y duerman sus habitaciones están dentro de ésta estancia, señalando las puertas al fondo de la habitación. ¡Vaya! En definitivo, aquella mujer era el oráculo de Delfos, ya había dispuesto todo para ellos, pensó Némesis con una sonrisa irónica.

Así que levantándose se dirigió a Hades para besarlo en la frente -más tarde vendré señor a revisar sus heridas, así que por favor, descanse un rato. El asintió sonriéndole. Andrómeda por su parte se acercó a él y descansando la cabeza en su regazo, se quedó con su amo. Yo me quedaré hacerle un rato compañía, si no le molesta mi señor. Para nada mi querida niña. Acariciando su cabello, Andrómeda colocó la mano en su vientre y Hades le sonrió. ¿Todavía no se mueve verdad?- Preguntó la princesa, pero puedo sentir su hermosa energía. Se deja sentir a través de la mía, confirmó. Me alegra ver sus ojos llenos de vida de nuevo, y esa alegre sonrisa, mi señor, ¡Como cuándo le conocí en aquel día en Atenas! ¿Pero, que digo? Ahora es más brillante y hermosa. ¡Ay, querida Andrómeda! Cuánto quisiera que tú tuvieras esa misma sonrisa. ¿Tú nunca amaste a Perseo, verdad mi pequeña? Mirándola a los ojos. Andrómeda meditó la contestación que le iba a dar. Levantándose de su posición le ofreció la mano a Hades, para que la siguiera.

Ella se sentó en la cama de aquella habitación con él a la par y como lo hacían en la mansión Kido, cuando tenían que hablar algo serio o tomar una decisión importante Andrómeda se acostó en su regazo viendo hacia el techo. Para luego fijar la vista en esas esmeraldas que la veían interesadas por su respuesta dijo al fin: La verdad, es que nunca supe si lo amé o no, me lo impusieron, suspiró, no puedo negar que fue un esposo fiel, y que no sufrí ninguna falta de ese estilo. Pero era una pesada carga, para una princesa tan orgullosa como lo era yo la princesa cerró sus ojos, pensando en Perseo, en su rostro, sus manos, y las lágrimas resbalaron por su faz, desoladas. Talvez si no me hubieran obligado, le hubiese amado con locura. ¡Ay, Andrómeda! Yo creo que fue tu orgullo, el que no dejó hablar a tu corazón mi niña. El señor del Inframundo acariciaba su frente Ella ocultó su rostro contra aquel calido vientre y lloró desconsolada su infortunio -mientras Hades, le trataba de proporcionar consuelo con delicadas caricias.

¡Andrómeda! Le llamó quedito Hades y lentamente ella alzó su vista. Creo que lo mejor es que descanses un poco, ven quédate conmigo que no quiero dormir solo y haciéndole un campo al lado suyo. Andrómeda durmió esa noche a su lado, ambos después de tanto tiempo juntos se habían acostumbrado a la presencia del otro, la princesa se durmió acunada en su pecho y Hades iba cerrando sus ojos rememorando a una belleza de cabellos de fuego, con mirada ardiente, y sonrió ante tal imagen grabada a fuego en sus sentidos. ¡Hiperión, amado mío! En el espacio del tiempo una sensual voz llegó a sus oídos ¡Buenas noches mi dulce amor!

Los días pasaron en un abrir y cerrar de ojos, dentro de tres días sería luna llena. Pensó. Ahora mismo estaba practicando con su espada, sostenía una intensa práctica con Andrómeda, ella era una esplendida contrincante. Las espadas chocaban levantando chispas, no le daba tregua, otra vez los hierros se rozaban causando un ruido metálico, y fue cuando encontró su punto débil aplicando un poco de presión, Andrómeda fue lanzada contra el muro de aquel salón. Las doncellas quienes observaban a su rey pelear aplaudieron y vitorearon, hasta el cansancio.

Aún respiraba entrecortado por el ejercicio, miró la cicatriz de sus muñecas, algo blanquecina, movió sus manos abriéndolas y cerrándolas, comprobando una mejor movilización de las mismas, caminando hacia su amiga entrañable le tendió la mano sonriéndole. Ella se incorporó haciendo una graciosa reverencia ambos jóvenes ríen con todas sus fuerzas. Cuando una doncella les interrumpe: ¡Mi señor Hades! Al momento se arrodillaba frente a él. Hades quién ese momento se limpiaba el rostro con una toalla que le había alcanzado Némesis, le dijo todavía sonriendo: ¡Pequeña, que se te ofrece! La joven frente a él se sonrojo exageradamente, y bajo sus ojos expresó con su voz algo nerviosa: -La princesa Casandra desea hablar con usted. Sonrió al ver el nerviosismo de la joven ¡Mi señor, siempre causa ese efecto en las jovencitas! Le bromeo Andrómeda. En esos días su humor era grandioso, ya no tenía casi rastros de esa sombra en su corazón y eso complació a Hades, pasando al lado de la joven le tendió la mano para que se incorporara. Aquella doncella le miró avergonzada para luego asentir ante aquella profunda y hermosa mirada, le tomó la mano delicadamente y temblando de emoción, era tan blanca, suave y delicada, que suspiró al solo el contacto con la misma y haciendo una reverencia. Dile a Casandra, que apenas esté presentable allí estaré. La joven de nuevo hace una reverencia y sale corriendo de allí sonriendo emocionada, acariciando su mano.

Los tres se miraron y sonrieron, tomando sus pertenencias partieron a sus respectivas habitaciones.

¡Nicté! ¡Erebo!, ¿Dónde están? Les gritó enfurecido aquel ser. Al no poder alcanzar a Hades, habían peinado toda aquella isla, y no los había encontrado, el enlace que tenía con la princesa Andrómeda fue totalmente roto. Por más que los habían buscado no los localizaban.
¡Nicté! Maldita seas ¿Dónde éstas? Aquella mujer corrió hacia Caos también molesta por aquellos gritos espeluznantes le exasperándole los nervios. ¿Qué deseas hermano? Le dijo de manera despectiva. Por más que me grites no podrás hacer que Apolo deje ver el templo del Oráculo, hasta que sea el momento, no nos queda más que esperar a que Hades consiga las armas, para arrebatárselas.

No seas imbécil, lo que deseo es a Hades, lo quiero conmigo, sin que Hiperión, ni Zeus, intervengan, en el momento en que el Templo de Casandra se deje ver, en ese momento atacaremos, mataremos a todos sus guardianes y le atraeremos aquí como mi invitado especial, le indicó riendo maléficamente. Esta vez mi querido Hiperión te arrepentirás de no haberme matado en ese instante.
Se hará como tú dices, ya nuestros ejércitos están preparados, y de inmediato llegaron un total de diez guerreros cubiertos con máscaras negras, se arrodillaron frente a ellos, detrás venía otro hombre, quién les inquirió molesto: ¿A, qué se debe tanto alboroto? Ya he alistado a los que estaban en las prisiones oscuras, mira nuestro recién formado ejército, son todos ellos, sus poderes y fuerza nos pertenecen a ver que logra el arrogante de Zeus, o el estúpido de Hiperión.

Casandra. Le llamó suavemente, al contemplarla sentada en la orilla de aquel estante, la princesa de Troya le indicó con su mano dónde sentarse a su lado. Al tenerlo casi de frente le sonrió, a la vez que volvía a sus labores, causando ondas con su mano en la superficie de aquella cristalina agua. ¿Para algo querías que estuviera aquí hoy? Rompiendo el silencio de la joven. ¡Mira mi señor! Indicándole, el agua. Hades agudizo sus ojos entrecerrándolos. Ésta es la península de Anatolia que limita por el Mar Negro al norte, el Mar Mediterráneo al sur, el Mar Egeo al oeste, y el volumen del continente asiático al este. Este es el lugar dónde habitaba el monstruo mitológico Medusa.

Sí, la amante de mi hermano Poseidón que fue castigada por Atenea, por insultar su templo, si me recuerdo de ella, pero ese monstruo, fue aniquilado por mi sobrino Perseo ¿No es así? Así es en verdad, su majestad, pero dentro de su cabeza estaba el Ojo de Cristal escondido por Cronos, usted sabe que su padre podía manejar el tiempo por eso cuando Atenea la transformó en una Gorgona en su cabeza se alojó el Ojo, quién viera al esperpento se convertiría inmediatamente en piedra. Pero el semidiós Perseo, le cortó la cabeza, al derramarse aquella sangre altamente venosa, el corrosivo de la misma destruyó aquella importante joya. Entonces me adviertes que la joya fue destruida ¿Qué vamos ha hacer? Sus ojos expresaban la preocupación ante la pérdida de aquella importante arma, eso los dejaba en desventaja. Para esta época esa joya no existe, jamás la podrá encontrar, entonces todo esto es en vano -le expreso desanimado.

Casandra le colocó la mano en el hombro, y luego le dijo con su voz que denota una calma absoluta: He dicho en esta época, pero ahora usted es el señor del tiempo y del espacio, poderes que heredó de su padre. ¡Su Graciosa Majestad Cronos! Hades la miró para luego sonreír. Ahora dependemos de su poder Hades. Tomando sus manos: Cuando la luz de la luna llena toque este estanque y se una a su poder podrá ir al instante en que Perseo rebane la cabeza de Medusa, en ese momento una luz solo perceptible a sus ojos será el Ojo de Cristal. Deberá tomarlo y de inmediato regresar, es la única forma que Caos, no le detecte, aunque usted, pueda movilizarse ahora mismo con su poder, aquel ser maligno lo hallará, sus fuerzas peinan la isla de Delfos en busca de mi templo, moviendo su mano en aquella agua le mostró. Hades la miró preocupado.

En definitivo, nuestros días están contados, le expresó con una triste sonrisa. Dentro de un mes y medio, nuestra vida acabará, ellos vienen por nuestra cabeza. ¡Que mi amado dios Apolo! Se apiade de las más jóvenes. Hades le tomó el rostro, con su mano: Yo protegeré este templo con mi vida, si es necesario. Casandra le negó con su cabeza, tomando la mano que le acariciaba el rostro: Nadie escapa a su destino, mi señor, la prioridad, es que usted regrese a su templo en el Eliseo, con Hiperión, cuando usted haya abandonado este lugar, nos haremos visibles, además dentro de tiempo pactado, su vientre será de casi seis meses, sus habilidades de pelea serán limitadas, hasta que nazca el pequeño -le dijo acariciando su vientre abultado.
Será perder la pelea antes de que comience, me entiende, en su partida, pueda que lo sigan, para eso Némesis y Andrómeda, deberán pelear, en su lugar.

Cambiando de tema, se me olvidó advertirle una cosa, Perseo no le debe ver, en el momento que tomé la joya, por lo tanto deberá portar el casco que los cíclopes le obsequiaron para ocultarse, como su poderosa espada, en caso de que amerite defenderse. ¡Casandra! Me hubieras advertido antes no estarían en peligro, no voy a consentir, que las maten por mi culpa, está noche partiré de inmediato, sin contemplaciones, por otro lado, abriré un portal para el Eliseo, estarán bajo el cuidado de Hiperión. ¡Pero, señor! Hades le acalló colocando su dedo en los labios de la sacerdotisa: No se diga nada, ahora puedo pelear, más adelante no.

¡Mi señor! Entonces todavía no utilice, su poder, le dijo tomándolo del brazo, será con el último tesoro, si es su deseo, solo falta tres días, ya después hablaremos de su propuesta. Esta bien, Casandra, pero después de tener el Ojo de Cristal, me dedicaré a la llave del tiempo y me imagino que todavía no me quieres decir ¿Dónde está? ¿No es así? Princesa de Troya. Todo a su debido tiempo mi señor, todo a su debido tiempo- Casandra dio por terminada la conversación volviendo a su milenaria tarea. Hades suspiró fastidiado. ¡No soy Atenea! Para que tenga que morir por mí, ya me basta con cargar la culpa de mi descuido con Andrómeda, para que ustedes también se sacrifiquen por mí. Cerrando fuertemente sus puños hasta casi hacer sangrar sus palmas. ¿Me escucharon Cloto, Láquesis y Atrópo? Pero ellas no le contestaron. Molesto se levantó de allí y cuando se disponía a salir.

Hades, será un gusto morir, por usted. Susurró Casandra quedito. ¡Vivirás, por mi gracia! Ninguna de este templo morirá Hades sonreía Por esta vez se hará como tú dices, pero la próxima será a mi modo, determinó a la vez que abandona aquella estancia. La princesa de Troya, le vio caminar elegante, con su orgullosa cabellera ondear y ella sonrió. ¡Hades, nuevo rey de los dioses! Tan hermoso como orgulloso, tan parecido a Cronos, pero más sensato que su hermano Zeus! Los ojos violetas de la Princesa de Troya, no le perdieron de vista, y sus labios se curvaron en una orgullosa sonrisa.


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MensajeTema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión)   El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) - Página 2 I_icon_minitimeSáb Jun 14, 2008 2:17 am

Capítulo 11 La búsqueda del Ojo de Cristal. Hera e Hiperión van tras Hades.


Hera examinaba su armadura sagrada, la cual descansaba en un puesto especial en aquel cuarto, acarició con sus dedos, las formas, tan blanca como la de su hermano era negra. ¡Hades! Suspiró cansada. Siempre había procurado ser su cómplice, pero ahora has partido sin mí. Y así que no aguantó más la impaciencia. Se Incorporó de allí. ¡Es hora de hacer algo! Se dirigió al lujoso espejo de ese cuarto tomó su cepillo, una cinta que estaba a la par, era hora que la diosa Hera tomará cartas en el asunto. Nunca he sido de esperar sentada, se recriminó recogiendo su largo cabello dorado en un moño, buscó algo de ropa, sus indumentarias de entrenamiento, y la capa que había traído del Olimpo. Cerró la puerta de su cuarto con llave. Tocando la cabeza de su armadura activó la misma, que destelló fuertemente, para luego separarse frente a sus ojos y adherirse a su piel, Hera sonrió. Ni el mismo Zeus, ni Hiperión impedirían que ella buscara a su amado hermano, pensó.

Yo peleará hombro a hombro con Hades, se dijo, como lo había hecho siempre. Hincándose, en el centro de aquella habitación invocó un antiguo canto, conocido solo por ella, llamando a su animal representativo el pavo real, ante ella apareció aquella hermosa ave, pero distinta a la vez a las terrestres, esta era con plumajes de oro macizo, acariciando su cabeza: “Mi fiel mascota, te pido una de tus plumas” Se dirigió al hermoso abanico de su cola y arrancó una, ya consumada esta acción, el animal se esfumó. La pluma la colocó en su cabello.

¡Cloto, la hilandera! ¡Escucha mi humilde llamado! Hera, la diosa de la familia, invoca tu presencia. ¡La hija de Cronos y Rea, te declama! Acude a mi llamado. La anciana aparece ante la diosa Hera, que al verla se postra hasta tocar con su frente el suelo. La Moira la mira intrigada para luego decir: ¡Al fin tu orgullo fue avasallado gran diosa Hera! ¿Que deseas de nosotras? Las otras dos Parcas habían aparecido también, Atrópo le tomó por los hombros para luego levantarla. Sabemos lo que nos quieres pedir, Hera. Y te lo daremos juntó al tercer tesoro, de Cronos, la implacable Atropo extiende su mano frente a Hera. ¡Toma, ésta es la daga del destino! La cual debe unirse a los otros dos tesoros para completar el arma que acabe con Caos.

Durante estos años, Caos se ha aprovechado de que muchos dioses estaban dormidos, y ha creado un ejército que acampa en la isla de Delfos, esperando a que Hades encuentre los dos restantes tesoros. Pero… Iba hablar Hera, pero Laquesis, quién la sostenía en este momento le apretó su mano, en señal de que las dejará continuar. Nos vas decir. ¿Por qué dejamos solo a Hades? La verdad Hera, es que los tesoros deben ser encontrados lo antes posible, no debe haber fallos, hay muchos conflictos en los sentimientos de muchos dioses, entre ellos Zeus, Ares, Hypnos, Atenea, Tánatos y Perséfone, esto los hará presa fácil de Caos. Los titanes, fueron acampados en el Eliseo para protegerlos, e Hiperión no fallará en su tarea, su corazón es seguro y confiable. Caos, ataca a los corazones indecisos, así se ha hecho de un pequeño ejército de dioses que su corazón se encontraba en oscuridad, aseguró Láquesis.

Hera ahora has tomado una determinación y tu corazón se quiere conectar con él de Hades, son gemelos, los une un lazo, inimaginable, e irrompible. Hades, su ser brilla tanto, su amor por Hiperión, hace que ahora su corazón no pueda ser vencido, está libre de la oscuridad del Caos, justo como el de Cronos, tu padre.

En aquella noche la luna llena estaba en su punto más alto, y a punto de llegar su luz, al estaque del Oráculo, la estancia permanecía a oscuras, tanto Némesis como Andrómeda se encontraban listas para la batalla. Casandra esperaba pacientemente al lado de Hades, quien tenía en sus manos el casco, en su pecho relucía el pendiente con su espada, su pelo recogido en una coleta que dejaba ver su delicado rostro, pálido que a la luz de la luna se reflejaba mostrándolo más etéreo que de costumbre, la capa negra le cubría casi todo su cuerpo.
Sus ojos seguían interesado la blanquecina luz de la luna, el cosmos de su hijo sentía su nerviosismo, lo hacía resplandecer dentro de sí, así que lo acarició por medio de su mano, colocada en su vientre, esos movimientos circulares le calmaban. Hiperión, mi amor, pensó.

Lentamente aquella luz alcanzaba su objetivo, y Hades se iba acercando al estanque, levantó su vista a sus acompañantes, que le veían preocupadas, el dios de los muertos les sonrió para calmarlas, alzó su mano e hizo un gesto de victoria. Cuando la luz empezó a llegar al agua posó sus pies en la misma colocándose su casco desapareció de sus vistas y las aguas se abrieron dejándolo caer en un abismo negro, que lo tragó por completo.

La sensación de vacío se hizo presente en mi estómago como cuando se va en una pronunciada caída, cual si estuviese en la pendiente de una montaña rusa, se encojo aferrando mis delicadas piernas y oculté mi rostro en aquel improvisado refugio. Para mí la caída fue interminable, hasta que, de un momento a otro me sentí envuelto en un ambiente de acuífero. Nadó hasta la superficie, cuando por fin la alcancé, me encuentro en una cueva húmeda, con extrañas formaciones de roca. He traído conmigo el antifaz de Casandra, la sacerdotisa me lo ha prestado con esto podré ver directamente a la Gorgona sin sufrir daño alguno, mis ropajes ahora húmedos se adhieren a mi piel, lo que me ocasionaba temblores en todo mi cuerpo. La brisa nocturna tampoco me ayudaba al rozar mi piel me ocasionan horribles escalofríos.

Me desplazó por una antigua escalinata de piedra pegado a la pared, de manera sigilosa, debo ser muy cuidadoso de no ser visto, caminó de puntillas evitando que mis botas hagan ruido, aquel insoportable aroma del moho de las paredes, a su vez el hedor a sangre que me causaba nauseas. Pronto desembocó a un lugar pobremente iluminado por unas antorchas, que escocían un humo gris, sus llamas bailoteaban por el ingreso de la brisa proveniente de un cráter unos pocos metros arriba, por ese lugar se puede observar la luna llena.

En medio de aquel recoveco se encontraba el esperpento. Aquella mujer una vez contada entre las más hermosas de Grecia, ahora era un monstruo con su rostro cubierto de escamas, por cabellos horrorosas serpientes, sus ojos eran los de un reptil, era el primer ser que la veía sin convertirse en piedra, gracias a los poderes del aquel artefacto prestado. Con su mano acalló un grito de terror. Con razón era capaz de solidificar a quién la viese, se dijo. Sus brazos escamosos, terminaban en garras penetrantes, que podían destrozar hasta la piel de un elefante, por lo tanto trato de respirar lentamente evitando tan siquiera hacerlo muy profundo: Entre menos note mi presencia mejor, pensó

Aunque la Gorgona se giraba a todos lados como bestia salvaje entre gruñidos como buscando algo. Despacio la rodeo y sin hacer ruidos escaló unas pronunciadas rocas, hasta acomodarme en un lugar fuera de su alcance a esperar que el héroe Perseo cumpla con su papel en el destino.

Debo ser muy rápido y preciso, según me indicó Casandra, si llegase a tocar el veneno será mortal. Suspiró profundamente calmando mi agitado corazón que cuyo latido golpea mis oídos, ensordeciéndome, pongo mi mano en mi pecho como queriendo acallarlo. Noto la presencia de un pequeño cosmos, ahora que lo recuerdo yo le preste mi casco en aquella ocasión a Perseo, por solicitud de mi hermano. ¡Claro! Al igual que yo, él no deseaba ser visto, y no lo culpo. Agudizo mi vista y me apoyo con cuidado en el borde de esa saliente de piedra. Me pongo presto, Sé que Perseo fue rápido y preciso, en el momento de asesinar a Medusa. Lentamente acarició el pendiente de mi pecho logrando que mi espada tomé su tamaño real, asiéndola fuertemente en mi mano, dejo la pendiente, levitando me acerco sigilosamente puedo observar en la arena unas pisadas. Desde mi ubicación logró ver los trofeos de Medusa, varios cuerpos petrificados con expresiones de terror en su rostro, lúgubres estatuas de piedra, algunas con sus miembros rotos, a causa de la furia del esperpento. Como si una de cámara lenta se tratará veo como la cabeza es cercenada de un solo estacazo, tan fuerte ha sido el golpe que ha volado frente a mis ojos, en ese momento veo aquella luz plateada que sale de su cuello, dónde mana aquella espesa sangre envenenada. Aún las serpientes se agitan, tratando de morder desesperadas. Con mi espada golpeo aquella pequeña centella, que va a dar a lugar dónde me encontraba sonrió.

Parece que no he perdido mi puntería, el entrenamiento con Albiore de Cefeo, me ha ayudado mucho y el dominio de las cadenas, expresó con orgullo. Sin tardanza retorno aquel recoveco, para tomar en mis manos la joya que mi padre nombró el Ojo de Cristal, el cual era con el que las Parcas veían el futuro. Vuelvo mi vista hacia dónde yace el cuerpo de Medusa y veo a Perseo quitarse mi casco, trae consigo el escudo de Atenea y la Espada Escalibur. No deseo seguir aquí mas tiempo del necesario, examinó bien a Perseo, y me duele saber que es el ser que hizo sufrir a mi casi hermana Andrómeda. ¡Oh, Perseo! ¿Por qué? -pensé.

Sin más tardanza regreso al lugar por dónde llegué, me adentro en aquel río subterráneo, para luego caer de nuevo en aquel vacío atemporal, que me trasladó nuevamente al templo escondido de Apolo, al flotar por encima de aquel estante, respiré aliviado, con mi mano libre me quitó el casco, y les sonrío. ¡Aquí tengo el Ojo de Cristal! Grité emocionado. De repente la luz de las antorchas molesta mis ojos, me empiezo a marear, bajo lentamente, hasta quedar afianzado en el suelo. Extrañamente mis piernas no me sostienen. ¡Hiperión! Apenas logró decir entrecortado, caigo de rodillas y con dificultad me sostengo con mi espada veo la cara de espanto de Andrómeda y Némesis quienes se acercan corriendo, siento que caigo en un hueco oscuro, cuando unas manos sostienen mi caída. ¡Mi señor Hades! Lo oigo tan lejano son las voces de esas tres mujeres que me llaman trato de contestar pero mis fuerzas me abandonan lentamente.

¡Rápido! Ordenó Némesis. Tomando a Hades en sus brazos ayudada por Andrómeda, lo llevaron rápidamente hacia la habitación, Casandra les siguió algo asustada. Andrómeda retiró las sábanas y Némesis colocó con cuidado a su señor en esa cama, ambas se volvieron a ver preocupadas. Y fue cuando el Oráculo habló: Esto ocurrió porque aquel túnel absorbe su energía, es una consecuencia de viajar por mi estanque. Por eso es que en la próxima vez que viaje deberá ser en luna llena, y podrá perseguir la llave del tiempo, indicó la princesa de Troya. Némesis reaccionó rápidamente asiendo de su vestimenta a Casandra. ¡Maldita! ¿Cómo es que no nos has advertido de esto? ¡Qué tal, si le pasa algo a su bebé! Juro que te mató con mis propias manos ¿Entendiste? Gritó hecha una furia la diosa de la venganza. Para luego soltarla bruscamente, la princesa Casandra, perdió el equilibrio cayendo sentada en el piso.

Era necesario, es peor que Caos nos descubra antes de terminar nuestra misión, le respondió tranquilamente. Lo que le ganó una mirada de odio de esos ojos de plata que se entrecerraron amenazadores: “Si no la necesitaran en este momento con gusto clavaría una de sus flechas en el corazón de esa insensata humana.” Masculló en su mente la diosa.

Todo lo tengo preparado para partir en tres días, pensó Hera. Por mientras sigo como he estado estos días para no levantar sospecha entre mis hermanos menores, en este momento veo entrenar a Ares e Hypnos, están en un duelo de espadas, a mi lado se encuentra mi esposo Zeus, orgulloso de ver lo fuerte que son sus hijos, le observó los ojos de orgullo con que mira al dios del Sueño Eterno, es tan hábil como mi Ares. Graciosamente Hypnos, arrebata la espada de la mano de Ares, quién le mira embelesado, en el momento que ha perdido el equilibrio y cae sentado en el suelo, las mejillas de Ares se sonrojan al verse derrotado por su pequeño niño. ¡No me digas! ¿Qué ésta es toda la pelea que puede dar, el dios de la guerra? Hypnos acomodando su cabellera, le bromeaba. Pero no te sientas mal, mientras tu dormías miles de años, hasta ésta era, yo me he entrenado, rigurosamente en ese tiempo. Ares haciéndose el ofendido se levanta con todo el orgullo que le queda para tomarlo en brazos y robarle un apasionado beso, que ha dejado sin aliento al dios del Sueño Eterno. ¡No me retes! Pequeño travieso, que te enseñaré lo feroz que puede ser el dios de la Guerra.

Ares se veía radiante con su amado en brazos, le guiñaba un ojo, sonriendo. Ambos estaban en ese cortejo cuando Hera se acercó a ellos y tomando la espada de doble filo de su hijo, con su mano se acercó a los dos jóvenes. Zeus le miraba algo intrigado desde dónde estaba, pero se mantenía callado, en afán de estar cerca de Hypnos, puesto que Tánatos se encontraba en Giudecca con Apolo y Perséfone, atendiendo asuntos del Inframundo. ¡Si, eres tan amable hijo! Me prestas a tu amado niño. Ares, afianzó de nuevo al joven el suelo de aquel lugar, para saludar a su madre, con un beso en sus labios, e Hypnos se acercó a ella imitando el saludo.

Ares se abraza a él tomándolo de su cintura y recostándolo en su pecho los cabellos azulados de Ares, caían sobre los hombros de Hypnos a la vez que el dios de la guerra apoyaba su barbilla en la coronilla de la cabeza de su amado. Hera acarició el rostro del hijo mayor de Hades, le sonrió a él y a su hijo, a quien pellizco cariñosamente su hermosa nariz. ¡Mi querido niño! Le dijo a su sobrino, deseo entrenar un rato contigo si no es molestia. Hera le sonreía dulcemente. Si es tu deseo, tía se hará como hayas dispuesto. Volviendo un poco su cabeza hacia arriba besó ligeramente los labios de Ares, para luego deshacer el abrazo. Ares le besó apasionadamente, para luego ir a ocupar el lugar que había dejado su madre al lado de su padre,

Ares tomó una toalla que allí se encontraba, limpió su rostro de los rastros de sudor, y bebió de una de las copas, de lo que estaban dispuestos en la mesa de su padre, el néctar de los dioses, le calmó la sed, provocada por el intenso ejercicio. En el instante que distraídamente comía algunas uvas allí dispuestas, como un refrigerio, su padre le miró de reojo con mirada de reproche. El dios de la guerra le miró extrañado, para luego preguntar: ¿Qué es lo que te tiene inconforme, padre? No me gusta como tratas a tu hermano Hypnos. le soltó Zeus de inmediato mirándolo severamente.

¡Ah, es eso! En el momento que volvía su vista al lugar dónde estaban entrenando, suspirando a la vez que veía a su niño blandiendo la espada hábilmente, y su madre contestarle con una habilidad nunca vista por sus ojos. Sin mirarle le responde: Él es mi amante, desde hace tiempo, al terminar de decir esto bebió de su copa, para luego enfrentar la mirada de su progenitor. Zeus, le miró con sus ojos entrecerrados, estallando la copa de cristal en su mano.


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Moira Laquesis - Hiperion
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El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) - Página 2 Empty
MensajeTema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión)   El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) - Página 2 I_icon_minitimeSáb Jun 14, 2008 2:19 am

¿Cómo te atreves, Ares? Le recriminó indignado. Ares volvió la vista al campo dónde las espadas chocaban destellando chispas a cada potente golpe. ¡Porque le amo, padre y él me ama! Así de sencillo, llevamos años siendo amantes, si es lo que deseas saber, y esto no va a cambiar, levantándose de ese asiento camino un poco para acercarse al campo, con elegancia se acomodaba ágilmente la coleta en que había recogido su hermosa melena.

Ya la relación entre ustedes es muy hostil, no empeores las cosas metiéndote en su vida personal y no te preocupes, para mí es muy valioso, y apenas las cosa se calmen me casaré con él, aunque lo que me impide atarlo a mi, es la maldición que cayo sobre nosotros, no quiero que pierda la oportunidad de tenga sus propios hijos, que conmigo no los tendrá, suspiró el dios de la guerra. ¡Hijo, lo lamento tanto! Suspiró Zeus: Sabes que me preocupo por los dos, tú también eres mi hijo y no encuentro mejor pareja para Hypnos que tú. Ares asintió, sin quitar la vista del hermoso cuerpo del dios del Sueño Eterno bañado por la luz, el cual hechizaba a sus zafiros impidiendo que colocará su atención en otro lado, de un momento a otro, Hera hace un rápido movimiento que desarma a su amado, el cual hace una pequeña reverencia en condición de sumisión a su tía. Hera le sonríe para luego abrazarlo.

¡Vaya! Esa niña de Hera ¡Nunca cambiará! Zeus sonriéndose, continúo: Tan dulcemente hermosa, como Hades, pero tan letal, que muy bien podía ocupar el puesto de dios de los muertos. Murmuró Aquel jocoso comentario hizo que Ares sonriera animado, ambos reían sonora y plácidamente. Hera e Hypnos, solo atinaron a verse entre sí. Hera se alzó de hombros y suspiró, para luego abrazar a Hypnos por sus hombros y caminar hasta dónde se encontraba sus espectadores. Y fue cuando Hypnos lo vio. El joven entre sus brazos se tensó y delicadamente deshizo el abrazo de su tía, y tomando una de sus manos la besó galantemente. Perdona que en este momento, no pueda acompañarte amada Hera, pero mis obligaciones me lo impiden. Hypnos se volvió apresurado alzando su energía desapareció de aquel lugar.

