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 Belleza imposible *FIC ABANDONADO 25 JUN. 08*

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Kitana
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MensajeTema: Belleza imposible *FIC ABANDONADO 25 JUN. 08*   Belleza imposible *FIC ABANDONADO 25 JUN. 08* I_icon_minitimeMar Jun 24, 2008 1:58 pm

TITULO: Belleza imposible


Serie: Saint Seiya

Renuncia o Disclaimer :Todos los personajes de Saint Seiya son propiedad de su creador, Masami Kurumada, yo solo los he tomado , y deformado un poco para fines meramente lúdicos.

Resumen:Aioros y Aioria son un par de hermanos que comparten un oscuro secreto, mismo que lucharan por mantener oculto, Saga, un hombre poderoso, empeñado en conseguir el amor de Aioros, intentará todo lo que esta en sus manos por separarlos, ellos lucahran por seguir juntos, a pesar de todo


Pareja: AioriaxAioros, SagaxKanon, SagaxAioros, SagaxMiloxKanon, MiloxAfrodita


Clasificación: NC-17


Advertencias incesto, violencia, lemmon
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Kitana
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MensajeTema: Capitulo 1   Belleza imposible *FIC ABANDONADO 25 JUN. 08* I_icon_minitimeMiér Jun 25, 2008 2:51 pm

Belleza imposible *FIC ABANDONADO 25 JUN. 08* S24




El lujoso carruaje avanzaba lentamente por el polvoriento camino, daba tumbos de lastimosa manera, dejándole sentir a sus ocupantes lo abrupto del camino. En su interior, los hermanos Cavafis se mantenían muy juntos y en silencio, en cierta manera, temerosos de lo que les esperaba. El mayor miraba fijamente el agreste paisaje que parecía correr a una velocidad irreal frente a sus ojos, en tanto que el menor no podía apartar los ojos de su hermano.

--- Aioros… - murmuró el menor.
--- ¿Qué sucede Aioria? ---dijo Aioros girando el rostro para encontrarse con los compungidos ojos de su hermano.
--- Me preguntaba si estas seguro de lo que vas a hacer…
--- Aioria… yo, no sé si esto esta bien o mal. Solo sé que es lo que se necesita hacer para evitar mayores desgracias.
--- Aún así… no sé si sea correcto permitir que te sacrifiques de esta manera.
--- Todo va a salir bien Aioria, ya lo verás, no tendré que quedarme, en cuanto me vez dirá que no soy lo que ha estado buscando y nosotros podremos volver a casa y pensar que esto jamás sucedió. – Aioria buscó refugio en los brazos de su hermano como cuando era un niño.
--- Espero que no te equivoques Aioros… quisiera ser tan positivo como lo eres tú.
--- Saldremos de esto, ya lo verás. --- dijo el mayor abrazándolo con más fuerza.--- Dioses… jamás imaginé que esto fuera a ser así de duro.
--- Los dos sabemos que no podía ser fácil. --- dijo Aioria. --- No me siento capaz de dejarte en manos de ese infeliz si acaso…
--- No pasará, ya verás que no pasará. --- dijo Aioros y le besó con suavidad en la mejilla. --- Debes mantener la calma o nos perderás a ambos…
--- Lo sé… pero me enferma saber que si ese idiota lo decide… tendrás que quedarte… sé que no quieres esto Aioros… sé que… --- la mano de su hermano sobre su boca, hizo callar a Aioria.
--- Aioria… no lo hagas más difícil para mí, ¿no te das cuenta de que me destroza tanto como a ti el tener que pensar siquiera en quedarme? Solo hazme un favor Aioria… mantén la calma. Ni siquiera estamos seguros de que me elija a mí. Esto no tiene porque ser tan malo…
--- Es cierto, podría ser peor. --- siseó el menor. Aioros solo lo abrazó, no estaba preparado para aquello.
--- ¡Estamos llegando! --- anunció el cochero. Instintivamente, los hermanos se tomaron de las manos.

