El Comedor (incluida la cocina)

He sido destinada para ser parte de la familia divina pero de diferentes regiones... y he sido bendecida para hacer su union mas poderosa como al esperar ser amada, protegida, bendecida por mis proximos progenitores y tener una hermosa familia...

Me presento levementa ante mi furuto padre como una niña de una edad acorde... se que tengo la apariencia de una pequeña de 2 a 4 años... edad suficiente para manifestarme ante mi futuro padre...

Mi cosmos me guia al cosmos progenitor... y es ahi donde me presento y me manifiesto solo a el... ya que se me ha permitido hacerlo... solo espero que me vea... que me reconozca... que vea mis facciones que son identicas a ambos... y con ello espero con una sonrisa sutil en mis labios...

Me percato de que he logrado su atencion... mas bien acaparar su atencion... sonrio mas y le hago señas con mis manos a modo de saludo... ese sera mi futuro padre...

Camino un poco mas para acercarme hacia el reflejo que me permite verlo... quiero tratar de manifestarme mas de lo que se me permite y por ende lo mas que se pueda...

Le sonrio una vez mas... y con ello me retiro por el momento... hasta la proxima manifestacion estare de nuevo con el... me es agradable y reconforate el que me hayan dejado verlo...

-¿¡Qué ves?!

Escucho su voz de lejos. Preocupada ante mi reacción. Debe creer que estoy loco. ¡Y lo estoy!
Tener sueños es una cosa, pero ver apariciones...

-Yo, yo... ¿Tú lo has sentido? Es ella, es la niña que veo en mis sueños, pero no sé que es lo que necesita de mí, ni porque la veo.

La respiración regresa a mi al ver que se ha ido. Hasta ahora tan sólo había soñado, sólo sueños, pero ¿Por qué aquí? ¿Y ahora? ¿Hera la ha visto?, trato de tranquilizarme o creerá que estoy completamente loco. Respiro profundo, tratando de olvidar por un momento que su sonrisa era tan similar a la de él, a la de Hades y a la de Hera misma. Siento que mi cuerpo está cálido y a la vez incompleto, solitario.

-Yo...- Murmuro sin saber que decir ante mi actitud - Discúlpame, quizás es mejor que me marche.

- espera al menos a que venga mi hermano, luego se retira si lo desea asi. -

Me quedo asombrado. Ella me ha detenido diciéndome que no me cree loco. Esperar a su hermano. ¿Puede eso ser algo bueno? Me gusta, me gusta muchísimo y si lo veo, me gustará mas y más, pero... no puede ser algo malo. El amor nunca es malo aunque no sea correspondido.

-Sí, quiero verlo, quiero probar ese desayuno - Le sonrió agradecidamente. Disculpa mi actitud infantil. Se supone que soy un hombre ya, pero actúo como un niño - Tú... siempre eres tan ¿Perceptiva? - Le pregunto mientras me acerco a ella para mirar en sus ojos más de cerca - Por eso se aman tanto, tienes un alma muy pura. Puedo verlo en tus ojos. Una diosa magnífica.

- soy mas perceptiva de lo que crees - Me responde con su para mi ahora, habitual sonrisa - puedo ver parte de tu vida, al menos la que tiene que ver conmigo. - Me deja suavemente para sentarse en la mesa. Siento mis ojos arder, una emoción que estaba dentro de mi y que no he podido dejar salir en mucho tiempo. He nacido para hacer el bien, para traer la paz, la bondad y la misericordia y dejado de lado mi propia felicidad para darme a mi tarea. Viviendo siempre entre el hielo de mis tierras, he olvidado el candor de que otro le puede dar a tu corazón.

Si él me quisiera, creo que ella me aceptaría. Lo dice con su sonrisa, con sus hermosos ojos celestes. Su mirada tan dulce como la de él. Podría arrodillarme ante ella para agradecerle, agradecer que no me dejara partir, que tuviera compasión de mis sentimientos, porque ella lo sabe. Ella sabe que me he enamorado como con tan sólo verlo una vez.

-¿Ustedes, tienen la misma edad? En verdad que son parecidos - Trato de cambiar de tema a uno más agradable, "ellos", un tema lejos de la realidad, que está próximo a ser el esposo de alguien más .

-creo que tendremos que hacer el desayuno nosotros, ya comenzo a darme hambre y Hades que no llega-
Miro sus delicados movimientos mientras ha dejado su taza a un lado y se lleva suavemente la servilleta a los labios. Todo en ella es perfecto. Suspiro, después de todo estoy al lado de una Diosa.

-No soy muy bueno en la cocina, te mentiría si digo que he cocinado algo digno de comerse alguna vez, pero he visto como preparan los pankeit... - Le sonrió más animado, después de todo, Hades ha tardado y seguramente está pendiente de otros asuntos más importantes, no va a perder el tiempo justo el día de su boda, ni yo a robárselo.

Me acerco a la estufa y busco con la mirada.
-¿Tienes huevos? - Mientras espero su respuesta veo que me mira con una expresión que no logro decifrar. Quizás debería recurrir a las runas. Llevo mi mano a mi pecho y palpo a Eolh. La runa del amor. La he tenido siempre a mi lado porque habla de pureza y de honor, pero tiene otro significado más profundo que ahora me pesa. Fuerza y vitalidad en la pasión, el amor. Quizás, sería un obsequio adecuado para Hades en su matrimonio, como prueba de que deseo su felicidad no importando mis sentimientos. Tomo la runa roja y la guardo en mi bolsillo, sería feliz si tan sólo la usara alguna vez.