Hera, suspiró: En definitiva estos muchachos eran muy tercos, aún miraba hacia el lugar en que el joven había desaparecido. Cuando Zeus, le tocó el hombro, ella tomó su mano, y se volvió hacia él. ¡Lo lamento hermano! El desanimó hizo presa de su voz. No tienes porque. Zeus tomó su barbilla para levantar su rostro, y mirarla a los ojos. Yo me he ganado su odio, con mi desprecio, solo he cosechado lo que sembré. -Le sonrió con orgullo. ¡No esperaba menos de un hijo mío! Exclamó a la vez que le tocaba la nariz, con su dedo índice. ¡Ay, Zeus! Hera le sonrió y dándole un beso en la mejilla se despidió de él. Bueno lo mejor, será que me vaya a cambiar. Se dirigió dónde estaba Ares. El cual se levantó haciendo una reverencia. Su madre le acarició la mejilla y lo abrazó cariñosamente contra el fornido pecho de su hijo, suspiró. Cuida de Hypnos, hijo cuida mucho de él. Le hablo casi como un susurro. Ares asintió, y ella continúo: Tú mejor que nadie sabes lo que ellos han sufrido, el joven dios de la guerra le besó la cabeza con dulzura. Hera le tomó el rostro con sus manos y le sonrió. ¡Mi gallardo hijo Ares! Besando su frente volvió a sonreír ¡Eres mi orgullo!, Ares querido. Lentamente, deshizo el abrazo para irse a su cuarto. ¡Y tú el mío! ¡Amada madre! Exclamó el dios de la guerra a la vez que la observaba partir en dirección al Palacio Principal.

Zeus con la espada de Hypnos en su mano, y se agachó para tomar la espada de Ares. ¡Hey, hijo! ¿Quieres practicar un rato conmigo? Ares asintió, dejando la sombra de aquel kiosco, caminó galantemente hacia Zeus, quien ya se había quitado la túnica, dejando expuesto su fuerte tórax La cabellera azulada de Zeus, ondeaba rebelde, con el aire. Ares tomó la espada que le ofrecía su padre, sonriendo. ¡A luchar! Gritaron los dos varonilmente, y ambos hierros chocaron con poderío, sus fuerzas muy parecidas, hicieron que las espadas salieran despedidas de sus manos, para enfrascarse en lo que más les gustaba una lucha cuerpo a cuerpo. Las manos de ambos chocaron asiéndose enérgicamente, sus músculos se tensaron dejando ver la perfecta escultura que eran esos cuerpos, padre e hijo. Para Zeus, siempre Ares fue su orgullo, el poderoso dios de la guerra.
¡Cruel e inclemente! Sonriéndole le lanzó una patada para separarse de él.

La cual esquivó hábilmente y contraatacó, así continuaron por lo menos media hora, hasta que Ares en un descuido, fue golpeado, y cayó sentado, limpiándose la sangre de la comisura de su boca, sonrió. ¡No has perdido tu toque, querido padre! Zeus río alegremente como hace mucho tiempo no lo hacía. ¡Y tú te has vuelto blando Ares! Voy a tener que prohibirte, tus apasionadas noches con Hypnos, hasta que adquieras de nuevo esa fiereza de la cual siempre he estado orgulloso. Le expresó con su semblante totalmente serio. Tendiéndole la mano con una sonrisa al ver el mohín de desagrado de su hijo. Para luego reír los dos amenamente.

La gran batalla está por comenzar, nos has mencionado, hermano. Espetó Océano, que estaba sentado en las gradas de la entrada del trono de Hades. Atrás sentado en el trono se encontraba Tánatos, el cual observaba a su padre apoyado en una columna cercana hablando con su tío. El joven acababa de recibir a los tres jueces en audiencia, en este momento ponía atención a lo que hablaban los mayores. ¿Una gran batalla? Abandonando aquel lugar se acerca tranquilamente hasta dónde se localizaba el dios que consideraba su padre, Hiperión estaba con la cabeza baja no quitar ojo del piso mientras escuchaba lo que Océano tenia que decir.

Hiperión al notar que se acercaba le tendió la mano y el joven la tomó besándola dulcemente. El titán le sonríe, el dios de la muerte busca descanso en esos calurosos brazos que siempre le han servido de refugio, sin mediar palabras se abraza a su pecho aspirando el aroma característico, de ese titán. Padre, ¿Cuando volverá?, ¡Le extraño horrores! Sollozó desconsolado. Me preocupa que éste sólo. ¡Lo sé! Suspiró a la vez que el dolor le embargaba, al ver la angustia de uno de sus pequeños. Pero, te prometo que apenas vuelva no le dejaré irse más. Tomando delicadamente la barbilla del niño contra su pecho, le alzó el rostro bañado de lágrimas, besó cada uno de sus ojos, absorbiendo sus lágrimas en el proceso.

Los rubíes reflejaban su rostro. ¡Papá! Tánatos más calmado expresó: No quiero volver a estar solo y veo como una nueva guerra santa se cierne sobre nuestras cabezas, no deseo perderlos a los dos, a ninguno. Mi papi, siempre nos ha mantenido al margen sobreprotegidos, nosotros fuimos entrenados por ti, cada año de nuestro encierro, son tus enseñanzas en las artes bélicas, las que nos han fortalecido. ¡Hemos tenido el mejor instructor que podíamos tener! Los zafiros del dios de la muerte le veían con convicción.

Con mis dedos delineo el rostro del niño que vi nacer ¡Mi Tánatos! Sus cabellos dorados, brillan hermosamente, su rostro tan delicado y hermoso como su papi, como le decimos de cariño, su actitud siempre seria, el más callado de mis hijos, y también el más cariñoso, delicado, parecido a él. Notó en Tánatos, el mismo brillo de sus ojos de antaño, la forma de morder sus labios, preocupado, le sonrió apartando aquel sedoso cabello de oro que posee de su frente para besarla y tranquilizarlo. ¿Pero qué dices? ¡Mi bebé hermoso! Hypnos y tú están al mando de los ejércitos de tu papi. Pero no me pidas, que no te proteja, porque eres mi tesoro, al igual que tu papi y hermano, por vosotros moriría gustoso, sin remordimiento, terminó diciendo, a la vez que los ojos de Tánatos se llenaron de dolor, al oír estas palabras tan temidas.

¡No quiero, que mueras por nosotros!, ¡Quiero, que vidas para nosotros! Papá. Cuando perdimos a papi fue casi dos mil años de tortura, sin su presencia, tú fuiste nuestro consuelo y fuerza, sin ti los tres moriremos de seguro, aseguró abrazándolo más fuerte. Océano veía aquella tierna escena emocionado, pero temía Hiperión hiciera promesas que no podía cumplir, no podía asegurar que viviría para ellos.

¡Tánatos! Una voz muy conocida por ellos se dejo escuchar, no permitiré que nuestros padres, ni tú mueran, ni moriré yo. ¡Somos fuertes! Y nuestro amor prevalecerá, esa es mi promesa para mi hermano menor, Hypnos les veía con firmeza.

Su otro hijo, Hypnos, gallardo, de contextura un poco más fuerte que Tánatos, su cabellera lacia color plateada lucía húmeda a causa del duro entrenamiento de ese día, esa determinación y orgullo en hablar, le recordaba a su sobrino Zeus. Por lo que suspiró: ¡Si, mi querido bebé! Tienes mucho de tu padre biológico, aunque no lo quieres reconocer, se dijo para sí Hiperión. Sí, Hypnos ¡Así será!- le indicó Océano que se levantó de su indolente posición en aquellas escaleras.

Mientras en el Templo de Apolo, Hades ya llevaba dos días dormido, tanto Némesis como Andrómeda se habían turnado en cuidarlo, no era que sufriera solo permanecía placidamente dormido. Némesis estaba sentada en aquella ventana, descansando, con la brisa jugando con su cabello suelto, tenía una delicada túnica de seda., que le llegaba a la mitad del muslo, estaba descalza.

Andrómeda se encontraba al lado de la cama sentada, con mirada preocupada. Siente como el niño en aquella cama se moviliza calmadamente, como despertando, abre sus ojos, para fijarlos en ella y sonreír soñoliento, se incorporó desperezándose y estirando sus brazos. ¡Buen día! Hades saludo a las dos jóvenes, que se levantaron emocionadas de sus lugares. Andrómeda se lanzó a sus brazos sollozando de alegría. ¡Nos tenía muy preocupadas! Señor. ¿Pero por qué? Algo desorientado, el dios de los muertos, fijó sus esmeraldas en ellas. No lo recuerda, usted se desvaneció apenas vino de la búsqueda. Hades las miró extrañado. ¿En verdad? Tratando de hacer memoria, recordó que se había quitado el casco y había enseñado con orgullo el Ojo de Cristal en su mano, y poco a poco recordó que se sintió débil y todo se volvió negro. Sí, ahora que recuerdo, pero me siento tan descansado ¿Cuánto tiempo llevo inconsciente? No creo que sea mucho Hades observaba su reacción.

Amado Hades, lleva casi tres días, inconsciente, le aclaró Némesis. Andrómeda asintió confirmando la información de la diosa, él las miró atónito. ¡Pero, para mí, fue como estar dormido! Exclamó ¿Qué fue lo que pasó? Preguntó alarmado. Andrómeda sin soltarlo, habló contra su pecho: ¡Ese maldito estanque! Robó su energía, es la forma en que Casandra lo transporta sin ser detectado.

Mira, ¿que tal, si esto hubiera pasado en la cueva de Medusa? ¿Si le hubiera pasado algo a su bebé? ¡No, nos lo perdonaríamos! En la próxima luna llena ambas iremos con usted. Hades tomó la faz de la guerrera que se acunaba en su pecho y con su semblante serio, le dijo mirándola a los ojos: Si esto me pasó a mí. ¿Qué, te dice que serán de ayuda en una próxima ocasión? Lo mismo les pasará a ustedes, y seremos tres los que estemos en peligro. No es con ánimos de ofender, pero serían un estorbo Hades suspiró viendo la cara de confusión de su amiga, que le miraba ofendida. Levantó las sábanas que le cubrían y caminó descalzo hasta la ventana que había abandonado Némesis.

Calladamente contempló el hermoso jardín, y la brillante luz del sol, ambas guerreras, lo veían en silencio. Este día, me lo tomaré con calma, por fin dijo volviéndose a ellas. Pero en la noche del siguiente día, buscaré el último tesoro, amparado por mi poder. ¡No me importa si me encuentra Caos! ¡Hades! Exclamaron las dos a unísono. No quiero más sacrificios innecesarios, ya me bastó con que Andrómeda haya perdido, su corazón y ojos por protegerme. Hades acortó la distancia con ellas y dirigió sus manos para acariciar el rostro de las dos. Y que tú Némesis, sufrieras por algo que no hiciste.
Pero tampoco pienso sacrificarme, cuando haya traído la llave del tiempo de seguro nos atacarán de inmediato. Con la rueca de Cloto enviaré a todas las habitan este templo al Eliseo, y ustedes dos las escoltarán, Caos tendrá que buscarnos en mi Reino, allí estaremos listos, para él. Y éste es el plan que he ideado…

En el Eliseo ya todos estaban dormidos, era el momento previsto por las Parcas, para partir, suspiró aliviada nadie había notado su plan, envuelta en esa capa, salió del Palacio principal, consigo llevaba su cetro y la daga del destino, en su cabello recogido la pluma dorada de pavo real.

Antes de dejar ver su figura, comprobó que los Hecantoquiros, estuvieran profundamente dormidos, allí estaban cercanos a las fuentes del olvido y la memoria. Los pobres enroscados en un profundo sueño, por el momento ninguno de sus tíos se encontraban por allí. En verdad las Parcas dispusieron las situaciones para su partida, todo estaba a su favor. Con sus dos manos tomó la capucha de su capa, para que ésta no resbalará al correr, y corrió hacia el tramo de Giudecca, allí si habría más vigilancia, estaban todos los espectros en alerta.


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MensajeTema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión)   El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) - Página 2 I_icon_minitimeSáb Jun 14, 2008 2:22 am

Esa noche Hypnos estaba en el trono de su padre, y de seguro Ares, con él. A ambos tendría que esquivarlos, pensó. Cuando algo vino a su mente, y recordó la entrada de Ténaro, por ahí no habría vigilancia, esa se encontraba al final del jardín, era un lugar solo conocido por ella y su hermano, sonriendo se encaminó a aquel lugar.
Con cuidado, camino entre los tres gigantescos hombres que roncaban sonoramente. Bueno ahora sé, porque es que cuesta dormir en las noches, se dijo sonriendo.
Más allá de las fuentes del Lete y Mnemósine, continuaba parte del jardín, que concluía en unas grandes planicies. Esta entrada era solo conocida por Hades y ella, recordó que su hermano la usaba para salir a la superficie para encontrarse con ella. Pasado el jardín, en aquel lugar no había guardia, así que sin preocupaciones corrió por esa planicie que terminaba en una puerta dorada.

Quitándose la capucha, sonrió al tocar la fría superficie, ahora quedaba pensar en él, y como antaño se encontrarían uno con él otro, su corazón se encontraba unido, por el inmenso amor fraternal que se profesaban. Cuando una mano se posó en su hombro. Hera, tembló y su corazón dio un vuelco que le causó dolor, abrió y cerro sus ojos, tragando hondo, los latidos de su corazón le hacían vibrar cada vena de su cuerpo. Tomó lentamente la daga del destino y la sostuvo firme en su mano: Si era necesario, la usaría sabía lo poderosa que era esa arma; pensó. Despacio, se giró para toparse con unos rubíes que la miraban intensamente.

Aquel ser imponente, de cabellera de fuego, listo con su armadura, y cubierto con una capa negra, le sonrió. Envuelto en la blanquecina luz de la luna, se le veía divinamente hermoso, ella suspiró, bajando su guardia. Y susurró: ¡Amado Hiperión! Él le sonrió y a la vez le acarició la mejilla. ¿Tú creías, que no sabía de esta entrada? Le dijo quedito. Entre Hades y yo no hay secretos, tú lo sabes. Hera asintió, Hiperión abrazándola contra sí le dijo: No pienso impedirte ir con él, estaba esperando el momento que te decidieras a seguirlo, todas las noches he venido apostarme en esta puerta, esperándote. Ambos tomaron asiento en una roca, que estaba allí. ¡Oh, Hiperión! ¿Y qué va ser de los demás si tú te vas? Tánatos e Hypnos, se van a desesperar sin tu presencia, nos has pensado en ellos. ¡Claro¡ Que lo he hecho, pero no pienso regresar sin mi niño, y no hay vuelta atrás Hera, eso tenlo por seguro. ¿Tú crees que quedándome aquí sería de ayuda? Ya he dejado a cargo de todo a Océano, y también le he informado de ésta entrada, apenas nosotros hayamos partido, Gíes será asignado a esta zona. No hay que perder tiempo, tocando el medallón, entre un suspiro expresó su mayor preocupación: ¡Mi corazón, no ha estado tranquilo! Tengo un mal presentimiento Diciendo, esto la levantó consigo. ¡Mi amor eterno a Hades! declamó el titán. Hera tomando la pluma del pavo real de su cabeza alzó su energía ambos desapareciendo en un destello dorado.


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MensajeTema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión)   El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) - Página 2 I_icon_minitimeSáb Jun 14, 2008 2:24 am

Capítulo 12: Casandra, Oráculo de Apolo, las Parcas se han enterado de tu traición


Esa noche todo estaba tranquilo, su hermano menor ya se había retirado con Apolo para su alcoba, con sus dedos delineaba los relieves y adornos de ese trono, bostezó cansado, esa noche sería larga, pero en definitiva, era su responsabilidad. Los seres humanos mueren cada minuto, alguno de ellos debía estar disponible, por cualquier asunto que sobrepasará el poder de los jueces, y ahora que se encontraban acuartelados aún más. Papá ¿Dónde se encontrará? Se preguntó, sus zafiros seguían cansados el movimiento de sus subordinados. Siempre Hiperión desaparecía en las noches, pero de seguro que estaría con los demás titanes, se dijo. Océano últimamente era el que organizaba hasta sus espectros, controlaba los cambios de guardias e Hiperión era el encargado de liar con los Hecantoquiros. Bebió distraídamente de su copa, cuando sintió una presencia a su lado, la cual posó su mano en el hombro del joven.

Hypnos alzó su rostro encontrándose con los ojos fríos de Baldur. ¡Hyoga! ¿Qué haces despierto a estas horas? ¿No deberías estar descansando? El dios del Sueño Eterno se sorprendido de su presencia en ese lugar. No puedo dormir, ha sido demasiadas cosas en muy poco tiempo Le soltó algo abatido, para luego sentarse en una mesita que estaba a la par del trono.

El dios del sueño eterno, le miró intrigado. Una vez, me dijiste, que si quería estar al lado de tu padre debía aceptar todo el paquete. ¿Por qué me mentiste si tu padre amaba a Hiperión? Hyoga expresa su molestia. Hypnos suspiró: Lo que te dije en ese momento es porque mi padre, en ese momento te amaba sinceramente e Hiperión fue relegado a su olvido. ¡Mi querido padre Hiperión! -expresó a la vez que tomaba las manos del cisne, entre las suyas. Él me lo pidió, deseaba que papi fuera feliz aún sin él, y si tú eras lo que realmente él amaba, él se sacrificaría y permanecería en el silencio. ¡Lo lamento tanto, Hyoga!- se disculpó. Yo no quise que te hicieras falsas ilusiones, sé que mi hermano es tuyo, y eso nadie te lo va a quitar, le aseguró, pero también le reprendió con voz cansada: Pero también debes entender que humillaste a mi padre. Parte de eso también influenció en su decisión, suspiró a la vez que se levantó del trono y camino un poco estirándose. Aunque eso deberías discutirlo con él, no conmigo. ¡Perdóname, Hyoga! sinceramente no quise lastimarte. Comprendo -expresó desanimado.

¿Pero de qué humillación me hablas? Le preguntó intrigado. Hypnos se volvió hacia él con su semblante serio: El día en que lo llamaste ramera, delante de todos Hyoga, ¿Para ti eso no es una humillación? ¿Qué yo hice qué? ¿Pero de qué me hablas Hypnos? Baldur se incorporó alterado, no podía entender de dónde el dios del Sueño Eterno, sacaba semejante afirmación.

¿Es que acaso no te acuerdas? De igual manera el dios del Sueño Eterno, le enfrentó y le relataba los hechos comentados por su papi.

Fue hace un poco más de cuatro meses. Shun regresaba de su entrenamiento matutino, como siempre lo hacía ingresaba a la mansión por el jardín posterior. La puerta daba directo a las escaleras que comunicaban a los cuartos de los caballeros, en esa ala se encontraba su habitación. Caminaba distraídamente pensando que el Cisne últimamente se encontraba muy distante, y esa mañana había salido muy temprano para el orfanato, suspiró al momento que tocó el collar que le había regalado, la cruz del norte, la cual brillaba en su cuello, se detuvo en su ascenso, para observar por el amplio ventanal el cielo despejado. Sería un bonito día para ir a la playa, con eso se animó, sonriendo con ese pensamiento. Corrió por las escaleras, se topó de frente con Pegaso que se acababa de levantar, aún no se había bañado, ataviado con sus viejos shorts, y la cabellera despeinada, tallando sus ojos con la palma de sus manos. ¡Buen día, Shun! Con su entrecorta a causas de sus grandes bostezos. ¡Buen día, Seiya! ¿A dónde vas tan animado? Inquirió curioso, Pegaso al ver la efusividad de su amigo, a la vez que se acomodaba su despeinada cabellera. Shun le hizo un gesto con su mano de adiós. Voy alistarme para ir a la playa, el día es hermoso, le contestó alegremente en el momento que desaparecía de la vista de Pegaso, quién solo meneo su cabeza no entendiendo, así que se alzó de hombros y se fue a buscar algo que desayunar.

Hecho un torbellino, ingresó a su cuarto, directo a su armario, buscó las ropas adecuadas, para ir a pasar el día en la playa. Estaba tan enfrascado en sus asuntos que no notó la presencia apoyada en una de las paredes, observándolo. Se quitó la camiseta sudada por el arduo entrenamiento, quedando con su tórax expuesto, se volvió para buscar sus artículos de limpieza. Cuando sintió unos brazos que le rodearon la cintura, jalándolo contra un fornido cuerpo. ¡Iki, has vuelto! Exclamó asustado Como pudo se soltó del agarre del mayor, imponiendo distancia entre los dos. ¿Por qué huyes de mí, preciosura? Su hermano se acercaba seductoramente a él. Shun fue retrocediendo lentamente, llevó su mano a su pecho para acallar su desbocado corazón.

¿Hermano? Shun pronunciaba esa simple palabra con su voz entrecortada por un miedo irracional. El fénix acortó la distancia rápidamente, asiéndolo fuertemente de sus muñecas lo pegó contra la pared, aprisionándolo con su peso, le levantó rudamente los brazos, para trabar sobre su cabeza con una mano las dos delicadas muñecas. Este fuerte agarre, lo hizo sollozar de dolor, otra vez su cuerpo no podía reaccionar para defenderse, como aquella vez. El fénix cual animal en celo, empezó a besarlo rudamente. Por más que trató de zafarse de este cruel trato, no pudo, con su otra mano Iki, empezaba a bajarle el pantalón.

De repente, la puerta de su cuarto se abrió, por ella entraba Hyoga portando una bandeja con el desayuno para Shun, la cual fue a dar sonoramente al piso, al ver esa apasionada escena a juicio del caballero del cisne. Hyoga miró con desprecio a Shun e Iki, y salió corriendo de aquel cuarto. El fénix soltó el agarre sobre el menor, el cual sus piernas perdieron su fuerza cayendo sentado en el suelo, con sus ojos llenos de lágrimas, miró a su hermano que se burlaba a carcajadas, las cuales le parecieron como diabólicas, un desquiciado, con sus manos temblorosas agarró su cabeza, en el momento que el fénix abandonaba la habitación.

Su cuerpo convulsionaba de su desconsolado llanto, se empezó a sentir realmente mal, como mareado, rápidamente devolvió las bilis de su estómago, sobre el piso límpido de su recamara. Cuando de nuevo, la puerta fue abierta con tanta violencia, que se sobresaltó, hecho una furia Hyoga se abalanzó sobre él, jalando de su brazo lo hizo levantarse bruscamente, con sus ojos nublados de tanto llorar, le miró asustado cuando una sonora bofetada, le rompió la comisura de su boca, que sangró copiosamente. ¡Shun, eres una maldita ramera!, lo tiro en su lecho, para luego írsele encima golpeándolo. ¿Con cuantos te has acostado?, ¡Ramera!, ¡prostituta!
Tal fue el escándalo, que Seiya, Shiryu, y los sirvientes de esa casa corrieron a esa habitación. Shiryu se abalanzó sobre Hyoga para apartarlo de Shun, mientras Seiya jalaba a Shun, ocultándolo tras de sí. Shiryu a duras penas pudo sostener a Hyoga, para sacarlo de allí mientras el caballero de Andrómeda se encogía abrazándose asimismo. Seiya trataba de limpiar sus heridas, a la vez que le acariciaba su hermoso cabello.

¡No vuelvas hasta que te hayas calmado! El Dragón le gritó enfurecido en el instante que expulsaba al Cisne de la mansión, con tal fuerza que cayó por las gradas de la puerta principal. Sin mediar más palabras, azotó la puerta en la cara de Hyoga. El cisne sonrió malignamente. ¡Pronto serás mío, preciosura! Una risa maquiavélica erizó la piel de Shiryu que se quedó recostado en la puerta, solo atinó a pensar Hyoga se había vuelto loco. Confirmando que se había ido, corrió a ayudar a Seiya con Shun.

¿Cómo? Eso no es cierto, Baldur exclamó exaltado. Yo aquel día corrí lleno de dolor, dónde Irina al orfanato, allí traté de calmarme y volví bien tarde, le comentó a Hypnos. Lo que me extrañó fue que Shiryu, ni Seiya me dejaron acercarme a su cuarto. ¡Pero que tonto he sido! Se lamentó. En ese momento me prometí sacarlo de allí, así que partí para Siberia, a buscar la ayuda de mi instructor Camus.

Hyoga, después de lo que pasó hace unos días, creo en tu palabra, no dudo que haya sido Caos, que andaba detrás de mi papi, y lo buscaba separarlo de mi querido padre. Determinó cansado Hypnos a la vez que posaba su mano en el hombro del dios guerrero. Pero puedes contar con nuestra amistad, en cierta forma, ya eres parte de nuestra familia. Le dijo afirmando su mano en el hombro del dios guerrero.

En el templo de Apolo, una agradable brisa entraba por aquella ventana, ese día había sido muy caluroso. Andrómeda y Némesis, ambas estaban tan cansadas por pasar dos días en vela que se retiraron temprano. Hades acariciaba lentamente su vientre, en este momento no tenía sueño, ya que todos los habitantes del Santuario de Apolo, estaban descansando.

El ruido de los animales nocturnos los escuchaba desde su cama, y sus esmeraldas podían observar el cielo estrellado, reclinado como estaba en los almohadones, cerró sus ojos. Pensando en su amor, que se encontraba en Alemania, suspiró profundamente.

Sin que él se dé cuenta la habitación se iluminó en dorado y dos sombras se solidificaron. ¡Oh Hiperión! Susurró casi imperceptible. Cuando sintió un peso acomodarse en su lecho y colocó su mano en la de él, sobresaltado, abrió los ojos, para encontrarse unos rubíes intensos. Al verlo sollozó llevando su mano al pecho. ¡Dime que no es un sueño! ¡Dime que no estoy soñando, mi amor! Hades entre sollozos de inmediato se tiró a sus brazos, en los cuales fue recibido amorosamente, apoyó su cabeza en su hombro aspirando el aroma tan extrañado del mayor. Y fue cuando la vio detrás de su amado, cubierta con una capa, de pie cual estatua de mármol. ¡Hera! Murmuró quedito y le tendió la mano.

Ella sollozando de felicidad al igual que su hermano, se abalanzó sobre ellos, abrazándolos eufóricamente. Hiperión abrió sus brazos y los recibió a los dos en su pecho. ¿Cómo es que están aquí? Su niño indagó casi en un susurro, ahogado por la emoción de verlos. Sin soltar el abrazo, acarició la mejilla de su hermana gemela, ella le sonrió, devolviendo el gesto. He estado buscándote con mi cosmos todo este tiempo, hermano. Le respondió con sus ojos cerrados Hera. Ambos acompasados con la respiración tranquila de Hiperión, y refugiados en su cálido pecho, los gemelos, sentían paz, y descanso. Nunca te dejaremos solo en esta búsqueda, mi niño hermoso, dictaminó Hiperión.

La angustia se hizo presa de mi corazón al no tenerte cerca, todos estos días, sin poderte proteger, continúo su esposo, a la vez apretaba su abrazo sobre él. Hades, se apoyó en su pecho, y buscó hambriento los labios de fuego de su amado, sellándolos en un cálido ósculo. Hera se incorporó cediéndole espacio a su hermano, Hiperión le asió de su cintura, levantándolo le acomodó en su regazo para profundizar aquel dulce beso. Ella echó un vistazo a la habitación, era sencilla pero cómoda, observó las dos puertas en el fondo

De un momento a otro sintió que la daga empezaba a brillar, entre sus ropas, al notar esto, la sacó de inmediato, extrañada, apreció que la frecuencia que cada vez se hacía más intensa. Hiperión y Hades sintieron también aquella energía, lentamente se separaron y dirigieron su mirada hacia ella, quién les mostró la daga, que brillaba en sus manos. La daga del destino, pronunció Hades. ¡Claro que la recordaba! Era la que le había ocasionado aquellas profundas heridas.

Fue cuando recordó que cercano a su mesa de noche, estaba oculto el Ojo de Cristal, moviéndose del regazo de su esposo, gateo sobre su cama y abrió la gaveta de aquel mueble y tomó una caja de madera, hincándose en la cama, la destapó dejando ver en su interior la preciada joya, que había conseguido y sonriendo se las enseñó. ¡Miren el Ojo de Cristal! Lo conseguí hace tres días, les dijo orgulloso. ¡Y puede observar el rostro del esperpento Medusa!


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MensajeTema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión)   El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) - Página 2 I_icon_minitimeSáb Jun 14, 2008 2:25 am

¿Qué? Exclamó Hera. ¿Has visto el rostro de Medusa? Tocando el rostro de su hermano, le comprobó que no tuviera fiebre. Hiperión le miró preocupado. Afirmó con su cabeza y sonriendo les contó, tendiendo su mano a Hera le ofrecía a su hermana indicando que se sentará con ellos en el lecho He viajado por el tiempo, en la luna llena pasada, les explicó. Por una especie de túnel, que se formó por mi poder y el estanque del Oráculo de Selene, él cual cuida Casandra.
A ese lugar llegue minutos antes que Perseo acabará con la Gorgona, en su cueva en Anatolia, la joya estaba escondida en su cabeza, y por lo que les puedo decir aquella mujer era horrible, sus cabellos eran horrorosas serpientes con sus dientes listos para atacar, su sangre era corrosiva, si no hubiera actuado rápido este preciado tesoro de mi padre, se hubiese perdido y ahora estaríamos en graves problemas, les contó. Hera, lo miraba desconcertada, como describía su aventura, era como un niño pequeño, aquella dulce inocencia del Hades de antaño, la hizo sonreír.

Hiperión que había cambiado de posición ahora apoyado en el respaldar del lecho, miraba embelesado a su niño, observó su porte, con aquella holgada túnica blanca, sus cabellos sueltos brillantes de color azabache, aquella piel blanquecina, suspiró aliviado: Hades se encontraba bien. ¡Mi niño querido! Le llamó dulcemente su esposo. ¿No crees que es hora de descansar? Es necesario que te cuides, por nuestro bebé.

Sí, Hiperión tiene razón, querido, Hera colocaba su mano en el rostro de su hermano mayor. Sé que tienen razón, pero no estoy cansado, si acabo de despertar hace unas horas, y llevó casi tres días dormido, les comentó, calmadamente. ¿A qué te refieres? Hiperión cambió su semblante a uno contraído de la preocupación. Hades bajo sus ojos, pensativo, para luego contestar: Lo que ocurrió amor, es que cuando regresé, perdí el conocimiento. Según lo que me contó Némesis es que al usar ese túnel absorbe la energía vital, es por medio de él, que me traslado para que Caos, no me encuentre todavía, expresó. Hera e Hiperión se cruzaron miradas preocupados.

Hiperión lo tomó de los hombros delicadamente hasta que lo guío para recostarlo en su pecho, suspiró para calmarse y hablar muy serio: ¡Escúchame, amor! No voy ha permitir que te pongas en peligro, en tu condición, es grave. ¿Me entiendes? Ahora solo falta un tesoro, ese esperará unos meses más escondido, y te prometo que los dos lo buscaremos, pero en este momento no.