El carruaje entró a Galatsi, ciertamente no pasó desapercibido, más tampoco llamó demasiado la atención, puesto que no era el primer carruaje que traía a Galatsi a alguien que pudiera convertirse en el consorte del gobernante en turno. Galatsi era la capital de uno de los principados más ricos de la región, y era gobernado con mano de hierro por el mayor de los hermanos Elythys, Saga, el hombre que había ordenado a todas las familias nobles presentar a sus hijos casaderos ante él para que pudiera encontrar un nuevo consorte después de la muerte de su primera esposa, Saorí.

Los rumores acerca de Saga Elythys no eran precisamente halagadores. Se decía que era cruel, se decía incluso que su esposa no había muerto de forma natural sino que el propio Saga la había asesinado. Al escuchar aquello, Aioros había optado por hacer oídos sordos, pero sobre todo, no comentarlo abiertamente a Aioria. Su hermano había estado a punto de huir con él lejos de Galatsi para apartarlo de un posible matrimonio que Aioros no deseaba.

El carruaje se detuvo al llegar a las puertas del castillo que habitaba Saga Elythys. Aioria y Aioros intercambiaron asustadas miradas. Aioria se sentía furioso, ¿cómo era posible que ese hombre se hubiera atrevido a ordenarle que llevara a su hermano a su presencia? Era simplemente asqueroso.

--- Tienes que ir. --- dijo Aioros aferrando la mano de Aioria.
--- No quiero…
--- Si no cumples te matará… y yo no quiero que eso pase. --- dijo luchando por no ponerse tan furioso como su hermano.
--- Es tan fácil para este infeliz… lo haré, no por él, ni por mí, solo lo haré por ti. --- dijo y bajó del carruaje. Sus pasos se tornaron lentos, dudosos mientras se aproximaba al portón del castillo. Respiró profundo un par de veces antes de dirigirse al guardia. Extrajo de entre sus ropas el pergamino con la misiva que había llegado hasta su hogar, citándoles a él y Aioros para esa fecha en el castillo.

Los guardias les permitieron la entrada al castillo y le indicaron que el príncipe ya esperaba en el patio central del castillo.

--- Nos espera. --- dijo Aioria con la mandíbula apretada.
--- Tranquilízate… por favor. --- susurró Aioros mientras sus manos descansaban en los hombros de Aioria.
--- Sabes que si tú lo quieres… si tú me lo pides… arraso este lugar y te arranco de sus brazos sin importar nada más.
--- Sé que eres capaz de eso y más… pero no quiero arriesgarte tontamente… ni siquiera estamos seguros de que me elija a mí.
--- No quiero ni imaginar que haga eso… --- dijo Aioria apartando el rostro.
--- Ve tú primero. --- dijo Aioros en voz baja.

Aioros se quedo un poco atrás mientras Aioria avanzaba por el estrecho corredor que comunicaba con el patio central.

Aioros no dejaba de mirar la imponente figura de su hermano. Sentía como si el mundo se estuviera terminando a cada paso que daba. Como si el mundo que conocía estuviera cayéndose con cada paso que Aioria daba…

En el patio central se encontraban esperándolos, los gemelos Elythys y un hombre rubio con cara de pocos amigos.

--- Dioses… Aioros sí que se ve rudo. --- murmuró Kanon.
--- Idiota, ese no es Aioros, ese es su hermano menor, Aioria. --- dijo Saga de mal humor.
--- ¿Ya puedo largarme? --- dijo el rubio detrás de ellos.
--- Te largaras cuando yo diga que debes largarte. --- susurró Saga con molestia. El rubio solo frunció aún más el ceño. --- Ahora has lo que mejor sabes hacer, quedarte muy calladito y sin meterte en donde no te llaman.

Los tres hombres esperaron en silencio a que Aioria llegase ante ellos. Aioros permanecía oculto detrás de la imponente figura de su hermano.

