Living del templo

Sala de estar donde comunmente esta el dios de los mercantes y ladrones.

Tomo asiento siguiendo lo con la mirada y asintiendo con la cabeza cuando me ofrece la copa de vino, la tomo entré mis manos, mientras hago espacio en el sillón, ofreciéndole el lugar junto a mi, viendo fijamente a sus ojos y esperando que se siente antes de responder a su pregunta.


- Por mi anfitrión - contesto con una sonrisa extendiendo la copa

Tomo un sorbo de la copa mirando fijamente a Hermes y escuchando atentamente sus palabras, sonriendo al darme cuenta de que en verdad esta diciendo todo lo que piensa, algo extraño tanto en humanos como en dioses, vuelvo a beber de la copa disfrutando del sabor y de la vista.

-No te preocupes, entiendo perfectamente, después de todo lo mío no es socializar - sonrió dando otro sorbo al vino. - En realidad solo estoy buscando algo de compañía - me muevo sobre el sillón acercándome a el - ¿te molesta?

-Gracias, estoy seguro de que todo será delicioso - sonrió y me acerco a tomo un poco de fruta para probarla y llevándola hasta mi boca, manteniendo la mirada fija en Hermes recorriendo su cuerpo, lentamente, antes de hacer una seña para que vuelva a sentarse junto a mi.


- esta delicioso - hable de manera sensual viendo fijamente a los ojos de el "dios" que se encontraba frente a mi

-Gracias- dije sonriendo al ver como se acercaba de nuevo a servirme un poco mas de ese delicioso vino y sonreí al notar sus nervios, ampliando mi sonrisa con su pregunta - Para nada, en este mundo no hay verdaderos momentos de paz, siembre hay algún pueblo o algún hombre que busca el poder. No saben vivir en paz.

No hago comentario alguno y solo asiento con la cabeza pensando en que no solo los humanos son así, nosotros los dioses somos iguales a ellos en tantos aspectos que no se si sea motivo de vergüenza o de orgullo, tan pequeños y retorcidos ante la mas mínima emoción, me agradan tanto, me acomodo en el sillón y continuo bebiendo sumido en ese pensamiento.

- Me encanta el fuego, aunque tengo que decir que me gustan demasiadas cosas en este mundo, - me quedo pensando en Hefestos un momento - si tuviera la habilidad de que el tiene, no habría armas mas mortales que las que yo llevara en mis manos, y mira que ya es decir algo, todas mis mejores armas son hechas por el pero, Hefestos ama sus armas y no el placer de usarlas.

Sonrió abriendo los ojos mirando fijamente a Hermes antes de reír ante su comentario - Te equivocas conmigo, no prefiero ninguna antes que otras, se necesita astucia, fuerza, y palabras para ganar una guerra del mismo modo que se necesitan para provocarla, no soy un amante de la fuerza bruta, el poder no es nada sin astucia y sin una boca que sepa seducir a otros.

-Te lo agradezco pero me temo que no soy fanático de las cosas dulces, como te has de imaginar - sonrió un momento viéndole a los ojos - prefiero no comer, para evitar cualquier efecto secundario en mi persona.

Me acomode en el sillón y di el ultimo sorbo a la copa de vino que tenía en mano dejándola sobre la mesa

- delicioso

Abro la boca retirándome de la cuchara, intentando dejar en ella la mayor cantidad de miel posible, giro mi rostro y saco la lengua intentando desprenderme de ese sabor tan endemoniadamente dulce que recorre mi paladar, pongo mi mano sobre mi boca cubriendo un poco mi rostro antes de hablar.

-Me parece que eres muy audaz, al atacar de esa manera al mismo dios de la guerra y muy inocente si crees que saldrás bien librado de esto.

Lo sujeto de los hombres dejándolo recostado sobre el sillón y de inmediato me acomodo sobre el - tienes suerte de que te guste la miel - atrapo sus labios besándolo de manera apasionada, recorriendo con mi lengua su boca y compartiendo el sabor de la miel que continua impregnado en mi paladar.

Dejo que me recueste y sujeto sus caderas acariciándole suavemente mientras correspondo el beso, manteniendo la guardia arriba por si el dios piensa que puede jugar conmigo, por si acaso decido utilizar una de mis técnicas en el, apoderándome de su cuerpo, normalmente me habría permitido controlarle por completo pero al tratarse de un dios solo me facilita el hacerlo mío sin obtener mucha resistencia de su parte, por lo que meto mi mano bajo su túnica acariciando su trasero sin el menor recato.

Sonrió llevando mis manos a su cabeza, acariciando su cabello y su nuca suavemente conforme va pasando su lengua sobre mi pecho mientras continuo acariciando con mi mano libre su cadera, bajando hasta acariciar su trasero, lentamente disfrutando de lo que hace y pendiente de que no me juegue alguna broma ahora que finalmente lo tengo entre mis brazos, tomo su rostro y lo llevo hasta mi para besarle suavemente, disfrutando del sabor de sus labios a pesar de la miel - podría terminar disfrutando de la miel

Paso mis manos por sus piernas, disfrutando de la suavidad de su piel, subiendo por sus costados hasta sacarle las ropas, dejándole desnudo sobre mi cuerpo, bajo mis manos por su cintura, acariciándola suavemente mientras observo con detenimiento sus labios, disfrutando de lo que hacen y del rocé de su cadera con la mía.