¡Hiperión! Hades suspiró contra su pecho e Hiperión besó su cabeza suavemente, rodeándolo con sus brazos. Mi querido cuñado tiene razón. Sé que Caos, ya tiene un pequeño ejército de dioses a su mando, está buscándote por cielo, tierra y mar, han peinado la zona minuciosamente. Mientras este templo continúe escondido por Apolo, es el mejor lugar para resguárdate, hasta que nazca tu bebé, aseveró Hera. Ahora nosotros resguardaremos de la daga y el Ojo de Cristal.

Pero, las Parcas han dispuesto que en la próxima luna llena, se encuentre el último tesoro, no obstante yo pensaba buscarlo mañana con mi poder, expresó acariciando el pendiente sobre el pecho de Hiperión. Su esposo le asió con sus dedos delicadamente su barbilla delicadamente elevó el rostro hasta se encontrarán sus ojos. Hiperión mirándolo al alma revelada en esas lagunas color esmeralda:
“Yo también quisiera terminar con esto rápido. ¿Si quieres iré yo por ese tesoro restante, la llave del tiempo? Pero no pienso exponerte más, determinó firmemente el titán. ¡Mi dulce amor! Hades no aparto su vista de aquella faz amada, acariciando su gallardo rostro.
¡Tú, has ganado! Delineando su faz con sus pequeños dedos, suspiró. ¡Esta bien! Esperaremos a que nuestro bebé nazca y cuando me haya recuperado, iré por ese tesoro, pero es algo que debo cumplir sólo.

Hermano, a dónde vayas iremos contigo. Hades negó lentamente, a la vez que sonrió: Ustedes cuidarán de mi bebé. No había terminado de decir esto cuando sintió una patadita en su vientre, lo que lo hizo sonreír, llevó su mano aquel lugar. De inmediato tomó las manos de Hiperión y Hera, y las colocó en aquel lugar, de nuevo su hijo se movió. Los tres sonrieron alegremente. Hiperión le apoyó en su pecho, y descanso su mano en su vientre, entrelazada con la de Hades y disfrutaron del juego de su niño, que se había despertado.

A la mañana siguiente cuando Némesis, se levantó se encontró con los dioses visitantes. Al ver a Hera sentada en el lecho conversando amenamente con su hermano, al otro lado sentado en el marco de la ventana, aquel imponente dios con su cabellera rojiza ondeando con la brisa, con su mirada pérdida en el firmamento, observaba embelesado de nuevo el mundo de Rea.

Un ruiseñor se acercó a él, entonando una dulce melodía, posándose en su dedo, el titán abandonó su postura, y caminó hacia los gemelos, con aquella hermosa ave. La diosa de la venganza se quedó estática en el umbral de su cuarto. Hiperión sonreía dulcemente, en el momento que le entregaba en la delicada mano de su niño aquel hermoso animalito, que batió sus alas, y abrió su pequeño piquito, y la hermosa melodía alegró los corazones de los dioses allí presentes.

Hera delicadamente acarició la cabecita del ave. Hades, lo besó y el mismo alzó vuelo dirigiéndose hacia Némesis, rodeándola para luego salir por la ventana de nuevo al jardín, fue cuando los otros se dieron cuenta de su presencia. ¡Némesis! Exclamó Hera y la diosa se arrodilló bajando su mirada al suelo en actitud sumisa, en silencio espero con su cabeza baja. Hades tomó la mano de su hermana con delicadeza y ella asintió, en el momento que recibía una cálida sonrisa de su adorado hermano. Hiperión se colocó detrás de su amado, sentándose en la cama colocó a su niño entre sus piernas, y lo abrazaba por su cintura descansó su mano en el vientre a la vez que lo acariciaba y besaba su cuello delicadamente provocando una melodiosa risa en su esposo.

¡Némesis, levántate! Lamento mi cruel trato, Hera le brindaba la mano, como indicándole que se levantará. La puerta del cuarto de Andrómeda se abrió, la princesa de Fenicia salía con una sonrisa, que al ver a Hera, se detuvo y se arrodilló de inmediato. ¡Gran Hera! Expresó en saludo. Vamos dejémonos de formalismo, indicando con su mano que se incorporará, lo que hizo, de inmediato, se sobresaltó cuando la reina de los dioses, las tomó de las manos a las dos, jalándolas consigo. Ambas la miraban asombradas, Hera les sonreía como si de una niña pequeña se tratará. ¡Vamos que tengo hambre! Y deseo saludar a Casandra, ustedes serán mis guías. Hades e Hiperión observaban como las jalaba fuera de la habitación. El dios de los muertos, le despedía con su mano, y su hermana le guiñaba un ojo, ambas guerreras solo se miraron entre sí, alzándose de hombros.

Cuando hubo salido de la habitación suspiró, para luego volverse a sus acompañantes con una angelical sonrisa, les dijo: Ya no es necesario, que permanezcamos en esa habitación. ¿Cómo es que no han notado nuestra presencia? Les dijo en son de broma. Ambas guerreras se sonrojaron. Bueno no es para que se avergüence, quiero agradecerles lo mucho que han cuidado a mi amado hermano

¡Gran Hera! Susurró Némesis. Mis fieles súbditas, llévenme dónde Casandra, necesito arreglar ciertos asuntos, con esa humana, expresó con su altivez de siempre. Lo que ocasionó una sonrisa sincera en el rostro de las dos guerreras divinas. Némesis, se apresuró a tomar la delantera, para guiarla hasta el salón del Oráculo.

Con gracia Hades entre sus brazos se movió abandonando la cama, dejándolo extrañado con su actitud, camino sin pronunciar palabra hasta asomar la mitad de su cuerpo por la ventana. Estudió el clima y suspiró en ese momento el viento jugaba con sus cabellos de ébano sueltos, con su mano se despeja su rostro, para luego mirarlo con una cálida sonrisa. No quiero estar en cama, hace un día esplendoroso, le expresó sonriendo. Tú estas conmigo, tendiendo la mano hacia el mayor, lo invitó a abandonar la cama. He visto como añorabas el aire, la luz del sol, tu antiguo hogar, quiero que lo disfrutemos juntos, expresó rozando con su nariz en ese pecho adorado en el que se abrazaba aspirando su aroma. ¿Nosotros podemos disfrutar este hermoso día, amado mío? Quiero llevarte a un lugar en que podemos pasar el día, otras veces he estado allá y he pasado horas pensando en ti, continúo, al mismo tiempo que unos intensos rubíes le miraban apasionados. Lentamente el rostro del mayor fue bajando hasta sellar sus labios en un cándido roce, para contestar entre besos: ¡Tus deseos son órdenes para mí! Hades lanzó sus brazos al cuello de Hiperión, quien lo alzó y se dirigió al recinto en dónde se encontraba el balneario.

Depositándolo en la loza cercana a las termas. Tocó delicadamente su nariz en un tierno beso. Primero nos asearemos, iremos al lugar que me quieres enseñar y después sin discusiones quiero que descanses, le dijo cambiando su mirada jocosa a seria. Acariciando su rostro, acerca su faz a la de él juntando sus frentes cerró los ojos, suspirando, susurró: ¡Me preocupas! Te veo muy delgado, por nuestros hijos, no quiero verte débil, todo esto te está estresando y le puede hacer daño al bebé. ¡Hiperión! Su niño suspiró al momento de abrazarlo fuertemente, para luego separarse un poco de él, lentamente se fue quitando sus vestimentas, hasta quedar desnudo frente de él. Hiperión lo imitó para luego acercarse a él que lo esperaba allí de pie, acarició el abultado vientre para después sonreír dulcemente, lo tomó en brazos. Hades, se asió de su cuello, apoyando su cabeza en la curvatura entre el cuello y hombro. El titán fue ingresando en las aguas termales, que despedían un exquisito olor a mirra y sándalo.

Casandra con su mano hacía ondas en aquella agua milenaria, por más que había buscado en la fuente de Selene, ella solo le mostraba oscuridad. ¡Será por culpa de Caos! Pensó en voz alta cuando sintió las presencias a sus espaldas. ¡Gran Hera! La saludó sin quitar la vista del agua de aquella fuente. Sin previo aviso la reina de los dioses, se abalanzó sobre ella levantándola rudamente la estrelló contra la pared. ¿Cómo osas? Hija de humanos, poner en peligro a mi hermano, a la vez que sus ojos color azules destellaban furiosos. ¿Cómo le has comunicado, que vuestro destino es morir por él? Sí, a mi hermano le hubiera pasado algo, juró que no quedaría de ti ni siquiera polvo estelar que recoger. De ahora en adelante, sólo te comunicarás conmigo, me darás una habitación en éste templo y reubicarás a Andrómeda y Némesis, después ordenar esto la soltó.

El Oráculo de Delfos aún temblando ante la ira de la diosa, cayó sentada en el suelo, para luego arrodillarse y abrazar las piernas de la diosa clamando piedad. Por ahora eres necesaria, así que conservaré tu vida, cuando hayas descubierto el tercer tesoro, hablaremos. ¡Mi Soberana! Para nosotras es un gusto poder morir por el señor Hades, eso nunca lo dude. Un error, como el que cometiste la última vez, no quiero que se vuelva a repetir, mi hermano nunca debe estar debilitado, en ningún momento. ¿Entendiste? Este es el mensaje de las Parcas: “Casandra, un fallo más y Hera será la encargada de ajusticiarte, vimos tu doble intención, profetiza de la condenación, trata de traicionar a los dioses y serás borrada de la historia, el hilo de tu vida lo destruiremos, desde su inicio.”Hera dictó esto a la vez que sus cabellos esplendorosos, ondeaban impresionantemente, y su cuerpo brillaba en un aura dorada, el cetro que apareció en su mano centellaba peligrosamente en contra de la princesa de Troya. Andrómeda y Némesis se postraron en el suelo del lugar y Casandra temblaba con su frente pegada al suelo.

¡Hermana! Aquella amada voz, la calmó. En el umbral de aquel salón se hallaba Hades y detrás de él, Hiperión, ambos alertados por la furia de la diosa corrieron al lugar dónde se emitía aquella energía. La reina de los dioses suspiró, calmándose. ¡Estás advertida, Casandra! nunca oses intentar traicionarnos. Las jóvenes sacerdotisas de Apolo, llegaron a auxiliar a su señora, al denotar su presencia, Hera, volviéndose de nuevo a las allí presentes. Les queda casi cuatro meses, para entrenar y lo harán con Némesis y Andrómeda, deberán estar preparadas para proteger este templo. Caminó hasta su hermano, el cual se acercaba a ella, sonriendo le besó la frente. ¡Que hermoso te has puesto! A dónde van ustedes dos, pillines, sin invitarme, les bromeó sonriendo al ver que el rostro de su gemelo pasaba de serio a sonrojado. Ella le acarició la mejilla: No te preocupes, solo estaba dejando unos puntos en claro, asiendo los brazos de los dos los empujaba fuera de aquella habitación. Mi amados, vayan diviértanse, que aquí yo organizaré todo, para nuestra partida al Heraion.

Hera, los vio partir, para luego dirigir su mirada al cielo azul ¡Ni que decir! Tenemos mucho trabajo que hacer, espero que Zeus haya descubierto mi mensaje.

Disfrutando de un refrigerio al aire libre, recostado perezosamente en la hierba con su larga cabellera azul esparcida en el pasto, el dios de la Guerra con sus ojos cerrados le hacía compañía al dios del Sueño Eterno, el cual apoyado en el árbol le observaba divertido. Cuando le vio acercarse, caminaba destellando rayos de sus pies, su túnica y toga ondeaban en su elegante caminar, hasta que se plantó enfrente de ellos. Hypnos iba a desaparecer pero todo pasó tan rápido que no le fue posible, así que volvió el rostro enfadado. ¡Hypnos! Zeus le llamó sin ceremonia, con voz de enfado. Ares de inmediato se incorporó observando a su padre y a su amante, no entendiendo lo que pasaba. ¿Dónde ésta el sinvergüenza de Hiperión? El joven se levantó para marcharse sin dirigirle la palabra, ignorándolo, cuando Zeus, le cortó el paso, asiéndolo de sus hombros- ¿Te he preguntado algo, niño? Es que acaso no piensas responderme. Hypnos intentó soltarse del agarre, pero Zeus se impuso, lo empujó contra el tronco, Ares quiso intervenir, pero solo recibió un destello de energía de su padre, que lo impactó contra una piedra cercana.


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MensajeTema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión)   El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) - Página 2 I_icon_minitimeSáb Jun 14, 2008 2:27 am

¡Ya me he cansado de tu actitud mocoso! Al menos puedes responderme, me urge localizar a Hiperión. Hera, ha partido del Inframundo a buscar a Hades, y quiero saber ¿Dónde se encuentra? Hypnos bajó su rostro, cerrando sus ojos suspiró, atrancando sus puños fuertemente, concentrando su energía, su cuerpo centelló en un plateado imponente, sus ojos brillaron como hermosos zafiros. Emitió una violenta descarga que lanzó a Zeus, el cuerpo del mismo chocó con el Ares violentamente. ¡Nunca, has oído! ¡Vuelvas a tocarme, ni ha exigirme nada! No tienes derecho Zeus, traté de llevar las cosas por la paz e ignorarte, por respeto a Ares, pero si estas dispuesto podemos terminar lo que empezamos aquel día. Le gritó hecho una furia. ¡Escúchame mocoso! Hera, ha escapado, necesito saber ¿Dónde ésta Hiperión?

Hiperión, se encuentra con Hera, ambos, se han reunido con Hades, dijo una voz tranquila. Ambos volvieron la vista a lugar de dónde provenía, allí sentado en una piedra con sus brazos cruzados se encontraba Océano. Señores, no se comporten como niños, le dijo sonriendo. De ahora en adelante necesito que entrenen, debemos unir fuerzas dentro de menos de cinco meses nos reuniremos con ellos, en Heraion.

¡Heraion! Exclamaron los tres a unísono. Hypnos, aunque no te guste, Zeus es tu padre biológico. Hiperión desea que se lleven bien, así que trata de compórtate como él te enseñó y Zeus, deja de ser un niño, que ya bastante grande estás para que te comportes como tal. Ares no pudo más que reír por lo bajo al ver la cara de su amado y su querido padre cuando se volvieron haciendo el mismo mohín de desagrado. Océano se unió a Ares, ambos se burlaron de ellos. Hypnos bastante ofendido salió rápidamente del lugar, Ares corrió tras él, a la vez que golpeaba cariñosamente el hombro de su padre.


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MensajeTema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión)   El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) - Página 2 I_icon_minitimeSáb Jun 14, 2008 2:28 am

Capítulo 13 Koré, nuestra princesa de hielo


Hades aún observaba a Hera mientras caminaba de la mano de Hiperión, las jóvenes doncellas del lugar no les quitaban el ojo de encima, caminaron por aquel pasillo hasta llegar, a los jardines interiores, dónde Hiperión se detuvo esperando que su amado le guiara.

Hades le volvió a ver pensativo. ¿Que te preocupa, mi niño? El negó con su cabeza para luego sonreír, dulcemente. El mayor lo atrajo hacia sí brindándole la protección de sus brazos, su esposo le besó el tórax, y suspiró, diciendo quedito: ¿Podré derrotar a Caos, Hiperión? El mayor apretó su abrazo y besando su cabeza, habló contra ella: Nuestro amor, lo vencerá, el vacío no puede entrar dónde el amor ha llenado todo, es así como nos sentimos. Ahora no pienses en eso, quiero que me enseñes ese lugar que me mencionaste.

Hades afirmó con su cabeza, apretando su caricia, para después deshacer el abrazo sonriendo dulcemente, en ese instante aprisionó su mano con la suya. Ambos caminaron por medio del jardín de los girasoles. Hiperión observaba las flores como una criatura pequeña, disfrutaba con las mariposas multicolores y de diferentes tamaños jugaban entre ellos y las flores. Se deleitó el aroma dulce de aquel pequeño edén.

Hades le guío hasta una desgastada puerta de madera, cuando una voz chillona les llamó. ¡Señor Hades! Ambos se volvieron y se encontraron con una doncella del templo que corría con una pequeña canasta, en sus manos. ¡Señor! Expresó con su voz entrecortada, por el esfuerzo que tuvo que hacer para alcanzar a la pareja, para luego sonreír, su hermana les manda esto.

¡Gracias a Apolo! Que los alcancé si no me hubiera matado. -Lamento que mi hermana sea dura con ustedes. Hades bajaba el rostro, apenado. -No para nada, ella es una gran diosa, algo severa, pero justa como lo es usted, le expresó la doncella en el instante que hacía una reverencia ante los dos, y se iba despidiéndoles con su mano. ¡Debo apresurarme, porque nos han convocado para entrenamiento, y va ser supervisado por ella! ¿Señor, a qué hora necesita el campo de entrenamiento libre, para el suyo? Deteniéndose en seco esperando su respuesta.

Hiperión lo miró algo asombrado y Hades sintiendo la incomodidad de su amado, le miró de reojo, para después responderle: El campo es suyo por este día, mientras me organizo con mi hermana, tomando fuertemente la mano del titán llamando su atención. El pelirrojo se había quedado estático viendo a la doncella abandonar el lugar por el jardín que ellos acababan de cruzar, para luego preguntar quedito: ¿Tú has estado entrenando en tu estado, mi amado Centello? Hades le acariciaba el rostro, al ver que sus rubíes centellaban preocupados. Hades sonrió dulcemente, cuando Hiperión le tomó la mano con la suya, respondiéndole: Un poco de ejercicio no me hace daño, amor, y no es bueno que pierda mi condición, todos los días entrenó con Némesis o Andrómeda, suspiró, ahora podré entrenar contigo si es tu deseo.

Lo que quiero, es que te cuides, me duele que la ilusión del hijo que esperamos sea opacada por la sombra de la guerra santa que se avecina, que tengas que ocultarte como un paria, siempre ha sido así, igual fue cuando nació Tánatos e Hypnos… Hades lo acalló con sus dedos acariciando los labios tan añorados, y aferrándole de la mano se encaminó por aquel oscuro pasadizo, el cual conducía a una salida privada a una hermosa poza bañada por una catarata pequeña, resguardada por la sombra de frondosos árboles, entre ellos se oían trinar distintas aves. La luz del sol era intensa, los árboles brindaban una agradable sombra, con sus ojos contempló aquel edén personal, que era utilizado como fuente para el acueducto interno del templo de Apolo, entre la vegetación se podía observar, varias imágenes del dios sol, esculpidas finamente en mármol. Después de contemplar plácidamente el lugar, se volvió a Hiperión al cual notaba muy callado detrás de él.

El titán dueño del fuego estelar, mantenía sus ojos cerrados y su rostro elevado al cielo, los juguetones dioses de los vientos, esos pequeños traviesos jugaban con sus cabellos de fuego, que al sincronizarse con Helios, resplandecían más que nunca, como insaciables llamas. Su corazón empezó a latir fuertemente, ante la felicidad emanada de la persona amada, la criatura en su vientre saltó alegremente, sintiendo el cálido cosmos emitido, por él. ¡Hiperión! Le llamó quedito Hades. Él como volviendo de un trance, abrió lentamente los ojos, para reflejarse en unas esmeraldas que lo veían acuosas, vio a su niño, indicándole su vientre. ¡Nuestro hijo! Te llama, le expresó con una dulce sonrisa, de inmediato el mayor se acerca para arrodillarse y quedar a la altura de su vientre y descansar cabeza allí, la criatura al sentir aquel cosmos más cercano se mueve con más fuerza dentro de su amado.

El Fuego Estelar acaricia el vientre por encima de la túnica sonriendo. Hades, pasa sus delicados dedos a través de las rojizas hebras de cabello, enredándose en ella, en el instante que sus esmeraldas ven con orgullo a ese apuesto dios que tiene a sus pies. El titán lentamente se eleva para acariciar su rostro, con sus nudillos que al pasar cercanos a los labios sonrojados, estos los capturan en delicados besos, sin dejar de admirar la belleza de Hades ante los rayos del sol, le levanta cuidadosamente entre sus brazos, y camina con él, hasta un remanso protegido por los follajes de los árboles, colocando su rodilla en la tierra un poco húmeda, sienta en su muslo a su preciada carga.

Hades le mira curioso y en sus labios se dibuja una risita pícara. Hiperión le pica la nariz con uno de sus dedos, y le devuelve una seductora sonrisa, toma de la cintura a Hades, ayudándolo a ponerse de pie, le toma de sus manos la canasta enviada por Hera, la coloca en una roca cercana, y observando la humedad del lugar decide quitarse la capa, la cual extiende sobre el pasto. Hades hace lo mismo, acondicionando entre ambos una improvisada mesa, para desayunar.

Hades se sienta en una de las rocas, empieza a quitarse sus elegantes krepis doradas, para disfrutar de la refrescante agua. Al ver Hiperión lo incomodo de su posición se apresuró a ayudarlo, tomando su delicada pierna entre sus manos. ¡Deja que te ayudo! Sus dedos lentamente fue soltando las cintas de cuero de la sandalia, repitiendo la operación con el otro pie. Hera nos mandó esto, le dijo enseñándole un pequeño recipiente de cristal con aceite de almendras que fue depositado aparte, se lo entregó en las pequeñas manos. ¿Para qué es esto? Viene con una muda de ropa adicional, terminó diciendo. ¡Ah, esto! Hades se sonrojaba, y nerviosos movía en sus manos la botella: Es para proteger la piel. ¿Lo recuerdas? No que lo va a recordar, pensó apenado y continúo expresando: En aquella época, Hera, hacía aceites de cuanta planta encontraba en el Tártaro, le dijo a la vez que sonreía avergonzado.
Hiperión acomodó su cabeza en los muslos de él, escuchándole hablar con atención. Hades, se aclaró la garganta para continuar un poquito nervioso, jugando con sus dedos en el instante que suspiró y más ruborizado: Bueno, al aumentar de peso, pues la piel se estira, y se puede dañar. Su esposo le mira un poquito confuso, tomándole las inquietas manos, entre las suyas: Pues, esto es para evitar, que eso suceda. En aquella ocasión yo se lo aplicaba a ella cuando esperaba a Ares y ella a mí- continúo: No se si te recuerdas, es que fue hace tanto tiempo, sin poder evitarlo algo avergonzado vuelve el rostro hacia la catarata, deseando desaparecer en ella. ¡Oh, Hera! Como se le ocurría enviar el dichoso aceite, entre las cosas de… no pudo terminar de recriminar en su mente, cuando fue interrumpido al sentir las cálidas manos de su esposo humedecidas con aquel bálsamo, acariciar su pantorrilla desnuda.

Hades dirigió inmediatamente la vista aquel lugar, Hiperión se había sentado a sus pies, en su regazo ahora descansaba su pie, y en forma rítmica sus manos esparcían el bálsamo en sus piernas. Claro que lo recuerdo, para mí era delicioso el olor que emitías, el niño se quedó sin palabras. Lentamente Hiperión fue ascendiendo hasta llegar a su cadera y lo jaló delicadamente hasta ayudarlo a sentarse al frente de él. Hades entendiendo lo que él le solicitaba se despojó de la parte de arriba de su túnica, dejando al descubierto su blanco torso.

Con la roca de respaldo se apoyó en ella, Hiperión observó como su niño, se sonrojaba y sonrió para sí, llenó la palma de su mano con aquel líquido, hincándose a su lado besó sus labios suavemente, sin separarse muchos de ellos, le susurró: nuestro bebé necesita atención. El se incorporó un poco, con su ayuda, cediéndole campo para que el titán se ubicara detrás de él. Lentamente, Hades apartó sus cabellos negros hacia uno de sus hombros, mientras su esposo esparcía con sus manos, aplicando un masaje, el aceite en su piel, despacio y en forma circular, en toda su espalda. Con sus dedos acarició la cicatriz blanquecina provocada por la extracción de la punta de la flecha, aquella que había provocado que lo olvidara. Al llegar a su cintura, sus masajes cambiaron, iban de adentro a afuera. Estás tenso, le dijo al oído. Hades asintió sin pronunciar palabra, solo se sostenía con sus manos apoyadas en sus tobillos ya que para obtener una mejor posición cruzó sus piernas frente de él.
La brisa jugaba con sus cabellos. Hiperión deja lo estaba haciendo y toma una improvisada liga y recoge el cabello propio. Hades al notar que había parado de ejercer el masaje vuelve el rostro hacia él intrigado por saber que era lo que lo molestaba, lo observa con adoración como se sujeta sus flameantes cabellos en una trenza, con su delicada mano acaricia el delicado rostro de Hiperión, delineo con sus dedos, los pómulos, hasta llegar a la barbilla, y subir hasta sus labios los cuales dibujó con devoción, sus esmeraldas radiantes se perdían en los rubíes que le miraban con pasión. La mano de su esposo, lo atrajo apoyada en su cuello hasta hacerlo descansar en su pecho desnudo, Hades delineo con sus dedos cada músculo, de aquel poderoso torso que le daba resguardo.

Hiperión le acariciaba el cabello sedoso. Tienes calor ¿Si quieres…? La pregunta quedó inclusa. Sí, le respondió como en un susurro, suspirando contra su pecho. Hiperión tomó con delicadeza, aquellos cabellos de seda y los recogió en una trenza, para luego besarlo. El dios de los muertos se recostó en sus muslos, cerrando los ojos, al sentir como Hiperión seguía con su humectación, ahora se le aplicaba el aceite en su pecho, para luego bajar a su vientre. Al cual acarició elevando un poco su cosmos, como para brindarle su calor a la criatura allí resguardada, el bebé reaccionó con él, buscando su presencia se movía provocando pequeñas ondas en el abultado vientre de su amado. Hades sonrió al ver el entusiasmo de su bebé, y tomó las manos de Hiperión e incorporándose hasta quedar apoyado y acunado en el regazo del mayor, ambos jugaron con su bebé un gran rato.

Hades buscó los labios de su amado, levantando su brazo se asió de su cuello para profundizar un apasionado beso, en que se profesaron todo el amor que sienten el uno por el otro. -Creo que es momento de que comamos algo? ¡No crees! Cuando se iba a levantar para alcanzar la canasta, Hiperión lo detuvo de la cintura. Deja, yo lo hago. Y alcanzó la canasta, sentándose enfrente su niño, sacó todo lo que les enviaron: panes, frutas, queso, carnes frías, en un extraño artefacto que sostuvo en sus manos, sin saber que era, le preguntó a su esposo con la mirada, él cual le miraba divertido a ver su extrañeza.-Es un termo, es para guardar las bebidas, el ser humano, es curioso e inventor, expresó tomando el recipiente, lo destapó y le ofreció a su esposo para que oliera. Es té, una bebida caliente- le explicó, los termos guardan el calor o frío de las bebidas por un tiempo, y tomando dos tazas allí dispuestas sirvió la infusión y le ofreció una a su esposo, quién la tomó y sonrió diciendo -sabe delicioso, es lo mejor que he probado en mucho tiempo.

A Hades las lágrimas se le salieron, recordó el sabor amargo de los alimentos, que consumían en el Tártaro, al ver la reacción de su niño se preocupó mucho, dejando la taza de lado, fue a consolarlo, el niño entre sus brazos lloraba. ¿Que pasó, mi vida? Preguntó angustiado. Perdóname, tú has sufrido mucho todo este tiempo, tu paladar solo ha probado la amargura del exilio. ¡Hiperión! Sollozó entre sus brazos. ¡Mi amado niño! Tranquilo que ahora disfruto contigo de estos sabores, tú también te vistes privados de ellos. Hades tembló sollozando todavía más fuerte ¡Mis hijos no conocen las delicias de la tierra, de mi madre!, ellos solo han probado los insípidos frutos del Inframundo. Al ver el desesperado llanto de su amado, y no saber que palabras expresarle para calmarlo, lo alza tomándolo en sus brazos, hasta sentarlo en su regazo. Hades esconde su rostro en el cuello de él e Hiperión suspira, para luego acariciar su espalda delicadamente brindándole consuelo.

Sabes que ellos con Perséfone a su lado, han podido pasar la barrera del Muro que se abría a ellos, y han habitado en tiempos de paz, en tu castillo, en ¿Alemania, es como le llaman a esa tierra? Le dijo susurrándole a su oído. Hades apretó su abrazó sin querer salir de ese añorado refugio en el cuello de él. ¡Lo lamento tanto Hiperión! Acariciando con sus manos esa amada espalda, denotando cada una de las cicatrices que le rompen el alma. Tu también, has…, es interrumpido, porque el titán le ha separado un poco de sí, y con sus manos a tomado su delicado rostro, sumergiendo sus rubíes en las esmeraldas acuosas que le veían con dolor. De eso ni una palabra, le dijo muy serio, a la vez que le tomaba por asalto sus labios besándolo apasionadamente. No quiero que te culpes por eso también. Soltando sus labios, y pegando su frente a la del niño: Mi amado príncipe heredero, mejor dicho mi rey.

Príncipe heredero, se dijo en su mente, claro que recordaba todo lo que las Parcas, le dictaminaron en silencio ¡Oh, mi amado Hiperión! Le expresó acariciando su rostro, y su mirada reflejaba lo atormentado de su mente. Por ti seré capaz de aguantar mi destino, nunca permitiré que te vuelvan a lastimar, tu amor, me hace creer que venceré cualquier dificultad, se dijo en su mente. Hiperión se preocupó al notar la fría mirada que surgió en las esmeraldas, le acarició su nariz. El niño le sonrió, limpiándose sus lágrimas con el dorso de su mano, le devolvió el apasionado beso, para luego levantarse y tomar de la cesta una manzana la cual partió y le ofreció un pedazo a su esposo, quien con una sonrisa la tomó. Si te gustó tanto el té, deberías recordar el sabor de esta fruta. El pelirrojo asintió y llevando el pedazo ofrecido a su boca lo mordió disfrutando de su sabor con sus ojos cerrados. Hades adoro su cara de satisfacción. Sí, Hiperión, por ti moriría gustoso mañana, pensó, en el momento que se acomodaba en su regazo, a disfrutar de la fruta y acariciaba su vientre con su mano, dejando notar a su bebé que se calmará que él estaba allí, ya que su niño notó su perturbación.


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El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) - Página 2 Empty
MensajeTema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión)   El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) - Página 2 I_icon_minitimeSáb Jun 14, 2008 2:29 am

Sus esmeraldas reflejaban la brillante luz del sol, y las sombras de los árboles jugaban en su rostro, suspiró al sentir los dedos, su amado jugar con sus cabellos. Ambos permanecían callados, escuchando los sonidos propios de la naturaleza, el cantar del agua, a caer por la catarata, el viento pasando por los follajes. Cuando las rupturas de unas ramas, llamó la atención del titán quién de inmediato se movilizó y llevó a su niño en brazos. Hades de inmediato desplegó su poder deteniendo todo.