--- Bienvenidos. --- dijo Saga con serenidad.
--- Gracias. --- susurró Aioria tragándose la furia que sentía en ese momento.
--- Pasen, hablaremos en el salón principal, supongo que estarán cansados después del viaje tan largo que han realizado. --- dijo Saga.
--- A decir verdad, así es majestad. --- dijo Aioros en voz baja.
--- Síganme. --- dijo Saga, estaba fascinado con la elegancia y el porte de Aioros, tanto que ni siquiera atendió a las airadas miradas que Aioria le lanzaba de tanto en tanto. El príncipe simplemente tomó a Aioros de la mano y lo arrastró al interior del palacio.

Los hermanos y Saga entraron al palacio, Kanon y el rubio se quedaron rezagados.

--- ¿Se puede saber que demonios te pasa? --- dijo Kanon sujetando al rubio por los hombros.
--- A mi no me pasa nada…
--- ¿Celoso tal vez? --- dijo Kanon burlón.
--- ¿De nuestra alimañesca majestad? No, no lo creo. --- dijo con una sonrisa cínica --- Lo único que me causa nuestro príncipe son nauseas. --- dijo el rubio con furia.
--- Más te vale que mantengas tu bastarda boca cerrada Milo… ni se te ocurra espantar a este como has espantado a los otros… ¿estamos? --- dijo el gemelo en tono amenazante.
--- Te recuerdo que no fui yo quien los ahuyentó… dicen que la verdad no peca pero nos incomoda.
--- Cierra la boca… y por cierto, esta noche iré a buscarte. --- dijo empujándolo lejos. El gemelo entró en el palacio mientras el rubio se dedicaba a maldecirle en todas las formas que conocía.

En el salón principal, Saga hacía lo posible por impresionar a Aioros, mientras Aioria sentía que una furia ciega lo invadía, se imaginaba a sí mismo hundiendo una y otra vez su espada en el cuerpo de ese hombre al que ya comenzaba a detestar. Saga podía ser encantador si se lo proponía, y estaba decidido a seducir a Aioros. Le sonreía y lo trataba de una manera en que jamás había tratado a nadie.
--- Según he sabido, sus padres murieron hace tiempo. –-- dijo sosteniendo la mano de Aioros. El castaño le dedicó una sonrisa fingida y retiró la mano suavemente, cosa que solo hizo que Saga se interesara aún más, el joven frente a él parecía inmune a sus encantos.
--- Sí, así es, mi padre murió en batalla hace unos años, y mi madre al dar a luz a mi hermana menor Lythos. --- dijo apartándose un poco.
--- Entonces ha sido Aioria quien ha cuidado de ti todo este tiempo. --- dijo el príncipe sujetando una vez más la mano de Aioros.
--- Así es. --- dijo Aioria con voz ronca. --- He sido yo quien se ha encargado no solo de Aioros y de Lythos, también de todo lo que pertenecía a mi padre. – Aioria aferró la copa en la que le habían ofrecido vino, Aioros solo lo miraba esperando que su hermano se contuviera lo suficiente como para no provocar nada irreparable.

El día transcurrió entre los intentos de Saga por congraciarse con el mayor de los hermanos Elythys y el intercambio de miradas entre Aioros y Aioria. Por momentos Aioros creyó que Aioria olvidaría la mesura y se arrojaría contra Saga para degollarle.

Milo y Kanon permanecían en la habitación, Kanon apoyando a su hermano y Milo tan callado como una tumba. No perdía detalle de aquello, observando, analizando cada minúsculo detalle del posible nuevo esposo de Saga. Estaba decidido a ahuyentarlo, justo como había hecho con el resto. En cierta forma, Aioros le agradaba, y había notado el odio asesino que Aioria le profesaba a Saga desde el momento en que lo vio. Aprovecharía eso, como de costumbre.