-Perdonen la demora - Me volteo inmediatamente al escuchar su voz. Está aún más hermoso y yo que pensé que eso era imposible. Aquella vestimenta resalta sus hermosos ojos de joya, una mezcla maravillosa de esmeralda y aguamarina. Su cabello está acicalado y cae sedosamente sobre sus hombros en diminutas puntas como las plumas de una delicada ave. Estoy simplemente perdido en su figura, resonando sus palabras dentro de mí... me fascina su voz.

– Lete nos alcanzará en lo que este lista – Debe ser la hermosa pequeña sobre la cama. Sonrió al recordarla, su rostro pícaro y dulce, un corazón seguramente alegre. ¿Quien más podría compartir la confianza del que desde ahora para mí, será mi único dios. Nadie puede saber lo que hay dentro y puedo ser libre de llamarlo como quiera siempre y que sea en lo más profundo de mi ser.

– joven Baldur debería sentarse, encargaré del desayuno – ¡Ho dios! Me ha hablado a mí. Mi boca trata de articular una respuesta y la cuchara que momentos antes había tomado, se tambalea en mis dedos que se vuelven ligeramente torpes.
-Por favor - Me ha destruido completamente, recupero el control de mi cuerpo y logro dejar la cuchara a salvo sobre el mesón y como una marioneta sin voluntad me dirijo inmediatamente hasta donde me ha indicado con tanta dulzura. Es perfecto. Y no me lo puedo negar más. ¡Cómo me gustaría tenerlo para mí, estar para él! ¡Qué envidia envolverá de ahora en adelante mi corazón, de saberlo feliz al lado de otro!, pero soy consciente de que aún si no fuera así, seguramente yo no estaría a la altura de un dios como Hades.

-Gracias... - Respondo inclinando mi cabeza y apretando entre mis manos la runa del amor al tiempo que la deposito en la pequeña bolsa de viaje que pende de mi pantalón de piel. "Será mi regalo personal para tí".

-mi querido lucero ¿Me ayudarías a alistar la mesa entretanto los alimentos están listos? - Le ha hablado a Hera, la hermosa Hera, tan hermosa como él, de la que he logrado sentir un extraño sentimiento de cariño, de calidez de hogar. Sonrió mientras los observo interactuar, son dos ángeles.

- ¿Ocurre algo? - Me pregunta Hera con una sonrisa traviesa después de ver que su hermano se las arregla solo con la labor del desayuno.
Ante aquella pregunta me he sentido descubierto, si le he estado mirando fijamente como un bobo sin pestañear, es claro que ella se daría cuenta. Una leve tos encubridora me da tiempo para pensar en que responder.

-Cof... no, claro que no, sólo... - Sonrió al darme cuenta de que no tengo excusa - Creo que su hermano - Bajo el tono de voz - Es fascinante, sin querer ser irrespetuoso - Le explico mientras miro el cabello oscuro ondear tan sólo por los leves movimientos que hace al cocinar - Debe haber tenido muchos pretendientes de todo tipo. Al igual que tú ¿Verdad? - Froto mi frente acalorada por la leve tensión que sentí - Pero imagino que siempre se han tenido para protegerse mutuamente de todos ellos - Le vuelvo a sonreír, tratando de que entienda que no pretendo arrojarme a él como una fiera.

- A veces la duda termina por quitarte aquello que amas - Su mirada se ha entristece y un dolor parece nublar su luminosidad. Hace que mi corazón se encoja. Me mira directamente, yo siento que ella siempre me traspasa con la mirada. A pesar de que es muy joven, pareciera ser más sabia que cualquier consejero. Sin dejar de mirarme, habla otra vez.

- Y las oportunidades no se repiten mas de una vez - A pesar de que al parecer tiene recuerdos muy dolorosos, aún puede ofrecerme una mirada tan firme y segura. Yo bajo mi cabeza pensando en lo que me ha dicho y no sé si es porque en lo más profundo quiero una excusa por este sentimiento tan nuevo que ha nacido en mí, que todo me lleva una vez más al jovencito que cocina frente a nosotros.

Mi mente vuela. vuela lejos. ¿Podría haber pedido yo la mano de Hades? Si él no se casara, sino estuviera comprometido, ¿tendría una oportunidad? Pero... él aún no se ha casado. Mi padre seguro me mandaría a azotar si supiera que en mi estadía traté de llevarme al novio. Pero eso, bien valdría la pena.

-Si soy completamente honesto... - Miro otra vez a Hades y luego a ella- Creo que... tomaré mi oportunidad, aunque termine con el corazón en pedazos - Desvió la vista hacia mis manos, suspiro y alzo la cabeza con convicción - Yo llegué hasta aquí... guiado por una extraña sensación, desde el principio sabía que no era el camino a la embajada y terminé en tu templo, durmiendo fuera... y he despertado con sus risas - Saco de mi bolsillo la runa y se la enseño con cuidado, su cabello resbala acariciandole los hombros al inclinarse a verla - Es Eolh, una runa. No es una joya costosa, pero me jugaré mi corazón con ella.