Hiperión y Hades observaron un imponente Pegaso negro con sus alas extendidas, detrás de él, otro de color blanco más pequeño. A su alrededor, todo esta suspendido, el agua había dejado de correr, las aves estaban detenidas en el aire. ¡Pero, si es Emperador! Gritó alegremente el pelinegro al momento que su esposo lo colocaba delicadamente en el suelo, de inmediato liberó su energía y aquel imponente semental se paró en sus patas traseras relinchando alegremente al ver a su amo. Atrás de él una hermosa yegua blanca agitaba su cabeza y alas. Sus brillantes crines volaban libres al viento. Hiperión, es el Pegaso que me regaló Poseidón, es Emperador, y aquella es Electra, la cual le pertenece a Hera, como es que nos han encontrado, no lo entiendo. Hiperión quién acariciaba el hermoso pelaje del semental a cual su esposo abrazaba del cuello alegremente, determinó: Entonces este templo se ha trasladado al pasado.-
El dios de los muertos le miró asombrado: En aquel momento no viajé en el tiempo, a matar a Medusa, solo me traslade de espacio, expresó tomando la rienda de Emperador y jalaba el animal al riachuelo, la yegua le siguió. Me temo que sí mi niño. Los brazos de Hiperión lo rodearon apegándolo a su cuerpo, Hades se volvió en sus brazos para acomodar su mejilla en su pecho aspirando su aroma.

El niño se abrazó más a él. La llave del tiempo esta en el pasado también, si mientras Caos te busca como desesperado en el futuro, tú estas en el pasado, en definitiva Apolo, me sorprendes. Sabes cuando hayamos encontrado la llave del tiempo, mi misión como la determinó mi hermano, es llevarte a ti y a Hera, al templo de Cronos en la Isla de Torrey. Allí era nuestra antigua casa y tu palacio, el Inframundo no era para ti, nuestra casa es la del Tiempo, no te tocaba ser el dios de los muertos, si no ser el rey de los dioses, en lugar de Zeus, él usurpó tu puesto. Hades acarició su rostro, haciendo que él le mirará con pasión. Desde la Isla de Torrey. Allí empezará la guerra, como cuando acabamos con Caos, la primera vez, en ese lugar veremos crecer a nuestros hijos, Hiperión pasó sus manos debajo de sus rodillas y Hades se sujetó a su cuello y con delicadeza lo toma en sus brazos, cargándolo de nuevo hacia la manta allí lo acostó en ella y él se acomodó igual. Hypnos y Tánatos vivirán con nosotros también… Hades sonrió besando esos labios que hablaban de tantos planes hermosos, eran pocas las veces, que se le veía tan lleno de vida. Se recostó en su pecho y su mano descansó en el pectoral firme.

Esa misma alegría solo la había visto en él, el día que le declaró su amor y le aceptó como esposo, el día en que nacieron sus gemelos, y en una extraña mezcla de dolor y alegría en el momento en que él le reconoció, antes de perder la conciencia en brazos de su padre. Suspiró y llevando la mano de su esposo a su vientre, le preguntó: ¿Hiperión, que nombre le ponemos a nuestro hijo? Él le miró sonriendo No lo sé, tú les nombraste de acuerdo a mis palabras cuando nacieron nuestros muchachos. Hades se quedó pensativo y besando su pecho se acomodó entrelazando sus piernas. Hiperión le besó su cabecita sin dejar de mimar su espalda. ¡Hmm, déjame pensar! Exclamó como si de un susurro se tratará. Hades le volvió a ver y con sus dedos delineó amorosamente su barbilla y cambio de posición para besarlo. Pues no importando el sexo de nuestro hijo, quiero que el nombre se lo pongamos los dos, expresó entre besos

Hiperión le abrazó y Hades le fue cubriendo hasta que se colocó completamente encima de él. Sus besos se volvieron más vehementes, lentamente Hiperión quitó lo único que los cubría e hizo cambio posiciones, al ver las pupilas de Hades que brillaban a causa de la luz solar, y le reflejaban su semblante sonrió, besando su rostro con devoción. Hades le cedía campo entre sus piernas instándolo a continuar. Hazme tuyo siempre, Hiperión, le susurro a sus labios seductoramente, cuando su amado se ubicó entre ellas, movilizó sus piernas acomodándolas alrededor de la cintura del mayor. El titán, quién no se hizo de rogar, con su miembro ya preparado buscaba encajarse dentro de esa entrada que se le ofrecía con devoción, con delicadeza para no lastimarlo, ya acostumbrada a él, cedió suavemente a su presión y enfundado en aquel calido canal, ambos se sintieron completos. Los dos se amaron, diciéndose lo mucho que se adoraban entre suspiros, besos y caricias hasta quedar rendidos uno en brazos del otro.

Al despertar Hiperión notó a su niño que dormía plácidamente entre sus brazos, aquel cálido rostro pálido, resaltaban sus mejillas sonrosadas, bajo sus manos y en su pecho pudo sentir la acompasada respiración. Hades sonreía dormido, apartó los cabellos desordenados despejando su frente. Los largos dedos de Hiperión acariciaron la suave piel del semblante del pequeño. Observaba el rostro para grabárselo en la mente, denotó sus largas pestañas hacer sombra en sus mejillas, la hermosa nariz, sus sonrosados y carnosos labios ¿Cuantas veces había probado la miel de ellos? Contempló la desnudez de la criatura entre sus brazos, sus piernas entrelazadas, eran más estilizadas que las suyas, las cuales eran musculosas, el vientre de su amado rozaba su cadera, ya con sus cinco meses de embarazo, éste se notaba pero lo hacía lucir más hermoso ante sus ojos, deseó tener el poder de su hermano para detener el tiempo en ese momento para siempre.

Odió el momento en que encontró a Caos, dentro de él, la furia lo cegó. También recordó el momento en que ese despreciable ente, en la batalla pasada, lo humilló delante de sus tropas, recordó aquel día mordiéndose el labio hasta hacerlo sangrar y saber que otras atrocidades pudo haber sufrido su niño sin él saberlo, hizo que de sus rubíes brotarán amargas lágrimas. ¡Oh, Cronos amado hermano! Si no fuera por ti, aquel bruto me hubiera destrozado, aún entre sus piernas, recordaba el horrible dolor de aquella vez. Aún con ese pensamiento en su mente, observó como el calor del sol iba desapareciendo, el niño entre sus brazos se estremeció, así como se regocijaba en aquella belleza completamente desnuda entre sus brazos, determinó que era el momento de volver al templo. Despacio se fue levantando con cuidado de no despertar, al pequeño, besando su frente, le dijo: Te amo mi pequeño, y algún día permitiré que laves mi vergüenza como yo lavé la tuya, y para mí será un gusto recibirte dentro de mí, amado Hades.

Se sentó observando de nuevo el lugar, se estiró, recogió la faldilla de su vestimenta colocándosela se incorporó simultáneamente que buscaba sus krepis, cuando ya se hubo vestido, fue al arroyo a lavarse el rostro con la cristalina agua, vio los pececitos jugando entre las rocas del fondo del arroyo.

Lentamente recorrió sonriendo con su vista aquel hermoso paisaje, pudo ver como los pegasos pastaban cercano al arroyo, las aves, ya llamaban a sus nidos, despidiendo a Helios. De un momento al otro, con su mano salpicó a Emperador, el cual se alzó en sus patas traseras, golpeando con las delanteras el aire, para luego chocar sus cascos en la hierba. Emperador entendiendo lo que su amo le solicitaba se acercó a Hiperión oliendo su mano, sobó su cabeza en el pecho del titán. Amigo, voy a necesitar de tu ayuda, fiel Emperador, pasó sus dedos entre las crines, mientras el travieso semental golpeaba con su húmeda nariz, el hombro como afirmando a su amo.

El se encaminó a dónde dormía Hades cubierto por la manta que él le había puesto, observando que aún no despertaba sonrió dulcemente, tomó todas las pertenencias de ellos depositándolas en la canasta. Fue hasta su niño, levemente acarició su rostro con los nudillos, esperando a que se despertará para que se vistiera, solo recibió un profundo suspiro de su parte y al verlo tan rendido lo cubrió con el resto de los mantos. Tomando el paquete de sus pertenencias las llevó hasta Emperador, que lo esperaba en la orilla cercana a unas rocas, después de acomodar todo en el lomo del semental, le acarició su nariz. Gracias Emperador, le dio un pedazo de pera que había sobrado de su merienda y otro a Electra, a quien dio de unas pequeñas palmadas en el lomo.

Se dirigió a su niño, pasando su brazo por su nuca y rodillas le tomo en brazos, Hades al sentirse movido abrió levemente los ojos, para fijar sus soñolientos ojos verdes en los rojos de Hiperión, él cual le besó la frente con amor. Es hora de volver, deben estar esperándonos y tu hermana me puede castigar, bromeó su esposo. Hades se abrazó a su cuello y descansó la cabeza en su hombro. Es extraño pero tengo mucho sueño, dijo entre bostezos. No lo es, amor mío, es a causa de tu estado, descansa que yo te llevo. Mientras caminaba hacia la entrada del templo, seguido de los dos pegasos.

Hiperión, te amo. Hades escondió su rostro en su cuello. Yo también te amo, mi niño. Le contestó besando su cabeza y Hades besaba su cuello amorosamente. Sabes Hera se va poner muy contenta cuando vea a Electra, el Fuego Estelar asintió, sonriendo. Quiero venir contigo todos los días a este hermoso lugar, dijo justamente en el momento que se quedaba de nuevo dormido en los brazos de su amado.

Los días fueron pasando, así como los meses, las doncellas del templo de Apolo fueron duramente entrenadas por Andrómeda y Némesis, bajo la supervisión de Hera. La reina de los dioses, entrenaba con Hiperión, y Hades los primeros meses, ya cuando a su hermano le fue imposible hacerlo ella seguía los entrenamientos con su cuñado, siendo observados por Hades. Como ocurría en este momento, ese día era especialmente caluroso, veía a su esposo, con su torso al descubierto entrenar con su hermana, ambos con espadas. Hiperión es un hábil guerrero, el mejor de mi padre Cronos y Hera había mejorado mucho su esgrima, esto añadido a que siempre ha sido una revoltosa sin remedio, sonrió ante este pensamiento. Llevó la mano a su vientre, últimamente su niño se movía muy extraño, le hacía que el mismo se volviera duro durante varios minutos, desde la mañana había estado así, la cintura le molestaba bastante, pero seguro era del peso. Y como no me da doler la espalda estoy enorme, si me caigo cuidado y no ruedo, bromeo con su niño. Suspiró profundo trató de buscar una mejor posición, pero la verdad es que no se sentía cómodo sentado allí, así que decidió caminar un poco para estirar las piernas.

Se levantó de allí con mucho esfuerzo y tratando de no llamar la atención de su hermanita y esposo. Hiperión y Hera no le quitaban el ojo de encima, los amo a los dos, mi niño, pero nos van a volver locos, se dijo mientras los miraba de reojo. Suspiró no se habían dado cuenta, los dos estaban tan enfrascados en su pelea, que no le vieron. Sonriendo se encaminó a aquel pacífico lugar de la catarata. Con las doncellas que se topaba, le saludaban y él las callaba llevando sus dos dedos a los labios, y rogando con sus ojos que no llamarán la atención. Vamos aquel lugar, pequeño, no quiero irme acostar los dos estamos ya incómodos, simultáneamente sus manos acariciaban su enorme vientre de casi nueve meses.

Llevaba puesto una túnica blanca de seda larga, y ancha, la cual ondeaba movida por el viento y su gracioso caminar. Su cabellera negra, ondeaba rebelde mecida por la brisa, con su mano la acomodó detrás de su oreja en el instante que cortaba un hermoso girasol, al agacharse otra vez su vientre se endureció, suspiró un poquito más, y sintió una leve punzada en su abdomen bajo, llevó su mano allí y esperó a que se calmara. Vio la antigua puerta cuando sintió una fría nariz que le rozó su brazo desnudo, se volvió sonriendo.-Emperador ¿Que haces aquí? Casandra te va regañar, si te comes sus flores, le dijo severamente al mismo tiempo que le besaba la estrella dorada de su frente. El caballo alado, apoyo su cabeza en el vientre de su amo. ¡Claro, Emperador! Pronto lo conocerás, el pegaso quería saludar como todas las mañanas a su amo y repetía el mismo ritual. Otra vez aquella punzada, tal vez sería mejor volver a mi habitación y descansar un rato, caminó al lado de su brioso semental quién descansaba su cabeza en el hombro de su amo, al mismo momento él le acariciaba dulcemente sus crines.


Última edición por goddesniquel el Jue Abr 08, 2010 9:53 pm, editado 1 vez
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El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) - Página 2 Empty
MensajeTema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión)   El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) - Página 2 I_icon_minitimeSáb Jun 14, 2008 2:30 am

Ya en el pasadizo a los dormitorios, Hades despidió a su mascota, colocando a su mascota entre sus crines el girasol, se volvió para caminar hasta su dormitorio, entró en él, y se dirigió directamente a la cama, lentamente se acostó, tal vez si lograba dormir un poco se sentiría mejor, acariciando su vientre se fue quedando dormido sin darse cuenta.

Hiperión y Hera al notar que él no se encontraba en la mesa que habían dispuesto para después del entrenamiento tomar la merienda, se fueron a buscarlo, ya ellos habían hablado que se encontraba un poco molesto. Lo que a Hera, le parecieron que eran las primeras contracciones, por lo cual reforzaron la vigilancia sobre él. Hiperión entró hecho un torbellino en el cuarto, para encontrarlo enroscado en las sábanas. Hera le siguió y al verlo descansar placidamente ambos suspiraron para luego sonreír. Ve, Hera a cambiarte, luego puedes regresar, no creo que de ésta noche pase, su vientre ha estado teniendo contracciones aunque no muy regulares, le dijo: Yo me quedaré con él, por el momento, descansa y cualquier cosa yo te llamó, pequeña.

Ella asintió: No nos ha querido decir nada, para no preocuparnos, pero yo ya tengo todo listo, sábanas, vendajes, todo lo necesario, aunque me preocupa que en esta época no se tenga los adelantos médicos de nuestra reencarnación, él sufrió mucho en el otro parto, ahora pueda que pase lo mismo. Hera bajo su cabeza, pensativa, en el momento que se encaminaba a su recámara.

Hiperión se sentó en el borde la cama, acarició la frente de su niño, cuando sintió húmeda la sábana, con cuidado la levantó, observó la túnica entre las piernas de su amado y lo comprobó había roto su fuente y el liquido amniótico, anunció la pronto venida de su hijo, sin despertarlo, corrió a la puerta, viendo a Hera al final del pasadizo. Hera, llegó la hora, ya rompió su fuente- La diosa le volvió a ver, sopesando sus palabras y corrió dónde se encontraban las doncellas y las apresuró con todo lo que necesitaba.

Hiperión, se dio la vuelta, tratando de calmar sus nervios respiró hondo varias veces, y se encaminó a despertarlo, se hincó al lado de la cama, besó los labios de su amado, y con su mano temblando de nervios, le acarició el rostro. ¡Hades, cariño! Le llamó suavemente, le trató de levantar sin asustarlo. Aparentemente no habían empezado los dolores, pero su hermana que serviría de partera, ya venía a revisarlo, él lentamente abrió los ojos para encontrarse con el rostro amado que le miraba con sus rubíes inquietos, trató de incorporarse pero un fuerte dolor en su espalda se lo impidió, lo cual le hizo jadear fuertemente. Hiperión lo detuvo por los hombros preocupado de brindarle consuelo le acariciaba su cintura. Mi amor, acabas de romper tu bolsa, ¿Te duele mucho? Le cambió de posición y se subió a la cama con él, lo despojó de la tela humedecida que lo cubría y le quitó la túnica mojada. ¿Quieres que te cambie las sábanas? Le preguntó. Hades negó con su cabeza, y todo su cuerpo se temblaba y se veía que respiraba rápidamente y jadeando para calmar otra contracción. Hiperión le ayudaba lo mejor que podía haciendo el masaje que Hera le había enseñado. Con la práctica de haber dado a luz cuatro hijos, y ayudado a las otras diosas y dioses en la antigüedad en compañía de Ilitia su hija y Hécate, le habían ganado fama.

Por su parte, fuera de la habitación todas las doncellas corrían como alteradas por todo el recinto tratando de tener a mano todo lo que la reina de los dioses, les pedía. Algunas temblaban asustadas cuando Hiperión se ponía nervioso, todo el recinto se sacudían ante su desesperación, se oían los regaños de Hera, los esfuerzos de Hades, por pujar. Hiperión que maldecían si lo veía sufrir mucho, ya llevaban varias horas, Andrómeda y Némesis apostadas en aquella puerta no dejaban acercarse a nadie dentro del lugar, hasta que él llanto se escucho y todas gritaron de alegría.

Hera sostenía entre sus manos, a la pequeña criatura, que lloraba fuertemente, con lágrimas en sus ojos, le dijo a su hermano y cuñado Es una niña, con destreza en ese momento le cortaba el cordón umbilical, y la limpiaba. Hiperión en este momento le servía de apoyo a su esposo el cual estaba recostado en su pecho, no dejaba de besarlo, abrazarlo sonriendo alegremente, tenemos una niña amor. Hades les sonría cansado, con su respiración aún agitada, Hera caminó con la pequeña en sus brazos envuelta en unas sábanas, y la descubrió a sus padres. ¡Mira, mi amado hermano! Tiene el color de tu cabello, negro como ébano, ambos la miraron orgullosos, justamente en ese momento que Hera la colocaba en los brazos de su hermano, y ella se disponía a terminar de atenderlo. Hiperión apoyado en su hombro, la veía con orgullo, ella abrió sus ojitos, para mirarlos, eran dos pedazos de hielo, como su padre biológico. ¡Bienvenida al mundo, mí amada Koré! Hiperión la saludó jugando con sus deditos. ¡Mi hermosa Koré! Le susurró Hades al besarla en su frente con cariño.

¡Bueno princesa! Ya saludó a sus papás, es hora de que la termine de limpiar,- Hera la estaba besando su frente amorosamente. Y creo que tu papa, se va encargar a ayudar a lavarse a tu papi, así que nosotras nos conoceremos bien, verdad, cariño. ¡Yo soy tu tía, Hera!


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MensajeTema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión)   El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) - Página 2 I_icon_minitimeSáb Jun 14, 2008 2:31 am

Capítulo 14. El dios de la Muerte es el objetivo, Caos da el primer golpe.


Hera tomó la bebita delicadamente de los brazos de su hermano, a la vez que le besaba los labios sonriendo a su gemelo, Hades estaba exhausto, simultáneamente con sus ojos autorizaba a Hiperión a moverlo. Ella se encaminó hasta la cuna, que estaba cercana a la ventana de la habitación, allí había dispuesto una vasija con agua tibia, algunas vendas, la pequeña túnica blanca que habían elaborado las doncellas del templo, y algunas telas que servirían de pañales. La niña bostezó estirando su bracitos y piernitas, graciosamente. A lo que la reina de los dioses sonrió después de haberla limpiado delicadamente con una toallita, con su cosmos tomó un pequeño recipiente de oro que contenía aceite de oliva, cuidadosamente lo destapó y aplicó en el pequeño cuerpo de la bebita aquel óleo, cuando estuvo humectada a satisfacción teniendo cuidado de no lastimar su ombligo que lo había vendado, hasta que sanará, la vistió, después de esto la tomó en brazos delicadamente para acunarla recargada en su hombro.

Hera aspiró el aroma de la bebita cerrando sus ojos, ella empezó una dulce melodía para arrullarla. Los padres de la pequeña observaban todo desde su lecho, Hera en un suave balanceo se dio vuelta, hacia ellos, indicándoles que se estaba quedando dormida. Hiperión, susurró al oído de su amado: ¡Ahora, te toca a ti! Hades asintió, buscando su rostro, lentamente se volvió para besarlo en sus labios. Gracias amado Hiperión, te amo. ¡Gracias, a ti por hacerme padre de nuevo! ¡Por esta hermosa hija! Yo te amo mi niño, le expresó entre delicados besos, con cuidado le levantó un poco acomodándolo en su regazo, cubriéndolo con la sábana, para luego incorporarse con él en los brazos.

Se dirigió, con Hades al cuarto de baño, allí se adentró, en la pileta de agua tibia. Hera, le acercó ropajes limpios, y todo lo necesario para que Hiperión le atendiera. La niña está dormida y en su cuna, le informó, sentándose en la orilla de la pileta, observó como Hiperión limpiaba a su esposo con delicadeza. ¡Gracias, mi niña! Respondió Hades, su voz se denotaba cansada. Hera, gracias por tu ayuda, si no sabría que hubiera sido de nosotros, le agradeció Hiperión, después de terminar su tarea. Hades se acunó en su pecho abrazándose a él.

Debes de estar cansada, el día de hoy ha sido pesado, ve a dormir, yo me encargo de ellos, le dijo alzando a su esposo, para sacarlo del agua. Ella asintió: Pero tú también estás agotado, ambos lo están, así que ahora que las doncellas terminen de arreglar el cuarto, he dispuesto que me preparen una de las habitaciones que ocuparon, Némesis y Andrómeda. Así estaré más cerca si me necesitan, indicó incorporándose para inspeccionar lo que las doncellas estaban haciendo. No creo, que interrumpa ninguna escena romántica, por el momento, les bromeo guiñando un ojo, sin dejar de sonreír pícaramente. Los dos se sonrojaron, ante el jocoso comentario, Hera se rió alegremente ya que las caras de los dos eran un hermoso poema. ¡Pero niños! ¿En verdad, pensaban seguir, en las condiciones de mi hermano? Su hermosa hizo un mohín de fingido enojo, para luego terminar en carcajadas al distinguir como los dos se volvían a ver, con sus caras totalmente rojas. ¡Uy, ustedes dos no tienen remedio! Aseveró negando con su cabeza, para luego retirarse del cuarto de baño.

Hiperión sonrió levemente, avergonzado, para dedicarse a ayudar a vestir a su niño. ¡Esa Hera! ¿Que se ha creído? Hades con un rictus de enojo en su faz: Venir y dar esas bromas. ¡Aunque,…! El señor del mundo subterráneo se sonrió pícaramente. Apenas me haya recuperado no quiero perder tiempo, quiero darte un hijo Hiperión, uno de tu simiente, le expresó con su semblante muy serio. Hiperión acarició su mejilla, con lágrimas en los ojos, lo abrazó fuertemente, besando su hombro desnudo. ¡Te amo! Susurró entre besos, para luego alzarlo consigo y llevarlo al lecho para que reposara.

Con delicadeza, lo deposito en el lecho ya dispuesto lo cubrió con la sábana. Hades, le tomó la mano, para jalarlo consigo a que ocupara un lugar al lado de él. Hiperión, le sonrió en el momento que acomodaba la cuna de su hija cercana a la cama, desde dónde ambos pudieran observar a la niña dormir. Hades, levantó la sábana y él ingreso en la cama a su lado. Su niño se acomodó en su pecho y Hiperión le acunó entre sus brazos cayendo en un reparador sueño, los dos.

Los primeros días de Koré, en el Santuario de Oráculo de Apolo, fue un remanso de paz para todos, las doncellas de Casandra, se desvivían por atenderla, durante la recuperación de Hades, Hiperión y Hera se turnaban, para atenderlos. Frecuentemente, se veía a la pequeña Koré en brazos de su padre, Hiperión, el cual la sacaba a tomar el sol todas las mañanas, así como el no podía caminar tres pasos seguidos sin ser interrumpido por alguna de las doncellas que quería contemplar a la hermosa niña. Sus cabellos negros como ébano, iguales a los de Hades, su piel blanca con hermosos matices sonrojados en sus mejillas y labios, sus ojos dos pedazos de cristales de hielo, que cuando miraban helaban el corazón, ellos los había heredado de su padre biológico.

Ya llevaba tres meses de vida y siempre era el mismo ritual, desde su ubicación sentado al lado de su hermana gemela bajo la sombra de los árboles, Hades contemplaba a Hiperión jugar con Koré sentado a la orilla la catarata, ella esté momento estaba sentada en sus rodillas, con sus pequeñas manitas asía los cabellos que destellaban como el fuego. Ya en más de una ocasión accidentalmente los había congelado e Hiperión los hacía resplandecer en llamas, la niña le sonreía dulcemente y se movía inquieta cada vez que le tiraba los bracitos. El titán la acunó en su pecho y ella escondió su carita en él, buscando acomodarse para dormir en su padre para sentir su calor.

Hera, le llamó Hades aún sonriendo ante la hermosa escena que presenciaban sus ojos. Hera quién se encontraba descansando bocabajo en uno de los mantos dispuesto para ellos, le volvió a ver intrigada, aunque su hermano sonreía sus ojos se mostraban fríos y distantes. ¿Qué te preocupa, mi amado Hades? Preguntó mientras que se acomodaba en su regazo. El se encontraba apoyado en una de las rocas, llevaba una túnica de color púrpura sin mangas con bordados plateados, sus cabellos recogidos en una trenza, su hermoso rostro lo levantó al cielo, observándolo despejado y de un sublime color celeste. Lentamente cálidas lágrimas descendieron por sus mejillas hasta resbalar por ellas y caer en el rostro de Hera quién mantenía los ojos cerrados al sentir aquel cálido rocío, se preocupó.

Hera, el tiempo de partir a Heraion se acerca- quiero que esta noche hablar contigo en tu cuarto, hay algo que quiero informarte, aunque tu debes saber algo, las Parcas te han enviado, pero es algo que no debe escuchar por el momento Hiperión. Ella se incorporó y se abrazó a él, Hades la acunó en sus brazos, escondiendo el rostro en su cuello.

¡Hermano! Fuimos concebidos en el mismo momento, compartimos el vientre de nuestra madre, al venir a este mundo igual lo hicimos y de él partiremos de igual manera, le dijo apretando su abrazo. ¡Oh, Hera! Te condenas a recorrer mi mismo camino, pequeña, exclamó suspirando y sus esmeraldas prestaban atención a Hiperión que se aproximar con Koré en sus brazos.

Hera, se apartó delicadamente para cederle campo a Hiperión quién se arrodilla enfrente de Hades con la niña en sus brazos. Hades le sonríe al mismo tiempo que le tiende los brazos, para acoger a su pequeña, la cual Hiperión deposita en ellos con cuidado para no despertarla. La pequeña se estira perezosamente en sus brazos, Hades se descubre su pecho y la acerca a él, la pequeña aún media dormida se aferra a él, succionando de su pecho vigorosamente. Hiperión, le mira preocupado, extendiendo su mano hacia su rostro le limpia con sus dedos los rastros de lágrimas en sus mejillas, para luego besarlo, en los labios. Aún sin despegarse de sus labios, le pregunta: ¿Qué pasa, porque estas triste? Hiperión lo acunaba en su pecho, intrigado volvió a ver a Hera, quién se alzo de hombros indicando que no sabía, y distraídamente mordía una pera.

El entrecerró sus ojos, previendo que algo le estaba ocultando esos dos, tarde o temprano lo averiguaría, no les permitiría cometer una tontería, juró en su mente. Haciéndoles pensar que no notaba nada raro, besó su hombro, asiéndole fuertemente de su cintura. Hades por fin le contestó, entre suspiros: ¡No es nada, simplemente lloró de felicidad, por mi hija, por mis hijos a los cuales pronto voy a volver a ver, por que al fin la vida me ha pagado todo mi sufrimiento con tu amor! ¡Hades! Suspiró Hiperión escondiendo su rostro, entre sus cabellos deleitándose con su aroma y apretando más su abrazo. Hera suspiró ante la amorosa escena, volviendo su rostro a la pareja frente a ella les sonrió dulcemente, admiraba como ambos padres disfrutaban de su niña, Hiperión con sus dos tesoros en sus brazos.

En Giudecca, era el turno de Tánatos de asumir las funciones de su papi, desde que Hiperión se fue, se sentía nervioso e intranquilo algo que no pasó desapercibido para Apolo e Hypnos. Con su cabeza apoyada en su mano, veía los movimientos de Océano que en este momento estaba conversaba con los demás titanes, el plazo se estaba terminando su papi ya debió haber dado a luz, su padre ahora se encontraba con él, pero algo le tenía con su corazón inquieto. Tánatos suspiró llevando su mano a su pecho, ese terrible dolor, el presentimiento, le ahogaba.

Aun con este pensamiento en su mente, una mano se posó en su cabeza, él lentamente alzó su vista para encontrarse con los ojos turquesa de su querido Apolo. Tánatos le sonrió dulcemente, Apolo le miró con sus ojos muy serios. ¡No te encuentras bien, mi amor, deberías descansar! Hypnos y Ares se quedaran hoy en tu lugar, si es necesario. Le aseguró con su voz muy seria. Se agachó hasta quedar apoyado en su regazo, Tánatos le miraba serio, aún sin responder, no quería ser una molestia para su hermano, le había tocado la noche anterior, por lo cual no le gustó la idea.

Apolo, querido cuñado, llévate a mi hermano contigo. Se escuchó la voz de Hypnos, quién estaba desde hace bastante rato observando a su hermano en silencio apoyado en una de las columnas del Palacio. Pero Hypnos… iba a quejarse, la mirada firme de su hermano le detuvo. Hypnos se acercó a él y le abrazó cariñosamente. ¡Algo te molestando hermanito! Y me preocupas, debes descansar- le dijo a la vez que le tomaba de la mano y lo hacía levantarse. Tánatos, Hypnos tiene la razón, pequeño. Hazle caso, le expresó cariñosamente Ares, el cual se acercaba a ellos. Sin previo aviso, Apolo lo toma en brazos, Tánatos asiente algo triste. Hypnos le besa en los labios al igual que Ares. ¡Gracias, hermanos! Les expresa Apolo, en el mismo instante que aprieta el abrazo sobre su niño, Tánatos se abraza a su cuello, descansando su cabeza en ese cálido refugio.

Hypnos les mira partir con su mirada triste, cuando ellos salieron del salón rumbo al Eliseo, rodea el cuello de Ares con sus brazos, llorando amargamente. El dios de la Guerra, le ciñe su cintura en silencio, acariciando su espalda en señal de consuelo. ¿Qué le sucede? Preguntó suavemente. Al no tener a nuestros padres cerca, Tánatos se pone mal, sus presentimientos lo agobian terriblemente.

Apolo se dirigió a los aposentos del Palacio de Hades, se topó de frente con su padre, le echa de ver el estado del dios de la muerte, y preocupado trata de acercarse. El dios sol, le rogó con los ojos, que no hiciera, Zeus les miró inquieto, desde hace unos días Tánatos no se veía nada bien. Apolo ingresó a su habitación con él en brazos, lentamente sentó con Tánatos en su regazo.

¡Mi amor! Le llamó dulcemente. ¿Por qué me dejas de lado? No quiero que sufras solo comparte conmigo tus penas. Tánatos lentamente alza sus ojos para posarlos en el mayor. El dolor reflejado en ellos le partió el corazón a Apolo, quién le acarició su rostro con sus dedos y con su nariz fue rozando la del chico en sus brazos.

El dios de la muerte fue besando delicadamente sus labios, Apolo aprisionó con los de él, los suaves de su niño. Lentamente despojó de su túnica a el cuerpo delicado del dios de la muerte, que se estremeció al sentir los dedos calientes acariciar su piel al descubierto, provocándole escalofríos que lo hacían gemir. Apolo le sentó de espaldas a él, en el momento que con un óleo masajeaba su espalda, su boca le besaba el cuello y los hombros, saboreando su textura.