Aioria no podía ver más allá de su furia hacia Saga. Aquello se había prolongado demasiado a su juicio.

La servidumbre anunció que el refrigerio ordenado por el príncipe estaba listo. Inmediatamente Saga ofreció su mano a un incómodo Aioros que no dejaba de mirar a su hermano menor. Aioria continuaba aferrando el pomo de la espada engastada en rubíes que pendía de su cinto. Fantaseaba con blandirla contra Saga, con rebanarle la garganta por atreverse a tanto con Aioros.

Aioria se vio obligado a seguir a su hermano y al príncipe a otro salón situado en las entrañas de ese palacio que, pese a su suntuosidad, le resultaba detestable. Caminó en silencio sin dejar de mirar a Aioros, quien, de tanto en tanto le miraba como suplicándole contenerse.

Se sentaron a la mesa, Saga quedo fascinado con los refinados modales de los hermanos. Kanon no paraba de mirar a Milo que se mantenía en un obstinado silencio a pesar de las incitaciones a conversar del menor de los gemelos. El rubio se limitaba a clavar el rostro en el plato frente a sí y a tomar pequeños bocados haciendo gala de una refinada educación.
--- Más tarde hablaremos. --– siseó Kanon por lo bajo. Milo permaneció en silencio sin siquiera mirarlo.

Saga los miró de reojo, una sonrisa se posó en sus labios. Dirigió sus ojos a Aioros y sin dejar de sonreír habló.
-- He estado tan fascinado con su compañía que me he olvidado de presentarle al capitán de mi guardia personal, mi primo, Milo Elythys. – dijo señalando con un ademán al rubio.
--- Es un honor. --- murmuró Aioros. Milo simplemente le dirigió una inclinación de cabeza. Sólo entonces Aioria notó a ese hombre rubio que parecía rodeado por un aura de amargura y disgusto. Le intrigó sobremanera la feroz lucha sorda que parecía sostener con Kanon.

La comida prosiguió. La aparente calma de Saga se vino abajo cuando los hermanos Cavafis abandonaron el salón.
--- ¡Eres un cretino! –-- dijo Saga abofeteando a Milo. El rubio no habló, permaneció estoico ante la rabieta de su príncipe. --- ¿Qué demonios le mirabas a Aioria? --- le dijo furioso.
--- Lo mismo que tú le mirabas a su hermano. --- dijo Milo con una sonrisa cínica. --- No puedes prohibirme ver a cuantos hombres se me antoje. --- dijo el rubio desafiante.
--- ¡Imbécil! --- gritó Saga golpeándole una vez más. --- Más te vale no intentar otra de tus jugarretas… esta vez no lo voy a permitir. --- dijo Saga --- Kanon, sácalo de aquí.

El menor de los gemelos obedeció y sacó a Milo del salón para llevarlo a sus propias habitaciones. Milo sabía lo que esperaba, lo que vendría.
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MensajeTema: Re: Belleza imposible *FIC ABANDONADO 25 JUN. 08*   Belleza imposible *FIC ABANDONADO 25 JUN. 08* I_icon_minitimeMiér Jun 25, 2008 2:56 pm