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MensajeTema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión)   El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) - Página 2 I_icon_minitimeSáb Jun 14, 2008 2:32 am

El cabello de Tánatos empezó a brillar en dorado intenso, como un hermoso sol, su cuerpo a los ojos del dios de las artes, era una magnífica escultura que él le encanta moldear, con sus manos. Ninguna parte de su cuerpo quedó sin atención. Por su parte Tánatos, le acariciaba y besaba el pecho.

Apolo lo había atraído sobre él, que se encontraba acostado completamente en el lecho con su melena azulada esparcida en la almohada. El dios de las artes, después de sentir que era el momento preciso, lo ha tomado de la cintura, y con delicadeza, lo ayuda a unirse con él, quién lentamente lo penetra. El dios de la muerte, muerde sus labios al sentir la invasión de su cuerpo, apoya su mano en el pecho de Apolo rasguñándolo, jadeo por el dolor sentido. Apolo le acarició sus muslos en señal de consuelo. Lo lamento, es que eres tan estrecho.

Tánatos se abalanzó sobre su pecho besándolo con fervor, Apolo le abrazó contra sí, y de inmediato cambió de posiciones y se quedo sin moverse, pero besaba apasionadamente al dios de la muerte. Tánatos, no quiero verte sufrir así, estas matándome al ver la angustia en tus ojos, y no poder ayudarte, le expresó acariciando su rostro con sus dedos. El le iba a contestar, pero Apolo delineando sus labios le acalló. Ahora no me digas nada, solo recuerda que como estamos en este momento somos uno. Le susurro al oído. Apolo no se contuvo más y empezó a moverse dentro de él.

Tánatos le rodeo con sus piernas la cintura del dios sol y brazos el cuello, Apolo se no paraba de arremeter dentro del más joven. Te amo Apolo, le dijo entre besos y suspiros. El dios sol empezó a brillar intensamente en el momento que estalla en Tánatos al igual que el dios de la muerte resplandece al esconder su rostro en el pecho del mayor, el arquero de los dioses le besa delicadamente, la cabeza. ¡Apolo, mi amor! Sollozó Tánatos contra su pecho. Mi niño cuéntame ¿Qué es lo que te sucede? Tánatos tembló en sus brazos.

Apolo espero en silencio a que él le contará lo que le sucedía, aún enfundado en él. Lo que te lastime, me lastima a mí también. Tánatos se decidió a hablar: “He tenido un sueño insistente. En él he conocido a mi hermanita, mi papi ha tenido una niña”. El noble rostro de Tánatos se ilumino en una sonrisa. Apolo le besa en la frente, acariciando sus mejillas con sus dedos, hasta llegar a su cabello con el cual juega delicadamente, sin apartar la vista de los zafiros que se veían acuosos. He visto a mis padres dormir con ella en sus brazos, y de un momento a otro una sombra se les acerca, y atraviesa el corazón de mi papi, Hades muere en el instante, destruye también a Hiperión, y a mi hermanita, expresa entre llantos desesperados.

Apolo le abraza fuertemente sin separarse aún de él. ¡Tranquilo mi amor! Nosotros evitaremos ese desenlace te lo prometo. Yo tengo miedo Apolo, lo mismo pasó cuando soñé que una flecha acababa con él. Hypnos y tú aquella vez no me hicieron caso, mira lo que pasó, yo veo la muerte de las personas y el ocaso de los dioses ese es mi don y mi condena, temo por mis papás, no quiero que mueran, gimoteaba más fuerte.

Apolo cambió de posición y lentamente, le levantó consigo, aún enfundado en él, le empezó a mover de nuevo esta vez más fuerte, hasta que los dos estallaron sus simientes de nuevo. Perdóname, aún recuerdo aquella ocasión en que nos conocimos, ese día te amé, mi niño de cabellos dorados. Apolo lentamente, se retiró de él y acunándolo en su regazo, invocó su lira y tocó una hermosa melodía compuesta desde la época del mito solo para Tánatos. El dios de la muerte descansó en su pecho quedando profundamente dormido. Apolo, lo arropó en su lecho, sin provocar ruido se incorporó del mismo, para sentarse en uno de los divanes del lugar, cubriendo su desnudez con una sábana, recordó el día en que conoció a Tánatos.

Tomando firmemente las riendas de la carroza detuvo a sus flameantes caballos, a su lado Ares, bostezaba aburrido, le miró de reojo. ¿Por que tía Hera, me envía con él? Suspiró hastiado. Mira que meterse en problemas con la hija de Metis, y ahora tiene que esconderse en el Inframundo. ¡Ares, ya hemos llegado! Informó el dios sol. El carro de fuego descendió en medio del Eliseo, los tres jueces se acercaron hincándose ante los dioses olímpicos, detrás de ellos se acercaban dos gallardos adolescentes.

Ares, se ha quedado embobado observando a uno de ellos, su cabello es plateado y ondea libre mecido por la brisa, asido de su brazo con su cabeza baja se encuentra uno de cabellos dorados, ojos tan azules como zafiros, que les sonrió tímidamente. Apolo se acomodó su cabello, bajándose del carruaje de fuego. Observo a los dos jóvenes que se encaminan hasta ellos.

Ellos deben ser nuestros primos, Hypnos y Tánatos, determinó Apolo y los dos jóvenes se acercaron, y uno de ellos les saludó: Mi nombre es Hypnos, dios del Sueño Eterno, informó con un gesto orgulloso. Apolo sonrió, para hacer una reverencia graciosamente, y besarlo en los labios. Soy Apolo, dios del sol y de las artes, es un gusto por fin conocerte, Hypnos. Le revolvió el cabello cariñosamente, provocando una sonrisa sincera en el más joven. Quién jaló a su hermano que no lo soltaba. ¿Tú eres entonces Tánatos? El asintió cabizbajo, y todo sonrosando. Apolo delicadamente le tomó la barbilla para alzarle el rostro, que a la luz del sol resplandeció en dorado sus cabellos al simple contacto, convirtiéndole en el más hermoso cuadro a los ojos de Apolo.

Sí- respondió quedito, soy Tánatos dios de la muerte. ¿Tan feo, soy pequeño? Que me teme el dios de la muerte, le dijo sonriendo seductoramente. El pequeño se sonrojo peligrosamente, negando con su cabeza delicadamente. Apolo acercó sus labios a los del dios de la muerte aprisionando dulcemente sus labios, el más joven se estremeció ante este simple contacto. Lentamente acomodó un mechón dorado detrás de su oreja y aprovechó para acariciar su rostro, delicadamente, perdiéndose en los ojos azules que le miraban con atención. Es un gusto conocerte Tánatos. Y tomando su mano la besó galantemente. La suave y pequeña mano del joven tembló entre las suya, pero el la sostuvo firmemente..

Por su parte Ares, se acercaba a Hypnos, quién observaba divertido, la timidez de su hermano menor, tanto que no notó la presencia del dios de la Guerra a su lado. Se sobresaltó cuando Ares tomó un mechón de su plateado cabello entre sus manos y lo besó, anhelando su aroma, para ese momento Hypnos estaba sonrojado visiblemente, sin darse cuenta se ve entre los brazos de Ares, el dios de la guerra lo atrae a su pecho, besando su cabeza y descansando su rostro en los aromáticos cabellos. Te he extrañado mucho primo, ¡Mi dulce Hypnos! Ares, susurro el menor en su pecho.

Ninguno de ellos se dio cuenta de la presencia del Señor del Inframundo, Hades los veía sonriendo. ¡Ares, Apolo bienvenidos! Exclamó con su voz melodiosa. Ambos dioses se volvieron hacia él, su tío regresaba de Giudecca. Los visitantes le saludaron haciendo una reverencia. Apolo se levantó para dirigirse a él abrazándolo cariñosamente, Hades le besó en los labios. ¡Te he extrañado tanto, tío! Expresó entre susurros abrazado a él. ¡Yo lamento, que tu padre te hubiera castigado aquella vez! ¿Hace cuánto regresaron de Troya, Apolo? ¿Cómo están Poseidón y Hera? Perdona son tantas preguntas, y debes estar cansado, le expresó cariñosamente. No me incomodan tenemos tanto de que charlar, pero el motivo de mi visita es que deseamos que escondas a Ares de Atenea por un tiempo, ambos lucharon por ser dioses de la Guerra, y los caballeros divinos de Atenea con la ayuda de la Nereida Andrómeda han vencido a los esbirros de Ares. Y para evitar problemas con la hija de Metis, Hera te ruega que le brindes refugio en tus dominios por un tiempo, determinó Apolo.

Hades asintió, tendiéndole la mano a Ares le indicó que se acercará. El dios de la Guerra se acercó a su tío, para besarlo en los labios, y sonriendo le abrazó. ¡Cómo has crecido mi pequeño! Hace poco te alzaba en mis brazos y mírate ahora eres todo un hombre, eres más alto que Hypnos y Tánatos. En contextura eres muy parecido a Zeus, pero tienes esa picardía de Hera, le dijo orgulloso Ares besó su mano, sonriendo, ante el gemelo de su madre. Hades iba acariciar el azulado cabello del dios de la Guerra, cuando un rayo de luz impactó en su hombro, salpicando con su sangre, el rostro de Ares, el dios de la guerra con los ojos desorbitados le vio desvanecerse en cámara lenta frente de él.

Los tres jueces, se alzaron de inmediato para auxiliarlo. Hypnos corrió con su rostro desencajado a su lado. Seguido de Tánatos que gritaba de dolor al ver a su papi como inerte en el suelo. Apolo tomó entre sus brazos a Hades, llevándolo de prisa al interior del Palacio, los tres jueces, corrieron a Giudecca, el Inframundo iba tomar venganza de inmediato. Ares, tomó del brazo a Hypnos jalándolo consigo al Palacio al observar que el joven iba a acompañar a los tres jueces, se aproximó a Tánatos que arrodillado en medio de todo el alboroto llorando desolado hincando en la hierba le incorporó asiéndole del brazo. ¡Vamos Tana! Debemos entrar su papá los necesita a los dos, le dijo acunándolos a los dos en su pecho. Lamento haber ocasionado este problema, dijo con su voz apenada. Nada de eso Ares, la culpable es Atenea, expresó con furia Hypnos, y de ojos las lágrimas caían por su faz, sin que él lo pudiera evitar. Ares le secó con sus manos las lágrimas. No llores, por favor, que en este momento desataría mi poder, y asolaría la faz de la tierra en encarnizadas batallas. Atenea, pagarás por esto lo juró, marchó hacia Palacio sin soltarlos los acunaba en su tórax.

Apolo descubrió el hombro de su tío rasgando la tela, vio la herida, era bastante profunda pero no había tocado ningún punto vital, sin duda fue hecha por Niké, tomó un poco de agua fresca, la cual la vertió, en ella. Hades dio un respingo, despertando de golpe, se movió bruscamente contorsionándose, Apolo lo retuvo firmemente en colocando sus manos en su pecho. Tranquilo, no te muevas voy a limpiar la herida para curártela, le dijo seriamente. Hades le miró sin comprender mucho de lo que había pasado, cuando siente como sus huestes están abandonando el Inframundo.

Con firmeza retiene la mano de Apolo, con la suya y dificultosamente se incorpora. Hazme un favor Apolo, le ordenó con voz de mando. Quiero que cuides de mis hijos hasta mi regreso. No permitas que Ares ni ellos abandonen el Eliseo, llamando su armadura la cual se adhirió a su piel, corrió de aquella habitación dejando a Apolo desconcertado con las vendas en su mano.

¡Papi! Fue el grito desesperado de uno de los muchachos. Apolo se alertó, y corrió hasta el pasadizo y vio a Ares e Hypnos tratando de retener al menor de los gemelos. ¡No le dejen ir! ¡Por favor! ¡Papi¡ El menor gritaba histérico, revolcándose en sus brazos, alza su energía lanzándolos contra las paredes, y corrió tras su padre. Apolo, viendo lo que pasaba, se levantó rápidamente para correr tras él.

¡Hypnos, Ares! No se muevan de Palacio, yo lo traeré., ordenó a los jóvenes que se encontraban en el suelo. Sin perder más tiempo corrió detrás del más joven. Lo alcanzó en las afueras del Palacio, tomándolo de la cintura lo atrajo a él. El joven se revolcaba en sus brazos. ¡Suéltame por favor! Lo van a matar, gritó entre sollozos. El joven trataba de soltarse tomando los antebrazos de Apolo, hacía fuerza para liberarse del fuerte agarre. Los cabellos del joven resplandecía fuertemente, su bello rostro, le miraba con angustia, algo que hizo que a Apolo se le estrujara el corazón. Llevando una de sus manos a la barbilla de Tánatos, le volvió el rostro hasta que le quedó a su alcance, bajando su rostro, asaltó los labios del menor, acariciando su mejilla, le fue calmando.

El joven lentamente cedió ante sus besos, dejándolo entrar en esa cavidad inexplorada por el momento. Se detuvo al sentir las cálidas lágrimas mojar su rostro. Se separó de él adentrando sus ojos en los de Tánatos, que le miraba desolado. Lentamente, le volvió y tomándolo en brazos, lo llevó dentro del Palacio, el menor temblaba en sus brazos a causa del incontenible llanto que desolaba su corazón.

En el umbral del Palacio se encontraba viendo lo que sucedía Ares e Hypnos, ambos asombrados ante la escena. Apolo pasó en medio de ellos, sin hablar con el joven entre sus brazos. ¿Cual es tu cuarto? Le preguntó quedito, y con delicadeza le besa sus cabellos, el joven le señaló con su mano. El dios sol dirigió su poder a la puerta, está cedió ante él se adentró en ella con él en sus brazos, para luego cerrar la puerta tras de sí.


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MensajeTema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión)   El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) - Página 2 I_icon_minitimeSáb Jun 14, 2008 2:33 am

Los dos jóvenes dioses del Sueño Eterno y de la Guerra se miraron entre sí, los nervios de Hypnos sucumbieron, sus piernas temblaron al no poder sostenerlo en pie, cayendo de rodillas en el suelo lloró amargamente, con su cuerpo estremeciéndose en llanto. Ares le observó sintiéndose culpable se hincó a su lado, rodeándolo con sus brazos trató de calmarlo, recostándolo en su pecho. ¡Hypn…! iba a decir algo cuando una dulce melodía se escuchó desde la habitación de Tánatos.

El dios de la Guerra se levantó con el menor entre sus brazos, abrió la puerta y se adentró a la habitación encontrando a Apolo en la cama con Tánatos en su regazo, el más joven tenía su rostro oculto en su cuello, su cuerpo se estremecía en desolados sollozos, mientras el dios sol tocaba su arpa, con sus ojos cerrados. Hypnos le miró a los ojos y él le soltó delicadamente, el dios del Sueño Eterno se acomodó al lado de Apolo en quién apoyo su cabeza en su hombro, y buscó el calor de su hermano al que le tomaba la mano entre lanzando sus dedos, Apolo trataba de calmar con su melodía los inquietos corazones de los gemelos. Ares se sentó en el diván a disfrutar de la dulce sinfonía que Apolo tocaba, suspirando volvió su rostro hacia la ventana, esperando el regreso de su tío.

Apolo recordó aquel día suspirando buscó algo de ropa y salió de la habitación volvió a ver la cama, se acercó a ella con sus dedos delineo el hermoso cuerpo del joven dios que dormía apaciblemente, siempre sus melodías lo calmaban, al igual que su padre le fascinaba la música, pensó. Descansó su mano en el vientre plano de Tánatos, suspirando. Se preguntó si había hecho lo correcto al desposarse con él, sabía que Tánatos era fértil, deseaba un hijo con él, pero la maldición se lo impedía.

Besando sus labios, suspiró al acariciar su rostro delicadamente, le vio respirar acompasadamente, en un reparador sueño. Cerrando su túnica se dispuso a salir descalzo al pasillo allí se encontraba la presencia de su padre y Poseidón, debía explicar muchas cosas. Al abrir la puerta, ambos dioses se acercaron a él, ansiosos por respuestas. Apolo les miró serio, caminó entre los dos para luego sentarse en el suelo, indicándole a su padre, que ocupara un lugar a su lado. Ambos le miraron preocupados, haciendo lo indicado por él se sentaron cada uno al lado de él. Apolo acomodó su cabeza en el hombro de Zeus, y empezó a hablar desolado. Tánatos, siempre ha tenido un don o maldición ¡En verdad no sé, como calificarlo! Expreso como en susurros, tanto su padre y tío le escucharon en silencio

Él puede ver lo que va ocurrir, lo mismo pasó cuando Caos casi acaba a mi tío, Tánatos lo pudo ver, mas no evitarlo. Expresó con voz entrecortada, sin poder lo evitar por su rostro resbalaba cálidas lágrimas que humedecían el hombro de Zeus. Bueno, hace unos días, ha visto el nacimiento de su hermana, continúo. ¡Hermana! Repitió Poseidón alegremente. Apolo asintió también sonriendo. Zeus le levantó el rostro para mirarlo seriamente.

Pero eso no es lo que le preocupa ¿Cierto? Expresó seriamente, instándolo a continuar sin desviar el tema. Apolo asintió, en silencio. ¡Hijo, en verdad! Hades no pudo escoger mejor pareja para Tánatos, expresó viendo con orgullo a su hijo. Tánatos, es mi hijo, le he visto desmoronarse estos días sin poder hacer nada por él, expresó preocupado Zeus.

¡Ay Padre! Te entiendo pero en eso no puedo hacer nada, es culpa de tu orgullo, le expresó quedito, doliéndole el corazón al tener que lastimar así a su padre. Lo que pasa es que ha contemplado la muerte de Hades a manos de Caos, al igual de todos los que habitan mi templo. Por otro lado, no puedo comunicarme con mi templo porque delataría su presencia. Me encuentro en un verdadero predicamento, enunció sosteniéndose su cabeza con su mano. Zeus le abrazó fuertemente tratando de darle consuelo.

Dentro de la habitación de Tánatos, un humo negro se coló por la ventana. Rodeando la cama del dios de la muerte, el cual dormía plácidamente. Tres presencias tomaron forma, una de ellas jaló la sábana que lo cubría despertándolo, el dios de la muerte se sentó asustado en su cama, aún confundido sintió unas cadenas asirlo fuertemente por sus miembros.
¿Apolo? Le llamó aún confundido, trató de cubrir su desnudez, pero las cadenas, le sostenían firmemente. ¿Quiénes sois? Preguntó viéndoles con fiereza, trató de matarlos confiado en su poder. Somos los esbirros de Caos, Tánatos dios de la muerte, querido hermanito, dijo descubriéndose el rostro Perseo. Y éstas son mis cadenas especiales, hermano, y tienen la virtud de suprimir todos los poderes de los dioses, eso te lo puede verificar tu cuñado Ares, se burló entre carcajadas, Hefestos.

Cruelmente Hefestos jaló a Tánatos que sintió sus muñecas casi se zafaban dolorosamente, su cuerpo cayó sonoramente en el piso. Ante tal cruel trato emitió un grito ahogado que alertó a los dioses en las afuera de aquel cuarto. Zeus fue el primero en reaccionar sin importar nada se lanzó al cuarto rompiendo rápidamente la puerta, seguido de Poseidón y Apolo. Lo primero que vieron fue a Tánatos encadenado sostenido por Hefestos de su cuello, el dios de la muerte veía con los ojos desorbitados del miedo a su esposo, Apolo invocó su arco inmediatamente.

Zeus, se quedó paralizado al observar a Hefestos y Perseo, lastimando a su hermano. Poseidón también alerta apuntaba a los tres intrusos con su tridente. ¡Vaya Zeus, Poseidón! Tanto tiempo sin verlos, una voz de mujer les llamó la atención. Nicté. Exclamaron los dos a unísono.

Suelten a Tánatos o no respondo de mí Exigió Apolo, desesperado. Al sentir la perturbación en los cosmos, Ares e Hypnos llegaron de inmediato al lugar. Ares al ver la situación de Tánatos entendió inmediatamente que estaban bajo ataque, el dios del Sueño Eterno era fuerte, al igual que su hermano menor pero no estaban acostumbrados a las batallas, así que sin pensarlo dos veces, tomó de los hombros a Hypnos escondiéndolo tras de sí.

El dios del Sueño Eterno, trató de ayudar a su hermano, empujando a Ares, pero fue Zeus, el que le detuvo firmemente, para abrazarlo así tapando de sus ojos la desgracia que le ocurría a su hermano. No se muevan o lo decapitó, amenazó Hefestos.

Hefestos, Perseo, hijos míos ¿Por qué hacen esto? Suelten a su hermano ¿Por qué se ponen departe de esa bruja? Les dijo dolido y furioso por la actitud de ellos, sus hijos. ¿Que pasa, padre? Se burló Perseo, acaso el gran Zeus, se va humillar por los hijos bastardos de Hades.

Ellos te importan más que yo, verdad, padre- recrimino Hefestos. ¡Por favor, Hefestos! Intentó convencerlo Ares. Suelta a Tánatos, ¿Que te ha hecho él? Acaso el Gran dios de la Guerra, me suplica por un semidiós. Tan bajo has caído hermanito Soltó con un mohín de desagrado.

Apolo iba a disparar una de sus flechas de su arco, pero lo bajo con lágrimas en los ojos se hincó tocando su frente en el piso, suplicó. ¡Hermano, te lo ruego! Suéltalo, no lo lastimes, que para mí es muy preciado, es mi vida entera, más bien te lo suplicó, llévame a mí en su lugar. Tánatos trato de hablar pero el fuerte agarre en su garganta se lo impedía, la sangre empezó a salir por la comisura de sus labios, pero negó viendo a su esposo desolado humillándose.

¡No lo hagas dios sol! ¡Levántate! Le rogó con voz entrecortada por la falta de aire, lo que ganó que Hefestos apretará más la cadena haciendo sangrar también su cuello. Nicté, caminó hacia Tánatos, a quién limpió la comisura de sus labios con su lengua, causándole, nauseas, al hijo de Hades. No mi querido Apolo, tu no nos sirves. Es este niño hermoso, el que va a sustituir a su padre en los brazos de Caos Le dijo con ironía mientras pasaba su mano por sus pectorales desnudos.

Aunque de seguro tendremos que darle un baño antes de llevarlo a su presencia porque aún apesta a tu esencia. El joven trataba de moverse pero no podía las cadenas le estaban drenando toda su energía vital, ya sentía sus ojos pesados. El dios de la muerte estaba casi desvanecido, Apolo maldecía sonoramente, enfurecido se levantaba dispuesto atacar de nuevo, pero fue detenido por Poseidón. El poder de Zeus se sentía por todo el Eliseo en fuertes rayos que iluminaban y retumbaban el cielo nocturno. Sin soltar su agarre sobre Hypnos el cual por más que lucho por soltarse, no pudo. Escúchame maldita bruja no te atrevas a tocarlo, desgraciada.

¡Tánatos! Sollozó desolado, perdiendo sus ganas de luchar, sus piernas flaquearon pero Zeus lo sostuvo firme. Susurro solo para él: ¡Mantente fuerte, muchacho! Demuestra que eres mi hijo, del cual estoy orgulloso. Hypnos golpeo fuertemente con su puño entre sus costillas. ¡Qué no soy tu hijo! ¡Soy el hijo de Hiperión! Le dijo entre gemidos descontrolados. ¡Sí, lo sé! Expresó cansado, en ese momento que le levantaba su rostro para verlo a los ojos, manteniéndole la mirada firmemente, suspiró.

Lentamente Zeus le soltó para entregarlo a Ares, quién lo agarró como si su vida dependiera de ello. Nicté detecta la presencia de los titanes acercándose, ellos estaban dispersos por el mundo subterráneo, el que estaba más cerca era Océano que rápidamente, se acercó a ellos. De inmediato salgamos de aquí, ordenó. Tánatos trató de extender su mano hacia Apolo, antes de desaparecer. Apolo se abalanzó sobre ellos, al igual que Zeus, que lanzó uno de sus rayos el cual impactó en los cuatro.

Los tres esbirros desaparecieron como humo negro, el cuerpo de Tánatos había sufrido el ataque sin la protección de su cosmos, su cuerpo tenía terribles quemaduras, ya que ellos lo habían usado de escudo, las cadenas aún las tenía enrolladas en su cuerpo desnudo. Apolo le levantó cuidadosamente, tratando de quitar sus amarres, pero el llanto le cegaba al igual que el temblor de sus manos.

¡Ahhhhh, Tánatos! El grito de dolor de Hypnos hizo temblar el Inframundo, la armadura cubrió inmediatamente su cuerpo.


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MensajeTema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión)   El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) - Página 2 I_icon_minitimeSáb Jun 14, 2008 2:35 am

Capítulo15: El corazón de Hades, es la llave del Tiempo, los tres tesoros están juntos inicia una nueva Guerra Santa


Mientras tanto en el templo del Oráculo de Apolo, Hades daba de comer a Koré, para alistarla para dormir, con sus dedos acariciaba los suaves mechones de ébano de ella, la niña asía su pecho con avidez. Hiperión recostado a su lado observaba la escena con amor, delicadamente jugaba con uno de los piecitos de la niña, que al sentir los dedos de su padre rozar la planta de su pie soltaba el pezón para abrir sus ojitos soñolienta, lo que causaba una cálida sonrisa en los labios de su centello.

¿Cómo eres, Hiperión? Le regañó con fingido enojo, déjala dormirse. Con cariño la cambió de posición a su hija colocándola sobre su hombro y con delicadas palmaditas en su espalda, le sacaba cualquier aire que la pudiera molestar. Hiperión conociendo que su bebé siempre dormía sobre su pechó se acomodó en el lecho acostándose bocarriba, solicitó a Hades que le entregara la niña, y el la recostó delicadamente en su pecho, Hades buscó el refugio en su hombro, y con amor masajeaba tiernamente la espalda de su Koré, la niña se dormía placenteramente, acunada en ese cálido pecho.

Es igual que con Hypnos y Tánatos, les encantaba dormir en tu pecho, recordó y con su mano tomaba la mejilla de su esposo, guiándolo a sus labios, que lo besaron dulcemente. Separándose de esos labios ardientes, le miró a los ojos con intranquilidad. Algo que Hiperión notó de inmediato, causándole una dolorosa punzada en el pecho del titán. De inmediato cambio su mirada para sonreírle.

Creo que me daré un baño, le informó, en el mismo momento que con amor besó la frente de su bebita. Hiperión se levantó con la pequeña recostada en su pecho, le vio desaparecer dentro del cuarto de baño. Suspiró para calmarse, con cuidado se levantó, con cariño depositó a la pequeña Koré en su cunita cuando la tuvo bien arropada, cerró el toldo, admirando a la niña, esperó a ver si la pequeña notaba el cambio pero ella seguía pacíficamente dormida.

Sin demorar más tiempo, ingresó a las termas de su habitación, allí le vio estaba recostado en uno de los bordes de la pileta con sus ojos cerrados, se desvistió para ingresar con él en el agua. Aún con sus ojos cerrados su amado le tendió la mano, sin pronunciar palabras Hiperión le besó sus nudillos, Hades le jaló suavemente, Hiperión entendió de inmediato, y se abrazó a su pecho, y Hades le ciñó fuertemente entre los suyos, acariciando su espalda, pasó sus dedos delineando las marcas en aquella amada espalda, suspiró, su cuerpo se estremeció de angustias y de sus ojos resbalaban delicadas lágrimas, que se perdieron en los hombros de su esposo.

Perdóname, mi amado Hiperión. ¿Pero deseo saber quién te hizo esto? Le preguntó viéndole a los ojos. El mayor, apartó la vista de esas esmeraldas, que adoraba, bajando la vista disipando la mirada en el agua clara, perdido en sus recuerdos. Hades lentamente se movió acomodándose a espaldas de él. Se abrazó a su espalda descansando su rostro, en la ancha espalda, suspiró colocó su mano en el pecho del mayor sobre su corazón, y con sus ojos cerrados escuchaba la agitada respiración de su esposo así como el latir de su corazón.

Tú eres mi vida entera, y es hora de que yo sepa algunas cosas y que tú sepas otras de mí- le dijo con su voz en una extraña mezcla de pasión y angustia y su boca le besaba sus cicatrices y las delineaba con su lengua, el mayor, se estremeció ante tal delicado trato. Entrelazó sus dedos a los de la mano que se posaba en su corazón, separándose un poco de él, se volvió de frente a él. Y se acomodó en su regazo pasando sus piernas a cada lado de la cintura de Hades, le tomó el rostro con sus manos, y las pequeñas manos de Hades le sostenían sobre su cuerpo.

Hiperión acariciando sus mejillas, con sus pulgares, le miró serio, perdiéndose en los ojos de Hades, que resplandecieron en brillantes esmeraldas, los de él en rubíes de fuego ardiente. Las manos del Titán recorrieron su cuerpo con deseo, empezó a besarlo con delicadeza en sus labios, haciendo explotar su energía. Yours Forever, mi amado rey Le expresó entre besos.

Tomando con una de sus manos la delicada barbilla, empezó a besar su esbelto cuello, hasta llegar a los hombros, sus manos bajaron por los pectorales de Hades hasta el vientre ahora plano, delicadamente acarició su ombligo, emitiendo en su amado corrientes frías que despertaron, su miembro. Por su parte Hades, acariciaba y besaba todo lo que tenia a mano, hasta bajar su mano a la erección de su esposo la cual tomó con sus manos delicadamente. Hiperión delicadamente rozaba su bien formado trasero sobre el miembro de Hades, su niño gimió sonoramente con sus ojos cerrados. La energía vital de Hades se empezó a difuminar en el recinto. ¡Mi niño adorado! Exclamó con fervor, el titán de cabellos de fuego, besando sus párpados delicadamente.

Aún sigo sin comprender, lo que deseas de mí Hiperión, ¿Qué es lo que te atormenta? Caviló con sus ojos cerrados Hades, pasando sus manos delicadamente por los costados de su amado, lo sostiene firmemente, al mismo tiempo abre lentamente sus ojos para adentrarse en las retinas de su esposo. Hiperión se sostiene de sus hombros tomándolos delicadamente, el alma de su niño se adentró en la suya, para poder ver lo que sus recuerdos guardan. Antes Hades siempre que le tocaba el tema a su esposo, él le evadía, alegando que no valía pena que lo supiera, lo cual entristecía, temía lastimarlo preguntando así que sufría en silencio a su lado.

Los ojos de Hades veían por medio de los Hiperión. En unas oscuras llanuras, con el cielo rojo, que en su momento reconoció como el Tártaro, pero su atmósfera, era más agresiva. Con su mano tocó las negras arenas, y su cosmos se emitió como una señal, cercano a él otra energía se emitió en contestación lo que reconoció como la energía de su padre, por otro lado una más lejana que reconoció como la de Océano.

Vigilaban los movimientos de unas extrañas criaturas, no tenían forma humana, ni divina eran como bestias espantosas, que caminaban como los dioses o los humanos, despedían un aura que le causaban nauseas. Fue cuando escuchó la voz de Hiperión, sus almas se habían fusionado, su amor este momento había pasado la barrera del tiempo y el espacio, estos hechos mi amor, son de la época de la batalla contra Caos, por mis ojos y cuerpo sentirás y aprenderás lo terribles e inclementes que son tus enemigos.