En otra ala del palacio, Aioria se paseaba furibundo frente a su hermano.
--- ¡No puedo creer que se haya comportado de esa manera! ¿Pudiste verlo? ¡Creí que te arrastraría en cualquier instante a su cama! --– dijo el menor con molestia inocultable.
--- Tranquilízate. --- susurró Aioros.
--- No, no puedo tranquilizarme… ¿no te diste cuenta de que el mismo capitán de su guardia personal quiere matarlo?
--- Aioria, no hables a la ligera, ni siquiera sabes de las intenciones de ese hombre.
--- Te esta convenciendo… te esta convenciendo, ¿no es cierto? --- dijo el menor acercándose a la cama en la que Aioros estaba sentado. –- No creo que pueda soportar que ese hombre te ponga un dedo encima Aioros…
--- Lo sé… pero piensa en Lythos… por favor, contente, si no puedes hacerlo por mí, hazlo por ella. --- dijo Aioros, Aioria se arrodillo y ocultó el rostro en el regazo de su hermano.
--- No me resigno a dejarte en manos de ese hombre… no puedo permitirlo… moriré de dolor si tengo que dejarte aquí. --- dijo, Aioros comenzó a acariciar los ensortijados cabellos de su hermano mientras pensaba cuidadosamente las palabras que podía decirle para calmarlo. Aioria aferró las ropas de su hermano. --- Moriré de dolor si lo aceptas... Pase lo que pase… no aceptarás a ningún esposo. --- dijo Aioria en voz baja.
--- Aioria… sabes que es imposible que te opongas a él… es el príncipe.
--- Lo sé… pero no voy a verte encerrado en este palacio solo por el capricho de un asesino.
--- ¿A que te refieres?
--- A que se lo que se dice de su primera esposa… los rumores que corren sobre el capitán de su guardia, sobre su propio hermano… --- dijo Aioria evadiendo la mirada de su hermano. --- Esperaba que no despertaras su interés, esperaba que no gustara de ti, ¡que ingenuo! Ahora debo ver la manera de sacarte de aquí.
--- Lo resolveremos juntos…
--- Espero que podamos volver a casa… pero te advierto que no volveré sin tí. --- Aioros lo miró agobiado, si Aioria lo había dicho, lo cumpliría, pasara lo que pasara.

Saga se encontraba en sus habitaciones atendiendo algunos asuntos pendientes. Dejó a un lado las cartas que revisaba y no pudo dejar de pensar en Aioros. Era perfecto, simplemente perfecto, educado, amable, hermoso, solo tenía que solicitarlo y sería suyo.

No le convencía la actitud de Aioria, pensaba que ese hombre escondía algo. Algo que no tardaría en descubrir.

Hizo llamar a Kanon, necesitaba de los especiales dones de su hermano para aquella tarea. Necesitaba saber que tan maleables serían los hermanos Cavafis.

Uno de los sirvientes de dirigió a la habitación de Kanon, quién en ese momento permanecía sentado, semidesnudo, con Milo entre sus piernas.
--- Ah… no cabe duda de que cada día que pasa lo haces mejor… -- dijo mientras se entretenía enredando sus dedos entre los largos cabellos de Milo. El rubio mantenía la atención en su tarea, intentando reprimirse lo suficiente como para no morder el miembro que se hallaba en esos momentos en su boca. – Ah… tu bastarda boca sirve solo para esto… --- gruñó Kanon antes de derramarse en los labios del rubio.

Al escuchar que alguien llamaba a su puerta se separó de Milo y se acomodó la ropa.

--- Ve a abrir. --- de mala gana, Milo se puso en pie y acudió a la puerta sintiéndose el ser más repugnante del planeta. Caminó hacia la puerta y abrió, no pudo sino enfurecer al notar la mirada burlona en los ojos del criado.
--- ¿Qué quieres? --- dijo de mala manera.
--- El príncipe solicita la presencia de Lord Kanon. – dijo el criado bajando la mirada. Milo cerró la puerta y se dirigió a Kanon.
-- Tu hermano quiere verte. --- dijo y se dio media vuelta.
--- Tú vienes conmigo. --- dijo Kanon mientras se vestía.
--- Dijo que tú tenías que verlo, no yo.
--- Pero yo te digo que quiero que vengas.
--- ¿Para qué? ¿Quieres que envenene a alguien?
--- Cállate… sabes que no me gusta hablar de eso. --- dijo alzando la mano para abofetearle.
--- Sí no me toleras no tienes más que prescindir de mí. – dijo el rubio con una media sonrisa.
--- No vas a librarte tan fácilmente de mí… --- dijo sujetándole fuertemente la mandíbula. --- Y más te vale que te comportes, porque si comienzas con tus caprichos… lo único que vas a conseguir es que quien tú sabes pague las consecuencias.
--- ¡Eres un infeliz, una maldita rata revestida en oro pero con las entrañas podridas!
--- ¡Cállate! Entre tus derechos nunca ha estado el de protestar. --- dijo Kanon al tiempo que le abofeteaba con violencia. --- Recuerda muy bien por qué estás aquí… ¿o debería decir por quién? --- la mandíbula de Milo se tensó con furia, no podía ir más allá --- Me alegra que entiendas. --- dijo palmeando la mejilla enrojecida del rubio. Juntos se dirigieron a las habitaciones de Saga. Milo sentía deseos de salir corriendo pero sabía que no podía negarse, que de él dependían demasiadas cosas.