Si la batalla que tuvo Zeus contra nosotros te pareció espantosa, porque eras un niño pequeño, no tienes idea en realidad del terror de la oscuridad, no tiene comparación. Aún Hiperión le hablaba a su mente, cuando sintió que su cuerpo fue sometido en la arena dándose un horrible golpe en la cara, forcejeo con su captor, pero no pudo hacer mucho, rápidamente fue amordazado y encadenado.

Su cuerpo, fue cruelmente arrastrado por el escabroso terreno, trato con desesperación de librarse pero le fue imposible su cuerpo solo brillaba en poderosas llamas, las cadenas en lugar de deshacerse le apretaban más. Ejerciendo su natural fortaleza, logra ponerse de pie, tirando de sus agresores, fue cuando uno de ellos se quitó el casco, de inmediato le reconoció como el comandante de las fuerzas enemigas. ¡Erebo! Dijo con voz entrecortada de temor. Al escuchar la juvenil voz de su esposo, y el terror en la misma, Hades se estremeció. ¿Pero que tenemos aquí? La preciosura de Fuego. Aquella horrible voz cargada de deseo, le taladró los oídos.

Aquel sádico, emanaba un asqueroso aroma, sus ojos negros le miraban con lujuria. Viéndose en una precaria situación Hiperión lanzó todo su poder quemando todo a su alrededor. Forcejeo con el ente con todas sus fuerzas, pero todos sus esbirros se abalanzaron sobre él, lo sometieron a base de golpes y patadas, por más que lucho con sus manos encadenadas fue poco lo que pudo hacer para defenderse.

Hecho un ovillo en el suelo, en su boca el sabor a acre de la sangre, las heridas sangrantes de su cuerpo cubiertas por piedras y la arena se apegaban a ellas. Erebo se acercó a él, asiéndolo de los cabellos dolorosamente, levantó la cabeza. ¿Crees que te soltaremos, preciosura? Para nada, serás nuestro visitante en el templo de Caos, él se encargará de ti. Los ojos ennegrecidos del ente, se posaron con lujuria en las blancas facciones del joven titán y con lujuria le pasaba la lengua por su rostro.

Hiperión se revolcó para soltarse de nuevo, y con asco le escupió el rostro a Erebo, su saliva fue mezclada con su sangre, aquel ente lamió, para luego hundir con su mano el lastimado rostro contra la arena, casi sofocando al más joven. El Fuego Estelar se revolcaba tratando de respirar, Ese ser despreciable gozaba con el dolor y la angustia del menor, hasta que le levantó el rostro, todo el cuerpo de Hiperión se convulsionó en accesos de tos.

En el momento que estaba más indefenso, le pateo con fuerza en su cabeza haciendo que perdiera el conocimiento, de nuevo emprendieron el viaje. Sin ninguna piedad El Fuego Estelar fue arrastrado hasta el castillo, el cuerpo de Hiperión fue cruelmente golpeado contra las piedras e irregularidades del camino.

Al llegar al sitio, dos de los guardias tomaron a Hiperión, le llevaron dentro, en un profundo foso, lo lanzaron sin ningún miramiento. Hades, contemplaba con horror todo esto, de sus ojos resbalaban amargas lágrimas. La angustia de verse impotente de ayudar y dolor que sentía suyo le hicieron encogerse sobre sí mismo en la mente de Hiperión

¡Hiperión! Le llamó entre sollozos, pero no lo respondió, todo en su mente estaba negro. Él tembló de impotencia al no poder ayudarlo, odió a ese maldito ente, con todo su ser. Lentamente, sintió como su amado volvía en sí, casi no se podía mover del dolor en su cuerpo, arrastrándose en su costado, muy despacio se fue ayudando sosteniéndose de las ásperas paredes mohosas, de aquel apestoso recoveco.

La oscuridad reina en ese lugar, no lograba ver ni su propia mano, las heridas de su cuerpo escocían, hubiera levitado pero su cosmos, extrañamente no le obedecía, se trató de ponerse en pie, para escalar las rocas pero sus piernas no le respondían, su cabeza emitía dolorosas punzadas, que no le dejaban pensar. ¿Cómo fui tan tonto, para no sentirlos? Se recriminaba, golpeando sus piernas, para que despertarán. No había terminado dejar de recriminarse por su descuido. Cuando sintió que su cuerpo fue elevado de ese lugar, por una fuerza que lo inmovilizó, de pronto se vio frente al señor del castillo.

¿Pero que tenemos aquí, al pequeño Hiperión, uno de los titanes? El orgullo de Cronos, nada más ni nada menos. Caos, expresó en susurro mientras trataba de moverse para atacar. Si muero moriré peleando, se dijo así mismo. Pero el poder de aquel individuo, no le permitía movimiento alguno, entrecerró los ojos observando a su captor.

Aquel individuo sonrió con perversión observando sus esfuerzos. El cuerpo del menor, se convulsionó de las nauseas que le ocasionaba esa mazmorra. El hombre frente a él fue observado por Hades por medio de los ojos de su amado, su cabello era negro, como el de él y su padre Cronos, los ojos eran de color rubí, como los de Hiperión. Aunque era apuesto, su aura causaba repulsión, ahogaba su sola presencia.

Esa inmovilidad, solo la había sentido cuando fue ultrajado, esa repugnante mirada, la vio en los ojos del doble de Hyoga. Se estremeció cuando él movilizó su mano, haciendo que el titán como una marioneta, se acercará a él, le tomó la barbilla con sus dedos afilados, vio a los ojos al más joven.

Ahora me vas a decir. ¿Dónde está Cronos? Le pregunto casi susurrante. Acercando su rostro al del Hiperión degusto su piel pasando la lengua por su mejilla, el más joven se estremeció del asco. ¿Y tú crees que te lo diré? ¡Estas soñando desgraciado! Le gritó, retorciéndose trataba de soltar su rostro de esos dedos que le apretaban sus mejillas.

Veo que te gustan las cosas por lo difícil, ¡Eh Hiperión! Le dijo lamiéndose los labios. Con otro movimiento de sus manos, fue lanzado contra una de las paredes, dónde estaban unos grilletes, con su poder aprisionó las muñecas del más joven. Hiperión quedó dándole la espalda, con sus manos sobre su cabeza, sus piernas también fueron sujetadas desde sus tobillos, manteniéndolas separadas, su mejilla rozaba la fría y deforme roca.

Haciendo fuerza con sus brazos y piernas trató de liberarse de sus amarres, pero solo causó profundas heridas por la fricción de los grilletes. Caos disfrutaba con la desesperación del más joven, se acercó a él acariciando sus hombros, le quitó el rojizo cabello de su espalda, y con sus afiladas uñas, rasgó la maltratada tela que cubría la espalda de Hiperión.

Besó su cuello, y sus afilados dedos le acariciaban todo su cuerpo, denotando cada uno de los músculos y curvas del menor. Éste es el cuerpo que engendrará en mi enemigo, para mí es un honor de poderlo destrozar, el prometido del heredero de Cronos, lamió desde su cuello hasta la espalda, hasta llegar al final de la misma.

No has cambiado de opinión, pequeño Hiperión le dijo a su oído, y sus manos le acariciaba su trasero. Jamás traicionaré a mi hermano, nunca, le gritó con furia reprimida ejerciendo mayor fuerza en sus miembros tratando de soltar sus cadenas, pero sus intentos eran inútiles.


Última edición por goddesniquel el Jue Abr 08, 2010 10:02 pm, editado 1 vez
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El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) - Página 2 Empty
MensajeTema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión)   El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) - Página 2 I_icon_minitimeSáb Jun 14, 2008 2:36 am

Aquel ente hizo aparecer un látigo, que era del metal con que se forjaban las armaduras, con él golpeó la pared de piedra, logrando hacer una grieta en la misma con mucha facilidad. Caminó unos pasos hacia atrás y con toda la fuerza azotó la espalda de Hiperión, quién asió las cadenas para soportar el dolor, se mordió sus propios labios, en un afán de no emitir gritos, que lo hicieran gozar de su sufrimiento. Hades, dentro de su mente sufrió con él cada latigazo, deseo poder salir de ese refugio y defenderlo, gritó y lloró con todas sus fuerzas, odiando cada vez más a ese individuo.

De repente, los latigazos cesaron, las piernas de Hiperión temblaron no sosteniendo su cuerpo, sus ojos estaban constipados, el dolor era insoportable, sus manos aún sostenían las cadenas fuertemente. Sin previo aviso sintió como le despojaban de su única indumentaria, exponiendo, su cuerpo totalmente al enemigo. Caos pasó sus dedos en cada herida provocando que Hiperión gimiera de dolor.

Caos, admiraba con deseo y lujuria aquel perfecto cuerpo lleno de heridas, con una de sus manos separó sus nalgas, le introdujo en su virginal cavidad tres dedos a lo que Hiperión gritó de dolor. ¿Aún no piensas hablar? Le preguntó a su oído, sin dejar de movilizar los dedos dentro de su cuerpo. Maldito, no te atrevas, le dijo con voz de odio y furia.

Caos, se había excitado de ver esa belleza del joven titán que en su furia desesperación su melena rojiza se convertía en potentes llamas, y como quemaba todo a su alrededor, pensó en hacerlo suyo, en ese momento, se descubrió su miembro y caminó hacia el joven con una de sus manos tomó las rebeldes llamas que eran sus cabellos asiéndolas fuertemente, y con la otra le tomó de la cadera, ayudándose a para adentrarse dentro de él.

Hiperión sin poder hacer nada sintió la punta del miembro de aquel individuo introducirse en su cavidad inexplorada, por lo que le provocó un dolor lacerante que unido a las demás heridas de su cuerpo, no pudo evitar gritar con todas sus fuerzas.

¡Ahhhh! Un nuevo grito de dolor al sentir Caos moverse sin consideración dentro de él. En cada estocada sentía la muerte, la sangre ya resbalaba por sus blancas piernas, de repente sintió una ráfaga de viento rozar su nuca, un chorro de sangre salpicar su espalda y la pared. Y el ruido seco de algo que cae pesadamente, en el suelo, con sus ojos llenos de lágrimas retenidas, que le cegaban la vista, a sus pies rodó la cabeza cernada de Caos, que le veía con sus ojos repletos de lujuria y horriblemente desorbitados y una sádica sonrisa en sus labios.

El cuerpo inerte de él cayó pesadamente en el suyo, sintió como alguien lo separaba bruscamente de él, otro gemido de dolor salió de sus labios. Escuchó el sonido metálico de la espada del destino, chocar contra sus cadenas, su cuerpo cayó pesadamente en los brazos de su hermano mayor, Cronos lloraba en silencio al ver su estado. ¡Mi niño! ¡Mi pequeño Hiperión! Perdóname por llegar tan tarde en tu auxilio, le dijo tomándolo en brazos cariñosamente, lo sacó de ese lugar.

Así como había entrado en su mente, Hiperión observaba los ojos de su amado, revelaban la pesadilla que vivieron sus rubíes, el cuerpo debajo del suyo temblaba, sintió de su pecho salir la poderosa energía de su hermano mayor. Las esmeraldas cristalinas que tenía por ojos su amado niño, brillaban poderosamente, sus cabellos flotaban, ondeados por su fuerza vital, su propio cuerpo reaccionaba a la furia que sentía en ese momento, su amado, todavía perdido en los eventos pasados hace miles de años

Abrazándolo fuertemente, le acunó en su pecho húmedo a causa del agua. ¡Hades, mi niño regresa a mí, por favor! Le rogó al ver que no salía de su trance. Con cariño acariciaba sus mejillas hasta que las lágrimas resbalaron de sus ojos en torrentes amargos contenidos en su milenaria alma. ¡Hiperión! Susurró con su voz entrecortada del dolor de su corazón. ¡Estoy aquí, mi vida! Le dijo besando su cabeza, sin soltarlo. Lo primero que volvió a ver los ojos de Hades fue el rostro de su amado, enmarcado en refulgentes llamas.

Sus labios se movieron con toda la intención de decir algo pero los ardientes labios de Hiperión se lo impidieron, se movió todavía acariciando su trasero contra el miembro de Hades. Su amado niño le veía con sus ojos nublados por las lágrimas. Lava mi vergüenza, como yo he lavado la tuya, él no quería que nosotros nos uniéramos, hagamos nuestra unión completa en todo sentido, mi dulce niño, le susurró seductoramente.

Apoyándose en los hombros de su amado niño, lentamente se sienta en él penetrándose, haciendo a Hades uno consigo mismo, así como el dios de los muertos, le había permitido ser uno con él. ¡Hiperión! Suspiró sorprendido, Hades.

Su amado príncipe lo sostuvo de su cintura, mientras el mayor, reposaba su cabeza en su hombro, Hades pasó su lengua en el cuello del titán, su esposo se estremeció abrazándolo, de inmediato le contestó besándolo con pasión. ¡Yours Forever, Hades! Ahora soy completamente tuyo, como tú eres mío, nadie podrá romper esta unión jamás. Su calida voz resonada cargada de pasión y deseo y su cadera comenzaba a moverse de arriba abajo sostenido por su niño, Hades lentamente en tiernas caricias, bajó de su cintura, hasta el miembro de él, tomándolo con sus manos, le acarició al ritmo impuesto por Hiperión, ambos renovaban los votos de su amor eterno, pronunciando sus nombres en apasionados gemidos, Hiperión y Hades entregaron sus esencias, Hades dentro de Hiperión y el mayor entre los dos.

Hiperión acunó en su pecho a su amado niño mientras ambos recuperaban sus alientos, le acariciaba dulcemente su espalda, enredando sus dedos en el cabello que flotaba en el agua de aquella pileta. Mi amado protector, mi esposo, le dijo Hades besándolo en el lugar de su corazón, quiero que me hagas tuyo una vez más, te necesito, mi amado Fuego Astral.

El titán le tomó en sus brazos saliendo del agua, con su amor tomándolo de su cuello, Hades suspiraba anhelante y le besaba con devoción la extensión del mismo y jugaba con sus cabellos, lo llevó hasta el lecho en dónde le deposito, se acomodó tendiéndole la mano, la cual el mayor tomó besándola con adoración. Se fue acomodando en el espacio entre las piernas de su niñol, las cuales tomó colocándolas sobre sus hombros, sin quitar sus ardientes rubíes de las esmeraldas de Hades le penetro convirtiéndose de nuevo en un solo ser, arremetiendo contra él con todo su vigor, le llenó con su esencia, fertilizando el cuerpo de Hades.

Aún descansando sobre el pecho de su amado escuchando el rítmico latir de su corazón y la suave respiración. Hades por fin se decidió a hablar. Él solo cerró sus ojos escuchándolo con atención, y disfrutando las caricias que Hades le hacía en su cabeza.

Hiperión, hoy preguntaré la ubicación de la llave del tiempo, aunque te puedo decir que creo que tengo sospechas de donde se puede localizar, le dijo viendo el techo. El titán se movió de posición, para colocarse en el campo visual de su amado, sostenido a cada lado de Hades con sus manos, para no cargarle todo su peso en él. Le miró a sus ojos.

El más joven lo asió de su cuello, besándolo en los labios. No te preocupes, iré con Casandra, solo para averiguar su localización, espérame aquí con Koré. Besándolo de nuevo apasionadamente, Hades se movía de ese cálido lugar, para levantarse, se sentó en la orilla de la cama, cuando su amado le tomó por la cintura besando su cuello y hombros. Hades correspondió acomodando su cabeza en su hombro y suspiró: Quiero acabar con ese maldito antes que recupere todo su poder, me da miedo lo que pueda hacer, temo por nuestros bebés, expresó con su voz cansada, desviando su mirada a la cuna dónde su Koré se encontraba, le veía dormir, plácidamente.

Deshaciendo el abrazo se incorporó y tomando sus indumentarias se vistió e Hiperión le veía desde el lecho, después de haberse arreglado, fue al lecho para despedirse, le besó en los labios, delicadamente. Descansa, le sonrío, ahora lo necesitas. Quiero ir contigo. El negó con su cabeza, acariciando su mejilla. Reposa, sólo tardaré unos minutos, está vez no te dejaré lo prometo, con sus ojos le miraba seriamente.

Al salir de la habitación Hera le esperaba en el pasillo, con sus párpados bajos, cerró la puerta tras de sí, al verlo su hermana corrió hacia él abrazándose a su pecho, él lloró desconsoladamente, tapándose la boca con su mano para que Hiperión no le escuchará aún estaba demasiado afectado por todo lo que sus ojos observaron, renovaron viejas heridas, su corazón estaba totalmente destrozado del dolor sentido por su amado.

Hera lo jaló consigo hacia el jardín dónde ella se sentó en un banquillo cercano a una fuente de agua, Hades se recostó en su regazo y lloró hasta calmarse mientras su hermana le acariciaba el cabello. Limpiándose las lágrimas se levantó y enfrentó a su hermana, con determinación. Ella le miró con atención. Su gemelo mantenía sus manos sosteniendo firmemente sus vestimentas hasta que sus nudillos se veían notoriamente blancos, de la fuerte presión ejercida por sus manos. ¡Mi dulce Hera! Acariciando su mejilla con sus nudillos Pase lo que pase no me verás llorar más, te lo prometo. Ella asintió con su cabeza y le sonrió tristemente. ¡Vamos, no pongas esa cara! Arriba ese animo, verás que todo se arreglará no importa lo que tenga que sacrifica, en su faz se notó la determinación y una sonrisa alegremente.

Me asustas hermano, tomándolo de la mano, Hades la jaló consigo, encaminándose al salón del Oráculo, el cual durante la noche, se podía ver iluminado por la espectral luz de las antorchas pegadas en la pared. Ambos se dirigieron hacia dónde Casandra, observaba en la fuente sin fondo de las aguas de los tiempos. ¡Casandra!, sacerdotisa de Apolo, guardiana de los secretos de Selene, te ordenó me digas la ubicación de la llave del tiempo, su voz denotaba un dejo de mando nunca visto en él. Ella alzó su vista temerosa hacia a los reyes de los dioses, quienes la miraban serios, la sacerdotisa desvío su mirada, de nuevo a las aguas, y suspiró para poder hablar. Los dos dioses, estaban con sus corazones agitados, y le veían inquietos, volvió de nuevo sus ojos a ellos.

De nuevo nada, mi señor, estanque solo presenta oscuridad, le indicó con su voz tranquila. No veas más esas aguas, Casandra, jamás podrás encontrar lo que no está perdido, le expresó con seguridad Hades. Hera apretó su brazo con sus manos y él le volvió a ver sonriéndole, sin apartar los ojos de su gemela.

Yo siempre he sabido la ubicación del tercer tesoro, le expresó tomando la mano de su gemela la guío a su pecho, en el lugar dónde latía su corazón. ¡Cloto, Láquesis, Atrópo! Las invocó y las tres parcas por fin se hicieron presentes hincándose frente a su señor.

El tercer tesoro, es mi corazón, en él duerme el señor del tiempo, Cronos, mi padre ¿Acaso me creían tan iluso para no darme cuenta? Les gritó enojado, alzando su poder. ¿Por qué no me han dicho toda la verdad?, No me creen capaz de destruir a Caos, les inquirió con voz firme.

Cloto se levantó de su posición y caminó hacia Hades, en su mano se empezó a formar un hilo nuevo, ella se detuvo enfrente de él, colocando su mano en el vientre, con el hilo que iba formándose le dictamina: En este día su vientre ha acogido una nueva criatura, con la fuerza de los titanes, y el poder del tiempo, el fuego astral y el heredero de Cronos han fusionado por fin sus esencias, los días de su cuarto hijo comienzan, y la caída de Caos, se aproxima.

Hades, instintivamente dirigió la mano a su vientre, ahora de nuevo plano ¡Un hijo de Hiperión! Ahora se desarrolla dentro de mí, con ese pensamiento en la mente vuelve a ver a Hera, quién llora de felicidad, con la cara oculta en el brazo de su querido hermano, humedeciéndole el mismo, él le acaricia su pelo con la otra mano.

Caos se desespera a no tenerle consigo, buscará a quién mas se le parezca y le llevará consigo, la unión de los tres tesoros, se deberá llevar a cabo, en el momento de más angustia. ¿Trae consigo el Ojo de Cristal, mi señor? Preguntó Atropo. Si aquí está ¿A qué se debe tu pregunta Atropo? En el mismo instante que le mostraba la joya en la palma de la mano. Comenzaremos el ritual, que dará inicio a todo, determinó la implacable Atropo, el futuro tomó aquella piedra con sus manos. Hera, ve por el titán Hiperión deben prepararse a partir de inmediato, le sugirió Cloto. Pero la reina de los dioses, no se quería separar de su hermano. Hades le tomó las manos con cuidado. ¡Mi niña revoltosa, hazme el favor de ir por Hiperión! ¡No te preocupes por mí! le dijo, y empujándola levemente por los hombros, la instaba a abandonar la estancia.


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MensajeTema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión)   El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) - Página 2 I_icon_minitimeSáb Jun 14, 2008 2:37 am

Ella caminó y volvió a ver hacia atrás, vio a las Parcas, todas haciendo un círculo alrededor de su hermano alzando su poder, Hera salió corriendo hacia el cuarto de Hiperión. Su cuñado se encontraba de pie, apoyado en la ventana esperando a Hades, observa la luna llena iluminar las estancias de ese palacio, en sus brazos estaba la pequeña Koré envuelta en una delicada sábana debido a que recién se había despertado llorando.

Hera entró como un torbellino en esa habitación, lo que sobresaltó a Hiperión que estaba distraído en el paisaje y la atención a la pequeña en sus brazos. ¡Hiperión, debemos darnos prisa, ya es hora de partir de éste templo! Gritó presa de la excitación. Las Parcas alzaban su poder milenario y giraban alrededor de Hades, en un torbellino de energía que lanzó a Casandra contra una de las paredes de ese recinto.

La profecía por fin se reveló completa, la llave del tiempo se develará en el momento en que tu corazón Hades sea abierto por la daga del destino, la cual se convertirá en la legendaria espada de tu padre, el momento será cuando el Ojo de cristal se convierta en rojo. La mano de quién comparte tu destino será la que ocasione todo, determinó Laquesis. La pelea será ente contra ente, tu corazón absorberá a Caos, allí comenzará el desenlace de esta Guerra Santa, decretó Atropo.

Hades les miraba serio, en el momento que el Ojo de Cristal empezó a girar enfrente de él por la fuerza emitida de las tres Moiras, hasta incrustarse en su frente fusionándose con la misma, la sangre empezó a caer por su nariz y rostro copiosamente. Sus ojos dejaron de verlas, el Ojo de Cristal, despertó abriéndose en ese momento, un grito desgarrador salió de la boca de Hades, todo su poder fue develado azotando el templo.

¡No Tánatos! Gritaba desesperado. Hiperión que ya estaba en el atrio de ese salón corrió hacia él para auxiliarlo, al volverlo vio la joya incrustada en su frente, y las esmeraldas que tenía por ojos brillar intensamente. ¿Qué significa esto? Pregunto y angustiado le limpiaba la sangre con su mano, y le abrazaba para calmarlo. Ahora, Hiperión puede ver todo lo que sucede, justo como Cronos, en la última batalla. Claro que lo recuerdo, ¿Pero por qué él? Mi hermano no quería esto, se les enfrentó molesto.

La mano de Hades le apretó la suya, en señal de que se calmará. Yo se los pedí. Le expresó con su voz calmada. Los ojos de Hades se desplazan al Inframundo, dónde ve a Zeus, dirige su vista a su hijo, lentamente se acerca dónde está Apolo con el joven entre sus brazos, sus manos tiemblan presintiendo lo peor.

Ares, ha tomado al mayor de los gemelos entre sus brazos, acunándolo en su pecho, Hypnos golpeaba todo su cuerpo tratando de que lo suelte, pero el dios de la Guerra lo ha alzado en sus brazos, sacándole de inmediato del cuarto.

¡Tánatos, perdóname! Susurraba Apolo sollozando y besando su rostro delicadamente. ¿Qué clase de esposo, soy que no pude defenderte? Se recriminó sin poder acallar sus lamentos. El joven se encontraba inconsciente. Apolo le fue tomando sus muñecas con cuidado, desatándolo de esas horribles cadenas de Hefestos, estaban moradas por la fuerte presión aplicada en la delicada piel, los cardenales de sus muñecas sangraban horriblemente. Apolo sollozó, al soltar la cadena de su cuello, mostraba profundas heridas y varias zonas negras debido a la coagulación de la sangre.

Al pasar a su vista a su pecho, vio la piel quemada, sollozó con su mano temblando, sin darse cuenta su padre, tomo una de las piernas de joven soltando sus tobillos, los acariciaba delicadamente, su respiración se entrecortó al ver el estado de su hijo. ¡Tánatos! Expresó en susurros. Poseidón pasó sus brazos alrededor del pecho de Apolo ¡Suéltalo Apolo, por favor, ven conmigo! Apolo negaba con su cabeza afianzando su abrazo sobre él. Ven deja que lo atendamos, en tu estado no eres de ayuda.

Zeus, acarició lentamente el cuerpo de su hijo, hasta que se ubico sobre él. Dirigiendo sus ojos a Apolo, los cuáles destellaban peligrosa centellas de rabia contenida, le ordenó: Yo me encargo de él. Tomándolo por debajo de los brazos, lo abrazó a su pecho, suavemente beso sus cabellos y sollozó desesperado, ante la situación.

Su desesperación le hizo enviar el más poderoso de sus ataques, hacia ellos, pero no iba a permitir que cayera en manos de Caos, eso nunca. Pero sintió en los ojos de su hijo que le solicitaba la muerte ante de verse prisionero. Poseidón, le tocó suavemente el hombro, ya Océano traía vendas y la ambrosía en un recipiente.

Zeus con él en sus brazos, se levantó y lo coloco en la cama con delicadeza. Y como si fuera que estuviera en otro mundo vio como lo atendía Océano. Una fuerte luz los cegó frente a él aparecieron tres sujetos envueltos en capas, negras, iba a lanzar su mejor ataque hasta que Hades se descubrió su cabeza, y caminó lentamente hasta el lecho de su hijo.

¡Hades! Exclamaron sus hermanos presentes, él les ignoró su rostro estaba pálido, pero ya no había lágrimas en él, tembloroso se acercó a su hijo tomando su mano la besó delicadamente en las muñecas lastimadas y con su mano recorrió cada una de sus heridas. La furia de Hiperión se dejó sentir en el Inframundo, depositando a Koré en los brazos de Hera, que lloraba desesperada viendo el estado de Tánatos, abrazó con fuerza a la pequeña, que inmediato la bebita lloró asustada, por las perturbaciones en los cosmos de sus padres.


Última edición por goddesniquel el Jue Abr 08, 2010 10:04 pm, editado 1 vez
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MensajeTema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión)   El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) - Página 2 I_icon_minitimeSáb Jun 14, 2008 2:41 am

Capítulo 16: El sacrificio escogido por el tiempo se adentra en el campo de batalla





Hera aun no aceptando lo que veía sus ojos con ellos recorrió el recinto observó a Apolo el cual era sostenido por Poseidón en uno de los divanes, la puerta arrancada de tajo y calcinada lo que indicaba uno de los ataques de Zeus.

Después se dirigió a dónde se encontraba Zeus sentado en el suelo con su cabeza baja apoyado en la pared, todavía se observaba manchada de sangre, y ennegrecida por lo que sin duda era su mejor ataque, luego vio en el suelo cercano a sus pies las cadenas, la furia se hizo presa de ella, al contemplar ya con más detención las heridas de su sobrino. Vio los ojos que reflejaban el dolor de Hades, con su rostro serio y pálido, pero cómo le ha había prometido no despedían lágrimas.

Hiperión olvidó su propio dolor, con su corazón oprimido distinguió el semblante triste y callado de Hades, como con sus dedos recorría cada una de las heridas en el cuerpo de su niño. El Ojo de Cristal centellaba en su frente, lo que quería decir que esta reviviendo lo vivido, por su bebé. Hiperión se acercó a él abrazándolo en silencio, sus manos temblaban a tomar las de Hades. Ambos estaban desolados.

Hera cerró sus ojos para reprimir sus propias lágrimas, acomodando a la pequeña Koré en uno de sus brazos, se volvió al que ella creyó el causante de todo por su descuido, con su mano libre toma de la túnica a Zeus resplandeciendo su cuerpo en dorado. ¿Cómo fue que sucedió esto, Zeus, eres un inútil? En lugar de acabar con los desgraciados que hicieron esto. ¡Mira! Le ordenó jalándolo consigo, Koré lloraba asustada ante su furia. Poseidón se encaminó de inmediato tratando de calmar a Hera, pero ella no se detiene si no le entrega a la criatura en sus brazos.

Ahora utilizando sus dos brazos le toma del cuello, levantándolo. ¡Te he dicho que mires! Le repitió desesperada. Así es que piensas ganarte el cariño de tus hijos. Le dijo golpeando su pecho. Zeus, la abrazó contra sí, con sus ojos cerrados. Perdóname Hera, no pude evitar que se llevara a nuestro hijo con ellos. Expresó, de sus zafiros caían cálidas lágrimas que se deslizaron por su piel morena, y se perdían en su cabellera dorada. ¿Ares? Por primera vez determinó que Ares no se encontraba allí, su corazón se desgarró del miedo. Desesperada trató de soltarse de su abrazo -¿Dónde ésta Ares, dónde ésta mi hijo? ¿Zeus? Hades, levantó la mirada hacia sus hermanos, pudo sentir el desgarrador dolor de su hermana, vio a los ojos de Zeus, con sus esmeraldas casi opacas del dolor sentido. Zeus volvió a abrazar a Hera. Ares, se encuentra calmando a Hypnos, que tiene un colapso nervioso, él está bien, expresó en susurros. ¡Es Hefestos y Perseo! Ellos los tienen. El grito de Hera resonó en la habitación ¡No! Repetía incontrolablemente, el dolor partió el corazón de Zeus que la acunaba fuertemente en su pecho. Hades, ocultó su rostro en Hiperión, temblando por sólo saber lo pudo pasar con esos dos niños en manos de ese depravado. Zeus continúo: Ellos venían por Tánatos, el maldito de Caos, lo quería para atrapar a Hades y a la vez divertirse con él, no podía permitir que se lo llevará así que decidí lanzar el ataque, de ese modo retenerlos a los tres, pero ellos escaparon.

Hiperión al escuchar sus palabras apretó su abrazo sobre su amado. Hades suspiró profundamente tratando de adquirir valor, sus manos trémulas agarraron su túnica, el escuchar la desesperación de sus hermanos le estaba minando, el propio estado de su pequeño, le destrozó el corazón, le costaba respirar, a la punzada de dolor que su milenaria alma sentía.

Lentamente alzó su rostro hacia su amor, que le veía con su ceño fruncido, al ver el dolor en los rubíes que adoraba le acarició el rostro, sonriéndole calmadamente, guardó su propio sufrimiento, aunque su rostro le reflejaba por el matiz pálido en que se tornó. Cuando sintió la delicada mano de su bebé asirse de su brazo fuertemente, Tánatos ante los sollozos desesperados de su tía había despertado, les miraba con una sonrisa en su rostro. Hades se volvió inmediatamente hacia él con una dulce sonrisa en su cara.

Los ojos de Hiperión reflejaron con alegría y preocupación en el momento en que padre e hijo se abrazaron fundiéndose en un esperado y ansiado abrazo, Hades besó el rostro de Tánatos amorosamente acariciando sus cabellos con sus dedos y el dios de la muerte, tocaba su rostro con sus yemas, delineando sus facciones hasta denotar el Ojo de Cristal, en el centro de su frente, Tánatos observó con sus ojos entrecerrados, y su semblante se transformó a uno serio. Papi ¿Por qué? Hades le acalló acariciando sus labios. Contestando con otra pregunta ¿Cómo te sientes? En el momento que enmarcaba su rostro con sus manos.

Esta vez el muchacho sonrió viendo como Apolo y su padre le veía a cada lado de su lecho. Como si me hubiera caído un rayo encima, bromeo, algo muy raro en Tánatos. El dios de la muerte le dirigió una mirada a Zeus al cual guiñó un ojo en agradecimiento. El señor del Olimpo se encontraba con Hera en sus brazos, la reina de los dioses lloraba desolada,. Y Zeus le sonrió tristemente.

Lamento haberos preocupado por mi descuido cause todos estos problemas, expresó apenado, Tánatos. Esta vez Hiperión habló al momento que se acercó a su hijo para acunarlo en su pecho. Perdóname a mí, debí presentir que esto pasaría, el joven negó contra su pecho. Nunca me has defraudado papá, le aseguró. Al mismo momento se extrañó, de ver a su amado Apolo que observaba sin acercarse en silencio, desde el refugio de los brazos de su adorado protector de cabellos de fuego, dirigió sus zafiros a su esposo, que al notar aquellos penetrantes ojos fijarse en él bajo su vista.

Hades, sonrió más calmado pasó sus dedos entre los sedosos cabello dorados de su hijo y besó su frente, y elegantemente se levanto del lecho, devolviéndole una mirada cómplice a Hiperión, se acercó a Poseidón quien sostenía su bebita. Antes pasando al lado de Apolo le jaló la mano como indicándole que se acercará a Tánatos, lo cual hizo de inmediato dónde fue recibido por su niño en sus brazos. El dios sol lloró desolado en su pecho y como un desesperado le besaba delicadamente cada herida cubierta por los vendajes que Océano había colocado

Disculpa hermano, le expresó besando sus labios y acariciando su rostro suavemente. No te salude apropiadamente, gracias por cuidar de Koré. Poseidón le entregó a Koré en sus brazos para luego abrazarlo resguardando su rostro en el cuello de su hermano mayor. ¡Gracias a Cronos! Que estás bien, felicidades por tu niña. Hades descansó su frente en su pecho aspirando su aroma característico, gracias por estar con mis niños, le respondió.

Koré, este es tu tío Poseidón, le dijo mostrándola a su hermano menor. Poseidón sonrió mimándola con sus dedos. Para luego besar los labios de su hermano con alegría. Hades suspiró sabía que Hera necesita de él en ese momento así que se dirigió a sus hermanos, deteniéndose enfrente de Zeus, le miró serio en silencio ante su vista el bajó la mirada, soltando a Hera despacio ella. Hiperión abrazó a Hades por su cintura, besando su hombro, le habló a Zeus con su voz de manera clara y con agradecimiento: Zeus, desde el fondo de mi alma y corazón te agradezco que salvarás a Tánatos, en el instante que le tendía la mano, la cual Zeus tomó.

Es también mi hijo, no tienes nada que agradecerme Hiperión, ya era hora que hiciera algo por él, hermano, expresó despacio bajando su rostro esperando la contestación de Hades, con Hera asida de su brazo ocultando su rostro con su frente apoyada en él sollozaba en silencio sabiendo su bebé en manos de Caos, pensó en sus niñas, ignorando que otros dioses también estaban bajo su poder.

La mano de Hades lentamente acompañó la de su esposo, tomando junto con él la de Zeus, habló suavemente: Hermano te pido que cuides de Koré, tu sobrina, de Tánatos e Hypnos en el Olimpo. Soltándose delicadamente del abrazo de su amado se postra de rodillas ante Zeus, con su bebé en brazos e Hiperión imitó su postura.

Zeus se llevó la mano a su boca, acallando un sollozo de ella, con sus ojos llenos de lágrimas habló entrecortado: Te he dicho en más de una ocasión, al tiempo que se postraba a su lado abrazándolo fuertemente contra sí besando su cabeza, que el suelo no es el lugar para el hijo de Cronos y Rea ¡Mi rey! Perdóname hermano todo tu sufrimiento debo ser yo quien me incliné ante ti, le dijo levantándolo consigo y haciéndole un gesto a Hiperión para realizará lo mismo.

Hades asintió y continúo: Caos puede traspasar a mi Reino como se le dé la gana porque el Tártaro eran antes sus dominios, expresó con una sonrisa triste, este lugar no es seguro para ellos, no puedo ignorarlo por más tiempo.

¿Pero nuestra partida a Heraion? Expresó intrigado. He determinado que ataquemos de dos frentes, Zeus, quiero que dirijas a los Hecantoquiros, tus hijos y sus guerreros. Dejaré a mis hijos a tu cuidado, serán los refuerzos, necesarios en la batalla. Yo me encaminaré con Hera y los Titanes a Heraion.

Hera te prometo te devolveré a tus hijos, le aseguró al momento que ella se refugió en sus brazos. ¡Papi! Se escuchó la voz de Tánatos llamándolo. Sabes que conozco como tú los destinos de los dioses y los humanos, que puedo ver lo que ocurrirá que es mi don y mi condena. Le indico sin dejar de acariciar el rostro de Apolo, quién le abrazaba amorosamente. Mi lugar es a tu lado, le expresó con determinación. Apolo se levantaba con él en brazos, no pidas que vaya con mi padre, tío porque yo jamás me separaré de Tánatos, le habló con determinación el arquero de los dioses: Mi arco y energía están a tus servicios, tío.

Hades asintió en el momento que se acercaba a ellos, depositando en los brazos de Tánatos a Koré. Estos son tus hermanos mayores, le dijo acariciando el rostro de su segundo hijo con orgullo.

En la guarida de Caos, aparecieron los tres esbirros ante su líder quién se encontraba sentado en un trono formado por cráneos humanos, entre sus afilados dedos una copa de plata resplandecía en la oscuridad de ese lugar.

¿Nicté, dónde está mi pequeño encargo? Preguntó al ver que no traían nada con ellos. Aquel ente se maldijo entre dientes, para luego soltar, se nos escapó, Zeus se interpuso. Tomando de los cabellos a Hefestos le estrelló contra los pies de su hermano Caos, éste inútil le dejó escapar.

Los ojos de rojos de Caos le miraron entrecerrados, tomando de los lacios cabellos dorados del herrero de los dioses, lo levantó hasta mantenerlo frente a su rostro, de los zafiros de Hefestos salieron gruesas lágrimas, mordiendo sus labios asustado. Hefestos, eres tan parecido a tu madre Hera. Su contextura de era más delgada que su hermano mayor, el rostro era muy hermoso, aunque siempre había cojeado de una pierna por lo tanto no era muy diestro en las artes marciales como Ares, esto debido a que Hera había tenido un parto difícil y en el momento del alumbramiento Hefestos lo había hecho de pie, Hécate al ayudarlo al nacer le lastimó su pierna lisiándolo para toda la vida, siempre le fascinó trabajar con sus manos por lo que se dedicó a utilizar su ingenio para elaborar todo tipo de armas, para los olímpicos. Siempre había sido consentido por su madre y hermano, pero miraba con dolor como su padre volcaba sus preferencias hacia Ares.

En ésta reencarnación había sido presa de Caos desde su nacimiento. Tembló esperando su castigo, el señor del vacío le pegó un fuerte golpe en la boca del estómago sacándole el aire, cayendo sobre sus rodillas debido al dolor provocado. -Y yo que pensaba disfrutar de tu hermano, le expresó con lujuria. Ahora me tendré que desahogarme contigo. El corazón de Hefestos comenzó a latir dolorosamente en su pecho, al sentir aquel hombre que rasgaba sus vestimentas y su cuerpo no le obedecía, aunque quería defenderse no pudo hacerlo, de sus ojos incontenibles lágrimas salieron al verse expuesto desnudo ante los demás, sin ninguna consideración lo obligaron a colocarse en la posición de cuatro patas. ¡Maldición madre! Se reclamó en su mente ¿Porqué soy tan débil? Desearía ser como Ares, él sin duda no estaría en esta situación. Mamá te necesito. Sintió horribles nauseas al percibir como aquel monstruo le separa sus nalgas exponiendo su entrada, se estremeció del asco, al sentir la presión sobre ella al ser penetrado brutalmente por su captor.

No pudo acallar sus gritos de dolor, mientras aquel miserable bombeaba sin piedad dentro de él, las afiladas garras que poseía en lugar de uñas se le clavaban en su espalda y caderas, la agonía pensó que nunca terminaría, se sentía tan humillado y tan poca cosa. Al menos pude evitarte este tormento Tánatos, se dijo como consuelo.

El dolor era insoportable, sus cabellos tan fuertes los jalaban que pensó le arrancarían el cuero cabelludo. Hasta que sintió aquel espeso líquido resbalar por sus piernas y aquel ser caer sobre él por completo haciéndole caer contra el piso abrumado por el peso del otro, mientras se recuperaba de su excitación.

Pudo observar a Perseo llorar en silencio, mordiéndose los labios, los cuales sangraban copiosamente, sin quitarle la vista de encima, no pudo evitar gemir de dolor al sentirlo salir de él. En definitivo Hefestos ni para esto sirves, le gritó y sin ninguna consideración le pateaba hasta arrojarlo a los pies de Perseo, quién se agachó para auxiliarlo tapándolo con su manto, y lo tomó en brazos. Nicté jaló de los dos que estaban encadenados por la oscuridad hasta las mazmorras del lugar dónde se encontraban los ochos prisioneros restantes.

El ruido metálico de la reja oxidada, hizo que los demás se levantaran de inmediato, cubriendo a dos doncellas que se encontraban allí, al ver a sus hermanos corrieron a auxiliarlos, al cerrarse la puerta tras ellos. Perseo cayó de rodillas con Hefestos en sus brazos, el más joven había perdido el conocimiento le colocó en el suelo ¡Tráigame algo de agua! Lo que sea que quiero limpiarlo, con delicadeza le descubría.

¡Maldición! Fue el grito lleno de furia de Heracles. Una joven de largos cabellos azulados corrió hasta ellos con algunos trozos de telas en su mano, sus grandes ojos color zafiro, se veían llenos de lágrimas, su hermosa faz lívida, con sus manos temblorosas pidió ayuda con sus ojos a sus hermanos. Perseo tomó las piernas de Hefestos exponiendo el lugar lastimado. Ilitía, hermana con cuidado está muy lastimado, la joven asintió con lágrimas en sus ojos. Su hermana mayor era muy parecida a ella trajo en un cuenco un poco de agua que había recolectado de una reciente llovizna. La joven al ver el estado de su hermano mayor lloró desconsolada siendo por acunada Heracles, su esposo: ¡Vamos Hebe! Nuestro padre tomará venganza. Asiéndole suavemente el rostro le besa los labios amorosamente y le acariciaba sus hermosos rizos, con sus dedos.

Pero si ellos no saben que somos prisioneros de Caos y ni que nos utiliza como sus marionetas es humillante, expresó Baco mientras su cabello lila caía sobre rostro, al golpear aquel asqueroso muro de piedra, lleno de desesperación Hermes se acercó a Ilitía sin pronunciar palabra traía algo en sus manos, sacó un pequeño frasco de vidrio con un ungüento que aplicó en cada una de las heridas de su hermano, acariciando después su dorado cabello. ¡Doy gracias a Cronos! Que la maldición que cayó sobre Hades, ahora nos cubre sino no sé que sería de nuestro pequeño Hefestos, ya lo hubiera preñado ese desgraciado, expresó con su voz susurrante.


Última edición por goddesniquel el Jue Abr 08, 2010 10:06 pm, editado 1 vez
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MensajeTema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión)   El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) - Página 2 I_icon_minitimeSáb Jun 14, 2008 2:42 am

Sólo deseo que esto termine pronto, determinó Castor en brazos de su hermano Pólux, quiénes observaban la escena. ¿Tuvieron problemas con su misión? Preguntó Ilitía a Perseo, él asintió. Ingresamos en el Eliseo sin ser vistos, llegamos hasta el cuarto de Tánatos, el dios de la muerte dormía, ya le teníamos capturado, Hefestos lo había hecho con su cadena. Pero nuestro Padre, llegó a auxiliarlo, estaban tío Poseidón, Ares, Apolo e Hypnos quiénes lucharon por evitar que lo raptáramos. ¿Cómo son nuestros hermanos, los hijos de Hades? Inquirió curioso Castor.

Tánatos es muy parecido a mí, pero sin mi defecto, habló con su voz entrecortada Hefesto, el herrero lentamente abrió sus ojos, con su semblante más pálido de costumbre. Todo en su cuerpo es perfecto, determinó. E Hypnos tiene un hermoso cabello plateado en fisonomía parecido a Heracles y Ares, pero un poco más delgado y elegante. Sonrió Perseo, ambos son de un carácter parecido a tío Hades.

¿Viste a Hades, Perseo? Suplicó tomando sus manos con las de ella temblando Ilitia, él negó con su cabeza. Ni a mi esposa, expresó desanimado. Ella asintió bajando su rostro. Hermes levito hasta la pequeña ventana que dejaba pasar escasamente los rayos del sol. ¡Hermanos, recuerden somos los hijos del Gran Zeus! Ellos asintieron en silencio.

Ilítia colocaba la cabeza de su hermano Hefestos, en su regazo. Buscaremos el momento propicio y Caos sabrá que con los hijos de Zeus nadie se mete, exclamó con orgullo. Al mismo tiempo que se derrumbaba a llorar desoladamente cubriendo a su hermano. Hefestos le tomó la mano delicadamente. Hipólita oía a los hijos de Zeus, en la oscuridad, la reina de las amazonas, abandonó las sombras de esa mazmorra, ¡Y mi espada está a su servicio! Exclamó la amazona

Hades, contempló con que cariño Tánatos acogió a su hermanita en sus brazos, ella le sonrió dulcemente tirándole los brazos. Es hora de partir del Inframundo, declaró. Enrumbándose fuera de la habitación, tomado de la mano de Hiperión salió encontrándose con los demás dioses los cuales esperaban ansiosos de noticias fuera.

Atenea y Perséfone fueron las primeras en acercarse, seguidas de Hyoga, a quiénes saludo moviendo su cabeza, con su mano les hizo señal de esperar. Zeus salió detrás de ellos con Hera en sus brazos consolándola, ella se separó de él, levantándose en sus puntillas le besó en la boca. Para seguir a su gemelo. Poseidón también abandonó la habitación y deteniéndose junto a su hermano posó su mano en su hombro suspirando. Zeus asintió en silencio.

Apolo se encargaba de alistar la ropa necesaria, sin perder vista de su amado Tánatos con su hermana en brazos y soñó en que pudiera ser un hijo de ellos, sentándose a su lado con las vestimentas de su esposo entre sus manos, suspiró. Tánatos le miró extrañado: Vamos no te culpes nada de lo que pasó fue tu culpa, con sutileza descansaba a su hermanita contra su hombro, la bebé se estiró delicadamente acomodándose. Apolo sonrió dulcemente. Claro que es mí culpa, tú eres fértil, y yo no puedo engendrar en tu vientre, ya era hora de que pudieras alzar a tu propio hijo. Le expresó apoyando la cabeza en su hombro. Apolo yo te amo, con todas mis fuerzas, ya llegará el momento para nuestros hijos, eso tenlo seguro, le expresó besándolo apasionadamente y Koré tomaba entre sus dedos un mechón del cabello del dios sol. Lo que causó una cálida sonrisa en los dos.

Los tres recién llegados se apresuraron al cuarto del dios del Sueño Eterno, Hypnos estaba golpeando a Ares en su pecho en su desesperación, Ares solo lo consolaba besándole delicadamente los cabellos. Entiende por favor, le suplicó. Si estuviera en la situación de Apolo. Yo no sé que haría sin ti. Eres fuerte pero no estas acostumbrado a las batallas, no tienes experiencia, habló con su voz cargada de llanto. Lo que hizo que Hypnos se quedará quieto en sus brazos, para luego abrazarlo fuertemente.

Al sentir las presencias que por fin se hacen notar, las reconocen inmediatamente, levantando su rostro cargado de lágrimas a su amado Ares, quién le sonríe a su vez, le suelta, el muchacho corre hacia la puerta la cual se abre ante él, apresuradamente se dirige a su encuentro, fundiéndose en un cálido abrazo en los brazos de Hades e Hiperión.

Ares sale detrás de Hypnos con su paso más tranquilo, esperando encontrarse con la escena que alegra sus ojos, y es cuando la ve, Hera no retiene su paso apresurado más bien corre desesperada a sus brazos y el dios de la guerra la alza en vilo, ella descarga todo su dolor en su hijo. ¡Gracias a Cronos que estás bien, hijo mío! Que al menos a ti no te tienen, mi pobre Hefestos. Ares, oculta el rostro en el cuello de su madre, lamentando la situación asintió.

Hades toma entre sus manos el rostro de su hijo mayor, le besa amorosamente, sonriéndole con orgullo, el muchacho observó el Ojo de Cristal en la frente de su papá. Él cual acarició con sus dedos temblando Hypnos, hijo mío me alegra tanto que te encuentres bien, no sabes lo que te he extrañado a ti y a Tánatos, ya no te preocupes tu hermano se encuentra bien, Hades acortó la distancia de sus rostros hasta unirlo por medio de sus frentes e Hiperión le abrazó a los dos. Tiene algunas heridas superficiales pero su cosmos resplandece de nuevo, ven con nosotros, no desesperes, mi bello Sueño, susurró su papá abrazándolos. Apartándolo de la vista de todos, Hiperión les lleva de nuevo al recinto de Tánatos seguidos de Hera abrazada de Ares. Tú papá y yo queremos pedirte algo le expresó tomando con sus manos el amado rostro de su primogénito. Hypnos le miró serio temiendo lo que su progenitor pudiera pedirle

Hiperión apartándose de ellos un momento, asintió con su cabeza, permitiendo a Hades con Hypnos en sus brazos, llevarlo para acompañar al dios del Sueño Eterno a ver a su hermano menor, seguido de Hera y Ares. Y Hades dejó que su esposo comunique a los demás la situación. El aún fuera de la habitación se dirige a Zeus y los demás presentes.

La batalla final será en el pasado, en la época de nuestro esplendor, dónde el ser humano todavía no ha poblado completamente la tierra, tanto Hades como nosotros los titanes partiremos para allá, al Heraion antiguo templo de Cronos en la Isla de Torrey. Los demás os quedareis en esta época, comandados por Zeus, en el Olimpo, esos son los deseos, del nuevo rey de los dioses. Dentro de poco Hades utilizará el poder del Tiempo para trasladarnos, debéis saber que en poder de Caos, nuestro enemigo se encuentran Hefestos y Perseo, como sus esbirros…

Perséfone acalla un sollozo con su mano, lamentando la situación, a su vez Atenea quién le tenía asida del brazo, cae de rodillas con su cabeza baja. Poseidón le toma de los hombros levantándola.

Vuestro dolor y desesperación alimenta el poder del enemigo, quién goza en ver sufrir a los demás, no debéis darle cabida en vuestro corazón. Algunos de vosotros no tenéis vuestro corazón tranquilo, por lo que os hacéis presa fácil, según nos han informado tiene diez esbirros, los cuales están compuestos entre dioses y semidioses, además de sus lugartenientes Erebo y Nicté. Todavía no tenemos informes sobre las Keres. No debéis tomar a Caos como la lucha contra nosotros, es mil veces peor, nuestra lucha duró milenios. Concluyó el Fuego Astral.

Zeus se encargará de guiarlos en lo demás. Tomando del brazo a Zeus le dijo algo al oído que a lo él asintió. Fue cuando vio a Baldur Hyoga apoyado en una de las paredes escuchando con atención, le observó con sus rubíes entrecerrados tratando de analizar su actitud. Hijo de Odín, acércate Hyoga acortó la distancia en silencio. Hiperión le sonrió y le empujaba levemente del hombro indicándole que le acompañará dentro de la habitación. Dentro de la habitación se encontraba Hades abrazando a Hera, su gemela ocultaba su rostro en el cuello de su hermano, el dios de los muertos le hablaba con sus ojos cerrados al oído, Hiperión observaba como ella tranquilamente movilizaba su cabeza en señal de consentimiento a todo lo que él le expresaba, Hades delicadamente pasaba sus dedos entre los cabellos dorados y el Ojo de Cristal resplandecía en su frente. Hades le contaba todo lo estaba viendo por medio de esa joya, su corazón se estrujó dentro de su pecho, de saber que lo que su mente podía presenciar.

Hyoga permanecía absorto observando a Hades con sus ojos tristes, cuando sintió una mano posarse en su hombro, él le volvió a ver, y unos rubíes le miraron comprensivos, el mayor con su cabeza le indicó el lecho dónde se encontraban los cuatro jóvenes, en los brazos de Hypnos se hallaba la pequeña Koré, Ares, sostenía a su amado de la cintura y acariciaba los mechones de color ébano de la pequeña, que trataba de asir sus dedos, Apolo con Tánatos en su regazo sonreían ante la escena.

Como una vez Hades, te expresó Hyoga, si es que te puedo llamar así, ella es nuestra pequeña Koré, tiene tus ojos y cosmos, le expresó indicándole que él también quería que Baldur la conociera. Hypnos besando la mejilla de Ares, se vuelve hacia Hyoga con la niña en sus brazos, mostrándola.

Vamos Caballero de los Hielos Eternos, ¿Que esperas para acercarte? Nosotros no mordemos, bromeo Ares. ¿No es hermosa, Hyoga? Recuerda ahora eres parte de la familia en cierta forma. Le sonrió Hypnos. Hyoga, sin saber que hacer, vuelve su mirada a Hades, quién ha abierto sus ojos, observando su actitud confirma con un elegante movimiento de su cabeza las palabras de su primogénito. Después sus ojos se posan en los de Hiperión que le sonreía, el titán al ver su indecisión se adelanta tomando a Koré de los brazos del mayor de sus hijos, la acerca a Hyoga. Baldur observa como la niña busca el calor del tórax de Hiperión tomándole con sus deditos las puntas rojizas de sus cabellos.

Koré, él es Hyoga tu otro padre, en el momento que le alzaba un poquito en sus brazos para que él, la pudiera observar. Hyoga ella es Koré, tu hija, la diosa de la pureza. El extendió tímidamente su mano para tocarla acariciando sus mejillas, la niña bostezó buscando el calor de Hiperión se asió más fuerte de sus cabellos y vestimenta, a lo que el de los ojos de hielo, sonrió tristemente. ¡Hades! Déjame ir contigo al pasado, hasta mi propia hija me rechaza porque no soy un digno dios guerrero, quiero probar mi valía a tu lado y el de los titanes y no aceptaré un no por respuesta. No quiero servir bajo los mandatos de Zeus, prefiero los de Hiperión y los tuyos que son más nobles a mi juicio.

Hades no le contestó nada, besando la cabeza de Hera, le tomó firmemente sus hombros, separándola de él, le alzó el rostro tomándola de la barbilla, le habló seriamente: Hera, si quieres acompañarme deberás ser la revoltosa de siempre, por tus hijos, sino te dejaré con Zeus, en el Olimpo. Lo juramos lo recuerdas que la tristeza no haría mella en nosotros ¿No, es cierto? La reina de los dioses, se levantó deshaciendo el abrazo sobre su hermano, se limpió el rostro con determinación.


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MensajeTema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión)   El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) - Página 2 I_icon_minitimeSáb Jun 14, 2008 2:43 am

La Era de Caos, terminará y se arrepentirá de todo, por haber tocado los cabellos de mi hijo tan siquiera, en nombre mío y de Zeus que acabaré con él sin piedad. Hades sonrió pero sus ojos se notaban fríos y distantes. Algo que Hiperión no pasó por desapercibido, sabía que él ojo le mostraba los movimientos de su enemigo, y de seguro ahora veía todo lo que sucedía con su sobrino, un destelló de furia cruzó por su mirada.

Hypnos, Ares, partirán con Zeus, para el Olimpo bajo sus órdenes sin discusiones. Espero de ti mi primogénito que me honres peleando al lado del señor del Olimpo en mi representación. Te pido el favor más grande de éste mundo cuida de tu pequeña hermana en mi ausencia Hypnos asintió y le reclamo suavemente: Yo quería pelear a tu lado papi. Hades acortó la distancia y el menor se abrazó a él descansando su cabeza en su pecho. Quiero que guíes mis huestes Hypnos, los espectros te obedecerán a ti no a Zeus, además estarás al lado de Ares, confió en ti para que los controles como lo has hecho todos estos años. Además no puedes acompañarme hasta que saques todo resentimiento contra Zeus, si no serás presa fácil de su poder, tu hermano ha comprendido y su corazón está tranquilo no pido que le ames como amas Hiperión, ya que tampoco Tánatos ha dejado de hacerlo simplemente, que le perdones, como yo ya le he perdonado, y le aceptó como mi hermano menor. Tanto tu padre como yo, le hemos confiado dos de nuestros mayores tesoros que son Koré y tú mi Sueño Eterno. Debes abandonar ese orgullo que heredaste de él, que es mal consejero, le dijo besando su frente.

Hypnos asintió con su cabeza, para luego fundirse en los brazos de su papi escondiendo su rostro contra su hombro y cuello, deseando quedarse para siempre allí. Acariciando los cabellos plateados de Hypnos dirigió su mirada a Hyoga, y lo que le he expresado a mi hijo te lo dirijo a ti también amigo, no debes ir porque estás en enemistad con mi hermano. Hyoga negó con su cabeza, eso quedó en el pasado, amigo, simplemente es que me avergüenzo de mi mismo como guerrero, y quiero ser digno para mi hija, y mi padre Odín y ser aceptado de nuevo en el Valhalla, como un verdadero dios guerrero. No había terminado de decir estas palabras cuando sintió la mano de Hiperión golpearle suavemente el hombro en señal de aprobación, pasando a su lado se acercó a su esposo e hijo.

Hiperión acarició amorosamente una de las mejillas de su hijo, sonriéndole con orgullo y el más joven se lanzó sobre él abrazándose a su pecho, Hypnos suspiró lentamente: tú eres mi único padre, al único que le debo ese título, papá. No te defraudaré, a ninguno. Separándose de él besó sus labios. Hiperión le sonrió sin dejar de acariciar su tez: Eres mi gran Sueño hecho realidad Hypnos, mi primogénito, él día que naciste me hicisteis sentir la felicidad más grande de este mundo, mi bebé. Me duele saber que vosotros tenéis que pelear en esta cruel batalla, cuanto desearía no tengan que pasar por éste trance, que disfrutáramos de Koré, de que me dieras nietos. Tendiéndole la mano a Hades, su niño sin tardanza la tomó besando sus nudillos. Le dio a Koré, la bebé al sentirlo se removió buscando alimento. Hades sabiendo que sería la última vez que le podría alimentar en algún tiempo, se acomodó con ella en el lecho, al lado de Apolo y Tánatos, en la cabecera a su lado izquierdo, e Hiperión le acompañó sirviéndole de respaldo, Ares con Hypnos en sus brazos se sentaron en lado contrario. Observaron a Hades descubrirse su pecho y ofrecerlo a Koré, su pequeña boca se asió de él ávidamente. Hera, se acercó a ellos abrazando por detrás a su primogénito y rememoró las veces en que ellos vivían en el Eliseo recién formado, con ellos pequeños, suspiró besando los rebeldes cabellos de Ares, y con su mano acariciaba el plateado cabello de su sobrino.

Aquella paz que sentían en ese momento la querían atesorar para los momentos más difíciles y de separación, Hyoga en silencio observaba sentado dónde antes se encontraban los gemelos. Ansió de todo corazón poder tener su propia familia, como la que disfrutaba ahora su querido Shun. Zeus en compañía de Poseidón se hacen presentes en la habitación, seguidos de Atenea y Perséfone. El señor del Olimpo se acerca a Hera y la abraza de su cintura haciéndola descansar en su pecho, ella coloca sus manos sobre las de él. Hermanos, ya todo está dispuesto los caballeros dorados están listos para partir, los marinas de Poseidón ya están en camino al Olimpo, Artemisa ya está informada, les informó.

Gracias Zeus, perdona las molestias, le expresó Hiperión con su amado entre los brazos. Apenas se duerma Koré, partiremos nosotros, le expresó Hades con ella en sus brazos. Mí querido niño yo me encargaré de ella y ayudaré en todo lo que pueda a Hypnos, le aseguró Perséfone: Gracias madre, no esperaba menos de ti, agradeció el dios del Sueño Eterno y Hades asintió.

Tánatos y yo estamos listos para partir, comunicó Apolo, en el instante que se levantaba del lecho, jalándolo consigo. Así que les esperaremos en los jardines. Tomando en brazos a su niño se preparó para abandonar el recinto, iremos a Giudecca por su armadura, explicó al momento de salir del cuarto. Los esperaremos con Océano. Los demás asintieron.

Ares apretó levemente la mano de su amado Hypnos, el dios del sueño Eterno entendió el mensaje rápidamente, nosotros necesitamos alistarnos para partir al Olimpo, como tú has dispuesto papi y delicadamente se acerca a ellos besando a sus padres, se levanta pasando al lado de Zeus y Hera, la mano de Ares le detiene, porque el dios de la guerra quiere despedirse de sus padres también, sin soltarlo se acerca a Zeus abrazándolo calurosamente, le dice algo al oído que el mayor asiente apretando su abrazo sobre él, para luego abrazar a su madre fuertemente. Cuídate te extrañaré mucho, amada madre regresa a mí con bien.

La mano de Zeus, toma vida propia hasta llegar a los brillantes cabellos de Hypnos los cuales acaricia delicadamente, el dios del Sueño le vuelve a ver serio, pero esta vez no le retiene, pero tampoco le responde, solo lo deja hacer, cuando Ares suelta a su madre, ella se abalanza sobre Hypnos, su joven sobrino la recibe amorosamente entre sus brazos, ella toma la mano de Zeus, atrayéndole hacia ellos. Cuídate mi querido niño y evita que éstos dos se metan en problemas, Hypnos, perdona a este reverendo idiota que tengo de marido, que es tu suegro y tu padre a la vez. Le rogó aún con él en sus brazos ¿Y tú que esperas Zeus, invitación? Le regañó. Él con sus manos temblorosas, los jaló a los dos entre sus brazos. Hera no soltó a Hypnos, él tembló acunado entre ellos, ella le susurro a su oído: Ves no es tan terrible como parece muchacho, es que simplemente es un tonto que no sabe demostrar sus sentimientos, pero es bueno muy en el fondo. Ares le sonrió a su padre satisfecho de ver que su amado niño, esta vez no le rechazaba. Y pensó: bueno y dicen que soy el que heredó su orgullo, pero mi amado Hypnos eres tu quién lo adquirió completamente.