Saga los hizo pasar de inmediato. Estaba ansioso por conseguir a Aioros, y sabía que Kanon lo haría posible.

Kanon apareció en las habitaciones de Saga seguido por Milo, la expresión de odio reprimido del rubio produjo un intenso placer en el mayor de los gemelos.

--- Siempre he pensado que te ves particularmente hermoso cuando estás así de furioso. --- dijo avanzando hacia Milo. El rubio se quedó quieto, con las mandíbulas tan apretadas que sus dientes comenzaban a rechinar. --- Vamos, no te pongas así, “hermanito”. --- dijo el gemelo. --- Creo que vamos a necesitar de ti… quiero ganar tiempo.
--- ¿Qué planeas? --- dijo Kanon con una sonrisa perversa.
--- Necesito que convenzas a Aioros de que su mejor opción es casarse conmigo. Y tú Milo, le vas a dar el tiempo necesario. --- dijo Saga clavándole el índice en el pecho al rubio.
--- ¿Quieres que lo envenene? --- preguntó Kanon extrañado.
--- No a él, a su fastidioso hermano. --- sentenció Saga --- Tiene que ser algo imperceptible. Algo que nadie pueda notar, algo que lo haga parecer una enfermedad común y corriente.
--- Entiendo, no quieres matarlo… aún. --- susurró Milo. Saga le mostró una gran sonrisa.
--- Exactamente hermanito. --- dijo besándole en los labios, Milo dibujó un gesto de asco. --- Ya te he dicho que esos desplantes están fuera de lugar… eres mi hermanito, y tienes que obedecerme…
--- Recuerda que sí no lo haces…--- intervino Kanon abrazándole por la cintura.
--- Habrá alguien que lo pase aún peor de lo que lo pasas tú cuando no te comportas… así que… no olvides tu lugar aquí. --- concluyó Saga. --- Ahora lárgate Milo. Quiero que empieces a trabajar de inmediato. --- el rubio no esperó más, no quería estar ahí.
--- Cada día es más difícil dominarlo.--- dijo Kanon un tanto preocupado.
--- Ja, eso no es obstáculo… encontraremos el modo de hacerlo tan dócil como al principio. --- dijo el mayor con una sonrisa perversa. --- Solo es cuestión de tiempo.
--- ¿De verdad quieres casarte con ese Aioros? no es tan rico como otros, ni tan hermoso.
--- Tal vez, pero es un capricho que pienso cumplir.
--- ¿No sería más fácil simplemente narcotizarlo, hacerlo tuyo y enviarlo de regreso a casa?
--- Quizá sería lo más fácil, pero no lo más divertido. --- los dos gemelos echaron a reír.

Aioros paseaba por el huerto que se hallaba a espaldas del castillo del príncipe Elythys. Había decidido salir y despejarse un poco, Aioria dormía profundamente, estaba cansado después del viaje y de mal humor. Se internó en el huerto, sintiendo que el aroma de las rosas que bordeaban el huerto invadía sus fosas nasales. Ciertamente era espléndido, plagado de toda clase de hierbas medicinales y árboles frutales.