Hades al ver la escena suspiró con Koré en sus brazos, acomodó su cabeza en el hombro de su amado y le susurró: Lentamente el río vuelve a su cauce. Si mi vida, y nuestra familia crece y se une, como a Cronos, le gustaría verlos, con delicadeza le toma la barbilla y une sus labios en un beso. Poco a poco todos abandonaron la habitación dejando el espacio para que ellos se pudieran despedir de la pequeña Koré. Hiperión se postra de espalda en el lecho, tomándola en su pecho la adormece, Hades abrazado a su esposo, disfruta el verla dormir allí. Sus respiraciones se acompasan a la del Fuego Estelar, y el sonido del latir calmado del corazón de Hiperión era la mejor canción de cuna de su pequeña Koré.

Hiperión, le llamó suavemente, perdiendo sus esmeraldas en los rubíes de su amado Fuego Estela y le acariciaba sus mejillas, Hiperión sosteniendo a la niña se vuelve lentamente hasta quedar de costado, dejándola acunada entre los dos, le sonrió dulcemente, ambos mantuvieron la mirada uno en el otro, por varios segundos diciéndose en silencio todo lo que sus milenarias almas guardaban.

Hades observó aquellas llamas que poseía su esposo por cabellos, los sinceros rubíes que eran los espejos de su alma. Le sonrió tristemente. Prometo acabar con Caos, le soltó manteniendo su mirada en esos rubíes, Hiperión aparto con su mano un mechón de sus cabellos ébanos de sus ojos, lo haremos juntos. El asintió besando su mano.

Dime ¿Qué has visto con el Ojo de Cristal? Sus ojos esmeraldas le vieron fríos, sosteniéndole la mirada, llevando su mano a su cuello se quitó la cadena que contenía su espada, en su mano obtuvo el tamaño real. Tomándola por el filo de la misma apretó hasta hacer sangrar su mano, con sus ojos le indicó a Hiperión que hiciera lo mismo. “Este es el regalo que le daremos a nuestra pequeña Koré” Su esposo hizo lo mismo. Levantándose con cuidado de no despertar a su pequeña ambos unidos por la espada se hincan en el lecho, uno en frente del otro. Concentraron su energía, en la espada que reacciona ante la sangre de los dos, la espada va cambiando de forma paulatinamente en su empuñadura aparece un circulo de luz que va recogiendo la sangre de los dos alimentándola. “Esta espada dará la protección necesaria a nuestra niña, penderá de su cuello y nuestra fuerza vital, le protegerá de cualquier mal que se le avecine”.

Al terminar el rito, Hiperión le abrazo a su pecho, uniendo sus labios en un pacto eterno de amor, los delgados dedos del Fuego Estelar, acariciaban las sedosas hebras negras, delicadamente delineo con sus dedos el Ojo de Cristal, aquella joya que se incrustó en su frente, suspiró Hades no trates de ocultarme nada, me preocupas, afianzando su abrazo sobre él. La joya en su frente empezó a brillar intensamente, Hades le fue acostando quedando él encima de sus caderas, con sus manos apoyadas en su pecho, las cálidas esmeraldas brillaron en una frialdad que heló el alma del titán. Hiperión, mi Fuego Estelar, crees en mí, crees que pueda derrotar a Caos, sus rubíes le reflejaron imponente, frío, determinante al dios de los Muertos. Me preguntas que ven mis ojos, la plena y absoluta oscuridad del Caos, su inmunda alma llena de perversión y corrupción, veo el sufrimiento de los dioses bajo su poder, desde su nacimiento, veo todas sus atrocidades.

¿Esto era lo que veía mi padre? ¡Eh Hiperión! Los rubíes temblaron desolados al contemplar sus ojos sin sentimientos, sabía que cuando él activará el poder completo del Ojo de Cristal, sus emociones serían anuladas, sus brazos capturaron su cuerpo atrayéndolo sobre sí. ¿Qué has hecho, mi amor? ¿Por qué decidiste convertirte en esto? Las lágrimas rodaron rebeldes de sus rubíes y su cabello brillo en llamas potentes, no aguantaba mirar esos ojos llenos de frialdad, dónde antes había amor, calor, sinceridad, fortaleza, ahora solo insensibilidad.

Hades sonrió para luego limpiar sus ojos con sus delicados dedos, ¿Por qué lloras? Quitándose de encima de él, se levanta sin ni siquiera volverlo a ver. - Prepara todo para nuestra partida, Hiperión, y llévale la niña a Hypnos, puedes retirarte deseo estar sólo. - Aquella indiferencia destrozo su corazón sin todavía digerir, lo que oían sus oídos, abría y cerraba sus ojos, le vio caminar hacia la ventana de la habitación sin volverlo a ver, se quitó su capa, dejándole ver su túnica color negro con bordes dorados su krepis doradas que delineaban sus perfectas pantorrillas, su frágil y al mismo tiempo poderosa figura, suspiró tratando de calmar sus propios sentimientos, reconociendo que él dolor reflejados en sus rubíes eran los que habían ocasionado su distanciamiento, se incorporó tomando a la niña en sus brazos, la cual se acurrucó buscando su calor.
Se volvió hacia su amado, Hades aún tenía la espada en su mano. ¿Ya me la llevo, quieres…? La pregunta quedó inconclusa, aún de espaldas a él niega con su cabeza. No creyendo en ese desamor, se acerca a su niño con ella en sus brazos hasta ponérsele enfrente. Hades le vuelve a ver de reojo, como inquiriendo que deseaba, con un movimiento de su mano, la espada vuelve a ser un pequeño pendiente pero esta vez en forma de una llama, la cual coloca sobre el cuello de Koré. Puedes retirarte, pronto te alcanzaré, llama a Hera dile que ahora necesito hablar con ella


Última edición por goddesniquel el Jue Abr 08, 2010 10:12 pm, editado 1 vez
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MensajeTema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión)   El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) - Página 2 I_icon_minitimeSáb Jun 14, 2008 2:44 am

Pero no había terminado de hablar con él, cuando Hera, entra en la habitación con su armadura sagrada ya puesta. Hiperión asiente y espera un momento para ver si Hades se despediría de la pequeña, más se volvió hacia su hermana. Te esperaba, Hera. Vamos a mi habitación para poder conversar a gusto, tomándola de los hombros, la guío fuera de la habitación. Koré, tu papi ha matado su corazón, abrazándola fuertemente las lágrimas rodaron de sus ojos silenciosamente. La niña suspiró en un reparador sueño, limpiando sus ojos con su mano, abrazó a su hija, aspiró su aroma, el mismo de su amado con sus ojos cerrados.

La presencia emitía una fría aura no descifrable por ninguno de los dioses apostados en las afueras del salón. Cuando salió por la puerta todos se pusieron en alerta, Zeus, de inmediato se volvió hacia él -¿Hermano? Acortó la distancia con él, el mayor le miró de reojo y sus ojos le dejaron estático. Hypnos, trató de acercarse a su papi, pero Ares, le detuvo. Hiperión te necesita más que él, en este momento, vamos, le indicó el dios de la Guerra. Ares e Hypnos, entraron en la habitación de la cual sus progenitores habían salido. Encontrándose con la figura estática de Hiperión con Koré en sus brazos. Hypnos se acercó a él acortando la distancia con él, hasta colocarse en su campo visual ¡Papá! Hiperión abrió sus ojos lentamente y le miró como ido, parpadeo varias veces, abrió su boca tratando de hablar, Ares, observaba en silencio todo desde el marco de la puerta. Sonrió tristemente en el momento que lentamente la separó de él con delicadeza. Besándola en su frente, la colocó en los brazos de su hijo mayor : Te encargamos nuestro tesoro, mi niño amado, acariciándole la mejilla se dio la vuelta para salir de la habitación, pero la mano de Hypnos le retuvo firmemente, jalándolo hacia él, en ese momento su voluntad se quebró, sus piernas flaquearon hasta caer de rodillas. Su hijo mayor de inmediato se abalanzó sobre él ocultando su rostro en su hombro y cuello. ¿Dónde ésta el Hiperión que es mi padre? No te quiebres, papá, eres su pilar, te necesita fuerte. Hiperión asintió en silencio. Y él nuestro papá, se fuerte por nosotros, por tu familia.

Ares sintió una mano que se posó en su hombro pidiéndole paso ¿Hyoga? Le observó curioso el dios de la Guerra. Adentrándose en la habitación sin explicaciones se dirigió hacia ellos, colocándose detrás de Hiperión le tomó por debajo de sus brazos obligándolo a levantarse del piso. Acaso no predicas con el ejemplo titán, no fuiste tú quién me indicó que Caos, se adueñaba de los corazones indecisos. Hades confió su corazón en tus manos, no le dejes que se muera, aliéntalo con tu amor. Aún recuerdo el día en que estaban todos reunidos en los Campos Elíseos y el pendiente de plata, que brilla en tu pecho, dijiste que era su corazón. Hiperión le miró escudriñando en su mirada, vio la decisión y la sinceridad en ella. Asintió. ¡Arriba ese ánimo, que nuestro Hades te necesita!

En ese mismo instante le tendió la mano a Hypnos ayudándolo a levantarse, le tomó la barbilla con sus dedos sonriendo se acomodó su cabellera rojiza. Gracias, mí adorado Sueño Eterno. Acarició con sus dedos los mechones negros de su Koré, para luego besarla en la frente Tu papi y yo te vamos a extrañar mucho pequeña, pero siempre estaremos a tu lado, con nuestro amor y calor. Volviendo sus ojos hacia Hyoga agradeció tendiéndole la mano, y colocándola en su hombro, le sonrió.

En la habitación de Hades, ambos se miraron. Hera, tú eres la luz y por lo tanto yo seré la oscuridad. Aún conservas la daga del destino, ella afirmó, firme ante su gélida mirada. Ella le tomó por su cuello para abrazarse a él mas. Hades no le respondió. Tomándola de los hombros la separó de él. Puedes retirarte ¡Haz lo que te ordené! Ella inmediatamente bajo su rostro dolida. ¡Hades, amado hermano! Le llamó. El le volvió la espalda. He dicho que te puedes retirar, déjame solo un momento. El no miró hacia atrás y Hera retrocedió dos pasos para luego correr fuera de la habitación cerrando la puertas tras de sí.

Tomándose las sienes con sus manos, cayó de rodillas descansando su atormentada mente contra la fría superficie de los mosaicos de su cuarto, el dolor era insoportable Caos. ¡Maldito, déjame en paz! Susurró entre dientes: ¡Mi preciosura! Deseaba poder tenerte cerca. Aquella sombra se elevó frente de él. El dios de los muertos se levantó tirando de su cabeza hacia atrás tratando de calmar su dolor, le enfrentó con una sonrisa irónica en sus labios. Desea todo lo que quieras, porque nada tendrás de mí. Ya no hay corazón que puedas dominar. Señalando su pecho. Soy vacío al igual que tú ambos lucharemos, por dominar la nada.

Se acercó a él tomando su rostro con su mano. Caos, ya ni odio siento por ti. No me inspiras nada. Habló acercándose a sus labios peligrosamente. Ya desearías que te besara, sufre sabiendo que nunca me tendrás, que este cuerpo pertenece a Hiperión, sólo a él. En ese momento en que el poder del Ojo de Cristal centellaba en su frente. Clavando sus esmeraldas en los ojos escarlatas de Caos, la sombra ante esta mirada desapareció.

Hiperión, murmuró casi en un susurro, en ese instante sus piernas flaqueaban y le permitían a su cuerpo caer sentado, con su mano en su vientre, acaricia sobre su piel a su hijo el más esperado, y paulatinamente saladas lágrimas recorrían su faz hasta perderse por su barbilla. Lo prometí no volveré a llorar nunca, hijo mío serás mi único confidente y la esperanza de todos. Venceré a Caos y te daré una era de luz, paz y concordia. Nuevamente el Ojo de Cristal ejerció su poder sobre su corazón cerrándolo. Apretó fuertemente sus párpados para soportar la insoportable punzada que le taladró su cerebro, trató de contener la acidez que precede a las nauseas. Se levantó tambaleándose para salir de su habitación.

Al abrir la puerta de su cuarto se topa de frente con Hiperión. Todo está listo para nuestra partida, le expresó seriamente. Gracias, Hiperión, sin determinarlo mucho, el mayor le tomó de la mano jalándolo hacia su cuerpo, le sonrió en el momento que le tomó en asalto sus labios ¡Yours Forevers, Hades! Ante su abrazo cálido Hades tembló e Hiperión profundizó su beso. Tú me perteneces enteramente a mí, recuérdalo, no dejaré que te apartes de mi lado, nadie lo hará, ni siquiera tú, no voy a permitir que se derrumben nuestros sueños y esperanzas, acariciando su rostro con sus dedos temblando de su dolor contenido, juntó su frente a la de él, amoldando su cuerpo al de el menor. Hades trató de separarlo de él colocando sus manos en su pecho ejerció presión, pero Hiperión no le soltó más bien le tomó de la cintura alzándolo ante la mirada atónita de todos, adentrándose en el recinto con su amado en brazos, cerró la puerta tras de sí.

Al dios de los Muertos sus manos actuaron en contra de su cerebro, abrazando firmemente a su amado. ¡Hiperión, te amo! Le susurró al oído entrecortadamente, pero Hiperion sintió su cuerpo temblar entre sus brazos, la lucha interna entre su corazón y mente empezó inclemente. Hiperión en respuesta para calmar su dolor y angustia, descubrió su cuello, lamiendo primero suavemente, hasta succionarlo levemente, ocasionándole en el cuerpo corrientes cálidas de placer, Hades abrió su boca en un ahogado gemido, y sus manos se aferraron a la ancha espalda de su Fuego Estelar.

Marcaré todo tu cuerpo si es necesario para recordarte que eres sólo mío, así como yo soy todo tuyo, mi cuerpo te pertenece Hades y el tuyo es mío. En este lecho consumamos nuestra unión por primera vez, Hades aquí te tomaré de nuevo. - Le depositó en el lecho, sin quitar su mirada seductora emitida por sus rubíes apasionados, se desviste lentamente, su cabello empieza a destellar en ardientes llamas ocasionando que él corazón de Hades se acelere desembocado en su pecho.

Tratando de romper esa magia, sobre su cuerpo, se levantó del lecho en un afán de escapar de su mirada hechizadora, pero Hiperión en un rápido movimiento captura su cintura apegándolo a su cuerpo desnudo, con sus manos lucharon por soltarse del agarre del mayor, quién empieza a besar el cuello a su alcance, y sus dedos buscaron las ataduras de la ropa que cubre a su pequeño ¿Por qué me haces esto? ¿Por qué rompes todas mis defensas? En el instante que el pendiente que surgió en el pecho del Titán en el día de su primera unión carnal destelló poderosamente en él, Hiperión delineo el pendiente con sus dedos lentamente, en respuesta el pecho de Hades, en el lugar del corazón brilló de la misma manera. Las esmeraldas gélidas de Hades empezaron a retomar su brillo natural, y sus cristalinas retinas reflejaron aquel atlético cuerpo desnudo sin poderse mover y sin querer tampoco hacerlo, deja que el Fuego Astral le cubra con su ardor.

Fusionándose en un beso lleno de sensaciones encontradas, las ansiosas manos del Titán fueron desnudándole lenta y apasionadamente, palpando todo su cuerpo, cuando hubo terminado su tarea, se detuvo, con sus cuerpos temblando de deseo, se miraron, uno al otro, Hiperión suavemente besó el Ojo de Cristal, luego la fina nariz, hasta llegar de nuevo a sus labios, Hades delicadamente acarició su pecho desnudo, trazando cada músculo firme con sus dedos, con su respiración entrecortada No entiendo ¿Por qué me haces esto, Hiperión?

Delineó con sus dedos sus labios con deseo. Cuando llegaste al Tártaro, y tus ojos me miraron sin conocerme, quise morir, pero lo que hoy observe en ellos me derrumbó completamente, creí perderte para siempre, no eras tú quién estaba frente a mí, era ver los ojos de Caos ¡Por Cronos! Ni siquiera tu padre se atrevió a usar esta arma. Hades comprendió su angustia y dolor, enmarcó su rostro con sus manos. Mi padre, fue presa de Caos, por no utilizar el Ojo, Hiperión yo comprendí la angustia de mi padre, él en su afán de protegernos, nos devoró. Nuestra madre presa de un inmenso dolor ocultó a Zeus y luego mi hermano lleno de odio traicionó a nuestro padre, no solo el odio, es un arma en su mano, también el amor son las fuerzas más poderosas de este mundo.

Mi corazón esta siendo azotado por Caos, Hiperión. No los voy a exponer a ninguno de ustedes, no los utilizará para llegar a mí. Hiperión acarició sus cabellos y lentamente cerró sus ojos y buscó la boca sonrojada que desesperada, emitía su angustia. Sellando sus labios en un desesperado beso. Sus manos recorrían su espalda para hacerlo olvidar todo en ese momento, con delicadeza sin separarse le guío a su lecho, entre caricias y besos, colocó una de sus piernas entre las de su esposo, pidiendo la entrada entre ellas, le recostó con cuidado en el colchón.

Hades con su respiración agitada, le cedió espacio entre sus piernas. Los rubíes observaron todo su cuerpo con adoración, arrodillándose en el suelo y tomándole una de sus piernas empieza a desatar sus krepis, acariciando su pantorrilla de paso, repite el mismo proceso con la otra pierna. Con una gracia encantadora Hades retiró su pierna de sus manos, le tendió la mano a su amado, se incorpora hasta quedar sentado en la orilla de la cama, al levantarse Hiperión del suelo, Hades se arrodilla enfrente de él, y sonriendo desató las tiras de sus krepis, y besando la extensión de sus piernas hasta llegar a la hombría de su Fuego Estelar, la cual tomó con sus manos, y con caricias lentas la mimó, incitándole, pasó su lengua en la punta de la misma, hasta que la saboreó completamente dentro de su boca.

Las piernas de Hiperión flaquearon de las sensaciones frías y calientes que corrían por ellas, sus manos sostuvieron las caderas manteniéndolas firmes en su lugar, los dedos de Hiperión se enterraron en los sedosos cabellos del color del ébano, Hiperión observó a Hades en sus rítmico movimiento de su boca, todo su cuerpo empezaba a reaccionar buscando el desahogo, el cual no tardó en llegar inundando los sentidos de su esposo. Agitado se arrodilla a su lado rodeándolo con sus brazos, le va cubriendo entre besos y caricias, hasta quedar ubicado entre sus piernas, su hombría buscaba lentamente acoplarse en él y sintió a su pequeño estremecerse en su brazos, al recibirlo, ya enfundado en él empieza a moverse bombeando dentro él sin dejarlo de besar apasionadamente, así como Hades se asía de su cuello, succionando, lamiendo y besando su cuello, sus hombros todo lo que tuviera a su alcance, ambos no tardaron en llegar al clímax.

Hiperión invierte posiciones dejando a Hades descansar sobre su pecho, sirviéndole su cuerpo de lecho, su niño con sus ojos cerrados, escuchaba su respiración y corazón agitado, deseó parar el tiempo en ese momento, en ese cálido refugio, él que le había acogido por milenios, Hiperión le había brindado calor de padre a sus pequeños, aspiró profundamente su aroma, apretando su abrazo sobre él.

Besó con devoción aquel calido refugio, quería grabar en su piel su calidez, se incorporó levemente para observar sus facciones, aquel cabello que flameaba a la vista, extendido sobre los mosaicos color ébano de su recinto, aquellos mágicos rubíes que le reflejaban como pozos de fuego, aquella piel blanca y suave, su fuerte mentón, todo lo fue trazando con sus dedos trémulos, aún unidos físicamente, se sentó en su cadera, apartó delicadamente de su rostro mechones humedecidos que se pegaban a ella y le besó su frente, Hiperión sonriéndole estiró su mano para acariciar los lacios cabellos ébanos que caían sobre los hombros desnudos de su amado, se perdió en la imagen que reflejaban dos brillantes esmeraldas, su belleza se acrecentó con aquella fatal joya en su frente, la mano de Hades le retiene cariñosamente entrelazando sus dedos, le jala hacia él besando sus nudillos

Mi Fuego Estelar ¡Mi adorado esposo! Hades tendió su mano hacia él y el mayor la tomó repitiendo el ritual besa los nudillos. Mi adorado Rey, mi Centello. Esta vez Hades, se sostiene apoyado en sus manos, para movilizarse sobre él penetrándose rítmicamente Hiperión ahora tengo a nuestro hijo en mi vientre, se dijo en su mente, deseaba con todo su corazón darle esa alegría, pero de que serviría en este momento. Todo en este momento era inseguro en su futuro. Su esposo con sus manos aún entrelazadas le abraza, besando su cuello y hombros, lentamente, las separan, él se aferró de su cuello, mientras el vientre de firme de Hiperión, le brindaba placer, acariciándole su hombría, con sus dedos enredados en los ébanos brillantes de sus cabellos. Ahora moriré gustoso en tus brazos, Hades, nunca vuelvas a dejarme solo, aquellas palabras, lastimaban el corazón de Hades, ocultando su rostro en su cuello ¡Hiperión! Fue su lamento


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Moira Laquesis - Hiperion
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El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) - Página 2 Empty
MensajeTema: Re: El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión)   El amor más allá del Tiempo (Shun/Hades e Hiperión) - Página 2 I_icon_minitimeSáb Jun 14, 2008 2:45 am

La lucha interna entre su corazón y mente volvió a surgir, Caos le llamaba, indagaba en su corazón sus puntos débiles, temblando se aferró con fuerza a su pilar, a su amado Fuego Estelar, pero también vino a su mente por medio del Ojo todo lo que sufrió Hiperión en manos de Caos, vio a su sobrino Hefestos siendo ultrajado y una mil veces, durante su cautiverio, con impotencia observó la humillación de los dioses bajo su poder.

¡Ven a mí Hades! Les liberaré a cambio de tu cuerpo; aquella horrible voz taladraba su cerebro, ya ni el cálido refugio que era su Hiperión le daba paz, todo aquel horrible sufrimiento, le hizo clavar sus uñas en su espalda, en un gemido de dolor agudo, se escapó de sus labios, con su pecho brillando con la misma intensidad que el pendiente que brotó de él. Detiene con sus manos a Hiperión, quién le mira sin comprender mucho lo que pasaba y le obliga empujándolo violentamente contra el piso a separarse de él, se apoya en el pecho del titán, llevando sus manos a su pecho cerrando sus ojos, envío todo su poder al Ojo de Cristal alimentándolo. Algo que sintió Hiperión tratando de detenerlo, pero Hades extiende su poder deteniendo el tiempo paralizando incluso a su Fuego Estelar, una esfera de luz brotó en el lugar de su corazón.

La Esfera entre los dos giró, los ojos de Hiperión demostraban su angustia de poderlo ver, matando completamente su corazón, ahora el Ojo Cristal domina completamente su cuerpo, la lucha interna por fin terminó la piedra se convierte plenamente en color esmeralda. Me has dicho Fuego Estelar que mi corazón es tuyo, bueno plenamente te pertenece ahora, con su mano guiaba la energía dentro del corazón del titán, la cual atravesó su pecho, finalizando su tarea, recuesta su cabeza en el torso desnudo de Hiperión tratando de calmar su agitada alma, le habló entrecortadamente a causa del dolor que emitía su cabeza. Porque eres lo más amo, te saco de mi corazón para siempre. Te doy todos mis afectos, mis hijos, todo de mí y no me dejo nada. La Batalla por fin a comenzado y quienes comparten mi destino ellos me acompañaran frente a Caos, los demás no se verán involucrados. No sufras porque no soy nada en este momento solo una arma para destruir a Caos, un caparazón vacío. Te regalado todo de mi, incorporándose le señaló su corazón y el pendiente.

Lamento que las cosas terminarán así. Hincándose a la par de él empezó a recoger sus vestimentas, y a cubrirse su cuerpo. Cuando hubo acabado de hacerlo tomó a Hiperión en sus brazos para depositarlo en el lecho, acarició todo su rostro. Mi corazón está a salvo en tus manos, recuerda que yo te ame, más que a nada en la eternidad, no sufras, Hiperión por lo que pueda pasar, delineando sus labios los entreabrió para besarlos, por última vez. La puerta de su cuarto se abrió y por ella se dejaron ver dos figuras, una era Hera y la otra era Tánatos vestido de su armadura. ¡Estamos listos, hermano!. Los ojos de Hiperión que era lo único que podía mover, contemplaron con horror, como Hades acuna a su hijo en sus brazos. Acariciando su cabello dorado. Perdóname hijo, su hijo negó contra su pecho, para mí será un gusto poder pelear a tu lado y si es necesario morir también.

¡Papá! Dirigiéndose a Hiperión al momento que Hades le cedió lugar para que se despidiera de él. La dolorosa lucha interna de Hiperión comenzó deseo gritar para ser escuchado. ¡No lo permitiré! Gritaba su mente, su alma lo aullaba por medio de sus ojos que destellaban el fuego incontrolable de su corazón. Su bebé se acunó en su pecho. Cuando tuve miedo, fue este pecho que me dio la calma. Todo lo que soy sé que se lo debo a los dos, a mis amados padres. Pelearé con el honor y rigor que me enseñaste, estoy feliz de que pueda esta vez ser yo quién te proteja a ti, dale la fuerza a mi amado Apolo. Le besó en los labios, acomodó con sus dedos su cabellera rojiza. Eres mi orgullo padre. Acercándose a su oído, susurró palabras solo para Hiperión, las lágrimas rodaron de sus rubíes impotentes, haciendo gala de todo su poder de titán movilizó una de sus manos agarrando fuertemente el brazo de su hijo, sus labios se movilizaron pero las palabras no pudieron ser emitidas.

Tánatos le acalló acariciando sus labios delicadamente. No te aflijas, yo sabía cual era mi destino, y él de mi padre, es mi condena, contigo a mi lado fui realmente feliz, yo fui el odio de Zeus, su repulsión al ser rechazado por mi papi, y Hypnos fue su gran amor descontrolado hacia él, y tú me convertiste en amor, en tu gran amor hacia mi papi. Mi papi como le extrañe los milenios que estuvimos sin él, en dónde aprendí con dolor, que la muerte es irremediable que todo lo que vea aunque trate de cambiarlo sucederá, tarde o temprano. En esa época de soledad tú te convertiste en mi todo. ¡Te amo papá! Hera acallaba sus sollozos con su mano, observaba la forma serena de hablar de Tánatos y la angustia reflejada en los ojos de Hiperión, como el dios de la muerte suelta su brazo de su agarre, como Hades indiferente a los sentimientos de su amado, se acomodaba sus cabellos, aquel ser frío en que se convirtió heló su corazón, su querido hermano emitía un aura que horrorizaba, un vacío inmenso se sentía en él.

Cuando una presencia a sus espalda le llamó la atención, su hermano sonrió al recién llegado No partirán si mí. ¿Verdad? Hyoga vestido con la armadura de su padre Odín, apareció tras ellos. ¿Baldur? Exclamó Hera no entendiendo su presencia en ese lugar. Traía en su espalda la armadura de Hades, la cual depositó a sus pies, tomando su mano la besó dulcemente. Gracias por mi hija, gracias por hacerme padre aunque no lo merecía mí amado Hades.

Se incorporó dirigiéndose al lecho dónde Hiperión observaba todo sin poder hacer nada, Hyoga se postró hasta tocar su frente en el piso. Yo jamás Hiperión podré pagarte todo lo que has hecho por mis dos amados, que son Hades y mi hija, perdóname por amar lo que tu amas, lo que te pertenece, la única forma de pagar, que creo conocer, es traerlos con bien a tu lado de nuevo. O morir a su lado, si falto a mi promesa. Tienes la palabra del hijo de Odín, Baldur Hyoga.

Hades alzando su energía, activó la armadura quién destelló hermosamente al desplegarse en varias partes que se adhirieron a su piel. Levantándose de su posición Hyoga le tiende la mano a Hades, el rey de los dioses sonríe colocando la suya delicadamente en ella, Baldur asiente, y le guiaba fuera la habitación, Tánatos les alcanzó caminando al lado de su papi. La rabia brilló en los ojos de Hiperión sus manos poco a poco iban retomando su fuerza, agarrando fuertemente las sábanas trató de incorporarse Yo protegeré a mi familia, susurró dificultosamente. Hera se acerca a Hiperión besándolo en la frente, le detiene negando con su cabeza Perdona Hermano, tú deberas encargarte de guiar a lo titanes, tú tienes una importante arma en tus manos y señalando su pecho, no te olvides tienes el corazón de mi hermano en tus manos. No te desanimes. Serás nuestro lugarteniente. Esto te lo envían las Parcas, cumple tu destino Hiperión, dejándole un pequeño pergamino en su mano, se levantó rápidamente y alcanzó a los demás en la salida del Eliseo. Todos listos, preguntó Hades, sus acompañantes asintieron, alzando su poder una puerta dimensional se formó, entre ellos y el templo de Apolo, por ella dos hermosos Pegasos descendieron al jardín del Eliseo. ¡Emperador! Tánatos corrió al Pegaso acariciándole suavemente sus crines, a su lado Electra agitaba sus alas desplegándolas. Detrás de ellos, encabezadas por Némesis y Andrómeda, las doncellas de templo de Apolo ingresaban al Inframundo, atrás de ellas su sacerdotisa Casandra.

Todas se hincaron ante los dioses, en silencio. Hyoga, se acercó a Emperador, acariciando su lomo, se afianzó en sus manos subiendo a horcadas en el semental, el cual se encabritó alzándose sobre sus patas traseras molesto, calmándole con pequeñas caricias en su cuello, le tiende la mano a Hades, para que lo monté, el semental se inclinó sobre sus patas facilitándole la tarea, cuando se hubo acomodado, el Semental vuelve a encabritarse y él acunó el cuerpo de Hades, en su pecho, sosteniéndole de la cintura, firmemente, en el momento que Emperador se eleva en sus patas traseras, se impulsa en sus alas, levantando vuelo.

Por su parte Hiperión, dificultosamente se levantó utilizando sus fuerzas cósmicas, casi arrastrándose llega al atrio del templo de Hades. ¡Hades! Fue su grito desesperado al verlo partir en brazos de otro dios, Hyoga, y los demás le volvieron a ver, pero el dios de los muertos, tomó las riendas de Emperador, azuzándolo le obligó avanzar dentro del portal. Tánatos volvió a ver su padre, pero su tía siguió a su papi, sin mirar atrás, el ocultó su rostro en los aromáticos cabellos dorados de Hera.

Al desaparecer la energía del tiempo de ese lugar, todos los dioses pudieron de nuevo movilizarse, la furia de Hiperión se hizo sentir en todo el Inframundo.


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