--- Usted no debería estar aquí. --- dijo alguien a sus espaldas. Aioros volteó y se encontró con el capitán de la guardia.
--- Lo lamento, no sabía que tenía prohibido el acceso a este lugar.
--- No tiene que disculparse, y no tiene prohibido el acceso, es solo que los arqueros practican muy cerca de aquí a esta hora de la tarde. Es peligroso. --- dijo el rubio con gesto serio.
--- Entiendo, volveré a mi habitación.
--- Permita que le acompañe. --- dijo el rubio, Aioros no quiso rechazarlo, habría sido descortés de su parte y quería saber si acaso Saga estaba decidido a desposarlo, Milo podía ayudarle.
--- ¿Lleva mucho tiempo sirviendo al príncipe? --- preguntó Aioros mientras salían del huerto.
--- Casi quince años, primero fui paje de la princesa, luego guardia y ahora me han ascendido a capitán.
--- Debe ser una responsabilidad muy grande.
--- Sí, lo es. Mi deber es velar por la seguridad del príncipe. --- dijo Milo, a Aioros le dio la impresión de que aquello, más que una declaración de principios, era una frase bien aprendida. --- Llegamos. --- dijo Milo deteniéndose ante la puerta de la habitación que los hermanos Cavafis compartían.
--- ¿Le gustaría pasar y beber un poco de vino? --- ofreció Aioros.
--- No es correcto que me encuentre a solas con usted.
--- Mi hermano esta dentro, no estaríamos solos. --- dijo Aioros.
--- ¿Qué es lo que desea? --- dijo Milo un tanto irritado.
--- Saber. Quiero saber algunas cosas. --- dijo Aioros mirando fijamente a Milo, el rubio sintió esos ojos verdes tan penetrantes sobre él y recordó a ese ser por el que estaba dispuesto a morir si era preciso.
--- No hay mucho que pueda decirle.
--- Todo lo que me diga será útil. --- dijo el castaño, a Milo le pareció sincero, le pareció que ese hombre tenía tantos deseos como él de irse del castillo lo antes posible. Asintió con la cabeza.
--- No puede ser ahora… ellos tienen ojos en todas partes, ya me encargaré de hacerle llegar un mensaje indicándole cuando y donde es seguro hablar. --- dijo y se fue inmediatamente.

Aioros entró en la habitación sin entender plenamente lo que había sucedido ahí, ¿y si todo era una trampa? No en vano ese hombre era tan cercano al príncipe, y por si fuera poco, eran familia. No comprendía lo que sucedía y temía haberse metido en algo más grande de lo que pudiera imaginar.

Aioria estaba despierto. Se incorporó en la cama y miró fijamente a su hermano mayor.

--- ¿Dónde estabas? --- le preguntó Aioria con un toque de reproche.
--- Paseaba por el huerto.
--- Te dije que no debías salir sin mí, no sabemos de lo que es capaz el príncipe. Durante el almuerzo me pareció ver que su hermano instruía al capitán acerca de algo.
--- No tienes que preocuparte demasiado. --- dijo Aioros sentándose en la cama.
--- Debo hacerlo… ya te dije que no me iré de aquí sin ti. --- Aioros sintió que su hermano lo abrazaba con fuerza, apoyó el rostro en el hombro del menor y sin resistirlo más, dejó escapar el llanto.
--- No quiero quedarme aquí… quiero volver contigo y con Lythos… no toleraría que me arrebataran a mi familia.
--- Estaremos bien… tú estarás bien, Lythos estará bien… nunca permitiré que ese patán te ponga un dedo encima…
--- Tal vez debería enterarse…
--- ¡No! Eso jamás, nuestro secreto se irá con nosotros a la tumba, lo hemos jurado Aioros, y no pienso faltar a ese juramento, recuerda que es por el bien de la pequeña.

Aioria abrazó con fuerza a su hermano, pasara lo que pasara, no permitiría que desposara a Saga.
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